Cultural 15-02-2019

Page 1

Paco Urondo

Guatemala, 15 de febrero de 2019

suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.


Página 2 / Guatemala, 15 de febrero de 2019

presentación

os poetas pertenecen a esa especie de ciudadanos universales cuya nacionalidad trasciende fronteras. En La Hora tenemos una sensibilidad particular hacia esas personalidades tocadas por los dioses para hacer de intérpretes de la realidad. Creemos que su capacidad para acceder a otras dimensiones a través de la palabra los hace portadores de un mensaje casi siempre de beneficio para los lectores que los frecuentan. Por ello, presentar al poeta Paco Urondo de la manera como lo hace nuestro colaborador, Jorge Carro, nos permite conocer, amén de las condiciones de vida del escritor, al hombre que explora el misterio con lentes especializados. Así, la experiencia no puede sino enriquecer la perspectiva para situarse desde horizontes distintos como consecuencia de la cotidianidad. En esa misma tónica, ofrecemos el texto de Jorge Ortega Gaytán, titulado, “Extraterrestres Faltos de Amor”, en el que el ensayista examina la obra de Julia Kristeva, “Historias de Amor”. El artículo es un abordaje rápido de ideas claves para estimular la lectura y quizá también para provocar el debate de una pensadora que merece nuestra atención. No está de más, en consecuencia, revisar el contenido y juzgar por nosotros mismos la originalidad de sus conceptos. Deseamos que la edición siga gozando de su beneplácito. Por esa razón y para la variedad de nuestros lectores, incorporamos las contribuciones de Gustavo Sánchez Zepeda, Miguel Flores y Vicente -Chente- Vásquez. Estamos seguros que disfrutará la lectura tanto como lo hemos hecho nosotros desde la edición. Le deseamos un merecido descanso. Que le aproveche.

es una publicación de:

Biografía de un poeta armado Cuando pude concluir la lectura de “Paco Urondo -Biografía de un poeta armado-”, de Pablo Montanaro (publicado por Bärenhaus), lo hice envuelto en lágrimas y recuerdos… Jorge Carro Director de la Red de Bibliotecas Landivarianas Presidente de la Asociación Enrique Gómez Carrillo

C

onfieso que creí conocer a Paco y al adentrarme en la biografía que escribió Montanaro, asumí más de medio siglo de incomunicación entre Urondo y yo, incomunicación que evidentemente se inició mucho antes de comenzar en 1968 mi autoexilio; posiblemente a fines de los años 50. Por entonces, yo que era periodista de espectáculos de “La Hora” (diario del Partido Comunista) ya me había distanciado de Urondo, al que (quizá equívocamente) consideraba un dandi simpático, políticamente lejos de mis ideas, que había unido “llegado” de Santa Fe a “Poesía Buenos Aires”, grupo del que me separé por razones políticas no poéticas, en 1955. Fue en Santa Fe, quizá en 1954 donde conocí a Urondo: Santa Fe era un pequeño paraíso culturoso donde Miguel Brascó, Hugo Gola, Fernando Birri, Adelqui Camusso y otros, saludaban a la modernidad al igual que al inmenso y transparente poeta Juan L. Ortiz que mateaba a la otra orilla del Paraná. Gracias a Pablo Montanaro y a su biografía de Paco, fui solo asumiendo mi desconocimiento de Urondo, al que por última vez vi y abracé en la casa de Venezuela 725. Página tras página, entre algunas


Guatemala, 15 de febrero de 2019 / Página 3

inexactitudes especialmente relacionadas con el grupo “Poesía Buenos Aires” de los que fui testigo, pasado el meridiano del libro, fueron mis lágrimas las que me impedían seguir leyéndolo mientras descubrí a “otro Paco”, bien diferente al que me tomaba el pelo por las críticas de cine y teatro que publicaba en “La Hora” (el diario donde trabajé hasta su clausura, entre otros, con Juan Gelman, Osvaldo Dragún, Carlos Gorriarena, Juan Carlos Portantiero y Andrés Rivera. Confieso no recordar (a mis jóvenes 86 febreros) cual fue el último libro que me hizo llorar... Gracias Pablo Montanaro por tu “Paco Urondo -Biografía de un poeta armado-”, que destruyó toda la historia oscura de Paco elaborada sin la menor duda por las desinformaciones que brindó internacionalmente la Dictadura a la prensa y que me llegaba en mi autoexilio a veces en Chile o en Venezuela o en Puerto Rico… Y volví nostálgicamente a enamorarme de Lilí, como lo estuvo Mario Trejo, y regresé a los cafés donde los Viñas se reunían cerca de las mesas de nuestros hermanos surrealistas (Aldo Pellegrini, Juan Antonio Vasco, Julio Llinas, el Coco Madariaga, Olga Orozco…) y en la librería de Gategno (casi frente a la Galería Pacífico y la Jockley Club de Viamonte Florida) volví a tentarme con algún libro de Paul Eluard que había llegado de Francia, mientras con Paco admirábamos subrepticiamente guardaban libros en sus abrigos. Y volví a recordar cómo me dolió la muerte del hijo de Lilí y las lentejas que cocinaba Urondo y como ya en Guatemala, me iban llegando noticias de Paco junto con sus libros de poesía que crecían en mi biblioteca. Leer la biografía desencarnada y cíclica, parida más que escrita por Montanaro, fue por momentos desgarradora, porque -reitero- no conocía los detalles de años en los que Urondo fue asumiendo que “del otro lado de la reja está la libertad”,

