Final crónica cobrador

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Cobrador: la ciudad mediatizada Carlos Márquez Miranda Eu sou uma hecatombe/ Não foi nem Deus nem o Diabo/ Que me fez um vingador/ Fui eu mesmo/ Eu sou o Homem Pênis/ Eu sou o Cobrador. O Cobrador, Rubem Fonseca.

Rubem Fonseca narra situaciones donde los protagonistas están trastornados por sus realidades y por eso comenten homicidios impunemente. Cobrador, es un tipo hastiado de la sociedad que le rodea, todo inundado de consumismo, el sistema económico presente a cada paso que da, hasta en el dentista. Como bien escribió Ricardo Piglia en Pequeño proyecto de una ciudad futura, el asesino al encontrar réplicas y representaciones querrá eliminarlas cada vez que las encuentre. Al cobrador le deben todo, desde tocadiscos hasta calcetines, novia y balones de fútbol. Pero ¿quién se lo debe? Probablemente esas réplicas que a menudo nos encontramos en las ciudades. ¿Se justifica el comportamiento del Cobrador? Él cree que hace un bien a la sociedad si elimina a esas representaciones que le irritan. El cuento de Fonseca trata sobre un sujeto, podríamos decir enmascarado bajo el seudónimo Cobrador, quien cansado de pagar ha decidido tomar el camino de la revolución individual y cobra al precio de la vida todo lo que el sistema le debe. Narrado en primera persona, El Cobrador nos relata su sentir y sus pensamientos; no actúa fortuitamente, matar le resulta placentero y su odio suele incrementarse cuando se sienta frente al televisor. La historia inicia con una visita al odontólogo y a partir de ese encuentro vemos la brutalidad ejercida por el protagonista. Por medio de su propia voz sabremos que también viola mujeres y que su cuerpo está lleno de cicatrices, pero en la playa se topará con una chica blanca y rica que provocará una evolución en el personaje. Aquí analizaré la relación que tiene el cuento de Fonseca con la sociedad que, influida por los medios de comunicación, provoca la acción de sus personajes. Veremos a la ciudad tratada como la megalópolis que es, donde el autor sitúa la marginalidad en el centro de la narración; mostrada como un lugar de desigualdad. El Cobrador, un personaje peculiar con características que el sistema busca esconder y eliminar, es puesto en escena como un


hombre en resistencia, alguien que está cansado de pagar y ahora se cobra con la vida de otros. Un poeta que encuentra su arte en el odio, la repulsión y la violencia, y nos narra algunos trechos de su vida. La ciudad deudora Habría sido una jornada tranquila para el Dr. Carvalho si el Cobrador no llegara a su consultorio con un dolor de muelas. El cuento inicia con la visita de nuestro protagonista al médico dental. Es ahí donde, luego de una larga espera, se le indica que deberá tomar un tratamiento costoso. Ante esto, el personaje declara al lector: “Odeio dentistas, comerciantes, advogadas, industriais, funcionários, médicos, executivos, essa canalha inteira. Todos eles estão me devendo muito.” Al tratar de impedir su salida, el dentista sufre el cruento y vengativo ataque del protagonista quien le perdona la vida y lo abandona con un disparo en la rodilla. A continuación sale a la calle, llena de gente, patea el bote de un ciego que pide limosna y la imagen de la multitud en ojos del Cobrador es como “uma enorme lagarta ocupando toda a calçada.” Como bien indica Rafaele Lima da Silva1, asistimos a un relato escrito en un contexto posterior a la segunda guerra mundial, que dejaba como consecuencia un mundo económicamente dividido. Los países latinoamericanos, que si bien no participaron directamente en la guerra, habían sucumbido también ante el ascenso norteamericano que comenzó a inundar al mundo sobre todo con productos culturales. La guerra terminada en 1945, dejó a su paso la instauración completa del consumo industrializado; en la década de 1950 la mayoría de hogares en el mundo comenzó a adquirir electrodomésticos, y en América Latina la adquisición de radios y televisores fue muy concurrida. El sistema capitalista ofrecía a los ciudadanos -que a decir de Néstor García Canclini se convierten en consumidores2-, una extensa gama de productos y servicios que podría adquirir, causando nuevos deseos y formas de comportamiento en las personas. Es decir que la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por la instauración del modo de vida basado en el consumo, convirtiendo a las ciudades en lugares de centralización, sobrepoblados por la migración necesaria, donde este aparato adquiere su rostro tangible en 1

