Tesoros

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H u m a e R T O PORTUS a

TESOROS Los tesoros ocultos bajo la tierra y los fenómenos que se producen en sus revelaciones.

Interesantes efectuar

recomendaciones

trabajos de

excavación.

S A N T I A G O

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C H I L E

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T E S O R O S


HUMBERTO PORTUS A.

TESORO Interesantes recomendaciones para efectuar trabajos de excavación

I M P R E N T A

" C U L T U R A '

ARGOMEDO 363-A SANTIAGO


A MIS LECTORES


La busca de tesoros ocultos bajo la tierra, ha sido siempre un motivo de especial interés para que muchas personas se hayan preocupado de ellos, efectuando trabajos para descubrirlos. Algunos, solamente con simples datos que los han creído serios, han gastado fuertes sumas de dinero realizando estos trabajos sin sacar ningún provecho; y otros, la mayoría, aventurando, los persiguen constantemente sin valerse de conocimientos ni de ningún medio adecuado para ubicarlos, por lo tanto, sin prohabilidades de acierto. A estos últimos los fracasos no los desiluáonan tan pronto, las pérdidas de tiempo y sacrificios, tampoco, y siguen largo tiempo manteniendo la idea hasta que al fin terminan con un falso convencimiento de que estas cosas no tienen ninguna importancia para que merezcan dedicarle atención. Generalmente, la existencia de estos tesoros se discute entre personas que jamás han descubierto nada, que jamás han leído ni observado nada significativo alrededor de esta materia, y que no tienen ni la menor idea cómo empezar un trabajo con un máximum de


expectativas. Naturalmente, en estas condiciones se llega a un fin negativo, sin haber tenido antes su indispensable principio, porque no se puede tomar como principio sólo una simple idea de las cosas; ¡no!, desde luego no hay efecto sin causa, hay que 'estar basado en algo más concreto, en algo que tenga relación directa con el fin que se persigue, es necesario tener un concepto más claro para todo esto a fin de tener más probabilidades de éxito. De que esto es indispensable, no hay más que observar por donde quiera que vaya la persona poniendo el ojo y el sentido en todo lo que existe, se encontrará invariablemente con las layes inmutables de la Naturaleza, algunas por sí solas complicadas, pero solucionables. Como son tan numerosas como variadas las opiniones o pareceres a este respecto, en que cual más o cual menos se apartan de la razón, me ha inducido a publicar este pequeño libro que contiene algunas observaciones que sacarán de la duda a muchas personas; y no permanezcan bajo un errado concepto, creyendo que estas cosas no tienen salida hacia ta realidad. Espero que este trabajo ha de ser útil a mis amables lectores, sirviéndole como un principio de razonamiento sobre el punto que vengo tratando, o bien como un guía provechoso para no perder tas oportunidades que les haya brindado o que les pueda brindar ta Naturaleza, al ponerle a su vista y en una mentalidad clara lo que significa una revelación indicadora de tesoros ocultos bajo la tierra. Humberto Portus A. Enero 1943.


LOS TESOROS OCULTOS BAJO Lfi TIERRA ¥ LOS FEliOÜEDOS QUE SE PRODUCEN Eíi SUS REVELACIONES


Se sabe de una manera cierta que en nuestro país existen valiosísimos tesoros ocultos bajo la tierra; unos datan desde la Conquista (401 años a la fecha), otros desde la expulsión de los jesuítas (175 años), y otros desde nuestra Independencia (132 años). El descubrimiento de algunos de estos tesoros ha 6Ído unos por obra de la casualidad; otros, utilizando medios científicos y conocimientos para descubrirlos, y otros por una indicación reveladora que ha aparecido a la vista de algunas personas y que han sabido aprovecharlas en buena forma; cuyas indicaciones inexplicables para la mayoría se han presentado envueltas en un insondable misterio de la Naturaleza; que en realidad han llevado al hombre incrédulo al convencimiento de una creencia que los ha conducido a la fe, y al respeto que debe rendírsele en todo momento a las cosas sobrenaturales emanadas por el Supremo Hacedor. Respecto a entierros de tesoros, a nadie, mucho menos hoy en día en que la desconfianza se impone ante todo, se le puede exigir credulidad a las personas;


el tiempo, la experiencia, la propia ocasión que se le presente a cada cual se encarga siempre de. llevarlos al convencimiento. De manera que sería estéril discutir en condiciones enteramente desiguales en creencias y estudios; pues hay autoridades inmensamente superiores que están en las obras científicas que han iluminado al mundo entero con sus enseñanzas, y ante días hay que inclinarse reverente. En cambio, se puede exigir estudios ligados a los hechos, o cuando muy menos haber observado con interés algo alrededor de esta materia para poder discutir con algún provecho. Desde-siglos atrás viene probándose de una manera indiscutible la existencia de estos fenómenos. Las antiguas y valiosas obras sobre Ciencias Ocultas, reproducidas de célebres autores, como Paracelso, Arbatel, Mesmer, Cárdan, Agríppa, San Cipriano, Alberto el Grande y varios otros, cuyas obras de innegable prestigio dan una luz clara sobre estos misterios que para muchos son inexplicables. Esta Ciencia tiene un valor inmenso para la humanidad, porque dirige gran parte de nuestros conocimientos y destinos en la vida; y muchas personas, a pesar de estar cegadas en su incredulidad, ocasionalmente en el curso de su vida se han dado cuenta de algo que existe por una revelación cualquiera que han observado; y sólo entonces entran a la fundada sospecha de que existe un Mis Allá digno de tomarse en cuenta. Esos grandes sabios y filósofos de siglos pasados se dedicaron al estudio profundo de estas ciencias, observando frente a frente todos los fenómenos de la Naturaleza y las leyes de todas las creaciones en que el hombre es capaz de regir. En sus investigaciones descubrieron la existencia de dos mundos, el mundo mate-


