Cultural 01-09-2017

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 1 de septiembre de 2017

Una nueva filosofĂ­a de la salud: El Qi


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presentación

a formación científica de los estudiantes se ha convertido en un tema capital en la reflexión filosófica de los sistemas educativos actuales. Los tiempos exigen no solo una mente especulativa y abstracta, sino creativa, capaz de resolver los conflictos presentes en todos los ámbitos de la vida. Por ello, la investigación es parte esencial de la formación desde la más tierna edad escolar. Sin embargo, no siempre el sistema escolar ha estimulado la investigación. Los críticos aluden desde una falta de visión de programas desadaptados a las necesidades de hoy, pasando por la limitada inversión, hasta la deficiente preparación del profesorado. Esos escollos hacen que los estudiantes en general carezcan de la imaginación creativa requerida para visualizar un mundo alternativo y distinto. La Hora, desde su Suplemento Cultural, quiere contribuir con el debate y la generación de ideas, a través de la entrevista realizada al reconocido intelectual, Roberto Hernández Sampieri. El profesor enfatiza la importancia de la investigación no solo en las universidades, sino en la cotidianidad misma. Por ello insiste en vincularla con la vida, los problemas ordinarios, las prácticas de emprendimiento y, por supuesto, en la propia profesión. Esta edición cuenta además con un artículo que explica la actividad de “La otra banqueta”. Roberto Samayoa, su director, se refiere tanto a las diferentes iniciativas de la organización como sus intenciones, encaminadas al diálogo y discusión de ideas en beneficio de la convivencia social. Asimismo, el Suplemento cuenta con una reseña literaria y cinematográfica, en esta ocasión a cargo de Carlos René García Escobar y Eduardo Blandón. Un espacio de expresión poética a cargo de Giovany Emanuel Coxolcá Tohom, recientemente galardonado por la Editorial Universitaria de la Universidad de San Carlos. Y, por último, un examen crítico de la realidad hospitalaria nacional a partir del trabajo fotográfico de Luis Felipe Milián, realizado por Miguel Flores. Deseamos para usted una feliz lectura y un merecido descanso. Hasta la próxima.

es una publicación de:

Director General: Oscar Clemente Marroquín Director: Pedro Pablo Marroquín P. editor de suplemento: Eduardo blandón ejblandon@lahora.com.gt diagramación: alejandro ramírez

Roberto Hernández Sampieri:

“En América Latina estamos definitivamente retrasados en investigación” Roberto Hernández Sampieri no necesita mayor carta de presentación. Desde hace algunas generaciones su libro, “Metodología de la Investigación”, ha sido una especie de vademécum para los novicios de la investigación científica en los centros de estudios superiores. La Hora lo ha entrevistado aprovechando su más reciente visita a Guatemala, para consultarte de temas que pueden interesar a los lectores del Suplemento Cultural. En la entrevista, Hernández Sampieri, acompañado de la responsable del cuidado digital del texto, Paulina Mendoza Torres, habla de sus orígenes como investigador, su vocación intelectual, el estado de la investigación en América Latina y su preocupación sobre la enseñanza de la investigación entre los jóvenes. Comencemos por conocer quién es Roberto Hernández Sampieri. Cuéntenos ¿cómo fue que llegó a la investigación? s una persona común y corriente, como cualquiera que le interesa la investigación y que continúa hasta hoy siendo su pasión. Los orígenes de ese interés viene de hace muchos años. Primero, en cursos de investigación que, como todo en la vida, te va llevando de un lado hacia otro. Yo cuando estaba estudiando mi licenciatura o pregrado, tuve un buen profesor de investigación quien me pidió que fuera su profesor adjunto. Con el tiempo, tuvo que marcharse a la Universidad de Stanford para estudiar su posgrado y, como resultado, me pidió que me hiciera cargo de la cátedra de metodología de la investigación en la Universidad de Anáhuac, donde estudié mi carrera, la de Ciencias de la Comunicación. Por supuesto, yo acepté el reto. Desde estudiante empecé a dar mis primeros cursos de investigación y a adentrarme en esto a través de consultorías en comunicación. Al graduarme entré en un despacho de investigación y después me fui a vivir a Colombia un par de años en 1982. Estuve trabajando en los primeros censos nacionales y estudios de opinión para la Dirección de Impuestos Nacionales del Ministerio de Hacienda de Colombia. La enseñanza ha sido siempre parte de mi vida desde joven. Cuando yo estudiaba la secundaria, me ofrecí para ser capacitador, alfabetizador en

