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Hacienda Zorita
LA TECNOLOGÍA SE ADUEÑA DE LA COCINA
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Como en la mayoría de los sectores, la hostelería también ha sido testigo de la innegable evolución que ha sufrido la tecnología durante estos últimos años. Esto se ha visto reflejado en la automatización en la cocina, que ha resultado ser un factor común en la actualidad.
¿QUÉ VENTAJAS APORTA ESTO?
La automatización es sinónimo de facilidad en el trabajo para el equipo humano; en algunas ocasiones es capaz de sustituir a la persona en determinadas acciones, lo que aporta un mayor ahorro de tiempo para los trabajadores y la capacidad de poder invertirlo en otras actividades. La implantación de este tipo de tecnología se ve en muchos ámbitos dentro del sector de la hostelería; ya no solo se trata de elementos que proporcionen una mayor facilidad en la elaboración de productos, sino también en el propio servicio. Aunque la evolución tecnológica se ha visto reflejada en mayor medida en países con un índice de desarrollo mayor, grandes potencias o países con un avance notable en el desarrollo de la inteligencia artificial como China y Estados Unidos, poco a poco, y gracias a la globalización, esto va apareciendo en casi todos los puntos del mundo. Hay que destacar que no toda la industria de la restauración y hostelería está convencida de implementar al 100% este servicio en el que parece “se pierde la parte más humana”. No obstante, no deja de ser una transformación tecnológica que beneficia al sector hostelero.
MENAJE
Un material antiadherente muy conocido en la cocina es el teflón, que se utiliza como revestimiento de sartenes y otros utensilios gracias a sus propiedades aislantes, su resistencia a temperaturas extremas y su antiadherencia a todo tipo de sustancias. El teflón permite cocinar sin que los alimentos se peguen a la superficie, y gracias a esto, su uso en la cocina es tan común. Otro de los materiales más tradicionales y con mayor gancho que se emplean en la cocina a día de hoy es el hierro colado. Éste es óptimo porque proporciona un calor uniforme. Las sartenes y ollas de hierro son muy duraderas, sirven para la placa de la cocina y el horno, y aunque habitualmente no llevan recubrimientos antiadherentes, la comida no se pegará mientras se trate con aceite el recipiente antes de su primer uso, según las instrucciones del fabricante, y se les vaya aplicando aceite periódicamente. De hecho hay algunos que vienen esmaltados en el exterior para un acabado más decorativo. Una de sus desventajas puede ser el peso, las precauciones a tener para que no se oxide y la controversia sobre la posible incorporación de hierro a la comida. Los utensilios de arcilla son otra opción tradicional que se han empleado durante miles de años, y hoy en día siguen siendo igual de prácticos. Las cazuelas y recipientes similares de barro son otra iniciativa local utilizada tradicionalmente en nuestro país. No obstante, si están esmaltados, esta capa podría contener plomo u otros metales pesados que pueden pasar a la comida si no es un recipiente destinado a la cocción. Por ello, no es recomendable reutilizar utensilios de tierra cocida que no se hayan elaborado expresamente para cocinar, e ir con precaución con los esmaltes. Asimismo, los utensilios de vidrio también se fabrican con un material abundante en la naturaleza y relativamente fácil de obtener, el sílice, que se extrae de la arena. Los que se emplean para cocinar se fabrican con tratamientos y aditivos especiales para hacerlos resistentes a las altas temperaturas.
¿Qué otros materiales se encuentran en el mercado?
El acero inoxidable es una opción muy utilizada por su limpieza y comodidad: es resistente, no se oxida y es bastante ligero. No tiene una conducción de calor muy favorable y por ello, en las bases, se suele utilizar completamentado con aluminio o cobre. Su obtención requiere
de una actividad minera y su fabricación es de alta tecnología. Aunque durante un tiempo se ha creído que su composición es altamente estable, actualmente se empieza a creer que puede liberar metales pesados como níquel y cadmio a la comida. Las ollas y recipientes de cocina de aluminio convencional tienen el problema de la liberación de sales de aluminio desde el recipiente a los alimentos que se cocinan, sobre todo si los alimentos son ácidos. El aluminio también se puede hallar como fondo difusor en algunas ollas de otro material, como se ha visto, para una mejor conducción del calor, de modo que al no estar en contacto con los alimentos no supondría ningún problema. Los utensilios de cobre resultan muy estéticos y tienen unas excelentes propiedades de conducción del calor, aunque nunca deben usarse para cocinar los que no estén recubiertos en su interior de acero inoxidable. Aunque, como hemos comentado anteriormente, este material también puede permitir la liberación de metales. Como el resto de los utensilios metálicos, en el medio requiere de una minería de cierta intensidad.