Cultural 18-01-2019

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suplemento semanal de la hora, idea original de Rosauro CarmĂ­n Q.

Guatemala, 18 de enero de 2019

Racionalismo y racionalidad

Descartes y Spinoza


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presentación

a influencia de Descartes en la filosofía occidental y quizá más allá de ella ha sido fundamental. El pensador, formado por la Compañía de Jesús, con su deseo de fundar la filosofía sobre bases sólidas, quiso hacer de ésta una verdadera ciencia. Así, superando las dudas, encuentra en las ideas (“cogito, ergo sum”), su punto de apoyo demostrando la capacidad de la razón para comprender el mundo. De ese modo, el francés inaugura la modernidad e instaura no sólo una especie de optimismo intelectual -la razón constituye esa facultad capaz de aclarar los misterios de la naturaleza-, sino también “fe” en el progreso. Para ello, la filosofía, sin embargo, debía trascender el modelo escolástico e inspirarse en las matemáticas, sólo así, afirmaba, se puede llegar a verdades “claras y distintas”. José Manuel Fajardo, en el artículo principal de nuestra edición, se propone mostrar, a partir de las ideas recogidas en un Congreso de Filosofía, cómo el racionalismo cartesiano puede ser superado desde la propuesta de Spinoza. Sin que sea esto un ejercicio intelectual o un debate vacío, sino porque para el profesor universitario, el paradigma propuesto por el pensador holandés -Baruch Spinoza- es portador de una filosofía que explica más y mejor la realidad.Fajardo, inspirado en la crítica al pensamiento moderno de Adorno y Horkheimer, explica las fragilidades de la filosofía de Descartes para, luego, explicar las fortalezas de la propuesta de Spinoza. Y sin bien es cierto ambos son “racionalistas”, nuestro columnista, prefiere situar el paradigma del pensador judío como un sistema de “racionalidad”, distinto al cartesiano. Esperamos que disfrute nuestra edición. Más allá del texto anterior, presentamos la continuación de las contribuciones de Juan Antonio Canel Cabrera (relativo a la biografía de Marco Augusto Quiroa) y Fernando Mollinedo (sobre la historia de Guatemala). Además, como es costumbre, concluimos con la reflexión de arte y cultura de Miguel Flores. Que tenga un feliz fin de semana. Adiós.

es una publicación de:

Maxime Rovere, investigador francés que trabaja en Brasil presentó en el XI Congreso Centroamericano de Filosofía -desarrollado en octubre del año recién pasado en Panamá- una Conferencia Plenaria titulada: “Spinoza, o como repensar el racionalismo hoy”. El objetivo de este artículo es dar cuenta de lo más destacado de su presentación y comprender de esta manera, cómo el racionalismo al que estamos acostumbrados (de carácter definitivamente cartesiano) puede considerarse como un modo epocal que tenderá a dejar de ser el predominante, para dar paso a una nueva manera de entender la racionalidad. José Manuel Fajardo Salinas Académico e investigador UNAH

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ara argumentar lo anterior, el expositor mencionado planteó cuatro grandes líneas de investigación, de las cuales desarrolló solamente las dos primeras, a saber: el estilo propio del racionalismo

Descartes, racionalismo en “caída libre”; Spinoza, racionalidad en ascenso cartesiano ligado a una forma de matematización de la naturaleza y el problema de la inteligibilidad del universo. Para ambas temáticas expresó el modo racionalista clásico de tratamiento y a reglón seguido, cómo la visión del filósofo holandés Spinoza aporta un nuevo aire renovador. Antes de iniciar estas reflexiones, Maxime Rovere destacó cómo varias disciplinas están retomando y reivindicando a Spinoza: la sociología, las artes visuales, el teatro, la neurociencia, e incluso los autores de desarrollo personal. La pregunta entonces es: ¿cómo una filosofía expresada en un lenguaje tan difícil y desafiante por su grado de complejidad y abstracción puede estarse poniendo de moda? Ello plantea también el pensar si esta filosofía podría sintonizar con lo vital y lo interesante de América Latina, desarrollando un rol protagónico en el futuro adveniente.

Ingresando a la primera idea, Rovere explicó cómo en el siglo XVII la revolución científica fue de la mano de una matematización de la naturaleza. Un escrito de juventud de Descartes es testimonio de ello: Reglas para la dirección del espíritu, donde se trabaja un análisis algebraico como método clave para la resolución de problemas complejos, reduciéndolos primero a subproblemas para así dar con una solución eficaz. Ahora bien, esta matematización que surgió inicialmente para comprender y explicar los fenómenos naturales, devino en una tendencia a dominar y controlar lo natural (intención que no estaba en el programa cartesiano original), incluyendo a las sociedades humanas. Este proceso fue caracterizándose por un incremento en los objetos técnicos que transformaron la relación humana con el mundo, así entonces, la humanidad fue introducida en un mundo fabricado sobre