como ese 14 de febrero de 1973 (un día después que yo en Guatemala había cumplido mis primeros 40 años) en que fue detenido por los represores en su quinta de Tortuguitas. Como lo recuerda Beatriz Urondo (“En el núcleo familiar Pablo nunca hablaba de su militancia” – pág. 186) también recuerdo que las noticias que algunos amigos me escribían desde Buenos Aires, jamás me comentaban (seguramente por temor) ni de la militancia de Urondo ni las de otros compañeros. Esto de ninguna manera es una excusa, por eso reitero mi agradecimiento a Pablo Montanaro que con su biografía fue aclarándome una época de Argentina que desconocí en mi autoexilio. Al igual que a Osvaldo Bayer o a Roberto Cossa o a Carlos Campa, me sorprendió saber que Paco militaba con los Montoneros (págs. 236 y 256); de igual manera que me sorprendió leer (pág. 255) que según el periodista Eugenio Méndez (“Confesiones de un montonero”) la “operación del asesinato -de José Ignacio Rucci, secretario de la CGT- estuvo a cargo de Urondo”. No pude creer lo que estaba leyendo y aún hoy después de volver a releer esta biografía me duele creerlo. Como me duele creer que Lilí, fue quien denunció que Paco la había dejado para unirse sentimentalmente con Alicia (págs. 271y 275). Leer (págs.274 y 275) el “testamento” que de puño y letra dejó Urondo, es desgarrador… y me costó leerlo porque tenía los ojos llenos de lágrimas. Por tanto, recomiendo a los que deseen conocer la vida militante de un poeta que fue asesinado por la dictadura de su país, que es el mío, Argentina, que lean “Paco Urondo – Biografía de un poeta armado”, de Pablo Montanaro. Un poeta que dio su vida el 17 de junio de 1976 para que nada sigiuiera como estaba… Parafraseando a Rodolfo J. Walh (otro desaparecido): “Gracias Paco por tu lección… y perdóname”.

POESÍA

FRANCISCO URONDO (Santa Fe, Santa Fe, 10 de enero de 1930 Guaymallén, Mendoza, 17 de junio de 1976)

OTRA COSA Queridos hijitos, su papá poco sabe de ustedes
y sufre por esto. Quiere ofrecer un destino
luminoso y alegre, pero no es todo
y ustedes saben:
las sombras,
las sombras,
las sombras,
las sombras,
me molestan y no las puedo tolerar.

Hijitos míos, no hay que ponerse tristes
por cada triste despedida:
todas lo son, es sabido,
porque hay otra partida, otra cosa,
digamos,
donde nada,
nada
está resuelto.

AMARLA ES DIFÍCIL Es buena, cuando duerme; el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio que remonta los sueños. Cuando calla, es buena y su voz una premonición olvidada y peligrosa que arruina el silencio. Cuando grita o llora o se lamenta o se divierte o se cansa, nada puede contener este dolor alegre que envenena mis sueños y mi soledad. Por eso es difícil pensar en ella, en su cara bondadosa; abandonarse; por eso es una cobardía retenerla y dejarla ir, una pavorosa crueldad. A veces, cuando lo pienso, no se qué hacer con ella, con este destino luminoso. HOY UN JURAMENTO Cuando esta casa,
en la que vivo hace años,
tenga
una salida, yo cerraré
la puerta para guardar su calor;

yo la abriré
para que los vientos
de todas partes, vengan
a lavarle la cara;

a remontarla,
de esa manera con que vuelan
las intenciones,
los aparecidos, los recuerdos por venir,
y lo que a uno le asusta
aunque todavía no haya ocurrido.


