Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q.
“Penelopes fragor” de Ulrika Hembjer.
Guatemala, 12 de noviembre 2011
Lo erótico es desvestir
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Nueva Guatemala de la A
En materia de sexo y erotismo: Desde la portada ¿qué es lo natural? ¿Cómo influyen los patrones de cultura? Cuáles son los límites? En los años setentas del siglo pasado, una periodista danesa escribía, para una agencia de viajes, sobre un grupo de genEsas mujeres que yendo vestidas, tiles sexagenarios europeos que jugaban con niños de la localidad en una playa de Tailandia. Años or otra parte, en mente estricta y muy particular. La después los medios de comunitiempos de terrorisCharia talibán prohibió la música, mo de Estado, los la danza y otros entretenimientos. cación denunciarían con gran ruicensores no suelen Se ordenó a los hombres dejarse ser los ciudadanos crecer sus barbas y a las mujeres do, el escándalo del turismo sexual más probos. Ni los a esconderse detrás de unos velos en ese país oriental. Estos “ser- más solventes moralmente, ni tamy vestidos que las cubrirían totalpoco libres de crímenes y corrupmente, si deseaban salir a las cavicios” sexuales surgieron para ción. Cuando un Estado censura, relles. La mujer debía ser mantenida servir a estratos sociales económi- tira primero el material en cuestión y por el hombre y su reino natural era termina retirando a sus autores de la la casa y no mostrarse en público. camente más pudientes: los sesen- libre circulación; en los peores casos Para muchos afganos que habían vivido una vida occidentalizada tones o setentones escandinavos o de la vida. Durante los oscuros y sangrientos (sobre todo las generaciones jóvealemanes, que encuentran el paraí- años de las ya lejanas guerras sucias nes) con pantalones jeans, lecturas 2 (no hay guerra limpia), se publide novelas europeas, zapatillas de so sexual a cambio de pagar lo que caban en las secciones de noticias deporte y música rock, la Charia nacionales de los diarios latinoameresultó un choque tremendo. Todas se les pide. Pero el paraíso, como ricanos, fotos de cuerpos descuartizados, cadáveres des- las expresiones culturales fueron prohibidas o censurabien indica el poeta René Leiva, es nudos de torturados y de ejecutados en procesos extraju- das y los talibanes llegaron al extremo aberrado de dinaLa censura no veía obscenidad alguna en esas mitar estatuas gigantescas de Buda, preservadas desde una pesadilla del diablo. diciales. imágenes. La gente se había acostumbrado a convivir hacía más de mil años y que eran parte del patrimonio
Lo erótico es
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POR JAIME BARRIOS CARRILLO
con el horror. Pero hablemos de la”Charia” o “Sharia”. Significa “camino al manantial del agua” y equivale a la voluntad de Dios, o sea la ley humana moldeada a la voluntad divina. La Charia es entonces un sistema legal que se basa en los textos del Corán y la Sunnah de Muhammad o Sunna de Mahoma, que se encuentran en el Hadith o conjunto de tradiciones atribuidas al profeta y sus descendientes. El califato sunita presupone una ascendencia directa de Mahoma. Sin embargo la Charia se aplica de manera muy diferente de país en país. En el otoño de 1996, luego de muchos años de guerra, las fuerzas talibanes tomaron el poder en Afganistán. Habían sido armadas, entrenadas y financiadas por asesores militares norteamericanos, en el marco del enfrenamiento global llamado Guerra Fría, que no lo fue tanto en los ardientes desiertos del mundo islámico. Pocos años después los ejércitos de los mismos Estados Unidos invadirían el país para sacar del poder a sus antiguos discípulos talibanes, iniciándose así una larga contienda de características irregulares, con grandes pérdidas humanas dentro de la población civil. De ahí que vuelve a confirmarse que los imperios no tienen amigos, sólo intereses. Inicialmente se les había considerado a los truculentos talibanes como héroes, ya que restablecieron el orden en el país y lograron erradicar la criminalidad que había llegado a niveles intolerables en los últimos años de la ocupación soviética. Muy pronto, los talibanes comenzaron a aplicar las normas y reglamentos de la Charia de manera suma-
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FOTO 1 “El tiempo corre” de Ulrika Hembjer.
cultural de la humanidad. Afganistán se convirtió en un país musulmán híper ortodoxo, con las leyes más estrictas y la más extrema Charia que el mundo contemporáneo haya visto. Su desobediencia podía ser motivo en algunos casos de ejecución pública por apedreamiento (la infidelidad de la mujer, por ejemplo). Estamos ante la justificación, religiosamente fundamentada, del total control del cuerpo femenino por el hombre. Ni hablar de derechos humanos ni de derechos sexuales y de reproducción. La causa: la particular interpretación de la voluntad de Dios por los talibanes. En una publicidad europea, en los años en que comienza la invasión norteamericana, una modelo revelaba no sólo sus deseos eróticos sino los insinuaba con su hermosa desnudez, apenas escondida bajo indumentarias prescritas por la Charia. Recibió amenazas anónimas por un pretendido insulto a la “tradición del Islam”. Las amenazas siempre deben ser consideradas como violaciones de la integridad humana. Un caso más extremo es la condena a la pena de muerte, por Tribunal De Fuero Especial Islámico, del escritor Salman Rushdie por su libro Versos Satánicos, supuestamente un texto blasfémalo contra el Islam. El libro de Rushdie se ha vendido empero como pan caliente y traducido a los idiomas más importantes aunque el autor ha tenido que vivir una vida de clandestinidad, viviendas secretas y alerta roja todo el tiempo. Habrá sido siempre lo islámico sinónimo de conservadurismo severo en cuestiones eróticas? Sabe-
FOTO 2 “Inundación” de Ulrika Hembjer.
