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Espacio Público ¿tierra de todos, territorio de nadie?

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“Bienes comunes urbanos, tradicionalmente definidos como los elementos del medio ambiente: bosques, atmósfera, ríos, áreas de pesca o tierras de pastura compartidos, usados y disfrutados por todos”.

Hace un par de meses nos enteramos de que, en Guadalajara, encarcelaron a tres jóvenes estudiantes de la UdeG acusados de despojo con violencia por defender un parque, lo que provocó que la comunidad universitaria tomara las calles.

Por: Jorge Ismael Rodríguez López de Lara, Artista multidisciplinario. jorgeism@yahoo.com

La Fiscalía local en defensa de los desarrolladores quejosos, manifestó que los violentos invasores estaban armados, afirmación que no pudieron probar, por lo que el abogado de la UdeG, en entrevista con Dany Barragán y Dulce Olvera para Café y Noticias de Sinembargo, dijo que las armas que portaban los estudiantes, eran “la razón, la resistencia y muchos arbolitos”, contradiciendo la narrativa oficial que pretendía marcar a los muchachos como delincuentes y a las palas y picos que los estudiantes estaban usando para sembrar los arbolitos con los que querían reforestar y recuperar las áreas verdes, como armas mortales, finalmente, gracias a la presión social los muchachos fueron liberados.

Me conmovió saber que este grupo de jóvenes estudiantes universitarios estaban poniendo su piel y arriesgando la vida para defender derechos comunitarios, aparentemente sin buscar beneficios exclusivos para los participantes.

En verdad me atrapó la historia, hasta imaginé paisajes terrosos como los pintados por Nicolás Moreno y Francisco Goitia, revividos por la invación de cientos de estudiantes armados hasta los dientes “con la razón y muchos arbolitos”, disfruté la estética del valiente gesto simbólico con el que los muchachos buscaron restablecerle la vocación de “Parque Público” al predio de 13.6 Hectáreas expropiado en 1980 con ese fin.

Le empecé a rascar y me encontré con que el nombre del predio es “Parque Huentitán”, leí que este hermoso nombre quiere decir, “Lugar en donde se hacen ofrendas”, y luego de pasar saliva, me alegré de que la ofrenda de estos muchachos no haya incluido su propia sangre. La palabra Huntitán también me hizo recordar -acá entre nos-, muchas noches penando por amores no vividos, madrugadas ahogando desengaños ajenos con algunos tragos de tequila, mientras cantábamos a todo pulmón con el gran Vicente Fernández, el mismísimo Charro de Huentitán, oriundo del poblado con ese melodioso nombre.

Espacio público

Las emotivas referencias que rebotaron de mi cabeza a la panza y de ahí al corazón, me llevaron a un punto de iluminación en que de pronto nos reconocí en lo nuestro y supuse que estos actos ciudadanos nos invitan a pensar en plural para juntos tratar de construir un mundo mejor, la suma de estas imágenes multifactoriales, me dieron chance de ser optimista y recordar un montón de sitios en donde si se pudo.

Pensé en la construcción de la muy joven Canadá, en donde a partir de reconocerse como un país multiétnico y pluricultural han encontrado en las diferencias los factores e insumos necesarios para hacer comunidad.

También pienso en la reconstrucción de mi amado Japón, milenario e hipervanguardísta, que por su costosa participación en la Segunda Guerra Mundial, terminó devastado en todos sentidos, pero los sobrevivientes se apoyaron en su añeja capacidad como colectivo y sin decir mucho, armonizaron la suma de muchísimos “sí mismos” para funcionar armónicamente y convirtieron a la isla mal herida en algo que ahora entiendo como una colmena, una comunidad funcional en donde la mayoría aporta, donde casi nadie tiene miedo, en donde se puede vivir, en donde los “usuarios” enriquecen y vive el bellísimo espacio público lleno de guiños artísticos como territorios para disfrutar, cuidar y preservar como propio y ajeno a la vez.

¿Cómo le hicieron?

No sé, supongo que en ambos casos las rutas son distintas y los ramales casi infinitos, de lo que estoy seguro, es que en ambas comunidades se preocuparon por entender la pertinencia de la convivencia comunitaria, y le dieron importancia a la creación de espacios para todos, espacios públicos reconocibles por sus habitantes.

Me imagino a la muchedumbre organizándose para dialogar y tal vez domesticar un pedazo de naturaleza, creando espacios de seguridad en los que los individuos se sientieran cómodos,

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