Guatemala, 3 de diciembre 2011
Una exposición nos muestra las múltiples facetas del artista guatemalteco radicado en México. Páginas 2 y 3
Una idea original de Rosauro Carmín Q.
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Mérida, el gran desconocido
“Cuando oigas a la alondra cantar” de Carlos Mérida.
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Nueva Guatemala de la
Desde la portada
Mérida, el gran desco
Carlos Mérida (1891-1984) es un artista guatemalteco que realizó la mayor parte de su obra en México. Para Guatemala, participó en un período de transformaciones dentro del arte nacional, haciéndose notar como parte fundamental del movimiento que cambió la concepción artística a mediados del siglo XX. Pero, a pesar de haber sido tan importante, su obra y sus aportes pasan, hoy día, inadvertidos en nuestro país.
POR MARIO CORDERO ÁVILA
C
ristina Navas y Mérida, nieta del artista guatemalteco, recientemente estuvo en Guatemala para participar en la inauguración de la exposición “Carlos Mérida, 120 años”, en Galería Ana Lucía Gómez arte latinoamericano- (16 calle 7-30 zona 13), la cual estará en exhibición hasta el 23 de diciembre. Navas y Mérida es colaboradora ad honorem en la Embajada de Guatemala en México para impulsar proyectos de arte. Ella, desde que vivía su abuelo, estuvo involucrada en el impulso
del arte, gracias a una galería en donde se impulsan a jóvenes valores de la plástica. Como uno de sus objetivos, está la de impulsar la obra de Carlos Mérida. En este camino, se ha dado cuenta de que en Guatemala, pese a ser el país natal de su abuelo, la proyección de su obra no es tan buena como debería ser para un artista de su importancia. Con la exposición actual en la galería Ana Lucía Gómez, también se lanzó una publicación, producida por la Fundación Mario Monteforte Toledo, con la cual se intenta recopilar todo lo elaborado en el trabajo de la gráfica por parte de Carlos Mérida. UNA GALERÍA De acuerdo con Cristina Navas y
Mérida, su participación más directa en el arte dio inicio cuando murió su padre. Entonces, su abuelo, Carlos Mérida, quiso ayudar a su mamá económicamente, pero no lo hizo dándole dinero, sino que le brindó las gráficas de la obra “Cuando oigas a la alondra cantar” (que forma parte de la portada de este suplemento). Entonces, su madre con esta obra logró iniciar una galería, la cual completó solicitando a otras galerías afines a Mérida que les entregaran obras a consignación de artistas famosos mexicanos, con lo que llamó la atención. De las gráficas de “Cuando oigas a la alondra cantar”, pudo continuar con la galería, en donde se dio preferencia por los artistas noveles, quienes hoy día son los artistas consagrados de México. Según recuerda Cristina Navas y Mérida, su abuelo era un hombre polifacético dentro del arte, sobre todo por la experimentación y el estudio del arte. Se vio involucrado en prácticamente todos los aspectos
del arte visual en México. Fue uno de los fundadores del movimiento muralista, innovando y siendo pionero en varias técnicas. Como iniciador, le tocó, además, el papel de experimentar y probar con las técnicas, lo que le obligó a teorizar sobre este arte. De acuerdo con su nieta, Mérida siempre conservó ese carácter curioso. Sus problemas de oído, eran aprovechados ya que a su aparato le bajaba todo el volumen y se concentraba en investigar lo que a él le llamaba la atención. En el muralismo, Mérida alcanzó a ver terminado su último mural, el cual, como características tiene que era movible. Es decir, que los dueños de edificio podrían demolerlo, pero llevarse el mural a las nuevas instalaciones, gracias a que Mérida ideó una especie de tornillos para separarlo de la superficie del inmueble. Entre otras técnicas, también se involucró en el arte teatral, al confeccionar escenografías para obras y ballet, incluso creando vestuarios para los personajes. “Mi abuelo, si estuviera vivo, estoy segura que estaría estudiando el arte electrónico, porque él siempre estaba incursionando en lo nuevo”, dice su nieta. DESCONOCIMIENTO Navas y Mérida reconoce que no ha conocido a nadie que le diga que no le gusta la obra de su abuelo.
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onocido “En todo caso, me dicen que no lo conocen”. Y ése es uno de los temores de su nieta. “No quiero que en unos años nadie sepa quién es Carlos Mérida”, confiesa. En Guatemala, a pesar de ser un artista fundamental, parece no tener el espacio que merece. Incluso, la mayoría de sus obras se confunden en el imaginario popular y no se sabe que son de él. Con cierta decepción, Navas y Mérida revela que en el Museo Nacional de Arte Moderno, que lleva el nombre de “Carlos Mérida”, apenas se conoce su obra. La familia donó todas las condecoraciones y diplomas que Mérida recibió durante su trayectoria. Es un patrimonio familiar, pero que se optó para que mejor estuviera en el museo, con la esperanza de que allí sería mejor apreciado. Pero desde hace algunos años, la dirección del Museo decidió retirar esos diplomas y medallas, y guardarlos, por lo que el valioso aporte de la familia Mérida se vio engavetado. Mérida, a pesar de que aún sigue siendo el artista guatemalteco más importante y universal del siglo XX, permanece sin ser reconocido en el país. Su obra debería estar en el inconsciente colectivo de los guatemaltecos, pero es muy poco lo que conocemos de él, para tan prolífica obra.
