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LA RICA AURA DE UNA IBIZA HUMILDE
The Rich Aura Of A Humble Ibiza
“Qué fácil sería si se pudiese vivir año tras año como aquí, donde no hay día que lleve dinero en los bolsillos, a no ser que tenga que pagar el alquiler semanal”
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“How easy it would be to live year after year the way I do here, where I don’t carry money in my pockets, unless I have to pay the weekly rent”
El aura del último habitante de Ca n’Andreu des Trull aún emana de la casa centenaria que preside el pueblo de Sant Carles de Peralta. Pero imaginar su vida y la de sus ancestros entre estas paredes es abrirse paso a una Ibiza que ya no existe: una Ibiza pobre que se hacía rica en lo que tierra y cielo daban.
The aura of the last inhabitant of Ca n’Andreu des Trull still lingers, filling the century-old house that overlooks the village of Sant Carles de Peralta. Yet imagining his life and that of his ancestors within these walls is like opening the door to an Ibiza that no longer exists: a poor Ibiza that became rich with what the earth and sky had to offer.
El último habitante de Ca n’Andreu des Trull se llamaba Miquel Torres, y además de cuidar la tierra, se dedicó a encordar sillas y a confeccionar esteras y aparejos de la vida en el campo. Su mujer, Catalina, había muerto cuando ambos eran aún jóvenes. Él era el mayor de diez hermanos, algunos de los cuales se vieron forzados a emigrar a tierras más prósperas, como otros muchos en la Ibiza de principios del siglo XX. El retrato de familia de este primogénito heredero preside el porche cerrado de este monumento a la vida rural ibicenca.
Ca n’Andreu des Trull es una vivienda tradicional rural ibicenca datada de 1730, recientemente restaurada, musealizada y reabierta al público de forma regular por el Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu desde noviembre de 2022.
The last inhabitant of Ca n’Andreu des Trull was Miquel Torres, and apart from caring for the land, he also wove rope-string chairs and made mats and other implements for rural life. His wife, Catalina, had passed away when they were both still young. He was the eldest of ten siblings, some of whom had been forced to emigrate to more prosperous lands, like so many others in early 20th-century Ibiza. The family portrait of this first-born heir presides over the enclosed porch of this monument to the rural life of Ibiza.
RESTAURADA, MUSEALIZADA Y REABIERTA AL PÚBLICO DE FORMA REGULAR
Ca n’Andreu des Trull is a traditional Ibizan farmhouse built in 1730. Recently restored, the building has been converted into a museum and was re-opened to the public by the Santa Eulària des Riu Town Council, with regular visiting hours since November 2022.
Since then, many people have come to see this casament, as this architectural ensemble is formally known, which, in reality, is a group of simple, square-shaped rooms or cases with flat roofs to collect the rainwater. In that life of hardship, each of the individual houses that make up a casament—for example, the ‘sleeping quarters’, the ‘wine house’ and the ‘slaughter house’—was added on as the needs of the people increased. In the words of the Austrian Dadaist Raoul Haussmann, as recovered by the Ibizan writer Vicente Valero, they were “growing houses”.
On a typical sunny Saturday morning, many of the visitors to this country house overlooking the village walk through the gate of the porxo with a mistaken first impression: “This house belonged to rich people! This conjecture is not unreasonable.
Desde entonces son muchas las personas que se acercan a conocer este ‘casament’, como se conoce formalmente este conjunto arquitectónico, que, en realidad, es un grupo de estancias o ‘cases’ de apariencia cubicular y construcción sencilla, con techos planos para recoger el agua de lluvia. Cada una de las casas que componen un ‘casament’ —por ejemplo la casa de dormir, la casa del vino o la casa de la matanza— se iban añadiendo, en esa vida de necesidades, según estas aumentaban. Eran “casas que crecen”, en palabras del dadaísta austríaco Raoul Haussmann recuperadas por el escritor ibicenco Vicente Valero.
En una soleada mañana de sábado cualquiera, son muchos los visitantes a esta casa payesa con vistas al pueblo que cruzan el portón del ‘porxo’ con una primera impresión errónea: “¡Esta casa era de gente rica!”. La conjetura no es irracional. En Ibiza este tipo de monumentos singulares han perecido ante el paso del tiempo y el abandono colectivo. Además, este es un complejo rico en elementos: con una colección museística de utensilios rurales del campo y mobiliario tradicional, además de un aljibe y la propia almazara (‘trull’).
In Ibiza, these sorts of unique monuments have perished with the passage of time and public neglect. Moreover, this is a compound with a wealth of features: a museum collection of rural countryside tools and traditional furniture, as well as a cistern and the olive press (locally known as a trull).
The person in charge of opening the doors to visitors and kindly and accurately correcting their erroneous first impressions is the monument’s keeper and curator, Marga Guasch. “The farmers of rural Ibiza have never been wealthy,” says Guasch. “With a self-subsistence economy like that of Ibiza in the past, you can’t really say there was ever a boom in growth,” she explains, “rather, among other things, they grew basic sustenance crops like carob beans and grains, the vegetable garden was not very large, and if they could also make bread, then a large part of their diet was already covered... Each family was a small enterprise”.
La encargada de abrir puertas a los visitantes y corregir con virtud y rigor sus erróneas primeras impresiones es la guardiana y conservadora de este monumento: Marga Guasch. “La payesía de la Ibiza rural nunca ha sido rica”, dice Guasch. “Con una economía de autosubsistencia como era la ibicenca no se puede hablar de un boom de crecimiento —explica la conservadora— sino que, entre otras cosas, se cultivaban alimentos de subsistencia, como algarrobas o cereales; el huerto no era un gran huerto, y, si además podían hacer pan, ya tenían una gran parte de la dieta cubierta… Cada familia era una pequeña empresa”.
