Espada Ninja (id 93)

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Juliana Adamow y Emiliano Montani



Textos: Emiliano Montani Ilustraciones: Juliana Adamow Maquetaci贸n: Emiliano Montani


1. Cuando éramos chicos, jugábamos a los vaqueros con pistolas de madera, a las naves en los árboles y con botellas de coca cola en las bici cross canchereábamos con tener motos ruidosas.


2. A falta de presupuesto acudíamos a la creatividad: inventábamos juegos y construíamos nuestros propios juguetes. Lo bueno que como ninguno tenía plata casi nunca peleábamos y nos llevábamos bien.


3. Un día el papá de un nene que no conocíamos creyó que nosotros le habíamos pegado a su hijo. Nos tiro piedras y nos gritó “pendejos putos”. Tipo, se re pudrió todo de golpe y tuvimos que correr para zafar de los piedrazos.


4. Por la noche nos juntamos en un comitĂŠ los amigos del barrio y contratamos a unos COCODRILOS aztecas para que le bardeen toda la vivienda. El almacenero fue el contacto con los MATONES.


5. Y bueno, prendieron fuego la casa y al otro d铆a amaneci贸 destruida. Re bardeamos, pensamos.


6. Nos dio tanta pena que decidimos organizar una rifa en post de restaurar la casa con el dinero recaudado.


7. El número ganador iba a ser una espada Ninja mágica traída de Japón por el tío de Ramón, que según él tenía el poder de salvar al mundo. Ramón decía que su tío era un borracho intensivo y que no había que llevarle el apunte. Pero el tío parecía copado, así que nosotros le creímos.


8. Ese domingo se hizo el sorteo y la espada se la ganó Jorgito. Estaba re arriba el pibe. Tanto que a los dos días practicando se voló un dedo. La mamá alto enfadada se la sacó y la mandó en barco a una isla remota que ninguno de nosotros conocía y Pum! Se termino el asunto. Espada perdida.


9. Y bueno‌ Por eso todo sigue en el barrio, medio igual, y en el mundo tambiÊn.


10. Jorgito se quedó con la despensa y tres hijos medio vagos. Leo seguía triste por que había ganado el segundo premio de aquella rifa, que era una pelota de cuero, algo que todos en el barrio teníamos ya. Y el papá del pibe al que le hicimos caber la casa, se gastó la plata de la rifa en las carreras de caballos y de la vergüenza se mudó a Ituizango.


11. Yo por mi parte sigo jugando a las naves y a los vaqueros y viajando, tratando de encontrar esa espada Ninja que derrocarรก todo lo que destruye al amor FIN.


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