rial y el inmaterial; el primero limitado en sus efectos, por lo tanto fué de fácil explicación; y el segundo infinito en su ciencia, inconmensurable en su potencia, algunas de causas impenetrables que no fueron del todo resueltas por estos Magos de la Ciencia Oculta. En efecto, ocurren diariamente en nuestro alrededor fenómenos que la inteligencia humana en su mayoría no puede explicar; a pesar que los hechos se manifiestan, su existencia material es constante y evidente, su realidad es indiscutible, con todo esto en algunas cosas aún se mantiene cierto secreto sobre su verdadero origen y causas que lo producen. . ¿Habrá alguna explicación completamente satisfactoria para todos los hechos científicos que se admiten en el cerebro humano? ¿Sabéis cómo y por qué el imán atrae al acero? ¿El fenómeno de la vegetación, y las maravillas de la vida en los diferentes reinos de la Naturaleza? ¿De qué modo se conserva la memoria, y el cómo la voluntad hace mover en vosotros el organismo? ¿Tenéis vosotros alguna explicación perfectamente clara para todas estas realidades? ¿Ahora bien, se dejará de creer y admirar todas estas cosas porque no se comprende su verdadero origen? Igual cosa ocurre con las manifestaciones psíquicas reveladoras o indicadoras de tesoros ocultos bajo la tierra. Muchas personas que ignoran por completo estas cosas se permiten hacer mofa de otros que las creen; pero esto sencillamente se llama reírse de su propia ignorancia. De muchas maneras se manifiesta la existencia de tesoros enterrados; y aunque sea muy grande la incredulidad de algunos hombres por desconocimiento absoluto de sus leyes y origen, no puede negarse el hecho


que, como se ha dicho, un buen número de valiosos tesoros se han descubierto por simples apariciones o revelaciones que han indicado con toda exactitud el punto donde existen. Muchas veces espíritus materializados, es decir, que se presentan a la vista de las personas en la misma forma como han sido conocidos en este mundo, son los indicadores, y se manifiestan para que se saque; pero no todos atinan a comprender qué significan esas apariciones. Si no fuera por estas manifestaciones o revelaciones, seguramente no se habrían descubierto ni la mitad de los tesoros que han sido hallados por este medio. Desde luego, estos encuentros habrían quedado exclusivamente a merced de lo inesperado. La Naturaleza es muy sabia bajo el poder Divino, de ningún modo es egoísta, por el contrario, facilita y trata que todos los hombres beban en su manantial inagotable de riquezas de todo orden, para que alcancen sus significados o comprensión con sólo la fe, el estudio y la perseverancia puesta al servicio de las cosas. No olvidar jamás que todo es posible a quien tiene fe y voluntad, y que por el contrario nada conseguirá quien carezca de ambas cosas. No hay obstáculos mayores que los que oponen el aturdimiento, la ligereza, la inconstancia o la indiferencia; todo esto es negativo. Un conocido autor, don Miguel A. Stuven, ha dicho: "Los obstáculos y las dificultades por lo general engendrán éxito". Estas revelaciones hay que distinguirlas; las hay buenas y malas; las buenas se revelan siempre con apariciones blancas; luces como de vela, que se mueven de un punto a otro, para desaparecer en seguida en un


punto determinado; árboles o sitios que se iluminan de noche, duendes pequeños, un brasero con fuego, es una manifestación muy corriente, cuerpos no bien definidos o distinguibles, pero que no causan espanto. Cuando se sigue una luz o una visión cualquiera que se le ha revelado, en el punto donde ésta se pierda, dejar un pañuelo, un sombrero, un cortaplumas o cuchillo enterrado en la tierra, o cualquier especie de uso personal, y efectuar trabajo inmediatamente, ojalá solo, sin comunicárselo a nadie; esto tiene una singular importancia para la persona que lo ha cAservado. Los malos se manifiestan de noche, con presentaciones negras, en la mayoría de los casos cuerpos o visiones horrorosas que infunden temor inmediatamente; animales, aves, grandes reptiles, tropeles que aparentemente se acercan a un trabajo que se está ejecutando, estremecimientos de tierra en el sitio mismo de la excavación, acompañados de ruidos sumamente extraños, gran nerviosidad o temor a algo que no se vé. En éstas y varias otras formas influyen y se dan a conocer los espíritus malos que predominan alrededor de estos tesoros ocultos; y para esto hay que saber aplicar con anticipación los recursos del caso, a fin de que en un trabajo de busca no hayan entorpecimientos y no se pierdan las probabilidades de éxito; y en algunas ocasiones no es fácil contrarrestar este poder sin entregarse a ellos; lo má« conveniente es no insistir; aunque Freud Sigmund en una de su obras dice: "Si no puedo vencer a los dioses, pediré auxilio a los infiernos". Por otro lado, la ciencia del hombre, ayudada por la Naturaleza puesta al servicio de la humanidad entera, ha descubierto inventos sorprendentes con el fin de


localizar o ubicar toda clase de metales en cualquier terreno. Pues bien, pueden existir muchos instrumentos científicos, como hay algunos que el cerebro humano con su poder investigador, ha puesto al alcance del hombre para descubrir riquezas que egoístamente se guardan bajo la tierra; pero el trabajo que realizan estos instrumentos para localizar tesoros enterrados, no es más que una aguda muy importante. Muchas personas pueden creer que sencillamente ayudadas por estos instrumentos se tiene asegurado el éxito, esto es un profundo error; el éxito de estas búsquedas no depende de ningún instrumento por más científico que sea; depende de las circunstancias, capacidad y conocimientos de los hombres que van a ejecutar el trabajo, y en gran parte, de algunos factores invisibles que hay que tenerlos muy presente, y que influyen poderosamente, ya en favor o en contra. De que esto es efectivo, la explicación es muy sencilla, la verdad se impone por sí sola. ¿Cuántas personas no habrán adquirido instrumentos de esta clase para localizar tesoros ocultos bajo la tierra, y después de hacer un sinnúmero de excavaciones no han descubierto ni uno solo? Si el éxito de estas exploraciones dependiera exclusivamente del instrumento tal o cual, por ser científico, muchos, casi todos los poseedores de estos aparatos serían hombres de gran fortuna; y sin embargo no es así. Según mi conocimiento son muy poquísimos los que han sacado algún provecho manejando estos instrumentos, y estos pocos no hay duda alguna que han conocido y han puesto en práctica el valor innegable que tiene para estas cosas la Ciencia Oculta, combinándola razonadamente con el valor científico, también in-


