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UN ARTISTA IBICENCO CON ACENTO ALEMÁN

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An Ibizan Artist With A German Accent

Erwin Bechtold detestó lo que él llamaba “la belleza efectista”. Luchó contra ella porque defendía que a sus cuadros no les hacía falta color. “Lo mío siempre serán el blanco y el negro, los grises: ahí está la fuerza concentrada que busco”.

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Erwin Bechtold detested what he called “gimmicky beauty”. He opposed it, asserting that his paintings needed no colour. “My thing will always be black and white, and greys: therein lies the condensed power I am looking for”.

Ya fuera pintando sobre fondo plano o componiendo con materiales como la arena, Bechtold sabía muy bien qué quería representar. “¿Abstracto? Creo que en mi trabajo no existe la abstracción porque retrato al ser humano. Somos unos seres con razón y, por otra parte, unas bestias. Eso es lo que intento representar. No quiero armonía sino contraste. Toda buena obra debe tener esos dos momentos, ir al límite, a lo imposible”. En cada entrevista o conversación, a Bechtold le encantaba bucear por las reflexiones de las que se nutría una carrera que empezó de forma atípica.

Whether painting on a flat background or working with materials like sand, Bechtold knew exactly what he wanted to depict. “Abstract? I don’t think abstraction exists in my work because I portray the human being. On the one hand, we’re beings of reason, and on the other, we’re beasts. That’s what I try to express. I’m not looking for harmony, but for contrast. All good artwork must have both of those moments, pushing the limits, reaching for the impossible”. In every interview or conversation, Bechtold loved to delve into the musings that inspired a career with an unusual beginning.

Erwin no estaba llamado a ser artista, al menos ateniéndonos a las rígidas normas sociales del tiempo en el que le tocó ser niño. Nació en Colonia, cuatro años antes de que la República de Weimar reventara en Alemania por el Crac del 29. Su adolescencia estuvo marcada, por tanto, por el nazismo y la II Guerra Mundial. Con los efectos devastadores de la contienda todavía muy presentes, consiguió el título de maestro cajista en 1949. Su destino parecía claro: convertirse en la cuarta generación al frente de la imprenta familiar. Pero dijo no: “A mi padre le disgustó y me cortó cualquier tipo de financiación. Fue honesto por su parte. Tuve que buscarme la vida”. Sus sueños lo llevaron a París, primero, donde fue alumno de Fernand Léger, y, después, a Barcelona

HE AND CHRISTINA, HIS INSEPARABLE LIFE PARTNER, LANDED ON THE ISLAND IN THE EARLY 1950S. THE STREETS OF LA MARINA AND THE SHAPES OF THE HOUSES ON THE ISLAND CAPTURED HIS HEART AT FIRST SIGHT

Erwin was not initially destined to be an artist, at least not by the rigid social standards of the era of his childhood. He was born in Cologne, four years before the collapse of the Weimar Republic in Germany, due to the Crash of 1929. His adolescence was therefore influenced by Nazism and World War II. With the devastating effects of the war still very much present, he earned his qualification as a master typesetter in 1949. His fate seemed clear: he would embody the fourth generation at the helm of his family’s printing house. But he said no: “My father was displeased and cut me off from any sort of financial support. It was honest of him. I had to find my own way”. His dreams would first take him to Paris, where he studied under Fernand Léger, and later to Barcelona.

Christina, su inseparable compañera, y él desembarcaron en la isla a principios de los años cincuenta del siglo pasado. Las calles de la Marina y las formas de las casas payesas inflamaron su corazón a primera vista. Ambos se quedaron prendados del Mediterráneo y, hacia 1958, ya se habían instalado en su casa–estudio de Sant Carles de Peralta. En aquel lugar, Bechtold se conectó con el mundo a través de sus obras. Jugó con las superficies y la geometría. Viajó del informalismo a la austeridad. Impulsó los grupos artísticos Ibiza 59 y Syn junto a personajes tan interesantes como Erwin Broner o Eduard Micus. Entró en colecciones públicas y privadas y ganó premios internacionales: el FAD, como interiorista, en 1961; la mención del Joan Miró en 1973 y el de la Bienal de Ibiza un año más tarde. También ingresó en academias, dio clases en universidades, y hasta proyectó las fachadas de un museo. Su obra está expuesta por todo el mundo.

He and Christina, his inseparable life partner, landed on the island in the early 1950s. The streets of La Marina and the shapes of the houses on the island captured his heart at first sight. They both fell in love with the Mediterranean, and by around 1958, they had moved into their house-studio in Sant Carles de Peralta. There, Bechtold connected with the world through his artwork. He experimented with surfaces and geometry. He travelled from informalism to austerity. He promoted the art groups Ibiza 59 and Syn, along with fascinating individuals including Erwin Broner and Eduard Micus. His work became part of public and private collections and he won international awards: the FAD Award, as an interior designer, in 1961; a Mention at the Joan Miró Awards in 1973; and the Ibiza Biennial Prize a year later. He also joined academies, taught at universities and even designed the façades of a museum. His work is on display all around the world.

