Cultural 23-11-2018

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 23 de noviembre de 2018

La ruta de Don Quijote


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PRESENTACIÓN

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a literatura guatemalteca pasa por buen momento si juzgamos el interés creativo de muchos escritores que no cesan de presentar textos nuevos. Uno de ellos, es el que ofrecemos en esta edición, publicado por la escritora Violeta de León. La introducción, para satisfacción de nuestros lectores, ha sido escrita por el profesor universitario, Enán Moreno, quien en función de abrir el apetito literario, se refiere a algunas características de la narrativa y la estética de la escritura. En este sentido, Moreno afirma que la autora, “gracias a su profesión y experiencia docente, conoce su idioma y lo maneja apropiadamente para ofrecernos una buena prosa, la cual, a veces, se impregna de su delicada sensibilidad y adquiere rasgos poéticos. Además, los textos se nutren de sus conocimientos teóricos y de sus lecturas de diversos autores correspondientes a los distintos períodos literarios. Por eso, la intertextualidad constituye uno de los recursos, y a este se suma la nota humorística, rasgo propio de la narrativa guatemalteca y que uno esperaría normalmente en un narrador, pero la autora se apropia de este recurso, se concede la libertad de usarlo y causa nuestra sorpresa o nuestra sonrisa cómplice”. En esa misma tónica de celebrar la escritura, ofrecemos a usted las colaboraciones de Karla Olascoaga, Maco Luna y Catalina Barrios y Barrios. Ellos forman parte del concierto de nuestros narradores nacionales, comprometidos con el oficio de la palabra en el afán de resignificar la realidad. Sus creaciones pueden orientar la comprensión del mundo o bien ser un reclamo a los modos de organización de nuestra sociedad. Concluimos, como es habitual, con las consideraciones críticas de Miguel Flores. En esta ocasión se refiere a la exposición fotográfica de GuatePhoto y de cómo al vivir en la era de la posfotografía la materialidad de la fotografía convencional se ha relegado a un gueto de lo minoritario. Miguel suele ser implacable en sus observaciones, señalando las limitaciones de algunas expresiones artísticas y, más aún, las mezquindades de ciertos emprendimientos culturales. Buena lectura y hasta la próxima.

La ruta de Don Quijote Enán Moreno Escritor y académico

Después de varios años de cultivar la narrativa breve, por fin Violeta de León nos ofrece este libro. En los textos en él contenidos (algunos premiados en certámenes literarios) ella comparte sus recuerdos, sus vivencias y su creatividad, dando muestras de su capacidad para transformar los asuntos en objetos literarios. Contar es una necesidad humana que se satisface mediante el lenguaje, en su función narrativa. Contar es comunicar, es compartir con los demás lo que se siente, se vive o se sueña. Pero cada texto, en este caso, no es solamente un argumento o una historia, es una exposición de ideas, de visiones personales y, en algunos casos, una crítica o denuncia de conductas o situaciones que necesitan ser expuestas.

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a autora, gracias a su profesión y experiencia docente, conoce su idioma y lo maneja apropiadamente para ofrecernos una buena prosa, la cual, a veces, se impregna de su delicada sensibilidad y adquiere rasgos poéticos. Además, los textos se nutren de sus conocimientos teóricos y de sus lecturas de diversos autores correspondientes a los distintos períodos literarios. Por eso, la intertextualidad constituye uno de los recursos, y a este se suma la nota humorística, rasgo propio de la narrativa guatemalteca y que uno esperaría

