Cuentos de terror

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CUENTOS DE TERROR

Karla Jaqueline Amayo Garcia



INDICE:

LA HABITACION LA AGONIA LOA PASILLOS DEL TERROR LA MALDICION DE LA DRUIDA NOCHE DE VERANO ODIO AQUE VISITANTE DE NEGRO MI ANGEL MISTERIOS EN EL AGUA LA CASA DE LA BRUJA GOLPES DESCONOCIDOS FRENTE AL ESPEJO GRITOS DE MA


CUENTOS DE TERROR

PROLOGO

Esta antología reúne diferentes cuentos de terror y misterios con las que el lector les experimenta emociones aterradoras. Espero que este libro les sirva para entretenerse y asustarse y que también sea de su agrado para que les guste la lectura Nos habla sobre algunas cosas terroríficas.

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LA HABITACION

Desperté una mañana sin saber porque mi cabeza no se sentía en su lugar, dolorido me incorpore para comenzar la rutina de todos los días, mire el reloj despertador que reposa al lado de mi cama, y extrañamente marcaba las 3:00 AM, con un pequeño resplandor que atravesaba mi ventana, dubitativo me asome a ella para corroborar la muerte de las doble AA que yacían en el ataúd de cronos, para sorpresa personal, la luna estaba en su máximo esplendor, arriba en el cielo dominando el hemisferio. Menuda sorpresa al asumir que el insomnio me había jugado una mala pasada, allí comprendí que el desvelo es cosa de mortales y generales. Ya despierto decidí continuar con la santa rutina de todos los días; asaltar la heladera. Arrinconado sobre la pared del dormitorio resolví arrastrarme hacia el living, haciendo una parada rápida por el baño, continué mi exploración hacia la cocina, como había resuelto el toilette fue la primera parada, el inodoro a lo lejos percibió mi presencia sin levantar la tapa deje que el Napalm incendie su interior, duro un minuto aunque extraño para mi, pues escalofríos subieron por mi columna como hielo sobre la espalda, directo hasta la medula, como si alguien estuviera observándome, gire la cabeza un par de veces sin éxito, ya que vivía solo no tendría sentido que alguien estuviese en mi domicilio, reste importancia al hecho y consumé el acto urinario. -

Al lavabo!

Me dije a mi mismo con gran entusiasmo, mire al espejo y dije -

Todavía tengo juventud.

Al agacharme para mirar presentí un suspiro en el cuello, el cual me alteró, me congelé unos segundo cuando elevé la mirada observé en el espejo un rostro famélico casi cadavérico, cuando comprendí lo sucedido mis piernas fallaran en el balance y caí inmediatamente al piso, pataleando me arrastre hasta quedar encerrado entre el inodoro y la bañera, poco a poco los brazos de este espectro salían del espejo, asomo el torso, su nuca se apoyaba sobre la espalda casi imitando a un contorsionista, se detuvo y d repente la cabeza se dispara hacia el frente y con un grito agudo esbo za eres mío, grito la figura, seguido por un chillido como un cerdo cuando es atrapado por su futuro asesino. 5 Karla Jaqueline


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Cerré mis ojos y cuando los abrí, había desaparecido, luego de unos segundos me incorporé sin comprender que había sucedido, lave mis dientes y procedí a la cocina. Una duda me detuvo en la puerta del sanitario, la oscuridad. Atravesar el living no iba a ser fácil, pues la oscuridad parecía no tener fin, jamás la habitación me pareció tan grande, avance unos pasos aunque un pequeño viento detuvo mi marcha, inmóvil espere que la calma vuelva a mí ser, continué. Alcance el interruptor de luz, como una predecible película de terror fallo. Recordé que el foco estaba quemado hacia unos días y no lo había cambiado, ya en marcha decidí avanzar por esa inmensa oscuridad, seguía y seguía y por algún motivo no alcanzaba la puerta de la cocina, sonidos extraños como léxicos que no comprendí hacia ruido en mi cabeza. Susurros, suspiros, pequeñas risas abrumaban mis oídos, sin comprenderlo decidí restar importancia a ello y continuar, de repente, tuve la sensación de que no avanzaba recto sino hacia abaja, con una caminata difícil, sentía que de a poco me acercaba a una pendiente, el pánico ingreso en mis piernas y con sutileza avance lentamente paso a paso, hasta que de repente, paso en falso y comencé a caer entre gritos, risas y lamentos, sentía como miles de ojos se posaban en mi, y como manos, afiladas como cuchillos desgarraban parte de mi piel, una boca gigante parecía esperarme al final, colores rojos, azules y matices de negros decoraban mi caída. El concreto de las baldosas me devolvieron a la realidad, tropecé y la caída parecía interminable, ya incorporado seguí avanzando, con susto y mucha duda, el suelo empezó a ablandarse como si faltara el piso y hubiese sido reemplazado con tierra, de a poco mis piernas empezaron a cansarse y cada paso parecía enterrarme como si mi cuerpo pesase más de la cuenta, primero mis pies quedaron bajo tierra, con las manos me arrastre, extrayendo uñas de la carne hasta el punto en que mi cuerpo decidió abandonar, tome el último sorbo de aire, pues mi cuerpo estaba totalmente sumergido en la tierra, así alcé mi cabeza y vislumbre una lapita y un epitafio poco augurios, “aquí yace el sórdido espectro Martín, ser indeseado en la humanidad, volvió a donde pertenece, abajo. Eres mío” Volví en sí y rompí en llanto, sin entender que sucedía decidí continuar, a mitad de camino (supuse) no hay vuelta atrás. Transpirado, sucio y temeroso, avance, tembloroso sospeché que alguien me seguía, a paso veloz comencé a correr mirando atrás inultamente sucesivas veces esperando encontrar algo, gire al frente por última vez y ese espectro me esperaba, grito y me golpeo fieramente que mi alma pareció desprenderse de mi cuerpo, avanzó hacia mi gritando y agitando los brazos, yo perdido no supe hacia dónde dirigirme, como en el baño cerré los ojos y cuando los abrí, estaba sentado en el medio de la sala con la puerta de la cocina adelante, mire 6 Karla Jaqueline