Rafaele Lima da Silva, A indústria cultural e a estética da crueldade em Rubem Fonseca: uma análise dos contos “O Cobrador”, “Pierrô da Caverna” e “Onze de Maio”, Universidade Federal do Pará, Instituto de Letras e Comunicação, Mestrado em Letras – Estudos Literários, Belém, 2011. 2 Néstor García Canclini, Consumidores y ciudadanos. Confilctos interculturales de la globalización, Grijalbo, México, Distrito Federal, 1995.


establecimientos comerciales. Cuestiones que irritan al Cobrador cuando las percibe al salir del dentista: “Rua Marechal Floriano, casa de armas, farmácia, banco, china, retratista, Light, vacina, médico, Ducal, gente aos montes.” La ciudad para Cobrador, es donde se mueve esa sociedad de consumo que le promete todo y no le otorga nada, al contrario, le cobra todo. Es mostrada una urbe que repele a sus mismos habitantes, como es el caso del personaje de Fonseca, y que éste a su vez quisiera acabar con aquellos que considera parte del problema. La megalópolis es presentada como un ente que envuelve hasta el agotamiento al héroe o anti-héroe de la historia. Fábio Franzini enfoca a la literatura como una dimensión cultural de prácticas urbanas. Para este autor la literatura moderna de temática urbana surge junto con el proceso de transformación de la ciudad en metrópoli, cuestión que “impôs ao artista a necessidade de reformular seus projetos e temas, até para tentar compreender e responder ás mudanças sociais que vinham a reboque desse processo.”3 Siguiendo a Franzini, Rubem Fonseca es uno de los autores que abrieron camino en las “narrativas que obedecem ao ritmo intenso da vida nas grandes cidades do país.”4 Y no sólo de Brasil, sino que el texto, si bien está situado en tierras cariocas es familiar en el contexto de las megalópolis mundiales. El personaje fonsequiano es un flâneur que conoce e interpreta los códigos particulares de su ciudad, que a su vez son universales. A decir del mismo Franzini estamos frente a un “Flâneur contemporâneo, ou quem sabe ‘pós-moderno’, aguça o olhar e perde-se em sua cidade para (re)conhecê-la, atento a seu ritmo frenético e à profusão de elementos carregados de significado – tanto pessoas (principalmente pessoas, de acordo com o texto) quanto aquilo que as cerca e envolve.”5 Tenemos certeza de que Cobrador se educó en la vida nocturna de la ciudad y se ha apropiado de las calles; la mayoría de acciones que el narrador nos describe transcurren por la noche. En uno de sus tantos paseos conoció a una mujer en la calle y ésta lo invitó a su casa, ella dice que cursa la escuela nocturna, “ Já passei por isso, meu colégio foi o mais noturno de todos os colégios noturnos do mundo…” 3

Fabio Franzini, Quando a literatura encontra a antropologia: um passeio pelas ruas do Rio de Janeiro com Rubem Fonseca, http://www.uninove.br/PDFs/Publicacoes/dialogia/dialogia_v1/dialogv1_fabiofranzini.pdf , 2002, p. 46. 4 5

Idem. Fábio Franzini, Quando, 47


Con esta aseveración, hasta irónica, Cobrador se declara como un noctámbulo, ser de la oscuridad que es dueño y conocedor de la megalópolis. La misma mujer le pregunta a qué se dedica, el protagonista contesta que es, rigurosamente, poeta y recita: Os ricos gostam de dormir tarde/ apenas porque sabem que a corja/ tem que dormir cedo para trabalhar de manhã/ Essa é mais uma chance que eles/ têm de ser diferentes:/ parasitar,/ desprezar os que suam para ganhar a comida,/ dormir até tarde,/ tarde/ um dia/ ainda bem,/ demais.

