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El primer impresor de Nuevo León

Bangs fue apresado junto con los insurgentes y traído a Monterrey para que de manera gratuita y obligada se encargase de imprimir en dicha prensa los comunicados de las fuerzas realistas.

Como Bangs era protestante se le obligó a ser bautizado católico y se le llamó desde entonces José Manuel María Julián. Fue, pues, el primer impresor que hubo en las cuatro provincias internas de Oriente. Sus últimos años los pasó en Galveston, Corpus Christi, Matamoros y Kentucky, habiendo fallecido en esta última población de Estados Unidos del Norte por 1850. En Galveston fue editor y propietario de varios periódicos que publicó en diversas épocas.

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Cuando el revolucionario español Francisco Javier Mina organizo su expedición en ayuda de las causa de la independencia mexicana en 1816, sabía que la propaganda impresa llegaría a tener una gran importancia.

Mina trajo consigo una prensa portátil desde Inglaterra, a su llegada a Baltimore, para reclutar adeptos, invitó a unirse a la expedición a un joven impresor de Boston, Samuel Bangs.

Aunque la empresa de Mina fracasó en 1817, esto no ocurrió antes de que el yanqui de 18 años fuera introducido a la costa del Golfo, desde Galveston Island y adquiriera experiencia imprimiendo decretos, canciones patrióticas y mandatos militares en castellano, idioma para él poco conocido. Librado del pelotón de ejecución en vista de sus conocimientos especializados, Bangs fue enviado a una cárcel de Monterrey.

La prensa capturada a Mina y el prisionero Bangs fueron los primeros en hacer una publicación en Monterrey. En el curso de los seis años siguientes, Bangs y su prensa prestaron sus servicios al gobierno del país, mientras éste sufría las transiciones que lo llevaron de la dependencia española hasta el imperio independiente de Iturbide y la república federal.

En 1823, volvió a Boston, contrajo matrimonio con una joven de Baltimore y decidió regresar al norte de México como impresor y distribuidor de prensas fabricadas en Nueva York. Se estableció en Ciudad Victoria, capital del estado de Tamaulipas y en 1827 Bangs inició su actividad ahí y en Coahuila, Texas y Nuevo León, como impresor y editor de decretos gubernamentales y periódicos oficiales, distribuidor de equipos de imprenta en una región en pleno desarrollo y especulador de terrenos. En 1827, narra que su vida cambió repentinamente con el fallecimiento de su esposa. Abandonó México y se fue a Texas, que había adquirido su independencia, para empezar de nuevo. Lota M. Spell resume así su carrera desde este año hasta 1849:

Durante la vida de la república de Texas, Bangs imprimió el primer periódico de Galveston y, exceptuando una corta residencia en Houston, en donde imprimió y contribuyó a The Musquito, adquirió, editó e imprimió una serie casi continua de periódicos en la ciudad isleña. Después de la anexión, fundó el Corpus Christi Gazet- te que fue no sólo el primer periódico en aquel poblado, sino el primero en inglés al oeste del río Nueces –en realidad, el más occidental de los periódicos en inglés del continente americano. Al estallar la guerra contra México, fue de los primeros que fundaron periódicos en inglés y castellano al oeste del río Grande. y decretos que la circulasen y publicasen como correspondía, ni los individuos del Congreso podían tener una colección de ellos.” Por consiguiente, autorizaban al gobernador del estado para que adquiriera una imprenta en los Estados Unidos, “suficiente para el servicio del gobierno.”

Además de ser un impresor que impulsó el desarrollo de la historia mexicana y texana por medio de sus prensas manuales, Samuel Bangs instruyó a toda una generación de impresores en la tipografía, fue activo periodista fronterizo que unía a su adiestramiento técnico, conocimientos amplios sobre la costa del Golfo y una viva imaginación al servicio de una nueva sociedad.

Al consumarse la Independencia, Fray Servando, el regiomontano universal, recupera su prensa y la instala en esta ciudad, dejándola al cuidado de su maestro y amigo, el doctor José Bernardino Cantú. En 1823, el ayuntamiento de Monterrey adquirió una imprenta, la cual pagó hipotecando algunos terrenos y aguas municipales. Al siguiente año, el gobierno del estado compra otra en el vecino país del norte, misión que le fue encargada al caudillo tamaulipeco Bernardo Gutiérrez de Lara, cuyos servicios se procuró utilizar por el conocimiento que tenía de los Estados Unidos, pues en tiempos de Hidalgo había sido nombrado por éste su representante en Washington, ciudad hasta la cual había hecho un viaje a caballo desde las cercanías de Saltillo, acompañado sólo de un pequeña escolta.

Como Bangs era protestante se le obligó a ser bautizado católico y se le llamó desde entonces José Manuel María Julián. Fue, pues, el primer impresor que hubo en las cuatro provincias internas de Oriente. Sus últimos años los pasó en Galveston, Corpus Christi, Matamoros y Kentucky, habiendo fallecido en esta última población de Estados Unidos del Norte por 1850. En Galveston fue editor y propietario de varios periódicos que publicó en diversas épocas.

En un comunicado de 8 de octubre de 1824, el gobierno de Tamaulipas avisaba haber contratado la imprenta que se le había encargado por la cantidad de mil 800 pesos en moneda mexicana en el puerto de Matamoros.

A pesar de todos sus esfuerzos, las autoridades nuevoleonesas tuvieron que esperar más de un año para que la prensa llegara a estas tierras. Llegó a finales de mayo de 1826, trasportada desde el puerto tamaulipeco por Perfecto Correa. Al arribar a Monterrey es colocada en una oficina de la Secretaría de Gobierno. De inmediato se procedió a nombrar a los encargados de editar el añorado periódico oficial. Como editor responsable quedó el Dr. Francisco Arroyo, como redactor Felipe Mier y como impresor Lorenzo Antonio Melo.

En su sesión de 6 de mayo de 1826, los legisladores sancionan el decreto no. 10 mediante el cual se autorizaba “…una imprenta del estado y se establezca en ella una Gaceta Semanaria Constitucional del estado de Nuevo León”.

Esta adquisición era prioritaria para el nuevo gobierno, ya que según el presidente del Congreso de Nuevo León, existía una notable contrariedad para comunicar las órdenes del gobierno “y en su consecuencia para llevar a cabo con orden las elecciones y las juntas primarias por la falta de una buena imprenta(…) pues no había leyes

Es casi un hecho, de que en esta prensa se hayan reproducido los comunicados más importantes del ejecutivo estatal en la primera mitad del siglo XIX, entre ellos, el periódico oficial.

Fuente de referencia: Juan Antonio Olvera | Ernesto Castillo (2014) “40 Años de Historia” CANAGRAF NUEVO LEÓN

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