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atrás, adelante y a ambos lados, nada. Me incorpore catatónico avance unos pasos y sentí un pequeño susurro, lentamente gire la cabeza y ese rostro infernal me miro fijo, con ojos negros y cabello blanco, sostenía un cuchillo en la mano, con susto pregunte quien era, sonrió con gesto amenazador y embustió contra mí persona, atravesando mi pecho de punta a punta, un ardor recorrió mi cuerpo y un grito deseando la muerte explotó, de rodillas al suelo la figura espectral se reía a carcajadas, burlándose y maldiciendo en lenguas que no comprendí, los ojos por inercia se cerraron, todo desapareció. Me incorpore y sin mirar, avancé hasta la puerta de la cocina, abrí la misma y cerrándola velozmente apoye mi cabeza sobre la madera, me senté, y respire aliviado. Respirando un tanto más calmo tome un vaso y me serví un tanto de leche (para reconciliarme con Morfeo según los antiguos) nada extraño ocurría, así con calma, comprendí que quizás todo era alucinación, con temor Salí nuevamente hacia el living y ahí estaba la oscuridad esperándome, cerré los ojos pero esta vez no ocurrió nada, probé nuevamente y nada, asustado, recorrí por mi mente un mapa visual del camino y avance con los parpados clausurados, sin chocar con nada llegue hasta el baño, palpando paredes entendí que estaba cerca de mi dormitorio, allí me dirigí c on los ojos abiertos, abrí la puerta y viendo mi cama di el primer paso hacia el sueño eterno, cuando… una mano toma mi pie derecho y sin tiempo a reaccionar me arrastra velozmente, grito y pataleo pero sin éxito quedo varado en el páramo del living, rodeado solo de oscuridad, voces desde diferentes ángulos se acercar a mí, miles de manos me rompen la ropa, y como clavos en las pareces insertan sus dedos en la carne, siento como de a poco juegan con mi piel arrancándola lentamente, grito una y otra vez, mi cuerpo es desmembrado hasta que solo quedan huesos, deseando la muerte y con un grito profundo, mis ojos se abren repentinamente, pienso y al mirar a los costados el despertador sonaba y sonaba, marcando las 6:00 AM. La paz me invade y pienso solo fue un sueño, me incorporo y me dirijo a la ventana abro y el sol en su máxima brillantez espera ser saludado, calmo y con paz me dirijo al baño para comenzar la rutina de siempre, ausencia de oscuridad en toda la casa, el inodoro y el lavabo, sin escalofríos, realizo todas las acciones aunque dubitativo y caso asustado, me levanto para ver el reflejo del espejo… nada calma y serenidad en mi ser. Abro la ducha, me despojo de la remera, cuando… observo un hueco en la misma casi en el medio, mancha roja a su alrededor, si como… como un cuchillo, abro los ojos y la oscuridad me invade nuevamente. Desde aquella noche la oscuridad me rodea y nunca logro salir de la habitación.

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LA AGONIA Introducía las pequeñas pastillas en mi boca a grandes puñados. Las lágrimas descendían de mis ojos a gran cantidad. En ese momento realmente queria morir,necesitaba morir. No era una razon, sino muchas que ya se habían juntado. Me acerqué al espejo a contemplar mi horrenda figura. No sabía que hacer. Divisé un cuchillo encima de la mesa junto a mi cama. Cuando lo tomé entre mis manos sentí que pesaba una tonelada, aún asi estaba decidida a pasarlo por mi muñeca. Fue en ese momento cuando sentí una extraña precencia detrás mio, me di la vuelta y vi a una mujer observandome. Vestía un vestido de otra época, el cual estaba todo ensangrentado al igual que su cara. Tenía rasguños y moretones que se extendían por todas las partes visibles de su cuerpo. Me llamó la atención la rosa que llevaba en la mano izquierda, cuando se acercó ami me di cuenta de que tambien tenía un cuchillo en la mano derecha. Cuando estaba lo suficientemente cerca como para sentir su putrefacto olor, con su rostro desfigurado me hizo una sonrisa perturbadora. Tomó la rosa y me la puso en una mano, al mismo tiempo enterraba su cuchillo directo en mi estómago. Me quedé sin aire, se me heló todo el cuerpo, sentía que me sacaban toda la carne de mi cuerpo. No pude controlas un grito escalofriante que me salió de las entrañas. Fue ahí cuando recién comprendí que aquella mujer venía a terminar con mis sufrimientos. Desperté jadeando. No, no podia ser un sueño. Las pastillas se encontraban esparcidas en el suelo, me toqué mo estómago.No, no habia ni sentía nada. Luego miré mi mano. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, empezé a tiritar, ya nada tenía sentido. La rosa que me había dado la mujer estaba allí en mi mano.

LOS PASILLOS DEL TERROR

Nano es su apodo, pero realmente se llama Hernán. Un adolescente inquieto, como la mayoría de sus compañeros de colegio, aventurero por naturaleza, lleva en sus genes, la historia pampina de sus abuelos mineros del salitre. Sus mejores notas las tenía en Historia y Lenguaje, le encanta improvisar sus historias, le “pone color”, como dice la juventud de hoy. Cuando hace sus exposiciones orales, en cualquiera de esas dos asignaturas, más que exponer, actúa. ¡Y cómo lo hace! Si pareciera que va a ser actor, pero además, es creativo, le gusta improvisar. Nano, además, es el líder de su 8 Karla Jaqueline