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poblaciones indígenas. Y de ahí me surgió el gusto. Poco a poco fui avanzando. Comencé a sistematizar mis notas de profesor de investigación. A mí me llamaba la atención que los libros de metodología, algunos muy buenos, por ejemplo el de un maestro que tuve, Fred Kerlinger, explicaban la investigación, pero ninguno como un proceso: paso uno, paso dos… Y entonces me preguntaba a mí mismo, por qué no ver la investigación como pasos, como hacen en otras áreas. Y entonces fue cuando con las notas empecé a hacer el primer texto de investigación: paso uno, idea, planteamiento del problema… y desarrollar un proceso de investigación. Ya después me quedé publicando varios libros, todos ellos bajo este esquema de proceso de investigación y afortunadamente el libro ha sido exitoso. En parte se debe a esa estructura de proceso de investigación. Y hemos visto que a los jóvenes se les facilita y así me fui metiendo. Paralelamente he hecho otras actividades, locuras las llamaría yo. Por ejemplo, fui director de cinematografía de Gobernación, de la Secretaría de Gobernación en México. Me metí al mundo del cine, con los actores, con los cineastas, para hacer un estudio, siempre enfocado en la investigación. Me tocó crear los criterios para clasificar las películas. Sucede que antes, en México se juntaban funcionarios y decidían, sin ninguna base, la clasificación de las películas. Recuerdo que me tocó decidir sobre una película que fue muy polémica, “El crimen del Padre Amaro”. En esa ocasión algunos opinaban que era clasificación C, para adolescentes. A partir de esa película me llamaron e hicimos una gran investigación de qué criterios se tenían en todo

el mundo, qué lo sustentaba, hacer análisis de contenidos, formatos, para evitar polémicas. A raíz de esos se crearon los criterios. Después cualitativamente se consensuaron con toda la comunidad cinematográfica, con directores que ahora son muy famosos porque han ganado el Óscar, con actores… y ahora esos criterios están publicados desde 1992. Por ello no ha habido ni una sola discusión pública. Muy distinto a lo que sucedía antes, pues los medios reclamaban que el ministerio era muy conservador. Como hay un respaldo científico, cuando ya se da una clasificación es porque está bien estructurada. Y así me he metido en el mundo de las consultorías. Por otro lado, mi afición es la colección de música. ¿Cuántas ediciones lleva su famoso libro de investigación? Van seis ediciones. En este momento precisamente estamos trabajando en la séptima edición que va a ser completamente novedosa. Creo que una característica que ha tenido el libro es que cada edición ha sido diferente. La primera edición fue el proceso de investigación cuantitativa. La segunda, metimos algo de cualitativo. La tercera, ya pusimos dos procesos, el cuantitativo y el cualitativo. A partir de la cuarta, empezamos a enfocar el mixto. Y en la quinta, ya fue nuestra propuesta de investigación mixta que es en la que nosotros creemos. La sexta, alguna propuesta de cómo plantar propuestas de investigación. Y ahora la séptima. El libro, y esto es algo que debemos aclarar de esta nueva edición, no es únicamente la parte impresa. Lo impreso es una sexta parte de lo que verdaderamente constituye la obra. En la página web es donde hay mucho más material. La cuarta edición parecía un tabique, un libro muy grande. Una vez vi cómo una muchacha tenía dificultad para cargarlo y meterlo en la mochila, le pesaba mucho. Entonces dijimos, obviamente tenemos que reducirlo de tamaño porque ya ha crecido demasiado. Por ello, cierto material se metió en un CD para la quinta. Para la sexta, entonces, se metió ya en una página web que tiene muchísimo más. Paulina que me acompaña y es la editora de la página web, nos lo puede explicar. “Es un sitio que complementa todo el material del libro. Hemos colocado todas las actualizaciones, como material complementario de los capítulos que ustedes ya


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conocen en el libro impreso, manuales de investigación en otras disciplinas, la mecánica de trabajo del libro del doctor Roberto, software, manuales para software, manuales de SPSS, de ATLAS.ti… son como esas herramientas que van a apoyar todo lo que hace el docente. Incluyendo trece capítulos adicionales”. Esos capítulos adicionales son importantes. La gente a veces nos dice, “al libro le falta un capítulo de estudio de casos, no enseña sobre cómo hacer un proyecto o protocolo de investigación, ni tampoco tiene nada sobre el tema ético”. Pues mire, en la web tenemos toda esa información que la gente nos ha solicitado. ¿Cuál es el siguiente paso? ¿En qué se encuentran trabajando ahora? Queremos hacer un libro completamente gráfico. Hemos hecho algunas apuestas un poco arriesgadas. Por ejemplo, quitamos las fórmulas en esta edición. No encuentran ninguna ahora. Una fórmula conceptual de medición, pero conceptual. Hemos visto que, sobre todo en ciencias sociales, se alejan de eso, ven fórmulas para calcular la muestra y eso y tenemos un software para calcularla en la página Web. Esta edición es muy gráfica, bajo la noción de ruta, más que enfoque para la investigación. Es decir, tomas tu mochila y te vas a hacer tu investigación cuantitativa, cualitativa o mixta. Nosotros creemos que la investigación es investigación. Nunca hemos estado de acuerdo en esta diferenciación entre investigación cualitativa y cuantitativa. Porque, por ejemplo, un ingeniero para planear no es cierto que nada más haga un estudio cuantitativo de suelos, también consulta a expertos y eso ya es cualitativo. O el ejemplo que siempre ponemos, la investigación de la caída de un avión. Tú no dices, como yo soy cuantitativo, no me importa la comunicación de la cabina de pilotos con la torre de control… no se puede, eso también te sirve. Entonces, creemos que la investigación la determina el planteamiento del problema, el contexto y las necesidades. Hay que estar abiertos. ¿Cuál es el contexto, la situación actual de la investigación en América Latina? En América Latina estamos definitivamente retrasados en investigación. Lo primero es que no generamos investigación. Ningún país, antes era Brasil, estaba arriba del 1% del PIB dedicado a la investigación y al desarrollo tecnológico. ¿Qué es lo que logra esto? Pues que si tú ves, por ejemplo marca de celulares, Apple, Samsung, o lo que sea, cabría

