Cultural 01-03-2019

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Hacia la interculturalidad

RaĂşl Fornet-Betancourt Guatemala, 1 de MARZo de 2019

suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.


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presentación

aúl Fornet-Betancourt es uno de los filósofos contemporáneos más importantes cuya propuesta consiste en la revisión crítica del pensamiento europeo, que juzga hegemónico, para buscar proyectos alternos que gesten posibilidades más justas y humanas entre los pueblos marginados del tercer mundo. En esta edición repasamos algunas de sus ideas ejes, expuestas en un seminario en Brasil, sintetizadas por José Manuel Fajardo Salinas, profesor de filosofía, teólogo e investigador del pensamiento latinoamericano, participante del encuentro. La revisión histórica de las ideas realizada por el cubano da cuenta de la construcción de saberes dirigidas al dominio y explotación por parte del hombre europeo que, a partir del Renacimiento en Florencia, subvierte el sistema medieval en favor de una civilización que se ha impuesto hasta ahora. Desde este horizonte, la misión de la filosofía latinoamericana debe sentar las bases de un paradigma que opere desde la renuncia al eurocentrismo para fundar una nueva realidad en favor de los pueblos explotados de América Latina. Fajardo Salinas lo resume así: “Gracias a este aprendizaje, la filosofía intercultural deberá a la vez asumir una tarea, no tanto de dar a la diversidad cultural un lugar dentro del mundo contemporáneo, sino al revés, dar al mundo contemporáneo (restituirle) todos sus lugares posibles; así, todo lugar del mundo es un mundo para un lugar. En otras palabras, no significa colocar a la diversidad cultural en un escaparate para contemplarla como lo exótico, sino, permitir al ser humano ser libre frente a la civilización hegemónica (lo cual da pie para una crítica a los límites de propuestas como el multiculturalismo, la tolerancia y el reconocimiento; son insuficientes)”. La edición contempla otros textos no menos importantes. Sugerimos, por ejemplo, el artículo de Jorge Carro, titulado “Los gatos y los escritores”, en el que relata la constante gatuna en la vida de los creadores a lo largo de la historia. Aunque el hecho parezca casual, según Carro la pasión felina obedece a virtudes reconocidas en las que los espíritus más sofisticados no han podido evitar. Antes de partir, no deje de leer los textos de Maco Luna y Miguel Flores. Estamos seguros de que serán de su interés y generarán un estímulo intelectual que dejará satisfacción íntima. Queremos ofrecerle lo mejor porque usted se lo merece. Hasta la vista y mucho ánimo en sus proyectos. Adiós.

es una publicación de:

Desafíos del mundo contemporáneo para la filosofía intercultural José Manuel Fajardo Salinas Académico e investigador UNAH

En octubre del año recién pasado y organizado por la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología, junto a la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais, tuvo lugar en Belo Horizonte, Brasil, el Simposio internacional titulado “Diálogos interreligioso e intercultural, no centenario de Raimon Panikkar”.

T

uve el inmenso gusto de tomar parte de dicho evento, y como una forma de multiplicar los beneficios académicos recibidos, me dispongo en este artículo a compartir las principales

ideas de una de las tres conferencias principales que marcaron la tónica del encuentro. Dicha conferencia estuvo a cargo del profesor doctor Raúl FornetBetancourt (Universidad de Bremen) y se desarrolló con el tema: “Desafios da interculturalidade em contextos do mundo contemporáneo”. La filosofía “intercultural” es un movimiento en el mundo académico que trata de ensayar otro modo de hacer filosofía, descentrándose del paradigma marcado por el modelo europeo, y que tiene en Fornet-Betancourt uno de sus principales adalides; como él mismo lo aclaró al inicio de la conferencia, su pretensión en esta ocasión era responder a tres preguntas: ¿Qué podemos entender bajo la expresión “mundo contemporáneo?; ¿Por qué el mundo contemporáneo es un desafío para la filosofía intercultural?; ¿Qué puede hacer la interculturalidad frente al poder adverso del mundo contemporáneo?

