Cultural 28-09-2018

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 28 de septiembre de 2018

gombrowicz


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PRESENTACIÓN

N

o nos interesan los creadores de la literatura por esnobismo o por juego diletante, como si fuéramos una suerte de aventureros intelectuales sin norte. La escritura es para nosotros en La Hora, una opción que nos abre al mundo y nos permite distanciarnos de cualquier fundamentalismo que impide el pensamiento libre. Por esa razón, contribuciones como la de Jorge Carro, que con frecuencia nos presenta autores, son recibidas con beneplácito sabiendo que el conocimiento de esas personalidades superiores relaja nuestra tendencia al pensamiento único. Ellos, con sus propuestas, nos obligan a pensar para tomar conciencia de la complejidad de una realidad a menudo cambiante. El mismo discurso aplica para los demás textos de nuestra edición Roberto Samayoa, por ejemplo, con “Ciento veinte alas abiertas”, nos hace reflexionar en nuestra percepción del cuerpo y más allá de ello a la perversión de nuestros conceptos de lo masculino. Con el tiempo, si bien es cierto, se ha convertido en un tópico cada vez más conocido, la asunción de esas ideas todavía cae en el horizonte de lo deseable. Le recomendamos, por último, las propuestas literarias y ensayísticas de nuestros demás autores. Estamos seguros que gozarán de su aprobación y abrirán espacios de pensamiento. Siempre es un gusto saludarlo en espera de conectar con sus preferencias y alto paladar intelectual y cultural. Hasta la próxima.

es una publicación de:

ROBERTO ALTAN

JESUS RíOS

NESTOR CARDONA

FREDY PADILLA

EMERZON MOLINA

Gombrowicz y su Teatro de la Crueldad Jorge Carro Director de la Red de Bibliotecas Landivarianas/Presidente de la Asociación Enrique Gómez Carrillo

Leyendo a Susana Cella en el suplemento “Radar Libros” del periódico argentino “Página 12”, recordé que en alguna ocasión, en el Café “La Puerto Rico” de la calle Alsina al 400, Witold Gombrowicz nos confesó a un grupo de amigos que no le atraía el teatro; ahora gracias a Cella me di por enterado que fue al teatro una sola vez a ver una puesta de Shakespeare.

Y

tanto me llamó la atención que acudí a la edición del “Teatro completo de Witold Gombrowicz” que “El Cuenco de Plata” acaba de publicar en agosto pasado bajo la Cruz del Sur, y que incluye “Yvonne, princesa de Borgoña”, “El casamiento” y “Opereta” en traducción de Bożena Zaboklicka, Pau Freixa, Witold Gombrowicz y Alejandro Rússovich, después de un sesudo prólogo de Bożena Zaboklicka y Pau Freixa, aunque yo prefiero las palabras de Rita, la compañera de Witold: “A la vez fascinado y asqueado por la forma teatral, a la que calificaba de ‘pérfida, repugnante, incómoda, rígida y obsoleta’, Wutold Gombrowicz escribió sin embargo tres obras de teatro en fechas de cambios esenciales en su vida: Varsovia, 1938: Yvonne, princesa de Borgoña, su primera obra escrita después de los relatos de Memorias del tiempo de la inmadurez, parodia shakespeareana que contiene ya su obsesión por la ‘anarquía ilimitada de la forma’.

Buenos Aires, 1948: E l casamiento, su Missa solemnis de la iglesia interhumana, texto fundador de su regreso a la literatura después de la guerra. Vence, 1966: Opereta, su última obra, culminación estilizada de sus temas capitales de la forma y la inmadurez. “¡Bienvenida seas, oh, desnudez, eternamente joven! ¡Oh, desnudez, eternamente joven, bienvenida!”.