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curso, sus compañeros lo apoyan y le siguen, se ha ganado su cariño. Se ve siempre alegre lleno de entusiasmo. Su simpatía alcanza a sus profesores, los cuales siempre lo tienen en cuenta para cualquier actividad del colegio. - Hernán, la semana que viene vamos a disertar sobre los mineros, ¿estás dispuesto a improvisar algo? – Pregunta su profesor de Historia. La respuesta es espontánea - ¡por supuesto, profe! – responde Nano con manifiesta alegría reflejada en sus ojos. En realidad, siempre es así, optimista, dispuesto a cumplir como estudiante, aunque sus notas son de un alumno promedio, su actitud es altamente valorada por sus profesores. Y lo más importante, logra involucrar a sus compañeros de curso, ya sea en sus obligaciones docentes, como en sus travesuras. Como Nano es nieto de pampinos y su profesor de Historia le pidió una disertación de los mineros en Chile, se le ocurrió una idea. Siempre había querido visitar algunas salitreras, ya abandonadas: Humberstone, Santa Laura, La Noria o cualquiera donde pudiera sentir aquellas sensaciones que sus abuelos le contaban en sus constantes narraciones. Le parecía que cada historia era una especie de leyenda que lo motivaba a conocer aquellos lugares fascinantes para él. Es así que invitó a tres de sus compañeros de curso, sus mejores amigos, con los cuales formaba grupo de trabajo en sus tareas escolares, para que lo acompañaran en esa aventura que quería vivir. Paul, Tito y Stuats, fueron los preferidos de Nano, para realizar ese soñado viaje a las mineras abandonadas del norte de Chile. Los prefirió a ellos porque tenían características similares, les gustaba la historia, la aventura y tuvieron la disposición y el permiso de sus padres para llevar adelante aquella expedición. Había que conocer todo acerca de los mineros: condiciones de trabajo, el famoso pago en “fichas”, el abuso reinante, la explotación de familias enteras, de dónde partieron los mineros asesinados en la Escuela Santa María de Iquique y tantas vicisitudes y penurias en las que vivían los obreros salitreros. Tenían que conocer qué hacían en sus rato s libres, sobre las pulperías, en realidad era una gran empresa realizar esa investigación en el terreno mismo donde ocurrieron los hechos. Así, Nano conversó con sus compañeros elegidos y les dijo que el fin de semana debían pasar a buscarlo a su casa, ubicada en Avenida Chijo. Debían llevar sus colaciones y el dinero para sus pasajes… ¡Ah, no se olviden de llevar mucha imaginación y cuaderno y lápiz, para anotar todo! Les dijo Nano. -

¡Por supuesto! – respondieron a coro sus tres amigos.

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La fecha indicada era el sábado 07 de julio, la hora, 08 de la mañana en casa de Nano. Pero la noche del viernes anterior, nuestro protagonista estaba nervioso, o más bien, ansioso, deseaba fervientemente que llegaran las ocho de la mañana para dar inicio a vivir su sueño: conocer las salitreras abandonadas al interior de Iquique. Al acostarse pensaba en todo lo misterioso que sería ese viaje. ¿Encontraremos restos de pampinos que hallan muerto en las salitreras? – Se preguntaba lleno de asombro. ¿Y si encontramos objetos utilizados por los mineros antiguamente? ¡Sería genial! – Seguía pensando. Y así, pensando y pensando en su ansiado viaje, Nano se quedó dormido, con la convicción que sus amigos irían muy temprano a buscarlo. Antes de acostarse había preparado todo en su mochila: colación, linternas, pilas y su inseparable amiga, la filmadora, que algún día le había regalado su abuelo paterno, para recoger evidencias de su aventura. Plácidamente, Nano, se quedó dormido, su rostro mostraba una leve sonrisa, quizás por lo maravilloso que habría de resultar su viaje. A su lado, la mochila, cargada de ilusiones, esperando la llegada de la mañana para recibir a sus compañeros y dar inicio a su tan ansiada aventura. Mucho antes de las ocho de la mañana, a eso de las seis y media, despertó como asustado, miró su reloj despertador y se dijo: - ¡Uf, menos mal que falta mucho! Pero igual se levantó, se dio una rica ducha, se sirvió un suculento desayuno que le había preparado su mamá, pues ella sabía que la jornada iba a ser larga, y se sentó en el living a esperar a Paul, Tito y Stuats, quienes tocaron el timbre de su casa cuando las manecillas del reloj mostraban que faltaban cinco minutos para la hora señalada. ¡Hola, muchachos, buenos días! – Los saludó Nano, agregando de inmediato ¿Todo listo? -

¡Hola, Nano, si, todo listo! – Respondieron sus amigos.

Tanto Nano como sus compañeros de curso iban vestidos como para un viaje emocionante, con sus pantalones de mezclilla, sus camisas de cuadros y cada uno con su gorrita, con la visera hacia atrás. Paul, se había encargado de llevar una pequeña tienda de campaña, por si tenían que pernoctar hasta el domingo. Él era el más arriesgado de todos, así que iba a ser todo lo posible por quedarse a dormir en alguna de las salitreras. En cambio Tito, que a todo esto, era el más estudioso, el de mejores notas, no podía dejar de llevar su libro de aventuras de Tom Swayer, que 10 Karla Jaqueline


