HAMAkA Nº 2 - Abril 2015

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abril2015

HAMAkA revista

cultural


editorial

EQUIPO EDITOR Dirección PAULINO RAMOS Redactores MATILDE DOMÍNGUEZ MARÍA BRAZO ENRIQUE GARZÓN ESPERANZA RODRÍGUEZ ÁLVARO LÓPEZ Colaboradores MARTA RAMOS PEPE RECIO CARLOS ROLDÁN EMILIO GONZÁLEZ PRADO BALLESTEROS LEONOR RUIZ CLARA HATO JAIME DOMÍNGUEZ Diseño y fotografía PAULINO RAMOS

Una de las características más favorables para la vida en un pueblo es, sin lugar a dudas, el aire de convivencia. Vivir una vecindad armoniosa y agradable para todos los miembros de la comunidad no resulta en ocasiones una tarea sencilla. Un pueblo que no sabe convivir se convierte en poco tiempo en un lugar con una población fragmentada, con rencores y con “dimes y diretes” que no hacen más que maltratar la vida tranquila que debería tener una localidad como es Higuera de la Sierra. Hay dos elementos que nos parecen claves para inspirar la conanza y la convivencia, más allá de las cosas básicas que todos necesitamos, como la prosperidad, una buena economía familiar, eliminar las desigualdades o simplemente la mejora de la felicidad de la gente. Algo que resulta fundamental para convivir en paz es el derecho a la diferencia. De manera concreta se trata del respeto mutuo a las maneras diferentes de estar en el mundo, entendiendo la diversidad, no como un problema, sino como una oportunidad para aprender, para disfrutar juntos y para fomentar que cada quién saque lo mejor de sí mismo. Sin apenas darnos cuenta, el que de siempre ha sido nuestro amigo, nuestra vecina, aquella que estudió con nosotros en el colegio se convierte en alguien a quien reprochar, alguien a quien criticar o lo que puede ser peor, alguien con quien enemistarse. Derrochar energías en un pueblo tan pequeño en resaltar las diferencias de credo, de ideología o de formas de vivir, no hace más que enrarecer el ambiente, convirtiendo, no pocas veces, la experiencia vital en algo desagradable. Completando este derecho a la diferencia planteamos otro sin el que no sería nada el primero. El derecho a la indiferencia. Puede parecer contradictorio, pero si bien es necesario que saquemos provecho de las diferencias de cada uno, también es necesario que estas diferencias puedan pasar desapercibidas. El ser diferente no puede convertirse en la excusa para señalar con un dedo acusador a quien creemos que no es como nosotros. No es difícil entender que ante la vida podemos escoger muchas opciones, mientras pensemos que la nuestra es la más correcta de todas las posibles, no caeremos en la cuenta de que todas las personas tienen sus razones para hacer lo que hacen. Vivir en armonía requiere que antes de acusar a nadie sobre sus miserias, sobre sus maneras de actuar, sobre sus rarezas, miremos las nuestras propias y tratemos de cambiar en nosotros aquello que no nos gusta. La Biblia ya hacía mención a esto cuando hablaba de pajas ajenas y vigas propias. En denitiva, la convivencia hay que trabajarla en uno mismo antes que en los demás. Mirar hacia dentro y saber qué es lo que uno está haciendo para que no todos los que viven a nuestro alrededor sean un poco más felices, sean quienes sean, aunque resulte una tarea ardua y a veces complicada, es un trabajo necesario. Al n y al cabo, es bueno pararse a pensar un poco en que es lo que damos a los demás, principalmente para apostar por aquellas cosas que merecen la pena ser vividas. HAMAkA

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quizás nunca te

dijeron Por MARTA RAMOS

No debemos olvidar que los piropos no dejan de ser una forma de juzgar al otro y cuando se opina sobre alguien es porque se asume que se posee el poder de hacerlo. En nuestra sociedad, son los hombres los que piropean a las mujeres, sintiéndose con el derecho de llevarlo a cabo y juzgando siempre la belleza femenina. Y yo me pregunto si esos hombres alguna vez piensan si a las mujeres nos apetece escuchar esos piropos que en ocasiones son machistas y misóginos o simplemente si nos agrada ser observadas durante un tiempo. Y es que, quizás, a muchos hombres nunca les dijeron que nosotras no hemos pedido la opinión sobre nuestro cuerpo o nuestra belleza y que no pasamos delante de nadie para ser evaluadas. No nos apetece saber qué piensa de nosotras una persona que no conocemos y menos aún nos apetece escucharlo. No, no necesitamos escuchar esas valoraciones porque no somos un producto en el mercado de carne. Y quizás tampoco le contaron que nadie tiene que juzgar si alguna de nosotras está rodeada de un grupo de hombres, si llevamos ropa corta, llamativa o grandes escotes y que por ello nadie tiene derecho a llamarnos ligerita, zorra o incluso puta. Es hora de asumir que no nos vestimos para provocar a nadie, sino para gustarnos a nosotras mismas. Quizás no sepáis que el hecho de que usemos espacios públicos como bares o discotecas no quiere decir que nuestro cuerpo también lo sea, así que no te otorgues el derecho a acercarte, a tocarnos o a quedarte enfrente mirando jamente, porque tu mirada nos acosa. Recuerda que nuestro cuerpo es nuestro y de nadie más. Los actos de algunos hombres nos incomodan e incluso a veces nos intimidan, no nos sentimos agradadas, ni agradecidas por vuestras palabras o vuestros gestos. Nos molestan esos piropos que no pedimos, nos parecen groseros, críticos y fuera de lugar. No os sintáis con poder sobre nosotras porque no lo tenéis. Mi cuerpo, mi ropa, mis andares, mis actitudes… son cosa mía y de nadie más. opina

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“La vida se lleva con y

humor

paciencia” Por PAULINO RAMOS

Entrevistamos a Rafaela la “Morona”. Nos acercamos a su casa una tarde de lluvia en mitad del invierno donde nos esperaba con su hijo. Ella como nadie sabe la falta que hacen días como esos para que el campo pueda dar sus frutos. Casi toda su vida se ha desarrollado en campos de Higuera, sin ese vínculo con la naturaleza la vida de esta mujer carecería de sentido. Ha sido siempre un ejemplo de humildad, de buen humor, de buen trato a todas las personas y ,sobre todo, de hacer feliz a los demás ayudando dentro de sus posibilidades. Nos acercamos a ella para saber más sobre los remedios caseros que ofrece para muchas dolencias y descubrimos que sus aceites son el fruto de una intensa y larga trayectoria de cuidados a lo largo de una vida. Como tantas otras mujeres, si algo caracteriza a Rafaela es su esencia cuidadora. Desde esta revista queremos poner en valor no sólo los conocimientos en relación a remedios tradicionales de origen humilde, sino también destacar el papel fundamental en el cuidado de la vida y el respeto y el conocimiento de la naturaleza que han tenido las mujeres a lo largo de la historia. Sirva de ejemplo para repensar un futuro más armonioso y más sostenible para nuestro pueblo. que hacer lo que venga”. Me volví para atrás, puse agua a calentar y cuando estaba templadita, le pelé la cabeza y con un algodoncito le lavé la herida bien y le di yodo. Luego se la tapé con una tela y se le curó. Otra vez se cortó un dedo en el Cucharero. Yo me había ido a lavar a la parte del rombo. Se presentó con el dedo colgando. Tuve que hacer cosas para curarlo. Y así fui aprendiendo, preguntando a la gente de los campos, lo que iba necesitando.

