Cultural 07-12-2018

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DĂ­a del Locutor

suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 7 de diciembre de 2018


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PRESENTACIÓN

n la edición pasada, reconocíamos el trabajo tesonero y sacrificado de los periodistas que ofrecen su vida al servicio de la verdad. En esta ocasión toca el turno a los trabajadores de la radio, no sin menos responsabilidad y carga laboral que los cazadores de noticias. Nuestro número quiere ser un tributo a su labor y muestras de la estima que sentimos por ellos desde la prensa. Nada mejor para esto, que el texto que publicamos de Mario Rivero, titulado ¡Que viva la radio! Su contenido es humorístico, pero refleja la evolución de la radio, su función social y la singularidad de su ejercicio. En el fondo, es un homenaje a un trabajo que hasta hoy incide en los escuchas de los programas nacionales y extranjeros. Algunos apocalípticos hablan de la muerte de la radio, sin embargo, el aparecimiento de transmisiones de podcasting o podcast revela más bien una transformación que conduce a causes nuevos, pero que expresa la vitalidad de ese tipo de medio adaptado a nuestros tiempos. Hay radio, en consecuencia, para rato. Carlos René García Escobar, por su parte, aprovechando la cercanía de la fiesta de la Inmaculada Concepción, reflexiona sobre el sincretismo religioso en América Latina. El antropólogo considera que la mezcla de culturas está presente en las distintas esferas de la vida de los pueblos, en las danzas, los ritos y la concepción del mundo en general. Esperamos que la edición goce de su beneplácito y lo invitamos a leer los textos finales de Miguel Flores, Brenda Carol Morales y Juan José Narciso Chúa. Estamos seguros de que los disfrutará. Felices fiestas decembrinas y nos saludamos hasta la próxima.

es una publicación de:

ROBERTO ALTáN

FREDY PADILLA

JESúS RíOS

NESTOR CARDONA

¡Que viva la buena radio! Texto de un tal Mario Rivero Caricaturas del mentado Buky

La radio abrió micrófonos en Guatemala en 1930 y en 1978 se declaró el 7 de diciembre como Día del Locutor, que también es el Día de Quemar al Diablo y Día del Deportista, quizá porque los lorocutores son tan diablos y tan deportistas.

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ocialmente la radio es tan valiosa que merece y vale la pena hacer una reflexión en broma y en serio sobre ese estrecho vínculo entre oyentes y lorocutores: La radio es muy importante para la gente. Veamos por qué: “Los sueños más grandes de la vida los he tenido al lado de la radio”. Eso lo dijo un guachimán luego de dormirse en la vigilia. Y esta otra: “Las pesadillas más grandes las he tenido al lado de la radio”, quien dijo esto fue un político. Hoy la radio informa y recrea, pero antes educaba. Conozco un muchacho que empezó su bachillerato por radio y al tercer año lo tuvo que interrumpir porque escuchó al lorocutor que dijo: “Este año los estudiantes tienen que ponerse las pilas”. Le quitó las pilas a su radio para ponérselas y ya no pudo volver a estudiar. Es muy difícil estudiar bachillerato por radio; al estudiar el álgebra de Baldor por radio cualquiera perdía el año en cualquier momento por X o Y problemas. La radio antes se utilizaba para impartir educación sexual, por su poder de penetración… Antes por la radio se hablaba, hoy se grita; antes para ser lorocutor se necesitaba tener licencia de Radiodifusión Nacional, ahora licencia de conducir y tener un acento reguetonero o de banda. Era muy importante, porque la persona locutora debía tener una voz grave, de circunstancia, tan grave que casi estaba muerta. Y aunque hay muy buenos locutores, lo que más abunda son las voces aflautadas, chillonas, gangosas, guturales o con disglosias linguales. Por ejemplo, había locutores que decían: “En radio la voz de… son las diez horas con diez minutos. Escuchamos a continuación a Julio Iglesias con su canción Tiré tu pañuelo al río”. Era una cosa muy bonita; la radio tenía magia. Y uno de niño se preguntaba: ¿Cómo hará ese señor para meterse en ese aparatito y hacerse escuchar de los oyentes? Hoy dice uno; ¿Cómo haría yo para meterme en ese aparato y sacar del pelo a todos esos tipos que dicen tantas burradas? ¿Y la música? La música era toda poesía, ahora abunda el mal gusto y las maltratadas. Antes, en los comerciales había mucha creatividad. Había, por ejemplo, un comercial que decía: “Zapato