negable de algunos instrumentos cuando son bien manejados en las exploraciones. Se ha hecho muy corriente recurrir a las consultas espiritistas, al hipnotismo, a la videncia, al mentalismo y a las cartas del naipe para saber si existe o no en un punto determinado el tesoro que se busca. T o d o esto no es más que un medio muy elástico, inseguro desde el punto de vista que la charlatanería, la farsa y el engaño predomina cuando se practica con fines comerciales o especulativos. Si todas estas ciencias fueran trabajadas bajo el control severo de la honradez en todo sentido, y combinadas a los medios que son de rigor aplicar para la busca de tesoros enterrados, no hay duda que las probabilidades se acercarían mucho al éxito, pero por lo general no sucede esto. Es verdad que suele ocurrir en algunos casos que los espíritus que se consultan son burlones, o bien concurren otros perjudiciales al llamado; de todos modos, de una manera u otra se pierde tiempo y dinero, salvo muy raras y honrosas excepciones. En hipnotismo ocurre a menudo que el médium por cualquier causa no se presta, por lo general algo tiene que pasarle, y la consulta sale errada. Otro de los medios muy usables son las varillas de avellano, de corcolén negro , almendro, palqui negro, manzano, saúco, sauce, guindo, membrillo, haya, asebuche, tamarindo y aliso. También se usan las barbas de ballena; el cuero de gato negro muy usable en Bolivia; la varilla de acero en forma de horquilla; con todo lo cual se puede ubicar metales, huesos y corrientes de aguas subterráneas, siempre que sean bien gobernadas


y que la fuerza magnética de que disponga la persona sea suficiente para hacerlas trabajar libremente en cualquier terreno. Hay autores que niegan la exactitud de las varillas para localizar metales, etc., porque le atribuyen que éstas trabajan íntimamente de acuerdo con la mayor o menor sugestión del operador. En realidad, si esto se ha observado es un motivo más que suficiente para no tener seguridad; sin embargo, yo me inclino a creer con cierto fundamento que despojándose de toda sugestión, que es la que en este caso perjudica un trabajo de exploración, la varilla responde cuando es bien gobernada, especialmente en la busca de corrientes de aguas subterráneas. Muchas personas, manejando las varillas, han localizado con certeza metales y huesos. La práctica, la constancia y algunos conocimientos para el correcto manejo de estas varillas puede definir la cuestión. Por otro lado tenemos el conocido Péndulo Magnético y algunos aparatos eléctricos que funcionan con pilas. El trabajo que realizan éstos hace llegar a idénticos resultados que todo lo anterior. También se ha puesto en práctica el mate con la vela bendita. Cardan, antiguo y notable investigador de las Ciencias Ocultas y autor de varias obras, recomienda un secreto para descubrir tesoros enterrados, que consiste en una gruesa vela fabricada con gordura humana y encajada en un trozo de madera de avellano. El trabajo se ejecuta mediante ciertos procedimientos. Y, por último, se recomienda la ceniza de madera de avellano finamente cernida y aplicada en el terreno bajo ciertos métodos. — is —


Partiendo de la base que con todos estos medios o sistemas se puede localizar con exactitud un tesoro enterrado, nos encontraríamos con la más seria de las dificultades, los factores invisibles que influyen como ya lo he explicado anteriormente. La persona que asegure lo contrario le faltará franqueza y honradez. Muchas personas creen que descubrir tesoros ocultos bajo la tierra es tan fácil como desenterrar papas, cuán profundo es este error: sólo el desconocimiento absoluto sobre lo que significan estas búsquedas puede alimentar semejantes creencias. Otros van más allá aún, niegan la existencia de los elementos sobrenaturales reveladores por el hecho que ellos no lo han visto, y cuando llegan a verlo tampoco le dan importancia porque su imaginación se sostiene en la obscuridad; la ciencia escrita es un mito para ellos, no entra a su cerebro; tampoco se toman la molestia de observar ni leer nada relacionado con esto, sin embargo, apoyados a un simple parecer, opinan y discuten con una gravedad que se hacen dignos de observarlos para conocer más de cerca su mentalidad. Así como los espíritus son capaces para efectuar muchas cosas a su manera, algunas sorprendentes, extraordinarias, así hay muchos hombres sobre la tierra capaces de negar todo lo científico y de real existencia. Hay un antiguo proverbio que dice: "No niegues lo que no conozcas". Muchos casos puede citar mi experiencia y conocimientos a este respecto, de trabajos que han fracasado a causa que los espíritus se han apoderado fácilmente de los hombres que han intervenido en ellos, y los han inducido a cometer todas aquellas faltas que la ciencia