FOTO 3 “On fire”
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nos hacen creer que van desnudas. /Enrique Gómez Carrillo mos de las famosas danzas del ombligo y las odaliscas y otras sensuales figuras. También de la música árabe y sus poemas románticos. Sobre todo sobresale la figura emblemática de Sherezade: Después de sufrir las infidelidades de su esposa, la cual es ejecutada por el delito de adulterio, el sultán Schahriar decide casarse diariamente con una joven virgen, la cual es inmisericordemente asesinada a la mañana siguiente, con objeto de evitar cualquier otra nueva traición. Para que las muchachas del reino no terminen siendo asesinadas (en el momento que se inicia la narración el sultán ha matado ya a 3000), la bella Scherezade se ofrece voluntariamente para casarse con él. La joven utiliza su astucia, llegando a un acuerdo con el terrible Schahriar que consiste en que ella no será ejecutada hasta que haya terminado de contar la historia que resultan ser los cuentos que componen Las mil noches y una noches, y que acabarán por cautivar al sultán hasta disuadirle de su cruel empresa. El final es obviamente feliz: el sultán se enamora de la joven narradora y se casa con ella. Se deduce la virginidad de Sherezada. Las mil y una noches, sabemos que es de las obras más importantes e influyentes de la literatura universal. En realidad constituye una grandiosa recopilación de cuentos y leyendas de la tradición hindú, árabe y también de origen persa, de las cuales no hay ningún texto definitivo, sino múltiples versiones. La primera traducción europea fue hecha por Antoine Galland en francés, en 1704, y fue este orientalista francés quien le puso el emblemático nombre de Mil y una noches al manuscrito de Simbad el marino que reunía todas las historias. En inglés se intitula Arabian nights y posiblemente la más conocida sea la versión de Richard Burton publicada en1888. Al español vio la luz en 1899, en la versión de Vicente Blasco Ibáñez , con prólogo de nuestro Enrique Gómez Carrillo. Todos los narradores son hijos de Sherezade, afirma el escritor mexicano/español José de la Colina. Pero no debemos contentarnos con una excusa literaria para cerrar los ojos ante un femicidio; además de una visión del mundo basada en la subordinación de la mujer. Recordemos estas frases exclamativas sacadas directamente del texto original de las Mil y una noches:
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de Ulrika Hembjer.
“¡Amigo: no te fíes de la mujer; ríete de sus promesas! ¡Su buen o mal humor depende de sus caprichos! ¡Prodigan amor falso cuando la perfidia-las llena y forma como la trama de sus vestidos! ¡Recuerda respetuosamente las palabras de Yusuf! ¡Y no olvides que Eblis hizo que expulsaran a Adán por causa de la mujer! ¡No te confíes, amigo! ¡Es inútil! ¡Mañana, en aquella que creas más segura, sucederá al amor puro una pasión loca!” La cuestión fundamental reside en que la redención del sultán por el amor no alcanza para perdonar sus crímenes a causa de los cuernos sufridos. Claro que alguien vendrá a decirnos que todo es simbólico, pero aún así, y dejando a un lado la interpretación directamente realista, no cabe duda de que el sultán Schahriar era un enfermo sexual. Los celos enfermizos y exacerbados hasta la locura, lo llevan a asesinar muchachas desvirgadas por él mismo. Se me ocurre especular, dentro de las patologías posibles, la del adicto sexual o el cruel libidinoso e investido del poder absoluto, que encuentra una distracción a su angustia en los relatos y danzas sensuales de Sherezade. Otro punto de partida sería imaginar la historia virtual o ficticia de lo que pasaría después de la cristalización erótica del amor entre la muchacha y el sultán; daría para muchas novelas. Pero dejemos a Sherezade y sus encantadores velos, que apenas ocultan su cuerpo de extraordinaria belleza, como la imagina Nicolai Rimsky Korsakov en su clásica composición para ballet, y hablamos en cambio de la pornografía. Partamos de que lo pornográfico es una representación de lo directamente biológico sexual, en muchos casos convergiendo con lo obsceno. La definición de la obscenidad resultará siempre menos precisa. La muy vista y controversial película Emanuelle (recuerden ahora el tema musical) mostró ya en 1974 que la pornografía no se podía reducir estrechamente a la biología del sexo (en una época en que lo máximo era apenas mostrar unos senos desnudos), sino que la sensualidad resulta de combinar imágenes, palabras y música con los movimientos del coito. El film logró recrear también la magia erótica en base de mostrar el sexo más abierta y directamente. El cine se presta sin duda para el erotismo al privilegiar el sentido de la vista, reforzado con el estímulo del oído. La reali-
FOTO 4 “Pechos” de Ulrika Hembjer.