Procedo entonces a desarrollar las respuestas a estas preguntas, haciendo hincapié en la riqueza diagnóstica de la presentación escuchada, que como se verá, es la sección más amplia de este escrito, ya que como un galeno ante un paciente, el doctor Fornet-Betancourt, hizo una especie de auscultación cultural de la contextualidad contemporánea, señalando una serie de síntomas y signos que reflejan las dolencias que aquejan a la humanidad como conjunto, y que tal como la elemental terapéutica indica, es el paso inicial y crucial para el tratamiento adecuado que quiera recuperar la salud perdida. Iniciando entonces con la respuesta a la primera pregunta, el académico cubanoalemán, revisó la conexión existente entre la expresión “mundo contemporáneo” y lo que los antiguos latinos denominaban saeculum, o sea, el tiempo o el ahora compartido, pero remarcando el sentido de “el orden y estado de cosas” que


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arraigan en una época determinada y que la caracterizan íntimamente (que conecta a la vez con otros conceptos del mundo latino: mundus, orbis y terra). Aquí se expresó entonces una primera idea filosófica de importante peso para toda la trama discursiva siguiente: la contemporaneidad hace de sus habitantes, vecinos y prójimos del espacio tiempo que les ha tocado compartir; es más, la contemporaneidad nos “emparienta”, es un parentesco temporal y contextual. Ahora bien, con todo y este aire de familia que de hecho nos acerca, no se deduce ni el sentido ni el carácter de nuestras relaciones… ¿Por qué? Porque esta familiaridad epocal tiene un trasfondo de historicidad, dimensión clave de lo humano, que obliga a pensar en el presente con un trasfondo histórico mundano, o sea, informado por un recorrido que “ha llegado a ser presente”. Se concluye entonces, que no solo importa la presencialidad factual, sino, sobre todo, el camino por el que se ha llegado a este presente. En una palabra, somos “herederos”, independientemente de nuestro mayor o menor grado de conciencia al respecto. Sin embargo, es un dato curioso que los epítetos o las formas de denominar a este mundo contemporáneo dan a entender que hay una especie de “originalidad” o corte histórico que distingue a este presente de lo anterior, a saber: era atómica, mundo científico técnico, sociedad de consumo, sociedad del riesgo, sociedad del ocio y de las vivencias, mundo de las sensaciones, mundo post-tradicional, mundo post-post, mundo post-cristiano, mundo de la información, mundo virtual y digital, era del fin de las certezas, mundo líquido, era de la singularización, era de las comunidades elegidas, mundo del capitalismo cognitivo, etc. Cada uno de estos nombres quiere destacar desde su propio ángulo una radical novedad, y se convierten en indicadores fenomenológicos del nervio de nuestra actualidad. Ahora bien, la pregunta que surge ante esta serie de denominaciones es: ¿contienen ellas en sí mismas el fundamento del cambio o intensa novedad que proponen? O más bien, ¿el origen de su pretendida originalidad viene de otro lado? ¿No será más bien que su condición de posibilidad, tanto teórica como práctica, viene de la civilización hegemónica que nos gobierna desde hace siglos? Este cuestionamiento ataca en el fondo a una frase que se

ha vuelto un lugar común, pero que en realidad es una falacia totalmente engañosa: “nuestra época no es una época de cambios, sino un cambio de época”. Gracias al razonamiento anterior, se puede decir que, si bien estamos ante una serie de cambios evidentes, no es posible sostener que estamos ante una novedad civilizacional. Esta es la tesis que el doctor FornetBetancourt se propuso defender y para ello señaló lo opuesto: hay una línea de continuidad sostenida y fuerte que viene de atrás en sentido histórico y que tiene sus propios fundamentos. Historizar la contemporaneidad de esta manera, favorece el preguntar por la propia responsabilidad del mundo que hemos construido como humanidad y, sobre todo, si en

histórico que deriva de lo anterior es: ¿de qué es fruto nuestro mundo contemporáneo? ¿cuál es nuestro fundamento? La respuesta a ello indica que la cara actual de la contemporaneidad tiene sus raíces civilizatorias en: por un lado, el cambio de rumbo iniciado por el nominalismo de la filosofía medieval tardía, y por otro, el renacimiento italiano, concretamente de la ciudad de Florencia; en esta confluencia se colocan los pilares de lo que hoy nos afecta como civilización. Para soportar la afirmación previa, del académico lanzó siete grandes presupuestos. Como primer presupuesto, está el social-político, que tiene relación con el impacto que dicha dimensión tiene en varias áreas: la configuración del ideal de las formas