SEMBLANZA Carlos Mérida (1891-1984) fue un destacado pintor, escultor y artista plástico guatemalteco, radicado sobre todo en México. Pese a
que los diferentes gobiernos le facilitaban la ciudadanía mexicana, él nunca dejó de sentirse y autodenominarse como guatemalteco. Mérida inició sus estudios del arte siendo adolescente, adentrándose a la escultura; sin embargo, sus profesores lo motivaron para que se enfocara en la pintura. Viajó en su juventud a Europa, junto con el también pintor guatemalteco Carlos Valenti. En 1919 se trasladó a México, donde se destaca en la renovación del muralismo mexicano. En 1922 Mérida trabajó con Diego Rivera para pintar los murales del Anfiteatro Bolívar en la Ciudad de México. Junto con Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros fundó el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores. Su primera obra personal fue en 1923 cuando pintó la Biblioteca Infantil del Ministerio de Educación Pública de Guatemala (“Caperucita roja y los cuatro elementos”). En 1927 regresó a París, donde estuvo dos años y contactó con Paul Klee, Miró y las nuevas corrientes artísticas; como resultado de ello abandonó la figuración política para desarrollar una etapa marcada por la abstracción en la forma y sus raíces indígenas en los temas. A la vuelta de su viaje a París, en
1929, fue nombrado director de la Galería del Teatro Nacional en México, y tres años más tarde dirigió la Escuela de Danza. En 1940 participó en la Exposición Internacional Surrealista celebrada en México. Un año más tarde fue nombrado profesor de arte en el North State Teacher College en Denton, Texas, y a partir de 1949 comenzó sus investigaciones sobre integración de las artes, aplicando los resultados en los murales que realizó para la Secretaría de Recursos Hidráulicos (1949), para el centro infantil del multifamiliar “Miguel Alemán”, de [Av. Coyoacán] (1950), y para el edificio multifamiliar “Presidente Juárez”, en la ciudad de México (19501952) [Av. Cuauhtémoc]; en este último la temática se centró en torno a una serie de leyendas mexicanas acerca del origen del mundo —”El Popol Vuh” (aludiendo al libro antiguo descubierto en Guatemala de los maya-quichés, “Los ocho dioses del olimpo mexicano”, “El Ixtlexilt”, “Los cuatro soles”—. Los multifamiliares Juárez y los murales fueron severamente dañados por el temblor del 19 de septiembre de 1985. Desde 1950 su arte experimenta ciertos cambios y su obra ofrece un estilo más próximo al constructivismo, como se observa en el edificio de Reaseguros Alianza de la ciudad de México, cuyo mural “Estilización de motivos mayas” (1953) está realizado en mosaico de vidrio. Con esta misma técnica, en la década de 1950 realizó diversos murales para empresas comerciales y privadas mexicanas. También en 1956 realizó, en el Palacio Municipal de Guatemala, un mosaico de vidrio (La mestiza de Guatemala). Desde entonces, Mérida alternó la realización de murales para México y Guatemala, en los que dominaban motivos abstrac-
tos y constructivos. Con el espíritu innovador que le caracterizaba, en 1964 hizo un muro vitral en la sala “Cora Huichol” (Los adoratorios) del Museo Nacional de Antropología de México D.F. y en 1968, otro en el Centro Cívico de San Antonio (Texas) (La confluencia de las civilizaciones en América). En 1965 recibió la medalla de oro de la Dirección General de Cultura y Bellas Artes de Guatemala, y en 1980 “Orden del Águila Azteca” de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
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Colabor
EL MAGO DE
Ese es el Mago de las letras españolas. Me temo qu Mago. Yo lo preconicé así. Es un Mago: trueca los vo de pedrería que posee y la cuasi divina faci Alejandro Saw
FOTO LA HORA: ARCHIVO
Enrique Gómez Carillo con Raquel Meller.
POR JAIME BARRIOS CARRILLO Enrique Gómez Carrillo, o Carrillo como muchas veces se le llamaba, fue el escritor de lengua española más leído y publicado de su época; traducido también a muchos otros idiomas: al francés, alemán, checo, inglés, sueco, italiano, japonés, portugués, rumano y griego. Muy pronto, a los 22 años, era ya miembro de la Academia Española de la Lengua, lo que aprovechó para sus cartas de presentación a numerosísimos personajes del arte y las letras, a los cuales realizó entrevistas memorables, entre ellos Oscar Wilde, Augusto Strindberg, Daudet, Zola y muchos otros. Cuando el escritor español Alejandro Sawa, famoso por su temperamento y su vida bohemia, escribió que Enrique Gómez Carrillo era “El Mago de las letras españolas”, estaba expresando una idea generalizada de la época. Sawa retrataba al Carrillo de principios de antes de 1909, el que había conocido en París y había visto brillar en las conversaciones de los cafés parisienses con su erudición incomparable y a quien se le asociaba a nombres como Jean Móreas, Oscar Wilde, Paul Verlaine y toda la flor y nata de la intelectualidad y literatura francesa. La pregunta central sería: fue un hombre sólo de su época o es un autor que tiene de nuevo vigencia en el mundo posmoderno?