zación de algunas de las fantasías de la actriz Sylvia Kristel es ya parte del género de lo erótico como medio de expresión. Y la línea divisoria entre lo porno y lo erótico se ha vuelto una cuestión de gusto, con el aditivo que entre gustos no debiera haber disgustos. Lo obsceno se caracteriza, en cambio, por ser representativo y portador de elementos perversos: la sexualidad al servicio de alguna forma patológica. El sexo como vicio. Lujuria irracional que sepulta el espíritu estético. Pero la percepción y definición de la obscenidad no es solamente un mecanismo individual, sino en alto grado cultural y social. Para los talibanes una mujer que muestra sus rodillas y su rostro, estaría realizando un acto obsceno. Ya no digamos si se tratara de un bikini minúsculo, azul como el cielo o una tanga blanca que ponga los ojos de la gente en la albura que cubre lo prohibido. Qué dirían los talibanes de un campo nudista o de una modelo desnuda ante un grupo de estudiantes de arte que practican el dibujo. En todo caso, el sexo se vuelve un producto luminoso en épocas sombrías de la humanidad. Un privilegio con una cotización en las bolsas de comercio de casas especializadas. Hay para todos los gustos y posibilidades. Reprimir un delito calificado no constituye ningún arte. En cambio calificarlo, identificarlo y legislarlo, resulta un proceso complejo y exigente. Leyes contra la expresión corporal y artística suelen convertirse flagrantes violaciones a la libertad de expresión, como retrocesos medievales a un orden pacato y beligerantemente conservador. En muchos casos la definición de “la obscenidad” resulta atiborradamente difícil. En el arte no puede haber jamás hipocresía. Además, lo pornográfico es para decrépitos, advierte Luis Cardoza y Aragón. Y agrega: “lo erótico no es el desnudo sino el desvestir”. Porque lo directamente biológico, el acto sexual y sus variantes son la base de la pornografía. Una amada confiesa: “Qué bello y dulce eres tú, OH amado Mío! Nuestra cama es frondosa.” El pasaje no es del Kamasutra sino de la Biblia. Todas las literaturas y tradiciones abundan en obras y pasajes semejantes sobre el placer sexual. La censura incita a la divulgación pública clandestina. No hay atractivo más grande que un tabú. Lo que menos se puede resistir, dijo Oscar Wilde, son las tentaciones. Durante períodos de guerra la humanidad se reproduce más, podría ser una ley natural de conservación. Pero también entonces la humanidad practica el placer más a menudo. Imagino una pareja amándose en la oscuridad en medio de un bombardeo que destruye su ciudad. Los pasión de los besos concuerdan con los relámpagos de la las bombas y las caricias van más allá de los trepidaciones que azotan la urbe en llamas. Es una imagen, pero lo principal resulta afirmar que no debiera ser la guerra un incentivo para el amor ni para erotizar sublimemente la existencia.
FOTO 5 “Te extraño” de Ulrika Hembjer.
FOTO 6 “Último eslabón” de Ulrika Hembjer.
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Un ilUstre
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Cuando estudié Historia de la Lite mendó como libro de tex
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Alfonsina Storni y Fermín Estrella Gutiérrez, en 1922.
a forma de impartir la cátedra y el contenido de la asignatura, despertaron en mí, entusiasmo e interés particular que, desde su inicio, me sentí identificado con la asignatura y me propuse anotar con claridad los apuntes de clase y leer, cuando menos, un libro de cada autor. Proyecto un poco ambicioso pero no imposible de realizar si sabía distribuir mi tiempo. Lo primero que hice fue, comprar en la Imprenta y Librería Azmitia –de don Bartolomé Azmitia Frenerun cuaderno empastado en color azul de quinientas hojas con líneas. En la hoja falsa pinté en silueta di-
fuminada, las figuras legendarias de don Quijote y Sancho Panza. Y con escritura antigua: Historia de la Literatura Española. Cada tarde, pasé en limpio las notas de clase y las enriquecí con trozos y fragmentos significativos de cada autor. Para distinguirlas, usaba dos tintas. Azul para el texto y roja para el trozo o fragmento. El Instituto carecía de Biblioteca y la Biblioteca Pública que funcionaba en una sala de la que fue Real y Pontificia Universidad de San Carlos, era muy pobre en sus fondos bibliográficos. Ese vacío había que llenarlo de alguna manera. Me propuse aprovechar mis ahorros, producto de mi trabajo de cada sábado