cochinito, zapato sin fin, los zapatos que duran más que el pie”. Eran creativos. Había otra publicidad que decía: “Señora, si usted manda a su niño al colegio y no estudia, chancletéelo. Chancletas ‘La Elegancia’, lo mejor para sus pies y para las nalgas de sus hijos”. También había una que decía: “Señora, si su niño come tierra, cómprele un terrenito”, lotes sin enganche… Nooo, si la radio antes era bien creativa. Por la radio antes se hacía consultorio jurídico y había gente que llamaba para preguntar: “Señor, disculpe: ¿Será que si yo me caso con la señora a la que le robé los 50 mil quetzales me descuentan los cuatro años de cárcel?”. Y el abogado le respondía: “Sí señor, se le pueden descontar, pero le aconsejo que no se case, porque es mejor pagar cuatro años de cárcel que vivir en un régimen carcelario y en cadena perpetua”. A propósito de “cadenas”. Cuando la radio se escuchaba “en cadena nacional” y tronaba la voz del locutor Otto René Mansilla, con un fondo de marimba asustada… ¡Seguro golpe de Estado! Lindo aquello. La radio también servía para enviar mensajitos de la ciudad al campo. En radio Tropicana de Escuintla, escuchaba uno que decían: “Se avisa a la familia Pérez López, de la aldea Pata Galana, que el próximo sábado a las cuatro de la tarde viajará su hijo, saquen bestias a la carretera porque lleva muchas maletas. Y salían las dos bestias para llevar las maletas y como veinte “bestias” más a chismosear, porque la radio siempre ha servido para convocar a las masas. Es una lástima que ahora ya no hay de aquellos señores soñadores que eran dueños de las emisoras y que vivían en la radio y morían en la radio; no peleaban con la esposa ni con los hijos, porque era la única sintonía que tenían. Ellos también enviaban noticias y no les importaba cómo estaban escritas, porque algunos ni sabían leer bien, pero les gustaba la emisora. Se escuchaban aquellas noticias que decían: “Murieron 300 turistas en fila india, y resultaba que era en Finlandia”. Había otra que decía: “El alcalde pierde las elecciones por marrano” y era: “El alcalde anuncia


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pérdidas de cultivos por el verano”. Era una cosa increíble, decían: “Maradona vendido por dos” y era “Maradona bendito por Dios”. Otra cosa importante era que en la radio se hacían complacencias y había una locutora locuaz que decía: La siguiente canción es para complacer al señor Rolando Figueroa, quien saluda a la chica con las iniciales S. E., y luego se preguntaba: ¿Quién será esa chica S. E.? Ah ya sé, Cecilia Hernández se debe llamar esa chica. Para los guardianes lo más importante era el radio portátil. Para esos guachimanes o celadores, que son unos verdaderos tratadistas en ese campo, era más importante la radio que la esposa, porque la radio les hablaba, la esposa los cantaleteaba, y si se cansaban de escuchar la radio solo la apagaban, en cambio a la esposa ni siquiera le podían bajar el volumen. Para los campesinos no había invento más importante que los radios portátiles, con estuche de cuero y un cinto para llevarlos colgados al hombro. Ellos los colgaban, junto al tecomate y al bastimento, en una rama de cualquier árbol y, mientras escuchaban a Chalo Hernández, parecían olvidar los sudores del trabajo. ¡Qué días aquellos! En una radioemisora muy popular estaban terminando de pasar una nota luctuosa, por el fallecimiento de una persona distinguida, cuando el operador, inconscientemente, echó a andar la franja de publicidad con un producto antiparasitario: ¡Esa lombricita ya se murió! ¡Adiós, adiós a las lombrices…! Cuentan que el ágil reportero Rubén Escalante, urgido de transmitir en directo una noticia trascendental para el radioperiódico “El Debate” de don Walter Juárez Estrada, entró al primer lugar que encontró para que le alquilaran un teléfono (no existían entonces los celulares). Era una cantina. Cuando le daba su mejor énfasis a la información, alguien, allá en el fondo, gritó: “¡Vos negra, bocas pa’ la cuatro”! Por último, para cerrar con broche de oro, un chistecito radiofónico: Un pececito quería ser lorocutor, aprovechando su gran boca. Por fin le dieron la oportunidad en Radio Progreso, pero cuando salió al aire… ¡se murió por falta de oxígeno! “Por eso y por mucho más”, felicidades a todos los buenos lorocutores en su día, y todos los días, porque como la radio no habrá nada igual. ¡Que viva la buena radio!


