■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 6 de diciembre de 2015 ■ Núm. 1083 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
Terrorismo y guerra: un espejo frente a otro Fabrizio andreella
Mitos y realidades del Estado Islámico,
Fabrizio lorusso Violencia e islam: una entrevista con el poeta árabe
adonis
El estigma de la diferencia, renzo
d’alessandro
Las voces narrativas de G ustavo s ainz
Retorno al vinil
El retorno del vinil Saúl Toledo Ramos
M Aunque el aluvión mediático así lo sugiera, ni el reciente atentado terrorista en París, ni el anterior contra el semanario Charlie Hebdo, y ni siquiera el atentado contra las neoyorquinas Torres Gemelas en 2001, son los puntos de partida de la actual situación internacional. El Estado Islámico hunde sus raíces en una compleja serie de causas y situaciones que Fabrizio Lorusso puntualiza con precisión, y la naturaleza de los actos que hoy horrorizan a media humanidad es analizada por Fabrizio Andreella desde una perspectiva más amplia, que no deja fuera la condición de espejo entre los flancos histórico-culturales de Oriente y Occidente. Con este par de ensayos, la entrevista al poeta árabe Adonis y el artículo de Renzo D’Alessandro sobre esa otra sinrazón bélica que es el estigma de la diferencia, proponemos sumar elementos para un diálogo indispensable. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
i costumbre de llamarles acetatos proviene de la influencia de mi padre, quien, en los años setenta del siglo pasado, así los nombraba y los prefería frente a los casets, ya que detestaba pulsar el rewind para escuchar de nuevo una misma canción. Además, tarde o temprano las cintas de tales artefactos, decía, se atascaban en el reproductor dejándolas inservibles. Los discos, dándoles buen trato para evitar que se rayaran, no presentaban tales problemas. Entre sus valiosas posesiones se encontraban Guty Cárdenas, Julio Jaramillo, Los Panchos, Las Hermanas Padilla, Lucha Reyes, Javier Solís, algunos huapangos, ciertos sones jarochos. Supongo que anteriormente tuvo contacto con esos pesados discos de 78 revoluciones por minuto que, efectivamante, eran de una pasta dura muy susceptible a rayarse. Los que hacía sonar en la casa familiar eran ya de vinil, un material más reciente, más apto y de mayor nobleza a la hora de reproducir sonidos. Empecé a coleccionar en mi época de estudiante de secundaria: Quick Silver Messenger Service, Mom’s Apple Pie, War, Foghat, Johnny Winter. En los ochenta, durante el apogeo del heavy metal, mi acervo se incrementó con Dokken, April Wine, Fast Way, Accept, Ratt, Saxon y algunos más. Las portadas fueron uno de los elementos más atractivos de los también llamados long plays. Las cubiertas de I robot, de Alan Parsons Project; Dark Side of the Moon, de Pink Floyd; Joshua Tree, de u 2; la enigmática Zoso, de Led Zeppelin; la artística Sticky Fingers de los Stones y la picassiana Welcome to the Pleasuredome, en la que se ve a una multitud de bestias fantásticas dirigiéndose al domo del placer, de Frankie Goes to Hollywood, eran obras gráficas que cautivaban mi emoción. Un día llegó la noticia de la aparición del disco compacto. Se decía que a partir de ese momento la música grabada se escucharía como nunca antes, que los Cd s tenían, además, la ventaja de ocupar menos espacio y… que eran caros. Sólo quienes tenían la capacidad económica pudieron suplir de un jalón sus viejos viniles por compactos. Los discos de 33rPm fueron arrinconados. No se esperó mucho para que, una noche, en la glorieta del Metro Insurgentes, se viera a un vendedor que sobre el piso exhibía auténticos tesoros: Queen, The Eagles, Blur, Pearl Jam, Nirvana, The Cure, Depeche Mode, The Smiths y muchos más, a precios que iban de los cincuenta a los ochenta pesos. Es decir, accesibles para todos. ¡El quemador había llegado! Sonaban excelente, las portadas estaban inmejorablemente impresas. En pocas palabras, no fijándose mucho, parecían originales. Entre amigos los materiales comenzaron a intercambiarse. Al tiempo, los compactos bajaron de precio. También su calidad. En Tepito, por cinco pesos, se podían adquirir, verbigracia, las mejores cumbias, los mejores corridos, lo mejor del rock en español. En una sola grabación se tenían los éxitos de tal o cual cantante o grupo sin necesidad de comprar toda su discografía. La cualidades técnicas, no obstante, dejaban mucho que desear. Se habló de piratería, de derechos de autor. Pero no hubo ni ha habido nada que pueda detener este comercio, sobre todo por las condiciones económicas que se viven en nuestro país. Hace unas semanas, en un bazar de usado, en Austin, Texas, compré, por diecisiete dólares, un tocadiscos con bocinas integradas. Tiene sus años pero está bien cuidado. La verdad, creí que era una buena pieza de colección. Pensé que no serviría, pero al conectarlo, comenzó a trabajar. Por azar, días después entré a una librería donde también venden música: vi un minúsculo mueble que contenía unos cuantos compactos. A su lado, en enormes estantes, habían colocado una cantidad increíble de elepés. Las fundas anuncian una novedad: están manufacturados en vinil de 180 gramos, lo que significa que son más resistentes a rayaduras, que sus surcos son más profundos, lo que aumenta la fidelidad de las grabaciones y que, por su peso, son más estables a la hora de hacer contacto con la aguja, lo que produce sonidos más brillantes. Compré solo tres que nunca había tenido en ese formato: Abbey Road, de los Beatles, Synchronicity, de Police y Spleen and Ideal, de Dead Can Dance. Son, por cierto, más caros que los compactos. Pero un manjar para las trompas de Eustaquio. Los discos de vinil están de regreso
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Terrorismo y guerra: un espejo frente a otro Fabrizio andreella
Portada: El terror y sus nombres Collage digital de Marga Peña
Directora General: Carmen Lira Saade, Director: Hugo gutiérrez Vega(†), Jefe de Redacción: LuiS toVar, Edición: FranCiSCo torreS C órdoVa , a Leyda a guirre r odríguez y r iCardo y áñez , Coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo g arCía n oriega , Diseño de portada y dossier: marga Peña, Diseño de Columnas: J uan g abrieL P uga , Relaciones públicas: V eróniCa S iLVa ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a LeJandro P aVón , Publicidad: e Va V argaS y r ubén H inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/ SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.
