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Raúl Jiménez Guillén *

Presentación

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Elección 2021, travestismo priista de cuarta generación

Desde la década de los 30s del siglo pasado la vida política de Tlaxcala es muy estable porque la clase política local liga sus intereses al partido oficial. Lo que le permite construirse como familia revolucionaria institucional (Ramírez, 1993; Rendón, 1996) que hoy llega a la cuarta generación.

Entre 1918 y 2021 se identifican dos grupos políticos. El primero surge de las entrañas de la burocracia local y el segundo es cobijado por el manto del Partido Nacional Revolucionario, de la Revolución Mexicana y Revolucionario Institucional PNR/PRM/PRI)

El primero es liderado por Ignacio Mendoza y Rafael Apango, burócratas que se cuelan a la administración de Máximo Rojas y controlan el Partido Socialista de Tlaxcala que decide los gobiernos de Octavio Hidalgo, Manuel Solís, Adrián Vázquez y Moisés García, Ignacio Mendoza y Rafael Apango (Juanicó, 1989)

El segundo irrumpe en 1933 y se desarrolla en dos líneas; la de los hacendados y los universitarios. El primero mantiene el poder entre 1933 y 1957 con descendientes militares y hacendados: Adolfo Bonilla, Tomas Sánchez, Isidro Candia, Rafael Ávila y Felipe Mazarraza.

Los universitarios son más longevos ya que se replican durante tres generaciones y están por inaugurar la cuarta. La primera la integran Joaquín Cisneros (abogado), Anselmo Cervantes (abogado), Ignacio Bonilla Vázquez (militar), Crisanto Cuellar (escritor) y Luciano Huerta (médico).

La segunda es acuerpada por Emilio Sánchez Piedras. Reúne a Tulio Hernández, Beatriz Paredes y Samuel Quiroz. En la crisis de 1998 surge la tercera porque miembros de ese grupo impulsan la alternancia en el Poder Ejecutivo: Alfonso Sánchez, Héctor Ortiz y Mariano González (Jiménez, 2008).

La elección 2016 inaugura la cuarta generación trayendo a un fuereño para la gubernatura con la idea de formar un nuevo grupo. La experiencia fracasa. Pero la elección 2021 es coyuntura para esa idea al competir dos candidatas formadas en las entrañas locales del priismo.

LA SEGUNDA GENERACIÓN O LA DISPUTA POR LA HERENCIA

La muerte de Emilio Sánchez Piedras (ESP) confronta a quienes se consideran los herederos: Beatriz Paredes Rangel —hechura política de ESP—, Alfonso Sanchez — sobrino de ESP— y Mariano Gonzalez —yerno de ESP.

Salinas de Gortari rompe la hegemonía del grupo al decidir la sucesión en 1992 en la persona de José Antonio Álvarez Lima (JAAL). Al término del sexenio, los herederos consideran momento propicio para recuperar el poder, aprovechando el andamiaje construido por JAAL para impulsar la alternancia.

El PRI designa como candidato a Joaquín Cisneros Fernandez. El sobrino se inconforma, rompe y se cobija en el PRD con el que gana la gubernatura en 1998. En 2004 se repite la historia, no con un heredero sino con un integrante del equipo de Beatriz Paredes, que rechaza la decisión del PRI y salta hacia Acción Nacional.

En 2010, por segunda ocasión el PRI designa a Mariano González Zarur como candidato y recupera el gobierno del estado y lo mantiene en 2016. Es el primero que no tiene enfrente a un expriista. La comptencia entre herederos es muy reñida. Los márgenes de ganancia no superan los 15 mil votos.

EL CONGRESO LOCAL, UNA PATENTE DE CORSO DEL GOBERNADOR

Hasta 2016 el congreso local es posesión del gobernador. Desde el palacio de gobierno se determinan los distritos a ganar por el partido en el gobierno y se usa toda la fuerza y los recursos públicos para que eso suceda.

Por primera vez, en 1998, el PRD (2) y PT (1) obtienen distritos electorales de mayoría relativa. El PRI se queda con 16 de los 19 de mayoría relativa. En la elección intermedia de 2001, el partido en el gobierno (PRD) aumenta su presencia y gana seis distritos y el PRI disminuye a 13.