¿Por qué te llaman Rafaela La Morona? Porque mis abuelos eran de Morón de la Frontera. Se vinieron para acá mis bisabuelos, y luego mis abuelos y mis padres, hasta que seguimos toda la familia aquí. Antes había mucha familia nuestra en Higuera, pero ya se ha muerto toda. La única que queda soy yo y otra gente que tiene una casa en el Cerrillo. Se vinieron mis bisabuelos a trabajar, estaría por allí la cosa más mala. Nosotros éramos cinco hermanas y el mayor que era un varón que ahora haría 100 años. Dos de ellas murieron de pequeñas y a mi hermana Luisa la mataron cuando mataron a mi madre con 17 años. Después vine yo, que nací el 19 de Enero de 1930.

¿Cuándo empezaste a hacer aceites para la gente? Para la gente empecé a hacerlo ya aquí (se reere a cuando se vino a vivir del campo a Higuera). Los hacía para mí, pero venía la gente y me daba lástima, se lo daba y no le cobraba a nadie. El año pasado no pude hacer ninguno porque estaba mala, a ver si este año puedo hacer alguno, aunque este año está la hierba fatal también.

Nos interesa mucho el trabajo que haces con las hierbas ¿De dónde te viene a ti el conocimiento que tienes para tus remedios? Porque me gustaban a mí las cosas de las hierbas... como estaba siempre en el campo. A esta gente (a sus hijos) les tenía que hacer yo lo que fuera, no podía venir todos los días. A este (su hijo Rafael que nos acompaña en la entrevista) le agarró una sanguijuela en la garganta. El chiquillo escupía sangre. Le di un vaso de vino, pero no se le cayó. Así que lo senté en un taburete, me puse delante en una silla y con un alicate metido en la boca esperé a que saliera. Una de las veces que se movió ¡pum! La apalpé y me la traje. Le di agua para que se enjuagara la boca y encima otro vaso de vino. También otro día llegué con Rafael al huerto donde estaba mi marido y mi otro hijo. Lo solté por allí y mientras yo hablaba con el “Pájaro” (su marido difunto) el otro le pegó con la azada en la cabeza. No tenía nada para curarlo y ya era de noche, ¿cómo me iba a ir a la Higuera otra vez con él a cuestas? Me fui a un cortijo, al Chaparral para ver si tenían alcohol. No tenían. Después a las Cortecillas y tampoco tenían. Me dije: “aquí hay singulares

¿Cuáles son los que más haces? De todos hacía más o menos casi lo mismo. He hecho cerca de 100 litros algunos años; otras veces menos, una veces 60, otras 70. Me traía el aceite Isidoro. Antes también secaba las hierbas, pero ya no. Algunas como la junciana o el orégano sí, porque las tomo yo, pero las otras ya no. ¿Cuáles son las hierbas que usas? Para las almorranas cojo la teresita, la hoja de la mata y la or y se fríe. Hay que estar en la hornilla, no se trata de ponerla en el aceite e irse hasta que esté frito. Hay que estar a la vera de ella dándole vueltas, ponerle ilusión al hacer las cosas. Al romero le echo pan rubio y regaliz. Ese es muy bueno para los dolores. También para los dolores frío la hiedra, la cojo en el huerto del cerrillo. Le pregunté a Alberto cuando estaba en

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aquella huerta, por si podía coger unas hojas. Con el aceite de las quemaduras te vas a reír. Se coge la mierda de los guarros, que no esté muy tierna pero muy seca tampoco, entre Pinto y Valdemoro. Y después se echa ortiga. Estaba mi tía de cabrera con la gente de los Rincones y calentaba una sartén de suero para tomarlo por la noche. Lo apartó de la candela y siguió haciendo el queso en otro lado distinto. Un primo mío que se llamaba Sebastián, jugueteando se cayó en la sartén. Cuando lo encontró ya estaba achicharrado. Un hombre viejo, que nadie sabía de dónde salió, se presentó cuando el niño estaba llorando y le dijo: “Señora, coja usted ortiga y cagajones de guarro y los fríe, que no estén tiernos, ni secos tampoco. Y le da usted.” No le quedó ni señal siquiera. Yo también tengo quemado este brazo, las dos piernas, la barriga con una olla de agua caliente… Me di con el aceite… mano santa, no tengo ni marca. También he quitado los callos de los pies y los espolones. Esa va con alcohol. La sanjuanera también la cojo. La hago frita el mismo día de San Juan, tienes que coger la hierba y freírla el mismo día. Hay otra que también se hace con la sanjuanera con medio litro de aceite y medio de alcohol. Se le echa la hierba sanjuanera y la de la infusión. Es muy buena para los caballos. Los culebrones también los he aprendido a curar. Se hace con un agua que se coge el día 25 (de diciembre suponemos) de la fuente de Marimateos. Un curandero de Guillena me lo dijo. Y ¿nunca has aprendido de los libros? Ahora leo mucho. En nada de tiempo me he leído cinco libros, pero voy leyendo los más chicos porque los grandes pesan mucho para la cama. Me encantan los libros de la guerra y de las cosas antiguas. Y si es de Santos lo mismo. Me han echado los Reyes este año un par de libro con muchas cosas de plantas, me gusta ir leyendo cosas nuevas. ¿Le has enseñado a alguien todo lo que sabes? ¡Qué va! Yo se lo he dicho a quién me ha preguntado, pero esta