Página 4 / Guatemala, 15 de febrero de 2019

Lo sugestivo del subtítulo permite una fisura estructural en la conformación del libro: Historias de Amor (1997) de Julia Kristeva, el cual otorga un final a la temática general del texto.

E

Jorge Antonio Ortega Gaytán Escritor y catedrático universitario

l abordar el aspecto del amor como un remedio para la tragedia de lo mundano y de lo humano, hace que el análisis de esta lectura cuestione la referencia de los postulados que norma el dogma religioso occidental, el solo hecho de acercarnos a la posibilidad de un pensamiento que admita seres configurados sin la influencia de la palabra, desdibuja el esquema mental del perfil humano y su naturaleza. “El ser hablante es un ser herido, sus palabras brotan de un problema para amar…” de lo anterior nace la interrogante de la validez del sufrimiento por el derecho de amar y ser amado, sobre todo mantener la vigencia de un código de valores creíbles, sólidos y permanentes ¿por qué? ¿para qué? Máximo en esta época de relatividad que marca la posmodernidad. Los únicos felices son los extraterrestres o los humanos que se comportan como ellos. El cuestionamiento empieza buscando la crisis ¿dónde está? Cómo encontrar el borde del agujero de la ironía de la existencia terrenal y de éste, definir la pervivencia del arte, como mecanismo de resurrección del espíritu de lo humano, ¿dentro de la incertidumbre de no encontrar la forma o frontera de la existencia misma? ¿una crueldad de la vida? ¡tal vez! Pero esa circunstancia medular de la vida, nacer para morir y dentro de eso la persecución del balance integral, la estabilización de lo insatisfecho, la estandarización del deseo, por el deseo mismo. El desborde del “…odio o la pulsión de la muerte, lo que domina la queja…” deja de ser suficiente para el posicionamiento de las mujeres analistas que se resisten a la aceptación de las posibilidades de la ley de castración, dejan de un trazo violento el rechazo a la madre, por la madre. Lo que permite un área amorfa de coexistencia del amor y odio, sin demarcaciones posibles para los humanos y sus sentidos. La presentación de un Narciso posmoderno el cual aturde ante la variedad y cantidad de imágenes falsas (relativas o virtuales) no permiten la construcción de un prototipo humano para enfrentar su propia existencia tridimensional (mental, espiritual y física) lo anterior abre la posibilidad de ingresar a los infinitos laberintos de la exploración de la identidad terrícola. Lo fundamental recae en la falta de imagen y de un referente sólido para lograr una construcción segura y permanente de la personalidad individual y colectiva que permita la pervivencia de la construcción lingüística de lo humano, con las tres instancias de identificación primaria que hace referencia al texto analizado y que se concentra en la trilogía de una sola imagen “al padre, al Yo y a la madre- abyecta” que se maneja como dogma en el cristianismo y que al mismo tiempo deja en suspenso, para el razonamiento de sus seguidores. Este enigma es un espiral sinfín, se constituye en el núcleo generador de la ambivalencia de lo humano. La esencia de la incertidumbre entre la unión y la desunión de la plenitud y el vacío; un verdadero

Extraterrestres Faltos de Amor

agujero sin bordes, que a similitud del vórtice de un huracán existe una calma inaudita, incomprensible en la gnosis de los descendientes de Eva. Es por eso la abyección de lo femenino, con sus diferentes generaciones y propuestas que inundan y arrasan con pautas y modelos establecidos, presenciamos el discurso del texto de la exhumación de la mujer -objeto, su tránsito por diferentes estadios hasta los estragos de la perversión femenina en el sadomasoquismo. Paralelamente la homosexualidad del hombre se encuentra huérfana en indagación constante de cómo encontrar el complemento a ese vacío. Como consecuencia directa “…su palabra se encuentra vacía, como su cuerpo…” por lo tanto Narciso no tiene territorio propio en la posmodernidad, falto de imagen del padre y la madre, no se estructura, no hay forma de diseñar lo humano dentro de este vacío existencial a pesar de la simulación y la realidad virtual, no hay pauta, no existe u registro que calcar. La provocación resultante de esta condición terrenal posmoderna cuaja en el hábitat del psicoanálisis, instaurándose como un explorador revolucionario con todo un arsenal de mitos, historias y pasado especulativo de un occidentejudío-cristiano cuestionable en esta época de reflejos difusos de la idealización humana con todo lo involucra su andamiaje social permanente contemporáneo, donde es necesario rediseñar hasta el tuétano de la familia, la escuela y la iglesia, logrando con ello un espacio para ahuyentar la soledad terrenal y espiritual, ganando espacio psíquico para lo humano. El cuestionamiento de la iglesia que ofrece la salvación y es a través de la imagen de Narciso que se da un repliegue sobre sí mismo, sin reservas y por amor a Dios, generando por gravedad un delirio mítico que necesita de la súplica a un ser supremo, más allá de lo conocido, de lo terrenal, de lo tangible con un amor infinito y todo poderoso, que perdona y resuelve lo que nuestro razonamiento humano no entiende y no puede concebir. El conflicto parte de un espacio psíquico existente, pero desconocido para la generalidad de los mortales por su complejidad, lo confuso en su estructura y muy lejos de la comprensión a pesar de la propuesta de Sigmund Freud que traza una ruta de significancia y legitima a este vacío humano, como la comprensión de la sexualidad y su contexto en lo tridimensional de la plenitud existencial de lo humano. La continua erosión de las imágenes, referentes sociales y míticos, permiten insumos para la reconstrucción del espacio psíquico del individuo sexuado, no hay alternativa, es imperante la recuperación del padre para el Narciso posmoderno; la creación de un interior pleno y reflexivo donde el psicoanálisis se erige como un centinela que permite el tránsito seguro y cómodo del interior al exterior y