preguntarse por qué no hay marca de celulares Quetzal 2, Azteca 4… entonces, seguimos consumiendo. Nos hace falta definitivamente hacer investigación. Si no, seguiremos subiéndonos a automóviles japoneses y no a automóviles guatemaltecos o nicaragüenses, mexicanos o argentinos. La situación es grave. Sin embargo, la situación de la enseñanza es más, porque al joven no le estamos vinculando la investigación con su desarrollo profesional. Esto es algo que trae nuestra próxima edición. Queremos que el joven vea la investigación como una herramienta que va a trabajar día a día. Porque como periodista, psicólogo o médico necesitas la investigación. Nosotros decimos, un médico hace una investigación de cada paciente. ¿Por qué los diagnósticos son tan malos? pues porque no saben de investigación. Nosotros decimos que un joven debe tener un marco teórico permanente, es decir, estar actualizado en su profesión. El ingeniero civil saber de la maquinaria que hay para construcción, de las novedades. La dentista, la odontóloga, saber qué nuevos materiales hay. Los médicos, qué nuevos medicamentos. Es que hay jóvenes que por no saber de investigación, ni siquiera pueden leer un artículo científico. Un médico que quiera ser reumatólogo, a la hora de leer un artículo que le diga “la correlación entre la variable creatinina y el nivel de creatinita. Y el riesgo para este paciente es del .85 significativo…” ya no sabe, se pierde. ¿Qué cualidades debe tener una persona para investigar? Una sola: ganas. Eso es todo. Creo que el conocimiento de técnicas y eso, se da, pero si hay motivación. Pero como no hemos vinculado la investigación con el desarrollo profesional de los estudiantes, no les ven ninguna utilidad. Los milenial no están interesados en trabajar en empresas, sino poner sus negocios, emprender, pero para eso necesitan investigación. Para crear una empresa, abrir un producto, necesitan de la investigación. Entonces, lo que queremos es meter en la investigación al joven, pero que le vean cómo les va a servir en la vida. Porque finalmente si les sirve, ven su utilidad, terminan necesitándola. Por ello, requerimos de fortalecerlos, porque los jóvenes

no compran libro de investigación, no leen sobre investigación, no se meten en proyectos de investigación. Luego, los profesores es un castigo dar una clase de investigación. No digo en una universidad particular, ese es el panorama en América Latina. Por ello, necesitamos fortalecer la educación, la enseñanza científica y tecnológica para resolver los grandes problemas que tenemos de inseguridad y de pobreza. Pero también la investigación para resolver los problemas del día a día. ¿Cómo se puede fortalecer la enseñanza de la investigación? Creo que lo primero es una cultura de investigación. Pero real, no en el discurso. Yo he escuchado, por ejemplo, a algunos rectores de universidades decir, “sí, la investigación es una de las funciones más importantes, al nivel de lo más alto de nuestras opciones…”. Y resulta que en los hechos no pasa nada. Entonces, tiene que fortalecerse una cultura, los programas de investigación y la lectura sobre investigación.

¿Qué le recomienda a los jóvenes y a los investigadores, docentes y académicos, gestores que están en la academia para incentivar la investigación? Primero, crear conciencia de que es una herramienta para el joven que vaya a ser científico, investigador, profesionista o emprendedor. Que creemos conciencia de que sí les va a servir la investigación. De que profesionista con un perfil, no que vayan a dedicarse a ser investigadores profesionales, pero que sí van a utilizar la investigación como herramienta en su vida diaria. Segundo, desarrollar sistemas de enseñanzas adecuados, divertidos. La enseñanza de la investigación debe ser divertida. Si se las hacemos divertida, con mejores textos. Que lean, no solo textos de investigación como el nuestro u otros, sino que lean sobre su profesión, que se suscriban a revistas, algunas gratuitas. Y se mantengan a la vanguardia y tengamos perfiles muy distintos y mucho mejores profesionistas, competitivos mundialmente.


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Mirar desde la otra banqueta Roberto Samayoa Ochoa Director Festival La otra banqueta

“La otra banqueta” es el nombre del festival de cine por la diversidad sexual que desde el año 2011 se realiza en Guatemala organizado por Dos Soles, una organización no gubernamental. La Otra Banqueta hace referencia no solo al espacio existente como frontera entre la calle y el hogar sino a la expresión con la cual el lenguaje coloquial en Guatemala se refiere a las personas de la diversidad sexual (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, intersexuales, entre otros). Cuando se dice que una persona es de la otra banqueta automáticamente se activa en el imaginario una secuencia de palabras, expresiones, imágenes casi todas peyorativas y que construyen una barrera y dos conceptos que parecieran irreconciliables: nosotros y los otros.