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la base de objetos industriales (producción masiva en los siglos XVIII y XIX), lo cual desembocó en un tecnicismo ciego. El primer cuestionamiento a esta tendencia vino en el siglo XX, a través de pensadores como Adorno y Horkheimer, que en su obra Dialéctica de la razón (1944), plantearon sus dudas en relación al Aufklärung (Ilustración alemana), sostenida por figuras de la talla de Kant (epítome del formalismo de la razón); la oposición a esta forma de racionalismo se centraba básicamente en que esta explosión técnica material estaba emancipada de lo moral, o sea, es una matematización que se autonomiza de lo mejor, lo bueno, lo humano y toda la gama de valores construida por el camino civilizador. Para el caso alemán esta tendencia se asoció al totalitarismo, dando por resultado un doble horror: un sistema político de estilo absolutamente burocrático, por un lado, y por otro, el crecimiento de un aparato estatal que asociado a una ideología belicista y racista dio lugar al genocidio de millones de personas. Así, se llegó a una industrialización de la muerte, que es un efecto evidentemente distante, pero grave de la desvinculación moral del racionalismo moderno. En contraste con esto, que vale aclarar no era de ningún modo la intención de Descartes, tenemos la propuesta de Spinoza, en cuanto que formuló la fuerza de una forma de racionalismo para luchar contra esta deriva técnica, o sea, un racionalismo para mantener juntos a los seres humanos en el alcance político y moral; y a la vez, unirlos a la naturaleza, en cuanto a su rango ecológico. Así, en su libro Ética expone el concepto de “beatitud”, consistente en vivir la felicidad propia, pero a la vez adquirir la virtud, es decir, hacer bien en el entorno; entre sus objetivos está el tema de la salvación, que consiste en saber sobrellevar la muerte, y en cuanto a la libertad, no sentirse determinado por las causas, sino ser como humanos la causa determinante que incide activamente en el propio futuro. En relación a la forma de esta obra de Spinoza, ocurre algo definitivamente sorprendente, y es que, siendo un tratado con un objetivo moral, está estructurada sobre la base de la geometría de Euclides, con divisiones, proposiciones, demostraciones. ¿Qué significa esto? Quiere decir que la racionalidad no se aísla de un cierto juego de operaciones matemáticas. Estas operaciones mentales no son nada más que “fuerzas”, es decir, variaciones en nuestra “fuerza” para existir; en otras palabras, son “afectos”, que para Spinoza están enmarcados en los sentimientos humanos que son como variaciones de estado en lo que constituye la fuerza primordial humana: el “deseo”, que es la base de la razón misma. He aquí la tremenda distancia que se establece en relación con Descartes y su racionalismo, ya que en el pensador francés las ideas son comprendidas por el entendimiento y afirmadas por la voluntad; no es así en Spinoza, donde de acuerdo a él existe una articulación de principio en la propia racionalidad. Una frase de la Ética que lo establece así: “No hay volición fuera de la idea, ni idea fuera de la volición” (segunda parte de la Ética, propuestas 48 y 49). Entonces, la gran revolución espinosista es que no hay que pensar en los fundamentos de la razón como consideraciones formales, que ubican la razón de lado de la abstracción, o sea, desde lo no humano y desencarnado (con el peligro de ser

asumidas por instrumentos y por máquinas, lo que llamamos ahora IA -“inteligencia artificial”que funcionan con base en cálculo y meta cálculo, o sea con cargas algorítmicas artificiales). La razón propuesta por Spinoza está más allá de esto, ya que se afinca y afianza en el “deseo”, que es la tendencia natural de los seres en general, y los humanos en particular, para procuran perseverar en su ser, o sea, buscar soluciones y rutas para desarrollar su propio caminar. De lo anterior se deduce la clave para entender la popularidad de Spinoza hoy, ya que basa su racionalismo en una fórmula centrada en lo que era un peso o una falencia para Descartes: la propia corporalidad, sede del “deseo”, es decir, del corazón humano. La grande originalidad de Spinoza es basar la razón en lo que parece ser lo más opuesto a ella dentro del razonamiento cartesiano: el propio deseo. O sea, la racionalidad cartesiana desvinculada de su base existencial queda en pura formalidad, en complejidad abstracta, lo cual no sirve para vivir humanamente. En esta lógica, las pasiones humanas, el amor, la tristeza, etc. pueden, gracias a la razón, aprender a organizarse, a equilibrarse, para desarrollarse tan ricamente como la llamada “inteligencia artificial”; con Spinoza podemos pensar en una inteligencia encarnada, pasional, capaz de autorregularse, no desde una instancia abstracta, de control (que sería la razón), sino al contrario, desde su propia inmanencia, permitiendo al espíritu humano ordenar un conjunto de imágenes e intenciones afectivas, que hacen aparecer formas de verdad ligadas a su propio deseo de existir; así pues, la razón es en realidad un esfuerzo de auto potenciación de lo viviente. Con todo lo anterior, Spinoza demuestra que la matematización no conlleva obligatoriamente una automatización técnica de lo viviente, sino que puede ser entendida y practicada desde una razón pensada de otra manera. La segunda idea desarrollada por Rovere se centró en otra forma de redefinición del racionalismo desde el problema de la inteligibilidad del mundo. Aquí aparece la división entre los racionalistas que creen o no creen en la inteligibilidad absoluta de la naturaleza. Entre los primeros, por ejemplo, aparece Giordano Bruno, el cual decía que nos es posible conocer los más recónditos secretos del cosmos, pues las leyes de la naturaleza son universales, es decir, que no es posible aplicarlas de modo diferenciado aquí o allá. Es decir, el mundo no incluye zonas por decirlo así “irracionales”; así, en derecho existe la posibilidad de conocimiento pleno, la cual está abierta de acuerdo con el desarrollo de las ciencias. Ante lo anterior se posicionan tres objeciones: la primera es la objeción fideista, por ejemplo, Blaise Pascal decía que la razón tiene límites (“el corazón conoce razones que la razón desconoce”), en especial a ciertas verdades que son dadas por la revelación del misterio de la fe, así, hay un tipo de eventos que la razón no puede alcanzar; la segunda es la objeción subjetivista, donde tenemos a Merleau-Ponty en el siglo XX, que afirmaba la imposibilidad de analizar experiencias personales que solamente son describibles a nivel fenomenológico, pero que no son objetivables por parte de la razón analítica; y por último, la objeción asociada al “desencantamiento del mundo”, recordando a