en un taller de pintura y escultura y así comprar los libros de autores españoles y a la vez, formar mi propia biblioteca. Un esfuerzo que dio resultados maravillosos. Disfrutaba tanto cuando iba a la ciudad Capital, a comprar los libros en la Librería La Lectura del señor César Guzmán, situada en la Sexta Avenida, vecina a la Empresa Eléctrica. Mis ojos de joven lector, se extasiaban recorriendo los anaqueles y mi deseo era, llevarme todos los libros a mi casa. En mi caso, se aplicaba el dicho popular de “que la Magdalena no estaba para tafetanes…” y había que conformarse con lo que sí era posible. Con mis escasos ahorros y con la ayuda económica de mi
madre, compraba los libros de bajo precio para que, esos escasos recursos abundaran. La Editorial Sopena Argentina, publicó una rica bibliografía de autores clásicos a precio al alcance del bolsillo de un estudiante. Cada libro estaba impreso a dos columnas en papel resistente, letra legible y pasta blanda. Cada tomo costaba 8 o 10 centavos de Quetzal y los dos tomos de don Quijote –por ejemplo- quince centavos de Quetzal. Ese precio visto hoy no es nada. Entonces era mucho dinero y para un estudiante, significaba sacrificar el disfrute de sus golosinas de una semana. No le desprendía la vista al dependiente que me atendía, cuando iba de anaquel en anaquel buscando los libros solicitados y más aún, cuando los tenía enfrente. Percibía con emoción ese peculiar olor a tinta fresca y a papel nuevo. Lo primero que hacía era forrarlos con el mismo papel con el que se envolvieron. Y abrirlo con mimo para que en nada se dañara la encuadernación. Me dolía tanto, cuando en otras manos, crujía el libro al abrirlo con brusquedad. El mimo consistía en que el libro después de leído, quedara como nuevo, sin el menor daño posible. Poco a poco fueron llegando a mi mesa de estudio, El Mío Cid, Gonzalo de Berceo, El Conde Lucanor, El Marquéz de Santillana, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Cervantes, Bécquer, Espronceda, Quevedo, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Fray Luis de Granada, Tirso de Molina, Campoamor, Zorrilla, Alarcón, Severo Catalina y tantos más que enriquecieron mi mundo literario. La sombra del frondoso naranjal a la mitad del patio de la casa, la sacristía de la Limpia Concepción y la que fue librería del seráfico, fueron mis salas preferidas de lectura y estudio y cuna de mis sueños juveniles. Un estudiante de escasos recursos con ansias de aprender, tenía que recurrir a los libros usados. La Librería Iberia de don Pepe –frente a la Facultad de Derecho- donde se encontraban todos los libros de texto usados, cumplió una misión maravillosa. Así fue posible obtener el libro Historia de la Literatura Española de Fermín Estrella Gutiérrez, editado por la Editorial Kapelusz de Buenos Aires Argentina. Un regalo especial de tía Carlota que siempre veló por mi preparación profesional. Desde un inicio se apoderó de mí,
la curiosidad de saber que si el autor de Historia de la Literatura Española era argentino, ¿cómo había obtenido tan sólido conocimiento de la literatura española? Y mi sorpresa ha sido mayor. Fermín Estrella Gutiérrez nació en la ciudad de Almería, España, a donde el destino me trajo con mi familia. He aquí, el testimonio de ese hallazgo: PARTIDA DE NACIMIENTO DE FERMíN ESTRELLA GUTIéRREZ Número 25985 Fermín En la Ciudad de Almería a treinta y uno de octubre de mil novecientos Estrella, ante Don Francisco García Peinado, Juez Municipal y D. Eduardo MorGutiérrez cíllo Secretario compareció D. Fermín Estrella Moreno natural de Almería, término municipal de it., provincia de it. de 26 años domiciliado en esta Ciudad plaza de Pavía no. 9 presentado, con objeto de que se inscriba en el Registro Civil, un niño, y al efecto, como padre, declaró: que dicho niño, nació en esta Ciudad el día veinte y ocho a las cuatro de la tarde en dicho domicilio. Que es hijo legítimo del compareciente y de Dolores Gutiérrez Aznar natural de Almería, que es nieto por línea paterna de D. Fermín, de Roquetas y de Da. María, delas Barrías, (Cádiz) y por la materna de Dn. Francisco, difunto y de Dña. María, naturales del Marchal. Y que a el expresado niño se le puso el nombre de Fermín, Francisco, Nicolás, Simón. Todo lo cual presenciaron como testigos Dn. Indalecio Caminillo y José Murcia naturales de Almería mayores de edad y de estas vecinas. Leída íntegramente esta acta, e invitadas las personas que deban suscribirla á que la leyeran por sí mismas, si así lo creían
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de Glorias
almeriense
eratura Española en el Instituto antigüeño, el catedrático don Luis Gaytán Pivaral, recoxto: Historia de la Literatura Española escrito por Fermín Estrella Gutiérrez. POR MARIO GILBERTO GONZÁLEZ R.