esta edificación compartida no nos habremos equivocado. Llegar a esta pregunta con seriedad ética supondría algo más: que en realidad no queremos sostenernos en la equivocación (que en mucho resulta más cómoda), y que, en realidad, anhelamos estar en la verdad (por muy incómoda que esta pueda resultar). Solo la búsqueda sincera de la verdad es la que nos hace ver que estamos en el error; así, creyendo que la búsqueda de la verdad es ya en cierto modo un encuentro con la verdad, se posibilita el tener la fuerza de voluntad para ser intransigentes con situaciones de falsedad. Entonces, la pregunta de cuño

de vida, los criterios de reconocimiento social, las estructuras de poder y la esfera pública, la jerarquización y convivencia social; ¿cómo tomó forma histórica este presupuesto? Fue a través de un cambio liderado por la ciudad de Florencia entre los siglos XIV y XV, donde se sustituyó el ideal de la pobreza (como regla de vida social), por el ideal de la riqueza (sociedad comercial y mercantil), donde se hace apología del enriquecimiento, y del trabajo humano, no como actividad ordenada a la perfección, sino como instrumento para generar y acumular dinero. En segundo lugar, se tiene el

presupuesto ontológico, que significa una reconfiguración del orden y de lo potente en el mundo real; de modo resumido, esto consiste en la inversión del clásico principio: operari sequitur esse, al novedoso esse sequitur operare; con esta inversión se manifiesta que el poder del hombre masculino es el verdadero principio de realidad, y lo potente para jerarquizar las esferas de lo real. Derivado de lo previo, se enuncia el tercer principio llamado antropológico teológico, que consiste en contestar a la potencia de Dios por el ya descrito poder del hombre, que ha tomado conciencia de sí como sujeto, individuo y ser autónomo. Y sin perder conexión, está el cuarto presupuesto, nombrado como el antropocentrismo idólatra, donde el hombre se coloca como protagonista absoluto de su propia historia, lanzando un proyecto de humanización de lo humano que rechaza todo lazo que no brote de su propio poder (conllevando cuatro acciones: destracendentalización de lo real, descosmologización del mundo, desnaturalización del hombre, descomunitarización de la persona), constituyendo el reino hominis, que al estilo del Novum organum de Francis Bacon, se anuncia como contrapartida del regnum Dei. Como ilustración clara del presupuesto previo, que en cierta forma condensa los anteriores, se citó un pasaje de Fichte, de El destino del hombre: “La fuente original de todo mi pensamiento y de mi vida, aquello a partir de lo cual fluye todo lo cual puede ser en mí, para mí y a través de mí, el espíritu más interior de mi espíritu, no es un espíritu extraño, sino que ha sido generado por mí mismo, en el sentido más propio, yo soy así, pues soy mi propia criatura; yo no quise ser naturaleza, sino ser mi propia obra y he llegado a serlo porque lo he querido”; esta cita (donde hay una clara contraposición al pensamiento de San Agustín -que concebía a Dios como intimior intimo meo-), representa de acuerdo al expositor, el nacimiento del nihilismo europeo, que como tendencia histórica se puede rastrear hasta Sartre, pensando al hombre como una pasión inútil. El quinto presupuesto se tituló, de filosofía o de teología de la historia, donde se contempla una usurpación del señorío de Dios como eje del tiempo y de la historia (desde el ángulo teológico), o la usurpación del ritmo del ser (en Pasa a la página 4.


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Viene de la página 3. sentido filosófico recordando a Heidegger), lo que provoca un vaciamiento del tiempo, ya que el tiempo no es informado por la esperanza o la salvación, ha quedado supeditado a lo que el hombre pone en él (que en muchos casos es la ideología del progreso, pensado como un acompasamiento del tiempo al ritmo del dinero y del capital). Como penúltimo presupuesto se propuso la aceptación del ruido, como criterio de validez de la realidad, lo cual implica la aceptación irrestricta de la técnica como camino regio para la cultura occidental, donde lo que destaca es el estímulo persistente y fuerte a estar permanentemente “conectados”, donde hay una sanción social del “ruido” como forma y signo de participación en la vida; se pierde entonces sensibilidad para el silencio que abre a lo sublime y se está más atento al ritmo de la máquina. Y para concluir, el séptimo presupuesto, el epistemológico, donde hubo un cambio del paradigma cognitivo en la cultura de la naciente modernidad centroeuropea, caracterizado por el paso de un saber teórico y contemplativo -que conjugaba ciencia y sabiduría- a un paradigma que privilegia lo positivo y lo técnico, y que hasta hoy fragmenta las vialidades entre la espiritualidad, la ciencia y la sabiduría. Max Weber caracterizó este giro como el camino de la racionalidad tecnocrática, con la cual Occidente se separó de otros mundos culturales, pero que con alto poder de seducción ha logrado imponerse a nivel planetario. Si se quisiera dar una visión de conjunto de lo dicho hasta aquí -pensando en que tenga cierta validez- es