Ca n’Andreu des Trull was fortunate enough to house the town’s olive oil press (the trull, as it is known locally), a true heritage treasure that today lends its name to the entire complex. It was probably with the help of all the relatives and neighbours that a large foreign almond tree trunk from a shipwreck was brought into the village from the coast of Portinatx in 1775. To make room for such a massive tree trunk and put it to use for olive oil production, the home’s small kitchen, ‘room zero’, had to be torn apart.
Today, the entire room, including the oil press that is housed in it, is black from the smoke produced by the kitchen’s burners since at least the 18th century. This was probably the first expansion that would transform Ca n’Andreu des Trull into an essential centre for the people of Sant Carles de Peralta.
THE ENTIRE ROOM IS BLACK FROM THE SMOKE PRODUCED BY THE
KITCHEN’S BURNERS
La suerte de Ca n’Andreu des Trull fue la de acoger la almazara del pueblo (el ‘trull’), una auténtica joya patrimonial que hoy da nombre a todo el conjunto. Debió ser con la ayuda de todos los familiares y vecinos con la que se trajo desde las costas de Portinatx, en 1775, un gran tronco de almendro foráneo llegado a la costa, fruto de un naufragio. Para dar espacio a este tronco de tan grandes dimensiones y poder utilizarlo para producir aceite se tuvo que romper la pequeña cocina de la casa, la ‘habitación cero’.
Hoy, toda la estancia, incluida la almazara que en ella se alberga, está ennegrecida por el humo que ha salido de los fogones de esta cocina desde, al menos, el siglo XVIII. Esta debió ser la primera expansión que convirtió Ca n’Andreu des Trull en un epicentro para los vecinos de Sant Carles de Peralta.
About pirates, low chairs and lime on the walls
Within the vast walls of Ca n’Andreu des Trull resides an old history. And this is not only metaphorical. The tiny windows in its kitchen were made small because of the threats of pirate attacks that plagued Ibiza until the 18th century. The windows let in just a bit of light and enabled the residents to see if anyone was approaching. The very wide walls also offered security. “But not just that, they also provided protection from both the heat and the cold,” says Guasch. “Moreover, all the materials were natural: stone, lime, earth, gravel, posidonia... as a result, the farmhouses can breathe and there are no damp houses”.
De piratas, sillas bajas y cal en las paredes
En las paredes amplias de Ca n’Andreu des Trull reside una vieja historia. No sólo metafóricamente. Las minúsculas ventanas de su cocina adquirieron ese tamaño mínimo debido a la amenaza pirata que azotó Ibiza hasta el siglo XVIII. Estas solo dejaban pasar algo de luz y permitían ver si se acercaba una amenaza. Los muros, muy anchos, ofrecían también seguridad. “Pero no solo eso: a la vez protegían del calor y del frío”, dice Guasch. “Además todos los elementos eran orgánicos: piedra, cal, tierra, grava, posidonia… por eso las casas payesas transpiran y no hay una casa húmeda”.
Precisamente, el uso de componentes industriales contemporáneos en los últimos años ha sido uno de los grandes obstáculos del proceso de restauración de esta casa. El empleo de pintura plástica blanca en las paredes, en lugar de la tradicional cal, había empezado a acumular humedad en los muros, con consecuencias fatales de haber continuado en el tiempo. Es por eso que una de las intervenciones de las que Guasch se siente
Del Proceso De Restauraci N De Esta Casa
In fact, the use of contemporary industrial components in recent years has been a major obstacle in the restoration process of this house. The use of white plastic paint on the walls, as opposed to the traditional whitewash, began to generate dampness in the walls. Had this continued over time, the consequences could have been devastating. For this reason, one of the restorations that Guasch is particularly proud of is that of having reinstated the use of lime to whitewash the walls, in keeping with an essential premise: “Our main criterion was that of utmost respect for the building’s authenticity”.
especialmente orgullosa es la de haber reintroducido el uso de cal para blanquear las paredes, siguiendo una premisa trascendental: “Nuestro principal criterio ha sido el de máximo respeto a la autenticidad del edificio”.
Esa autenticidad que enamoró a Guasch la primera vez que se adentró en Ca n’Andreu des Trull ya había enamorado a los grandes intelectuales de la Europa del siglo XX, como el filósofo alemán Walter Benjamin, o el arquitecto catalán Josep Lluís Sert y la escuela de arquitectura racionalista, quienes se inspiraron en esta sencillez y funcionalidad impregnada de un aura que se dejaba entrever.
En estas viviendas desnudas y prácticas, donde las sillas son muy bajas porque servían para estar cerca del fuego mientras se preparaba la comida o porque, en realidad, se pasaba muy poco tiempo sentado – y no porque los payeses fueran de corta estatura, como a veces se dice –; donde los ventanales eran pequeños para que no entraran los piratas; y donde las manijas de las puertas acumulan grabados de caballos y árboles, se deja aún hoy entrever ese aura de la Ibiza rica en su pobreza.
Para La Restauraci N Han Reintroducido El Uso De Cal Para Blanquear Las Paredes
Guasch fell in love with that authenticity the first time she entered Ca n’Andreu des Trull. And before her, so had the great intellectuals of 20th century Europe, including the German philosopher Walter Benjamin, and the Catalan architect Josep Lluís Sert and the rationalist school of architecture, who were inspired by this simplicity and functionality that was imbued with an underlying aura that could be sensed.
In these bare, down-to-earth dwellings, where the chairs are very low because they were used to sit near the fire while the food was being prepared, or perhaps because, in reality, people spent very little time sitting—and not because the peasants were short, as is sometimes suggested—; where the windows were small to keep the pirates out; and where the door handles amass carvings of horses and trees, we can still see today the aura of the rich Ibiza in its humble scarcity.