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o que sucede en la propia banqueta es lo que es aceptable y lo considerado normal – aunque la normalidad debiera ser un concepto de difícil aplicación. Por el contrario, lo que sucede en la otra banqueta es lo distinto, extraño, exótico, lejano, diferente y por lo general esos conceptos generan fobias y algunas veces odios. Se es de la otra banqueta cuando no se encaja dentro de los parámetros de género, cuando se trasgreden las normas o cuando se rompen los moldes de comportamiento. Ser de la otra banqueta es considerado tradicionalmente como un insulto y el hecho de nombrar al festival con este nombre tiene la intención de resignificar la expresión. El festival es organizado por un pequeño grupo de personas que de forma voluntaria donan su tiempo, habilidades, conocimientos y creatividad. Desde sus inicios el festival ha contado con el apoyo del LesGaiCineMad (festival de cine gay de Madrid) quien junto a la Fundación Triángulo gestó la creación de la Red Iberoamericana de Cine LGBT de la cual forma parte La Otra Banqueta. La idea de organizar un festival de cine de diversidad sexual surge por la convicción de que el cine, como arte, tiene una importancia fundamental en la conformación de imaginarios sociales. En el cine hay un gusto estético, una propuesta de discurso visual y oral, técnico y tecnológico, que es importante y necesario en el cine. Sin embargo, los discursos de la producción cinematográfica comercial responden casi exclusivamente a los intereses del mercado que exalta visiones arquetípicas: princesas, zombis, guerreros, codependencia romántica. La diversidad sexual en el cine de Hollywood, que es al cual se tiene acceso más comúnmente, se presenta cargada de estereotipos: hombre gay con gusto por el arte, obsesionado con su cuerpo, con ingresos por encima del promedio, adicto al sexo y últimamente a la caza de un vientre de alquiler; o mujer lesbiana, ruda, bebedora, misándrica (que odia a los hombres) y que se dedica a actividades consideradas tradicionalmente como masculinas. Uno de los objetivos del festival de cine La Otra Banqueta desde su primera edición ha sido presentar historias de vida a través de las cuales quienes las vean se sensibilicen sobre el hecho de que la orientación sexual es uno de los elementos que construyen la identidad de la persona, que no es un aprendizaje sino un elemento innato, distinto pero no raro ni sinónimo de trastorno sexual. De esa cuenta, se han obtenido los derechos

de proyección, gracias a la colaboración del LesGaiCineMad, de Click for festivals, de Festhome, del Mix Brasil y de colaboraciones a título personal, de 190 filmes entre largometrajes, documentales y cortometrajes de España, Argentina, Brasil, México, Francia, Estados Unidos, Japón, China, Canadá, Cuba, Colombia, Uruguay, Reino Unido, Países Bajos, entre otros países. The Butch Factor – filme con el que se abrió el primer festival -, Gazelle que aborda la identidad queer, I’m gay and muslim y Anyone and everyone en las que se toca el tema religioso, Inside the chinese closet, que presenta los conflictos en las familias chinas, El virus del miedo que aborda cómo se ha ido construyendo la desconfianza con base en supuestos; El cañaveral y El canto del colibrí donde se mezcla diversidad sexual con la migración hacia Estados Unidos y, en el 2017, Yes, we fuck en la cual se aborda el tabú que representa la sexualidad de las personas con discapacidad, Atempa, sobre la realidad de los muxes del pueblo zapoteca en Oaxaca, México y Versátil, un cortometraje en su primera presentación fuera de España, son solo algunas de estas historias. Lo que se pretende con la selección de los filmes es mostrar cómo la sexualidad está imbricada con problemas sociales urgentes. La Otra Banqueta ha apostado por ser un vehículo de arte a través del cual se construya una sociedad más integral y respetuosa de la diversidad sexual y se ha convertido en una ventana para dar a conocer producciones guatemaltecas. De esa cuenta en el tercer festival se incluyó la presentación de “Comunidad LGBTTI” de Mynor Ixcot e “Insoluble” de Catalina Lleras. El cuarto festival se abrió con el estreno del documental “XY” de Alejandro Arriola, que aborda la construcción de la identidad del hombre guatemalteco desde las masculinidades y la equidad de género; y se incluyó “Identidad” de Elliot Morales. En el quinto festival se proyectó el cortometraje “Un mundo para Jimena” de Sergio Leiva y en el 2017 se incluyen en la programación los cortometrajes “Mira Lolo” de Gygy Castillo y “Primero, Verdadero, Último” de Luis F. Midence. Uno de los elementos más significativos del festival es su concepto visual y gráfico el cual se ha desarrollado gracias a Jorge Letona de Estudio CREO. Se trata de un concepto innovador que logró desde el primer festival darle identidad y personalidad al festival rompiendo con los conceptos visuales asociados a diversidad sexual. Cada año se busca combinar formas y colores con un diseño que no solo sea atractivo sino que en sus mismas formas cuestione y construya. Con el objetivo de presentar toda la línea gráfica del festival se mantiene en exposición, durante todo el mes de agosto en Casa Celeste (6ª. Avenida