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Sincretismos religiosos y rituales en las danzas tradicionales de Guatemala en el siglo XXI genisecular Carlos René García Escobar Antropólogo y Escritor

Sin lugar a duda, la espiritualidad de los seres humanos ha sido durante toda su existencia como tales, un bastión para el desarrollo de la persona en particular y de las sociedades en general, puesto que con el tiempo se tradujo en el aparecimiento de las magias primitivas que han servido de base y fundamento en el proceso de perfeccionamiento de las religiones actuales.

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quella magia primitiva o animismo presente desde el neolítico de la humanidad, continúa ejerciendo su poder medio millón de años después. Aún hoy, en 2018 de nuestra era, conocida como cristiana, es el pivote principal de todas las manifestaciones religiosas conocidas. Es el caso entonces de esbozar aquí el contexto guatemalteco, en virtud de la ritualidad que concierne al ejercicio tradicional de las danzas populares de antigüedad reconocida que se vienen practicando desde orígenes trazados en la era prehispánica y precristiana, por así decirlo, y también desde la época cristiana europea. Diríamos mejor, desde las épocas precolonial, colonial, postcolonial y moderna. A su vez, se reconoce que estas prácticas rituales se practican transversalmente durante

distintos períodos combinados con ciertos momentos del zolkin maya como lo son desde el carnaval, la Cuaresma, Semana Santa, santorales católicos posteriores a Semana Santa, hasta llegar a las fiestas de la Inmaculada Concepción y los cultos navideños que finalizan el día de la Virgen de Candelaria (el dos de febrero). Es de suyo reconocido que en la antigüedad precolonial o prehispánica, el fenómeno religioso, cuyas características se basaban en el culto a la naturaleza y a sus entidades superiores mitificadas en historias de magia, poder y creencias mágico religiosas; en seres intangibles como los nahuales o señores de las montañas, cerros y barrancos, de la tierra, de los astros y las estrellas, de las aguas, del fuego, de los árboles, de las piedras y rocas, del viento y de todo

aquello que representaba una hierofanía en la vida cotidiana de los humanos, tanto como a los difuntos ancestrales, constituía la esencia de la existencia y en torno a estas cosmogonías se perfilaba el desarrollo social y espiritual humano. La etapa colonial comienza con la imposición ideológica y el despojo de tierras perpetrado por los invasores hispanoeuropeos, guerreros y religiosos. Con ello, inicia una cristianización que intenta suplantar el pensamiento mágico religioso de antaño por uno nuevo, el cristiano católico, también mágico religioso. Prácticamente casi lo logra en tanto las mentalidades de las sociedades prehispánicas terminaron por aceptar la idea religiosa de un cristianismo monoteísta pero enarbolado de una serie de entidades nuevas que casi sustituyeron

las nahualísticas y le dieron su nombre a las numerosas poblaciones del territorio americano conocido. En concreto, se fusionaron ambas creencias. Es así como los ritos prehispánicos adquirieron características católicocristianas y con el tiempo, a medida que pasaron los años, el rito cristiano católico también se vio envuelto en características prehispánicas, ahora llamadas indígenas, a pesar de las necedades de los párrocos y misioneros católicos por erradicar toda creencia y expresión física no cristiana y que denominaron “paganas”, “demoníacas o satánicas”. (Recuérdese que lo demoníaco llega con lo cristiano). En este marco de cambios culturales y religiosos aparecen las danzas tradicionales y sus ritos propios practicándose de antaño. Frente a las danzas nahualísticas, como las de animales de la antigüedad y de la fauna natural, los misioneros españoles enseñan las danzas cristianizantes como las de moros y cristianos y a su vez, aquellas danzas nahualísticas también adquieren formas cristianas para manifestarse. En esas fusiones pasan los siglos y así se presentan hoy en el siglo XXI, en un rimbombante sincretismo religioso. Ahora que estamos en el mes de diciembre es de ver y notar que lo expresado en el párrafo anterior se manifiesta en todas las fiestas de la Inmaculada Concepción en muchos pueblos del centro de Guatemala y en muchos lugares de Latinoamérica. Pero algo que siempre ha estado allí y ha permanecido incólume por numerosas décadas y lustros, es el rito religioso y devocional que acompaña las danzas tradicionales guatemaltecas.