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normalmente en un narrador, pero la autora se apropia de este recurso, se concede la libertad de usarlo y causa nuestra sorpresa o nuestra sonrisa cómplice. Los lectores de La ruta de Don Quijote tendrán no solamente entretenimiento, sino las vivencias de los varios personajes y sus historias, lo cual, un seguramente, será enriquecimiento personal. Gracias a Violeta por compartir con nosotros el resultado de su oficio narrativo. Violeta de León Benítez Nació en la ciudad de Guatemala. Licenciada y maestra en Letras (Universidad de San Carlos de Guatemala) y doctora en Educación (Universidad De La Salle de Costa Rica). Ha ejercido la docencia en la Escuela Nacional de Arte Dramático y en el Instituto Guatemalteco Americano, IGA. Asimismo, en las universidades Del Valle, Francisco Marroquín y Universidad de San Carlos de Guatemala, donde laboró durante muchos años, en los cuales su vocación docente fue premiada con diversos reconocimientos. Entre otras distinciones, fue galardonada con la medalla “Humanista Distinguida” del Colegio Profesional de Humanidades; el Ministerio de Cultura y Deportes le otorgó reconocimiento como Maestra Distinguida. Ha obtenido varios premios literarios, entre los que destacan el Premio Único Centroamericano, rama Cuento Infantil, del Certamen Permanente “15 de Septiembre”,


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Ministerio de Cultura y Premio Único Centroamericano y del Caribe, rama Cuento, Juegos Florales de Mazatenango. En el certamen de narrativa breve “Mi ciudad en 100 palabras”, organizado por la Municipalidad de Guatemala, obtuvo Tercer Lugar y Mención Honorífica. En los Juegos Florales de Santa Lucía ganó el primer lugar del certamen de cuento, con su trabajo Faltaba una muñeca. Ha participado como jurado en certámenes literarios del país, especialmente destaca su participación en el certamen de cuento, de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango en 1983. Pertenece a la Asociación “Enrique Gómez Carrillo” Algunas publicaciones de la autora: Cuentos para niños: • Mis mascotas, Ministerio de Cultura, Guatemala, 1998 • Clarivigilia primaveral, versión para niños de la obra de Miguel Ángel Asturias, Ministerio de Cultura, Guatemala, 2000 • Trampas, Dibujando poesía, Ministerio de Cultura de Guatemala • El patio de mi casa, Comunidad de

escritores, Editorial Noj • El secreto del príncipe Diez Conejos, Portafolio E, Editorial Santillana • Trampas, Tobogán, libro de lectura, Editorial Norma Cuentos • Yolanda, Revista Algarero, Ministerio de Cultura • Psicoterapeuta, Antología La grandeza de lo breve, Narrativa corta contemporánea, Centro Toluqueño de Escritores, Instituto Mexiquense de Cultura. • La ruta de Don Quijote, Revista Humanidades, Universidad de San Carlos Investigación • La educación teatral en Guatemala, Iberoamérica, escenario de dos mundos, Ministerio de Cultura de España, 1992 • Situación actual de las investigaciones sobre el tema indígena en Guatemala, Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo CIDI, Bogotá, 1986.

Día del Padre

— ¿Vos sos el jefe? — Sí, yo soy. —¿Cuántos años tenés? —Veinte, veinte años tengo.

—Estás patojo para ser el jefe. —¡Je! Tal vez por la experiencia, chispudo que es uno. — ¿Y este niño, tu sobrino? —No, mío; mi hijo. Solo a él tengo. —¡Ah, el primero! —Sí, el primero. Dice que quiere ser como yo, grueso. ¿Verdad, mijo, que vos querés ser grueso como yo cuando seas grande? Decí que sí. —Chi. —Por él le pongo ganas yo a esto, para tener algo qué dejarle a mi patojo. Vos vas a ser el jefe, mijo, para eso te estoy enseñando el oficio, para dejarte algo. El reportero retira el micrófono sin saber qué más decir. Más bien, como yo, cree que todo está dicho. No hay palabras. No sé si cambiar el canal, apagar la televisión o llorar. Frente a mis ojos se diluye la imagen del jefe de la pandilla. Ya lo dejó claro: tiene veinte años, es el jefe y también tiene un pequeño niño que no supera los tres añitos. También dejó claro que el niño quiere ser igual a él, pandillero y jefe. El inocente se mueve con dificultad entre las piernas del padre. La cámara solo ha enfocado el pantalón de lona azul y los tenis de marca. Seguramente el hombre aceptó la entrevista, con la condición de no mostrar el rostro tatuado. Tiene experiencia, lo afirma con orgullo. ¿Cuántos crímenes? Es chispudo… para

el sicariato, la extorsión, manejo de armas blancas y armas de fuego. Pero es el día del padre y él tiene un hijo. Celebremos, pues.