Las reediciones actuales de sus libros en diversas partes del mundo marcarían un indudable retorno al estrado, a la preferencia de los lectores, al creciente interés de los estudiosos e investigadores, pues Gómez Carrillo en la historia del periodismo y la literatura española resulta siendo como en el verso de Coronel Urtecho: ”el paisano inevitable”. Y si su obra es inmensa y siempre sorprendente, abarcando novela, cuento, crítica, traducción, ensayo y crónicas, su misma vida fue como una novela; “una novela ejemplar” decía él mismo parafraseando a Cervantes. Un hombre de muchas aristas: el periodista y escritor, el polemista, el traductor, el diplomático y sobre todo el más grande cosmopolita de la lengua castellana. Fue Carrillo acaso el bohemio a ”caballo entre dos siglos”? La frase es del español Castillo-Puche y la retoma Augusto Monterroso en su libro La Vaca. Es decir: fue el modernismo realmente nuestro romanticismo? Habría que precisar un poco ese cabalgar entre centurias. Porque el modernismo no fue una escuela sino un movimiento. Un acontecer literario hispanoamericano, que floreció en diferentes ciudades y momentos históricos. Comenzó balbuceante en La Habana, siguió en México, pasó por Guatemala ( Martí, Darío, Chocano, Barba Jacob y todos los nacio-
nales) y culminó apoteósico en Buenos Aires y en el mismo Madrid. En ese proceso, Rubén Darío y Gómez Carrillo fueron casi como decir “el modernismo”. Como modernista de pura cepa, fue un cultivador de la llamada “Belleza”. Afirmaba: “El arte, que en poesía es tan anticuado cual el mundo, en prosa es una conquista reciente. Labrar la frase lo mismo que se labra el metal, darle ritmo como a una estrofa, retorcerla ni más ni menos que un encaje.” El modernismo antecedió a las llamaEnrique Gómez Ca das vanguardias latinoamericanas. Sus máximas alturas fueprincipales periódicos ron las cimas de la del continente, sobre poesía dariana, que todo en La Nación de se prolongó a traBuenos Aires. vés de su influencia Donde Carrillo po(cuánto no le seguinía la letra algo se remos debiendo a consumaba. Sus cróRubén). Mas suele nicas eran leídas por considerarse (gran millares de personas. equivocación) que Vivía en Paris, su “tiela prosa modernista Enrique Gómez Carrillo en Fez, Marruecos, 1924. rra prometida”, pero no alcanzó el mismo escribía para los hisnivel de la poesía. Las vanguardias panohablantes. Además se sabía latinoamericanas, en todo caso, no troamericanos, Rubén Darío y Gó- meter en las editoriales francesas, hubieran sido posibles sin Darío mez Carrillo junto a nombres como que lo traducían y publicaban y y sin Gómez Carrillo, estos dos Máximo Soto Hall, León Pacheco, desde muy joven logró un puesto fueron casi como decir “el mo- Salomón de la Selva, Arturo Am- en la poderosa editorial Garnier, dernismo”. Augusto Monterroso broggi y Toño Salazar. Y el perio- desde donde él decidía a que eslos llama “grandes limpiadores de dismo se hizo con Gómez Carrillo critor español se publicaba. Lo que establos”. más literario y la literatura se nu- le acarreó no pocas antipatías, al La prosa modernista significó, trió de la experiencia periodística. extremo que Pio Baroja lo llamó además, una especie de globaliza- Profesionalizó la escritura, siendo “rastacueros”. Mas tuvo también ción literaria e informativa. Sobre un viajero incansable de agudas muchos amigos que ponderaron todo a través de los grandes pe- observaciones, que trabajaba so- su obra, entre estos Blasco Ibáñez, riódicos El Liberal, en Madrid, y bre la reelaboración existencial Jacinto Benavente, Leopoldo Alas La Nación en Buenos Aires. Estos (”sensaciones” las llamaba) de sus “Clarín” y Benito Pérez Galdós. diarios permitieron la circulación materiales. Clásicos son sus libros Fue un hombre que no podía pasar masiva de textos que de otra ma- sobre Grecia, Japón, Egipto y Jeru- desapercibido, fuera por sus textos nera se hubieran reducido a peque- salén. Gómez Carrillo llegó a ser o por su vida de giros exacerbados ños grupos de lectores afines o en director de periódicos españoles con duelos, amores múltiples y viael peor de los casos en las gavetas como El Liberal, que equivaldría jes para entonces impresionantes. del olvido. No debe pasarse por alto su lahoy a serlo de El País u otro diaEl periodismo en castellano les rio de primera línea en España. Y bor de crítico literario. Desde sus debe mucho a los modernistas cen- publicó miles de artículos en los primeras travesuras en Guatema-
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raciones
E LAS LETRAS
ue las gentes no se hayan enterado todavía. Ese es el ocablos en gemas, y maravilla contemplar los tesoros ilidad con que los emplea en cuanto escribe. wa (1862-1909)
Última foto de Enrique Gómez Carillo.
