Piedra Abierta poesĂa vulnerable
LaFlor
Poesía vulnerable | LaFlor Arte gráfico | Nina Huara Septiembre 2020
Poemas que pretenden transitar rincones vulnerables, palabras que acompañan intensas búsquedas y repentinos encuentros con lo sensible. Lo sensible de lo próximo y lo sensible de lo lejano, lejano pero no ajeno, porque NADA ES AJENO. Esto que hace años que se me venía presentando como disgregado, amenazado por la fragmentación constante y el etiquetado compulsivo, que no sabe de integración, que no sabe de los infinitos puntos de encuentro. El desafío es entonces, acuerpar a lo vulnerable y proporcionarle una atmósfera de recepción, registro, apertura, escucha, sostén, "casita", propicio para el germinar, propicio para el florecer.
Amarillo Acá te traigo lo que puede sacarme. Traje para leer el mismo, el de la otra vez, si, pero distinto. Yo también tengo que buscar así cómo hacés. Porque... ¿Quién no tiene que hundirse para que se le vean las luces? A ver que me digan. Estos días, se ve, el sol estuvo cada vez más amarillo. Marcó las piedras de un soplido, llenó tus huecos y los míos. Clavó sus ojos en la arena y no se fue más. Dejó mí cuerpo junto al tuyo para que se hagan amigos.
Pausa de agua Pareciera que lo que el aire tiene de libre, lo tiene de indispensable, y tambiĂŠn de cazador furtivo de eventos subacuĂĄticos. Los ojos cuando se cansan se cierran y se vuelven a abrir inmediatamente, como si no hubiera que perderse un segundo de nada todo el tiempo. Solo dando la vuelta, empujado hacia delante, capaz, solo atravesando de golpe. Solo asĂ termina para empezar y empieza para no terminar.
Y nada desaparece sin ser el antes de un después. Y nada mejor para poder hacer que una pausa. Decime... ¿A dónde van mi atmósfera de hierro y tu círculo de hierba? Solo espero que con tanto llanto hayamos regado algo. Y ya me dicen que no, que no hay nada mejor que meter el pincel dentro de los ríos y acuarse en la pregunta.
Hereje Más allá seco, nada. Lejos. Y acá? Con rostro la crónica en la lengua. Se mandan luces para tocarse de alguna forma. Marchita todo lo que asfixia. Tiempo al tiempo, llanto al paso y creciendo otro punto. Toda agua es vendita. Alquimista la mirada. Oculta la llave. En los cielos superpuestos ya se sabe.
Llanura. Llamado eterno a la llanura hago, desde mis pies descalzos. Flacos de esperanzas, planos de peregrinarle al viento de los susurros, de indeseable insistencia. Ya no llores. Ya, me dice. DerrĂĄmate asĂ, pero en la danza, que te va trazando pero con menos pena.
Y siendo sonido semilla revitalizarás todo el canto. Lluvia serás, una continúa. Que lava y nutre, que lleva y trae códig0s aπalógico5, astr4les, an∆c®ón1c×s. Ya, sabiéndote creadora por primera vez, del hueco del cerro, de la caja desierta. Poblate de nube. Si te animás, la ausencia no existe. Trepale a la sombra, contarle de vos. Decile, hace cuanto que estás acá, volviendo a casa.
Cuerpo Cuerpo, erguido, aquel sufriente, que transpira todo el tiempo la palabra suficiente. Muere, y se da cuenta que no era tan urgente lo concordante, lo coherente.
Mira ahora la tierra de los días nacientes. Juega a que se nombra, a que se llora, a que se siente. Miente, pues, se han truncado los reflejos. Ya el agua no lo espeja y su sombra no lo encuentra. Pronto se irá de todos lados, de todo tiempo. Sabrá de desiertos, tal vez, de silenciosos encuentros con ausentes.
Sol de invierno. No encuentro atracciĂłn en lo celestial pues, siempre he vivido en lo profano, en lo inmundo, en lo inundado. En las manos se me nota, capaz en mis ropas, que no me pierdo de una brisa y me abrazo con la tierra. Vuela toda aquella que sabe deslizarse por el tiempo, desplegarse hacia dentro, enterrando a los nombres socavando cimientos.
Yo de todo me arrepiento, siempre, todo el tiempo. No soy como esos hombres a caballo que subieron a la cima y murieron ahĂ abajo. Yo abrazo cualquier cuerpo, beso cualquier rostro y me creo cualquier cuento. Total, cualquiera podrĂa ser mi dios, mi hombro seco, mi sol de invierno.
Grito. Grito lo exasperante del olvido. Miento si no lloro lo importante de las alas, la mentira de las jaulas. Resurge tu rostro. Se enciende la memoria. Ayer peligró tu piel, hoy mi hueso, mañana un recuerdo lúcido. El alivio será entonces habitar. Habitar lo más que se pueda, todo lo que fuimos y no dejamos de ser nunca ... NUNCA MÁS.