viceversa de lo humano. El discurso que mantiene la continuidad de la vida terrenal, sin objeción alguna es el amor con sus variantes y alternativas a través de la transferencia como mecanismo para llenar en alguna medida ese vacío. Es el amor como herramienta para lograr sanar las heridas del cuerpo, alma y mente, como principio de fe. El amor todo lo puede, el amor todo lo aguanta y por amor es posible todo aún después de la muerte humana, sin él hablaríamos de un cadáver en movimiento en este valle del dolor y lágrimas que nos heredó Eva y Adán. El Narciso, es beneficiado por la religión, en este caso específico de la cristiana permitiendo una metamorfosis del mito griego a una idealización de la belleza de la congregación celestial, un ángel, un arcángel o un querubín, a los cuales la posmodernidad los transformó en un extraterrestre espectacular, el E.T. de la pantalla grande que vive en el subconsciente del colectivo e individual que desarrollo al Narciso prehistórico, al niño bello lo reinventamos feo, pero que marca el registro de la imagen deformada y desproporcionada de lo humano en este periodo de lo relativo ¡en todo! Aún de la propia existencia. Cada día hay más extraterrestres coexistiendo en este ambiente terrenal, tras la búsqueda del deseo por el deseo, marcando un lapso de crisis constante de lo externo e interno del individuo, el Narciso postmoderno que pervive y se obsesiona a pesar de las múltiples imágenes fragmentadas con las que se estructura como las de un calidoscopio que son circunstanciales y efímeras. La crisis está presente como una herencia del pasado y transita al futuro como un común denominador de los humanos postmodernos o extraterrestres faltos de amor. El enigma es la supervivencia humana de la soledad extrema o el diseño del espacio psíquico para sobre llevarla.


Guatemala, 15 de febrero de 2019 / Página 5

Encuentro con la cultura a lo San Basilio

Llegué con buena expectativa y fue superada, totalmente. No estaba preparado para el derroche de talento que Paloma San Basilio ofrece. Ella, un piano, el violonchelo y una guitarra ocasional, suficiente.

S

Gustavo Sánchez Zepeda Escritor

e presentó con el espectáculo preparado, no precisamente a cantar sus éxitos y complacer sino a contar y cantar lo que la música y la vida es para ella. Vamos, no llegó a buscar choque, pero tampoco a complacer, el público esperaba sus éxitos y ella se decantó por un recorrido musical muy personal e inesperado. Empezó con sevillanas, como una expresión de su inicio musical, y cuando me percaté de la dirección del viaje musical, Paloma San Basilio estaba cantando en italiano con una intensidad emocionante, luego pasó al francés con una melodía tan antigua como triste y bella, Ne me quitte pas de Jaques Brel. Según ella, no hay mejor idioma para cantarle al amor que el francés. Y al escucharla coincides. De pronto inicia una bellísima canción italiana, Il mondo, que popularizó Jimmy Fontana en italiano en los 60, aunque Paloma San Basilio la canta en

