Los Jammings Poéticos nacieron gracias a la congregación de amigos escritores que comparten el deseo de manifestar colectivamente su impulso creador, y a que en la generosa invitación de Vilma Ramia encontraron una oportunidad para hacerlo en los espacios del Ateneo de Caracas desde febrero de 2011. En un Jamming se leen en voz alta principalmente textos poéticos tomando como trampolín y alas al texto precedente. Es un encuentro que nace de la idea de la descarga y la improvisación, y que se cristaliza en un recital estilo jam y contrapunto. Deseosos de conservar la experiencia y concentrarla en un formato que permitiera su réplica y su disfrute a salvo del tiempo que pasa inclemente, decidimos crear Mermeladas para llevar.
En esta edición, los autores del Jamming Poético n.2:
Luis Enrique Belmonte Kira Kariakin Georgina Ramírez Eleonora Requena Cinzia Ricciuti Gabriela Rosas Keila Vall De La Ville
Un especial agradecimiento a:
© Copyright de los textos del Jamming pertenece a sus autores. Cualquier reproducción de los mismos deberá ser consultada con dichos autores, que tienen todos los derechos reservados.
Coordinación General: Kira Kariakin y KeilaVall De La Ville Compilación y Edición: Keila Vall De La Ville ~ keilavall@gmail.com Logotipo y diseño: ushadesign.com | Edición numerada | Septiembre 2011
Eleonora Requena
tacho borro suprimo más allá del simple gesto imploro a la memoria condescendencia . de acuerdo hice mi parte en todo esto pinté la (amarga) noche y unos versos . En vano error de dulce engaño espero . ni escampos ni fuelles palabras denodadas sin consentimiento . Oh, poeta, no cantes la rosa ni la riegues . mal va mal abar mal eta . me dejaste una rosa de los vientos y esta grieta abierta (abriéndose) si me explico corro en riesgo de soltar las prendas . plain-texts . sólo duplico las frases apuntadas en mi libreta he decidido no escribir poemas
Ausentes Gabriela Rosas
Uno extraña al que se ha ido por el gusto de sentirse en algún sueño en alguna gota de agua que se quedó en los labios Cada despedida es para siempre una posibilidad Uno extraña al que se ha ido para vivirlo de cerca Intentar la sonrisa el verbo incendiario y el limón que se usó para encontrarnos Uno extraña al que se ha ido porque realmente se extraña uno Para recordarse uno.
Peregrinaje Cinzia Ricciuti
El hombre el primero Adán está en la montaña. El viento le atraviesa el rostro, lo vuelve niño, lo hace fuerte. Sus ojos, un día adoloridos de tanta prisión, ya no buscan, sólo caminan sobre las rocas, los cielos, las lluvias. Ahora tiene respuestas la paz del viaje el anhelo de regreso las flores milenarias en su corazón cuando me recuerda. Mi amor el primero Adán está en la montaña.
Piel de durazno Georgina Ramírez
¿cómo apagar el fuego que dentro quema? si ni siquiera la piel disuelta en sintonía intenta calmar el volcán que detonó el encuentro aún en solitario sigue encendido el refugio donde antes tú.
Sin resistencia Kira Kariakin
luego de comprobar las ataduras de consolidarlas escapo mis huidas no esquivan nada ni me alejan huyo por adicci贸n y por ello sin resistencia regreso siempre
Sentidos Keila Vall De La Ville
Así como de pronto uno ve la música, oye el color… Roberto Juarroz I. Dios me queda entre las cejas y el centro del pecho. Allí no es sólo músculos huesos sangre. Dios me queda allí. II. Por la manera en que me nombras será lo que dices, o la forma en que me pronuncias, sé de precipicios si menciono cierto número junto a la palabra chocolate puedo no mirar y saber que se derrite se vuelve pasta puedo imaginar mi lengua aprisionada revolviéndose en sí soltando líquidos. III. No todo lo que parece es pero a veces ayuda.