Max Weber: el racionalismo sería el responsable de la concepción mecanicista del mundo que hace perder a las cosas su “aura”, es decir, su posibilidad de impactar emotivamente al ser humano, dejando una realidad empobrecida de su propia maravilla, de su efecto psicológico en los humanos, de esta manera, toda la realidad aparecería teñida de un tono gris monótono en cuanto que seríamos capaces de comprenderla. ¿Qué dice Spinoza de lo anterior? Estando de acuerdo con Galileo y con Descartes, Spinoza afirmaría que la razón es unificadora, es decir, que el hecho de comprender las cosas, no le impide a la razón maravillarse de la realidad, al contrario, se aprende a amar más lo real. Sin embargo, lo más original de Spinoza es proponer que la naturaleza no es algo simplemente “creada” por Dios, sino que es, a la vez, su expresión. Así, Dios es presencia inmanente en la naturaleza -en el interior de cada uno de los entes naturales- no es pues un creador “externo”, sino la fuerza misma de la “naturaleza naturante” (expresión usada por el mismo Spinoza para hablar de dicha fuerza que corresponde punto por punto a Dios). Entonces, en este modo de racionalismo, tenemos que hay posibilidad de inteligibilidad de lo real sin alejarse de la fe en Dios, y sin contradecir el misterio de la subjetividad, al contrario, es gracias a la racionalidad que tanto Dios como la subjetividad se abren a nosotros. La inteligibilidad de la realidad es lo que se fabrica cuando las cosas se relacionan, evento donde está la fuente de la razón, es su fundamento primordial. Aquí tenemos, por tanto, una razón “familiar”, pues sin dejar de maravillarse, entiende lo que sucede ya que nace de las relaciones intersubjetivas que observa en la realidad. Esto, por ejemplo, obliga a revisar lo que podemos entender por milagro: no es ruptura con las leyes de la naturaleza (como sería visto desde un racionalismo clásico), sino el no saber explicar las cosas que consideramos “milagrosas”. Así, en la visión cartesiana el “milagro” no es posible pues escapa de las reglas de la razón. En realidad, esta es una perspectiva corta, pues la racionalidad no está limitada a lo humano propiamente, sino que se basa en las relaciones que se pueden dar entre las cosas, que no son de tipo humano nada más… en realidad, los tipos de relación que se dan en la naturaleza nos sobrepasan infinitamente, de ahí que no podamos ser “policías” de la razón, ya que sus reglas están más allá de nosotros. Así, hay una extensibilidad indeterminada de la razón, lo cual borra la barrera entre lo posible y lo imposible, dando una mayor cobertura a la zona de lo milagroso como una dimensión de lo real. De este modo, el académico Rovere dio por concluida su exposición y finalizó con unas recapitulaciones relevantes en relación a la novedad espinosista, a saber: la racionalidad no es extranjera al deseo, por tanto, no es la articulación técnica la que marca el futuro de la racionalidad, sino que más bien ella misma trata de luchar contra las derivas delirantes de pensar un mundo dominado por una inteligencia autonomizada al estilo de la llamada “inteligencia artificial”; a la vez, Spinoza nos anima a construir un racionalismo abierto, con una inteligibilidad que se interesa en las relaciones de las cosas, abriendo el espíritu humano a lo nuevo y lo desconocido, evitando caer en la tentación del exclusivismo o la endogamia racionalista clásica.


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Quiroa: Un recorrido por su vida Octava parte Quiroa irreverente (I) Juan Antonio Canel Cabrera Escritor

Con mi petitorio de disculpas por haberme tardado tanto en traerles la entrega número ocho de esta serie de artículos sobre Quiroa, quiero decir en mi descargo que el atraso no se debió a mi desidia sino a las circunstancias: convidrios, agasajos, posadas, repasos navideños, de año nuevo y conclusión de la vuelta Guadalupe-Reyes. Así que, como dijo Ortega y Gasset, saliéndoles un poco al margen a los chiquimultecos que juran con la vista al cielo que «cada uno es cada uno»; él la hizo más compleja diciendo que «yo soy yo y mis circunstancias». Así, pues, sin más casaca, sigo con el discurso:

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na de las características esenciales en la vida de Marco Augusto Quiroa, a partir de su juventud, fue su marcada irreverencia contra casi todo lo establecido. Como se dice popularmente, siempre se salió del guacal. Él mismo decía tener un «... modito vacilador, iconoclasta e irreverente.»1 Su agudo ingenio lo ayudó a romper estándares, hábitos, protocolos y costumbres. A todo asunto convencional le buscaba la subversión, cauce distinto, meandro, atajo, extravío o rotura de regla. Así como era el sapo era la pedrada. Si se relacionaba con personaje o asunto popular, sus salidas no pasaban de una leve broma. No obstante, cuando se trataba de responder a una cuestión más seria o enredada, sus actuaciones a veces llegaban a constituir verdaderas declaratorias de guerras. Su espíritu siempre fue subversor y chingón. Por ejemplo, en su casa de Mazatenango, su madre, doña Maclovia, se enteró en 1959, que él ya estaba casado porque al prepararse para lavarle su camisa, sacó lo que tenía en la bolsa y vio que era la cédula de vecindad. Por esas nostalgias de madre por sus hijos, abrió el documento y comenzó a leer página por página. Al llegar a las Modificaciones se enteró con asombro que su hijo se había casado con Miriam Fernández Gradis el año anterior. Menuda 1 Quiroa, Marco Augusto, Don Güicho, en elPeriódico, 17 de junio de 2001.

sorpresa se llevó. En ese momento comenzó a colegir que la feria del carnaval pasado había sido el comienzo de las escapadas de Maco para verse con ella y establecerse en matricidio, con la variante que cada uno permanecería viviendo en su casa. Cuando estuvo casado y ya instalado en la ciudad de Guatemala y con sus hijas en pleno crecimiento, hubo una situación que quiero traer al recuerdo porque retrata muy bien ese espíritu irreverente que lo caracterizó. Sucedió una vez que Maco estaba en su casa; su esposa Miriam recibió la visita de una persona, de quien no voy a mencionar su nombre, y a quien su propio esposo apodaba La Vaca. Ustedes podrán imaginar el talante de la mencionada señora. Esta respetable doña siempre llegaba a casa de Maco a platicar con su esposa Miriam. Y en cada conversación Maco era tema de críticas por su estilo desenfadado, bohemia y el tiempo que consumía leyendo. Pues en una ocasión no

se percató que Maco estaba en casa y comenzó a hablar pestes sobre él. Maco, en el cuarto vecino, escuchó atentamente todo el veneno que derramaba sobre su persona. Después de un lapso, sin decir agua va, decidió poner fin a esa shutencia de La Vaca para siempre. Se desvistió completamente y con su desnudez rampante decidió entrar en la sala. Doña Vaca, al verlo disfrazado de Adán lanzó un gritillo de esos que emiten las ratas cuando son cazadas por los gatos; se cubrió los ojos y, levantada por la catapulta de la vergüenza, decidió salir de esa casa y no volver jamás. Maco regresó a vestirse y a seguir leyendo con placer. En 1970, en una oportunidad en la que fueron a echarse el colazo a México los integrantes del grupo Vértebra de ese momento (Luis Ortiz, Elmar Rojas, Roberto Cabrera y Marco Augusto Quiroa), le aterrizaron a Luis Cardoza y Aragón; ya en ese momento Cardoza era santón de la literatura guatemalteca. Quiroa


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cuenta cómo su irreverencia le valió el aprecio cardociano; a pesar de que Luis Ortiz, Elmar Rojas y Roberto Cabrera lo conminaron para que no fuera a hacer clavo con Cardoza, Maco se les salió del molde: «Me hicieron jurar por los caites de Miliano Zapata, el bigote de Pancho Villa, los pinceles de Orozco y la Calavera Catrina que no perpetraría malacrianzas y bromas pasadas de tueste, ni sopearía la champurrada en el chocolate. Sabiendo de mi expulsión del jardín del Edén sin hoja de parra pero con manzana mordisqueada y serpiente en canasto de merolico, mi distanciamiento del Colochón y mis tratos clandestinos con el Cachudo, no recurrieron a los buenos oficios de la santísima Virgen de Guadalupe, madre de México y todos los mexicanos incluidos los ateos para meterme al corral del orden. Me cincelaron en la mollera: Don Luis es persona seria y respetable, nada de chanzas ni confiancitas. Hasta de vaca sagrada lo calificaron. »Cuando llegamos, de intención quedé al último. El mismísimo Cardoza abrió la puerta. Al chilazo dibujé retrato hablado: Cabeza y perfil de pájaro picudo, camisa cerrada hasta el primer botón, pantalón guango apaletonado y pantuflas de trapo a cuadros escoceses. Le solté el bodocazo confianzudo. »—Qué tal don Güicho! »Lo agarré fuera de base y tardó en reaccionar. Nunca, nadie, ni sus peores amigos y mejores enemigos osaron semejante tratamiento. Me midió de pies a cabeza y a la visconversa. Le leí el pensamiento mirándolo a los ojos, vivos e inquisitivos como cabecitas de cantil tamagás. Con la pata metida hasta la rodilla, la pantorrilla y el peroné, recordé las maneras conservadoras y solapadas de la pequeña burguesía antigüeña, los chistes de chuneros de barrio, el debido respeto a los mayores y un etcétera que pasó bajo el arco de Santa Catarina acompañando a la procesión del Tata Chus de la Merced. Al fin se le aguadó el gesto, esbozó una leve sonrisa como diciendo no me haga reír que tengo el labio partido y me extendió la mano. Ligamos interminable charla, sentados bajo el retrato pintado por Orozco. Le hablé de tamalitos de loroco, fresco de súchiles en amancebamiento con cusha, rosario de tusa con olor a feria y la maravillosa experiencia tantito exagerada de mis quince viajes a un Tikal ajeno a sus vivencias. Allí nos hicimos chaneques, o ya sea amigos platicadores.»2 Su irreverencia por todo lo convencional se mezclaba muy bien con su espíritu jodón. Tales características subían de tono cuando se encontraba con sus aleros y todo lo volvían festivo. Siempre por los lejanos años setenta, si la memoria no me traiciona, con uno de sus cuñados, con Edgardo Carrillo, que también era tremendamente festivo y extraordinario conversador, decidieron armar un viaje de placer al Puerto de San José. El equipaje lo constituían las calzonetas y una tienda de campaña. Eran los años de la más absoluta jodarria de estos personajes. Cuando llegaron a Escuintla, aprovecharon la parada que hizo la camioneta para que subieran más pasajeros y ellos bajaron al mercado para comprar dos 2 Quiroa, Marco Augusto, Don Güicho, en elPeriódico, 17 de junio de 2001.