español con una intensidad que emociona. Sucede que ella no sólo interpreta, entra en el personaje y lo vive, sufre y goza, llora y ríe con él. Luego nos regala un par de melodías de los inmortales Beatles en su idioma. En ese instante me recuerda a Oriana Fallaci y me empuja hacia Víctor Hugo, posteriormente insinúa a Shakespeare e impone a Cervantes como buena madrileña de nacimiento y sevillana de corazón. Empieza a aflorar el romance trascendental entre Paloma San Basilio y las tablas cuando canta Impossible dream del musical El hombre de la Mancha, obra que trasciende del enorme texto en que fue inspirada al idioma en que fue escrito el musical, el idioma original se pierde en el arte. Cuando la veo moverse en el escenario se entienden a plenitud los conceptos tener tablas y dominar el escenario. Es una mujer que sabe reírse de sí misma, hablar del cansancio de la vida a través de Pablo Neruda al citar el texto sucede que me canso de ser hombre; se duele de los migrantes y de la necesidad de dejar el país para buscar un mundo mejor, un mundo que solo es sueño porque la realidad es dura, como la vida. A partir de ahí nos revela una parte del amor que les tiene a los musicales. Canta Over the rainbow de El mago de Oz y me siento en Kansas. Conversa y nos habla de su libro La niña que bailaba bajo la lluvia, investigo y me entero que también escribió

El océano de la memoria. No he leído ninguno, presiento que no me van a gustar del todo, pero respeto a quienes escriben. Es una mujer que canta para vivir, escribe para decir y pinta para descansar. Ese amor que manifiesta en sevillanas y zarzuelas, rock y jazz, teatro y musicales, literatura y filosofía, se agradece. Quizá lo primero que se agradece es que decidió salir de su retiro. Canta algo de Serrat, Son aquellas pequeñas cosas; de Francisco Céspedes, Esa vida loca; de Violeta Parra, Gracias a la vida. Una mujer elegante que deja la filosofía y la literatura por el canto pero que no está dispuesta a dejar de pensar; que se resiste, aún, a adaptarse al sistema tal cual funciona y al que se integra contestatariamente con una rebeldía que no ha abandonado; que prefiere, intuyo, cantar en teatros que luchar por los éxitos musicales que generan más utilidades pero menos satisfacciones, porque gozar del contacto directo con el público y los aplausos directos no tiene comparación. Luego canta Evita, de los grandes Andrew Lloyd Webber y Tim Rice; y con dos frases sutiles se pronuncia contra el mundo de hombres en el que ha decidido abrirse paso. Fueron dos horas en el primer mundo que terminaron con Alfonsina y el mar, genial interpretación. Todo lo bueno termina, lo sabemos, vivir estos momentos de intensa emoción nos reconcilian con la vida.


Página 6 / Guatemala, 15 de febrero de 2019

VOCACIÓN SACERDOTAL

A mi amigo el escritor y periodista Eduardo José Blandón Ruiz

Ricardo, hijo único, asistía seguido a la iglesia y sentía gran admiración por el colorido con que se desarrollaban las ceremonias. Le encantaba la vestimenta sacerdotal, tales como las artísticas casullas que variaban en colorido y diseño según la época, la ocasional alba, símbolo de castidad, las artísticas estolas, el cíngulo con hilos dorados y otras prendas, según la liturgia y la solemnidad del evento. Otro elemento que le llamaba la atención era el misal, libro sagrado de gran tamaño, de pastas gruesas y con letras doradas. Vicente -Chente- Vásquez Escritor

L

e encantaba el sonido de las campanillas a la hora de la consagración o la cacofonía de las matracas para la Cuaresma. Asimismo, el altar lleno de flores, los grandes candelabros y las velas de titilantes flamas, las cortinas cayendo en cascadas, tal como si descendieran del cielo y la brillante custodia, cuando el Santísimo estaba expuesto para la veneración de los fieles y las infaltables imágenes del santoral católico. Una de las imágenes de su predilección, por sentarse casi siempre en una de las bancas cercanas a su altar, era la del Arcángel San Rafael con su gran pescado a la par y el Ángel de la Guarda, representado en un cuadro, guiando a dos pequeños niños que cruzaban un puente. Este ángel, lo acompañaría toda la vida, lo guiaría y lo protegería de todo mal, así se lo habían asegurado sus padres. Era tal el gusto que sentía por la iglesia y sus diferentes ceremonias, que cuando llegaba a su casa, pretendiendo emular al señor cura, elaboraba pequeños altares, usando para ello lo que su ingenio le dictaba y los medios que estuvieran a su alcance. En algunas oportunidades, valiéndose de botes de base cuadran de cinco, galones, delimitaba un área y simulaba una iglesia. Utilizaba pequeños palos, atravesados en la parte superior, que le servían para colgar diminutas cortinas, colocaba trozos de madera para simular las bancas, regaba pétalos de flores en el interior de la pequeña iglesia, según su imaginación y celebraba la santa misa. Les decía a sus padres que cuando fuera grande iba a ser cura. Sus amados progenitores, aún a riesgo de que su descendencia se cortara con él, ya que como cura, debido a su juramento de castidad, no procrearía herederos, aceptaban su temprana decisión, ya que prometía ser un hombre de bien, principalmente en estos tiempos de tanta maldad. Cuando llegó a la edad de aprender la doctrina cristiana para hacer la primera comunión, hizo su mejor esfuerzo, fue uno de los más sobresalientes y realizó el acto con fe, sintiéndose santificado y con la convicción de la existencia de un solo Dios, creador de todo cuanto existe. Lució,