A, 10-51 zona 1) una muestra de este material junto a la exposición “Máscaras” del artista fotográfico Isaac Castellanos. Alrededor del festival de cine se han presentado otras expresiones artísticas del teatro, las artes plásticas, la fotografía, la literatura y también ha sido espacio para dialogar sobre el acceso universal a los derechos humanos. Por ello, el miércoles 23 de agosto, en Casa Celeste, se realizó el conversatorio “Vida y Familia, ¿Cómo me afecta la aprobación de la iniciativa 5272?” en el que se conversó sobre esta iniciativa de ley presentada por algunos diputados influenciados por la Coordinadora Evangélica Nacional y que pretende que el Estado guatemalteco retroceda en el respeto por los derechos humanos de todos sus habitantes. Es necesario seguir exigiendo que el Estado no solo reconozca la universalidad en el acceso al ejercicio de los derechos humanos sino también que se formulen políticas públicas que los garanticen y que se legisle a favor de esto. Es necesario revisar la legislación vigente ya que su promulgación se hizo bajo criterios morales y no bajo la premisa de respeto por los Derechos Humanos. Sin embargo este será solo un paso para lograr un cambio social de aceptación no solo de diversidad sexual sino también étnica y cultural. El festival se ha presentado a lo largo de los años en diversas sedes de la ciudad de Guatemala, Centro Cultural de España, Teatro La Cúpula, Centro Cultural La Casa, Casa Celeste y el Centro Universitario Metropolitano; en La Antigua Guatemala, en el Centro de Formación de la Cooperación Española; en Quetzaltenango, gracias a la colaboración de Asociación IDSO; y en Escuintla, en el Centro Cultural de dicha ciudad. Una de las tareas pendientes del festival es hacer que el mismo sea sostenible ya que en el pasado ha funcionado con aporte financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional, de Hivos, de PASMO, de Generación Cero, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y con aporte en especie de socios locales como Gay Guatemala y La Fanzine, entre otros. Aunque el acceso al cine es cada vez más fácil por medio de internet y por la compra de películas de contrabando, La Otra Banqueta sigue apostando por generar un espacio de encuentro y de reconocimiento no solo para las personas de la diversidad sexual sino para todas aquellas que están comprometidas en la construcción de sociedades más respetuosas y menos violentas. La Otra Banqueta quiere ser un lugar de encuentro, de acogida afectuosa para quienes quieran cuestionar la visión hegemónica de las personas y esto es necesario en una sociedad acostumbrada a vivir de las paredes hacia adentro y que todavía está en proceso de reconstruir tejidos de confianza y encuentro por medio del arte. Para La Otra Banqueta es importante reconocer que esta es una tarea compartida con otros festivales a nivel global y de Iberoamérica, lo cual se ha podido comprobar al ser invitado por segundo año consecutivo a participar en la reunión de festivales de cine LGBT en el marco del premio Sebastiane del Festival de cine de San Sebastián, España. La Otra Banqueta es como un largometraje que no necesariamente tendrá un final feliz pero sí un final que haga pensar al espectador.


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Luis Díaz se acerca inminentemente a los cincuenta años de labor creativa de orden artístico. Sobre su trabajo se han publicado numerosos escritos en los géneros de la crítica y la opinión periodística en las columnas de connotados y connotadas figuras de la crítica plástica y de la información mediática. Su primera exposición se realizó en 1964 en la ENAP y de allí en adelante se desarrolló eficazmente una carrera artística que le permitió obtener famosos y codiciados premios internacionales y nacionales en ambas ramas, la pintura y la escultura.

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u profesión en la arquitectura le llevó a engarzar perfectamente estas disciplinas creando armonías plásticas geométricas y abstractas, produciendo una definida identidad artística entre lo guatemalteco histórico e idiosincrásico con las corrientes contemporáneas del arte en lo internacional. Debe anotarse para los anales históricos del arte guatemalteco que en 1964 fundó la Galería DS con Daniel Schaeffer, ubicándola en la Avenida Reforma. Fue el primer espacio que le otorgaría a los guatemaltecos situarse en primerísimos lugares de la escala nacional e internacional en cuanto a la producción plástica y en donde se expondrían sus primeras creaciones artísticas plásticas. Los críticos y las páginas sociales y culturales de los medios nacionales en ese momento no tardarían en desplegarse en elogios y reflexiones profundas acerca de su producción plástica. Y de ahí en adelante Luis Díaz formaría parte importante del vanguardista y prolijo mundo del arte en Guatemala. A poco de cumplir su cincuentenaria labor creativa en la historia contemporánea del arte en Guatemala es el caso de hablar de la obra que lo elevó a las alturas en la cima del arte nacional, Gucumatz. Y también de su libro autobiográfico: El Gucumatz en Persona. En 1971, Luis Díaz se consagra obteniendo el primer premio de la Bienal de Sao Paulo, en Brasil, con esta magnífica obra en la cual llevó al arte conceptual la figura mítica del dios Gucumatz, en k’ikche’; Kukulkan, en maya; Quetzalcoatl, en náhuatl. Para los guatemaltecos, simplemente Gucumatz. Así lo confirmó Edith Recourat (+), critica plástica que para esa época escribía en El Imparcial. Gucumatz no es solo el nombre, sino lo que significa en la unicidad universal del hombre y su permanencia eternal a través del símbolo de la esperanza futurista, por la que la serpiente terráquea y voladora se muerde la cola formando un círculo infinito, en el que quedan atrapados los habitantes de una tierra acuosa, montañosa, convulsiva e irredenta como la que ostenta a este su dios terreno, navegador y volador.