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tanto le gustaba leer. Stuats, más inquieto y un poquito desordenado, pero muy responsable, llevaba en su mochila, linternas, una caja de fósforo, para hacer alguna fogata y una suculenta colación que, de seguro, iba a alcanzar para todos. Se despidieron de Sara, la mamá de Nano y tomando sus mochilas en los hombros, llenos de alegría y entusiasmo partieron rumbo al Terminal de Buses, a la salida de Alto Hospicio, esperando que algún vehículo los llevara hacia su encuentro con la historia. Cerca de una hora demoró el bus que logró transportarlos hacia la oficina Santiago Humberstone. Llegaron a eso de las doce horas, con un hermoso sol, pero que no calentaba, pues era época de invierno. Sus mentes comenzaban a dar paso a la imaginación. Estaban plenos de felicidad, en sus ojos se podía apreciar su anhelo e inquietud por comenzar su recorrido, por aquella abandonada oficina salitrera. Aunque a decir verdad, no estaba tan abandonada, había cuidadores y guías que acompañaban a los turistas para mostrarles cada una de las instalaciones del lugar. Quedaron muy sorprendidos cuando, la señorita guía, les mostró el teatro de la oficina, donde poco más o menos de un siglo atrás, se vestía de alegría, música y color, para que los pampinos pudieran apreciar obras de teatro, espectáculos musicales y diferentes manifestaciones del arte y la cultura. ¡Estaban impresionados!, si hasta les parecía ver a los actores de aquella época presentándose para los mineros, sobre todo para los más pudientes, ya que en la mayoría de los casos, esas actividades eran pagadas y los mineros no tenían el dinero suficiente para asistir, recordando que a ellos les pagaban con fichas que a su vez, sólo las podían gastar en las llamadas pulperías, que eran propiedad de los mismos dueños de las minas. El arte y la cultura estaban vedados para la inmensa mayoría de los mineros de aquellas salitreras. Esto lo sabían ellos, pues su profesor de Historia, les había contado algunas anécdotas de esa parte de la historia de nuestro norte pampino. Pudieron conocer además lugares donde estudiaban los hijos de los dueños de las mineras. Locales de madera, con techos muy altos y pupitres igualmente de madera, de la buena. Así fueron recorriendo todas las dependencias de Humberstone, lentamente, como imaginando en cada lugar a personas de la época, las veían con sus trajes de antaño, muy llamativos y ¡tan diferentes a los de ahora! En realidad estaban fascinados los cuatro amigos. NO salían de su asombro al ir conociendo cada rincón de aquel lugar. Llegó la tarde y con ella, como era de esperarse, los deseos de almorzar. Salieron de la oficina salitrera y decidieron almorzar a orillas de la carretera. Todo les parecía fascinante. En el lugar elegido, había unos bancos de madera, pequeños y decidieron que en ese lugar tendrían su primera colación. El sol seguía presente muy en lo alto, pero su calor era demasiado tenue para buscar sombras, así que – ¡Aquí mismo! – 11 Karla Jaqueline


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exclamó Stuats, el muchacho que iba más apertrechado de alimentos para ese viaje. Y sacaron sus respectivas colaciones. Nano, llevaba un exquisito pollo al jugo que su mamá le había preparado la noche anterior, acompañado con arroz primavera. En cambio, Paul, llevaba su plato favorito bistec a lo pobre con hartas papas fritas. Finalmente Stuats, mostró un sabroso plato preparado de pescado frito con arroz perla y ensalada a la chilena. Todos almorzaron felices, se veían muy entusiasmados recordando su paseo por la Oficina Humberstone, pero Nano, con un poco de picardía les dijo: -

¿Vieron cómo me miraba la guía?

LA MALDICION DE LA DRUIDA

Ella prometió que se quedaría con migo, pero su muerte era inminente. Algo ocurrió que echó a perder nuestro plan de escape, y los culpables aún están cerca ocultos en las sombras, burlándose de nosotros por haberlo intentado, pero también curiosos de lo que pasaría ahora, de cómo el ángel de la muerte entraría por esa puerta para llevarse a mi amada. Había otra cosa que se preguntaban, si yo aria algo al respecto, si me vengaría. O solo desaparecería en lo más profundo de la noche, pero la respuesta ni yo la sabia. No tenía tiempo para pensar solo para escuchar a London que yacía en el suelo, su figura sensual ahora tirada en el suelo llena de heridas y rasguños. Y esos agujeros en su cuello revelando el nombre de su asesino, porque si era un hecho que había muchos de su estirpe, solo había uno que esperaba su oportunidad para quitarle la vida. London, no fue hasta mucho después de conocerla que me revelo su verdadera naturaleza, criatura huérfana que viajo a cada rincón del mundo, por más de mil años sola, aburrida de la vida presencio el nacer de cada imperio, conoció a los eruditos más antiguos, vivió más de lo que un humano podía experimentar, y aun así todo le parecía tan pasajero que sería imposible disfrutarlo realmente, para ella la modernidad era solo otro paso aburrido en la existencia de este mundo. London anhelaba morir cuando la conocí, y aun así le ice prometer que no me abandonaría en este mundo al que yo tampoco pertenezco. Por deseo suyo la hice mortal con un beso, nos amamos y pertenecimos como nunca nadie había amado y fue entonces que el karma nos alcanzó. 12 Karla Jaqueline


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NOCHE DE VERANO

Esa misma noche había decidido tomar un paseo a orillas del mar, la noche era esplendida, la luna al observarla transmitía una luz radiante… No corría ni una sola gota de viento, mi cuerpo sudaba a más no poder, la transpiración empapo mi atuendo. El agua parecía ser distinta, el mar tomo tono anaranjado, no podía creer lo que estaban presenciando mis ojos!!! ¿Qué estaba ocurriendo? Me sentí abrumado por lo que estaba sucediendo, algo extraordinario, único.

Esa misma noche había decidido tomar un paseo a orillas del mar, la noche era esplendida, la luna al observarla transmitía una luz radiante… No corría ni una sola gota de viento, mi cuerpo sudaba a más no poder, la transpiración empapo mi atuendo. El agua parecía ser distinta, el mar tomo tono anaranjado, no podía creer lo que estaban presenciando mis ojos!!! ¿Qué estaba ocurriendo? Me sentí abrumado por lo que estaba sucediendo, algo extraordinario, único…. Me acerque a ver con mas claridad el color que había tomado aquel mar, ocurrio algo inesperado, alguien me arrebato la mano e hizo que me sumergiera mar adentro. Perdí el conocimiento… Aquel ser no era propio de esta dimensión, un ser híbrido, mitad pez , mitad humano. Lo que llamaríamos comúnmente como “sirena”. El mundo nos hizo creer que estas criaturas eran puramente benévolas… Error. Este ser poseía una cola de pez en tonos oscuros, su cuerpo totalmente lastimado, lleno de escamas! Sus manos poseían grandes garras!!! Su rostro era horripilante, desformado, un monstruo propiamente dicho. No recuerdo lo que sucedió después, solamente se que unos viejos pesqueros me socorrieron al verme flotando en el medio del mar. Me trasladaron urgente a un hospital, todo mi cuerpo estaba herido, con cortes profundos. Templaba, la temperatura corporal aumentaba aún más, nada podía hacerla bajar… 13 Karla Jaqueline


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Pasaron los días, y gracias a dios me he recuperado rápidamente, pero quedan muchas preguntas sin responder a lo ocurrido aquella noche de verano.