tecomates. Enseguida, se dirigieron a una tienda donde se expendía licor y llenaron los enormes recipientes con el vital líquido. Al subir nuevamente al bus, se encontraron con que en el sillón ubicado a la par del que ocupaban, se habían instalado dos señoritas que eran colegas en el oficio de la más vieja profesión. Como estaban de buen ver y con vestiduras económicas, rápido entablaron conversación con ellas y también compartieron el sacrosanto guarito. Ellas aceptaron gustosas y comenzaron a bromear de la manera más espontánea. Ellos no dejaron pasar la oportunidad para, de manera furtiva, comenzar a acariciar ciertas partes protuberantes de las chavas. Los demás pasajeros volvieron sus ojos hacia ese jocoso grupo. Luego, de ser observadores, se convirtieron en participantes en el jolgorio. Los tecomates viajaban, de los primeros asientos hasta los últimos, asperjando los espíritus de alegría y destensando el ambiente. Nuevas botellas con licor, que sacaron otros pasajeros, completaron la tarea de los tecomates. Total, la alegría cundió. Con los ánimos encendidos, y al ritmo de la música que emitía el chillón de la camioneta, se formaron algunas parejas que bailaron dentro del bus a la mejor manera que el movimiento y los asientos lo permitieron. Al llegar al puerto, muchos de los pasajeros, incluyendo al chofer, iban en completo estado de ebriedad... pero felices. A todo eso, las chicas se habían convertido en amigazas de Maco, Edgardo y el cuñado de Maco. Las muchachas decidieron acompañarlos a la playa en donde instalaron la carpa cuyo objetivo principal no era el de cobijarlos en la noche sino otro totalmente diverso. Ellos tenían una técnica que consistía en que cuando alguien del grupo se embriagaba y el sol estaba en su estancia más inclemente, se introducía dentro de la carpa. La cerraba casi herméticamente y con el calor casi sofocante, dormía la mona durante aproximadamente media hora. Ese tiempo era el calculado para que pasara la borrachera y se adquirieran nuevos ánimos para seguir en la beba y la jodarria. Y así se la pasaron el primer día que fue de tanta juerga que ni las chicas, ejercitadas para aguantar bolos, fueron capaces de tener la paciencia para soportarlos. De esa cuenta, prácticamente, les salieron huyendo. Al cabo de tres días de estar en el puerto, se les acabó el dinero y el guaro; como consecuencia de tales carencias, les entró la desesperación de la resaca; además, se percataron que mientras se bañaban en la orilla del mar, los amigos de lo ajeno habían cargado con la tienda de campaña. Entonces, como chuchos apaleados, decidieron salir a la carretera y pedir jalón porque ni dinero para el pasaje les quedó. Un camión los trajo de vuelta a la capital. Aprovecharon el viaje para dormir de la manera más profunda. Al llegar a la ciudad de Guatemala oyeron la voz del chofer que les decía: «ya llegamos, jóvenes». Entonces, bajaron amodorrados y como pudieron dieron las gracias por el viaje. Ya con los pies en la tierra se percataron del aspecto que tenían; luego de unos segundos, Maco les espetó: —¿Nos echamos un traguito, muchá? —Pero ¿de dónde telas si no hay arañas? —Ustedes no se me achicopalen; recuerden que siempre existe el recurso del sacrosanto fiado.

