El diario de Alicia

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THE DIARY OF

(In Alice Madness Returns)




Alice Liddell, 23/03/1875 Ha pasado un año desde que salí del psiquiátrico Rutledge. Ahora vivo en Londres, bajo el asesoramiento del “doctor” Angus Bumby. Se me considera lo suficientemente cuerda como para volver a estar en sociedad. Lo que no entienden es que los recuerdos del incendio y la pérdida de mi familia, siguen persiguiéndome. Aún tengo fuertes ataques de violencia, confundo la realidad con mis pesadillas, él lo llama “estrés post traumático” y “esquizofrenia”, dice que soy una “culpable superviviente”, -“hay que pagar por el pasado, Alice.” Suele repetirme. ¿El Pais de las Maravillas? Está totalmente corrompido y destruido. Muerto para mi. Mi mente es así. Me siento sola y servir de ayuda en el cuidado de los demás huérfanos en el orfanato Houndsditch, no me consuela lo más mínimo. Encargada por el Dc. Bumby, he salido a comprar unas píldoras, pero un gato callejero se ha cruzado en mi camino (se parecía bastante a mi Dinah) y he salido corriendo tras el. Sin quererlo he terminado en un callejón oscuro y me ha dejado paralizada otra maldita alucinación. Por suerte o por falta de esta, mi antigua enfermera en Rutledge, la señora Witless; ha dado conmigo deambulando y me ha invitado a la azotea, para ver sus palomas. No ha dudado en chantajearme para conseguir alcohol, a cambio de no contar lo de mis visiones recurrentes, -“grita y se le va la cabeza, hay días que no puede ni recordar su nombre”. Allí arriba, he visto como se convertía en un despiadado Jabberwock, el ser despreciable que me hizo sentir culpable por estar en Wonderland el día del incendio.


Supongo que he vuelto a sufrir un colapso mental, porque he caído en El Pais de las maravillas. Aterricé en el Valle de las lágrimas y todo parecía más pacífico que en mi última visita desde Rutledge. Cheshire ha venido a mi encuentro, para darme malas noticias -“abandona las esperanzas, Alice. Una nueva ley rige Wonderland. Por aquí se lleva la justicia severa.” Cuando he abandonado el Valle, este ha comenzado a derrumbarse tras de mi. “encuentra al sombrerero, Alice. Él sabe más sobre lo diferente” He ido en busca del Sombrerero y estoy en sus dominios, la fábrica. Le he encontrado en pedazos y he tenido que buscar sus piezas para recomponerle. Al parecer la Liebre de Marzo se ha vuelto contra él y ha tomado el control. -“ese tren es un matadero, Alice.” He prometido ayudarle a cambio de información acerca de las novedades en El pais de las Maravillas. La liebre ha aparecido de la nada, subida al tren infernal que siembra el terror en Wonderland; y ha atrapado al sombrerero. He tenido que enfrentarme a un robot controlado por esta. He logrado lanzarle una tetera hirviendo gigante que ha deshecho el robot. El cadáver de la liebre, que estaba dentro, ha caído al suelo. Todo ha comenzado a derrumbarse de nuevo. El sombrerero en un ataque de histeria, se ha roto por dentro y se ha sentado a tomar el té con su viejo amigo, ya muerto. He tratado de moverle de ahi, pero el caso ha sido omiso y cuando se ha negado a darme repuestas -“no hay tiempo, es la hora del té, habla de trenes con la tortuga” “pregunta al que ayuda a los que se ayudan a si mismos, sea quien sea.” , los escombros se han desplomado sobre él. Me he reído… se lo merecía por no cumplir su parte del trato.


Solo recuerdo que un mar de té me arrastró y perdí el conocimiento. Al despertarme, estaba de nuevo en Londres, en el muelle. Mi antigua niñera Nan Shape regenta ahora un negocio muy distinto, el prostíbulo “la sirena mutilada”, así que me he dirigido hacia allí. Al entrar en la taberna, Jack Splatter, un obsesivo cliente habitual que le considera suya, estaba acosando a Nan: - “Si no me das lo que quiero, tendré que quemar este basurero” ha dicho. Traté de ayudar a Nan, pero Jack me golpeó y perdí el conocimiento. Me he sorprendido en Tundraful la región helada de Wonderland, al abrir los ojos. Me ha encontrado Mock Turtle, antiguo jefe de la estación Looking Glass, ya abandonada. Ahora es el capitán del Grypon, un velero encerrado en una botella de cristal. Le he preguntado sobre el tren infernal, pero aterrorizado, no ha sido capaz de responderme -“lo que no conozco no puede hacerme daño, cambia de tema”. Solo me ha dado un boleto para el espectáculo del carpintero y me ha aconsejado ir a Deluded Depths, en las profundidades; para verlo. Allí he realizado varios encargos para el carpintero -“debido a un embrollo logistérico hay que reunir los requisitos del espectáculo.” Ha dicho. Pero este solo quería engañarme y me ha encerrado. Igualmente, logré llegar al teatro Dreary Leane para ver el espectáculo. He contemplado horrorizada como Walrus, dirigido por el carpintero se comía a las pequeñas actrices, las Oyster Starlets y otros muchos habitantes de Delude Depths. -“yo no soy ese enemigo que buscas, Alice. He intentado ocultar esta parte del Pais de las Maravillas a esa bestia” se ha exculpado el carpintero. -“La oruga quizá sepa.”