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gente no quieren aprender (se reere a sus hijos), dicen que son guarradas (se ríe a carcajadas). Me lo ha dicho mucha gente. Por dos veces vino una mujer de Granada que le gustaban las cosas de las hierbas. Íbamos hasta el vivero o a las tobas y yo le explicaba las que eran. El otro día llamaron dos curas. Me quedé temblando, me dije si no serían dos disfrazados para asustarme o robarme. Pero eran el obispo y el cura de aquí. También otra vez vino un cabo y un sargento a preguntarme. Viene mucha gente. Para ti, ¿el campo es importante? A mí me gusta mucho el campo. Me tuve que venir del campo por una enfermedad que tuvo mi hija, pero a mí me gusta la vida en el campo. Ya una está vieja y me cuesta trabajo. Pero si pudiera me llevaba todo el día andando como he hecho siempre. El campo ha cambiado mucho. Ahora están todas las casas abandonadas y los campos vallados. El campo ahora está abandonado. Y con esto del medio ambiente que no te dejan hacer nada, está todo lleno de zarzas porque hay que pedir permiso para todo. Y además la gente ya no coge nada, ni las aceitunas se recogen ni quitan las matas. ¿Qué consejo le das a la gente para que esté sana? Para que la gente tenga ánimos la mejor es la junciana bravía cocida, ¡es estupenda! Para mí las plantas me ayudan, les tengo esa ilusión, y además Dios también me ayuda en todo. Y cuando te pongas a hacer algo hay que poner amor y cariño en hacerlo. A mí hacer mis aceites me gusta mucho y me he curado todo lo que me he tenido que curar. ¿Te gusta ayudar a la gente? A mí sí. Compro el aceite para dárselo a la gente. Hay personas que son muy buenas conmigo y me hacen regalos, pero otras te lo cogen y no te dicen ni adiós al otro día cuando te ven, o te lo piden para otra persona y se quedan con él. La que más y la que menos no te da ni las gracias. Pero Dios me ayuda, mientras tenga seguiré dando.

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¿cómo lo

viviste? Por ESPE RODRÍGUEZ

Los más pequeños ni si quiera lo recuerdan, pero no hace mucho tiempo los jóvenes varones de este pueblo que habían nacido en la misma promoción, el año antes de partir a la mili se reunían durante una semana, para celebrar lo que conocemos como LA QUINTA. Una semana en la que “los quintos” se despedían de su pueblo y familiares de una forma un tanto peculiar... En algunos pueblos de los alrededores aún sigue existiendo esta tradición.

En la foto: Pepe “Carrasco”

Nicolás García 50 años “La Quinta se hacía en marzo; un año antes de irte a la mili, te tallabas, que era un reconocimiento médico que te hacían en el Ayuntamiento y a la semana se hacía la Quinta. Lo pasamos bien, una semanita de cachondeo para irnos luego a la mili. Lo que hacíamos era beber vino blanco, comer guisos de gallo, que nos comimos unos cuantos, y no acordarnos de nada más, porque estábamos siempre borrachos. Dormíamos fuera, donde nos cogía. Una noche, por ejemplo, nos quedamos en el Cerrillo, donde está el ataúd de Paco, frente a donde vive Enrique. Aquello estaba todavía sin construir ni nada, en unas majás viejas que había. Otra noche nos fuimos a Puerto Moral tres, y dormimos allí y así hasta que se acabó la quinta. Los guisos nos lo hizo un día Fernando “El Gallego”, otro José Vázquez y otro, aunque no estoy muy seguro, creo que fue Rafael Moya. Nos pintábamos los nombres de cada uno con tizas en la ropa y un número, cada uno el que le parecía. En mi Quinta fuimos 17 quintos. Nos bebimos unas 35 garrafas de vino, porque era una semana de borrachera”.

Ángel Rincón 79 años Damián Fernández 35 años “Éramos 12 quintos de los nacidos en el 79, por lo que éramos la quinta del 97. Empezamos la Quinta justo aquí, donde estamos ahora (en el Hogar del Pensionista), y estuvimos cinco días, hicimos seis guisos. Fuimos Antonio “ El pony”, Carlos “El Chino”, Clemente, Isidro, Jesús Artés, Mané “El Pocero”, Pablo Orta y yo. Nos quedábamos en campos, dos noches en el Campo de fútbol y otras dos noche en lo de Toné “El huevo”. El último guiso lo hicimos en La Caldera y nos hizo el guiso José Vázquez. Fuimos al colegio y nos echaron los profesores porque llevábamos ese día un chivo”. recordando

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Éramos 6 quintos nada más del año 57. Cada uno ponía lo que podía y nos íbamos al campo a emborracharnos y comer. Pero la nuestra duró sólo tres días porque éramos muy pocos. Se hacía el año antes de ir a la mili, pero yo ya estaba en la mili, porque me fui de voluntario. Dormir, dormíamos en casa, porque éramos muy pocos. Los guisos los hizo uno que le decían “El Matraco”. Los quintos éramos Florencio Ordoñez, Arturo, Antonio Ruiz Santos, Antonio Barbecho, y estaba también Jesús y yo. Lo único que hacíamos era ir al campo a comer, porque éramos muy pocos y antes a los quintos se le hacían muchas perrerías. Las quintas que eran muchos hacían de todo, pero nosotros nos reuníamos en lo del Pérez y nos íbamos Al Salto, a lo de Florencio, nos emborrachábamos y nos íbamos a acostar. Pero mi quinta fue tranquilita, no hicimos nada”.


en

busca de la

prosperidad

Trabajadores del corcho en los años 60. Algunas familias naturales de Higuera y otras de Cabeza la Vaca.

Proceso migratorio de Cabeza la Vaca a Higuera de la Sierra

Nicasio, uno de los higuereños que descienden de ese pueblo, que Cabeza de la Vaca tiene una arquitectura similar a nuestro vecino Zufre, sobre todo en la zona más antigua del pueblo.

Por ENRIQUE GARZÓN Cuenta la leyenda que a principios del siglo XIII, durante una batalla contra los árabes, el capitán Pelayo Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago, al ver que llegaba la noche y no conseguía la victoria, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día! El sol se detuvo en el horizonte para permitir a las tropas cristianas lograr la victoria. Con motivo de esta victoria, el maestre mandó edicar un templo para Santa María de Tentudia. Se trata de un monasterio que da nombre a la comarca de la Sierra Morena Extremeña. En la comarca de Tentudia, entre campos de encinas, olivos y castaños, encontramos el pueblo de Cabeza de la Vaca. De calles estrechas y empinadas nos contaba HAMAkA

A las generaciones más jóvenes es probable que no les resulte familiar el pueblo de Cabeza de la Vaca, pero existe un enorme vínculo entre Higuera y esa localidad, ya que muchos de nuestros vecinos descienden de ella. Esta vinculación surge a nales de los años 50 y comienzos de los 60, en una crítica situación económica en Cabeza de la Vaca y alrededores, debido a la falta de oportunidades laborales y a que la explotación ganadera y agrícola se llevaba a cabo en exclusividad por los propietarios. Esas circunstancias provocaron una gran despoblación, originando que Cabeza de la Vaca perdiera más de la mitad de sus vecinos. La mayor parte de ese ujo migratorio marchó a zonas en situación de desarrollo industrial, sobre todo a Barcelona y el resto de Cataluña. Pero también hubo un grupo de cabezavalaqueños que emigró a nuestra comarca.