Y dicho eso se enfilaron a un lugar donde Maco tenía crédito y allí permanecieron muchas horas hasta que la noche les sirvió de recurso mnemotécnico para acordarse de que tenían casa. El irreverente desenfado de Maco se mostraba en casi todos los ámbitos donde se encontraba. Como siempre fue impenitente cantineador, hay una anécdota que ilustra bien cómo aprovechaba cualquier ocasión para «tirar el anzuelo» con insolencia o de manera velada. Lo que voy a contar sucedió en una oficina del edificio del Inguat. Allí se diseñó parte de la campaña electoral de Vinicio Cerezo. Maco era el creativo; su sobrino Jorge, el auxiliar. En ese lugar trabajaba un buen número de mujeres de buen ver y Maco y Jorgito no fueron indiferentes a esa situación. En la puerta, para atraer la atención, Maco y Jorge colocaron un rótulo que decía: «Los osos». Claudia Arenas, quien fue una importante aliada de Cerezo, era la que supervisaba el trabajo y suministraba los insumos que Maco requería para su labor. Pues en una ocasión, Claudia Arenas, picada por la curiosidad, le preguntó: —Maestro, ¿por qué pusieron ese rótulo en la puerta? —Ay, Claudita, figúrese que no se le puedo decir. —¿Por qué no? —Porque me da vergüenza. —No tenga pena, dígame; no voy a decir nada. —Que conste, pues. Pusimos «Los osos» porque, el Osito (Jorgito) y yo, pisamos3 parejo. Claudia Arenas, al entender el doble sentido, sólo exclamó «¡Ay, maestro!», se le entomataron los cachetes, dio la vuelta y, con su falda intentando alzar vuelo, se fue reprimiendo la risa. En esa misma campaña, a Quiroa se le ocurrió hacer un boletín, al mejor estilo huelguero y, en el texto, dio rienda suelta a la admiración que sentía por las piernas y la belleza, de ese entonces, de Claudia Arenas. Cuando ella, antes de publicar el boletín, puso reparos por esos solapados e insolentes piropos, Maco le respondió. —Claudita, puse eso para que la gente crea que, efectivamente, lo hicieron los muchachos huelgueros y no nosotros. El boletín salió impreso en verde, color simbólico del partido Democracia Cristiana de ese entonces. Yo lo leí y estaba re simpático. Allí mostró la mejor vena para hacer ese tipo de documentos: con gracia, humor, ingenio y amenidad. Cuando Quiroa se echaba los capirulazos su irreverencia se multiplicaba. Una muestra de eso fue la anécdota que nos sucedió en tiempos de la más tozuda bohemia y que les contaré en la siguiente entrega, si me siguen dando posada en este Suplemento Cultural. 3 Pisar: en doble sentido, fornicar.


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Obra del chileno Luis Vergara Ahumada de 1957, que interpreta la celebración del Primer Grito de Independencia de Centroamérica.

Historia de Guatemala (simplificada) Segunda Parte Fernando Mollinedo C. Historiador y Columnista Diario La Hora

La Historia de Guatemala fue escrita con una visión política liberal a partir del triunfo del movimiento armado que derrocó al régimen conservador de Vicente Cerna; los pocos historiadores conservadores y quienes realmente investigaron el devenir de la vida en el territorio guatemalteco indican circunstancias que fueron y siguen siendo desconocidas.

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a población indígena o nativa guatemalteca es un pueblo que se ha negado a morir desde que fue despojado de su herencia natural: la tierra. En un territorio de increíble belleza con altos volcanes, sus verdes montañas y caudalosos ríos, contrasta con las condiciones en que la mayoría de la población rural vive: familias enteras alojadas en chozas de una sola habitación, niños de vientre abultado como signo inequívoco de desnutrición

y las enfermedades de la pobreza. HERENCIA: Esta realidad descrita en pocas líneas es la herencia que impuso el sistema avasallador en casi todas las actividades de la vida religiosa, económica, social y educativa en el país durante los últimos 494 años; es decir, desde la conquista armada. Lo anterior no indica ni sugiere que la cultura ancestral haya sido borrada, no, el sincretismo apareció como una forma velada de decir “acepto, pero no creo” y fue el vehículo idóneo para los efectos de conservación de la vida mostrándonos aún los rasgos profundos de la cultura natural. El imperio económico español sentó sus raíces en estos lares con la explotación de la tierra y del hombre; se estableció el nuevo orden jurídico por medio de Las Audiencias que eliminaron los cargos de Gobernadores. Para una mejor administración en Guatemala se crearon 10 corregimientos: 1) Totonicapán y Huehuetenango; 2) TecpánAtitlán, 3) Quezaltenango; 4) Suchitepéquez; 5) Escuintepeque (Escuintla); 6) Guazacapán; 7) Casaguastlán (Acasaguastlán); 8) Chiquimula de la Sierra; 9) Verapaz y 10) El Corregimiento del Valle.

Los nuevos presidentes o capitanes generales vinieron de España con un séquito de parientes, empleados y paniaguados a quienes repartió los mejores cargos oficiales; los peninsulares acapararon los mejores cargos, incluyendo en lo religioso, pues rara vez llegó a ocupar el cargo de obispo algún nacido en estas tierras. LA ENCOMIENDA: Fue un derecho concedido por el rey de España a algunos de los colonizadores antiguos considerados “beneméritos de las Indias” para que pudieran percibir y cobrar para sí, los tributos de los indios que se le encomendaren, a cambio de cuidarlos espiritualmente, enseñarles la “Fe Cristiana” y castellanizarlos. REBELIONES INDÍGENAS: Mientras la vida de los conquistadores, sus herederos criollos y los funcionarios reales mantuvieron sus luchas intestinas para ejercer el poder, la población indígena siguió en un estado de indefensión material debido al férreo control ejercido por los encomenderos, sacerdotes y funcionarios reales, indefensión jurídica y sometimiento religioso para la explotación de su trabajo.