y la experiencia las prohiben terminantemente en esta clase de búsquedas. Ya los desaniman y abandonan el trabajo sin causa justificada; se asustan, beben licor en el punto de la excavación, discuten acaloradamente, profieren palabras obscenas, los golpean, despiertan una ambición que sobrepasa los límites de lo natural, abrigan malas intenciones, les falta energía para seguir la obra, un terreno blando rápidamente se les torna excesivamente duro, la excavación se llena de agua sin razón alguna, viene la duda y la desconfianza; y así sucesivamente, de una infinidad de maneras influyen los espíritus contrarios, oponiéndose para que no se saque el tesoro; y estas influencias se derivan de las condiciones o faltas mismas de los hombres. Hay que convenir que los espíritus guardadores de estos tesoros, o sean los Gnomos, los vigilan en todo momento; y en un trabajo bien ordenado primeramente hay que proceder a reconocer en el terreno mismo qué clase de espíritus son los que se manifiestan en las revelaciones, para poder aplicar, según su clase, los medios más seguros a fin de obtener el mayor número de probabilidades en el trabajo. Son muchas las personas que discuten sobre la estabilidad de los tesoros enterrados. Se argumenta generalmente que los espíritus infernales son los únicos que intervienen corriéndolos para cualquier lado, oponiéndose para que se saque. A este respecto, la ciencia y la experiencia ha demostrado sin lugar a dudas, el poder de ciertos espíritus para ejecutar estas cosas que parecen inconcebibles en estos tiempos. Analizando la cuestión, solamente desde la base del poder de algunos espíritus


(porque los hay de cuatro clases), y la imaginación de las personas, encontraremos que este poder de cambiar las cosas inanimadas de un punto a otro que se encuentran bajo la tierra, sólo lo ejercen corno ana facultad privativa los Gnomos. Los Gnomos y los- infernales, son dos espíritus enteramente distintos en clase y acciones. Los Gnomos, como ya se ha dicho, son los únicos que ejecutan estos traslados, y lo hacen con su tendencia natural de egoístas y burlones. Estimo de interés dar a conocer a mis lectores por intermedio de este pequeño libro, la definición seria que le da a los Gnomos el célebre investigador de Ciencias Ocultas, Arbatel. "Estos espíritus son los guardadores de tesoros, íntimos a la humanidad de la cual forman parte integrante, siendo invulnerables a todo el arte de la Magia. La residencia de los Gnomos son las ondas aéreas y nunca están en reposo. Además tienen la propiedad de penetrar por todos los poros de la tierra, y hasta se filtran en el corazón de las montañas. Tienen un poder inmenso sobre la imaginación del hombre, son su égida en los peligros, su inspiración en la duda, su horóscopo en lo futuro; de ahí vienen las preocupaciones que tenemos, las cuales siempre suelen ser ciertas. Es el céfiro transmisor de las órdenes, demandas o ruegos de los hombres a los espíritus, o de éste entre sí; y tal es su conciencia de lo bueno y de lo malo, que si va en perjuicio de los seres racionales, tratan de librarse de sv: pesada carga". También los Gnomos proceden a la transmutación metálica, es decir, transforman las monedas u objetos


de metal en cualquiera otra materia con el fin de burlar a sus perseguidores. Esta transformación sólo es conocida cuando deja huellas que se distinguen con cierto fundamento; y para volverlo a su verdadero estado, hay un procedimiento que hay que llevarlo a la práctica con los rigores del caso para contrarrestar la acción. La intervención de los infernales en estos trabajos, cuando son numerosos, va interesada directamente a que haya acercamiento con ellos para facilitar el trabajo, pero mediante cierto convenio que lo dan a entender de muchas maneras. En todo caso, llevando la persona buenos propósitos al fin que persigue, no es conveniente aceptar por tratarse de una conquista que va dirigida a tantear la ambición del buscador para lograr fortuna rápidamente, pero con muchos trastornos e inquietudes en la vida si se realiza el acercamiento. En cambio estos seres, teniendo cabida, por medio del terror de muchas maneras, pueden hacer fracasar los trabajos. Desde luego, se descarta fácilmente que los únicos que influyen en los cambios o corridas de los tesoros ocultos son los Gnomos, La explicación sobre todo esto tiende a demostrar con un precedente inamovible de que en efecto ocurren estos fenómenos, algunos fáciles de contrarrestar v otros casi imposibles de contrarrestar. Lo que ocurre más o menudo es que estos espíritus influyen directamente en la idea, en el ánimo y en la acción ejecutoría de los hombres. Es necesario que dé a conocer a mis lectores cuáles son las principales causas para hacer fracasar un trabajo de basca. l.o—La ambición o mala intención de parte de


alguna de las personas que ejecutan el trabajo, o bien tengan un pésimo carácter. 2.o—Un conjuro insuficiente aplicado a! caso de que se trata, y cargar armas de cualquier clase que sean. 3.0—La intervención que ejercen los espíritus contrarios sobre el trabaja de cualquier aparato o instrumento para localizar con exactitud el tesoro, desviando el punto. 4.o—El conocimiento de varias personas ajenas al trabajo que se va a ejecutar. Esto es muy. delicado por caanto se habla y se comenta el hecho de distintas maneras, algunas muy torpes y mal intencionadas, sin que esto se pueda evitar. Debe observarse la reserva más absoluta, esto asegura gran parte del éxito. 5.o—No haber elegido la fecha, el día y la hora Astrológica precisa para empezar el trabajo, y no precaverse de la pasada de ciertos planetas que no son favorables. El ejecutar trabajos con números pares de personas; debe de ser impar. 6.o—El gran número de espíritus, ya Gnomos o infernales que de diferentes maneras tratan de entorpecer un trabajo, (fuerza mayor) que en algunas ocasiones es incontrarrestable. 7.o—Cuando los tesoros han sido enterrados bajo un poderoso conjuro, como lo aplicaban algunos jesuítas en tiempo de la Colonia, invocando a los espíritus infernales a fin de dificultar su descubrimiento. A veces esto ofrece un peligro inmediato para laá personas cuando ocasionalmente dan con él. 8.o—Manifestar temor, dudas, desconfianza sobre lo que se va a hacer; trabajar rabiando o con precipita-