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El culto a los antepasados Este es una celebración ancestral que no tiene las características santificadoras del catolicismo, en el que el culto a los antepasados se concibe como el recuerdo de los difuntos esperando que los que actuaron bien o santamente en esta vida, gocen de Dios y de los santos por toda la eternidad y los que no, sufran castigos en el infierno también eternamente. El culto a los antepasados en estas culturas de origen no-occidental, es de respeto a quienes antecedieron en esta vida y, ya en la otra, se vuelven protectores de la naturaleza en la que vivieron y de los humanos con quienes convivieron. Cuando se van a ejecutar danzas tradicionales que, por la fuerza de la evangelización cristiana se dedican a las santas patronas y santos patrones de la cristiandad, se cumple con el rito cristiano católico de asistir a la misa correspondiente. Las cofradías, formadas en el siglo XVI, organizan, coordinan y ejecutan fastuosas procesiones -según sus posibilidadesacompañadas de otras expresiones tradicionales y no tradicionales como las ferias, la gastronomía peculiar de cada localidad, la música, las danzas, los juegos de entretenimiento y la quema de pólvora. (Su más sublime expresión ocurre los 8 de diciembre en Ciudad Vieja, Sacatepéquez). Entre otras cosas más, los practicantes de la danza tradicional que se va a ejecutar, cumplen con el respectivo culto a los ancestros por medio de ritos de iniciación y de paso, oraciones y limpias, recordando a los antepasados familiares, comunales y mitológicos, en el marco de una memoria de los antiguos ritos de la comunidad, ritos que siempre fueron conculcados por los sacerdotes, párrocos y misioneros durante todas las épocas de la colonización evangelizadora estigmatizándolos como hechicerías o brujerías. En muchas partes de Guatemala, las oraciones de los intermediarios espirituales entrelazan con los nombres de los antepasados, los nombres de los santos

cristianos, y entonces el idioma local se fusiona con el español alternadamente. De esta manera se pueden rezar las oraciones del culto ancestral combinadas con padrenuestros y avemarías propias del devocionario católico. Así llegamos al proceso moderno. En este se reconoce entonces que lo que existe ahora es un catolicismo popular de nueva intensidad. Las formas ancestrales del cristianismo y de todas las religiones orientales y no occidentales se presentan sincretizadas, o sea, en una simbiosis de carácter popular y tradicional. San Juan

Pablo II, como vicario universal de la Iglesia Católica, terminó reconociéndolo en sus viajes al África y América Latina. En uno de ellos, en África, clamó por reconocer el animismo (para atraerlo a la doctrina evangélica cristiano católico, claro). Sin embargo, ahora en la postmodernidad se empiezan a notar algunos cambios de forma en la práctica del rito cultual de las danzas tradicionales específicamente, que es lo que nos ocupa en este momento. Veamos Hace pocos años ha aparecido una concepción híbrida entre la religión cristiano católica y la religión cristiano evangélica. Con todas las sectas que profesan, la cristiano evangélica, de una y otra manera, diferenciándose en sus prácticas del catolicismo tradicional y conservador, (aunque éste se diferencie en cierta medida del medieval que el Concilio Vaticano II transformó), ha abogado siempre por la comunicación con Jehová Dios, en forma privada y una interpretación peculiar – no eclesiástica- del Evangelio, de acuerdo con las interpretaciones de Martín Lutero del siglo XVI, su iniciador. En la actualidad favorece el alcance de la felicidad por medio del desenvolvimiento fructífero del capital que a su vez, impulsa el