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Hubo casos específicos de rebelión indígena cuando los abusos de los explotadores civiles, militares y religiosos se tornaron frecuentes y desmedidos; conforme transcurrió el tiempo en la Colonia aumentó este tipo de rebeliones a quienes se les llamó revoltosos, alborotadores, soliviantados, aunque rara vez dichos movimientos hayan sido duraderos, pues el sistema restauró el orden por medio de la acción armada. La economía colonial del reino de Guatemala se organizó en la agricultura, ya que la región no era rica en metales preciosos; los grandes comerciantes y los religiosos católicos eran prestamistas que al producirse la falta de pago ejecutaron las hipotecas y se apropiaron de grandes plantaciones; tal el caso del marqués de Aycinena, propietario de fincas productoras de añil en El Salvador y de una flota de barcos. TRABAJO FORZADO. Por medio de los repartimientos (trabajo semiforzado) la población indígena fue la mano de obra principal de la economía, cultivaron cacao, añil, maíz, sal, trabajaron en los ingenios, haciendas, estancias, quintas, hicieron caminos y carreteras, construyeron edificios, fueron cargadores de bultos, correos y encomiendas; sobre ellos descansó la responsabilidad social de la alimentación. Existieron explotaciones denominadas haciendas, estancias, quintas y obrajes, las más grandes y prósperas estuvieron en manos de las órdenes religiosas católicas; el sistema indígena de uso de la tierra era comunal, cada matrimonio recibió una parcela que debía trabajar y hacer producir para su consumo familiar y el pago del tributo; es decir que, los nuevos propietarios de la tierra en su “infinita misericordia” dieron, cedieron u otorgaron las parcelas a sus antiguos propietarios. LA INDEPENDENCIA. Se sucedió el proceso político administrativo de independencia y la población indígena permaneció en las mismas condiciones de explotación; su vida no cambió y fue objeto de mayores controles; el poder económico no llegó ni por asomo a quienes fueron dueños de todo y después propietarios de nada, sin permitírseles su participación política consciente. Desaparecieron dos instituciones fundamentales de la Corona: 1) el presidente-gobernador y capitán general (el ejecutivo) por un lado y 2) la poderosa y efectiva Audiencia (el poder judicial) por el otro. Esa reforma política y administrativa produjo gobiernos inoperantes, ineficientes y carentes de efectividad desde su inicio en 1821. ECONOMÍA INGLESA: Durante el predominio económico inglés de 1823 a 1838 Centroamérica tuvo un claro predominio del comercio británico en Guatemala y se mantuvo la importación de textiles, lo cual impidió el desarrollo de la industria textil urbana y por ende afectó también a la artesanía textil indígena. Las rutas comerciales más utilizadas fueron al norte por Belice y les fueron concedidas importantes concesiones territoriales. LADINOS EN EL GOBIERNO. Con el triunfo militar de Rafael Carrera (1839) se inició la

presencia de personas ladinas dentro del aparato administrativo del Estado, los aristócratas fueron perdiendo posiciones y el sector indígena permaneció ignorado y explotado. Fueron 40 años de gobierno conservador que fueron abolidos con el movimiento armado de 1871 liderado por el aristócrata diputado Miguel García Granados. IMPERIO ECONÓMICO USA. Durante el resto del siglo se sucedieron gobiernos liberales y conservadores, se llegó a la década de 1890 y el imperio estadounidense consolidó su presencia en Guatemala, el régimen de los 30 años presidido por Manuel Estrada Cabrera le entregó la soberanía del país en cuanto a explotación de los recursos naturales y vías férreas. El café y el banano fueron los productos de mayor exportación. La condición económica y social de la población campesina siguió igual; explotados y marginados de toda actividad del Estado. LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE. En el período de 1920 hasta 1944 la situación social de la población indígena no sufrió mayores cambios positivos para su desarrollo integral; la explotación en las fincas de café, algodón, ingenios, fincas, haciendas y terrenos de cultivo, estuvo vigente hasta que estalló el movimiento cívico militar de carácter urbano denominado La Revolución de Octubre; la cual inició una serie de cambios en las leyes que de una forma sutil principió a reconocer algunos de los derechos que como personas humanas y personas jurídicas les fueron inherentes. La población indígena fue objeto de la aplicación de múltiples leyes, mismas que en su devenir histórico fueron inoperantes, inobservadas e ignoradas cuando exigieron respeto para dicha población; pero sí fueron aplicadas con severidad como una forma de castigo y demostrativas del poder dominante. Cito algunos ejemplos: 1) 1531 Prohíbese que los indios esclavos sean sacados de la jurisdicción de las provincias de la gobernación de Guatemala. (2) 1553 Su majestad permite que los hijos, hijas y viudas de los encomenderos, puedan suceder en los derechos de las encomiendas. 3) 1582 Queda prohibido que los indios sean azotados en la picota pública y en privado. 4) 1735 Acuerda el ayuntamiento, en vista de la falta de brazos y la decadencia de la industria del añil, solicitar que indígenas puedan trabajar en dichos obrajes. 5) 1754 Real cédula que establece que los indígenas de 18 a 50 años están obligados a tributar. 6) 1767 Se prohíbe todo anticipo a los indígenas, mestizos y mulatos, debido a los trabajos que realizaren. 7) 1824 Que los párrocos procuren extinguir el idioma de los primeros indígenas, teniendo eso como mérito para nombrarlos en los Curatos. A los indios que poseyeron caballos les prohibieron cabalgar, pues usando machete con filo se convertían en un peligro para la sociedad. Fue común ver a los indios halando con lazo su caballo, no se suben al animal por el hábito inconsciente de saber que fue prohibido. En el año 1839 se prohibió la venta de aguardiente en los pueblos indígenas tomando en consideración el “estado deplorable en que están reducidas las poblaciones”. Asimismo, el 8 de mayo de 1934 durante el régimen presidencial de Jorge Ubico se emitió la Ley contra la vagancia dirigida contra los indígenas; su intencionalidad