gracias a sus amorosos e ilusionados padres, un traje blanco hecho a la medida, acompañado de guantes, un pequeño libro blanco con letras doradas, un rosario con cuentas de cristal y portando una candela a la cual adornaba una moña blanca con la figura estampada de un cáliz dorado. Todo lo que requería la solemne ocasión. Siempre con la idea de ser cura cuando fuera grande y servir al Dios del culto monoteísta a que pertenecía, solicitó ser acólito en los actos religiosos y lo consiguió con el beneplácito del cura, que sabía de su pretendida vocación. Cumplió a satisfacción con todas las obligaciones de su misión y es más, disfrutaba haciendo sonar una recién adquirida rueda a la que, durante la consagración, se le hacía girar por medio de una manivela y que alrededor tenía doce campanillas. Aún conservaba la inquietud y la alegría de la niñez. Terminó los estudios de la primaria e ingresó a un colegio superior a sacar los básicos, lo que hizo con relativa facilidad, en el tiempo justo y siempre con la idea de ser sacerdote. Al siguiente año, se inscribió en un instituto en busca del bachillerato y con la convicción que al terminarlo ingresaría al Seminario para cumplir con su acariciado sueño: Dedicar su vida al servicio del único y verdadero Dios. Pero dicen, que uno dispone y el diablo lo descompone.

Sea esto cierto o no, por la nefasta influencia de sus compañeros de estudios, empezó a rendirle pleitesía a un dios del cual no había oído hablar: Baco, dios del vino y fue tal su entrega al servicio de este húmedo culto, que dejó por un lado su primario deseo, lo que aprovechó un ángel, no el Ángel Caído, como pudieran imaginarse, ni Ángel de la Guarda que lo acompañaba y lo protegía en su niñez, sino uno, que por su tamaño, más parecía un regordete y sonrosado querubín, que respondía al nombre de Cupido, quién con su actuar lo introdujo en el amor mundano. Así que con el paso del tiempo, resultó rindiéndoles culto a otros dioses, anteriormente desconocidos para él: Eros, el dios griego de la atracción sexual y la fertilidad y Venus, la diosa romana del amor, la belleza y la fecundidad. El pulcro y bien ornamentado tálamo fue el altar en donde, sin olvidar su vocación sacerdotal, realizaba los actos litúrgicos dedicados a Himeneo, dios griego del matrimonio. En el ejercicio de ese nuevo sacerdocio, no tenía necesidad de utilizar las vistosas vestimentas que en su niñez tanto le llamaban la atención y es más, prescindía de cualquier tipo de vestuario. Debido a este culto politeísta, la descendencia de sus amorosos padres se vio proyectada hacia el futuro.


Guatemala, 15 de febrero de 2019 / Página 7

EPISTOLARIo

V

Cartas de ida y vuelta de Virginia Woolf y Vita Nicholson

irginia Woolf fue una de las mentes más lúcidas contra la encorsetada herencia victoriana y una firme defensora de que las mujeres firmasen como ellas mismas sin ser catalogadas de literatura ñoña. Pero también sintió deseo, y mucho, por Vita Sackville-West. Soñaba con

sus grandes senos y le gustaba verla rebosante de perlas, “como un racimo de uvas”. Admiraba el estilo recargado de Vita porque las burlas hacia su aspecto desaliñado le atormentaban más de lo que estaba dispuesta a admitir, según dice en el cuento Un vestido nuevo. Son los detalles de una de las mejores y