El caso es que Gucumatz, la serpiente que vuela, efectivamente voló con estela blanquiazul y se aposentó en Sao Paulo, Brasil, para darle a Guatemala, tierra de árboles viejos, el primer premio latinoamericano en su XI Bienal de Arte, la misma, de alcances sobradamente internacionales. Y así tenemos ahora, cinco décadas después, un documento completo que no sólo nos refiere al Gucumatz en Persona, sino a toda una historiografía hemerográfica, fotográfica e ilustrativa de toda una dinámica, vital y vívida, de las relaciones de Luis Díaz con los creadores más insignes de la producción plástica guatemalteca de estas décadas. Recortes de publicaciones periódicas cotidianas, semanales y mensuales, impresos, críticas, imágenes, entrevistas, catálogos y toda clase de información al respecto, encontramos en un volumen tamaño carta en papel blanco brillante de 346 páginas numeradas y profusamente ilustrado a color y en blanco y negro. Presenta todos los datos ordenados por año, imagen o texto, medio de publicación, autor(a), país, y fecha de publicación. De esta manera no hay cómo perderse. Los historiadores del arte tienen aquí una joya irrepetible, a no ser que alguien más haga lo suyo e imite este proceder técnico para hacer historia. Según mi criterio, otra gran obra que consagra a Luis Díaz, es el trabajo titulado Atitlán Guatemala (1979, Galería El Túnel) que cubre las cuatro paredes de un ambiente y que el artista explica de la siguiente manera: “Esta obra quiere ser un homenaje a la naturaleza: al suelo y al hombre de mi país. Con ella mi trabajo parece haber tomado un rumbo distinto. Ya no le encuentro sentido a plantear de la misma manera el tema de la violencia, que al espectador y a mí nos toca tan de cerca y cotidianamente, como contra partida de esa violencia, como reacción frente a sus cruentos resultados, busco aproximar al público a la vida y no a la muerte, a la afirmación y no a la negación, a lo intemporal y no a lo efímero, por eso escogí Atitlán. Sin embargo en la medida en que iba avanzando en mi obra, descubrí que el lago Atitlán se me revelaba cada vez

EL GUCUMATZ EN PERSONA Carlos René García Escobar Antropólogo. Escritor.

más como una superficie gris metálica, como un mundo estéril, deshabitado, y me di cuenta, poco a poco, que también contra Atitlán –corazón de mi tierra- se viene ensañando la violencia: la locura de la industria, el monstruo de la contaminación. Quizás por ello mi trabajo, realizado con desechos de materiales utilizados en las artes gráficas, se torne una advertencia y, ojalá oportuno alerta. Debo agregar, antes de concluir, que esta obra lleva implícita la pretensión de un necesario retorno a la naturaleza, de un llamado al orden natural que supone la obediencia de sus leyes. Solo me resta contar que con este trabajo cumplo con una vieja promesa: un artista guatemalteco me pidió alguna vez que le hiciera una escultura sin volumen, y recuerdo que le respondí que prefería hacerle un lago sin agua”… Un tercer trabajo de dimensión colosal, igual que los dos anteriores aquí citados, entre otros de igual calidad como GuateBalas, ganador de primer premio en la bienal del CSUCA en Costa Rica en 1971, es el Arte de Resistencia. Como dijo Cortázar, “De todos los fuegos, el fuego”. Esta es una exposición del fuego. Pero no en su condición de elemento destructor, sino en la de inspirador de ideas y de

purificación. Son fuego las expresiones más genuinas de los campesinos en todas las culturas cuando estas refieren a sus necesidades de sobrevivencia directa. Luis Díaz las expresa por medio de ese fuego: nosotros queremos justicia – nosotros queremos maíz – nosotros queremos frijol – nosotros queremos tierra – nosotros queremos paz. Aquí se resume una buena parte de la realidad nacional y no estamos hablando de un arte panfletario porque no lo es. Es sencillamente la interpretación abstracta de algo tan ingente que la sociedad guatemalteca y su gobierno no han podido resolver hasta hoy. Queda preguntarse luego de cinco décadas de éxito, ¿Qué nos dirá Luis Díaz sobre la campante corrupción en el país? Parece una pregunta tonta de mi parte, pero creo que necesita una respuesta artística iluminadora que, los guatemaltecos conscientes, podemos ofrecer musicalmente, literariamente, dramáticamente, plásticamente, danzariamente, cinematográficamente, fotográficamente, ¿Qué sé yo? Mientras tanto, ya nos dio una respuesta durante los cincuenta años reflejados en este libro: El Gucumatz en Persona.


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El baile del molino de la Galette 1876
 Auguste Renoir (1841-1919) El Bal du moulin de la Galette es sin duda la obra más importante de Renoir a mediados de la década de 1870. Aunque el pintor decidió representar a algunos de sus amigos, se esforzó ante todo por reflejar la atmósfera alegre de ese establecimiento popular en Montmartre. Por sus cualidades, el cuadro constituye una de las obras maestras de principios del impresionismo. (Con información del sitio digital del Musèe d´Orsay)

Las trampas de la metáfora Giovany Emanuel Coxolcá Tohom

Canción para Susana

Detalle mínimo

Viejo en el manicomio

Borrador de una carta

Hoy la recordaré sin el fuego, sin el rastro de la desesperación, sin las veces que se ha vuelto muñeca y se ha quebrado en las calles desoladas, sin la torpeza de la metáfora.

Más allá de las horas viejas, de los días que se me enroscan al cuello como una plaga de reptiles, hay un ramo de claveles que resiste el paso del tiempo.