ODIO

Nunca he sentido ese estado de borrachera del corazón al que llaman amor, mis sentimientos desde que nací fue de un profundo odio hacia la humanidad, quizás, hacia mi madre un poco de ternura, no podría explicar cómo entendía el término ternura, es muy confuso, me sugería una niebla algodonosa que producía placer por su flacidez, la recuerdo acariciándome en la noche, la evocación me trae la aspereza de sus manos, yo, desapasionado esperando se alejara para sumergirme en mis pensamientos, los únicos que me daban placer, siempre jugando al villano realizando malévolas proezas; sus resultados me producían grandes satisfacciones, hasta quedar dormido, el sueño jugaba a mi favor, también las escenas eran de terror. Durante el día me motivaba con revistas, novelas y películas de miedo, mi preferido; Nosferatu el vampiro, ese ser depreciable por sus dudas al cometer el crimen, su calvicie con una pelusa desagradable, la expresión de bobo sorprendido en sus bellos actos, la inocencia en su rostro al cometer el crimen, aumentaba la maldad de sus sentimientos por la contradicción de los mismos.

Mis amigos eran compatible con mi maldad, siempre esperando la oportunidad para hacer daño, solo nos parecíamos en parte, ellos eran de acción, yo de introspección, era un gusto escucharlos, sus logros y los futuros, allí bebía la sabiduría de sus relatos, en casa pensaba sobre ellos dándole más énfasis a la acción. Luego en el reencuentro corregía sus errores, se los perfeccionaba con mayor depravación, les encantaban ser corregidos, me apodaron el maestro ciruela del espanto. Me hice adulto, siempre con la misma carga, era consciente que continuando con esta actitud mi destino más próximo: el loquero. Los primeros síntomas fueron psicosomáticos, soriasis, asma, alta presión sanguínea, mis dos últimas adquisiciones un tic nervioso en el dedo meñique, cuando comenzaba no podía dominarlo, y una risita silenciosa, nerviosa, ridícula, usaba mi mano sana para ocultar el rostro por la burla que producía al ser descubierta, los rostros de 14 Karla Jaqueline


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sarcasmo aumentaban la velocidad del movimiento de mi estúpido dedo que no paraba de tamborilear junto a la risita gallinácea, era un verdadero suplicio. Mis pensamientos rodeados de enemigos esperando un descuido para atacarme, siempre a la defensiva, mirando de reojo, observando a la gente, un gesto casual del otro me producía malestar, seguro dirigido a mi persona, esperaba lo peor, sus caras no eran amables. Leí en alguna parte que el desconocido toma carácter de enemigo, cuanta verdad, recorte el comentario, lo llevaba siempre en la billetera, lo leía, lo memoricé, era mi salmo n°3, de la nueva biblia que tenía pensado escribir, el número 3 lo elegí por ser mi preferido, de niño lo adopté como cábala, caminaba por una vereda embaldosada y saltaba de tres en tres las losas, si tenía que hacer algo lo repetía tres veces, me daba tranquilidad y agotamiento. Cuando observaba alguna persona, lo hacía intentando descubrir maldades en su rostro, las comparaba con las mía, nunca me superaron, no les gustaba ser examinados, unos hacían puff, se retiraban o rehuían mi mirada, otros se enojaban y ponían cara fea, por suerte nunca tuve graves problemas, salvo alguna que otra puteada. Mi odio hacia la humanidad aumentaba día a día, no soportaba a la gente, en una oportunidad estaba sentado en un café, en otra mesa una anciana me miraba fijamente, ahora yo era el molesto, cruzamos miradas de odio, me puso nervioso la vieja idiota, me levanté y me dirigía a ella, levantó la vista, me observó fijamente, leí sus pensamientos que decían –Imbécil, a mi no me ganarás, soy más poderosa que tú. Fue su culpa, nunca me hubiera desafiado, le pegué un bofetón que le hice saltar la dentadura postiza, la inmundicia cayó al suelo, la destrocé con fuertes golpes de mi borceguí, arrepentida lloraba, acerqué mi rostro al de ella, diciéndole, -¡Y ahora… quién es más fuerte, contesta vieja cretina! Sentí un terrible golpe en la cabeza, desperté en un móvil policial, me encontraba esposado, al mirar por la ventanilla, numerosos curiosos con gestos simiescos de furia me gritaban, no entendía, todos lo hacían al mismo tiempo, la profecía se hacía realidad: “Desconocido, enemigo”. Me dieron cinco años de condena por golpear a la vieja. Salí con más aversión al género humano, especialmente a los ancianos. Había llegado la hora del desquite.