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recordando


La situación en Higuera durante esos años era mejor que la del pueblo de procedencia, la industria del corcho estaba en auge y existía un ujo migratorio de higuereños que marchaban hacia Sevilla, lo cual provocaba que se presentaran oportunidades laborales. Los trabajos a los que accedían eran los menos demandados, como las labores de criadas en casas de familias adineradas y sobre todo en ncas trabajando de porqueros, cabreros, vaqueros o guardando las mismas. Esas labores las complementaban con la del trabajo en las eras, segando trigos, arrancando matas o recogiendo bellotas y aceitunas. En ncas como Casa Quemá, La Esparragosa, Juan Diego, Tres Fuentes, El Rincón, La Barbacana y El Cucharero se asentaron familias procedentes de Cabeza de la Vaca. Gente humilde y trabajadora que luchó por un futuro mejor, padres de familias que se enfrentaron a las adversidades para que sus hijos crecieran en las mejores condiciones posibles. Estas familias superaban obstáculos con valor y esfuerzo, niños que andaban kilómetros para poder ir al colegio o que recibían clases tan solo un mes al año. Una de las costumbres habituales de esas familias era “hacer la cabaña”, es decir, venir en burro al pueblo para hacer la compra para el resto de la semana. María Domínguez, higuereña que sigue manteniendo una gran vinculación con Cabeza de la Vaca, recuerda cómo cada

julio partía para las Fiestas de San Benito. Bien en la angarilla de un burro portado por su abuelo o en el tren con un gallo en la cesta para cocinarlo en la feria. Al igual que María, en agosto regresaba el resto de cabezalavaqueños residentes fuera a disfrutar de las vacaciones en su pueblo. Esa llegada que se convertía en todo un acontecimiento en la localidad, que incluso motivó la celebración de una nueva feria llamada “la de los catalanes”. En las últimas décadas Cabeza de la Vaca ha consolidado su actividad económica en el aprovechamiento de los recursos que el entorno natural les ofrece, siendo esto el motivo que ha provocado que la crisis golpee con menos dureza en la localidad. La mayor explotación de actividades agrícolas y ganaderas se ha traducido en un variado tejido industrial con varios mataderos, una fábrica de pienso o una almazara de aceite de oliva. De estas experiencias que nos han contado algunos de nuestros vecinos, aprendemos que es en las situaciones con más dicultades cuando sacamos lo mejor de nosotros mismos. Cada historia de estos higuereños que llegaron desde Cabeza de la Vaca se escribe desde el sacricio y la esperanza. Cambiaron su destino para cambiar en cierta parte el nuestro, pues ahora no concebimos una Higuera sin ellos.

Parte de la familia Ballestero Iglesias. Una de las familias emigradas de Cabeza la Vaca (Badajoz). Fotos cedidas por Carmen Ballestero.

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entrevista con

iosu y elena

Elena Gallareta. 55 años. Sestao, Bilbao

56 años. Iosu Etxebarría Bilbao

Por ÁLVARO LÓPEZ y ENRIQUE GARZÓN de unas amigas que tenían en Galaroza. Su idea era el alquiler pero al no encontrar nada que cubriese su necesidades comenzaron a buscar para comprar alguna vivienda. Se decantaron por la compra de su actual vivienda, les gustó porque era posible comenzar a vivir y comenzar a trabajar directamente. A la vez que trabajaban reformaban la casa, duró ocho años hasta estar completamente reformada, “ahora estamos más tranquilos”. Es una zona donde hemos hecho amigos pronto”, gente de todos lados . “La gente de aquí es bastante parecida a la gente del País Vasco”. Al principio las personas pueden ser un poco cerradas pero una vez que se entra, se acoge bien y se profundiza en las relaciones. En Higuera tenían mucha relación con Mari Carmen Rufo y Rafael Carballar.

Elena e Iosu son vecinos de nuestro pueblo desde hace ya once años. Inmigrantes del País Vasco, tras circular por otros lugares del mundo, acabaron en Higuera, movidos por la tranquilidad de nuestro pueblo, la viabilidad en su dedicación profesional y la compatibilidad de su vivienda con esta dedicación. Elena es médica y homeópata, interesada por su profesión desde pequeñita, dice que la motivación por sus estudios fueron cambiando a lo largo de su vida. Tras presentarse al MIR sin obtener plaza, toma un camino diferente y estudia Sofrología en Madrid. Trabajando en un geriátrico, conoce a Iosu y aunque ya había tenido interés y contacto con la homeopatía, es por medio de un amigo donde rearma su interés y decide estudiar en Barcelona esta disciplina.

Alaban que en Higuera siempre ha habido movimientos culturales diferentes a los movimientos que hay en los otros lugares de la Sierra. Les gustó mucho al llegar al pueblo el proyecto de cine fórum de “Sierra Algazara!”. En la sierra la movilidad condiciona la vida de las personas, pues en un pueblo pequeño no puede haber de todo, y aquí se carece de una buena red de transporte que posibilite el acceso a la población, “cuanto menos movilidad, más aislamiento y cuanto más aislamiento menos intercambio”. Creen que es necesario que la gente salga de la Sierra, pero ven muy necesario que la gente regrese para enriquecer con lo que se conoce fuera.

Iosu por su parte, estudió en EEUU una Diplomatura en Asociados de Arte, inexistente en nuestra tierra que tiene mucha relación con la Psicología. Lleva treinta años formándose continuamente en terapias alternativas (acupuntura, osteopatía, terapias de apoyo psicológico…). Tuvo mucha relación con los movimientos juveniles en una época conictiva. Estuvo varios años en América Latina y Estados Unidos, donde también estaba en movimientos y trabajaba con grupos, cuestión decisoria en la elección de su dedicación profesional. Cuando vuelve a España comienza a formarse en el trabajo corporal y las terapias alternativas, en Francia e Inglaterra.