posible afirmar que el fundamento del mundo contemporáneo se basa en una forma de positivización de la realidad total. ¿Qué implica esto? Significa excluir de la realidad todo lo que no sea mensurable y calculable, visible y previsible como producto manipulable, es decir, lo valioso es solamente aquello que provenga del antropocentrismo idólatra ya descrito. A estas alturas el doctor. Fornet-Betancourt dejó planteada una cuestión abierta para el debate: ¿será que la estructura epistemológica del mundo contemporáneo no nos confrontará con una tardía venganza de una forma de positivismo que creíamos ya superado? Y su radicalización… ¿no nos llevará al nihilismo? La respuesta a la segunda pregunta de las tres planteadas inicialmente, brota con lógica de todo lo establecido en la primera sección de la conferencia, a saber: el mundo contemporáneo es un desafío para la filosofía intercultural porque es un mundo informado como parte integrante de la economía de la civilización occidental que traza hoy el contexto mayor de vida para la humanidad, es por tanto, la pertenencia a la civilización hegemónica, lo que pone en oposición al mundo contemporáneo y a la interculturalidad. O sea, el mundo descrito tiene marca de pertenencia, y esa pertenencia no es de toda la humanidad, sino solamente a una parte de esta. La serie de presupuestos descritos dan cuenta de una configuración teórico práctica de la realidad a la medida de un solo patrón, lo cual puede ser ejemplificado de varias formas: tomando así los presupuestos de tono antropológico, es evidente que su puesta en práctica ahoga y corta el lazo del ser humano con la realidad, provocando un estrechamiento de la misma (pérdida de la trascendentalidad, de la pertenencia al cosmos, a la comunidad); el presupuesto epistemológico apunta a una desvalorización y desautorización de todo conocimiento que no sea científico positivo, nombrando al resto como conocimiento “tradicional o ancestral” (precientífico, mítico, etc.). Así, el mundo contemporáneo está contrapuesto a la interculturalidad porque es un mundo que expropia al resto de la humanidad

desde su ser eurocéntrico y capitalista. Recordando a Ignacio Ellacuría, este mundo contemporáneo se puede nombrar como una civilización del capital, que tomó un auge fuerte desde el año de 1989, cuando tanto en dominio geográfico como en intensidad, el capitalismo ha crecido desmesuradamente. Ahora bien, y como respuesta a la pregunta final ¿qué puede hacer la interculturalidad en esta situación adversa? Partiendo de la idea de considerar a la filosofía como compromiso y acción, una primera pista es el acompañamiento de las culturas y grupos populares en sus luchas por recuperar sus ritmos de vida, la reapropiación de tiempos y espacios, de esta manera se reivindica la comprensión y el aprendizaje de que hay contextos y lugares culturales que no son solamente márgenes del capital o concesiones tolerantes del mismo, sino que existen zonas luminosas que escapan a las sombras tristes de la hegemonía capitalista y que tienen sus propias sensaciones, esperanzas, afectividades y formas dialógicas enriquecedoras. Gracias a este aprendizaje, la filosofía intercultural deberá a la vez asumir una tarea, no tanto de dar a la diversidad cultural un lugar dentro del mundo contemporáneo, sino al revés, dar al mundo contemporáneo (restituirle) todos sus lugares posibles; así, todo lugar del mundo es un mundo para un lugar. En otras palabras, no significa colocar a la diversidad cultural en un escaparate para contemplarla como lo exótico, sino, permitir al ser humano ser libre frente a la civilización hegemónica (lo cual da pie para una crítica a los límites de propuestas como el multiculturalismo, la tolerancia y el reconocimiento; son insuficientes). Para terminar, y declarando el riesgo de sonar “edificante”, el doctor Fornet-Betancourt lanzó una punzante pregunta para confrontar al auditorio con todo el desafío expuesto: tomando en cuenta que el mundo contemporáneo es un espacio donde convivimos con la violencia entre otras cosas, ¿seremos capaces nosotros de interrumpir dentro de nuestras propias vidas la corriente que transmite la mala convivencia del mundo contemporáneo?