Susana Cella nos recuerda que “las cuatro piezas teatrales no son realistas, por el contrario, las situaciones son inverosímiles o disparatadas, hay caricaturizaciones. ironías y cierta cualidad grotesca sobre un transfondo cruel y despiadado, por tanto, no se trata de comedias, no hay finales felices ni soluciones de los conflictos, más bien constataciones amargas de una realidad inmodificable y ecos que resuenan como


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clamores desesperados o resignados”. Antes de su exilio en Argentina, Witold escribió “Yvonne…” su primera obra dramática, quizá iniciada en 1933 –el mismo año en que mi madre me paría en Buenos Aires– y simultánea a dos novelas cortas “Philidor doublé d´enfant” y “Philibert doublé d´enfant” que fueron incorporadas a “Ferdydurke”, en 1935. Yvonne es una dama fea, desagradable que casi no habla y “cuya presencia – nos dice Susana Cella -va a trastocar lo que tanto se afanan los monarcas en preservar: las formalidades. Cuando el príncipe, contrariando toda esperable perspectiva de propuesta matrimonial, la elige, parece una broma al principio pero va adquiriendo seriedad. La tensión entre ‘mantener las formas’, reiterada en los Parlamentos, se contrasta con momentos en donde asoman verdades ocultas hasta el deseo de eliminar a la discordante. El crimen se torna válido si se hace, como

dice el rey: ‘con altivez, desde arriba, se puede hacer de todo: cualquier estupidez, ni que sea la más estúpida, tanto incluso que nadie se atreva a sospechar nada’. Y nada es sospechoso, nada impide que se mantenga el orden establecido que todos van a acatar, incluso el príncipe cuyos desafíos desataron el generalizado conflicto”. Después de “Ferdydurke”, Gombrowicz escribió obviamente en polaco “El casamiento”, en 1947 la cual fue publicada al año siguiente de la edición argentina de la estupenda e inolvidable “Ferdydurke”. Witold escribió en el prefacio para la edición argentina: “En tanto que otros dramas pretenden encontrar la forma más perfecta para tal o cual conflicto de ideas, sentimientos, personajes, este se ocupa de nuestro conflicto con la Forma misma... No sólo el héroe de este drama, sino también su autor, yo mismo, estamos aquí sujetos a este proceso de formación continua y las terribles amenazas de la Estupidez y de la Ridiculez, de lo Falso y lo Inauténtico no se ciernen solo sobre la cabeza de Enrique” (el protagonista de “El casamiento”). Enrique –el protagonista de “El casamiento”– convierte a su padre en rey y le pide que le permita casarse con María, su deshonrada novia. Más tarde Enrique se proclama rey y quiere casarse a sí mismo. “El casamiento” es un drama familiar donde los recuerdos son frases desvalorizadas y lo que se percibe es la ambición de poder y la relación padre-hijo deviene en violentos actos aguijoneados por intrigantes traidores. “Lo que se desea, lo que se sueña y lo que acontece muestran un estado de cosas inestable y caótico”, como lo señala Susana Cella, ya que “el tema de la guerra, su huella en los vínculos familiares y amorosos, en la vida en su conjunto, se encuentran tanto en esta pieza teatral como en la novela Pornografía”. Gombrowicz, según parece, había comenzado a escribir “Historia” en 1951 y terminó “Opereta” en 1966. Por lo que “Historia” quedó inconclusa. Pero aunque somos muchos la que la relacionamos con “Opereta”, hay notables diferencias. Por ejemplo en “Opereta” varios personajes son figuras históricas: el Zar Nicolás II, el Emperador Guillermo II, el líder nacionalista Jósef Pilsudski, además se habla también de Hitler y Stalin, y es muy propio para los que tuvimos la dicha de haberlo conocido, que el protagonista sea el propio Witold quien va a dialogar con los monarcas y a discutir con Pilsudski.

Los monólogos de Witold son extensos, así como sus reintervenciones ante las autoridades. La edición de “La Cuenca de Plata”, ofrece la posibilidad de leer la obra teatral

completa del autor de “Ferdydurke”, así como la ventaja de la traducción directa de un idioma que Witold Gombrowicz usó como “frontera” durante sus veinticuatro años argentinos.

“La Puerto Rico” el porteño café donde Gombrowicz supo concurrir, como el del cine Gran Rex para jugar al ajedrez.