En cuanto a la política local, Iosu piensa que hay un desencuentro entre las familias importante, que por encima de todo debe estar la amabilidad, la buena vecindad y el respeto a las diferencias, sin que se conviertan en algo negativo. Dicen que se respira otro aire últimamente y esperan que la situación vaya transitando a la resolución de esas relaciones que han crispado el ambiente.“Es muy importante en este pueblo disolver estas tensiones, que no se va a poder hacer ni en un día ni en dos, pero si es importante que las personas que sobre todo tienen mas responsabilidad en este pueblo, porque representan un poco al sentir político, tengan un poco la obligación junto con el apoyo de la gente de ir disolviendo las tensiones que quedan por ahí y volver a recuperar esta paz y tranquilidad que yo creía percibir en el pueblo cuando llegamos”.

Abren una consulta conjunta y comienzan a trabajar en estos campos especícamente profundizando en experiencias y en conocimiento, además de ayudar a mucha gente. Han vivido en diferentes lugares antes de llegar a Higuera e intentan que su trabajo pueda llegar a todo el mundo. Trabajan de forma individual, no atienden los dos a un mismo paciente, para no tener interferencias y tener una seguridad mayor en la mejoría del paciente. Nos cuentan que otros países nos llevan años de ventajas en formación y normativas en el campo profesional de las terapias alternativas, aunque van aumentando. Piensan que pueden coexistir la medicina convencional con la alternativa. Hay que posibilitar “un modelo que nos permita a la gente que ya estamos formados transitar hacia este otro modelo más reglamentado, para evitar la concepción de que esto es de curanderos, de brujos…”.

Por último nos dice Iosu que les apetece compartir con la gente sus conocimientos, enseñando a meditar sin intención de percibir nada a cambio, por el simple hecho de compartir. Es algo que le gusta con lo que puede aportar su granito de arena.

Han transitado varias veces en su vida por la Sierra, por medio HAMAkA

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de cerca


entrevista con

maría vázquez brazo Por MARÍA BRAZO hace sentir viva”. En la actualidad trabaja como generalista de Recursos Humanos en Deutsche Bank, para los países de Europa central y del este. Se dedica a dar información a los trabajadores acerca de temas inherentes a la empresa tipo nóminas, planes de pensiones, fondos de inversión, maternidades, etc. María cree que hablar “tantos idiomas es un pasaporte con destino el mundo y el poder comunicar con personas de credos tan distintos es un tesoro”. Además está convencida de que se abren distintas compuertas de la personalidad, ya que cada idioma dinamiza una parte del carácter “que se queda en la zaga cuando utilizo otro idioma” y cada cada cultura hace que la personalidad se enriquezca de forma determinante y que la visión del mundo se relativice. Si hay algo que María echa de menos de Higuera cuando está fuera es “la cercanía de la gente, la simplicidad, el entenderte sin palabras porque todos sabemos de que se habla y lo que se deja en el tintero. El sentirse en casa. El sentarse en la puerta a tomar el fresco en verano y el vivir con la puerta abierta”. Por supuesto también a su familia, en especial a su madre, la luz y el calor del verano o los paseos a la cruz de la Vega. Las diferencias que encuentra con la gente de Alemania son muy numerosas. A ella le ha costado la vida tan organizada que llevan (hasta para andar por la acera tienes que ir por la derecha) o lo planicados y puntuales. “Pero todas esas facetas han complementado positivamente mi carácter mas latino y relajado”. Cree que tienen un exceso de burocracia “la de papeleos que tienes que mover hasta para hacerte la tarjeta del videoclub”, nos bromeaba entre risas María. Aunque reconoce que son bastante cívicos y respetuosos con el prójimo y el medio ambiente. Gracias a sus viajes, esta higuereña ha reunido un sinfín de anécdotas a lo largo de todo el mundo. Nos recuerda que mientras vivía en Dublin estuvo cantando blues en pubs a dúo con un amigo guitarrista magnico, Steve Duffy. Tuvo la ocasión de tocar en Molloys, un pub donde a veces iban musicos reconocidos de incógnito. Esa noche entre el público estaba Peter Buck, el cofundador y guitarrista principal de R.E.M., uno de sus grupos favoritos. Para ella fue todo un lujo que tras el concierto el músico se acercara a ello y les felicitara. “Qué estuviera allí ese músico que tanto respetaba y que nos estrechara la mano y elogiara... !es algo que no podre olvidar jamás!”, nos comenta emocionada. Lo tiene muy claro, nos recomienda que a la hora de viajar “que no se lo piensen y se lancen a la aventura, que abran bien los ojos y agudicen los sentidos que viajar da alas”. Para ella realizar viajes es mucho más que hacer turismo, se trata de “un ejercicio de aprendizaje constante que nos aleja de nuestra rutina, nos pone a prueba y permite conocernos mejor a nosotras mismos”.

La primera vez que María viajó fuera de Higuera fue durante su etapa en el colegio, cuando sólo tenía trece años que fueron de intercambio al sur de Francia. Desde entonces le picó la curiosidad por otras sociedades, otras formas diferentes de vivir y por los idiomas. Desde pequeña había sido muy curiosa, no paraba hasta entender el porque de todo lo que la rodeaba. Le interesaba mucho viajar, el mundo, la gente, otras culturas, otras lenguas. Cuando cumplió los 18 años y tuvo la mínima oportunidad se fue con unas amigas a pasar el verano a Londres y ahí empezó su espontánea carrera itinerante. Cuando terminó el instituto, su personalidad aventurera y de acción hizo que agarrara una maleta de 25 kilos (que fue disminuyendo a medida que iba haciendo kilómetros) y volvió a Londres que tan fascinada la había dejado. Nos contó que es sin duda la ciudad mas cosmopolita y con mas mestizaje del mundo, la oferta cultural y sobre todo musical que Londres ofrecía la cautivó. Aún conserva algunos amigos de aquella época y la sensación de libertad y anonimato que dejaba aquella ciudad. Siguió viajando mientras aprendía inglés. Países como Escocia, Irlanda, Estados Unidos o Australia y nalmente Nueva Zelanda, iban impregnando la vida de esta higuereña viajera, conociendo este idioma de manera diversa, con diferentes acentos, latitudes y culturas. María piensa que “el lenguaje es un fenómeno vivo y se domina cuando una se siente parte activa de la cultura en si”. Sin embargo, las experiencias de María no terminan ahí. Reconoce hablar, además del inglés, higuereño, italiano, francés, alemán y está aprendiendo algo de japonés. Además sus viajes la llevaron a Marruecos, Italia, Austria o Alemania, a parte de los que nos nombró cuando le preguntamos por el idioma. María ha sido una turista activa, “he pagado mis viajes trabajando al mismo tiempo” realizando múltiples trabajos: camarera, babysitter, profe de español, secretaria, recepcionista, tiendas de ropa o cantando en la calle... ¡de todo! Al nal se estableció en Berlín, nos contaba que por ser una ciudad inusual e impredecible. “Me abraza , me inspira , me acepta y me hace sentir bien conmigo misma, con el mundo y con otras personas”. Para ella, Berlín es un laboratorio de creación y experimentación cultural, siempre dinámica y con una ecléctica oferta en este sentido. Se siente vinculada a esta ciudad precisamente porque “la cultura es básica para mí, nutre el intelecto y ensancha el alma”. Adora la música de la ciudad, participa de ella con un proyecto de música electrónica con un amigo compositor y productor. Según nos contaba María, los alemanes han aprendido de la cangrena que supuso el nazismo, siendo ahora la pluralidad y el respeto una de sus máximas. Berlín “ha sido escenario de muchas revoluciones y yo estoy viviendo la mía propia, es aquí donde encontré el amor y di a luz a mi pequeña. Vivir en un sitio tan lleno de vida, te de lejos