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Los gatos y los escritores singular alianza de seres libres se explica por la actitud de libertad suprema del gato.

Jorge Luis Borges y su gato Beppo.

Sedentarios e individualistas a veces rodeados de escritores, así son los gatos, quienes sin duda piensan que “Si les hacemos compañía es porque nosotros lo queremos, no porque nos lo pidan”. Jorge Carro Director de la Red de Bibliotecas Landivarianas presidente de la Asociación Enrique Gómez Carrillo

A Flora, mi gata, amiga y consejera

M

i paisano Jorge Luis Borges ha dicho que Beppo, su gato, era un anarquista, en el sentido llano del término; pues no tenía horarios, como él mismo; o sea, que “hacía lo que quería”, lo mismo que Beppo. Sería, quizá, por su carácter solitario, porque era capaz de dar compañía sin molestar ni pedir demasiada atención a cambio, por su forma de ser individualista o por su gusto por la independencia… quizá por todo esto junto, pero la verdad es que no hay animal tan afín a un gato como un escritor; y de ello, puedo dar fe. No fue fácil para mí establecer un vínculo fuerte con Flora, desde hace mucho más de una década. Nuestra relación se basa sobre todo en el respeto. Hemos logrado llegar a una relación muy especial, inigualable. Son muchos los gatos que han convivido con escritores y que incluso los han hecho populares. En la era de las redes sociales, los gatos son los animales que más interacciones generan. Es fácil ver cómo algunos escritores comparten imágenes con sus felinos en plataformas como Facebook o Instagram. Hay libros como “Chatran y su mundo astral” de Vicente O. Cutolo, que cuenta la fascinación de los escritores por sus gatos, y donde hay un capítulo dedicado a Beppo, el gato de Borges. Aunque algunos sostienen que el “flechazo” entre gatos proviene del carácter solitario, sedentario e individualista de la escritura (bueno es recordar a Ernest Hemingway rodeados de sus gatos cubanos, escribiendo en la soledad nocturna y ardiente del trópico), creemos que el fundamento de esa

Los gatos y sus escritores Te propongo recordar algunos de los más conocidos gatos que convivieron con un escritor, dando fe de que no hay mejor compañía cuando uno se enfrenta a una página en blanco. A continuación, algunos gatos y sus escritores: * Topaz, tuvo un escritor llamado Tennessee Williams. * Tiger tuvo dos hermanas llamadas Charlotte & Emily Bronté. * Mr. Peter Wells tuvo un escritor llamado H.G. Wells. *Apollinaris, Beelzebub, Blatherskite, Buffalo Bill, Satan, Sin, Sour Mash, Tammany y Zoroaster, tuvieron en sociedad a un escritor que se hacía llamar Mark Twain. * Beppo fue uno de los cinco felinos socios de un escritor llamado Lord Byron. El nombre Beppo fue con los años recogido por Pepo, que tuvo como escritor a Borges. * Mysouff I y Mysouff II, siendo este último de color blanco y negro, tuvieron un escritor, Alejandro Dumas. * Catarina, que se sentaba frecuentemente sobre el hombro de su escritor Edgar Allen Poe, mientras este escribía. Catarina le inspiró “The Black Cat”. *Chanoine, aunque inicialmente se llamaba Gavroche y no le gustaba, tuvo a un escritor francés al que llamaba Víctor Hugo. * Chopin tuvo en sus años locos a un escritor hollywoodense, dandy y lisonjero al que llamaba F. Scott Fitzgerald. * Colette fue la escritora de Franchette, Kapok, Kiki-la-Doucette, Kro, La Chatte, La Chatte Dernière, La Touteu, Mini-mini, Minionne, Muscat, One and Only, Petieu, Pinichette, Toune, Zwerg y Saha, a la que dedicó su novela «La Chatte». Baudelaire le dedicó a su amigo felino varios poemas, porque: “Ellos sueñan y adoptan las nobles actitudes De grandes esfinges alargadas en el fondo de las soledades, y parecen dormir dentro de un sueño sin fin…” El chileno Pablo Neruda hizo lo propio con su gato, dedicándole una hermosa Oda que dice (lamentablemente esto es un fragmento: “El hombre quiere ser pescado y pájaro, la serpiente quisiera tener alas, el perro es un león desorientado, el ingeniero quiere ser poeta, la mosca estudia para golondrina, el poeta trata de imitar la mosca, pero el gato quiere ser sólo gato y todo gato es gato desde bigote a cola...” En lo que a mí respecta, soy inmensamente feliz compartiendo mi acumulada juventud con Flora: siamesa, hermosa y parlanchina.