Como los árboles

Son casi las cinco de la tarde. Un jadeo casi imperceptible y el leve estertor que recorre su cuerpo. Después de dos horas de afanes, de pronto se detiene y observa a su alrededor. Ahora lo entiende: en su infinita ingenuidad, lo han sometido a un juego vil del cual no hay escapatoria. Sí, ahora comprende el significado de la parafernalia inicial, la algarabía, los terciopelos y el color carmesí de la tarde. Un juego de todos contra uno. Todavía hace algunos intentos. Avanza hacia adelante lentamente. Ataca. Casi no puede detenerse. Escucha el griterío que viene de todas partes. Tambalea. Siente un ardor que le quema. En ningún momento baja la cabeza. Con la mirada casi turbia, observa al hombrecillo sobreactuado, ridículamente vestido. Junto al hombre, otros igualmente ataviados con telas brillantes, lo miran en actitud amenazante. Cinco en punto. Lo único que alcanza a distinguir es el rostro sonriente del sujeto que camina con paso afectado hacia él. Cierra los ojos, respira profundamente. Hace un enorme esfuerzo por no caer. Él, hermoso toro de lidia yace de pie, muere de pie, como los árboles.


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Cuentoe´ palo Maco Luna Escritor

Era el veintiocho de octubre por la noche. Con marimba de instrumentos descendimos por la rampa de cemento y entramos al patio principal. El cielo presagiaba tormenta, o por lo menos, lluvia recia. Nos instalamos en un cuartito sellado con ventana ciega. La gente que se encontraba en la casa daba señales de haber chupado desde el mediodía. Claro que esto no nos importó para aceptar el compromiso de amenizar la ocasión.

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espués de arrastrar algunos muebles, los instrumentos quedaron puestos para sonar la música tradicional de nuestro pueblo. Ya a las ocho y veintitrés, la clientela sudaba alcohol por todos lados. Los hombres parecían mujeres y las mujeres parecían hombres. Contorsionaban el sexo indefinido a la caricia del hormigo, excitaban los híbridos al compás del blues, las cumbias, los corridos, el seis por ocho y al son de nuestras costumbres. Un muchacho zangoloteaba a un cuerpo de cabello corto, minúscula falda negra apretada y bocota carnosa. Lo que fuera le enroscaba los brazos con sobijeo y el patojo, ya borracho, le pasaba la lengua en el cuello, en las orejas, le chupaba el sudor del pabellón. Lo muy pedo no dejaba que el chavo se percatara que el feminoide, revestido de deseo, cerraba las pestañas postizas. En el intermedio de las tandas, yo salía al patio para recibir el fresco nocturno y allí observaba la variedad de seres raros, como extraterrestres, enanos, lesbianos, apestosos a perfumes dulzones y penetrantes. Una habitación plateada me jaló el ojo, el interior de la recámara resplandecía de un rojo vivo y, decidido entré… Compermiso, ¿puedo pasar? Sí claro, estás en tu casa me contestó el mero dueño del festeje. Llamábase Erika, más conocida como la

Cuqui, ella era un marica de vaso mayor en el centro espiritista. Precisamente hoy, la Cuqui le celebraba su día a San Simón. Oí tus cuetes, Tomate tu trago cabrón. Bailá tu marimba, Que estamos contentos patrón. Me senté y contemplé el altar…siete gradas doradas repletas de flores naturales y de plástico, veladoras de las siete potencias y de potencia normal, comida guaro y cigarros; era el camino del trono mayor. ¡Él estaba allí! Un traje gris de casimir inglés y un sombrero de fieltro oscuro cubrían el cuerpo del muñeco. En una mano sostenía media docena de puros, mientras que la otra se apoyaba sobre un bastón de madera bien tallado. El bigotón oscurecía sus labios y de los negros ojos salía un frío mirar de maniquí. Le busqué los pies y un par de zapatitos de charol salieron a mi encuentro gritando que la camisa y la corbata estaban a la última moda. La gente, postrada de rodillas, se tragaba los octavos hasta ver a Dios. Parecía mentira que la figurilla produjera tal sincretismo entre lo pagano, cristiano, mundano y culto al año. Me quedé pensando un rato en el resplandor púrpura del altar y salí presuroso a seguir tocando la pasión, según el japi berdey.