FOTO LA HORA: ARCHIVO
“El ídolo y otros cuentos”, de Fermín Estrella Gutiérrez, publicado en 1928.
conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado municipal, y la firmaron el Sr. Juez declarante y testigos y de todo ello como Secretario certifico. Fco. G.. Peinado, Fermín Estella, Indalecio Camínilla, José Murcia, Eduardo Morcíllo. -(Sección 1 del Tomo 77-1 Página 330 del Registro Civil de la Ciudad de Almería, España) Así que el 28 de octubre de 1900, en la casa marcada con el número 9, frente a la Plaza Pavía, al pie de la Alcazaba de la ciudad de Almería Capital, España, nació Fermín, Francisco, Nicolás, Simón, conocido en la vida educativa y cultural con el nombre de Fermín Estrella Gutiérrez. Su padre Fermín Estrella Moreno y su madre Dolores Gutiérrez Aznar, le prodigaron desde siempre una delicada educación familiar. De su niñéz, recordará Fermín que
fue su madre la que le enseñó a leer y escribir y quien le “proyectó en el tiempo, su pasión por la lectura”. Don Vicente Gómez y Noguera, fue su primer profesor y al que no olvidó jamás. De su madre doña Dolores Gutiérrez, heredó la vena poética. En 1969 reunió una colección de sus poemas y los publicó con el título de “Poemas” con un prólogo escrito por él con la elocuente frase de “Mi madre, historia de una vida ejemplar…” y dice de ella que “…mi madre era como la poesía misma. Quien la vio una vez y habló con ella, no la puede olvidar…” Su abuelo materno don Francisco, fue administrador de una empresa inglesa que se dedicaba a la exportación de esparto, con el que se elaboraba papel para libros. Su Abuela María Aznar se dedicó a la atención del hogar. Los dos abuelos influyeron en la educación de Fermín, quien años después hizo referencias exquisitas de ellos. Su padre don Fermín Estrella Moreno, se desempeñó en Almería por los años 1905 al 10, como cónsul de Cuba y Ecuador. De la Plaza Pavía se trasladaron a la casa marcada
con el número 28 de la Calle Pedro Jover. Fermín dijo más tarde en el prólogo de su libro “Contemplando el mar y los barcos”: “Desde allí, el niño veía las huertas cercanas y una noria prodigiosa…” y su madre, escribió un poema donde revive esos recuerdos, porque desde su casa –en la calle Jover- se contemplaba sin impedimentos el Mar Mediterráneo ya que la urbanización de la ciudad, lo permitía. A los nueve años de edad -abril de 1910- Fermín, junto con sus padres y sus abuelos maternos, emigraron para la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sin ocultar su nostalgia, el barco “Atlanta” se alejó sobre las olas del mar hacia un lugar lejano y desconocido. El niño, no olvidó ese instante, cuando el barco lentamente se adentraba en el mar y la ciudad poco a poco se alejaba de su vista. Recordará –años después- los sollozos, los suspiros y las lágrimas de sus padres, cuando abrazados dijeron adiós a la ciudad de Almería. “En una noche serena, dejé mi tierra natal”, dijo años después Fermín, con gran sentimiento, porque todos añoraron siempre su tierra natal. Sin duda pensando en el remoto retorno
que no llegó jamás. Hay hechos que jamás se borran. No importa la edad. Se graban de tal manera que al correr de los años se fijan y no se olvidan. La partida de Almería con rumbo a Buenos Aires Argentina, dejó una huella imborrable en la mente y en el sentimiento de Fermín Estrella Gutiérrez que dijo: “Yo tenía nueve años. De todos nosotros no puedo olvidar los hondos sollozos de mis padres, abrazados, mientras agitaban sus pañuelos despidiéndose de la ciudad…” Doña Dolores vivirá permanentemente unida a su lugar de origen y sus versos son la expresión de ese recuerdo y de ese anhelo del siempre retornar. Fermín aprovechó su tiempo en Buenos Aires y se dedicó a los estudios, con tal dedicación, que se destacó siempre. Respetó su vocación de maestro y estudió magisterio. Si larga es la lista de los cargos que desempeñó, mayor es el aporte que junto a su esposa Josefina Barrio, legaron a la docencia argentina. La Editorial Kapelusz, publicó varios de sus sólidos aportes educativos. Su aporte a la educación fue tal, que mereció ocupar el cargo de Sub Secretario de Educación. Junto a su esposa Josefina, se ocuparon de aportar soluciones para mejorar la calidad de la educación., no sólo de Argentina sino también de América Latina. Fermín Estrella Gutiérrez, A los catorce años de edad, comenzó a publicar sus artículos y poemas en la prensa argentina. Se desempeñó como catedrático de Literatura Española en la Universidad de Buenos Aires; fue fundador y presidente de la Sociedad Argentina de Escritores; fundador y director del Museo del Escritor de Buenos Aires, Vicepresidente de la Academia Argentina de las Letras y otros puestos que se honraron con su presencia. Canción de la Tarde, La Ofrenda, Destierro, Sonetos del Cielo y de la Tierra, Nocturno, Sonetos de la Soledad del hombre, el Libro de las Horas y otros complementan cuarenta títulos de su obra literaria. La Editorial Losada publicó su Antología Poética. Argentina lo tiene como uno de sus poetas, nacido en Almería. Su libro Historia de la Literatura Española, fue libro de texto en el curso del mismo nombre en mis estudios de magisterio. Fue una guía maravillosa. Despertó en mí, un fascinante deseo de adentrarme en tan