Quizás Cinzia Ricciuti
Tú crees que la lluvia ahogará las flores de los apamates no tienes fe quizás lo que importe sea la lluvia no las flores quizás ellas se hagan peces quizás el apamate se haga barca quizás la lluvia seas tú.
Eleonora Requena
que broten florecillas entre los escombros no hace un bosque pero contemplar tal maravilla restablece el ánimo. quién quiere un jardín domesticado, quién una parcela para cultivar plantas frutales, nadie me enseñó a sembrar, apenas rozo con los dedos las espinas del rosal y me hinco un tanto, ay, ay.
Si te pica el alacrán Luis Enrique Belmonte
Si te pica el alacrán échale saliva a la picada, aplica hielo, hidrátate, no te expongas al sol, aguanta. Si acaso llegaras a propinarle un zapatazo examina bien a la criatura: mira cómo se despide de esta vida moviendo sus pinzas y tenazas como un director de orquesta furibundo. Tendrás que considerar que los alacranes pueden soportar radiaciones ionizantes en un porcentaje cien veces mayor al que soportaría tu vecino, y no olvidar que estos bichos nacen completamente desarrollados y que pueden llegar a vivir veinticinco años. Cuando esté fuera de combate es recomendable observar el tamaño del ejemplar para estimar la cantidad de su veneno, pues no es lo mismo un alacrán bebé que una alacrana con hijos, aunque picada de alacrán siempre será picada de alacrán. Que no te extrañe saber que tu cuerpo más nunca será el mismo, si te pica el alacrán. Que no te extrañe saber que en cualquier momento el alacrán puede volver a presentarse bajo la forma de un guiño de ojo, una pequeña espina o un discreto burladero, si te pica el alacrán. [Alacrán]: arácnido venenoso de hábitos nocturnos, criatura de la resistencia que se refugia entre ladrillos, o bajo piedras y troncos, señor de los escombros y las grietas, amante solitario en las tinieblas, soñador en las cuencas de los zapatos, depredador de arañas, cucarachas y grillos, remoto superviviente de los almacenes en quiebra, gran elucubrador, bromista empedernido.
Grillos Gabriela Rosas
A veces alcanza El diente de le贸n El cigarrillo La mitad del deseo La furia es un hombre no una emoci贸n S贸lo existimos en los tatuajes en la quemadura no en el coraz贸n En este mundo poco nos pertenecemos La vida ocurre lejos de nosotros.
In illo tempore hoy Keila Vall De La Ville
El inicio puede ser un sonido tenue un zumbido semicorcheas susurrando en la panza de una vasija no todo comienzo es siempre big bang tal vez ninguno lo fue escarcha suena tambiĂŠn la escarcha al caer sobre el papel entra la abeja sin miel abre el mundo penetra el mundo se vuelve la herida que me emplaza irrumpe su aleteo explota mil veces cada punto en el cĂrculo lo auspicia todo otra vez.
Uno ya no quiere lo oscuro Cinzia Ricciuti
Te levantas y ya las cosas no te funcionan las viejas brújulas las tonterías inteligentes el miedo también cansa la cobardía y el hastío uno ya no quiere lo oscuro la miseria los relámpagos tacaños uno conoce la fuerza a pesar del sabotaje uno sabe que la oscuridad desaparece con un poco de luz y por eso se resguarda se cuida intenta matar llega un día en el que uno se cansa hasta del cansancio la vejez inventada los achaques cobardes las ropas las armaduras las máscaras los libros las palabras venenosas las sonrisas artefactas se cansa uno de las formas las contenciones las castraciones los grilletes
fílmicos Eleonora Requena
Evoco el sueño de anoche como quien hace memoria sobre un film visto hace tanto, ahora mis palabras van nombrando lo que creo sucedió: mientras soñaba, iba apuntando cada hecho para recordarlos luego, pero pese mis empeños, los he olvidado. . Las risas y los aplausos incidentales de la tele cerraban con gracia cada sketch soñado. La música de fondo, los gritos de una niña ultrajada, el estallido de las bombas cayendo sobre prados alimentaron la abstrusa trama de otro cuento que hilado entre sollozos (gemía como un perro herido en el asfalto) transcurría debajo de mis párpados. Definitivamente, prefiero las comedias a los dramas. . En tanto tomo las curvas de la carretera, avanzo los camiones, zigzagueo entre los carros que van más lento, el sueño sigue oculto, la radio ofrece un cándido paisaje de palabras, escarbar en la memoria puede poner en peligroso riesgo a un conductor avezado.