Manifestábamos por la vida; pero nunca nos jugamos la vida.

Nosotros pasamos por el mundo descubriendo las cosas.

Ellos conocían nuestra debilidad.

Las horas se arrugarán en las manos de un hombre cansado, sin embargo, los pétalos perdurarán.

Esperaban, pacientemente, la llegada del cansancio.

Por ejemplo, recordamos la primera vez que vimos la luna llena y nos preguntamos por qué a veces se apaga y la noche parece quedar vacía.

Hoy la recordaré, así, simplemente como la mujer en cuyos ojos alumbra la vida, como la mujer que siembra un clavel y encuentra en la humedad de la tierra la lluvia de ayer. Hoy la recordaré y me recostaré en la suavidad de su nombre, y me encontraré con la claridad de sus ojos: esos que se quedan contemplando el nacimiento de una flor. Mañana volverán sus pedazos y se encontrarán con el bosquejo de vida que llevo; pero, hoy simplemente quiero pronunciar el nombre de una mujer en cuyos ojos nace una flor y se abre al mar entero. Y solo entonces la noche dejará de ser una sucesión de calaveras.

Ese ramo de claveles tiene la virtud del presente, aunque mis palabras hagan del silencio y de las noches nubladas un acantilado para caer en él como hojas mustias, para perderse entre las horas viejas, ese ramo de claveles justificará mis verbos muertos. Habrá noches pobladas de claveles y entonces las palabras mutiladas, harapientas y cansadas volverán a florecer entre sus manos y la mías. Rodaré hacia los caminos que terminan entre barrancos con el tiempo y sus claveles entre mis brazos. Nuestras manos volverán a la fertilidad de la tierra, sin que importen las horas muertas.

Ninguno de nosotros tuvo el valor de volverse pólvora, de escuchar la Novena Sinfonía y de ver girar el tambor de una Colt al mismo tiempo. Ahora me arrastro a lo largo de estos interminables pasillos, y mis palabras se pierden entre la pestilencia de otros como yo. Gritábamos por la vida, sabiendo que pronto nos quedaríamos roncos y el cansancio pronto nos haría volver a casa. Ahora, estos ladrillos, estos barrotes, estas jeringas, y esta bata con sangre y mugre son lo que me queda de vida.

Cierto es que la luna ha permanecido allí durante miles de años; pero, con nuestra infancia, vuelve a aparecer por vez primera, y el cielo se vuelve un milagro en la noche. Lo cierto es que estamos de paso por el mundo y bueno es que, mientras caminamos, encontremos una porción de infancia en el bolsillo, o en la cartera, la vida será, entonces, enteramente nuestra.


Guatemala, 25 DE agosto de 2017 / Página 7

Nieve negra Eduardo Blandón

La película, “Nieve negra”, es una producción hispano-argentina, estrenada en los Estados Unidos el diez de junio del presente año. Producida y distribuida por los Estudios Walt Disney, Argentina, tuvo un costo aproximado de cuatro millones de dólares.

Black Snow”, según su título en inglés, fue dirigida por Martin Hodara, un personaje quizá desconocido en estos países, pero reconocido en Argentina al ser nominado en dos ocasiones por la “Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina” por Mejor Guion Adaptado y Mejor Director de la película La señal (2008). El elenco actoral lo encabezan Ricardo Darín (Salvador), Laia Costa (Laura) y Leonardo Sbaraglia (Marcos). Actores todos reputados en la industria del cine argentino, pero en el que sobresale por mucho, Darín. Un actor con fama consolidada, capaz de garantizar taquilla más allá de la frontera de aquella nación sudamericana. ¿Cómo lo ha hecho? En primer lugar, gracias a su versatilidad actoral. Darín no es un novicio en la industria del cine. Sus biógrafos indican que trabaja desde los diez años y sus incursiones han sido variadas a lo largo de su vida (nació en 1957): series de televisión (novelas y comedias), teatro y, por supuesto, cine. Por otro lado, más allá de sus cualidades de galán está su talento como director demostrado en las películas con las que ha tenido éxito. Esa trayectoria lo ha hecho merecedor de 33 premios y 30 nominaciones. Destacan en la primer categoría, los dados por el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, por los Premios Gaudí o Premios de la Academia del Cine Catalán “Gaudí”, los Premios Goya y el Círculo de Escritores Cinematográficos, entre otros. Además, ha sido nominado por los Premios Fénix, el Festival Internacional de Cine de Seattle y la Unión de Actores Españoles, también entre otros. Con lo dicho, no se quiere regatear la participación sobresaliente de Laia Costa, Leonardo Sbaraglia y hasta un Federico Luppi, quienes aún con intervenciones cortas como las de este último, justifican la película y aconseja la inversión del tiempo para verla. “Nieve negra” tiene una duración de 90 minutos y es un drama que