la (criticando agudamente a la edad de arillo en 1891. sólo 16 años al ídolo nacional de Guatemala José Milla) hasta sus obras maduras sobre literatura extranjera y sus numerosas introducciones y prólogos a libros de otros autores, que constituyen muchas veces magníficos ensayos literarios. Resulta todavía sorprendente su conocimiento sobre literatura universal, japonesa, inglesa, sueca, italiana. Su novelística superó la mitomanía para dar el paso a la ficción, más allá de lo meramente confesional. Sus novelas son también aventuras que permiten la exploración de su ser interior y a la vez la captación de Paris finisecular y de Madrid, ambas ciudades vividas por un eufórico jovencito que apenas tenía 20 años y que estaba obsesionado por la literatura. Imposible en una semblanza atrapar la vida y la obra del escritor probablemente más prolijo de la lengua castellana. Los famosos 87 volúmenes, contabilizados por su biógrafo Juan Mendoza, constituyen miles de páginas, de niveles muy diversos y temas innumerables. Su biógrafo Alfonso Enrique Barrientos, sostiene que fue uno de los primeros feministas, en el sentido de que dio un lugar la mujer
en la literatura. La mujer fatal de sus novelas sobre la bohemia. La mujer ideal de su novela “El Evangelio del Amor.” Escribió decenas de reseñas sobre mujeres artistas. Pergeñó sobre la psicología de la mujer y sobre el sentido de la moda femenina. En la vida fue, sin embargo, un auténtico Casanova. Tuvo relaciones amorosas con mujeres estelares de su tiempo, incluso algo con Isadora Duncan. Y se levantó el rumor de que había sido amante de la celebérrima vedette Mata Hari; algo que él negó siempre rotundamente, llegando a escribir un libro sobre la base de que él nunca se había encontrado con la exótica y semidesnuda bailarina. El gran amor de su vida fue probablemente Raquel Meller, la diva de España y una de las mujeres más admiradas en todas partes; incluso Chaplin pretendió que trabajara con él. Raquel no fue simplemente una cupletista sino una artista universal y la primera gran estrella del cine español. El matrimonio fue su segundo, había estado casado antes muy brevemente con la escritora peruana Aurora Cáceres. Con Raquel adoptaron una hija llamada Elena Gómez Carrillo. Tuvo también una hija biológica con la cantante de ópera Anny Pérey, la que también se llamó Elena. Después del divorcio de Raquel Meller en 1922, pareció caer en de-
presión. Y se refugiaba más y más en el ajenjo y el coñac, lo que le fue minando su salud pues seguía trabajando con gran intensidad como siempre lo había hecho. No obstante alcanzó a escribir cinco o seis libros en los últimos años, entre los que sobresalen sus crónicas sobre la ciudad de Fez en África del Norte. Su labor de periodista lo acompañó hasta el final, publicando su última crónica el 3 de noviembre de 1927, el mismo día en que enfermó. Casó en terceras nupcias con la salvadoreña Consuelo Sunción, a quien llevaba más de 30 años. La Suncín contrajo matrimonio poco después con el Conde de Saint Exupéry, creador del El Principito. Se refugió psicológicamente en Consuelo a que llamaba “la luz de mis últimos días”. Gómez Carrillo falleció once meses después del casamiento, el 29 de noviembre en París de 1927. Con él parecía terminar una época. Manuel Ugarte, escritor argentino expresó: ”Fue maestro de la frase corta. Llevó a la perfección el arte difícil de mantener el interés del lector. Nadie le podrá negar un puesto entre los grandes escritores iberoamericanos de su tiempo.” Murió el mismo año que surgía la Generación del 27, jóvenes que se reunieron en torno al tricentenario del poeta Góngora. Gómez Carrillo no alcanzó a compenetrarse de lo que traía este movimiento ni tampoco pudo captar plenamente lo que significaron las vanguardias. A los 54 años era un hombre prematuramente envejecido y melancólico, sentado en el trono de una presencia literaria que pronto dejaría de ocupar. Al final de su vida le entró a un “chapinismo sincero”, como él mismo Gómez Carrillo expresa. El escritor belga y premio Nobel Mauricio Maeterlinck, impresionado por sus descripciones de Guatemala le dijo: “vamos a morir allá!”. Carrillo le contestaba: “No es tierra para morir sino para vivir”. No pudo sin embargo realizar el viaje. El “glorioso retorno” sigue esperando. Porque Guatemala no parece darse por aludida de la importancia de Gómez Carrillo, de “la gloria”, como se decía en su
Enrique Gómez Carrillo a los 35 años.
época, de este hombre nacido en la Ciudad de Guatemala y convertido en habitante prominente del planeta llamado literatura universal. Juan Mendoza en su biografía del cronista, criticaba acerbamente la gran ingratitud nacional con Enrique Gómez Carrillo, quien se quejara al final de su vida así: “En Guatemala no me quieren, iré sólo para que me insulten”. Pocos comprendieron en el país (habrán comprendido ahora?) que Enrique Gómez Carrillo fue el escritor que puso por primera vez a Guatemala en el mapa de la literatura universal. Gómez Carrillo parece ahora sacudirse más y más el polvo del olvido. Se viene dando, especialmente en España, un creciente interés por la vida y la reedición de su obra: encontramos en estudios de doctorado, como “Oriente en la crónica de viajes: el modernismo de Enrique Gómez Carrillo” por Karima Hajjaj Ben Aume de la universidad Complutense de Madrid, también la tesis doctoral “La autobiografía modernista de Enrique Gómez Carrillo” del investigador guatemalteco Aroldo Solórzano en la Universidad de California y en Francia el trabajo de Claude Murcia de Viot: ”Enrique Gómez Carrillo, Intermediaire Culturel entrel la France, l’Espagne et l’Amerique Espagnole” de la Universidad de París. Destacamos las reediciones ac-
tuales de obras como “Fez la andaluza” (2010) , “Treinta años de mi vida: el despertar del alma” (2011), “La miseria de Madrid” (2010), “El Japón heroico y galante” por la editorial Libris (2010), la novela “Maravillas” por BiblioLife (2009), los ensayos de “Literatura Extranjera: Estudios“ (Among the ruins) por Nabu Press (1910), la edición digital alemana de Mata Hari (2009) y la reedición francesa del Evangelio del Amor (l’evangile de l’amour) . Además de la biografía de su contemporáneo Juan Mendoza y la posterior de Alfonso Enrique Barrientos, tenemos la extraordinaria biografía de Edelberto Torres Espinoza (reeditada recientemente por la editorial guatemalteca F y G ). Definitivamente la prosa de Gómez Carrillo cautiva, integra al lector a un mundo de sensaciones y también dimensiones espacio temporales que tienen vigencia permanente. Precursor y vanguardista, pionero y clásico, es Gómez Carrillo un autor que hoy vuelve y emerge con su magia literaria del olvido. Está enterrado en el Père Lachaise (donde solamente hay solamente dos escritores latinoamericanos enterrados, Gómez Carrillo y Miguel Ángel Asturias). Este es el cementerio de los personajes ilustres de París y en su tumba el epitafio reza: “Siempre alerta en medio de tantas cosas adormecidas”.