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Ciento veinte alas abiertas Roberto M. Samayoa Ochoa Coordinador de Género e Inclusión Social Asociación PASMO

El cuerpo, es el primer territorio del cual las personas debieran apropiarse. Este enfoque ha sido, durante muchos años, una de las principales luchas y propuestas del movimiento feminista, ya que no es un secreto que el cuerpo de las mujeres, a lo largo de la historia, ha sido botín de guerra, campo de batalla y escenario de violaciones y expropiaciones. Las mujeres han visto cómo, los hombres, han objetivado o cosificado sus cuerpos incluso, hasta el día de hoy, cuando millones de mujeres todavía no pueden decidir sobre su disfrute sexual, sobre su salud reproductiva o sobre ejercer, o no, la maternidad.

E

n el caso de los hombres, el cuerpo ha sido arma de guerra y ha servido para ganar territorios y para ejercer dominación y sometimiento, especialmente, sobre los más débiles y las mujeres. Así, no es extraño observar que casi todas las culturas desarrolladas desde el patriarcado tienen héroes de guerra. Aunque es cierto que en la vida real todos tuvieron características distintas, salvo algunas excepciones todos han sido adoptados por el imaginario del patriarcado. De esta cuenta y bajo la égida del imaginario patriarcal, el héroe de guerra debe tener: pectorales prominentes, músculos en brazos y piernas y mirada penetrante -no puede ser de otra forma, si es patriarcal, debe penetrar-. Siempre que la historia esté contada por el vencedor, la narrativa patriarcal y la de sus héroes incluyen entre su acervo, victorias ganadas en luchas sobrenaturales con enemigos inimaginables o desconocidos. Esto es una

constante en la historia local y en la de muchos lugares del globo. Así, no es casual ver colocados en monumentos y glorietas, el “cuerpo deseable” de un héroe de guerra. Tecún Umán, por ejemplo, con su cuerpo halterofílico aparece casi siempre retador en varias plazas del país. La relación que el hombre construye con su cuerpo es dicotómica. Socialmente está permitido el autodescubrimiento erótico y la autocomplacencia, a pesar de las restricciones que la moral cristiana tiene al respecto, aunque ya desde el bíblico Edén se sabe que puede más la curiosidad que el temor al castigo. Sin embargo, también la sociedad enseña que los hombres deben tener, en lugar de cuerpo, una coraza, dura e impenetrable. Los mandatos sociales: eres fuerte, nada te duele, no puedes llorar, complementan esa dicotomía y hacen que los hombres desarrollen una relación de amor –odio con su propio cuerpo. Por ello, lo que debiera ser más cercano y más cuidado, resulta ser lo más lejano y extraño para los hombres: el cuerpo. Su cuerpo. Su territorio. Siendo así, esa distancia y desconocimiento respecto de sus cuerpos, contribuya a explicar por qué los hombres

enferman y mueren prematuramente por causas prevenibles: accidentes cardiovasculares, accidentes de tránsito y adicciones relacionadas con un mal manejo emocional. Por otro lado, es oportuno recordar que las niñas y los niños cuando nacen lo hacen sin prejuicios en cuanto a sí mismos y en cuanto a

los demás, pero a lo largo de la vida se aprenden y se asumen comportamientos que construyen y liberan y también otros que atan y destruyen, en esa relación con su propio cuerpo. Así, en el contexto guatemalteco se aprende, por lo general, que el contacto físico entre hombres debe ser mínimo y casi inexistente. Las caricias positivas de las que habla Claude Steiner son permitidas solo hacia uno mismo, pero no hacia otros hombres; entendiendo como caricia positiva una manifestación de empatía o afecto que puede ser física o verbal. Es probable, entonces, que en el entorno familiar las muestras de afecto hacia y desde los niños estén permitidas, pero con la llegada la adolescencia éstas disminuyen, o desaparecen, por temor al rechazo social. En el lenguaje y diálogo cotidiano nos encontramos con frases dichas por padres o familiares cercanos que construyen una barrera en la cual desarrollar el contacto, la caricia física y la ternura quedan arrumbadas en el rincón de las arañas. ¿Le suenan familiares estas frases?: “A partir de ahora solo me das la mano, ya no me vas a besar” o “solo podes besar a tus primas pero no a tus primos”. Las consecuencias son fatales: hombres que posteriormente no saben acariciar, que no establecen relaciones de respeto y ternura con hijas e hijos y hombres que no pueden identificar las propias señales de alerta en su cuerpo. De esta cuenta, un cuerpo grande y musculoso se convierte en coraza. No obstante lo anterior, hay experiencias que invitan a ser optimistas y que reflejan que una nueva relación de los hombres con sus propios cuerpos es posible. Al respecto, Mynor Figueroa, participante del proceso de formación en masculinidades de Asociación PASMO indica que: “algunas personas creen que porque