cíón; discutir en el terreno mismo acerca del trabajo; beber licor dentro o fuera de la excavación. 9.o—Formar chacotas, risas, burlas, y hablar especialmente en trabajos de noche. Esto último es muy importante tenerlo presente. 10.o—Cuando las personas que toman parte en un trabajo (sin ser fanáticos), no sean creyentes a todo ío sagrado y a la religión católica; en una palabra, que sean irrespetuosos a la existencia de un Supremo Hacedor de todo lo creado. 11 .o—Cuando las personas que toman parte en el trabajo tienen a su haber un hecho delictuoso grave. Más claramente dicho: cuando se haya cometido en el curso de su vida un delito grave penado por la ley; por lo tanto que su conciencia esté reflejando en todo momento el delito, desde luego, el mal espíritu que lo tiene tomado, el cual en todos los actos de su vida tratará de entorpecer a las personas que lo rodean en actos correctos. Asimismo influyen los vicios, el desarreglo y las pasiones desordenadas. 12.o—Cuando los trabajos se ejecutan con interrupciones, debiendo de hacerse de una sola jornada, no abandonarlo en ningún momento desde que se empieza. Los factores invisibles de que he hablado son los espíritus que vagan sin cesar en el espacio, y los hay buenos y malos; desde luego hay que inclinarse a creer que hay más malos que buenos, ocurre lo mismo que en este mundo, los malos predominan. De aquí nace, por lo general, el fracaso de muchos cuando expresamente buscan algún tesoro enterrado, sin conocer ninguna norma o detalles que deben de observarse en estos — 24 —


trabajos. En verdad, alrededor de esto hay tradiciones serias que merecen atención; en cambio, hay otras que son exageradas, fantásticas, con imaginaciones mal concebidas, y aún se prestan para engaños y estafas como ha ocurrido muchas veces. De manera que no es cosa sencilla como a primera vista parece llegar al éxito en estos trabajos, si observamos el sinnúmero de fracasos que ha habido después de creerse ubicado un tesoro por las revelaciones que se han tenido a la vista, u otros medios que se han puesto en práctica, y esto se debe a la falta de preparación o conocimiento de las reglas más elementales; y estas personas fracasadas de esta manera no han sabido aprovechar la oportunidad que se les ha brindado; y en la mayoría de los casos entran a una desconfianza que ellos mismos no se explican; pero todos ellos dejándole siempre un vacío a la sospecha. Esta duda, es precisamente la que le ha dejado la puerta abierta a la sospecha más o menos fundada de la existencia de algún tesoro en un punto determinado; y esta sospecha pasando con exageración de persona en persona, por lo general se extiende con ramificaciones de creencia a firme, y de aquí nacen nuevas tradiciones y nuevos fracasos, por no conocerse según ellos más medios que la casualidad o la suerte para descubrirlos. Se cree generalmente que las penaduras que se manifiestan con ruidos extraños en una casa, trajines, golpes, aparición de fantasmas o visiones, es la indicación inequívoca de la existencia de algún tesoro oculto, pero no siempre indica esto, muchas veces son revelaciones de osamentas humanas que hay enterradas en un sitio


caulquiera. Es muy corriente encontrar osamentas humanas en excavaciones, y debajo de éstas un tesoro enterrado; porque los antiguos, especialmente los españoles, al ocultar sus tesoros de gran valor, asesinaban en el sitio mismo a los hombres que le ayudaron a ocultar el tesoro, y para mantener el secreto se llegaba al crimen. Franz Hartmann en una de sus obras dice: "Todas las casas están aduendadas, aunque no todas las gentes son igualmente capaces de ver los espectros que la frecuentan; porque para percibir las cosas del plano astral, se necesita el desarrollo de un sentido adaptado a esas percepciones. Los pensamientos son espectros, y únicamente pueden verlos quienes sean capaces de ver las imágenes mentales, a no ser que los espectros estén lo suficientemente materializados para refractar la luz y hacerse visibles al ojo físico". El feliz encuentro de estas riquezas, en algunas ocasiones ha sido como se ha dicho por obra exclusiva de la casualidad, es decir, ejecutando un trabajo muy ajeno a su busca, que sin pensarlo ni buscarlo llega a manos de las personas. A estos encuentros se les dá el nombre de suerte para el que los descubre; y efectivamente, en estos casos no se han apoderado los malos espíritus, y el que lo enterró, digamos cuidador sin presión de otros espíritus, no se opone para ponerlo al alcance de cualquiera. Se ha dicho que buscar expresamente un tesoro enterrado no es cosa fácil de tener éxito por los factores que pueden influir en contra; y aunque esto parezca raro o difícil de concebirlo hoy en día, no es más que una realidad que han experimentado muchos cuando se


han propuesto buscarlo en condiciones adversas a todo orden de conocimientos; y por otro lado en gran parte por el hecho que no ha sido revelado a ellos; circunstancia ésta que tiene su gran valor. En todo caso conviene siempre unirse a las personas a quienes se les ha revelado algo para ejecutar trabajos, y realizarlos rigurosamente en la forma que deben hacerse. Muchas personas ya por incredulidad, falta de preparación o temor de ponerle trabajo a estos descubrimientos, han perdido una excelente oportunidad cuando a ellos se les han presentado estas manifestaciones. Pero también no es menos cierto que a pesar de todo si no se sabe ejecutar el trabajo por falta de preparación, tampoco se consigue el éxito. Cualquier circunstancia por insignificante que parezca puede malograr el trabajo; esto hay que tenerlo muy presente. Una persona incrédula para estas cosas, que no tenga ninguna de las cualidades o condiciones exigibles para ello, o que su ambición pase los límites de lo natural, más sí le añadimos una mala intención, es materialmente imposible que tenga éxito en estos trabajos, es perder tiempo y dinero lastimosamente, aunque se ejecuten con todas las precauciones que son de rigor; quiero repetir, que la busca de tesoros ocultos bajo la tierra, está íntimamente ligada a ciertas normas que, según el grado de conocimientos hay que observarlos estrictamente en los trabajos. Desde luego es una cuestión primordial que las personas que toman parte en una búsqueda, se conozcan muy bien entre sí, para evitar desgracias ocasionadas por la ambición desmedida que despierta y que hace llegar al crimen cuando es encontra-