Alice Liddell, 24/03/1875 La sirena mutilada está ardiendo en llamas -“ese asqueroso inútil está inconsciente, no está muerto y esa es la pena” ha dicho Nan sobre Jack. Le he preguntado acerca de otro incendio que conoce muy bien -“No puedo darte lo que no tengo , Radcliffe escribió el informe de la investigación, te llevaré con él” Pero él no me ha ayudado, se ha dedicado a culparme de lo que sucedió. Me ha hecho sentir tan mal que mi cabeza ha estallado en otro trance psicótico ¿es de locos rezar para tener mejores alucinaciones? Creo que he vuelto a perder de vista la realidad.

Londres ha cambiado, ahora es una mezcla entre mi tormentoso mundo y la demolida Wonderland. Atravieso lo que creo es, el antiguo Valle de las Lágrimas. Ahora se llama Valle de la Perdición. Contemplo el arruinado paraíso. Mis pasos me dejan a las puertas de la arboleda oriental. En el centro, frente a mi, se alza un pequeño monte, con un aún más diminuto templo en su cima. Desde dentro, un espeso humo brota y me envuelve, debe ser la pipa de la oruga, siento que estoy empequeñeciendo por momentos…

Dinah no pudo ser. Acabo de recordar, mientras subía la empinada montaña, que Dinah estaba conmigo, dentro de la habitación aquella noche. Ella no pudo tirar la lámpara de aceite de la biblioteca, como todos dijeron. Y Lizzie nunca cerraba su puerta con llave por las noches, alguien quería matarnos, a todos. Pero Dinah me enseñó como huir, por la ventana. Estoy empezando a desesperarme. ¿Cómo voy a salvar el Pais de las Maravillas, si no soy capaz de estar bien?


Alice Liddell, 25/03/1875 Tras un largo recorrido he llegado al templo, donde la oruga me ha recibido, ya envuelta en un capullo. Ha respondido a la pregunta que antes no me he atrevido a plantear en voz alta -“si ayudas a Wonderland, te ayudarás a ti misma” Por fin me ha dado información y he comprendido que el tren infernal… lo cree yo misma. O mi mente, mejor dicho. Intentando defenderse de mis pesadillas. Vaya consuelo… “ve a ver a la reina rioja… alguien que una vez conociste y amabas” El monte ha temblado de manera estruendosa y el templo ha comenzado a hundirse. La Luz cegadora me ha devuelto a la realidad, no sin antes observar como la oruga huía de la escena, convertida en una mariposa azul... Estaba de nuevo en la cárcel, como tantas veces... pero la policía me ha liberado, consideran que hoy no es mi día. Recorriendo las calles de Londres, las paredes han comenzado a cubrirse de sangre y vísceras con mis pasos y sin saber como, estoy en Cardbridge. He llegado a las puertas del palacio de la reina roja. El rey blanco, agonizante después de que la reina le derrotara, me ha suplicado que termine con su vida. En mitad de camino, una trozo de tarta rezaba: eat me. Tras un bocado he multiplicado por 10 mi tamaño y me he enfrentado a un terrible ser deforme, esbirro de la reina. He llegado a los pies de esta y no podía creer lo que he visto… la reina roja, es mi hermana. Gracias a ella he respondido ciertas incógnitas y me han surgido nuevas dudas -“el tren está intentando destruir toda prueba de tu pasado, especialmente del incendio” Yo lo he puesto en marcha y puedo descarrilarlo. Afirma que lo que aseguro no conocer es sencillamente lo que he negado y que mi visión oculta una tragedia. -“la tragedia que vas buscando te evita, porque no miras lo que te rodea”. Recuerdo su última frase: -“La destrucción del País de las maravillas es tu destrucción y viceversa” después unos tentáculos me han rodeado y mi hermana ha abierto sus fauces de manera sobrenatural.