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Revista de libros
La cultura, poder intangible POR VANIA VARGAS
Varios años de experiencia en la promoción de políticas públicas desde la cultura aparecen reunidos en este libro: El poder de la cultura / Recurso estratégico del desarrollo durable y la gobernanza democrática. En sus páginas, el representante de UNESCO en Guatemala, Edgar Montiel, hace un recorrido por los cambios, los retos, las posibilidades, los acuerdos y las interrogantes que se plantean alrededor de la cultura en esta era global.
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cupa los últimos lugares de importancia en los planes de gobierno y, sin embargo, constituye una herramienta de poder. No tan inmediata ni cuantificable como otros poderes del Estado, pero con la capacidad total para convertirse en un vehículo de desarrollo democrático y riqueza para la región. Hablamos de la Cultura: “Esa elaboración comunitaria mediante la cual los individuos se reconocen, se autorrepresentan y asignan significaciones comunes al mundo que los rodea”. Desde la antigüedad ha sido un elemento de cohesión. Su tarea fundamental ha sido
la uniformidad de rasgos; su objetivo cimentar la nación. Fue el caso en la expansión del imperio romano, esa misma fue la experiencia americana. Con la aparición de la era cibernética el mundo se convirtió en una enorme aldea a merced de una gran cantidad de información y símbolos de aquellos que han logrado acaparar el espacio virtual, difundir su lenguaje, sus ideologías y permear en culturas, que si bien logran enriquecerse, corren el peligro de homogenizarse, perder su identidad en permanente construcción. Esta nueva colonización empezó a mediados del siglo XX, luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando se dio un cambio de registro a nivel global.
Montiel, Edgar “El poder de la cultura. Recurso estratégico del desarrollo durable y la gobernanza democrática” Lima: Fondo de Cultura Económica, 2010.
La era tecnológica explotó, los medios de comunicación se multiplicaron y revolucionaron la manera de ver el mundo. A través de ellos, las minorías se manifestaron, la realidad se fragmentó, se diversificó. La tierra se convirtió en una aldea, y la inmediatez de la información y la apertura de las sociedades, en unas de sus grandes características. Con ellas aparecieron, además, algunos grandes retos: hacer uso de estas herramientas para visibilizar las culturas, fomentar una postura crítica para discernir entre la avalancha de información, así como humanizar el proceso de globalización que había hecho de la realidad un espectáculo y que amenazaba con llevar a las sociedades a abandonar sus tradiciones con vistas a una universalización. Retos que continúan vigentes y que aspiran a hacer de la tecnología un instrumento de reivindicación mediante el cual se fomente la diversidad cultural y se propicie un diálogo que fortalezca el conocimiento de “los otros”; moderar las ambiciones lucrativas del mercado, y remarcar la casi invisible diferencia que existe entre informarse y formarse, entre información y conocimiento. EL CASO DE AMÉRICA LATINA De acuerdo con Montiel, el panorama global para el continente americano se plantea alentador. Tomando en cuenta la experiencia que éste ha tenido en el choque de culturas, en el mestizaje, en adoptar elementos de otras sociedades y contribuir con los propios a lo largo de la historia, no solo durante el siglo XVI sino, actualmente, durante la nueva colonización que plantea la constante emigración hacia Estados Unidos. El reto para nuestras sociedades, pareciera ser la toma de conciencia de toda la riqueza cultural que alberga la región y, al mismo tiempo, conservar cierto grado de resistencia
para alcanzar un equilibrio entre la tradición cultural y la universalización que plantea esta nueva era y que atenta directamente contra las identidades. América Latina es una región cultural. Cuna de civilizaciones, una región lingüísticamente diversa, que ha aportado al mundo seis Nobeles de Literatura, grandes compositores, intérpretes, ritmos, gastronomía, así como reflexiones e ideas filosóficas, elementos que puestos al servicio de las relaciones internacionales y del desarrollo compartido constituyen un verdadero poder intangible. Y se denomina intangible porque no se basa en intereses económicos ni en el ejercicio del temor, sino, más bien en una serie de elementos que tienen la capacidad de persuadir, en ciertos valores que pueden modificar una conducta determinada. Este poder se basa en la cultura, las bellas artes, el patrimonio material, las costumbres, ideas y religiones de los pueblos. Prácticas que durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, evitaron que países como Roma y París fueran bombardeados. Riqueza de la que se han
valido en la actualidad, países tan pequeños como Grecia, que ha sabido explotar su pasado histórico, ha logrado el reconocimiento internacional, y ha logrado atraer para sí un poder perceptible. Visibilizar estas posibilidades dentro de las sociedades, fomentar el reconocimiento de la diversidad cultural y la tolerancia como una fuente de poder y desarrollo para la región ha sido la tarea de entidades como UNESCO, que a través de la emisión de varios acuerdos que fortalecen la cultura de los pueblos, pretende hacer que esta se convierta en un elemento fundamental para el desarrollo, y de una prioridad gubernamental a la altura de la salud, la educación o el cuidado del medio ambiente. A través de ejemplos palpables, y documentos que refuerzan esta postura, El poder de la cultura, de Edgar Montiel, se constituye como un documento importante para comprender las posibilidades de desarrollo que aún no han sido totalmente explotadas, y llama la atención de los gobiernos, los individuos y las sociedades para tomar conciencia de su cultura y colocarla en el lugar que le corresponde.