Teniendo en frente al PAN en 2004 la presencia del PRI se reduce a ocho distritos, el PRD aumenta a ocho y por primera vez, el PAN aparece con tres distritos. Pero, en la intermedia de 2007, el PRI se queda sin un solo distrito, el PAN crece a 14 y el PRD disminuye a cinco.

En 2010 el PRI recupera nueve distritos uninominales, el PAN pasa de cuatro a siete y el PRD se reduce a uno. En 2013 se confirma la tesis, el PRI incrementa a 12 sus distritos, el PAN se queda con tres, PRD con dos y uno para Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano. 2016 realiza una elección suigéneris porque disminuyen a 15 los distritos y el periodo se acorta a un año y ocho meses para alinear las elecciones con el calendario federal. El resultado: ocho distritos para el PRI, tres al PRD, dos al PAN y uno para PT y PS.

En la elección 2018 desaparecen PRI y PAN. Juntos hacemos historia se queda con la legislatura total. Por acción u omisión el gobernador se queda sin presencia en la soberanía.

Referencias:

Jiménez Guillén, R. (1995) Tlaxcala, ¿Ilusión y Desencanto?, UATx, México. Jiménez Guillén, R. (2008) La práctica política. Un ritual de signos agotados, Coltlax, México. Juanicó, D. (1987). Partidos, facciones políticas y elecciones: Tlaxcala en 1924. Historia Mexicana, 37(1), 75–100. Rancaño, M. (1992) Tlaxcala. Sociedad, economía, política, cultura. UNAM, México. Rendón Garcini. R. (1996) Tlaxcala, FCE, México.

LOS AYUNTAMIENTOS. PRUEBA DE FUEGO PARA MORENA

En donde la alternancia se convirtió en práctica común es en los ayuntamientos. En 1976 el PAN gana Coaxumulco y el PPS, Tepetitla. A partir de ahí el predominio del PRI desciende dos terceras partes.

En los albores de la década de los 90s, le quitan tres ayuntamientos (1991) y de forma aritmética la oposición crece. Pero en 1998 se produce un salto geométrico y le arrebatan 16 de los 60 municipios.

El siglo XXI marca la consolidación de la alternancia municipal. En la elección de 2016 como producto de la reforma para alinear las elecciones locales con la federales, se elige para un periodo de cuatro años y ocho meses. El PRI se queda con 19 municipios y la oposición, con 41.

Este hecho resulta trascendente porque estos territorios no estuvieron en competencia en 2018. Por lo que la elección 2021 será una prueba de fuego para Morena, porque no hay un solo ayuntamiento bajo sus siglas y es el nivel donde mayor conflicto presenta la designación de candidatos.

ELECCIÓN 2021. LA CUARTA GENERACIÓN PRIISTA CON OTROS ROPAJES

La elección 2021 tiene en el centro de la competencia a dos priistas: Lorena Cuéllar Cisneros y Anabel Ávalos Zempoalteca. La primera surge a la vida pública de la mano de Joaquín Cisneros Fernández, cuando se desempeña como presidente municipal de la capital en 1992 y le encarga el DIF municipal. Es nieta de dos exgobernadores: Joaquín Cisneros Molina y Crisanto Cuéllar Abaroa. Milita en el PRI hasta la sucesión gubernamental de 2010, en la que considera tener suficiente capital político para disputarle la candidatura a Mariano González.

Dos años después rompe con el PRI y se incorpora al PRD, quien la hace senadora y en 2016 candidata al gobierno del estado. En 2018 se incorpora al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y de nueva cuenta es candidata al gobierno del estado.

Anabel Ávalos reconoce que su inclusión a la política la hace con Beatriz Paredes. Pero quien le da la oportunidad de hacer carrera es José Antonio Álvarez Lima. Cuando el PRI pierde el gobierno del estado brinca a la representación popular como diputada local. Al volver el PRI al palacio de gobierno se desempeña como Secretaria General de Gobierno. En 2012 pierde la elección de senadora frente a Lorena Cuéllar. Es designada delegada de Sedesol y en 2016 participa y gana la presidencia municipal, para convertirse en 2020 en candidata al gobierno del estado.

Aunque se inscriben seis mujeres y un hombre para la gubernatura del estado, solo dos mujeres tienen posibilidades, las dos formadas en el PRI, cualquiera que gane inaugura la cuarta generación priista que gobierna Tlaxcala desde 1933.

* rauljimenezguillen@yahoo.com

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