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el caminarde un

guerrero en nuestros

bosques Por CARLOS ROLDÁN

Se llama Fitóftora y se cree que fue en el siglo XVIII, con el pujante intercambio comercial entre el Viejo Continente y Oriente, cuando llegó a tierras mediterráneas. Embarcada en alta mar, huésped en árboles decaídos, fue introducida por el ser humano en un ecosistema ajeno. Como casi siempre, la nula precaución que nuestra especie pone en su intervención sobre el entorno favoreció su imparable y mortal conquista. Actualmente, está presente en más de 70 países y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluye a la Phytophthora cinnamomi entre las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Aquí en nuestra tierra, es responsable de la “prodredumbre radical”, enfermedad más conocida como “La Seca”. El patógeno Phytophthora cinnamomi es un “hongo” microscópico (del grupo Oomicetes) capaz de afectar a más de un millar de especies arbóreas en todo el mundo, aunque en Sierra Morena lo veremos atacar principalmente a encinas y alcornoques. No en vano la palabra griega Phytophthora signica “destructor de plantas”, y en nuestro entorno cercano no será difícil encontrar señales, a veces equívocas, de su agresividad. Identicada por primera vez en la isla de Sumatra en 1922, la cita más antigua de su presencia en la península data de 1940. Su continua expansión amenaza con afectar de forma irreparable al monte mediterráneo y con él, a gran parte del HAMAkA

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sistema humano que lleva asociado: el paisaje de dehesa y la biodiversidad que alberga, la economía (corcho, ganadería, cerdo ibérico, turismo rural, economía de subsistencia…) y parámetros poco cuanticables como la vinculación emocional a un territorio y nuestro sentimiento de pertenencia a él. Pese a ello, no fue hasta los años 90 que se asoció de manera clara la acción del patógeno Phytophthora cinnamomi con la probredumbre radical. Esto se debe a que su sintomatología generalista hace complicado el diagnóstico, pues a simple vista y sin un estudio especíco en laboratorio, los árboles podrían parecer afectados por una simple sequía. Además, los resultados de las investigaciones que se realizan al respecto suelen quedar relegados a círculos cientícos y entorno


administraciones, y la escasa divulgación que se hace de los mismos entre propietarios y/o gestores de ncas no ayuda a su identicación y prevención.

“Su continua expansión amenaza con afectar de forma irreparable al monte mediterráneo y con él, a gran parte del sistema humano que lleva asociado: el paisaje de dehesa”

Prevención contra la Fitóftora. Una vez superados los primeros inconvenientes para la identicación del patógeno y asumiendo que los métodos de control (como el ácido fosforoso) son por ahora poco efectivos, parece inteligente centrarse en su prevención. Esta se basa en la delimitación de los focos y su “aislamiento”, impidiendo en él todo tipo de usos que impliquen movimientos de tierras y/o tránsito de seres vivos. Por ello se recomienda cercar el foco y evitar el paso de animales, vehículos o personas por él, así como el laboreo.

La Fitóftora se desarrolla y propaga en suelos con abundante presencia de agua y temperaturas superiores a los 5ºC. También es este caso, el calentamiento global puede estar permitiendo su expansión hacia territorios a priori no viables para su desarrollo. Su acción, iniciada siempre en las raíces, hace que cuando la sintomatología se hace evidente ya sea tarde para el árbol y que incluso individuos aparentemente sanos estén siendo atacados bajo tierra, lo que hace aún más difícil tanto su detección como posterior aislamiento. El “hongo” ataca las raíces absorbentes de agua y nutrientes, provocando que se marchiten las hojas, la muerte de brotes nuevos y la defoliación. Finalmente y con remedios poco ecientes hasta ahora, el árbol se secará repentinamente (muerte súbita) o irá perdiendo poco a poco la densidad del follaje hasta que se seque (muerte lenta). No deja de ser una paradoja, que precisamente quienes vivimos en y de la dehesa y el bosque mediterráneo, tengamos en nuestros pies el mejor de los vehículos para la propagación de semejante guerrero microscópico. Habrá entonces que dejar de caminar si acaso un segundo, para preguntarnos a dónde vamos y cómo queremos llegar. entorno

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Todo llega, todo pasa Por MARÍA BRAZO ¿Por qué, a veces, son tan complicadas las relaciones entre padres e hijos? ¿Por qué todos nos enfrentamos a ellos de algún modo con tanto como luchan nuestros padres por nosotros? Es algo tan difícil de analizar, que resulta un atrevimiento hacerlo en tan pocas palabras; pero si algo tenemos los hijos, es que somos atrevidos. Cuando somos niños, prácticamente somos marionetas en manos de nuestros padres. Quieren moldearnos a su imagen y semejanza, quieren hacer de nosotros lo que ellos son o quizás, conseguir que seamos lo que ellos no pudieron ser. Las innitas normas que nos imponen sobrevuelan por encima de nosotros y aprendemos a acatarlas desde la más tierna infancia. A medida que la edad avanza, las presiones crecen. Luchamos por demostrar lo valiosos que somos, queremos que nuestros padres se sientan orgullosos y sobre todas las cosas, que ellos vean que podemos ser lo que se espera de nosotros. Eso, a veces, es el mayor lastre que llevamos a nuestras espaldas. Es realmente complicado intentar cumplir con las expectativas que se tienen de nosotros, sobre todo, cuando lo común es que los padres actúen con todos sus hijos por igual, sin saber diferenciar las distintas personalidades, o los defectos y virtudes de cada hijo. Los niños llegan a la adolescencia, ¡agarraos que vienen curvas! Creo que es la peor etapa en la vida de padres e hijos, y quien haya pasado por esto, en cualquiera de los dos papeles, estará de acuerdo conmigo. Los jóvenes quieren libertad y los padres los atan más corto que nunca. El miedo de los padres al ver que sus hijos empiezan a tener independencia, que empiezan a salir o a juguetear con el alcohol y el tabaco, hace que intenten que sus hijos no saquen los pies del plato en ningún aspecto. A veces lo hacen de forma en que consiguen los resultados HAMAkA