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Análisis cultural
¿Se va a quedar con el Diablo en su Casa? POR JUAN PABLO BARILLAS
Cuentan los abuelos que el diablo se queda en las cosas viejas, lo cual resulta algo irónico o tal vez es que hablan por experiencia propia. Sea cual sea la razón, por si las moscas, mejor si saca todo lo viejo que ya no usa y lo quema para este siete de diciembre.
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reyente o no creyente de esta fantasía, no le cae nada mal deshacerse de todas aquellas cosas que ya sólo causan estorbo en la casa, porque más allá de ser simplemente una leyenda fantástica o una forma de arreglar el desorden de su hogar, esta tradición viene siendo también una sana terapia para limpiar su mente y su espíritu. Al quemar todo lo viejo que tiene y deshacerse de una vez por todas de aquellos recuerdos que no son precisamente gratos, usted tiene la oportunidad de empezar de nuevo, sin rencores, sin frustraciones, sin enojos y sin enemigos. Al carecer de todos estos males, porque dejó que se quemaran en la hoguera de las seis de la tarde, usted podrá nuevamente poseer la paz y la armonía que los mismos recuerdos no le dejaban tener, esas memorias que quedaron atrapadas en los viejos estados de cuenta, los recibos de agua, de luz y de teléfono que atesora desde hace varios años, como que si se sintiera orgulloso del agobio que le hicieron pasar cuando se juntaron con la colegiatura de los patojos, que se arruinó la refri y que encima de todo fue el mismo mes que le robaron el radio del carro. Puede que estos no sean precisamente los males que le agobian a usted, si no es padre de familia, pero seguro tendrá otros dependiendo de su situación, la tarjeta de la ex, sus calificaciones, que no le dejaron disfrutar las vacaciones como hubiera querido, algunos exámenes médicos, escoja usted, para algunos los males serán mayores que para otros, pero seguro que todos podemos encontrar los nuestros, y si no es así, agarre uno colectivo, este año, que fue electoral, seguro le lleno de descontentos, sino es que también de algo de basura que la millonaria e incansable campaña proselitista pudo haber ido a depositar a su casa. En fin, el objetivo principal es deshacerse de todo lo que no le deja vivir en paz para poder estar a tono con la armonía de la época navideña, es por eso que tiene tanto sentido iniciar la temporada con este festejo, con este ritual de sanación, que podría llegar a verse como una limpia colectiva, que nos prepara para un mes de fraternidad y que nos deja el camino limpio para iniciar un nuevo año lleno
de esperanza. Sin embargo, debido a la consciencia de algunos “ambientalistas extremos”, como me gusta llamarles y que afortunadamente tenemos (y digo afortunadamente porque nos ayudan a mantener cierta responsabilidad en cuanto a los recursos que consumimos), me veo en la obligación de tocar el tema desde el aspecto de la responsabilidad ambiental. Queda de más recordarles que quemar plásticos, llantas, colchones o cualquier otro tipo de producto que contenga un alto contenido de contaminantes no deben ser incluidos en la fogata, sobre todo porque probablemente los más perjudicados serán los que asistan al festejo, ya que de alguna u otra forma saldrán un poco más intoxicados de lo que llegaron. Pero hay algunos “extremos” que consideran que aún dejando fuera los productos altamente nocivos para la salud y para el ambiente, aún no es responsable hacer las luminosas fogatas. Yo me pregunto, ¿Cuánta contaminación causa en realidad la hora que dura la hoguera comparado con la que se tiene todos los días debido al uso de automóviles? ¿No es más perjudicial la deforestación que sufre el país en el Petén? ¿Por qué aún no contamos con la infraestructura suficiente para aprovechar nuestros recursos hídricos y así poder dejar de quemar búnker? A mi parecer, creo que existen batallas mucho más importantes por ganar y campos mucho más grandes en los cuales hacer consciencia a las personas como para tener que sacrificar una tradición centenaria que se da una vez, por una hora al año. Cuando ya se cuenta con la tecnología para impulsar nuestros vehículos con recursos renovables, cuando la tala de árboles es indiscriminada en nuestro país, cuando no se hace nada para ampliar la producción de la energía creada por hidroeléctricas es allí donde deben aparecer los “ambientalistas extremos”, no en un festejo tan importante y tan terapéutico para nuestra sociedad, que poco a poco pueden llegar a matar por ideas falsas. Investigando un poco, leí un artículo donde un ambientalista de nombre Yuri Melini decía que la cantidad toxinas liberadas al ambiente durante la Quema del Diablo era la misma que generaba todo el parque vehicular
