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CAN CURREU

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La Historia De Una Tienda Que Es La Historia De Sant Carles

THE HISTORY OF A SHOP THAT EMBODIES THE HISTORY OF SANT CARLES

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Todos los vecinos de Sant Carles, sin excepción, pasaban por la tienda de Vicent Marí Torres, Vicent des Curreu. Allí había de todo y, si de algo no había, se encargaba. Podías comprar un kilo de cemento, un litro de petróleo para las lámparas, mecha para las velas, cintas para cinturillas, agujas de coser, clavos, matarratas, ruedas de bicicleta, uralita para los corrales… De todo.

Absolutely all the residents of Sant Carles, bar none, frequented the shop owned by Vicent Marí Torres, Vicent des Curreu. You could find everything there, and if there was anything he didn’t have, he would order it for you. You could buy a kilo of cement, a litre of petrol for the lamps, candle wicks, ribbons for waistbands, sewing needles, nails, rat poison, bicycle wheels, roofing for the farmyards... You name it, he had it.

Este colmado a pie de camino —porque entonces no había carretera— que abrió puertas en los años 30 del siglo pasado, tuvo, por fortuna, su relevo generacional en otra tienda, un supermercado situado justo enfrente, que han regentado las hijas de Vicent, Carmen y Eulalia Marí Guasch hasta su reciente jubilación.

This little general store at the side of the path (because back then there was no road), which opened its doors in the 1930s, was fortunately handed down to the next generation as a different shop, a supermarket located across the street, run by Vicent’s daughters, Carmen and Eulalia Marí Guasch, until their recent retirement.

Hermanas, amigas y socias, ellas han sido el alma de Autoservicio Can Vicent des Curreu durante sus 44 años de trayectoria, que concluyeron con un emocionante homenaje de sus vecinos y amigos y en el que participaron la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, y el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, además de toda la familia de Las Dalias.

Eulalia y Carmen disfrutan ahora de un más que merecido descanso. Han dejado atrás el trabajo exigente de una tienda que abría seis días a la semana y desde bien temprano para poder surtir de bocadillos y bebidas a los trabajadores más madrugadores de la zona.

“¿Que si echamos de menos a nuestros clientes? Claro que sí. Hay muchos que ya no están, como Joan Marí de Las Dalias, pero ahora están sus hijos y sus nietos. Hemos tenido una clientela maravillosa, tanto de extranjeros como ibicencos”, valora Eulalia.

Un negocio familiar

Cuando eran niñas su padre todavía iba en carro a Vila. El camión llegó más tarde. Por entonces había pequeñas tiendas en otras muchas casas, en las que se vendía lo que daba el campo. “Llegó a haber nueve en el tramo entre Santa Eulària y el centro de Sant Carles”, recuerda Carmen.

Ella y su hermana, ya de niñas, comenzaron a echar una mano en la tienda mientras su hermano Vicente iba con la abuela a pastorear las ovejas.

Sisters, friends and partners, Carmen and Eulalia have been the heart and soul of Autoservicio Can Vicent des Curreu throughout the 44 years of its existence. An era that came to an end with a moving tribute by their neighbours and friends, and which was attended by the Mayor of Santa Eulària, Carmen Ferrer, and the President of the Consell d’Eivissa, Vicent Marí, as well as the entire Las Dalias family.

Eulalia and Carmen are now enjoying a well-deserved rest. They have left behind the demanding job of running a shop that was open six days a week. Moreover, they always opened very early in the morning, to provide sandwiches and drinks to the workers in the area who started the earliest.

“Do we miss our customers? Of course we do. Many of them are no longer around, like Joan Marí from Las Dalias, but now it’s their children and grandchildren. We’ve had wonderful customers, including both foreigners and Ibizans”, says Eulalia.

A family business

When they were children, their father still rode a horse-drawn carriage into the city. The truck came later. At that time, many other houses had small shops where people sold whatever they could gather in the fields. “There came to be nine shops along the stretch between Santa Eulària and the middle of Sant Carles”, Carmen recalls.