Curiosamente, la huella tipográfica, de una u otra manera, se mantenía presente en sus creaciones. “Seguro que ha influido en mi manera de crear porque siempre he buscado la parte artística de las cosas. Fui muy autodidacta. Aunque iba a clases, me tocaba trabajar en la imprenta. Eso hizo que hasta los veinte años no conociera absolutamente nada de pintura internacional. Por eso, siempre he estado fuera de moda, de lo aceptado y querido por los mercados que nos dominan. Es un error tremendo pensar que la obra que está muy cotizada tiene que ser, automáticamente, buena. No es algo nuevo, siempre funcionó así. Ahora ni conocemos los nombres de los artistas que triunfaban comercialmente a finales del siglo XIX. Yo nunca tuve la tentación de ganar mucho dinero”.

Esa idiosincrasia lo convirtió en “un ibicenco que hablaba con acento alemán”. Así le gustaba definirse a un tipo que se ganó, con el tiempo, el cariño y la admiración de los vecinos del pueblo que eligió como hogar. Su espigada figura se dejaba ver a menudo por los comercios y bares de Sant Carles. Se implicó en proyectos como el Concurso Internacional de Piano o en las primeras incursiones de Las Dalias en el mundo del arte, donde expuso obras de la mano de Helga Watson-Todd.

Oddly enough, somehow, the mark of the typesetting world would remain present in his art. “I’m sure it has influenced the way I work because I have always looked for the artistic side of things. I was very much self-taught. Even though I went to classes, I had to work in the print shop. That meant that I knew nothing about international painting until I was twenty years old. That’s why I’ve always been out of fashion, outside of what was accepted and loved by the dictates of the international markets. It’s a huge mistake to think that a highly soughtafter work must automatically be good. This is nothing new. It’s always been that way. Today, we don’t even know the names of the artists who were commercially successful at the end of the 19th century. I was never tempted to make a lot of money”.

THAT IDIOSYNCRASY MADE HIM “AN IBIZAN WHO SPOKE WITH A GERMAN ACCENT”. THIS IS HOW HE LIKED TO DEFINE HIMSELF; A MAN WHO, OVER TIME, WON OVER THE LOVE AND ADMIRATION OF THE RESIDENTS

Bechtold Se Implic En

EL CONCURSO DE PIANO Y EN LAS PRIMERAS INCURSIONES DE LAS DALIAS EN EL MUNDO DEL ARTE, DONDE EXPUSO OBRAS DE LA MANO DE HELGA WATSON-TODD.

Generoso y conversador, entusiasta y vitalista, su compromiso con la naturaleza y la cultura de la isla fue inmarcesible. Así se comportó hasta el día de su muerte, el 2 de septiembre de 2022. Bechtold vivió noventa y siete años movido por la misma energía: buscar un mundo más libre. Quizás, por eso, su Arcadia la encontraría en Ibiza.

That idiosyncrasy made him “an Ibizan who spoke with a German accent”. This is how he liked to define himself; a man who, over time, won over the love and admiration of the residents of the village he had chosen as his home. Tall and lanky, he was often seen around the shops and bars of Sant Carles. He was actively involved in projects including the International Piano Competition and the first forays of Las Dalias into the art world, where he showed his works with the help of Helga Watson-Todd.

Generous and talkative, enthusiastic and full of life, his commitment to the island’s nature and culture was unwavering. This was his way of being until the day he died, on 2 September 2022. Bechtold lived for ninety-seven years, driven by the same energy: the pursuit of a freer world. Perhaps that is why he would find his own Arcadia in Ibiza.

Un homenaje que fue un regalo

Al pintor Erwin Bechtold (Colonia, Alemania, 1925-Sant Carles, Ibiza, 2022) le habría encantado el homenaje-recital que se celebró en su recuerdo en el Centro Cultural de Sant Carles, organizado por el Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu y por Maria Ángels Ferrer Forés, promotora, a su vez, del Festival Internacional de Música de Sant Carles (con el que Bechtold colaboró cariñosamente durante años).

Bechtold, gran melómano, hubiera gozado de las piezas de Johann Sebastian Bach, compositor por el cual sentía especial predilección, que interpretaron al piano, al violín y al violonchelo Ambrosio Valero, Pablo Martos y Alberto Martos. Podría haber sido un acto triste pero se convirtió, gracias a la música, en un auténtico regalo para los asistentes. Las palabras de cariño y admiración de la alcaldesa de Santa Eulària des Riu, Carmen Ferrer; del presidente del Consell Insular, Vicent Marí; de Maria Ángels Ferrer Forés, organizadora del Festival, y de Cristina Sánchez, médico y amiga personal de Erwin Bechtold, emocionaron a los presentes y llenaron de amor el corazón de Christina, su viuda.

A treat of a tribute

Painter Erwin Bechtold (Cologne, Germany, 1925 - Sant Carles, Ibiza, 2022) would have loved the concert-tribute that was held in his memory at the Sant Carles Cultural Centre, organised by the Santa Eulària des Riu Town Council and Maria Ángels Ferrer Forés, who also promotes the Sant Carles International Music Festival (to which Bechtold lovingly contributed for years).

Bechtold, a great music lover, would have enjoyed the pieces by Johann Sebastian Bach, one of his favourite composers, performed on piano, violin and cello by Ambrosio Valero, Pablo Martos and Alberto Martos. This could easily have been a sad event, but thanks to the music, it became a genuine treat for the audience.

The warm and loving words of the Mayor of Santa Eulària des Riu, Carmen Ferrer; the President of the Island Council, Vicent Marí; Maria Ángels Ferrer Forés, from the Festival, and Cristina Sánchez, Erwin Bechtold’s doctor and personal friend, truly moved all present and filled the heart of his widow, Christina, with love.

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