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Memorias bioculturales de los adultos mayores en la comunidad de Landa
from La Jornada del Campo
by La Jornada
La comunidad cuenta con fuentes importantes de agua dulce, una cañada con variaciones de vientos, un bosque biodiverso que, por un lado, enriquecieron con el cultivo e intercambio de especies de árboles frutales, flores, hortalizas y hierbas medicinales, y, por otro lado, a través de la recolección de leña para su venta en la zona urbana y para el autoconsumo.
Alma Rosa Flores Gómez
La comunidad de Landa se encuentra al sur del municipio de Taxco, en el estado de Guerrero, en un relieve de sierras con altitudes que oscilan entre 1800 y 2000 msnm, en un clima semicálido, subhúmedo con lluvias en verano y cuenta con menos de 700 habitantes que se dedican principalmente a la producción de joyería en plata y al sector de servicios en la zona turística de Taxco (INEGI, 2020). Fue fundada a principios del siglo XX, sin embargo, sus pobladores originarios, ya vivían en los alrededores. Como parte de una investigación realizada dentro del programa de posgrado en Ciencias y Artes para el Diseño de la Universidad, Autónoma Metropolitana, se registraron experiencias de vida de 12 habitantes mayores de 70 años, para conocer las relaciones entre cultura y naturaleza que se generaron en la comunidad, entre el periodo de 1930 al 2020.
A partir de las entrevistas se encontró que eran mujeres y hombres que han sembrado durante casi toda su vida, aprendieron con sus abuelos, sus padres o sus tíos y parientes cercanos, ahí es dónde se generaron diferentes vínculos y recuerdos con su familia nuclear, también adquirieron valores comunitarios, diciplina y conocimientos sistematizados para el aprovechamiento de la naturaleza. En adición, la siembra permitió la abundancia de comida y les dio una sensación de prosperidad, como lo expresa el siguiente testimonio: “toda la gente sembraba, toda la gente tenía de qué vivir, sembraban sus hortalizas, sembraban ancina, tenían sus animales” Rosita Vega. Esta actividad sigue siendo muy importante en su cotidianidad y se le valora, no sólo por que representa parte de su autosuficiencia alimentaria, sino también, por que mantiene vigentes las enseñanzas de sus antepasados y es una manera de honrarlos y de recordarlos. Asimismo, cuentan con fuentes importantes de agua dulce, en una cañada con variaciones de vientos, un bosque biodiverso que, por un lado, enriquecieron con el cultivo e intercambio de especies de árboles frutales, flores, hortalizas y hierbas medicinales, y, por otro lado, a través de la recolección de leña para su venta en la zona urbana y para el autoconsumo. Se recolectaban diferentes especies de flores como: bola de hilo, dalias, noche buena, san diegüitos, entre otras, y las vendían para rituales funerarios, para el día de muerto y fiestas decembrinas. Aunado a ello, traían tierra de toda la zona, lo que impulsó la propagación de semillas de otras plantas, pero muchas veces, para evitar estos recorridos, las reproducían en sus patios, y así propiciaron que la semilla se reprodujera más cerca de la comunidad, al respecto, Juan Rodríguez de León recuerda: Teníamos alcatraz, margariton, y fruta, teníamos granada, durazno, chile, manzano, mi abuelita iba a vender flores a Taxco, llevaba alcatraz y bola de hilo, Landa era muy surtido de eso, todos tenían sus bancos de flores de cada flor ”.
También, hablaron sobre ciertos rituales en torno a elementos naturales, uno de ellos, es el día de la cruz que se celebra el 3 de mayo, una de las formas de festejarla es subiendo al cerro para adornar y festejar en la cruz que se colocó en una peña muy alta, esa cruz fue colocada porque los abuelos decían que ahí se aparecía el diablo, por lo que requería protección, otras leyendas cuentan que esa peña era un gigante que vivía en la parte alta de la montaña. Ese mismo día también se realiza la bendición del agua, que es uno de los recursos más apreciados, ya que el territorio posee importantes fuentes hídricas que han permitido que se desarrollen como agricultores, así que se aprovecha la fiesta para dar gracias por la abundancia del agua y para pedir que no se escasee.
Una de las leyendas más recordadas por los habitantes habla precisamente de estas bajadas de agua pues, se dice que en la parte alta de la montaña vivía una familia muy rica con una hija muy bella que, para bajar a misa lo hacía por la cascada y le ponían baldosas de oro para que no ensuciara sus vestidos, cuentan que era una persona tan egoísta que fue castigada con una tormenta tan fuerte que hizo que la corriente de agua creciera y se llevara su mansión. Así también, la bendición de la semilla que se lleva a cabo el día 15 de mayo, al inicio de la temporada de siembra, con la realización de una misa en la cual se pide para que la cosecha sea buena, así principian las actividades agrícolas del año.
Por último, se consideran importantes las memorias que los habitantes compartieron respecto del apego a su tierra, y hubo una constante que tiene que ver con el sentido de orgullo por el conocimiento del territorio, como ejemplo, el siguiente comentario: “ de aquí mi tierra me gusta todo, a mí me gustan mucho los árboles, porque de ahí mis duraznos, quiero una fruta voy a cortarlas, mis nopales, allá en el cerro los hongos”. Guadalupe Morales. Es así como, en esta comunidad se han llevado a cabo prácticas de alto valor ecológico y cultural, que han prevalecido sin haber sido registradas anteriormente, y quienes las recuerdan y mantienen son los adultos mayores, quienes poseen un fuerte reconocimiento de la relación que han generado con la naturaleza, pues fue su principal fuente de ingresos y la base para la construcción de vínculos y de significación de vida. •