do el tesoro; estos casos ocurren a menudo. Estas cosas sobrenaturales ejercen un poderoso imperio sobre los hombres y sus facultades, lo mismo que, y aún más sobre los animales y las aves; sin embargo, examinada a fondo la cuestión, el hombre en su calidad de racional tiene naturalmente un cierto poder basado en los medios y conocimientos especiales adquiridos, ya para aprovecharse de estas fuerzas extrañas o contrarrestarlas. Sobre los invisibles un conocido autor dice lo siguiente: "Estos espíritus son de los que han existido en la tierra que, libres de su envoltura corporal destruida por la muerte, pueblan y recobran el espacio vagando sin cesar muy cerca de la superficie de este mundo; los mismos que cambiaron su cuerpo mortal por el etéreo, al que los liga la tosquedad de su naturaleza, la fuerza y arraigo de sus instintos. T a n tosca puede ser la contextura de la forma ultraterrena de estos espíritus, que llegan hasta hacerse perceptibles aún para los que carecen de los dotes especiales de la clarividencia. Es una clase de espíritus erráticos, en la que reside la explicación de todos esos fantasmas, espectros, apariciones y duendes de las casas que se dicen encantadas. Estos seres aún no han comenzado su vida espiritual, buena o mala, puesto que sólo empiezan la nueva existencia cuando rompen totalmente las fuertes ataduras terrenales. ¿Qué se entiende por ataduras terrenales? El haber escondido egoístamente un tesoro, o bien haber cometido un crimen que quedó impune; pues el espíritu de estos seres vagará constantemente alrededor o en el sitio mismo en que fué cometido, por razones que éste lo atrae por leyes — as —


inexorables de la Naturaleza; hasta el momento que sea hallado lo que se ha ocultado en esta forma. Desde luego, estos seres ya dan por terminada su misión en este mundo, para pasar sucesivamente a otras regiones etéreas a cumplir con su destino. "Hay además otros espíritus que ya han comenzado su existencia espiritual. Entre esos hay crueles, egoístas, fanáticos e indiferentes, que en compañía de sus semejantes expían sus faltas vagando por los mundos, cuya luz varía desde la niebla a la más profunda obscuridad. Esta situación no es permanente; los que son incapaces de evolucionar quedan para siempre en ella; pero otros que siguen los consejos de los espíritus auxiliares, se elevan a regiones más claras y superiores". El conocido y notable espiritista Sir Arthur Conan Doyle, estima que esta clase de espíritus constituye una constante amenaza para la humanidad; pues si el aura protectora del individuo es defectuosa, se posesionan de él convirtiéndose en parásitos suyos e influyendo en todas sus acciones o actos de su vida. Se le atribuye a estos espíritus todo lo malo que le ocurre a la humanidad; con esto queda dicho todo. No es necesario remontarse a las prime-ras edades del mundo para comprender el inmenso valor que a través de todos los tiempos ha tenido y tendrá la Ciencia Oculta. Quinientos años atrás solamente, los hombres que se dedicaron con sus dotes especiales a estos estudios, los hacían exclusivamente; sus observaciones eran constantes y profundas; los conocimientos científicos que adquirieron de esa fuente inagotable de virtudes y riquezas que nos brinda la sabia Naturaleza, tanto para los


actos buenos como para los malos, asombraron y asombrarán al mundo mientras exista. •La ciencia adquirida en aquellos años está intacta; en fecha posterior no ha sido aumentada ni perfeccionada, todo lo que se hable o se escriba a este respecto gira alrededor de los conocimientos recogidos en aquellos años, por hombres que todo lo hacían de acuerdo con las leyes de la propia Naturaleza, con gran interés y perseverancia, que se hicieron acreedores a un justo y permanente homenaje de la humanidad estudiosa. La generalidad de las personas que niegan o dudan de la existencia de un ser Superior que dirige los destinos del mundo, se basan en la siguiente reflexión. ¿Cómo es posible que el demonio tenga tanto poder en la tierra para atormentar de mil maneras a las criaturas que están bajo el poder de Dios, y muchas de éstas no renuncian a la fe, a la creencia y al respeto que les merece el Divino Creador? ¿Y en muchos casos sus súplicas, sus ruegos o peticiones no son oídas en ninguna forma? Como respuesta copio a continuación lo que dice a este respecto el libro de "San Cipriano": "¿Por qué permite Dios que el demonio atormente a las criaturasi'" l.o—Para que el hombre obstinado en las culpas, sirva de terror y ejemplo a otros hombres, 2.o—Para que los que sean del todo malos, reciban castigo en este mundo por las culpan que cometan. 3.o—Para que la persona que sea castigada del demonio trate de reconocer a Dios y humillarse a él. 4.o—Para castigo de las faltas leves y procurar la enmienda. 5.o—Para que se corrijan los hombres, riendo por