De Virginia a Vita, Martes 5 de enero 1927 Por qué piensas que no siento o que hago las frases? “Frases encantadoras”, dices, que le roban la realidad a las cosas. Es todo lo contrario. Siempre, siempre trato de decir lo que siento. Por alguna razón, todo es aburrido y triste. Te he echado de menos. Te echo de menos. Te echaré de menos. A medida que te alejas me resulta más difícil visualizarte, y pensar en ti con fondo de pirámides y camellos me abruma un poco. Pero vamos a dejar eso y a concentrarnos en el presente ¿Qué he hecho? He sido muy laboriosa. Creo que en parte debes haber desorganizado mi vida doméstica, porque en cuanto te fuiste cayó sobre mí un torrente de obligaciones. No tienes idea la cantidad de colchones, mantas, sábanas, fundas y enaguas que he tenido que comprar. Por algún motivo mi incompetencia y el hecho de que los vendedores no me crean me transforman en una arpía fastidiosa. Escribo rápido, todo de golpe, (¿Has visto lo apretado de mis letras?) Es porque quiero decir muchas cosas, pero no aburrirte. Entonces pienso que, si las aprieto bien, no verás lo larga que es esta carta. ¿Si he visto a alguien? Sí, a muchos. Hay tantos manuscritos que leer y cartas que escribir, y Doris, una pobre y desaliñada mujer que tuvo la increíble impertinencia, en parte falta de educación y también lo que ella cree talento y yo considero un cerebro respetablemente despierto pero vulgar, de decir: pero, señora Wolf ¿tengo, en su opinión, talento suficiente para dedicar mi vida a la literatura? A lo que con mi voz más decidida respondí que mejor se hiciese cocinera. En cuanto a mis encuentros, no me he enamorado de nadie… aunque ésa no es mi línea exactamente. ¿Lo habías adivinado? No soy fría; no soy farsante, ni débil, ni sentimental. Qué soy. Quiero que me lo digas tú... Voy a tener un pequeño grupo dramático. Me gusta la profusión de esas pobres criaturas: pintadas e irreales, todas desesperadas porque no tienen trabajo o están enamoradas. Creen que soy una gárgola grotesca, semihumana, rígida como un demonio en una catedral. A ellas les parece increíblemente excitante que yo mueva las piernas y hable como un libro. Pero no durará mucho. Es parte de mi esnobismo adornar toda la sociedad salvo la mía propia. Pero (volviendo a tu carta) siempre supe que eras distante. Sólo que me dije: insisto por pura amabilidad. Con ese objetivo fui a verte. Abre el primer botón de tu blusa y allí me verás anidando, como una ardilla de hábitos inquisitivos pero de todos modos adorable.

¿

breves historias de amor que nos ha dejado la literatura. Porque su affaire, además de trascender en la vida real, reside en las cartas que ambas se intercambiaron con exquisito lenguaje erótico. Si Virginia Woolf nos sigue perteneciendo como símbolo es, en cierta manera, gracias a su gusto por escribir cartas. Los biógrafos

no han necesitado estrujarse los sesos para adivinar su ideología o preferencias sexuales en su obra, porque ella misma las anunciaba de viva voz. Tomado de: https://www.eldiario.es/cultura/libros/ mejores-cartas-amor-lesbico-VirginiaWoolf-sexting_0_564143683.html

De Vita a Virginia Trieste, Milán., 21 de enero 1927. stoy reducida a ser una cosa que quiere a Virginia. Escribí una carta durante las opresivas horas insomnes de la noche, y todo se ha ido: sólo te extraño de una manera desesperadamente humana. Tú con todas tus expresivas cartas, jamás escribirías una frase tan elemental como ésa. Probablemente ni siquiera la concebirías. De todas maneras, creo que serías capaz de hacerte cargo de un pequeño bache. Pero tú lo cubrirías de frases tan exquisitas que terminaría por perder un poco de su realidad, en tanto que conmigo es algo absolutamente implacable: te extraño aún más de lo que hubiera creído, y estaba preparada para extrañarte mucho. Esta carta es tan solo un aullido de dolor. Es increíble cuan imprescindible te has vuelto para mí. Supongo que tú estás acostumbrada a que la gente te diga eso. Maldición, criatura peligrosa. No lograré que me ames más, entregándome a mí misma de esta forma. Pero oh, mi amor, no puedo ser lista e indiferente contigo: te amo demasiado para eso. Verdaderamente. Tú no tienes ni idea de cuan indiferente puedo ser con la gente que no amo. Lo he convertido en una especie de exquisita destreza. Pero has derribado todas mis defensas. Y realmente no lo resisto. De todos modos, no te aburriré más. Reemprendemos el viaje, el tren nuevamente se mueve, tendré que escribir en las estaciones –que son muchas afortunadamente a lo largo de las llanuras lombardas. Venecia. Las estaciones eran muchas, pero no contaba con el hecho que el Orient Express no se detendría en ellas. Y aquí estamos en Venecia tan sólo por diez minutos. Unos desgraciados minutos durante los que puedo intentar escribir. Ni siquiera tengo tiempo para comprar una estampilla italiana, así que esto tendré que enviarlo desde Trieste. Las cascadas en Suiza estaban heladas, convertidas en una especie de iridiscentes y compactas cortinas de hielo, colgando sobre las rocas; realmente encantador. Italia está toda cubierta de nieve. Nuevamente reemprendemos el viaje. Tendré que esperar hasta mañana en Trieste. Por favor Perdóname por escribir una carta tan mísera.