enriquecimiento económico de la privacidad empresarial. Esta concepción híbrida denominada Carisma se dedica a la exaltación del Espíritu Santo (Dios trino católico) y en sus prácticas asisten a la Misa católica y también practican cultos colectivos al modo evangélico, utilizando los recursos modernos de la industria cultural como la música en discos de música religiosa “carismática”, es decir cantos llamados “coros” (al estilo musical y temático evangélico sectario) que exaltan esta divinidad. Las oraciones son de tipo individual y “carismatizador” y se oyen expresiones coloquiales como “hermanos”, “mamá María”, “Padre Celestial”, reconociendo en primer lugar una instancia celeste o cosmos celeste, como referencia de la felicidad eterna. Actualmente, en estos inicios del siglo XXI, en las oraciones rituales de los intermediarios y guías espirituales, en alguna comunidad de una danza tradicional, suelen oírse estas expresiones previamente a rezar los padrenuestros y las avemarías católicos en medio de la invocación a los ancestros, con lo que se concluye en que de alguna manera, los fieles carismáticos han influenciado los ritos del catolicismo popular y tradicional. Y estas son las formas nuevas del milenario culto a los ancestros.


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En estos días… Juan José Narciso Chúa Escritor y columnista

La vida es un continuum, constituye un perraje o un mantel que incluye distintos caracteres que tienen un principio, pero su fin es infinito, es inconmensurable, es una agregación de hechos que ocurren a lo largo de nuestra existencia, pero que nos entretejen con diferentes personas, nos engarzan las vidas de otras; nos enseñan a que muchos no tienen y nosotros tenemos -aunque poco-, suficiente para sobrevivir.

L

a existencia de todos es una suma de hechos, algunos pequeños, otros trascendentes, algunos insignificantes, otros maravillosos; algunos que se olvidan otros que permanecen para siempre, la vida está llena de sentimientos, esos estados del ánimo que te provocan risa, te conducen a la alegría, te generan tristeza y a veces también, te llevan al llanto. Pero el sentimiento más grande es el amor, ese en el cual confluyen todos los anteriores y muestran diferentes facetas de vida para todos. Justamente, estos días, que los sentimientos convergen en uno sólo, esta época que provoca estar en bien con todos, estos momentos que son pequeños pero grandes en profundidad, no son más que espacios para aprovecharse de estos momentos, de estos sentimientos, de estos días. En estos días, uno quisiera solo profesar amor, uno quisiera ser solidario con todo el mundo, uno desearía poder ayudar a amigos, o conocidos o bien desconocidos,

para que ese sentimiento que prevalece en estos días, pueda transmitirse, como si fuera electricidad, como si fuera energía, como si fuera risa, como si fuera llanto, para que todos inflaran sus pechos, llenaran sus corazones, alinearan sus sentidos en un momento tan corto, pero tan lindo como son estos días. En estos días, uno debe de absorber todo lo positivo del día; uno debe sentirse satisfecho de lo poco que tiene, en tanto poseer es una enorme ventaja contra otros que tienen nada; en estos días uno debe repensar actuaciones, pero no para recriminarse, sino para evitar actuar de esa misma manera, uno debe sentirse dichoso de vivir, uno debe ser feliz de poder estar con los suyos, uno debe reproducir felicidad ante todo, para que todos se contagien de ese feliz sentimiento. En estos días, la reflexión es permanente, la alusión al nacimiento del Niño Dios, es imprescindible, puesto que esa es la sustancia de estos días, una celebración de un natalicio, el advenimiento de un

hombre que con sus acciones, posiciones y reflexiones cambió la humanidad. Así debemos sentirnos en estos días, como auténticos apostolados de un mensaje de paz, como portadores de luz en las tinieblas, como bocanadas de oxígeno en la angustia, como prendas que provean calidez en el frío. Todos debemos ser distintos en estos días, ojalá que no sólo fueran estos días,

sino todos los días, pero tal vez este pensamiento nos lleva a intentar alargar un sentimiento tan dulce, tan caluroso, tan emotivo que pretende cambiar el derrotero de la humanidad, una búsqueda incesante por cambiar nuestra realidad. Dejemos en nuestro andar abrazos entrañables, saludos cariñosos, besos amorosos, sentimientos de paz. Que mejor legado para estos días…


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Los pisos de mi casa BrendaCarol Morales Escritora

Cuando niña, recuerdo bien, ¡uf! a pesar de tanto tiempo pasado, los pisos de mi casa eran pisos de gente pobre: una triste torta de cemento sin cernido, hecho a la ligera por mi abuelo, que pensó -¡Ah!, viejo avaro- en la inconveniencia de dar mejor posada a su pobre hija con tanta prole y un marido atolondrado.