sus ojos la verdad de la Divina justicia. 6.o—Para que se pueda apreciar el gran poder de Dios. 7.o—Para mostrar la gran santidad de algunas criaturas. 8.o—Para aumentar los merecimientos de las criaturas, volviéndolas al buen camino. 9.o—Para purificarse más en todos los sentidos. lO.o—Para que las criaturas tengan el purgatorio en este mundo, y que se corrijan viendo que de tantos males pueden salir tantos bienes''. Los lectores apreciarán estas cosas en todo lo que valen; el análisis que haga cada uno valorizará el alcance que tiene prácticamente en la vida cada una de estas correcciones en la humanidad. Desde luego, al demonio a pesar de creérsele un gran poder en la tierra, está sujeto dentro de un marco limitado de acción; la Omnipotencia Divina no le permite sino la ejecución de determinadas cosas. Más claro aún; si los infernales ejercieran un poder ilimitado en este mundo, la gracia y el poder Divino no se distinguirían en ninguna forma; daría lo mismo negro que blanco, existiría una confusión tan grande que no tendríamos dirección para nada, ni ejecutaríamos nada basado en un principio, el mundo estaría convertido en una gran casa de locos. Con el ánimo de informar a mis lectores en todo lo que tenga relación directa con la busca de tesoros enterrados, los sacaré de ciertas dudas que se han hecho muy corriente entre las personas. Se ha generalizado la creencia de que los tesoros en-


«entrados en cualquier lugar, le corresponde al Fisco percibir el 50 por ciento del total encontrado. Lo que hay es lo siguiente: Si el tesoro se cree enterrado en terreno fiscal, corresponde pedir por solicitud la autorización para efectuar trabajos, ya a una Intendencia o Gobernación del departamento donde pertenezca, y si se encontrare le corresponde al Fisco el 50 por ciento. Con anticipación se firma un Convenio al efecto. Si el tesoro se encontrare en terreno municipal, corresponde a la Municipalidad dar la autorización para cavar, y encontrado le corresponde a ésta e! 50 por ciento, firmándose Convenio. Si el tesoro se encontrare en terreno o propiedad particular, el único que puede intervenir es el dueño de la propiedad, quien puede autorizar trabajos mediante un Convenio firmado; en cuanto a porcentaje es materia de convenirlo. El artículo 626 del Código Civil, habla a este respecto sobre el derecho del dueño de una propiedad. Si un dueño no autoriza un trabajo con este objeto, no hay ley ni nadie quien pueda obligarlo, a menos que estos trabajos se ejecuten a escondidas de él, pero en esta forma corre muchos riesgos. Se habla muy a menudo que el dinero encontrado enterrado no puede gastarse antes del año, el hacerlo acarrea muchas desgracias. Esto es una invención de antaño que seguramente muchas personas la habrán seguido, pero esto no tiene base ni razón alguna para no hacerse uso inmediato de todo lo encontrado. En cambio, es conveniente respetar al pie de la letra las diposíciones que contenga algún documento dejado por la persona


que enterró el tesoro; y éstos se encuentran juntamente en el mismo sitio. También hay ciertas dudas sobre la forma que debe dársele a la excavación; ya sea redonda, cuadrada, larga o en forma de triángulo, etc. Tampoco hay razón para darle una forma determinada, puede hacerse lo que se quiera. Se habla también con mucha frecuencia que el día más seguro para descubrir entierros de tesoros es el día Viernes Santo, a horas determinadas; y hay personas que siguen estas normas bajo cierta seguridad de llegar al éxito (según ellos). T o d o esto no es más que una simple idea, o mejor dicho una teoría cualquiera que viene hablándose desde muchos años atrás, pero que en realidad no tiene ninguna base seria o científica para tomarla como un medio de importancia. Así como se habla del Viernes Santo para estos trabajos, puede hablarse de un 18 de septiembre o de un 21 de Mayo. Es cuestión de apreciar estas cosas amoldadas a lo que ya está indicado en la práctica y en la larga experiencia sostenida desde siglos atrás. Pasando a otra cosa, y como precauciones recomiendo lo siguiente: Al hacerse una excavación es necesario ir premunido de una botella con vinagre fuerte, con el objeto que cuando se encuentre el tesoro, o mejor dicho, cuando se sientan emanaciones pesadas al cerebro, ardor a la vista, sequedad 9 aspereza en la garganta, manifestaciones inequívocas del antimonio, debe de rociarse inmediatamente con vinagre toda la excavación, y ponerse a salvo de sus efectos como ya está indicado, y


beber un poco de vinagre, pues es muy peligroso aspirar los gases o emanaciones del antimonio que produce la plata principalmente después de estar algunos años enterrada. Conviene en todo caso airear un buen rato la excavación y después retirar lo que se ha encontrado. Se han producido casos fatales por desconocerse sus efectos. Aunque no hay nada escrito sobre la necesidad de dejar dentro de la excavación antes de tapar una moneda por cada persona de los propios interesados que hayan tomado parte en el trabajo, una vez encontrado el tesoro es conveniente el hacerlo por cierta tradición que se ha acentuado mucho a través de los tiempos, y que parece tener algún efecto para el futuro; y como nada cuesta practicarlo, es necesario hacerlo. Las mismas personas que han hecho una excavación y han encontrado el tesoro, no deben de tapar ellos mismos; que lo haga otra persona ajena que no sepa que dentro de esa excavación hay algunas monedas. Las monedas pueden dejarse en el fondo de la excavación tapadas con unas cuantas paladas de tierra, a fin de que no se dé cuenta el que va a tapar. Se comenta también que las personas que van a descubrir un tesoro y lo encuentran, uno tiene que morir antes del año. Esto es una torpe invención. Seguramente si alguien ha muerto después de efectuar estos trabajos con éxito, se debe a que han aspirado muy de cerca y en gran cantidad los gases venenosos del antimonio de que he hablado anteriormente. Las horas convenientes para empezar una excavación son: cuando empieza a rayar el afta (es decir, cuan-