en un día, por supuesto esto ni siquiera estaba respaldado con un dato en el que demostrara la medición, por lo cual asumo que esto es un vaga adivinación y probablemente exagerada, sin embargo si esto fuera cierto es como si simplemente se le agregara un día al año. Esto significa que al dejar de celebrar la Quema es como si en lugar de manejar mi carro para llegar a la universidad un día alguien me diera jalón, o que un día decidiera irme en bicicleta, toda su protesta se basa en una cantidad tan poco sensible y a esto aún hay que resaltarle que es una tradición que se celebra únicamente en Guatemala, y principalmente en la capital y en la Antigua. ¿En realidad están basando su batalla en algo tan ínfimo, tan pequeño? No sería mejor convencerme de que use la bicicleta más seguido, con dos días del año en que todos los usuarios de sus vehículos propios decidan usar la bicicleta en lugar de su automóvil particular o con dos veces que consigan compartir el carro con alguien más, solo allí estarán lo-
grando el doble de lo que hayan podido lograr con extinguir una de las pocas tradiciones que podemos decir que si es propia. Es por eso que les llamo “extremos” porque son aquellos que toman una batalla sólo por tomarla, sin analizar el resultado que conseguirán en realidad. Pero para no convertirme en “extremo” yo también, solo que de las tradiciones culturales, quiero explicarles los resultados que se pueden obtener de la celebración, aparte del tratamiento terapéutico que expuse al principio. El sentido de identidad que tanto hemos perdido, sobre todo los capitalinos, que se hacen llamar ladinos la mayoría, como si esto fuera un término de superioridad, nos deja en un panorama muy confuso. Cuando un grupo se empieza caracterizar por lo que no es, y no por lo que es, vale la pena preguntarse si en realidad es un grupo entonces. ¿Cómo me puedo sentir identificado con lo que no soy? Si la verdad es que no soy muchas cosas, es decir, solo porque no sea perro, no quiere decir que soy humano, podría
ser mono también. Si no soy indígena, no quiere decir que por eso pertenezca a un grupo determinado. Pero si vamos un poco atrás en la historia, vamos a encontrar características similares y tradiciones propias de los citadinos, que claro muchas ya se han ido perdiendo. Para hacer esto es propio remontarnos a la vida de barrio y hacer un repaso de cada uno, pero para no aburrirlos voy a regresar a esa tradición que se compartía por todos los barrios de la Ciudad Capital el siete de diciembre. Esta es una tradición propia de la capital, algo con lo que si nos podemos sentir identificados, algo que nos distingue de cualquier otro no indígena de un país extranjero, es una fuerte tradición a la cual nos podemos atar para no perdernos en el mundo globalizado, donde las diferencias culturales simplemente ya no se distinguen y pierden importancia. Esa identificación con una tradición y con nuestra cultura puede ser lo que nos motive a defender lo que es nuestro y que nos ayude a trabajar juntos, y es justamente eso, la idea de “trabajar juntos” otro de los grandes beneficios que nos deja esta tradición. Usualmente se organizaba la cuadra o el barrio entero para celebrar este festejo, algo que lograba la unidad de todos, una convivencia importante para fortalecer el tejido social que cada vez se percibe con más debilidad. Hoy tengo vecinos a los que no conozco más que de vista, simplemente porque ya no existe aquel ambiente propicio de las fiestas de barrio que ayudaban a conocer a las demás personas que habitan la misma manzana que yo. Es por eso que creo realmente conveniente rescatar esta fiesta y salvarla del olvido guatemalteco, de esa falta de memoria que nos hace olvidarnos de toda esa basura que acumulamos y que no sacamos a quemar, luego esa misma basura se convierte en un estorbo de nuestra vida diaria y como no nos deshacemos de ella se la empezamos a tirar al vecino, porque no lo conocemos y no nos importa su bienestar. Sinceramente lo exhorto a sacar todos los males este próximo siete de diciembre y sobre todo le recomiendo fraternizarse con su vecino ¿O prefiere quedarse con el diablo dentro de su casa?
8 Suplemento Cultural
Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de diciembre de 2011
Revista de libros
Historia, arte y conservación del Cementerio General de Guatemala
Los historiadores Manuel Morales y Aníbal Chajón dedican un capítulo a los antecedentes del actual cementerio, detallan las diferentes localizaciones de los cementerios ubicados en la recién inaugurada ciudad de la Nueva Guatemala de la Asunción, el primero en la actual plaza Gómez Carrillo, el segundo al lado del hospital San Juan de Dios, durante el gobierno del presidente Mariano Gálvez en 1831 y el actual, por orden del presidente Justo R. Barrios, en 1876, abierto al público en 1881, e inaugurado con el entierro de Ignacio Zamora el 1 de julio de ese año.
