Era de noche cuando Lucho transitaba por la inmensa, larga y desconocida calle; venía como aparecido masticando la monotonía de su soledad, iba pensando en todo lo que era vivir tan solo en una enorme ciudad. De repente, se detuvo, y desde la esquina donde se paró a descansar, por unos segundos, vio la agitada vida que acosaba a la mayor parte de los habitantes.