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POESÍA Karla Olascoaga Escritora

Felicidad Para Rodrigo, 23 años después. Después de tanta búsqueda vana de tanto fingir alegría de tanta gratitud a amores mezquinos después de afrontar las soledades de fabricar soles de mentira de tanta palabra y gesto después de tanta vida y de tanta confusión medianera Después de tanto desatino después del miedo, del vacío después de las circunstancias de mi ausencia en tus silencios, en tus dudas después de mis faltas, mis letanías… Después de tantos perdones obligados después del dolor acumulado de tanto rencor innecesario de tanto portazo en las narices de tantos errores irreparables de tanta deuda de tiempo arrebatado Después de pertenecer al sinsentido de tanto alzar la voz en el silencio

después de ti, hijo, la felicidad existe y se oculta en tus ojos profundos, en tu esencia cálida, y en esa hermosa sonrisa, alquimia perfecta del amor humano. Asentándome Pensamientos oscuros me invaden y pugnan por salir como aguaceros. Esta vez los convoco ante mí e inmisericorde, contemplo sus contornos, puedo observarlos, tocarlos y decirles adiós con esa serenidad que poco me ha acompañado en esta vida. Voy preparando un viaje el más corto y más difícil, el viaje hacia esa luz que todos nombran y nadie conoce. Voy asentándome, acomodando las alas cansadas para volar.

En pausa Sentada en pausa veo a cada quien cargando su lastre su historia a cuestas o su esperanza muerta Sentada veo el sorteo sin premios, la vida confusa y a veces dulce Sentada yo también escondo mi lastre mi block de hojas arrancadas yo también uso antifaces de colores y cargo mi cruz junto a esa risa que espanta pesadillas Sentada en reposo veo a través del prisma una verdad a medias una mentira un sueño, una nada.


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Oración para Jorge Catalina Barrios y Barrios Escritora

Cada Azahar es un nido, Adentro Hay un lucero dormido (Francisco Méndez)

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o es posible dejarte en el camino de la vida, pero llevaste los volcanes de la patria entre los ojos, las olas del mar, juguetonas de espuma, entre las manos. El eco de tu voz quedó enredado en las ramas de un naranjo y el recuerdo de tus pasos profanan el silencio de mi casa. Tus palabras vibran como ecos en las altas cumbres de tu tierra. Tu lenguaje suena en el murmullo del viento lejano. Tu estatura ocupa las sombras de la noche. Tu figura se dibuja en el agua de los ríos que mojaron tus pies algunas veces. Las letras de tu nombre se limpian con el viento porque sangran en los ojos que las miran a distancia. Acaso vuelvas en las risas de quienes supieron de tus ingenuidades. Acaso vuelvas en los días de luz que iluminó tu frente. Acaso estés presente en fechas de calendarios rotos. Acaso vibres en los labios que te nombran o en el lente de alguna cámara indiscreta. Tu nombre está, seguramente,

en letras en tu firma, cierto, auténtico pero inerte, aunque pueda sonar si alguien te llama, pero quedo, como si no quisiera despertarte, porque, supuestamente, estás dormido, como suelen pensar los que saben que vives en un sueño, como queriendo romper las mentiras de tu ausencia, para resucitarte en diálogos de parientes. Esto y tanto más, amigo, así decían ellos en el frío azul junto a la luna que llenó de luz tu infancia. Pero sabes todo pasó, lo bueno es haberte visto, conocerte, más años de lo imprevisto y que ahora ya no sufres, amigo de las nubes, de los cantos de los ángeles o de los santos y que puedes ser un rayo de luz que nos alumbre en la oscuridad de nuestras dudas, superadas por ti, al cruzar algunos mares que todavía no hemos visto. El tiempo detiene angustias y dolores. Los días van pasando, silenciosos, como si rezaran letanías de paz y de concordia, de obediencia y conformidad. No es posible definir la distancia entre lejanía y ausencia. Las ideas encontradas, aunque estudiadas por sabios y pensadores, siempre vuelven a la ignorancia de un mundo invisible, a la nada, como estrellas fugaces perdidas en el infinito o como el agua que se escapa entre los dedos, ya no podemos recogerla. Imposible.