Congreso de poetas Luis Enrique Belmonte
Se dan palmaditas en la espalda mientras se miden el ego, de reojo. Y casi todo el tiempo hablan de cualquier cosa, mas con admirable frecuencia hablan sobre nada, pues la nada los habita de la noche a la mañana, sin tregua y sin misericordia, a veces con telarañas colgando de sus boinas. Pero es justo decir también que de vez en cuando canta un ruiseñor, o brota un lirio, o un encomiable eructo surge de lo más profundo del corazón, y entonces parece que abordaran todos el mismo barco ebrio, cada quien explorando nuevas nebulosas desde el respectivo taburete asignado en la cantina adonde van a refrescarse estas flores malditas tan celebérrimas en sus terruños, tan entrañables cuando se quedan colgados ante un verso insólito, con sus programas de lectura, sus viejos proverbios y sus chistes literarios. Y se alzan las copas por enésima vez para anunciar el momento que da paso al muy consabido y esperado abrazo esférico en el callejón donde se despiden los borrachos, cantando las mismas canciones que hablan de los mismos combates, canciones de cuando se era más joven y se soñaba despierto y todo parecía que quedaba a la vuelta de la esquina, pero ni modo, ahora se es más sabio y resabiado como para seguir dándose bien duro contra los mismos peñascos. Así que adelante, Colegas, a descubrir nuevas galaxias, a ver de cerca lo que está ocurriendo abajo, a volver a lo más bárbaro [lo más bachaco, lo que se resiste, lo que está en el mero centro de lo que es], a intercambiar correos y baratijas, a prometer verse de nuevo [renovados y locuaces] en el próximo congreso, antes que por desánimo de los patrocinantes se terminen de acabar los congresos y sólo quede apenas una triste farola que titile enviando mensajes del más allá. Vuelvan a sus garabatos, Colegas, vuelvan a sus duelos imaginarios y a sus cruzadas intercontinentales, que ya se acabaron los viáticos y serán cardiólogos los que mañana ocupen nuestro lugar en este hotel. Y que nada nos importe saber ahora si ayer fuimos ridículos, sentimentales o ariscos, pues hoy será otro día y vendrán otros congresos.
florecilla del resentimiento Eleonora Requena
la poeta se ha venido a menos aletarga los furores del trasnocho con la música dulzona de sus sueños un responso y dos por ella tres y cuatro por la sorna: vindicadas vocerías venerables aspavientos palabrejas de alcancía háganse tormento
Georgina Ramírez
Espero al poema como aguardo el placer al inicio de la cópula, lentísimo, fértil. Armando Rojas Guardia Como la mirada que sacia el hambre del mendigo el vértigo que trae el estallido de un beso así lo espero. Detengo las agujas no me importa. Puede llegar calcinando como otra madrugada me arropa con vigilia y sin embargo sólo escucho la puerta cuando parte.
Sanaci贸n Kira Kariakin
mi d铆a es denso est谩 lleno de adioses porque la muerte se asoma sin pausas es un veneno la savia de la hiedra del insomnio la piedra en el coraz贸n de mis miedos huyo de ella intentando ser solar mientras retengo en mis manos alientos que me empujan tajantes y me curan
Gabriela Rosas
Una mujer pierde un hijo dos hermanos lo poco que le quema antes de que se le acaben las palabras Una mujer camina por los rieles en sus sueños Los sueños duran poco Un diente de león se agita a media noche.