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AQUEL VISITANTE DE NEGRO

Primero que nada debo aclara que desde muy pequeña que puedo ver fantasmas o cosas por el estilo, muchos dicen que yo los atraigo... pero siempre son cosas que dan miedo... personas sin cuerpo, sangre, heridas y mucha mas sangre... cualquiera pensaría que estoy loca, pero estoy en mi sano juicio, en ese año tenia 12 años y obviamente ahora 14, espero que les guste mi historia, esta basada en hechos totalmente reales. Era un día Miércoles por la noche año 2011, ese día fue la primera vez que vi a ese hombre, apareció a los pies de mi cama por varios días, vestía totalmente de negro, traje negro, lo que mas le hacia destacar eran sus ojos, unos bellos ojos rojos que no me sacaban la vista de encima, como ya dije antes, era un color bellamente rojo, no del tipo de rojo que da miedo, no este era un rojo precioso, no tenia miedo,me senté en la cama a observarlo como el hacia y fue allí cuando intente hablarle, mi cerebro procesaba todas las palabras pero no salían de mi boca,por mi mente pasaban muchas preguntas... preguntas que quería hacerlo como preguntarle su nombre o si volvería, de la nada el me entro el sueño y recuerdo que desperté al día siguiente, hice la típica rutina, desayunar, ducharme, vestirme, ir al colegio, en el colegio había un chico que me gustaba mucho, cada vez que iba al colegio no dejaba de pensar en aquel chico, pero ese día fue distinto, estuve todo el ida pensando en lo ocurrido la noche anterior, el transcurso escolar paso lento... mucho mas lento que abrir el Internet Explore ( xD ) pero durante todo el santísimo día no deje de pensar en aquel visitante, luego de salir del colegio, volví a casa, almorcé y salí a Quilpue, a ver a mi hermanito pequeño, con la rapidez de la micro por el lugar que pasábamos donde era puro bosque lo volví a ver, estaba junto a un gran árbol y cuando la micro paso junto al árbol nuestras miradas se juntaron, pase toda la tarde junto a mis primos y hermano... volví a casa y a dormir... esa noche soñé que la luz de mi habitación se encendía y por una extraña razón me desperté y la luz estaba encendida, escuche unos paso s fuera de mi habitación, abrí la puerta y no había nada, todas las luces estaban apagadas y nadie estaba despierto excepto yo, cerré la puerta y revise la hora en mi celular, eran las 3 y algo de la madrugada, volví a dormir y nuevamente me desperté pero esta vez fue a las 4 AM justa, sentí una gran ola de protección, como cuando uno siente la protección que te brindan tus padres, pero no era ninguna familiar mio... era aquel hombre, sentía que el me protegía, esa fue la ultima vez que lo vi y también la ultima vez que una persona desconocida me hace sentir tal emoción, todo este tiempo aquello recuerdos están en mi mente, ¿Lo volveré a ver?, ¿Que era?... 16 Karla Jaqueline


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MI ANGEL

Al abrir los ojos, solo pude observar su rostro. Sus ojos negros, emitiendo una pequeña luz, -¡hermosos!- mirándome fijamente sin parpadear, por un momento imagine que estaba soñando -ya que ese rostro imborrable a partir de ese momento en mi vida- nunca lo había visto. Su mirada penetrante, casi hipnotizante, sus labios cerca de los míos, su aliento, su rostro y su cabello, ese cabello negro; Esa imagen, no permitía que mi mente se despejara y pudiera saber que fue lo que paso; -su rostro, que bello rostro-pensaba Y al pensar nuevamente en ella, mis ojos al parecer se apagaron.

Negro, blanco y un poco de color, no sabía qué era lo que pasaba; mis ojos poco a poco se abrieron y sentí que pude levantar un poco la cabeza, allí me di cuenta que estaba acostado y con las piernas y brazos entumidos, inamovibles; pero, intactos. -ja ja- reí un poco -como llegue aquíEncaje la mirada a mí alrededor y observe que había una muchedumbre que sólo murmuraba y con rostros de asombro, tristeza e inclusive indignación se percibía un ambiente no tan amable o tranquilo, y por cierto la gente murmuraba y murmuraba -¡cómo detesto a la gente que murmura a sabiendas que hay gente cerca! –me reprochaba entre dientes Me da la impresión de que son personas cobardes, que no son capaces de decir las cosas de frente. En fin. -¡Bah! Olvidemos lo de la gente cobarde – me dije;

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Pensé que era momento de levantarme; así que, con un poco de ganas y unos quejidos como apoyo o más bien motivación, trate y trate de incorporarme, después de varios intentos me di por vencido, no pude ni mover un dedo. Lo único bueno de permanecer acostado era que mi espalda, ahora sí, estaba recta, bueno al menos eso era lo que sentía -Ya, ya, no te emociones- me dije Debó ser sincero, mi espalda es un poco encorvada, y al recordar e imaginar mi espalda no tan recta; recordé la voz que todas las mañanas siempre decía, me imagino que esos comentarios iban dirigidos a mí- ¡cómo no está derecho, chinga!Aún no entiendo el porqué de esas palabras

Con los ojos abiertos, mirando cada persona que se encontraba alrededor, busqué a la mujer de rostro bello, hipnotizante, y sobre todo imborrable; ¿Cómo olvidar un rostro tan bello? ¿Cómo olvidar que estuvo tan cerca de besarme? -Pero, ¿Por qué a mí?- pensé -¿no la conozco?, ni creo que me conozca -¿de dónde salió?

¡Zaz! Como imaginando el dolor por un fuerte golpe en el cuerpo; me estremecí al mirar a la mujer de bello rostro agachada, arrodillada y con su rostro frente a otro rostro, su cabeza inclinada y sus labios -¡ohhh! Sus labios- besando otros labios que no eran míos. Sin conocerla imagine llorar como un niño que pide atención.

Ella, sin moverse y sólo besando los labios de aquel cuerpo inerte, parecía disfrutarlo; yo, por el contrario me imaginaba derramar lágrimas, al mirar nuevamente a aquella mujer “infiel” vestida de color negro y con sus manos cubiertas por unos guantes del mismo color, acariciando el rostro de aquel cuerpo.

De pronto, observe como de su espalda brotaron unas alas de color negro con las cuales logro elevarse a la altura de aquel cuerpo inerte. Sus pies convertidos en 18 Karla Jaqueline


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garras cogieron el cuerpo y se elevaron muy alto, muy pero muy alto para luego dejarse caer y sumirse en el suelo, mi mirada se pasmó y mi cuerpo nunca más se movió; ahora vivo en un aparador para recordarlo, mi ropa es cambiada cada temporada y soy observado todos los días, pero nunca más por aquella mujer.

MISTERIOS EN EL AGUA —¡Algo me tocó, algo que está en el agua! —gritó Sandro de golpe. —¿¡Te está agarrando, se te prendió!? —le preguntó Álvaro al volviéndose hacia él. Los dos atravesaban un arroyo oscuro que estaba cercado en ambas orillas por un monte tupido. El agua les daba por el pecho pero no nadaban porque llevaban sus mochilas sobre las cabezas y estas no eran impermeables. A esa parte del arroyo la podían atravesar así pero era bastante ancha.