Herman Hesse.

Truman Capote.

Ernest Hemingway.


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Rosas del Rincón Maco Luna Escritor

(Basada en una historia de Rubén Danilo Orozco Nájera)

Esta historia encontró su ombligo en Moyuta, un poblado que el olvido estableció en las tierras altas de un macizo montañoso. Aunque su clima es generalmente templado, para llegar a ese paraíso es necesario pasar lugares que son auténticas calderas del diablo que encierran costumbres de campo y sol.

A

lberto tenía algunos familiares en Moyuta y había puesto la esperanza del amor en cuatro señoritas de allá. Alto y moreno, con la inocencia a flor de piel como para enamorarse de un suspiro, este joven que vivía y estudiaba en la capital decidió un buen día salir en busca de su destino. Muy temprano abordó La Humilde, para viajar a la ciudad del olvido y el amor. Al entrar al pueblo buscó a sus parientes, que lo recibieron con todo el cariño y la hospitalidad que sabe tener esa gente sencilla. Pronto se enteró que corría la noticia de que en el oscuro rincón de una casa se aparecía la virgen. Sus primas lo convencieron de ir a presenciar tan misterioso acontecimiento, y de paso lo conectarían con las candidatas de su corazón. Este fue el anzuelo que hizo que Alberto aceptara ir a curiosear. Caminaron un rato por las adoquinadas calles del pueblo hasta llegar a una casa de láminas y una malla metálica. Por un sendero de velas, una larga fila de curiosos se movía de vez en cuando, con la esperanza de entrar y obtener prodigios a cambio de plegarias y penitencias. Alberto y sus acompañantes estuvieron en la fila por más de dos horas, tiempo que transcurrió entre empujones y sueños. Aprovecharé la ocasión y le voy a pedir a la Virgen la maravilla del amor. Que me ayude a encontrarlo en este lugar, pensaba Alberto mientras la cola reptaba lentamente hacia el interior de la casa. “Allá adentro están las patojas que te quiero presentar”, le dijo una de sus primas. “No tienen novio, y vos, que sos capitalino, vas a ser novedad para ellas”, le prometió la otra. Con la ilusión prendida en el corazón, el muchacho seguía la lenta marcha de los feligreses. Por fin entraron en la habitación. Estaba casi a oscuras. Digo casi porque las velas les regalaban algo de luz. A quien le tocaba el turno ponía la mano en la pared, justo donde calculaba que estaba la silueta de Nuestra Señora. Alberto no veía nada, y en su interior solo aleteaba el deseo de ver a las muchachas candidatas de su amor. La curiosidad le tomó la mano y, sin pensar, movió el pezón del interruptor y encendió la luz. De pronto ya no había virgen, solo una mano en la pared y una plegaria en el techo. Las primas, rojas de vergüenza, se fueron sin dirigirle la palabra, mientras la dueña de la casa le gritaba a la gente: “Ya no hagan más cola, señores, porque un ishto encendió la luz y la Virgen se fue. Cuando Alberto salió, todavía encandilado, fue recibido a pedradas y maldiciones. El grito de

¡ALLÍ ESTÁ EL QUE SE ROBÓ LA VIRGEN! lo perseguía por las calles. Al joven se le olvidó el milagro del amor mientras corría con todas las fuerzas de su

juventud. Corrió, corrió y corrió… Tres meses después se dejó oír la noticia de que en un oscuro rincón de Jutiapa crecía un ramo de rosas blancas.


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Martin Heidegger.

Michel Foucault.

La semana entrante, en el Fondo de Cultura Económica

Benedetto Croce.