Georgina Ramírez
Me hace un inventario lo tienes todo –dicemientras enumera virtudes, títulos, posesiones y afectos. ¿Es qué acaso no sabe mi madre que nada tengo si la pierdo?
Respiraci贸n Kira Kariakin
a Lino escucho recostada en tu pecho aire que entra y sale sin furia y un sordo latir sin necesidad de razones escucho los tenues ecos de mi aliento acompasado abrazo el continente de tu vida a resguardo vivo asilada bajo tu b贸veda permanente
Infinito Keila Vall De La Ville
Jugar con los hijos creer que nada cambia pensar que nadie parte o actuar como tal y cual. Dejar que las criaturas con el invento que vuelven vida cada vez sean el reloj hora de la siesta de la merienda hora del chocolate, o ya es muy tarde para el chocolate hora del uniforme momento de aprender a caminar hora del abrazo de aprender que no se pega time out tres minutos. Que sean mis hijos los que marquen la vida. Hora de dormir que sueñes con los angelitos te amo de aquí al infinito y más allá. Creer en eso y saber que en mí no hay nada infinito sólo el amor las ganas de quedarme. Creer en la muerte sin llamarla eso sí es un arte.
Eleonora Requena
Gabriela Rosas
Cinzia Ricciuti
Georgina Ramírez
Kira Kariakin
Keila Vall De La Ville
Cinzia Ricciuti
Eleonora Requena
Luis Enrique Belmonte
Gabriela Rosas
Keila Vall De La Ville
Cinzia Ricciuti
Eleonora Requena
Luis Enrique Belmonte
Eleonora Requena
Georgina Ramírez
Kira Kariakin
Gabriela Rosas
Georgina Ramírez
Kira Kariakin
Keila Vall De La Ville
Luis Enrique Belmonte
mermelada de melocotón Poeta. Su poesía se encuentra reunida en Pasadizo (Monte Ávila Editores, 2009). También ha publicado la novela corta Salvar a los elefantes (Equinoccio, 2006).
Kira Kariakin
mermelada de higo Caracas, 1966. Ha trabajado en los medios editorial y digital como agente, productora, editora y consultora. Mantiene su blog http://www.k-minos.com. Colabora en varias publicaciones en línea. Cursa los talleres de poesía de Armando Rojas Guardia y Edda Armas.
Georgina Ramírez
mermelada de mango Caracas, 1972. Licenciada en Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela. Fundadora de la Parada Poética. Coautora de la Antología Poética El Ojo Errante, de la antología Poética La Mujer Rota, y autora de la plaquette Piel de Durazno.
Eleonora Requena
mermelada de fresa Caraqueña, 1968. Publicó los libros Sed (1998), Mandados (2000), Es de día (2004), La noche y sus agüeros (2007) y Etica del aire (2008). Sus textos aparecen en antologías y estudios críticos en Venezuela, Colombia, España, Estados Unidos, Chile, Perú y México. Premiada en la V Bienal Latinoamericana de Poesía “José Rafael Pocaterra” (1998-2000).
Cinzia Ricciuti
mermelada de mora Nació en Caracas. Es Intérprete, traductora y docente del idioma italiano. Lleva el blog http://verdadesqueasoman.blogspot.com. Algunos de sus textos han sido publicados en las revistas electrónicas Letralia, La Casa Azulada y Los Hermanos Chang.
María Gabriela Rosas
mermelada de cereza Ha publicado los poemarios La Mudanza (1999) y Agosto Interminable (2008). Su trabajo aparece en las antologías Las Voces de la Hidra: La poesía venezolana de los años ´90, y El Coro de las voces solitarias: Una historia de la poesía venezolana. Ganó el Primer Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Liceístas “Pérez Bonalde” (1995).
Keila Vall De La Ville
mermelada de durazno Caracas, 1974. Publicó el libro de cuentos Ana no duerme (2007). Su trabajo literario aparece en antologías, revistas y medios digitales, y ha recibido menciones en distintos concursos literarios. Lleva el blog http://fugapermanente.wordpress.com.
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