—Ya me soltó, fue algo que me agarró la pierna, cerca de la cadera. —¿Una mordida? —le preguntó ahora Álvaro girando y mirando la superficie del agua que se agitaba con el movimiento de ellos. —No porque no me dolió, me pareció que fue... una mano que me apretó. Entonces Álvaro levantó la vista hacia el cielo y volvió a mirar a su amigo pero ahora sonriendo. Creía que él bromeaba pero sus ojos decían que no. Saber que algo grande anda a tu alrededor pero sin que puedas verlo causa terror, porque al miedo a que te aboguen o hieran se le suma el miedo a lo desconocido. A pocos metros de salir del agua el que gritó fue Álvaro pero fue por una piedra que chocó con el pie. Al salir del agua pudieron respirar aliviados y buscaron algo con la vista sin divisar nada. Sandro se quitó el pantalón para revisarse. No estaba lastimado. —¿No sería una rama gruesa que te tocó? —volvió a interrogarlo Álvaro, que al estar fuera del agua volvía a ser incrédulo. —No, porque hasta me jaló el pantalón. —Entonces bien pudo ser una mordida y no una mano pellizcándote. Igual es raro porque cualquiera de los bichos que pueden morderte en este arroyo te hubieran lastimado, o por lo menos roto el pantalón aunque fuera un poco, a no ser que fuera 19 Karla Jaqueline


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un bagre, pero que yo sepa los bagres no andan atacando así. Lo que sea no te hizo nada. Vámonos. Aunque sí es raro. —Me lo dices a mí, que fue el que sintió eso. Pero sí, no pasó nada. Siguieron su viaje por las sombras del monte. Todos los tábanos de la zona salieron a recibirlos. Cada pocos pasos aplastaban uno de un manotazo en el cuello o en un brazo, o por un instante quedaban mirando el vuelo de un tábano que se había escapado con una gota de su sangre. Escaparon de ese asedio al alcanzar una zona menos densa. Desde el arroyo ninguno había dejado de pensar en el misterio de la cosa en el agua. En esa parte menos densa del monte caminaron con no menos precaución porque ahí todos los árboles tenían espinas enormes. Las espinas que estaban en el suelo eran más peligrosas porque podrían atravesar un calzado fácilmente. Después costearon un pajonal cortante y se internaron de nuevo en una zona tupida pero con menos insectos chupasangre. Por fin vieron, entre muchas ramas, los reflejos que eran de la laguna que buscaban. Como estaban cansados solo sacaron de las mochilas algo para tenderse arriba. Se levantaron tras un buen rato de descanso y se abocaron a juntar leña. Ya con el campamento armado Sandro miró toda la superficie que abarcaba de la laguna. Algo revolvió el agua al lado de unos camalotes. —¡Una cosa grande saltó allá! —exclamó Sandro. —Lo escuché, debe ser un pez grande, por eso vinimos hasta aquí —le dijo Álvaro, que al notar la mirada de su amigo fija en el agua agregó—. No me digas que todavía estás impresionado por eso que supuestamente te atacó en el agua. Suponiendo que fuera algo, se quedó allá atrás en el arroyo. Para andar aquí también tendría que habernos seguido por el monte y adelantarse a nosotros en algún momento ¡Jaja! No creerás eso, ¿o sí? —Si te hubiera pasado a vos todavía estarías temblando —se defendió Sandro—. No dije que fuera lo mismo, solo dije que fue algo grande. Empezaron a sacar los aparejos con que iban a pescar. Sandro se quedó revolviendo la mochila y después casi metió la cabeza en ella. —No encuentro mi súper masa para pescar. —Tu súper masa, ¡jaja! ¿Y qué tiene esa súper masa? —le preguntó muy risueño Álvaro. —Es un secreto. Tendrías que matarme para que te lo diga. —¡Jajaja! Pero si te matara menos me lo dirías. —Quise decir que tendrías que amenazarme de muerte para que te lo dijera. —Y para qué voy a quererla, tu súper masa debe ser un súper fiasco. —Ya vas a ver. Es tan buena que solo traje un pedazo, porque la hago con una 20 Karla Jaqueline


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consistencia que no me descarnan así nomás. ¿Dónde diablos la puse? Hasta le siento el olor, todo el camino lo sentí. A ver, la había puesto en la heladera pero mamá hizo que la sacara enseguida porque apestaba, a ver... —Sandro empezó a recordar en voz alta—. La puse dentro de un mueble... y hoy antes de salir me acordé y... ¡la puse en mi bolsillo para después meterla en la mochila! Y estaba en el bolsillo donde lo mordió un bagre hambriento. Enseguida y entre risas calcularon que fue eso, un bagre osado y con hambre atraído por el olor de la masa. Y tan anecdótico como eso fue que luego ningún pez se interesó por la súper masa aunque estuvieron un par de días allí.

LA CASA DE LA BRUJA

A las afueras de Tijuana corría el rumor bastante recurrente de la existencia de una casa en la que habitaba una bruja. Aunque esto causaba un tremendo miedo para multitud de lugareños, no ocurría para nada lo mismo en el caso de infinidad de turistas que querían visitar el lugar. Una joven guía, ofrecía la opción de conocer el lugar. No obstante, nadie había conseguido verla y los que lo hicieron, nunca más volvieron a ser vistos. Una pareja estadounidense procedente de Boston, decidió comenzar una ruta por diferentes municipios de México y entre ellos, una de las paradas prácticamente obligatorias, fue la de conocer esta hermosa ciudad. Cuando la pareja llegó al lugar y se enteró de las noticias que eran contadas en cualesquiera de los bares por los que pasaban, comprendieron que tenían que ver con sus propios ojos aquella casa en la que, al menos aparentemente, habían sucedido extraños sucesos que resultaban inexplicables para la mayoría de científicos. Emily, era la guía que con gusto acompañaba a los turistas que deseaban conocer la historia verdadera de la casa. De hecho, frecuentemente falseaba datos y añadía los que ella quería, para darle mayor notoriedad de la que ciertamente tenía el lugar. Sin embargo, tenía un horario que cumplir y no le gustaba quedarse por los alrededores al anochecer.