E
n 1882 queda clausurado definitivamente el cementerio de San Juan de Dios. Se describe con detalle la forma en que el diseño siguió el de la ciudad con trazo de damero, con calles jardinizadas y la plantación de variedad de árboles. Se llama cuadros a lo que en la ciudad se denomina manzanas. En realidad el cementerio es la idealización de la ciudad, en el que se pueden erigir monumentos magníficos para embellecer el espacio que en ocasiones sirve de paseo para jóvenes estudiantes y familias como sucede en La Reforma de Buenos Aires o el Panteón de Sucre, por ejemplo. Explica que el edificio principal del Cementerio, las oficinas y los panteones erigidos fueron concebidos para demostrar el poder del gobierno y las capacidades económicas de las familias que financiaban los panteones, ya conocidos como mausoleos. Hace una descripción de la arquitectura y funciones de los diferentes salones y espacios cubiertos. Trata del uso del espacio conocido como Los Cerritos, que originalmente se creyó eran montículos naturales y que más tarde Carlos Navarrete descubrió que se trataba de vestigios prehispánicos que corresponden a un área marginal de Kaminal Juyú. El plano original contempla la isla y la de Fábrica Media dedicada a los desposeídos y a las Hermanas de la Caridad. Los planos fueron actualizados por la arquitecta Dominique Chang. La destrucción causada por los terremotos de 1917 y 18 causó destrozos en las edificaciones y obligaron a las autoridades a reconsiderar las dimensiones de los mausoleos y monumentos. El crecimiento de la ciudad supuso para el gobierno de Estrada Cabrera la autorización de una ampliación del cementerio en veinte manazas. Dicha ampliación se hizo efectiva en el gobierno de Jorge Ubico. El libro ofrece una explicación
POR MARCIA VÁZQUEZ PERALTA
acerca de la nomenclatura de los espacios para sepultura: utilización indistinta de los vocablos: mausoleo y panteón, columbario ó galería, nicho y sepultura. Trata el aspecto más difícil de resolver, como es la sobrepoblación, la falta de supervisión en la construcción de mausoleos que ha dado lugar a la creación de callejones en desorden, el abandono de las edificaciones por parte de los deudos y la falta de recursos para una administración adecuada. Además advierte del peligro que corren los monumentos y mausoleos por el crecimiento de los árboles y la maleza que cubre las orillas de los cuadros. Otro de los problemas abordados es el vandalismo y la destrucción de las esculturas mortuorias. ESTILO ARTÍSTICO Aníbal Chajón hace un recorrido por la historia del arte decimonónico y principios del siglo XX a través de los estilos con que se plasmaron los monumentos, donde explica que siendo más fácil implementar una obra escultórica de tamaño natural o menor, los artista que participaron de este trabajo, en su mayoría marmoleros italianos como son Antonio Doninelli, Francisco Durini y Martino Barsanti. Hicieron del cementerio una idealización de una ciudad, con parques adornados de monumentos alegóricos y fantásticos, se inspiraron en las corrientes románticas, neoclásicas, Arte Deco y Art Nouveau, movimiento en auge en la Europa de entre siglos. Otro escultor destacado es Domingo Goycolea, de quien dice Chajón, citando a la historiadora Alcira Goicolea, se inspiraba en los modelos de cementerios franceses. Los primeros monumentos están inspirados en el Romanticismo, con la consecuente nostalgia del Medioevo y, que dio como resultado las nomenclaturas de Neogótico, Neorománico y Neorenacentista. PATRIMONIO NATURAL Respecto al patrimonio natural el biólogo Estuardo Solórzano pre-
senta un completo estudio sobre la flora del lugar, recorre la historia de cada especie, su fecha de siembra, sus cualidades. hace una detallada descripción de las especies que lo conforman, con aproximadamente 950 árboles entre los que destacan las araucarias, cipreses, pinos, manzanote, eucalipto; ciertamente sembrados de manera irregular, y, además, hubo alguna reforestación con múltiples subespecies, ello muestra una jardinización desordenada. Explica también la edad de los árboles y la incidencia de los vientos así como la calidad del suelo que los mal nutres y la importancia de la vegetación para la protección a los mausoleos. Estrategias para la conservación y revitalización del Cementerio General Abarca las recomendaciones para rescatar el inmueble, posibles soluciones integrando a diferentes entes estatales. Se sugiere la modificación de asfalto en adoquinado, prohibición de nuevas construcciones en El Cerrito. Limpieza de la vegetación salvaje que obstruye las galerías y daña los monumentos. Conservación y protección de los inmuebles, así como la restauración de algunos de ellos. Entre algunas de las propuestas, está de atraer a los propietarios de los inmuebles, bien por la dote, la exoneración del IUSI o por la apreciación a quien mejor mantenga la obra y, por otra parte, sancionar a quienes alteren o destruyan parcial o totalmente el patrimonio cultural. Fortalecer la seguridad interna, capacitar personal para el mantenimiento, cobrar por el ingreso a turistas, construir caminamientos o ciclovías, hacer un estudio sobre la situación del pórtico y de los edificios más antiguos, para buscar solucionar los remozamientos y conservación de cada uno. Además incluye un recorrido por los cementerios de otros departamentos y su descripción y situación actual y concluye con una importante bibliografía de consulta.
Sánchez, Julio Mariano, et.al. “Historia, arte y conservación del Cementerio General de la Ciudad de Guatemala”. Guatemala: Universitaria, 2011. 493 páginas.
PROMOCIÓN Gánese un libro Diario La Hora y Editorial Universitaria sortean dos libros de “Historia, arte y conservación del Cementerio General de la ciudad de Guatemala”. Tan sólo envíe un correo electrónico a lahora@lahora.com.gt, con el asunto “PROMOCIÓN CEMENTERIO”, o envíe una carta a las oficinas de La Hora (9ª. calle “A” 1-56 zona 1) e incluya su nombre, documento de identificación y teléfono. Hacemos saber también que los dos libros de “Correspondencia del exilio. Luis Cardoza y Aragón y Juan José Arévalo (1950-1967)” fueron ganados por César Estuardo del Valle C., y Roberto Díaz Rojas, quienes pueden pasar a partir del lunes, de 8:00 a 17:00 horas, a recogerlo en Diario La Hora. Y los ganadores de tres libros de “El tiempo viejo” de Ramón A. Salazar fueron entregados a María Eugenia Gordillo, Rolando Chinchilla Castañeda y Vitty Herrera. Gracias por su participación y les instamos a que sigan participando.