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Santa Lucía Cotzumalguapa

PREMIAN A GANADORES DEL CERTAMEN NACIONAL DE POESÍA CLÁSICA “La Fraternidad Socio-cultural Luciana” de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, con la finalidad de impulsar en los nuevos escritores el gusto por la poesía clásica y para dar a conocer a muchos autores que por las limitaciones de nuestro medio se ven privados de la posibilidad de publicar sus obras, convocó el pasado mes de agosto a los escritores guatemaltecos a participar en el Certamen Nacional de Poesía Clásica.

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e acuerdo con lo informado por el profesor, periodista y poeta, Carlos Barranco, este certamen se origina con el propósito de promover en la sociedad, especialmente en la juventud, la recuperación del gusto y el cultivo de la cultura letrada, que ha venido a menos por la facilidad con que actualmente se tiene acceso a variada información (y mucha desinformación) a través de la llamada “cultura digital”; al mismo tiempo incentivar a los escritores nacionales en el cultivo de las más bellas expresiones literarias. Barranco calificó el evento como exitoso tomando en cuenta el número de escritores participantes, ya que el cultivo de la literatura ha venido decayendo en nuestras sociedades, y también porque haciendo acopio de las libertades literarias que proliferan en la actualidad, muchos de los poetas y escritores cultivan con mayor asiduidad el “versolibrismo”, la “poesía contemporánea” (aquella que no se ajusta a ritmos, rimas, métricas, asonancias o consonancias) y por eso, aunque en el país hay gran cantidad de escritores de poesía, son relativamente pocos los que aún

acostumbran escribir sus bellísimas figuras retóricas ajustándose a las características preceptivas mencionadas. El profesor Barranco explicó que este es el primer año que se realiza este certamen por lo que debe considerarse único en Guatemala, ya que con anterioridad en la misma fecha se convocaba al Festival Nacional del Soneto. Finalmente dijo que el evento es financiado con aportes de todos los asociados a la Fraternidad Sociocultural Luciana, así como por gente del pueblo que confía en su trabajo cultural.

foto la hora:

El profesor y periodista Carlos Barranco en uso de la palabra durante la premiación de los poetas ganadores.

Poetas galardonados: A los poetas ganadores se les entregó un diploma de honor al mérito, una medalla y un premio en efectivo. El primer lugar fue conferido a la obra: La Poesía cuya autoría es de José Pablo Bejarano Paredes, de Ciudad Vieja, Sacatepéquez; el segundo lugar fue para la obra “Espinelas en clave de amor para mi patria” de Saúl Rubí Marroquín Ramírez de la aldea San José, Jalapa, Jalapa y el tercer premio para la obra “Sonetos de cariño para mi madre” de Alfredo Morán Aguilar de Santa Lucía Cotzumalguapa.


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GuatePhoto Miguel Flores Castellanos Doctor en Artes y Letras

El gran escaparate para la fotografía en Guatemala tuvo lugar la semana pasada, una presencia fugaz de cinco días. Diversas exposiciones, conferencias y talleres se presentaron en diferente tipo de espacios, desde galerías, sitios habilitados, muros circundantes, hasta estacionamientos. La “fiesta” (sic) de la imagen se entrelazó con los viandantes, la mayoría de los nuevos vecinos de los edificios de apartamentos, estudiantes de una universidad que quiere seguir los principios de Leonardo y la fanaticada de la Fototeca, gente “cool”. Eso sí, los habitantes tradicionales de la zona 4, refugiados en sus casas, un fenómeno similar al antigüeño.