A

sí que nunca lo vi brillar; a lo sumo, logré verlo algunas veces aceptablemente limpio, fresco con olorcito a mojado y sin manchas renegridas. Es que a veces le daba a mi madre por lavarlo, despilfarrar agua y castigar al viejo que se atragantaba semejante gasto, para él, innecesario. Esos días de la lavada de pisos eran como días de fiesta, tan así que venía ella y cambiaba todo de lugar. Vaya, hasta la pobreza se escondía. Pero esos días de gloria eran tan contados que yo no podía dejar de ver con envidia los pisos donde transitaban mis abuelos y mi tío más pequeño. Me decía que en semejante piso el brillo sería tarea sencilla. Crecí y mis pisos fueron de mejor categoría, tan parecidos a los de mis primeras apetencias. Sin embargo, ¡ay! ¡Qué terrible cosa la limpieza! Entre pañales, llantos y pachas, atender hijos, marido y preparar comidas, el brillo en los pisos siguió siendo un sueño en mi vida, algo para lo que no me sentí capacitada. Sin embargo, cuando él se fue y dejó para mí la tarea suprema de vivir sola, me aferré a los pisos y luché, ¡vaya que luché!, por hacerlos brillantes -manía, me dijo la psicóloga, -para tratar de tener algo en orden. Fracasé y me sentí frustrada, lo confieso, porque nunca los hice brillar como yo quería. Al fin, como todo pasa, y tal como dice Bécquer, “Es un sueño la vida, pero un sueño febril que dura un punto; cuando de él se despierta, se ve que todo es vanidad y humo…” Yo también dejé la manía. A veces me dan ataques y me esmero por hacerlos brillar como lo hace mi vecina mas no puedo. Humildemente reconozco que no puedo. Ya no me atormento ni me preocupa porque creo que ella nació para eso y yo… yo para escribir estas tonterías.


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Camino a la Foto del año del CFG (parte 1) Miguel Flores Doctor en Artes y Letras

El Club Fotográfico ha experimentado cambios como cualquier entidad con vida, y refleja las visiones de las nuevas generaciones de fotógrafos que continúan reuniéndose cada mes para ver fotografías de sus compañeros, así como establecer una valoración de su trabajo. Como entidad cultural ha establecido sus propios mecanismos de financiamiento que le han permitido más de sesenta años de actividad ininterrumpida.

El Club Fotográfico de Guatemala en 1983 reconoce la labor de diez años de edición de la revista “Enfoque” a su editor el fotógrafo Rolando Rosito.

Al igual que en el resto de las disciplinas artísticas, los efectos de la posmodernidad y la irrupción de la cámara digital llegó en forma tardía al pensamiento del Club, que valora aún la técnica fotográfica. Los cursos a los asociados son una excelente escuela que forma desde la experiencia e imprime en todos sus educandos los principios fundamentales de la toma fotográfica y el revelado (cuarto oscuro). Más aún, en las nuevas formas de posproducción e impresión por medios digitales. Por muchos años, el club fotográfico tuvo la publicación de un documento importante, la revista Enfoque, editada en sus últimos años por Rolando Rosito. En 1983, la revista obtuvo el premio como el mejor órgano de divulgación, otorgado por la importante Sociedad Americana de Fotografía. Al investigar la actividad de este club, es notorio que fueron ellos los que establecieron las primeras consagraciones carismáticas en el campo fotográfico. Por un lado, la copa Stein para las mejores fotos del año, y la copa Lizarralde

para los jóvenes principiantes en fotografía. De igual forma existe el premio Ricardo Mata. Los premios son representados por copas, a la manera de los deportes, un reconocimiento que ha evolucionado formalmente con la modalidad de pequeños trofeos, tan de moda en forma actual. El significado de estos premios es la valoración dada por pares a una obra. Aquí no hay intromisión de curadores. Hoy en día el CFG edita una recopilación de las mejores fotos

del año. En esta publicación es posible dar una visura al quehacer fotográfico de los miembros del club en todas sus categorías. Resulta de gran valor observar los distintos discursos que emanan de los participantes, aun cuando los concurso se basan en temas. El abordaje devela los intereses particulares de los miembros de este club. Las fotos del año serán elegidas esta semana. En la próxima entrega se darán a conocer estas imágenes.

En 1982, se establece el galardón conocido como copa Lionel Stein, que hasta la actualidad reconoce a los mejores fotógrafos de las diferentes categorías participantes durante el año.


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