Alice Liddell, 26/03/1875 -“la locura es una enfermedad que se puede tratar, pero quizá no en este caso” Maldito Rutledge, de nuevo aquí. Me temo que las alucinaciones se han mezclado con mis recuerdos y no puedo imaginarme en otro sitio que no sea este, por los pasillos del psiquiátrico, con una camisa de fuerza. Cada vez veo más nítido el día del incendio. No fue culpa mía. Él inició el incendio, Bumby mató a mi familia. En Rutledge, la enfermera Witless y el doctor Wilson comentan entre ellos que o dejo atrás el pasado, o volveré aquí, para siempre. Espero librarme pronto de esta pesadilla, quiero salir... Era cierto, antes estaba recorriendo una calle de Londres, esta me ha llevado a Hyde Park. Una de las huérfanas, moribunda estaba allí. Me ha pedido ayuda. Se arrastraba con las manos y respiraba con dificultad -“por favor, ayuda a los otros niños” No lo he entendido. La reina roja no es el problema y el tren lo controlo yo… según la niña “reina un nuevo mal”. Debe ser Bumby, quien si no… ¿Qué habrá hecho a los niños?

Alice Liddell, 27/03/1875 He llegado a Dollhouse. Esta zona de Wonderland, es terrorífica, hay juguetes rotos y muñecas siniestras por todas partes. Me han recibido los niños locos. Todos tienen los ojos muy grandes y siempre abiertos, sujetos por anillas, igual que sus labios. Me han dicho lo que sucede allí, de forma críptica. Hablan de un tal Dollmaker, que les arrebata partes de su cerebro. Después han huido, se esconden de algo. O de alguien.


Alice Liddell, 28/03/1875 Delante del Dollmaker, este ser repugnante, presumía de lo que había hecho con los niños, incluidas mi hermana y yo. Es completamente igual que Bumby. Ahora sé de lo que hablan los niños locos. Ha estado manipulando sus mentes, convirtiéndoles en juguetes y en muñecas, abusando de ellos, numerándolos y vendiéndolos en las calles de Londres. Y ha intentado hacer lo mismo conmigo, pero ya no, ahora soy fuerte. He roto la porcelana que cubría mi cuerpo. He estado frente a él, en la realidad, el verdadero cerdo, Bumby; en la estación de Moorgate. Ha admitido que trataba de hacer lo mismo que hacía a los niños, conmigo. Quería convertirme en una sucia muñeca y venderme pero he sido demasiado terca, poderosa y loca como para permitirme a mi misma, olvidar. Se ha atrevido a piropearme y detecto que le atraigo. No puedo evitar sentir arcadas dentro de mi. -“tu hermana, Lizzy, consiguió lo que quería. Le sirvió fingir que estaba molesta”.

En mi mente, me abro paso a través del tren infernal, estoy dentro. A bordo viajan la reina -“haz que tu supervivencia tenga un sentido o todos estaremos condenados” la oruga -“estabas tan consumida en tu propio dolor que no viste lo que Bumby hacía a los niños. Mereces un castigo” y el sombrerero -“obligarte a olvidar no era tu solución sino la fuente de tu confusión”. Al final del tren, me he enfrentado al Dollmaker y le he vencido. Solo queda enfrentarme a la realidad.


Le he hecho pagar por lo que hizo. Al principio se ha burlado de mi cuando le he dicho que sé todo lo que hizo, contestó alegremente que ha quemado todas las pruebas y que nadie me creerá -“una mujer histérica salida de un psiquiátrico… tu locura si tendrá castigo”. Llevaba la llave de la habitación de Lizzie colgando de su estúpido reloj y esperaba a una nueva víctima, en la estación de Moorgate. Me he llenado de rabia y mi verdadera locura ha salido a la luz. He oido como el tren se aproximaba, él ha visto la ira en mis pupilas, creo que incluso le he asustado. Y en el momento preciso, de un empujón, le he arrojado a las vías. Instantes después, el tren le ha arroyado. He recuperado la llave del dormitorio de Lizzie - pobre Lizzie.

Al salir de Moorgate, todo está en calma. El pais de las maravillas de nuevo inunda las calles de Londres, ha nacido Londerland. El dolor ha quedado atrás. El color reina y la amenaza se ha disipado. Al fin. Espero no tener que volver a escribir en este diario…


Cheshire me espera: “Oh, Alice. No podemos volver a casa. No me extraña, de verdad. Solo unos pocos encuentran el camino y casi ninguno lo reconoce cuando lo encuentra.. Las falsas ilusiones mueren por completo. Solo los bárbaros consideran que la resistencia al dolor merece algo la pena. Conviene olvidar el dolor. Recordarlo es angustioso. Pero recuperar la verdad merece ese sufrimiento y nuestro país de las maravillas aunque deteriorado, está a salvo en nuestra memoria…

Por ahora.”





Autor: Texto, diseño, maquetación e ilustración: Paula Yanguas Tendero Año: 2017


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