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somos altos y musculosos somos superiores a los demás, y esto no es así”. Esta afirmación implica el reconocimiento que la masculinidad no responde solamente a patrones fisiológicos. La relación que los hombres construyen con su cuerpo está marcada por aprendizajes de lejanía y extrañeza de lo que debería ser más íntimo y cercano: su piel, su cuerpo y sus movimientos. El patriarcado más extremo afirma que los hombres no pueden tocarse si no es bruscamente: una palmada, un manotazo, una mirada que rehúye o que se manifiesta retadora es lo común. Descubrir el cuerpo y tocarse con delicadeza es una tarea difícil que implica, a veces, revivir episodios de violencia de la historia personal. Con el conocimiento de esta situación, pero también de que esto es un aprendizaje modificable, durante más de un año, 75 adolescentes y jóvenes de Guatemala, Huehuetenango, Quiché y Totonicapán participaron en un proceso de formación en masculinidades, equidad de género y prevención de violencia. El proceso fue culminado por sesenta hombres quienes fueron fotografiados por Daniel Hernández Salazar en talleres de exploración corporal de sí mismos y de sus compañeros. Las imágenes captadas por Hernández Salazar dan vida a la exposición “Voladores” la cual documenta ese proceso de encuentro y descubrimiento, respecto al cual algunos de los participantes, como Aarón Castillo, se refirieron de esta manera: “Conocer de mi cuerpo también me ha ayudado a ser más seguro de mí mismo”. Por su parte, Roberto Chales indicó: “En la vida no se trata de ser el más grande en ego y maldad con los demás, sino de ser

Crédito de fotos: Daniel Hernández - Salazar / PASMO.

comprensivo y sensible”. De los 60 hombres participantes que concluyeron el proceso de formación en masculinidades, doce de ellos fueron más allá y aceptaron la invitación para escenificar la presentación de danza contemporánea “Tz’ikin, pájaro en libertad”, bajo la dirección de Josué Castro y la musicalización de Libertad Sáenz. Sin experiencia previa en danza, estos jóvenes se animaron a compartir en el escenario el descubrimiento de su cuerpo, sus formas, movimientos, flexibilidad, elasticidad y encuentro

con los cuerpos de otros hombres sin sexualizarlo, hacer contacto, acariciarse y atreverse a romper las fronteras imaginarias de cercanía y contacto. Hacer este proceso ha sido un parteaguas para los participantes. Para Juan Carlos Ajiataz, la puesta en escena le ha significado tratar de “expresar que todos somos libres y expresar los sentimientos”. Mientras que César Augusto Gutiérrez señala la importancia de que “los hombres no se crean rudos ni territoriales y entiendan que el ser hombre no significa golpear a los demás ni marcar territorio”.

Romper armaduras, liberar alas, abrir ventanas y dejar que los hombres vuelen expresando lo que sienten es un acto disruptivo contra el patriarcado. Hacen falta más alas, más flexibilidad, más ternura, más empatía y más sentimiento. Hace falta volar para disfrutar la libertad porque “un pájaro enjaulado piensa que volar es una enfermedad”. Sesenta hombres han alzado el vuelo, son ciento veinte alas abiertas a la libertad y a la vivencia de una masculinidad que respeta y promueve la equidad de género.