apasionado tema, al extremo que me propuse leer un libro de cada autor, como ya lo expresé. Así enriquecí mi biblioteca personal, con la que me deleité tanto. Fermín Estrella Gutiérrez, dice en su prólogo: “…hemos puesto todo nuestro amor por esta materia y nuestra larga experiencia en la cátedra, ofreciendo un panorama de las letras españolas, a través de sus autores y obras más importantes…” Se inicia con el origen y la formación del castellano, los orígenes de la poesía épica con el Méster de Juglaría y el Méster de Clerecías, pasando por Gonzalo de Berceo, el Conde Lucanor, el Marquez de Santillana… Resalta el Siglo de Oro de la literatura española y termina con los escritores contemporáneos: Vicente Blasco Ibáñez, Ramón Menéndez Pidal, Azorín, José Ortega y Gasset y Ramón Gómez de la Cerda. Su libro de más de setecientas páginas, es un monumento a la Literatura Española y fue libro de texto en varios centros escolares de América Latina. “Su poesía se inspiró inicialmente en el paisaje y en la intimidad familiar para mostrar luego acusadas inquietudes existenciales.” Cántaro de Plata, 1924; Canciones de la Tarde, 1925; La Niña de la Rosa, 1931; Sonetos del Cielo y de la Tierra; El Libro de las Horas, 1972; Sonetos de la Vida Interior, 1979, son algunos de los títulos de sus más de cuarenta libros. La Revoltosa Trópico son dos novelas suyas de 1928 y 1937 respectivamente. Y Desamparados, 1926 y Ladrón de la Selva, 1930, son dos libros de Cuentos. Con su esposa Josefina, procrearon cuatro hijos: María del Mar, Alba, Josefina y Fermín. Los cuatro heredaron la vena poética, tanto del padre como de la abuela y los sólidos conocimientos docentes de la madre. Son personas, altamente estimadas en la sociedad de Buenos Aires y reconocidos por sus méritos intelectuales, así como por el basto recuerdo intelectual y docente de su padre. A los noventa años de edad, después de ochenta años vividos y laborados con una ejemplar fecundidad de más de cuarenta libros de poesía, en Buenos Aires Argentina, falleció Fermín Estrella Gutiérrez el 18 de febrero de 1990. Y como epitafio dijo: “Almería, patria mía, cuna de mi nacimiento, de tu suelo y de mis padres saqué lo bueno que tengo.”
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Semblanzas
Vargas Vila, el eco y el ego
POR LUIS SEXTO
Cincuenta años atrás, la lectura de sus libros compuso en Cuba una especie de iniciación juvenil, cuando en otros países lo cubría el polen amarillento de lo caduco. Su nombre entre nosotros era popular, recurrente. Pero Mario Parajón, narrador, crítico teatral y cronista culto, vinculado al grupo Orígenes, colaboró a desinflar el inmerecido crédito de José María Vargas Vila con una nota publicada en el periódico El Mundo en los primeros años de los sesenta. Parajón alertaba, retando un tanto a los devotos del colombiano, que había que leer como rezaba un poema de Antonio Machado: pararse “a distinguir las voces de los ecos”. Y detenidos en el camino, hemos de erguir la oreja, pulverizar los conjuros de la tradición y concluir que José María Vargas Vila nos suena como un eco.
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or un tiempo, la fama benefició al autor de El archipiélago sonoro. José Martí realza cordialmente el valor del panfletario, aventajado perito en el insulto, al invitar “a nuestro Vargas Vila” a participar de una reunión con “nuestro Rubén Darío”. Esos son los términos de la esquela que empareja a dos escritores muy disímiles en obra y trascendencia. Martí debió estimarlo, porque quien pocos años después será autor de El yanqui: he ahí al enemigo, ya se caracterizaba por su virulencia liberal, antiimperialista. Más adelante se autodefinió como anarquista. Era, en fin, una especie de revolucionario signado por la irreverencia y el desparpajo. Su novela Ibis le atrajo la ex comunión del Vaticano. Condena que lo regocijó, según propia confesión. Darío lo estimó también. Y tras la muerte del líder del modernismo, Vargas Vila escribió un mínimo volumen donde contó sus relaciones con el poeta de Azul. Conoció personalmente a Darío cuando circuló la noticia de que el colombiano había muerto. Y el poeta publicó una necrología conmovedora y conmovida sobre el polemista. En reciprocidad, el apócrifo difunto se acercó al bardo y según las memorias de aquel, estuvieron juntos con frecuencia en función de íntima amistad en Europa, donde ambos trabajaban como diplomáticos. Pasaban los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del XX, cuando los escritores servían también para doblarse sobre la mesa de los diplomáticos y asistir engavetados en rígidos trajes a las recepciones palaciegas. En Cuba, su obra y su figura recibieron, según la tradición, cierto acatamiento. Y al parecer, le placía pasar temporadas en nuestra capital. Visitó tres veces a La Habana: en 1923, 1924 y 1926. Y en Calabazar residió en una especie de bungaló, a orillas del río Almendares, en el barrio de Las Cañas, más tarde área donde los Salesianos edificaron el seminario y el noviciado. Todavía en los sesentas esa casa se mantenía convertida en una especie de club noctur-
