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EL FOC SAGRAT
“Del color i la forma a la textura, la matèria de la dona: deessa fragant, benigna, vestal custòdia del foc sagrat.
La voluptat s’escampa per l’ascetisme del pinzell… Sentim el pintor de les dones que són sols emboscat en somnis de claredat enterca, i som nautes al mar procel·lós del llenç despullat.
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Nàufrags per línies de vertigen joiós, meandres sinuosos de la travessia, fins que sirenes de llum ens menen com fars vers un port ignot, lluny enllà de la sofrença.
De la seua finestra estant, Eros ens crida pel nostre nom i amb un afany desmesurat, per diluir-nos en pura exuberància de pigments, que esclaten arran de la mirada.
Assedegats, bebem amb ansioses glopades l’encís, la sang que raja de la seua paleta, deliqüescència que es vessa al calze femení on s’hi liqüen les tonalitats de l’esperança ».
(Román Bernad)
Un cierre triste para su periplo por Llucena por la pérdida del alcalde Vicent Nebot (2011) uno de los impulsores del regreso de la cultura a la perla de la montaña. Quien suscribe, vinculado a su persona y a la población, se encontraba muy afectado, recibiendo de primera mano una confidencia de una política de nuestra ciudad. Un hecho conocido por su viuda Mari Carmen Negre sin desvelarse la autoría. Alguien le dejó « Doce Rosas Rojas » en su lecho de muerte como despedida. Un gesto personal y poético que nunca se hizo público. Un leitmotiv para que le transmitiera al artista Bolumar la necesidad perentoria de crear una pintura dedicada a Vicente con las Rosas como símbolo. El pintor retrató su personalidad como nadie, un humilde campesino ensoñando junto a las Doce Rosas
Rojas. Más un texto prosaico escrito por mi en su memoria, y entregado a su familia como homenaje póstumo. Hoy desvelamos el secreto, quien legó las Doce Rosas Rojas a Vicent Nebot Gargallo. Una mujer, la política castellonense Amparo Marco Gual, ex diputada autonómica junto a Vicent en Les Corts Valencianes.
« ..Voy buscando un amor que quiera comprender la alegría y el dolor, la ira y el placer, un bello amor sin un final que olvide para perdonar; es mas fácil encontrar Rosas en el mar…
(fragmento L.E.Aute)
DE BENICÀSSIM A TAIWAN Y VICEVERSA.
Las colaboraciones con otro gestor cultural y director escénico como Antonio Arbeloa quedaron para la posteridad en un volumen editado por el servicio de publicaciones de la Diputación provincial, y en el libro de poemas ilustrados por Bolumar, Paseo Alegría (2010). Hay que mirar al pasado, cuarenta años atrás para rememorar los veraneos junto a la Torre de Sant Vicent con fondo musical de cuerdas rasgadas, habaneras y poesia. Aquel tiempo era diferente por la eclosión pictórica de las exposiciones del Torreón Bernad, en las que se congregaban un buen número de coleccionistas. Poco a poco han ido dejándonos aquellos protagonistas de la vida cultural como Paco Puig y Lorenzo.
Una memoria evanescente le acompaña mientras pinta junto al paseo Coloma de las Villas de Benicàssim. Hoy reconvertida esa nostalgia del ayer por el éxito actual de su irrupción en el mercado asiático. Al norte de Taiwan se han trasladado 85 piezas para una exposición monográfica del artista, 65 lienzos y 20 grabados, en la ciudad de Hsinchu. Una muestra comisariada por el coleccionista Chris Chang convirtiéndose en la de mayor envergadura para la carrera de Bolumar. Como él mismo ha manifestado, « les entusiasma el uso atrevido e imaginativo que hago del color y las formas que he creado a lo largo de tantos años ». «.. siendo curioso como de culturas tan alejadas podemos entendernos a través del Arte, ya que la creación es universal y no entiende de fronteras ... »
Una máxima para este artista pletórico, atrapado en las fauces de la madurez pictórica y alado en un pájaro dorado que aterriza en Madrid cargado de vivencias por su periplo taiwanés. Con el jet-lag anclado en la psique el artista sucumbe a la nostalgia de un mar plateado paseando a solas por la playa de Benicàssim, en una fusión ascendente con el universo por la fuerza del astro lunar. Pensando en un paraíso anhelado por aquellos que no pueden sentir el fragor del rompeolas en las noches frías de invierno. Una madrugada donde la luna llena azulada se ha teñido de rojo paulatinamente, hasta convertirse en una luna rojiza de sangre.
Un fenómeno astrológico irrepetible para las retinas y convertido en un eclipse lunar casi espiritual. Le evoca esta experiencia como hace más de veinte años, una inspiración de antaño le condujo al influjo de la luna. Una sabiduría ancestral plasmada en la ciencia empírica del cosmos para desarrollar la imaginación y posteriormente, plasmarla en un lienzo en una experiencia intensa capaz de afectar a los estados de ánimo. Influido por esa canalización, el artista Bolumar ha recreado un cuarto creciente de estigma femenino sostenido entremanos por un ser andrógino y ensoñador.
Cabalgando entre lo divino y lo humano, porque la ensoñación y la contemplación astral sólo pertenecen al universo del artista. Comparte esta visión cosmológica en una de las estampas más bellas creadas por su paleta y pincel, convertida en un aguafuerte repleto de arabescos, ornamentos y trampantojos.
Contemplado el Marenostrum vuelve a desatarse en su cabeza el solsticio del fuego de un verano inacabado, de la juventud de pasiones desatadas entre Carrica y Segorbe. Del nacimiento y crecimiento de sus musas en Castellón paralelo al recuerdo imborrable de su Afrodita sumergida en el mar plateado de esta agridulce madrugada. Mientras las olas del mar rompen y devoran los entresijos de la memoria, despierta de un flashback que le sucumbe en la zozobra para volver a solas camino de su taller de la céntrica calle Caballeros.
« ..Lavaste mi pie contra tu pecho de luna Con puntas de tu mojado pelo de espuma. Revivo aquel milagro de la marea blanca que era tu cuerpo derramando luz. Aún palpita en el recuerdo, eras tú, eras tu… Y se que no podré volver a verte jamás...» (fragmento L.E.Aute)