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Cuando Papaíto cumplió ochenta años de edad, en consejo de familia decidimos que ya no era conveniente que manejara el carro. Es que desde hacía algún tiempo se le habían comenzado a olvidar las cosas. Dejaba perdidas sus llaves, sus cigarros, su gorra para el frío y en fin, pasábamos días enteros buscando los objetos que él perdía. Y lo peor era que no solo se le olvidaba dónde los había dejado, sino que comenzaba a echarnos la culpa por nuestra falta de cuidado.

C

Víctor Muñoz Premio Nacional de Literatura

onsideramos que sería un acto de verdadera irresponsabilidad permitirle que manejara el vehículo, dadas las actuales circunstancias de su salud y a que el tráfico cada vez se pone más ingobernable. Afortunadamente ya no tenía nada que ir a hacer a la calle, por lo que cuando comenzaba con que le gustaría ir a alguna parte a comprar alguna cosa, inmediatamente le decíamos que no tuviera pena, que nosotros se la conseguiríamos. De esa cuenta manteníamos una provisión suficiente de cigarros, de fósforos, de gorras para el frío y de periódicos. Todos los días se recibían en nuestra casa las ediciones de todos los periódicos para que él se mantuviera entretenido haciendo los crucigramas y leyendo su horóscopo. Y todo estaba muy bonito, hasta que un día, precisamente leyendo el horóscopo, vio que le recomendaban salir a dar un paseo, ya que no era bueno que se mantuviera encerrado. -¿Ya vieron lo que dice mi horóscopo? -nos dijo. -Sí -le respondió la Nena-, pero en el otro diario también dice que el día es propicio para que coma bastantes frutas, así que lo más sensato es que se siente y se coma sus frutas; mire, aquí le tenemos una naranja, dos manzanas, tres bananos, una piña y dos papayas. Ahorita mismo le preparo un buen coctel para que se lo coma tranquilito. -Ah, bueno –dijo, no muy convencido, y se sentó a esperar que la Nena le preparara su coctel. Luego de que se lo hubo comido se me quedó mirando y me dijo, ve mijo, haceme el favor de traerme el otro periódico, ¿querés? Yo miré a la Nena, quien desde la puerta me dijo que no, haciéndome señales enérgicas con los dedos y con la boca. Como soy lento de pensamientos me quedé un momento sin saber qué hacer. Es que tenemos instrucciones precisas de que no hay que contradecirlo en nada. -¿No oís o te volviste sordo? ¡Que me traigás el

Papaíto automovilista periódico, te dije!

Yo me levanté y me fui a llevarle el periódico, pero la Nena, con cara de resignación ya lo traía. Me lo entregó y yo se lo di a él. -Este ya lo leí, yo quiero el otro. ¡Apúrate pues, no seas dejado! De nuevo salí, pero la Nena me estaba esperando y me dijo que no era conveniente dárselo porque iba a ver lo que decía el horóscopo y se iba a poner necio con eso de querer salir a dar su paseo. -¿Entonces qué hacemos? -le pregunté. Me dijo que me esperara porque estaba pensando. Y ahí hubiera seguido pensando si no es porque Papaíto comenzó a pedir a gritos su periódico. No hubo para dónde. Tuvimos que dárselo. -Muy bien –dijo él, mostrando una sonrisa llena de satisfacción-, éste era el que yo quería, aquí en donde dice que me recomiendan que salga a dar un paseo. -¿Sabe qué es lo que pasa, Papaíto? Que la calle está muy peligrosa, hay asaltantes por todos lados y la gente está muy irrespetuosa y abusiva… -Pues nada –dijo-, me preparan el carro que voy a salir a dar mi paseo. En vista de que no estaban ni tío Marianito ni tío Adolfo, y de que teníamos la consigna