no llamado River Cañas Club. Aquí dejó amigos y uno de ellos conservó un archivo con cartas y papeles literarios escritos entre 1899 y 1933, entre ellos un llamado Diario secreto, de cuya existencia y de la donación a la Biblioteca Nacional habló en 2007 el periódico Juventud Rebelde. En el Diario, el 24 de julio de 1924, confiesa: “Suprimo la narración de mi primera estancia en La Habana, de paso para México, porque todo eso pertenece a mi libro de viajes, y se halla en un volumen especial bajo el título de En la esmeralda fúlgida. Estuve en la república Argentina, Uruguay, Brasil, costas de Colombia, Venezuela y México. Y heme aquí, llegado de nuevo a las playas oro y azul de esta isla maravillosa, donde la sombra doliente de José Martí parece extender sus brazos para recibirme. Recobro el imperio de mí mismo. ¡Bendita sea!”. A los 73 años falleció en Barcelona. Discurría 1933. Ya su presunta voz iba derivando hacia la certeza de un eco. Siete años antes había visitado a México. Y el periodista Ortega lo describió así, en El Universal, en 1926: “De pequeña estatura, un poco grueso; de mirada, gestos y hablar que quieren ser olímpicos (…) Voz despectiva y seca (…) Viste irreprochablemente, calza a la última moda, sin descuidar un solo detalle”. Y al referirse a cuantos lo esperaban en la estación ferroviaria, Ortega apuntó: “Ningún intelectual acudió a saludarlo. Se sabe, de hace tiempo, todo lo que va a decirnos”. A pesar de ello, el mexicano lo entrevistó y al reproducir el diálogo enfatiza en la grotesca vanidad de Vargas Vila, que solo hablaba y permitía generosamente que los demás escucharan. “Se tomaba –aseguró el periodista-por un Zeus Fulminador”. Siendo muy joven, también yo le pagué impuestos a los libros de Vargas Vila. Era lo común entre los aficionados, todavía, quizás, carentes de la capacidad para evaluar las voces. En una libreta anoté mis impresiones. Terminaba de leer La voz de las horas, y encandilado por la suntuosa retórica, la califiqué de maravillosa prosa y a los conceptos apodícticos y contesta-
rios del autor les asigné el juicio de geniales. Más adelante mordí a Ibis, y aquella admonición al amante engañado que decía muy a lo macho: Si no tienes el valor de matarla, mátate, me resultó extremista, artificiosa, hasta ridícula, y renuncié a este autor. Solo conservo, medio extraviado, el folleto con sus recuerdos de Rubén Darío.
A tiempo llegó la nota de Mario Parajón en El Mundo. Aún se lo agradezco, como le agradezco haber acogido en su biblioteca doméstica a aquel adolescente que quería ser escritor. Mediante esa y otras influencias se clarificó mi vocación y mi criterio literario aprendió a desconfiar del lujo y la banalidad. Porque de lo con-
trario estuviera ahora distribuyendo adjetivos “maravillosos y geniales”, tanto como los repartía José María Vargas Vila, cuyo delirio estilístico lo condujo a escenificar su obra y su vida en el personaje de una voz solitaria, insolente, escandalosa y, sobre todo, enamorada de sí misma. Hoy sólo parece un eco de antiguas nostalgias.
de la forma expresiva y del orden de la composición, en armonía con la atmósfera “onírica” de sus imágenes; luego, la fecundidad de su imaginación y los alcances de su fantasía, que, como un juego infantil, le dan a sus obras un aire de levedad y frescura; después, quizás, el ingenio para encuadrar los elementos de la imagen en torno a rostros y objetos cotidianos y familiares. Y atrás de ello y de otras cosas más, la confiada actitud del artista, sin duda un poco ingenua para nuestra época desalmada, en la efectividad del arte para expresar y comunicar con pureza de sentimiento elevadas aspiraciones humanas. Consecuencia de esa confianza en el sentido de la creación artística y en las posibilidades expresivas y comunicativas que le abre su talento es la pasión con que Andrés Sabán se dedica a su trabajo. En el poco tiempo que ha pasado desde que descubrió las posibilidades de su talento no ha dejado de producir con un seguro instinto de coherencia estilística y temática. No se trata, en efecto, de cuadros casuales que busquen asombrar al eventual espectador con la excelencia de la técnica o el ingenio imaginativo sino series completas en las que se desarrolla coherente y consecuentemente un pensamiento pictórico cuyos recursos son precisamente la capacidad técnica el ingenio y la imaginación, y que se vale, además, de elementos simbólicos que se integran en composiciones vagamente alegóricas y herméticas y en fantasías narrativas de genuino espíritu infantil. Allí donde la cautela dicta esperar por lo que el talento de Andrés Sabán promete, sus cuadros actuales, con arquitecturas volátiles y fragmentarias, suelos movedizos y abismos geométricos que describen desde las profundidades del sueño inquietantes estados mentales, o con grupos de casas vacías y las puertas y ventanas abiertas, unidas por veredas donde circula el cielo envolviendo a los seres humanos y a sus perros en su paso por la vida, apelan al intelecto y a la imaginación para hacernos ver lo que hay detrás de los escenarios ilusorios de nuestra época satisfecha y deslumbrante.
Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de noviembre de 2011
unque esté dispuesto a reconocer y a admirar el talento creativo, a la hora de aquilatarlo en la obra de un artista nuevo el crítico procede más bien con cautela y desconfianza, no vaya a ser que el entusiasmo espontáneo que le despierta el trabajo de un desconocido ponga en riesgo la reputación de su buen juicio estético. En los casos en que el asombro es genuino deja siempre un espacio para este tipo de dudas. Es un espacio vacío en el que el crítico se encuentra desarmado y que trata llenar indagando sobre la formación y la trayectoria del “prospecto” y estableciendo relaciones con lo que conoce de historia del arte y de los artistas del medio. Con la pintura de Andrés Sabán (Guatemala, 198?) el currículo del artista no ayuda a aliviar las inquietudes que siguen al asombro, primero porque se trata de un autodidacta puro que no ha expuesto nunca más que para sus amigos y cuya relación previa con el oficio es, por así decirlo, tangencial: hace tatuajes e hizo grafiti, cerámica y mantas publicitarias; y luego, porque su cultura artística —muy amplia, por cierto—, es decir su estética y sus paradigmas creativos, los absorbió de los libros e internet, en la soledad de su casa, alejado de la academia y del ambiente artístico local. De manera, pues, que el asombro —y la cautela— del crítico persiste, aunque ahora ya pueda relacionar los colores claros de la pintura de Sabán con los de alguna etapa de Van Gogh y establecer vagamente una vinculación genérica de sus temas y recursos expresivos con ciertas corrientes esotéricas de pensamiento y con el surrealismo europeo, sobre todo con Magritte y Dalí. Pero dejando de lado estas consideraciones dictadas por la cautela, se debe proceder a identificar en la pintura del pintor desconocido lo que causa asombro. Primero, el oficio, limpio, seguro, orientado a una representación convincente de imágenes realistas que describen inquietantes escenas “surrealistas”; segundo, su intuición certera
POR JUAN B. JUÁREZ
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La asombrosa pintura de Andrés Sabán
Galería de artistas
Suplemento Cultural 7
Nueva Guatemala de la Asunción, 12 de noviembre de 2011
Suplemento Cultural 8
Revista de libros
Cinco libros de viaje para disfrutar
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é que a muchos de nosotros nos gusta viajar… bueno… ¡creo que a todos! Por eso, aparte de los paseos que cada uno de nosotros emprendamos, junto con la familia, durante este mes de vacaciones; también es bueno para ponerse al día con algún libro. Me
POR MARCELO CABALLERO
parece ideal para desconectarse y también constituye una excelente herramienta para conocer y explorar con la imaginación. Por estos motivos y por muchos más, quiero recomendarles algunos libros de viajes. Y deambular junto con ellos por algunos lugares del mundo de una manera inteligente y entretenida.
INDIA V.S. NAIPAUL Cuando estuve en India por primera vez, descubrí este libro que me sirvió como una excelente guía de viajes. Es de tan intenso calado informativo y literario que aún es vigente para entender los complicados estilos de vida de una sociedad multifacética como la India actual. Naipaul, premio Nobel de Literatura en el 2001, nos dirige hacia el interior de este pueblo maravilloso y nos analiza sin eufemismos y con mucha ironía, el eterno enfrentamiento entre musulmanes e hindúes, los antiguos rituales, el cine, el rol de la mujer, el sistema de castas. Un imperdible.
EL INFINITO VIAJAR CLAUDIO MAGRIS Este gran escritor italiano es para mí uno de los mejores escritores de viaje contemporáneos. Y este libro, constituido por casi cuarenta crónicas está a la altura de lo mejor de su producción literaria. Sus textos mixturan historias de personajes, paisajes, historia, literatura. Nos dejan la impresión de entrar en un viaje romántico hacia los confines del pasado sin perder de vista el presente de una manera circular, maravillosa. Y así viajamos sin darnos cuenta por China, Taiwán, Irán, Venecia o Birmania. Otro imperdible.
EL EXPRESO DE RANGÚN, GENOCIDIO Y OTROS RELATOS NORMAN LEWIS Este ejemplar es mi favorito del gran escritor y viajero inglés. La prosa de Lewis es mágica y pronto te engancha debido a su mirada incisiva y con algunos toques de humor irónico. Es impactante la crónica sobre la aniquilación de los indígenas amazónicos que llevó, en la década del ’70 del siglo pasado, a la creación de Survival International. Un libro necesario en cualquier biblioteca.
PATAGONIA EXPRESS LUIS SEPÚLVEDA Un pequeño pero intrigante libro de relatos de viaje escrito con maestría por un trotamundos chileno que, en este caso, nos lleva a los pueblos y la gente de la Patagonia y la Tierra del Fuego. Sepúlveda es un maestro para encontrar historias insólitas y atrayentes. Así conoceremos a marineros vagabundos, profesores más aficionados al casino y los prostíbulos que a las aulas, aviadores enloquecidos, ricas familias con problemas de descendencia. Muy interesante y entretenido.
VIAJES CON HERÓDOTO RYSZARD KAPUŚCIŃSKI De la mano de su admirado filósofo griego, el gran narrador polaco nos invita a pasear por un viaje de medio siglo desde que cruza por primera vez las fronteras de su país natal como un novato reportero. Increíbles crónicas de viaje relatadas por el gran maestro del género que adquiere, gracias a él, una calidad superlativa.