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LOS HIJOS DE LOS HIJOS DE LAS DALIAS
THE CHILDREN OF THE CHILDREN OF LAS DALIAS
Siempre digo que Las Dalias ha sido mi escuela, mi universidad, así que no me puede emocionar más ver a los niños y niñas del mercadillo, hijos e hijas de padres y madres de nacionalidades de todo el mundo jugando entre ellos, interactuando con turistas y visitantes… todos juntos en una confluencia de lenguas, costumbres y juegos; enriqueciéndose mutuamente y enriqueciéndonos a todos con su lección de vida.
Nosotros, mis hermanos y yo, fuimos niños de Las Dalias. Ahora disfrutamos con las sonrisas, la alegría, la inocencia y el color que nos aportan estos pequeños y pequeñas.
Muchos tal vez sigan los pasos de sus madres y padres y se conviertan en los artesanos y mercadilleros del futuro. La gran familia de Las Dalias seguirá creciendo con la armonía de la multiculturalidad como bandera de este pequeño reino.
When the Las Dalias flea market opened in 1985, families of artisans and sellers began to join in, hand in hand with their little children or still cradling them in their arms. Today, these children are running the stalls their mothers and fathers opened and, in many cases, they have brought the third generation into the world. They are the children of the children of Las Dalias, paraphrasing the title of one of the most applauded books of poems by Ben Clark (Ibiza, 1984), who is one of our faithful collaborators and the son of Britons settled in Santa Eulària at the end of the 70s.
Cuando el mercadillo de Las Dalias abrió en 1985 comenzaron a sumarse familias de artesanos y vendedores que venían con sus pequeños de la mano o todavía acunándolos entre sus brazos. Hoy, esos niños y niñas están al frente de los puestos que pusieron en marcha sus madres y padres y, en muchos casos, ya han traído al mundo a la tercera generación. Son los hijos de los hijos de Las Dalias, parafraseando el título de uno de los libros de poemas más aplaudidos de Ben Clark (Ibiza, 1984), que es uno de nuestros fieles colaboradores y, a su vez, hijo de británicos asentados en Santa Eulària a finales de los años 70.
Nos gusta decir que Las Dalias es una gran familia, una familia de colores. Y no solo por la fraternidad de artesanos y mercadilleros sino porque muchos de ellos se han criado, literalmente, en cunas bajo los puestos, jugando al escondite en el jardín y disfrutando de este gran parque de atracciones multicultural que son Las Dalias.
El mestizaje, la fusión, la convivencia y la libertad con la que se han criado estos pequeños son valores que se llevarán para siempre. Si una infancia en Ibiza es un privilegio de naturaleza, luz y libertad, en Las Dalias estas familias han tenido el valor añadido de la multiculturalidad en el día a día, vivida de manera totalmente natural. No solo han crecido en la tolerancia y respeto por lo diferente, sino en la sana curiosidad y enriquecimiento en la diferencia, una de las mayores lecciones que puede haber en la vida.
We like to say that Las Dalias is a great family, a colourful family. And not only because of the fraternity of artisans and merchants, but because many have been raised, literally, in cradles under the stands, playing hide and seek in the garden and enjoying this great multicultural amusement park of Las Dalias.
The melting pot, fusion, coexistence and freedom with which these little ones have been raised are values that will be with them forever. If a childhood in Ibiza is a privilege of nature, light and freedom, in Las Dalias these families have had the added value of multiculturalism in daily life, lived in a totally natural way. They have not only grown in tolerance and respect for what is different, but with a healthy curiosity and the enrichment bestowed by difference, one of the greatest lessons there can be in life.
I always say that Las Dalias has been my school, my university, so nothing excites me more than seeing the children of the flea market, sons and daughters of fathers and mothers of nationalities from all over the world playing with each other, interacting with tourists and visitors… all together in a fluid blend of languages, customs and games; enriching each other and enriching us all with their life lesson.
We, my siblings and I, were children of Las Dalias. Now we enjoy the smiles, the joy, the innocence and the colour these little ones give us.
Many may follow in the footsteps of their mothers and fathers and become the artisans and merchants of the future. The great family of Las Dalias will continue to grow with the harmony of multiculturalism as the flag of this small kingdom.