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GOLPES DESCONOCIDOS FRENTE AL ESPEJO

Clotilde era una mujer de mediana edad que vivía a las afueras de un pequeño municipio burgalés. Se levantaba bastante temprano para acudir al hotel en el que trabajaba, con el fin de llegar a casa pronto y poder pasar algo de tiempo cada día con sus dos hijas. Una tarde de domingo la llamaron desde la empresa hotelera, para que acudiese a cubrir la baja de otra compañera suya que se había accidentado al limpiar un espejo. Sin embargo, en el lugar no estaba la encargada ni parecía haber ido nadie a trabajar ese día al hotel. Como se sentía bastante sorprendida ante las circunstancias, decidió acudir al espacio que tenían asignado para cambiarse antes de entrar a trabajar, con el fin de recoger su teléfono móvil y llamar al número de su jefe que le había avisado para que acudiese a trabajar, pero nadie contestó. Aunque no se percató en su momento, tiempo después recibió un mensaje de su jefe en el que se decía; ¿Qué quieres? ¿Te has ido al final de viaje con tu marido e hijas? Clotilde se encontraba limpiando una habitación de la segunda planta del hotel, y concretamente era un lugar que para nada le inspiraba confianza porque existían ciertos rumores en el hotel que allí sucedían sucesos inexplicables. Sin embargo, se colocó sus auriculares y comenzó a limpiar debidamente la habitación hasta la hora de realizar un pequeño receso. En ese momento, se dirigió a la habitación donde había dejado su celular y comprobó cómo su jefe le había mandado un mensaje que no comprendía; ¿Por qué razón le preguntaría algo así si sabía perfectamente que estaba trabajando tal como él le había indicado en la mañana? La mujer se empezó a asustar más y más, porque algo no parecía tener sentido con respecto a su situación. Sí, estaba trabajando como prácticamente cualquier día entre semana, pero no solamente se encontraba sola en el hotel que tanto miedo le daba por diversos motivos, sino que nadie sabía que estaba allí, limpiando.

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Escuchó un golpe que la asustó incluso un poco más de lo que ya estaba de por sí. A su parecer, podían ser unos cristales. De hecho, era como si alguien estuviera rallando un espejo con las uñas. Aquellos ruidos se escuchaban más fuerte cuando ella se iba dirigiendo al lugar. De repente, vio a una mujer detrás del espejo escondida, se acercó y dicha mujer se la llevó dentro. No te acerques al espejo si escuchas los ruidos que oyó Clotilde, podría ser tu última vez.

EL GRITO DE MAMA Era una noche oscura, sin Luna, sin viento, profundamente tenebrosa, en un pequeño pueblo marítimo del sur de Inglaterra. La pequeña Alice vivía con su madre Joan a solas, se tenían la una para la otra. Su padre, a quien no recordaba en absoluto, hacía mucho tiempo que había desaparecido más atraído en las faldas de otras mujeres que en las de su propia esposa. Nunca había regresado. Mientras mamá preparaba la cena, Alice se dedicaba a peinar a sus muñecas. Era un juego que le encantaba. Tenía muñecas de todos los tamaños, de todas las formas, princesas, chicas fashion, modelos… todas eran encantadoras.

Alice peinaba con detenimiento las muñecas mientras en el piso de abajo s u madre preparaba unas patatas fritas a la sartén con la televisión puesta. Le gustaba tener siempre la tele encendida, porque decía que le daba compañía mientras la pequeña Alice jugaba a solas. De repente, hubo un fugaz apagón, la bombilla de la habitación de Alice se apagó durante dos segundos y recobró su fuerza luminosa al instante. Abajo, la televisión dejó de funcionar, la luz regresó pero no se oyó ningún ruido. Alice esperó unos segundos más y oyó cómo un vaso se estrellaba contra el suelo. Se levantó de repente y preguntó:

¿Mamá? ¿Estás bien mamá? Esperó de nuevo un par de segundos más. Nada. Silencio absoluto. Cuando Alice se dispuso a bajar oyó el grito desgarrador de mamá. 23 Karla Jaqueline


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¡AAAAHHHH! Alice se quedó totalmente congelada. Su madre, la fuerte mamá protectora que siempre le cuida, gritaba de auténtico terror. Antes de que pudiera reaccionar oyó de nuevo su grito.

¡Alice, baja deprisa! ¡Alice, ayúdame por favor! ¡Alice! Ante la llamada de auxilio de su madre, Alice corrió escaleras abajo. Pero todo estaba a oscuras, la luz no había vuelto como en el piso superior. Mamá debía estar en la cocina y se dispuso a caminar hacia allí cuando, de repente, una mano le tapó la boca y un brazo cogía su menudo cuerpo y lo arrastraba al armario del descansillo, d onde se cerró la puerta.

En la cocina, el grito se repetía:

¡Alice, baja deprisa! ¡Alice, ayúdame por favor! ¡Alice! Pero Alice ya no estaba preocupada por mamá. Porque ahora estaba con ella. Se giró y vio la cara de su madre preocupada señalando con el dedo índice sobre los labios que mantuviera silencio. Y silencio mantuvo, mientras se preguntaba ¿quién o qué gritaba desde la cocina con la misma voz que mamá?

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CUENTOS DE TERROR

La definición más amplia en muchos casos el cuento de terror o más bien de miedo se conoce desde siempre, desde la remota antigüedad. El cuento de horror es tan antiguo como el pensamiento y el habla de los humanos. Este tipo de historias o leyendas se alimentan primordialmente en los diversos miedos.

26 KarlaJaqueline JaquelineAmayo Garcia Karla

18 de mayo de 1996


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