Bibliografía JONAS, SUSANNE y DAVID TOBIS. “GUATEMALA: UNA HISTORIA INMEDIATA”. Editorial Siglo XXI, México, 1976. LUJÁN MUÑOZ, JORGE. “BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE GUATEMALA”. Fondo de Cultura Económica, México, 1998. J.J. PARDO. PRONTUARIO DE REALES CÉDULAS 1529-1599 S/E Guatemala. RODRÍGUEZ TORSELLI, LUIS ANTONIO “INFLUENCIA DE LAS LEYES “INDIGENISTAS” EN CHINAUTLA”. Subcentro Regional de Artesanías y Artes Populares. Colección tierra Adentro 17. Guatemala, 1994. BENÍTEZ, DIMITRI. “REFORMA AGRARIA INTEGRAL” Derecho Agrario y ambiental para la justicia y paz; derecho cooperativo. Editorial Nojib`sa, Guatemala, 2003.

fue obligar a quienes no tuvieron un trabajo conocido o no estuvieran al servicio de algún patrono, no cultivaran la tierra propia en por lo menos tres manzanas de café, caña o tabaco. Pero la mayoría de población no contaba con terrenos propios para cultivar porque no eran propietarios, motivo suficiente para castigarlos enviándolos a trabajar de gratis a las órdenes de los finqueros por un tiempo determinado. Hace falta espacio para abordar el tema de la tierra desde un punto de vista histórico, su desarrollo y su actualidad. Esperamos pronto dárselos a conocer. ¿Hasta cuándo finalizarán esas condiciones? ¿Per secula seculorum?


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Estamos mal y nos ofrecen una mala solución Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

Hasta la saciedad los guatemaltecos han comentado el tercer informe de gobierno. Para quienes no conozcan el documento, es posible consultarlo en el sitio web de la Presidencia de la República. Además, es posible conocer un resumen a través de un documento laudatorio difundido por un periódico local entre sus suscriptores. En ambos informes la imagen del mandatario es presentada en forma idílica, con la mejor de sus sonrisas, al lado de niños, indígenas y burócratas.

E

l informe está articulado por ejes de acción, un recurso que ayuda a los procesos de síntesis, pero que deja muchas incógnitas sobre la real administración del presidente Morales. El discurso de los textos apunta únicamente a “logros”, los cuales dan la idea de que se está en un país del primer mundo y que las cosas se hacen de maravilla. Una foto de una espléndida carretera (un tramo de la autopista Palín – Escuintla) representa a todas las carreteras de Guatemala. Los niños con sus sonrisas inducen a pensar que las fotos de los pequeños con desnutrición son fake

Grafiti sobre la calzada Atanasio Tzul, Comunidades de Población en Resistencia, CPR Urbana.

news. En forma insistente se recurre a un tropo, la sinécdoque visual, una aula con algunas computadoras, como que todas las aulas del Ministerio de Educación tienen computadoras similares, este recurso es retórico, usado en literatura y en publicidad. En lo relativo a Cultura y Deporte, el Ministerio insiste en fomentar la interacción y socialización de personas de los distintos pueblos que conforman la sociedad guatemalteca, algo repetido en el informe del año anterior. Tienen como un gran logro la declaración del Patrimonio Cultural de la Nación, la práctica del Juego de Pelota Maya y promueven exhibiciones internacionales. En el informo se vanagloria de apoyar la exportación nacional de artesanías y piezas de manufactura (copia)(sic). El informe también hace ver la emisión de 488 constancias de bienes muebles para facilitar el trámite respectivo de 10 mil 870 piezas. Asimismo, se registraron 3 mil 468 bienes culturales distribuidos entre muebles e inmuebles de las épocas prehispánica, republicana y eclesiástica de la época hispánica y republicana que forman parte del patrimonio cultural de Guatemala. También se emitieron 901 certificaciones sobre bienes culturales, muebles e inmuebles de las épocas prehispánicas, hispánica y republicana. Por último, se mencionan festivales de canto xinka, pocomchi’, k’iche’ y mopan”. En el informe que circuló en los medios

impresos, el área para la cultura es de un recuadro de un cuarto de página, donde se consigna la inauguración de la Escuela Nacional de la Marimba, la recuperación del Salón de Recepciones, Patio de la Paz, terrazas y fachada principal del Palacio Nacional de la Cultura. Igualmente, se dan los números de visitantes a los parques deportivos y recreativos. Tal vez lo más destacado es que el cobro de ingreso al Parque Nacional Tikal, ahora se hace a través de un banco, dando fin así al eterno latrocinio de funcionarios. El tercer informe de gobierno en lo relativo a la cultura deja mucho que desear. Se confirma uno de los males del Estado, la inversión en funcionamiento y su gran cantidad de empleados, en la gran mayoría poco formados y que realizan muchas de sus actividades a ciegas. No hay ningún programa de ayuda a la creación, no se dice nada de la restauración de bienes muebles realizados por el magnífico taller de restauración, tampoco sobre la actividad de los grupos artísticos nacionales como la sinfónica que ha mostrado gran actividad. O poco se dice de la Editorial Cultura. Todo apunta a que el MICUDE sigue en deuda con el mundo de la cultura. La sociedad guatemalteca tiene ya un perfil que ellos pretenden cambiar con actividades interculturales e interétnicas. Recurro a las palabras de Ignacio Ellacuría: “Estamos mal y nos ofrecen una mala solución”.


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