sabe venderse en términos generales. La película, que también pertenece al género del misterio y el crimen, representa las relaciones conflictivas de una familia desintegrada, en donde a la ya triste vida por la presencia de un padre violento y una madre ausente, se suma la tragedia de un hijo asesinado por razones que el Director nos irá revelando en cada escena. Se trata de un filme que al usar escenas retrospectivas (flashback), va enterando a la audiencia de los secretos familiares que explican los comportamientos extraños, pero también humanos, que encarnan sus protagonistas. Por ello, la película exige atención para la comprensión de una trama que al escaparse de nuestras manos puede dejarnos a la deriva. El director no la pone fácil, recordemos que se trata de un crimen y un misterio por resolver. Esa suerte de vidas tristes de los personajes, en donde hay traumas, abusos, odios, incomprensiones, disimulos y mentiras, tiene por escenario espacios sombríos y fríos. El filme fue realizado en primer lugar en la fría Patagonia argentina y, en ocasiones, como sustitución, en Andorra. Dejemos que sea ahora, el propio Ricardo Darin quien nos diga el significado de la película argentina. En una entrevista para el diario La Vanguardia, dijo lo siguiente: El relato de ‘Nieve negra’ es “tramposo”. “Es un personaje del que se habla previamente, se describe casi de forma monstruosa, y a medida que avanza la historia se descubren diversos aspectos, como si se tratara de una especie de engaño permanente, puesto que los personajes no son lo que parecen en primera instancia”. En la película, concluye Darín, puede afirmarse que “cuando aparece la codicia y el maldito dinero todo el mundo deja caer su careta. Hay integrantes de familias que terminan odiándose por cuestiones económicas”. Hágame el favor de no perdérsela, ponga a prueba su paladar.


Página 8 / Guatemala, 25 DE agosto de 2017

En las manos de Dios Miguel Flores Castellanos Doctor en Artes y Letras

El reino de los enfermos, del dolor y la soledad es la propuesta de la serie En las manos de Dios, serie fotográfica de Luis Felipe Milián, que pone de manifiesto la realidad de la red hospitalaria en Guatemala. Con estudios de ciencias de la comunicación, y ahora de medicina, su mirada se posa en momentos y espacios vividos con intensidad durante el tiempo de su formación como médico.

P

rocedente del Club Fotográfico, con el que colaboró durante varios años, éste fue el lugar donde se formó en el lenguaje de la imagen. El resultado de la suma de sus experiencias da origen a un discurso estético lacerante, una belleza que duele. Cada fotografía, no es solo un espacio-tiempo, sino el inicio de una historia que Milián induce al observador a completarlas. “Una fotografía es un secreto acerca de un secreto –observó Diane Arbus-. Cuando más te dice menos sabes” (…) La fuerza de una fotografía reside en que preserva abiertos al escrutinio, instantes que el flujo normal del tiempo reemplaza inmediatamente. Este congelamiento del tiempo –la insolente y conmovedora rigidez de cada fotografía- ha producido cánones de belleza nuevos y más incluyentes, expresa Susan Sontag. En las manos de Dios, es un ejemplo de esos nuevos cánones de belleza que luchan por ser tomados en cuenta. Corredores solitarios que parecen no llevar a ningún lado, como partes de un gigantesco laberinto que inducen al miedo.

Muros despintados, muestra de la indolencia burocrática. La económica luz mortecina que alude más a la muerte que a la vida, otorga una atmósfera azulada como de otro mundo, cercano a un posible purgatorio. Milián posa su mirada en objetos como las deterioradas sábanas o la salpicadura de sangre en un muro, ejemplo de la insensibilidad al dolor que ahí se vive a diario. Un teléfono público es testigo mudo de la angustia y de la aflicción de noticias de muerte, o de pena por no tener el dinero suficiente para comprar las medicinas que ahí no le pueden dar. No queda más que arañar de impaciencia la pared que se tiene enfrente, que ahora parece exudar sangre. Una silla roja sobre la que se ve un pasamano… deja ver sus aires de modernidad caduca, alude a esas largas esperas donde se añora la vida, o se espera la noticia del deceso de ese ser querido. Una puerta cerrada, con burdos candados y cadenas, es el rotundo no al acceso al mundo de la salud. Esta muestra redime al ser humano. Un paciente escribe una carta, su soledad es evidente, atenuada

solo por la escritura. Una niña en silla de ruedas ve de reojo a los visitantes, su rostro famélico muestra la angustia frente a lo desconocido, al fondo una venta del purgatorio parece darle la bienvenida. Hombres que viven en soledad su dolor, se refugian en su propio ser. Para la enfermedad no hay edad, sexo o etnia. Solo pocos habitantes de este reino, parecen ver el horizonte desde la cárcel de su enfermedad. Milián introduce al observador en los dolores privados. En uno de los muros alguien escribió: “La muerte, ladrona basura”. Esta parece ser la sentencia que cae sobre cualquiera que la ve. Este conjunto de imágenes viola el tabú de lo que no debe estar en escena. Milián las trae al observador como el deber elemental de dejar constancia de una realidad de la que algunos habrán solo escuchado. Las relaciones pasivas ante la realidad o el dolor de los otros se explica por la seguridad que disfrutan ciertos individuos desde la cual pueden pensar que nada podemos hacer. Esta colección hace visible cómo uno de los límites del hombre es el dolor, el que Milian trasciende no para mostrar el dolor humano sino un nuevo dolor provocado por un aparato burocrático ineficaz, que ha olvidado que el amor y atención al prójimo es otra medicina. Luis Felipe Milian, además de fotógrafo es médico y cirujano. Esta serie ha sido seleccionada por FotoEspaña y ha sido exhibida en Madrid y Rio de Janeiro.

“Sin título”. Serie En las manos de Dios. (2012).


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