LA MARGARITA FRIOLENTA
Hab铆a una vez una Margarita en un jard铆n. Una noche, la margarita comenz贸 a temblar. En ese momento, lleg贸 volando una mariposa azul.
-¿Por qué tiemblas? -preguntó la mariposa. -¡Tengo frío! Es horrible tener frío. ¡En una noche tan oscura!
La mariposa mir贸 la noche, mientras la margarita se acurrucaba en sus hojas. -Tengo una idea -dijo la mariposa y vol贸 al cuarto de Ana Mar铆a.
-¡Psss! ¡Despierta!, la margarita está mal. -¿Que tiene? -preguntó Ana María. -Tiene frío la pobrecita.
-Hay que traer a la margarita a mi cuarto. 隆Hay que traerla ya! La mariposa azul pidi贸 al perro Toby que llevara la maceta al dormitorio.
Y como Toby era muy inteligente, la cargó con cuidado. Ana María les abrió la puerta, dio una rosquilla a Toby, puso a la margarita en una mesa de noche y se acostó. Al rato, escuchó un ruidito. La margarita temblaba.
-¿Qué tienes? -¡Frío! -contestó la margarita. Rápidamente, Ana María le quitó la chaqueta a su muñeca y se la puso a la margarita.
-Con esto estarás bien. Duerme y sueña con los ángeles -dijo, mientras abrigaba a la margarita. Pero, la que soñó con los Ángeles fue Ana María.
La margarita seguía temblando. Ana María se despertó con el ruidito. -¿Otra vez? Mejor te acomodaré en mi casa de muñecas, así ya no tendrás frío.
No hab铆a transcurrido mucho tiempo, cuando escuch贸 otra vez el ruidito. Entonces, Ana Mar铆a descubri贸 todo.
Se acerc贸 a la margarita y le dio un beso, y enseguida dej贸 de temblar.
Después de eso, durmieron el resto de la noche. Al día siguiente, Ana María le dijo a la mariposa azul: -¿Sabes? El frío de la margarita no era frío de chaqueta. -Ah, ya entiendo -respondió la mariposa.
El frio que sentía la margarita era debido al poco amor que recibía al igual que la margarita existen muchas árboles, plantas y flores las cuales necesitan de nuestro cariño y cuidado.
FIN