de complacerlo en lo que quisiera, no tuvimos más que obedecer sus deseos. Papaíto se arregló para salir, se subió al carro y cuando comenzó a sacarlo del garaje le pasó raspando todo el lado derecho, le arrancó las dos manijas y el espejo retrovisor, además de haber echado a perder el portón. Luego, ya en la calle por poco mata al repartidor de pan, fue a darle un golpe a otro carro que estaba estacionado y se fue dando brincos hasta que cruzó la esquina. Y nosotros nos quedamos mirándonos las caras. -¿Ya ahora qué hacemos? -me preguntó la Nena. Yo le respondí que lo único que podíamos hacer era esperar. Y no tuvimos que esperar mucho porque sólo dio la vuelta a la manzana y ahí venía de regreso, pero atrás de él venía un señor con su carro lleno de abolladuras, persiguiéndolo e insultándolo como si se tratara de un vil delincuente. Nuestro carro venía con un farol quebrado y tenía rayones por todas partes. En cuanto Papaíto se apeó nos dijo que viéramos qué era lo que quería el señor, y tranquilamente se metió a la casa. Claro, nosotros le explicamos al señor la situación y le dijimos que le pagaríamos todos sus daños. Luego de la negociación se fue, no sin antes insultarnos groseramente y de tratarnos de irresponsables por dejar salir a la calle a un anciano inepto y senil. -Estoy contento –nos dijo Papaíto en cuanto nos vio regresar- porque fui a dar el paseo que me recomendó el horóscopo.


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EPÍSTOLA

Una carta de Steinbeck a su hijo enamorado “Querido Thom: Recibimos tu carta esta mañana. La contestaré desde mi punto de vista y, por supuesto, Elaine lo hará desde el suyo. Primero. Si estás enamorado, es algo bueno, es quizá lo mejor que puede pasarle a alguien. No dejes que nadie le quite su importancia. Segundo. Hay varios tipos de amor. Uno es egocéntrico, egoísta, malvado y utiliza el amor para darse importancia. Ese es del tipo feo y pobre. El otro es una forma de despertar todo lo bueno en ti: amabilidad y consideración y respeto, no sólo el respeto social de las convenciones, sino también la forma más grande de respeto que es el reconocimiento de otra persona como única y valiosa. El primer tipo de amor te puede enfermar y encoger y debilitar, pero el segundo despertará fuerza, valor, amabilidad e incluso sabiduría que no sabías que tenías. Dices que esto no es amorío adolescente. Si lo sientes así de profundo, por supuesto que no lo es. Pero no creo que me estuvieras preguntando qué es lo que sientes. Eso tú lo sabes mejor que nadie. Lo que quieres es que te ayude a saber qué hacer al respecto… y puedo hacerlo. Celébralo y estate alegre y agradecido. El objeto del amor es el mejor y el más hermoso. Trata de vivir a la altura de ello. Si amas a alguien -no hay daño posible en decirlo- sólo debes recordar que algunas personas son tímidas y que hay que tomar en consideración esa timidez. Las chicas suelen saber o intuir lo que sientes… pero normalmente también les gusta escucharlo. A veces ocurre que lo que sientes no es correspondido por cualquier razón, pero eso no hace tus sentimientos menos valiosos o buenos. Por último, entiendo lo que sientes porque yo también lo siento, y estoy contento de que tú también. Estaremos encantados de conocer a Susan. Será muy bienvenida. Pero Elaine hará todos los arreglos porque ella es la que sabe de eso y estará muy contenta de hacerlo. Ella también sabe de amor y tal vez ella pueda ayudarte más que yo. Y no te preocupes por perder. Cuando algo tiene que pasar, pasa. Lo importante es no apresurarse. Nada bueno se pierde. Con amor, Pa”.


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foto de sitio web.

Programa educativo MOMA.

Foto procedentes del muro de Facebook de Galería Xtra.

Vista panorámica de la exposición Ru Mujaal Ya’ / El reflejo nos habla de Manuel Chavajay en el Museo de Arte Moderno.

La marca Chavayay está en alza Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

En 1964 el impacto de las obras del movimiento del expresionismo abstracto o las inmensas pinturas de Barnett Newman, hizo que filósofo Arthur Danto acuñara el término Mundo del Arte, como todo ese aparato ideológico e interinstitucional (público y privado) entrelazado que determina qué es el arte.