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opuestos. Las peleas en casa y los castigos en esta etapa están a la orden del día, pero la adolescencia pasa más pronto de lo que creéis y la edad adulta llega, a algunos más tarde que a otros, pero todo llega. Ahí es cuando el análisis de las etapas anteriores cobra sentido y cuando los hijos somos capaces de entender tantas cosas que antes para nosotros eran imposibles. Los padres tienen que entender que los hijos necesitan formarse a sí mismos de manera autónoma e independiente, aprender de sus errores y disfrutar de los momentos y oportunidades que esta edad les regala. Deben aprender, como lo hemos hecho nosotros, a tratarnos como adultos, ser un poco más comprensivos, igual que nosotros hemos aprendido a serlo. Por otro lado, los hijos también deben entender que siempre hay que hacer todo lo anterior dentro de unos límites, entendiendo que no llegan a ser adultos y en consecuencia deben tener un control por parte de sus padres. En esos momentos de soledad que ahora como adulta me gusta tener, me paro un poco a pensar en la relación con mis padres y empiezo a darle sentido a tantas y tantas charlas. Tampoco era tan raro que me exigieran tanto, que cada día hubiera una bronca por cualquier locura que cometía, ahora ya no los rechazo tanto. Ahora pienso que soy lo que soy gracias a ellos. Ahora con una mayor claridad puedo ver las cosas desde otra perspectiva, sé que aunque haya sido duro el camino y aunque aún quedan muchos momentos malos que pasar con ellos (al n y al cabo ellos son padres y nosotros hijos) he aprendido a valorar cada detalle que han tenido conmigo, a agradecer todos sus esfuerzos para ser quien soy ahora y afrontar determinadas situaciones con ellos con mayor madurez y comprensión. Así que después de todo, no vendrá mal un consejo: paciencia que en la vida todo llega y todo pasa. cajón “desastre”


palabras de un

amor recordado

Todavía recuerdo aquel amanecer, las calles languidecían, entre neblinas vacías y olvidadas. Se había marchado y su ausencia ya me invadía con un profundo silencio. Acababa de empezar el fin de mis días. Llegó al pueblo poco después de la guerra. Aún la pobreza y el hambre reinaban en sus calles y en sus hogares. Todavía se olían la soledad y el miedo. Vivía con mi familia en una noble casa junto a la plaza de la iglesia. Me crié entre doncellas, vagando en la penumbra de los rincones, en la frialdad y el lujo de mi hogar. Mi padre era un señor autoritario y hostil y mi madre una mujer enferma de desamor y tristeza que vagaba entre los pasillos y su alcoba, siempre lamentando la miserable y ruin vida que tenía al lado de un marido a quien nunca había amado. A veces la observaba, veía cómo la luz de sus ojos envejecía cada día, cómo iba perdiendo la intensidad de su mirada. Sentía lástima por ella. Mis padres habían olvidado las palabras para expresar sus verdaderos sentimientos. Fue aquella tarde, mientras mi querida y confidente María me cepillaba la negra y larga melena en la ventana que daba al jardín, cuando vi por primera vez a aquel muchacho de presencia y hechuras modestas. Estaba hablando con mi padre; sería a partir de aquel momento nuestro nuevo jardinero. Cruzamos una mirada fugaz y tan sólo unos segundos bastaron para saber que un gran vínculo nos uniría. Supimos que nuestra pequeña historia, seductora y peligrosa, acababa de comenzar. El tiempo pasaba, se hacían cada vez más comunes nuestras miradas, nuestros encuentros siempre vigilados por María. Estábamos obligados a vivir de la casualidad, de la coincidencia forzada, tratábamos de buscar ese instante en el que nadie pudiera advertir nuestra presencia, nos rozábamos en nuestro silencio. Con el tiempo nuestros deseos, nuestras inquietudes, fueron tomando cada vez mayor presencia entre las sombras de la casa o del jardín. Eran tiempos difíciles para el amor, tiempos en los que si nacías en una familia pudiente no podías salir del destino que ya estaba escrito para una muchacha. Fui feliz mientras él estuvo cerca, aunque me arrebataron la felicidad sin poder decidir por ella. En aquella época conocí tantas emociones, sensaciones en mi corazón y en mi cuerpo que solo aquel hombre pobre, que no conocía el ansia de poder y la ambición de tener, podía darme, sabiendo que yo era su único y más preciado tesoro. Sólo a través del romanticismo se puede apreciar una historia que guardo en un rinconcito de mi alma. Hoy por minutos he recuperado a esa adolescente que fui, recordando esta vieja historia, esa jovencita débil de apariencia pero con un espíritu ansioso por descubrir todo lo verdadero y lo prohibido de aquellos tiempo en los que una mujer desde que venía a este mundo ya tenía encaminada toda su vida. Las lágrimas rozan mis mejillas y noto cómo el brillo de mis ojos acaban de retroceder 60 años atrás. Fue la última vez que lo vi, aquella mañana del 11 de enero de 1947 junto a la iglesia, mientras las jovencitas acudían a misa yo lo buscaba entre los que nos acompañaban. Busqué su mirada, me despedía así para siempre, ya se marchaba. Empezamos una historia aún sabiendo que desde el principio lo perdería, nos aventuramos a un sueño que nunca pudo ser nuestro. Todavía hoy lo extraño, siempre sentí miedo a un reencuentro por eso solo busqué entre mis recuerdos. Lo imaginé tantas veces que hasta creí que aun lo tenía a mi lado, me negué a vivir en su ausencia, por eso lo mantuve en mis recuerdos, entre citas y encuentros que sucedían con tan solo cerrar los ojos. Podía verle, visitaba los rincones que frecuentábamos y así podía olerle, sentir esas caricias ansiadas y prisioneras. Después de tantos años me siento en ese rinconcito nuestro donde hoy hay un banco y una pequeña iglesia, no sé si esperando ese reencuentro que nunca llegó o para así sentirme más cerca de ti… Mis nietos me miran con curiosidad cuando me ven sonreír en soledad, yo les devuelvo esta sonrisa vieja y arrugada. Mientras les observo pienso en la lástima que sentía años atrás hacia mi madre y que hoy me ahoga. Vuelvo a pensar en ti cubriendo mi rostro y mi joven sonrisa resurge en mi cara, a través de ellas mis nietos nos pueden ver…. Algún día nos encontraremos. Mientras tanto seguiré aquí sentada sonriendo… esperándote.