Por medio de su obra poética encontramos nuevamente una referencia a la vida trasnochada de la ciudad. Cobrador marca la gran distancia social entre clases y explica porqué los ricos duermen hasta tarde. Por tanto el narrador comete sus crímenes por la noche, ya que es cuando sus víctimas predilectas salen a divertirse y diferenciarse de los pobres, quienes deben levantarse temprano a trabajar. La ciudad es reconstruida e interpretada en la literatura. Una de las cosas a resaltar en la obra fonsequiana objeto de nuestro estudio, es la gran fuerza que tiene al mostrar no el choque entre las diferencias, sino la presencia activa de éstas en la realidad cotidiana, una presencia tan familiar que es difícil notar que el otro mostrado en la ficción es muy real, pues comparte con nosotros el espacio urbano. Rubem Fonseca por medio del Cobrador, quien surge como cronista urbano, aprovecha éste género ya que puede abarcar reflexiones sociológicas. El ambiente que percibe nuestro narrador le es ajeno y hostil. La ciudad, representada en la obra literaria, muestra la transformación de la ciudad industrial – concebida para la producción – en la posindustrial que se construye para el consumo y las distracciones. A decir de Gilles Lipovetsky, es “la transformación del espacio urbano en ciudad recreativa y preparada para el consumo comercial y cultural.”6 Líneas arriba mencionamos que Cobrador actúa de noche y se debe precisamente a esto. Es decir que los ricos salen a divertirse en la fascinante vida nocturna de la gran ciudad: restaurantes, cines, teatros, bares, y discotecas son sitios de consumo concurridos por la clase alta que tiene el dinero para costearlos y, por lo regular, sus puertas se mantienen abiertas hasta bien entrada la noche. Es así que por medio del cuento O Cobrador, podemos observar la transformación del espacio urbano en ciudad recreativa. 6

Gilles Lipovetsky, La felicidad paradójica: ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo, Anagrama, Barcelona, 2007, p. 201.


Los medios: consumo cultural privado Lima da Silva, al hablar sobre la obra de Fonseca, expone que “Esse universo ficcional nos remete a fatores fundamentais para a consolidação da ditadura do consumo - que ganharam quase vida autônoma a partir da segunda metade do século XX -, os quais foram a promoção em larga escala da industria cultural e a excessiva difusão de veículos de comunicação de massa, como a televisão.”7 Más adelante, el mismo autor afirma la tesis de Guy Debord respecto a la sociedad moderna que, en el estadio del espectáculo integrado, se caracteriza por cinco aspectos principales: “a incessante renovação tecnológica, a fusão econômico- estatal, o segredo generalizado, a mentira sem contestação e o presente perpétuo."8 Menciona también que es válido afirmar como un hecho decisivo para que este conjunto se consolidara “…o advento dos veículos de comunicação, a dizer o rádio e a televisão, que passaram a ser maciçamente consumidos, atuando como poderosos mecanismos de reforço de uma conduta em que cada indivíduo baseia seus gestos pelos dos outros.”9 Cobrador actúa por cuenta propia y no sigue los patrones dictados en los medios masivos, su odio es personal. En el cuento es clarísima la influencia que éstos provocan en el protagonista. Son reiteradas las ocasiones en que el narrador nos menciona su consumo de medios, el cual llama la atención la primera vez porque declara que su odio es incrementado al ver televisión: “Fico na frente da televisão para aumentar o meu ódio. Quando minha cólera está diminuindo e eu perco a vontade de cobrar o que me devem eu sento na frente da televisão e em pouco tempo meu ódio volta.” También hace referencia al hombre de un comercial de güisqui, quien es de piel blanca y rico, y disfruta de su bebida con hielos y una rubia despampanante, Cobrador inspirado y empujado por su coraje enuncia: “eu quero pegar ele com a navalha e cortar os dois lados da bochecha até as orelhas, e aqueles dentes branquinhos vão todos ficar de fora num sorriso de caveira vermelha.” El mundo televisivo es para el narrador un espacio de ficción, donde los simulacros incitan al consumo, razón por demás válida para el modus operandi del personaje.