As children, she and her sister began to help out in the shop, while their brother Vicente went out to herd the sheep with their grandmother.

No le daban mucha importancia, pero, por ser hijas de tendero, Carmen y Eulalia fueron las primeras de la escuela en tener chocolate y otros productos que por entonces eran un lujo. Muchas veces simplemente intercambian con las compañeras de colegio las preciadas golosinas por un trozo de sobrasada.

Mientras las hermanas iban creciendo, el negocio también lo hacía, hasta que la tienda original se fue quedando pequeña y pasaron a la actual, donde más tarde se pusieron ellas al frente y ampliaron la oferta con nuevos servicios como los de carnicería y charcutería.

Carmen y Eulalia añadieron muchas referencias, incluso internacionales, para adaptarse a los gustos de una clientela cada vez más cosmopolita. La primera comunidad fue de alemanes que se asentaron en Sant Carles en los años 50, como los Bechtold, el matrimonio compuesto por el conocido pintor Erwin Bechtold y su mujer Christina. Luego llegaron italianos y británicos.

Con los primeros peluts, que es como se conocía a los hippies por sus melenas, no todo fue un camino de rosas. “Se reunían en el cercano bar Ca n’Anneta, también conocido como Bar Anita. La dueña, Anita, tenía un garrote bien grande bajo la barra y más de una vez lo sacó para hacerse valer. Todos le tenían mucho respeto. Anita arreglaba rápido cualquier problema y la realidad era que la querían mucho”, recuerdan las hermanas Marí.

Con el nacimiento del Mercadillo de Las Dalias en 1985 empezó la relación con los artesanos y vendedores. “Los echamos de menos y ellos a nosotras”, admite Eulalia. Y es que, casi puerta con puerta, la conexión con Las Dalias ha sido estrecha a lo largo de los años, “y no solo porque somos familiares y vecinos sino porque los dos negocios se han ayudado mutuamente en lo que han necesitado”.

They didn’t think much of it, but as the daughters of a shopkeeper, Carmen and Eulalia were the first kids at school to have chocolate and other products that were considered a luxury at the time. They would often simply exchange the coveted sweets with their schoolmates for a piece of sobrassada.

As the sisters grew, so too did the business. Eventually, the original space became too small and the shop moved into the current location, which they later took over and expanded, adding new services including the butcher and charcuterie.

Relations With The Craftspeople And Vendors Began With The Birth Of The Las Dalias

FLEA MARKET IN 1985

Carmen and Eulalia added many new items, even international ones, to adapt to the preferences of an ever more cosmopolitan clientele. The first community was made up of Germans who settled in Sant Carles in the 1950s. Among them were the Bechtolds, a married couple formed by the wellknown painter Erwin Bechtold and his wife Christina. Later came the Italians and the British.

With the first peluts, or ‘long hairs’ as the hippies were referred to, it was no bed of roses. “They would meet at the nearby bar Ca n’Anneta, which was also known as Bar Anita. The owner, Anita, kept a big stick under the bar and more than once, she took it out to assert herself. Everyone was quite afraid of her. Anita was quick to solve any problem, and in fact, they all really loved her”, the Marí sisters remember.

Relations with the craftspeople and vendors began with the birth of the Las Dalias flea market in 1985. “We miss them and they miss us”, Eulalia admits. And, since we were practically right next door, our connection with Las Dalias has been very close through the years, “and not only because we’re family and neighbours, but because the two businesses have always mutually helped each other with whatever they needed”.

Ni a Carmen ni a Eulalia les da pena que no haya continuado el negocio familiar. “Es un trabajo bonito pero esclavo y nuestros hijos han tomado otros caminos”, relatan mientras muestran algunas imágenes antiguas que cuentan no solo la historia de su familia sino también la historia de Sant Carles.

Neither Carmen nor Eulalia is sorry that the family business has not continued. “It’s a nice job, but it’s demanding and our children have chosen different paths”, they say, while showing us some old pictures that recount not only their family history , but also the history of Sant Carles.

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