Por PRADO BALLESTEROS Basada en una historia real del pueblo. NOTA ACLARATORIA: La foto está tomada de la colección del Hogar del Pensionista para ilustrar el texto. NO hay ningún tipo de correspondencia de la persona de la fotografía con la historia contada.

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placeres Recomendaría que fueran a la fuente sin caño. Es un sitio muy bonito que tiene una pequeña fuente. Yo fui con mis primos Pepote, Lolita y Álvaro. Te puedes sentar en un pequeño banquito y también disfrutar mucho de los pájaros al cantar y del sonido del agua. ¡Es maravilloso! Serían muy amables si cuidasen siempre de ella. ¡Visítenla!

CLARA HATO FAL Foto: Pepe Recio

en

higuera

Para hacer caracoles con 3 huevos, usa un cascarón de aceite, otro de aguardiente y otro de zumo de limón. Dos cucharadas grandes de azúcar, una pizca de sal y una cuchara pequeña de bicarbonato (o levadura). Se bate todo lo anterior, se le va echando la harina que admita y se sigue batiendo. La masa tiene que quedar blanda (no se amasa) y se hacen bolas con dos cucharas friendo en abundante aceite muy caliente. Para el almíbar se pone un poquito de agua en la sartén y se le echa azúcar, se va moviendo hasta que hierve y tiene que hacer hielo para echarle los caracoles. No dejar de darle vueltas hasta que no se seque el almíbar para que no se peguen. ¡Endúlzate!

MATILDE DOMÍNGUEZ - Foto: María Brazo El romero es una de esas plantas aromáticas que nos acompaña en nuestros bosques durante todo el año. Parece casi esencial el olor de esta planta en nuestros caminos, especialmente en las romerías al Prado. De siempre se ha conocido el poder estimulante que tiene el alcohol de romero para la circulación en dolencias como las varices o piernas cansadas, que se realiza dejando macerar unas ramas florecidas de romero en alcohol de 96% en un recipiente de cristal, durante unos 20 días en algún lugar oscuro. Una vez que se retiran las ramas, sólo hay que aplicarlo dando “friegas”. También se puede usar en infusiones. Para eso hay que recolectar la planta entre los meses de abril y julio y dejarlo secar durante un tiempo. Una cucharada de esta hierba ya secada en un vaso de agua hirviendo, nos puede ayudar con las flatulencias y gases tras la digestión. Hay que tener precaución en el caso de embarazo y en caso de problemas digestivos graves, resulta mejor no tomarla. Algunas personas dicen que el romero en la casa sirve también para ahuyentar los malos agurios

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PAULINO RAMOS - Foto: Paulino R.

una ruta

Granada de Riotinto a Higuera - 17 km (ida) - 6 horas

Saldremos dejando la iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Granada a nuestra espalda por la calle Los Álamos, hasta encontrarnos con la vía A-461 que une Zalamea con Santa Olalla. Se cruza la carretera y encontramos una pista de tierra amarilla y piedras sueltas de unos tres metros de ancho. Andaremos unos 200 m y tomaremos la pista que sale a la izquierda sin dejarla hasta llegar al río Odiel (5 km aprox.) Hasta este punto el camino cuenta con algunas subidas pero en su mayoría son bajadas suaves con las magníficas vistas de la dehesa serrana y pueblos vecinos. La llegada al Odiel es buen momento para tomar un aperitivo y reponer fuerzas. Seguiremos hacia la derecha por la pista que traíamos hasta llegar a la finca de Las Mimbreras, llevando el río durante un tramo a nuestro lado izquierdo. Encontraremos varias cancelas en nuestro camino, sin candados ni llaves (detalle de buen camino), dejemos cerradas las puertas (detalle de buen caminante). Pasada la primera cancela de Las Mimbreras nos encontraremos a unos 300 m otra que tomaremos de salida, desde donde tomaremos el camino que se nos presenta justo al frente. Andaremos unos 500 m hasta encontrar el próximo cruce de caminos siguiendo al frente, dejando de lado el que sale a nuestra izquierda, hasta que nos sitúe cerca del barranco de Las Marianas. Algo más adelante, encontraremos una huerta bastante dejada y una casa en ruinas a nuestra derecha. ¡Mucha precaución con perdernos aquí del camino! Hay que llegar hasta la casa y rodearla hasta que encontremos el paso para cruzar al otro lado de un pequeño barranco cerrado por las zarzas. Desde aquí observaremos varios caminos, de todos ellos el que debemos tomar está algo mas escondido descendiendo unos 50 m a la izquierda para verlo. El próximo punto de referencia es otro caserío en ruinas que quedará a nuestra derecha, antes hemos dejado atrás otro cruce de caminos continuando hacia el frente. Desde el caserío nos desviaremos unos metros hacia la izquierda y arriba para encontrar la puerta de alambres y madera que debemos atravesar para continuar nuestro camino. Una vez lleguemos al alto cogeremos el camino de la derecha que lleva el mismo recorrido del cortafuegos que separa la zona de matorral de los pinares y eucaliptos, hasta que nos demos de frente con una nueva cancela. Aquí cogeremos el camino que sale a nuestra izquierda, sin tener que pasar por esa cancela para evitar una zona privada, dando un pequeño rodeo. Unos metros más abajo giraremos a la derecha para, pocos metros adelante, encontrarnos a los pies de Higuera de la Sierra, donde hay un cruce que a nuestra izquierda nos muestra unas grandes antenas que tomaremos como referencia para subir este último repecho, desembocando en la zona del campo de fútbol.

EMILIO GONZÁLEZ - Foto: Emilio Gzlez. Esta revista se realiza gracias a la dedicación desinteresada de cientos de horas del equipo que la realiza. La impresión de cada ejemplar cuesta un 1'5 euros aproximadamente. Queremos que sea GRATUITA, pero necesitamos colaboración para mantenerla. También nos gustaría que pudieras participar con el equipo: propón temas o entrevistas, envías tus textos, fotos...

La Hamaka - Revista Cultural

lahamakahiguera@gmail.com


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