Sola. Suelo ser sola, suelo solo ser. Suelo ser quien enuncia palabras existentes a receptores no evidentes. No evidentes, no visibles, implícitos, no menos importantes, no menos manifiestos. Suelo ir con mí poesía navegante, pensada en un momento inoportuno, para un mundo interminable. Anotada en un papelito fugaz, leída en voz alta para receptores ilustres.
Haiku Yo ya te dije, que sos el macro, micro mundo, mi casa. Manos que llenan, guardadas en las aguas. Nada de miedo? Códigos tuyos, son los que manifiestan esas montañas. Y siempre acá, donde sea azul. Azul intrínseco. Para que vengas otro día de lluvia a buscar soles.
Cardinal Imagina Imágenes, genes. ¿La tenés? Tenés alguna? Aviones. Hablantes. Habitante de los techos había antes. Desnuda en una forma muy sencilla. Viene, camina. Brillantes mantas. ¿Maneras de hacer transferencia? Acá todavía quedan de esas sierras que se le hicieron tras el ahogo. A vistas anchas, ansioso, muy. De múltiple soltura. Cardinal de la garganta volvé.
Distorsión Que bien que algo nos interpele Nos deshaga. Nos detenga. Nos lleve a una nueva apertura oblicua, amante, acuática. Porque por un lado tenemos tanta piel, y por el otro... El universo, que no puede más de textura. Hacernos manto de agua o tinte de piedra. La distorsión como lente. La mutación un renacimiento. Acá, los lugares no se mueven, todo lo otro si.
Nudo. Ataste mí arte y ahora hace arcos y flechas, flujos y flamas. Repele la repulsión. Revuelve tu saga de sogas y palos. Y ahora hace trenzas de nido, anudando abundancia. Dándolo todo. Y aún con manos atadas, todas encuentran su piel, que palpando pupilas, dilata los modos, los nodos y formas. Todas encuentran el tambor, bordeando la pena, volviendo a la nada. Dándose al alma la calma que espera.
Quiénes. ¿Quiénes son? Vienen una vez al mes. Vienen a poner el cuerpo, piden, prometen cosas, se abrazan, se van. Vienen a limpiarse, quizá, de algo que no se como es que une se va ensuciando. Y allí, algo se muere y otro algo nace. Prometiendo ser motivo para seguir viniendo a hacer lo mismo.
En el lugar quedan marcas de su presencia, cenizas principalmente. Perforan la tierra tambiĂŠn 3mts. aproximadamente, donde ponen algo que yo no veo.
(.) ¿Cuánto de todo lo que soy he elegido ser? Mirando por una ventana, atrás de una puerta, pegada a una pared. Vestida de mujer, con un llanto seco o añorando libertades. ¿Por qué? ¿Por qué será que me toca tomar errantes caminos, sentir todo el tiempo el fracaso como mío? Mía la culpa de no llegar a ser una sonrisa. Mía la culpa de no llegar a ser un cuerpo erguido, con manos pulcras y dulces sueños. Nunca elegí estar frente a sus ojos, Nunca elegí sus espejos. Nunca le he elegido, ni nunca me elegí, o aún no lo recuerdo.
Hilacha Y está bien. Vine a defraudar. Vine a vencerme. A partirme al medio, si es que tengo uno. O donde sea, que deba verse la carne de la incoherencia. La hilacha de la ausencia, de todo lo que “tendría que haber habido”. Así me sé haber sido con esto, como pude.
Entonces... ¿El impacto deja marcas? Y sí. ¿Y entonces las pieles se arrugan, los muslos se caen? sí. ¿Y entonces las cosas no son como antes?
Las cosas no son como antes, las cosas son como nunca, y nunca antes las cosas fueron siendo yo así. Peligros y beneficios de ir con la piel abierta.
Estadía Llegamos para quedarnos... No? Sabremos engañarnos con verdades, gritarnos al oido cuanto es que deseamos ese amor para nadie. Nadie sirve para nada. Nada sirve para nadie, pero, nadie escapa de pensarse en el ciclo productivo de cuerpo cautivo, cuerpo de carga. Así nos congelamos ante el encuentro con lo sincero, con lo que hay detras del cuero, en el jugo del medio. Morimos de miedo ante la sangre fresca, el tacto consciente y la poesía ajena. Nos morimos cuando el silencio es responsable y la estadía es presente.
Nos morimos cuando hay que dejarle espacio al vacío. Nos morimos si hablamos de lo que nos pasa, solo se nos escapa un poco mucho en la mirada.
Piedra Abierta PoesĂa vulnerable septiembre 2020 @laor_____ @nina.huara