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Rafaele Lima, Idústria, 42. Guy Debord, A sociedade do espetáculo, citado por Rafaele Lima, Idústria,46. 9 Idem. 8


La interpretación que Cobrador da a la ciudad es semejante a la invisible Tamara de Italo Calvino, donde “el ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas”10. Incluso, apunta José Joaquín Brunner, “Hasta las mercancías que los comerciantes exhiben en los mostradores valen no por sí mismas sino como signos de otras cosas.”11 Nuestro narrador-personaje como lo llama Lima da Silva, ve en la televisión, radio y cine la circulación de los bienes simbólicos que han suplantado la promoción cultural. Podemos inferir que él, como artista, también está enfurecido por esta situación. Vemos que su motor de acción es la eliminación de réplicas simuladas que por sus autos Mercedes, dientes blancos, ropas finas, bebidas alcohólicas, etc., significan la dominación de una clase por otra y, por tanto, cobrador surge como un justiciero. La narración de la novela por una parte es lineal, pero al mismo tiempo expone escenas que no necesariamente son sucesivas. Si bien Cobrador no es abrasado por la ideología de los mass media, sí es un consumidor cultural. En el cine, el narrador-personaje es testigo de una escena decapitatoria que “se le antoja” reproducir en uno de sus asesinatos: Vi no cinema, num desses países asiáticos, ainda no tempo dos ingleses um ritual que consistia em cortar a cabeça de um animal, creio que um búfalo, num golpe único. Os oficiais ingleses presidiam a cerimônia com um ar de enfado, mas os decapitadores eram verdadeiros artistas. Um golpe seco e a cabeça do animal rolava, o sangue esguichando.

Admira la forma artística en que la cabeza es arrancada de un solo golpe. Una noche, estando al asecho fuera de una fiesta elitista, Cobrador elige como presa a una pareja; la mujer muere de un balazo y el hombre es puesto de rodillas con la cabeza baja, un machete cortando el aire: “A cabeça não caiu e ele tentou levantar-se, se debatendo como se fosse uma galinha tonta nas mãos de uma cozinheira incompetente. Dei-lhe outro golpe e mais outro e outro e a cabeça não rolava.” Al intentar reproducir lo visto en el cine descubre que no es tan fácil arrancar la cabeza de un hombre a un solo tajo. Continuará arremetiendo el machete hasta lograrlo, pero en esta escena podemos percibir que el consumo cultural de Cobrador se enfoca a lo violento, de donde infiero, saca algunas ideas de cómo matar y sino

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Jean Franco, “Estéticas urbanas: literatura y megalópolis”, En: Cultura en América Latina. Deslindes de fin de siglo, Ignacio Díza Ruíz coord. México, CCyDEL, UNAM, 2000, p. 20 11 Idem.


al menos de cómo entretenerse: “Joguei uma cueca pro alto e tentei cortá-la com o facão, como o Saladino fazia (com um lenço de seda) no cinema.” Debido a lo anterior, percibo que El Cobrador, como personaje, es también producto de la ciudad posindustrial regida por la dictadura del consumo. Las preguntas que como habitante de una megalópolis se hace, al igual que opera con los demás ciudadanos/consumidores, se “contestan más en el consumo privado de bienes y de los medios masivos que en las reglas abstractas de la democracia o en la participación colectiva en espacios públicos.”12 Ya sea para incrementar su odio al ver la televisión comercial o para encontrar referencias dignas de reproducir, Cobrador no es un ser totalmente ajeno al consumo de bienes privados.

Referencias Jean Franco, “Estéticas urbanas: literatura y megalópolis”, En: Cultura en América Latina. Deslindes de fin de siglo, Ignacio Díza Ruíz coord. México, CCyDEL, UNAM, 2000. Fabio Franzini, Quando a literatura encontra a antropologia: um passeio pelas ruas do Rio de Janeiro com Rubem Fonseca, http://www.uninove.br/PDFs/Publicacoes/dialogia/dialogia_v1/dialogv1_fabiofranzini.pdf , 2002. Néstor García Canclini, Consumidores y ciudadanos. Confilctos interculturales de la globalización, Grijalbo, México, Distrito Federal, 1995. Rafaele Lima da Silva, A indústria cultural e a estética da crueldade em Rubem Fonseca: uma análise dos contos “O Cobrador”, “Pierrô da Caverna” e “Onze de Maio”, Universidade Federal do Pará, Instituto de Letras e Comunicação, Mestrado em Letras – Estudos Literários, Belém, 2011. Gilles Lipovetsky, La felicidad paradójica: ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo, Anagrama, Barcelona, 2007.

12

Néstor García, Consumidores, p. 13


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