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lgo que es evidente es la trascendencia de la fotografía gracias a las nuevas tecnologías. Desde una pequeña imagen, grandes formatos mostrados sobre paredes de construcciones aledañas hasta llegar a exhibir una impresión sobre el lateral del edificio OEG, sede de la Fototeca. Considerando la imagen, es difícil centrarse en autores tan diversos. Desde los jóvenes egresados de la Fototeca hasta autores consagrados. La mirada curatorial se percibe homogénea, especialmente en los más jóvenes. Pocos riesgos para desacralizar la imagen, una línea modernista centrada en el sujeto con nuevos aparatos y formas de impresión. Algunos hablan de momento de transición importante, sin embargo más parece el empoderamiento de un grupo que puede hacer un festival como éste. Pocas organizaciones pueden montar un tinglado como el que vivió la zona cuatro la semana pasada. Coincido con Rosina Cazali en que vivimos la era de la posfotografia, donde los significados y cómo expresarlos valen más que una buena técnica. El libro publicado en esta ocasión Lenguajes de luz: dos siglos de fotografía en Guatemala, 1844 – 2018

Vista panorámica de la inauguración de GuatePhoto 2018, Galería La Erre (2018) Eny Roland Hernández Javier.

es una publicación ambiciosa. ¿Cómo abordar la historia de la fotografía en Guatemala sin un archivo de consulta? Solo se tiene el archivo del Centro de Investigaciones de Mesoamérica (CIRMA). ¿Cómo hablar de coleccionismo fotográfico si no existen cifras de ventas reales en los distintos centros de distribución y venta en casa? Nombrar colecciones de cuates no basta. Aunque algo es algo. Un punto de partida más amplio a lo realizado ya por CIRMA. A más de uno de los autores bien les caería un curso de elaboración del textos, ya que hay ideas de otros autores que no citan. Por otro lado, hacer un listado de fotógrafos para lo que es la producción fotográfica guatemalteca es faltar a la verdad. A continuación, se transcribe parte de un ensayo de Jorge Carrión publicado en noviembre de 2016 en el New York Times. Su lectura me parece apropiada al Carlos Aguilar, ganador del primer lugar del Certamen Nacional de Fotografía Luis González-Palma. Fotografía de Ingrid Reyes para Prensa Libre.

último Guatephoto: “‘No asistimos al nacimiento de una técnica, sino a la transmutación de unos valores’, escribe Fontcuberta en La furia de las imágenes: ‘No presenciamos por tanto la invención de un procedimiento sino la desinvención de una cultura: el desmantelamiento de la visualidad que la fotografía ha implantado de forma hegemónica durante un siglo y medio’. Por eso ya no podemos hablar de fotografía. Porque la fotografía digital no es lo mismo que la fotografía analógica: ni técnicamente (como mecánica de la luz, como proceso de revelado, como impresión) ni conceptualmente (como materia, como espera, como ejercicio y depósito de memoria). La fotografía ha muerto, viva la posfotografía. Porque, a diferencia del e-book, que al parecer convivirá durante mucho tiempo con el libro en papel, las imágenes digitales han desterrado rápidamente la fotografía material al gueto de lo minoritario. En su libro anterior, La cámara de Pandora (Gustavo Gili, 2011), Fontcuberta ya había dicho que ‘las fotografías analógicas tienden a significar fenómenos’ mientras que “las digitales, conceptos”. Y que ya no hablamos de ‘revelar’ las imágenes, sino de ‘abrirlas’. Que la fotografía ya no es sinónimo de memoria, sino de grito, de reafirmación, de tiempo real, de presente. Lejos de llevarse las manos a la cabeza y lamentarse, pero sin ceder irreflexivamente a los cantos de sirenas de la integración (…). ‘Sobre el papel del artista: ya no se trata de producir ‘obras’ sino de prescribir sentidos. Y el último también lo es: ‘Sobre la política del arte: no rendirse ni al glamour ni al mercado para inscribirse en la acción de agitar conciencias’”. Por ello el creador se hibrida con el curador, el coleccionista, el investigador, el profesor, el teórico, el activista: el prescriptor que ensaya. Que prueba, que innova, que se equivoca, que al fin acierta, aunque sea solamente en el cerebro de algunos espectadores, de algunos lectores. Si es que no somos ya la misma cosa”.


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