E

l escritor Gustavo Sánchez Zepeda, Magister en Filosofía, coordinará un taller sobre Fenomenología del Arte. Si te interesa el arte, este curso-taller te acercará a él desde la fenomenología. El estudio abordará las artes plásticas y escriturales desde autores como Benedetto Croce, Michel Foucault y Martin Heidegger. Se apreciará el arte como fenómeno y como multisignificante. El curso taller será los cuatro miércoles

de marzo e inicia el próximo 6 de marzo a las 18:00 horas en el Auditorio del Fondo de Cultura Económica, 6ª. avenida 8-65, zona 9, las cuatro sesiones tienen un costo de Q250. Los escritores Juan Carlos Lemus y Emilio Solano ofrecerán un taller de poesía dividido en cuatro sesiones, se reflexionará sobre el hecho poético en sí mismo, habrá lectura de poesía contemporánea de autores nacionales e internacionales y ejercicios de escritura de poemas.


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Buenas prácticas en gestión cultural Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

La gestión cultural es un oficio más de la cultura. En Guatemala lo han ejercido desde maestros del área urbana como rural, pero también capitalinos interesados de primera mano en la promoción, difusión e investigación del fenómeno cultural. El término cobró fuerza con los impactos de la globalización y en especial en Guatemala con el nacimiento del Ministerio de Cultura y Deportes.

L

a gestión cultural es ahora una nueva profesión. Su función es la de ejecutar los apoyos institucionales que canalizan la creatividad estética y las formas de vida colectiva, como lo expresa el referente mundial de esta disciplina, George Yúdice. Estos son los que ponen en marcha, dice, una política cultural a través de intervenciones puntuales, ya sea dentro del aparato burocrático del Estado, o una institución privada. Hasta hoy los llamados gestores culturales se hacen en la práctica, aprendiendo de la prueba y el error. Se han dado cursos muchas veces con escaso fundamento teórico. Para la vida cultural de la Ciudad de Guatemala fue trascedente el nacimiento del Centro Cultural Metropolitano (CCM), antiguo edificio de Correos, que ha realizado sin duda una labor silenciosa y poco difundida por la Municipalidad de Guatemala. El antiguo edificio de Correos fue remozado y habilitado para las manifestaciones y formación artísticas. Un recorrido por este edificio, y sus diversos programas son un ejemplo de las buenas prácticas de la gestión cultural, aunque le faltan apoyos sustantivos en su estrategia de comunicación. Las escuelas de arte, tanto visual, danza y música empiezan a dar sus frutos. Es notoria la proliferación de sus

Asimilando la luz (2019). Fotografía. Camilo Sarti.

Tu crosfit es mi vida (2019) captura de video. Gabriel Díaz.

egresados en diferentes agrupaciones estatales o independientes. La adecuación de este edificio ha permitido la existencia de salones amplios para los distintos tipos de cursos y son los poseedores de las únicas galerías para la exhibición de arte visual. En la actualidad, además de los cursos de formación, se cuenta con programas de exposiciones. La muestra anual Galería Abierta es el resultado de una convocatoria extendida a todos los ciudadanos para que puedan mostrar sus inquietudes en la expresión visual. Un grupo de expertos seleccionó las expresiones más significativas que ahora se exponen. El resultado es apreciar nuevos nombres que puedan trascender esta primera exposición colectiva, como la obra de Gabriel Díaz, Tu crossfit es mi vida, o como la serie de fotografías Asimilando la luz, de Camilo Sarti. El programa de exposiciones del CCM es importante, ya que se constituye en el

único espacio donde es posible contemplar nuevos artistas, variedades de técnicas ­–sin encasillamientos a pintura–, y mejor aún, sin la mediación de un curador que oriente la muestra a determinados discursos de su interés. En cierta forma es una visión depurada de un salón de pintura donde siempre hay un proceso de selección. Por el momento no se observa el sesgo que tienen algunas organizaciones culturales hacia paradigmas pétreos del arte contemporáneo, con determinadas características. Ojalá no se caiga en un mismo círculo de personas que seleccionan la obra a exhibir, así se evita un nuevo gueto para el arte visual. El desempeño del CCM es una esperanza para el arte y la vida cultural del Centro Histórico. Ojalá no se tiña de un exceso de verde muni, pero sobre todo auguro que siga siendo manejado por profesionales de la cultura.


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