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San Nicolás de Tolentino
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Artículo: Sara De la Hoz En una sala del segundo piso de este emblemático templo de la fe católica en Barranquilla reposan 400 piezas con cientos de años de antigüedad.
En el segundo piso de la iglesia de San Nicolás de Tolentino, en el centro de Barranquilla, se encuentra una pequeña sala dedicada al arte sacro.
Existe desde 2011, pero permanece cerrada, a menos que personas interesadas en conocer el espacio llamen al templo a pedir una cita para observar la pequeña colección que contiene piezas hasta del siglo XVI.
“El espacio fue creado para atraer personas, pero desafortunadamente permanece cerrado porque el público en general presentó muy poco interés cuando se abrió en 2011. La idea es que se convierta en un espacio más grande que las personas puedan disfrutar”, expresa el padre César Aguirre, quien en su momento estuvo al frente de las actividades de restauración de este emblemático templo barranquillero.
La colección consiste en 400 piezas del siglo XVI al siglo XX, que fueron recopiladas por el artesano Enrique Yidi en sus viajes a Belén, ciudad donde solían estar ubicados diferentes talleres de familias católicas que elaboraban piezas para los peregrinos que visitaban Jerusalén.
Entre los elementos que se encuentran hay una colección de pequeñas cruces de madera, cenefas y broches en técnica de filigrana que datan de los siglos XVI y XVIII. Una estantería con custodias–piezas de oro y otros metales preciosos en los que se colocan las hostias después de la consagración–también es otro de los atractivos del lugar.
Estas fueron traídas de lugares santos como el Santo Sepulcro, la iglesia de la Natividad y la gruta de la leche, y fueron elaboradas entre 1800 y 1910. Herramientas antiguas en madera de los artesanos de los talleres también están expuestas.