do empieza a aclarar) ; o bien a las 12 del día; a las 6 de la tarde o 12 de la noche. La elección de estas horas que deben de ser exactas, depende de las propias circunstancias que se presentan. Considerando de cierto interés para muchos de mis lectores, cuando menos como una curiosidad conocer la fecha de llegada a Chile de los jesuítas y la fecha de su expulsión, a fin de calcular aproximadamente la fecha de la existencia de muchos tesoros enterrados por éstos, doy a continuación un interesante relato insertado en una de las obras de don Diego Barros Arana, titulado "Riquezas de las Antiguos Jesuítas de Chile". El 12 de abril de 1593, en la madrugada llegaron a caballo ocho jesuítas peregrinos que venían desde Valparaíso. Fueron mandados a Chile por el Rey de España Felipe Segundo, por real cédula de fecha 12 de junio de 1592. Se les dió un fraternal hospedaje en el Convento de "Santo Domingo". Santiago en esa época tenía 1.000 habitantes y había poco más de 160 casas, bastante humildes. Existían los Conventos de "Santo Domingo", "San Francisco" y "La Merced"; un Monasterio de Monjas "Santa Clara'', y cuatro hermítas, la de "Monserrat", "San Lázaro", "San Saturnino" y "Nuestra Señora de Guía". El 25 de agosto de 1767 (175 años a la fecha), por orden del Rey de España Felipe Tercero, fueron expulsados de Chile los jesuítas. El Gobernador de O t i le en ese entonces, el Marqués de Aviles, le dió curso a la orden de expulsión; y al efecto, a las tres de la mañana de aquella fecha, simultáneamente salieron de sus


Conventos y propiedades 360 jesuitas en dirección a España. Su fortuna, sólo en propiedades repartidas en todo el país, fué calculada en 20 millones de pesos oro de 48 peniques; en animales, útiles, enseres de campo y bienes muebles, en 10 millones; y su fortuna en dinero, alhajas, objetos de arte, etc., etc., se calculó en 30 millones de pesos oro de 48 peniques, cuyos valores quedaron íntegros en el país, ocultos en bóvedas bajo tierra, en subterráneos, enterrados en la tierra y encajados en murallas. Los primeros Bancos que se fundaron en Santiago, Valparaíso y principales provincias, fueron de particulares, autorizados por el Gobierno (hace 92 años más o menos) ; pero la mayoría de las personas, por desconfianza, no hacían sus depósitos en ellos. Años después, en 1860, se creó una ley y reglamento de Bancos, y éstos empezaron a funcionar por sociedades. A continuación se crearon algunos por cuenta del Estado y Cajas de Ahorros;-Poco a poco fué desvaneciéndose la desconfianza que existía en aquellas épocas, hasta que el prestigio y la confianza se impuso, como lo tienen hasta hoy día. Pedro de Valdivia llegó a Santiago con 150 españoles y tres mujeres, y la fundación de la ciudad la efectuó como se sabe el 12 de febrero de 1541, delineando la ciudad desde la calle del Carmen hasta Brasil, y desde el río Mapocho hasta la calle Cóndor, o sea, 14 cuadras, de Norte a Sur, y 15 cuadras, de Este a Oeste, Esa era su extensión en aquella época. En 1808 (134 años a la fecha), el número de ex— ss —


tranjeros que habían en Santiago eran los siguientes: 13 italianos; 8 franceses; 6 portugueses; 5 norteamericanos; 1 alemán; 1 austríaco y 1 sueco, total 35. Quiero completar este pequeño libro con una advertencia que la estimo necesaria. En varías ocasiones me he encontrado con individuos de mala fe, algunos semi analfabetos, que de diversas maneras explotan groseramente a la humanidad, basados en ciertos conocimientos entre los muchos que proporciona la Ciencia Oculta. Estos individuos forman para su comercio un gran caudal de argumentos exagerados; no hablan con franqueza ni sinceridad, no dan ninguna explicación clara sobre estas Ciencias, y se dotan de cierta autoridad con el objeto de atrapar a las personas. Como se comprenderá, esta manera de proceder acarrea tanto perjuicio para la humanidad engañada como para el prestigio de la ciencia misma, que le quita sus mejores cualidades y valor científico; dejando profundas dudas entre las personas que pueden aprovecharse de ellas de tantas maneras. Es muy sabido que en todas las ciencias hay impostores, que la mixtifican y la rodean en un manto de obscuridad, con el objeto de tener a las personas a mayor distancia del conocimiento exacto de ellas. De aquí nace la natural desconfianza a lo verdadero de algunas personas que sólo y desgraciadamente han oído la palabra de boca de charlatanes o estafadores, como por ejemplo el cuento de los entierros de tesoros. La excesiva credulidad, falta de sentido común y ambición de las víctimas de estas estafas, inducen a que estos individuos estén dando constantemente esta clase de golpes.


y la culpa es de las propias víctimas sin reflexión. Lo más prudente es ponerse a salvo de estos señores que abundan en todas partes. N o hay que dejarse influenciar sin antes estudiarlos muy bien y saber lo que «e va a hacer. Es necesario no olvidar que nadie honradamente puede asegurar el éxito en esta clase de trabajos; pues lo primero que hay que buscar es el mayor número de probabilidades para acercarse al éxito; en seguida ponerle mano a la obra. Este pequeño trabajo que encierra una disertación que he venido haciendo lo más claramente posible, acerca de los fenómenos a que me he referido y que constantemente se producen en cualquier parte, con gusto lo pongo al alcance de los interesados que conozcan o hayan con fundamento sospechado algo, y quieran ocupar mi práctica y conocimientos que 'he adquirido en estos trabajos; juntamente con la aplicación de un instrumento científico que poseo para ubicar o localizar toda clase de metales. Seriedad y reserva absoluta en las exploraciones. Dirigirse a Avenida Condell N.o 1563, o escriba indicando lo que necesita al Correo N.o 9. Santiago.

Humberto

Partus

A,


Impreso en los Talleres de la Editorial "Cultura" S a n t i a g o de Chile


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