E


Página 8 / Guatemala, 15 de febrero de 2019

El MAM establece el canon Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

La palabra canon entre sus tantas acepciones es la de: catálogo o lista, catálogo de autores u obras de un género de la literatura o del pensamiento tenidos como modélicos.

E

sta palabra viene a colación en momentos en que circula en el ámbito artístico el libro Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida, Colección Patrimonio Nacional de Guatemala, el cual ha sido recibido con algarabía por parte de la comunidad artística y el mundo del arte local. Esta acción del museo bajo la administración del artista Rudy Cotton, incluido en el libro, lo que hace es establecer el canon de las artes visuales. Hacerlo como institución del Estado es un hecho trascendental, se remarca la presencia de unos y se deja fuera a muchos, pero eso es el canon, una lista oficial. Los artistas ahí consignados se convierten en canónicos. Para fines de investigaciones futuras esto es sumamente importante porque el museo es una institución que se supone es la máxima instancia en materia de arte visual del país. Este libro en cierta forma sustituye a Galería Guatemala, editado años atrás por la Fundación G&T, por muchos años el único libro que validó a algunos los artistas nacionales y que fue referencia obligada. La publicación del MAM incluye más artistas, y brinda una visión de la pintura y escultura, con una perspectiva propia del museo –modernista– y que fuerza la inclusión de algunos artistas recientes, que no podrían situarse dentro de esa corriente. Un acierto es la mirada amplia e inclusiva a la pintura maya, excluyendo el término “naïve” o primitivista, del cual solo aparecen algunos representantes. Su circulación en formato pdf también es algo que se agradece. En el apartado introductorio no hay nada nuevo, es lo que se sabe del museo y que consta en varias tesis universitarias. Otro texto brinda una visión de lo que es el recorrido de la colección. Por la formación de su autor se hubiera esperado más, si estuviera más vinculado a las artes visuales. El MAM no tiene fondos para la adquisición de obra de arte, y el

Viceministerio del Patrimonio Cultural tampoco, por lo tanto no existe una política para acrecentar la colección del museo. Las obras más recientes han sido donaciones de los propios artistas, puede decirse que en un afán por dotar al museo de obra y con las mejores intenciones. Hasta la fecha solo un coleccionista ha donado al museo de obra contemporánea. Existen colecciones más amplias como la de la Fundación Paiz, que duerme el sueño de los justos, ya que no es posible visitarla. Mucho de lo que debería estar en el museo está en colecciones privadas. Un hecho inverso a los museos estadounidenses donde los coleccionistas brindan obras, a cambio de exención de impuestos. La falta de instalaciones idóneas, un equipo profesional de curadores y gestores culturales, una junta que vele por la colección, hace que todo el poder de decisión quede en el director de turno, puesto por el ministro de cultura, lo que da poca confianza para donaciones privadas. Pronto este libro se difundirá en los establecimientos educativos y es ahí donde el canon establecido entrará a surtir efecto, reconocerán como “artistas de Guatemala” a los incluidos en la lista. Cualquier canon es restrictivo y en este caso abona a cierta confusión entre lo moderno y lo contemporáneo, si no se tiene claridad en los conceptos. El más beneficiado con esta publicación es el sector mercado del arte. Muchos autores vivos y en producción están consignados en el libro, un excelente material promocional para los artistas y “las galerías que los representan”. Obras antiguas de autores, ahora canónicos, subirán de precios, o saldrán de colecciones para suplir necesidades económicas de sus propietarios en un mercado de segundo orden que siempre ha existido. Con todo lo que representa esta publicación del 2018, es un esfuerzo laudable que solo pudo ser posible por un patrocinador externo. Un aspecto negativo es no haber colocado las referencias bibliográficas. El ser muchas y de diferente procedencia no excusa para no incluirlas, pues la información ahí consignada queda en duda, y relegaría este valioso documento a un coffe table book y no a un documento de partida para la Historia del Arte en Guatemala. Con todo y todo, algo es algo.

Página introductoria. Fotografía de pdf.

Página tipo donde se consigna la información del artista.

Ejemplo de página donde se consigna un ejemplo de la producción del artista. En ningún momento el libro indica el criterio de selección.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.