E

n Guatemala puede hablarse de un mundillo del arte, ya que por diversas circunstancias, las instancias de poder, ven en la expresión artística solo un pasatiempo y objetos de decoración. No existe la crítica de arte a profundidad, ni espacios para publicarla, no se están haciendo catálogos que den cuenta de lo que sucede, menos investigaciones a profundidad sobre la situación del arte en el país, no interesan, ni convienen. Sin duda lo más visible de este mundillo son las galerías de arte, que llevan sobre sus hombros la difusión del arte visual del país, ante la nula participación del Ministerio de Cultura y Deportes. Pero hay que tener en cuenta que estas instituciones privadas de las que hay de todo tipo –unas tienen el síndrome de museo y otras el

de tienda de barrio– son empresas comerciales. Por otro lado, sus productos –la obra de arte– es un objeto que posee una doble cara: la del valor monetario y la del valor simbólico, eso hace que este tipo peculiar de bien posea valor monetario y simbólico en forma simultánea. Como producto comercial este sujeto a la oferta y la demanda. El artista queda a merced del único lugar donde su obra puede ser vista, las galerías de arte, las que a su vez tienen que hacer que sus producto adquieran plusvalía a semejanza del mercado inmobiliario. A estos espacios se deben sumar las subastas que como las locales, que sin querer queriendo distorsionan los precios finales de la obra de arte (claro a favor de obras de caridad), porque ponen a prueba hasta cuanto puede llegar a pagar un guatemalteco capitalino, por una obra de arte. En Guatemala, como decía el actor Xavier Pacho, “somos muy pocos y nos conocemos muy bien”, y las cantidades en montos dinerarios no son comparables con el mercado mexicano o colombiano, para citar ejemplos latinoamericanos cercanos. La última exposición temporal

del Museo de Arte Moderno es un ejemplo de cómo funciona el mundo del arte en el país, un acto inocente, que es en realidad una estrategia. El artista es Manuel Chavajay y el título de la muestra Ru Mujaal Ya’ / El reflejo nos habla. La exposición consta de varias pinturas en gran formato, esculturas y video. Chavajay es un artista que ha demostrado desde hace varios años tener una visión critica de la creación desde San Pedro La Laguna, en Sololá. Sus signos como el agua, los cayucos de madera y el paisaje son constantes. Todo ello ha forjado una obra sólida, portadora de su tradición cultural. El reflejo se constituye en un referente que marca su identidad y su visión de artista trasciende a los nuevos lenguajes como el video, como el que expone en el MAM. En la invitación que circuló por internet además del isotipo del Gobierno de Guatemala, aparece también el del MAM (que cambió bajo su nuevo director), la marca de una bebida espirituosa y el logotipo de la galería Xtra. El texto introductorio a la exposición de Chavajay es escrito por Renato Osoy, curador-directorcopropietario? de la galería. Este

apologético signo lingüístico desenmascara la estrategia. Exponer en un museo es el último peldaño de una carrera artística, que implicaría la elaboración de un catálogo razonado de toda la obra de la vida de un artista. El hecho de exponer en un museo, suma capital simbólico tanto al artista como a la obra de arte expuesta. El hecho es que la galería en forma intencionada utiliza el poder simbólico del Museo de Arte Moderno (aunque tenga goteras, se apolille el techo, no tenga programa educativo, carezca de curador y no tenga ni para implementos de limpieza… con todo, es lo que tenemos) para subir la plusvalía de un artista. No hay que ser experto para ver que los esfuerzos de la galería Xtra, no son solo por amor al arte, sino para incrementar el valor simbólico de las obras, que del museo podrán pasar a la venta directa con la bendición del MAM. La marca Chavayay está en alza. Lo que da vergüenza ajena es comprobar hasta donde ha llegado el Museo de Arte Moderno para poder hacer presencia en el mundo del arte en tiempos de Jimmy, al igual que en tiempos de Otto y Roxana.


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