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Gustavo Sainz,
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el maestro Adriana Guadarrama
EL AUTOR DE GAZAPO Y OBSESIVOS DÍAS CIRCULARES SE CONVIRTIÓ EN INVOLUNTARIA GUÍA DE LA JUVENTUD DE SU TIEMPO.
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l jueves 2 de julio de 2015, mientras todo México comentaba la muerte de Jacobo Zabludovsky, empezó a correr en páginas en línea de los diarios mexicanos y en redes sociales, la noticia de la muerte, en Estados Unidos, del escritor mexicano Gustavo Sainz el viernes 26 de junio. Confieso que la noticia me conmocionó y me fui por el túnel del tiempo. Mi generación tuvo la suerte de tenerlo como maestro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam en la década de los setenta. Era popular entre la tropa masculina y femenina, un seductor incurable, no por guapo sino por vanguardista y porque sus novelas rompían con los cánones literarios de aquel tiempo. Su presencia resultaba perturbadora, con el agregado de su inconfundible voz gangosa. Se contaban de su vida privada historias inverosímiles, tanto las amorosas como otras que parecían ciencia ficción. Por los pasillos de la facultad corría la leyenda de que tenía en su casa una de las primeras computadoras personales que hubo en México. Sus novelas se vendían como pan caliente y daba clases de Periodismo y literatura y de Sociología del cine. Lo recuerdo en el jardín de la facultad –la antigua escuelita del campus central–, con sus pantalones de campana Topeka, rodeado de féminas con minifalda o amplias faldas hippies de telas floreadas, y de chavos de melena larga y jeans ajustados, muchos de ellos hoy conocidos escritores y escritoras, fotógrafos y fotógrafas, locutores y locutoras de radio, poetas. Sáinz enseñó en la facultad casi todos los géneros periodísticos, además de cine y literatura. A él le debe mi generación el descubrimiento del gran cine, del cine con mayúsculas, en una memorable clase que alternaba una sesión en el aula y la otra en el Salón Rojo de la recién estrenada Cineteca Nacional de Río Churubusco, que tristemente fue consumida por las llamas en el sexenio de López Portillo. En el salón de clases
leíamos y discutíamos autores de primera en ediciones novedosas para aquella época, casi todas importadas y que sólo se conseguían en librerías de Polanco. En las funciones del Salón Rojo vimos por primera vez El gabinete del doctor Caligari, Volando a Río, Aguirre la ira de Dios, El ciudadano Kane, Nosferatu, El acorazado Potemkin, Roma, ciudad abierta, El año pasado en Marienbad, El ángel azul y muchas más. El boleto para entrar a la siguiente película era llevar la crítica de la película anterior en cuartilla y media escrita a máquina. Qué época gloriosa, cómo gocé esas funciones en el Salón Rojo que me descubrieron a los grandes directores como Orson Welles, Josef von Sternberg, Werner Herzog, Eisenstein, Truffaut, Godard, Rosellini, Pasolini, hasta entonces para mí desconocidos. Por primera vez escuché hablar del neorrealismo italiano, de la Nouvelle Vague, de los Cahiers du Cinema, de la revista inglesa Sight and Sound. Y todos esos descubrimientos son nuestra deuda con Gustavo Sainz. Después vino el sexenio de López Portillo y Gustavo se fue a la Dirección de Literatura del inba . Un texto publicado en La Semana de Bellas Artes que hacía una caricatura de la señora Carmen Romano de López Portillo, le costó el puesto a Juan José Bremer, director del inba en ese momento, y obviamente significó la salida de Sainz. Aunque luego él negó que ésa haya sido la causa de su salida del país, poco después de ese incidente Gustavo se autoexilió en Estados Unidos, donde dio clases en varias universidades y se alejó del mundo literario mexicano. Su muerte nos tomó por sorpresa e imagino que mis compañeros de aquel tiempo lo estarán recordando, y añorando con nostalgia nuestras clases de cine en el Salón Rojo y nuestra divertida juventud universitaria setentera que, entre clase y clase, se desperezaba al sol hedonista y ensimismada, y veía pasar la vida como si no hubiera mañana en la emblemática bardita de la antigua facultad
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Juan José Arreola y Gustavo Sainz, en 1970 Con José Emilio Pacheco Gustavo Sainz, José Agustín y Elena Poniatowska Fotos tomadas del blog de Gustavo Sainz: gustavosainz. blogspot.mx
Las voces
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SON DIECISIETE LOS VOLÚMENES QUE CONFORMAN SU “CONTROVERTIDA OBRA LITERARIA”, CONSIDERADA PARTE FUNDAMENTAL DE LA “LITERATURA DE LA ONDA”
Xabier F. Coronado Gustavo Sainz en entrevista con este diario, 26 de agosto de 2005. Foto: José Antonio López/ La Jornada
Ricardo Garibay, Froilán López Narváez y Gustavo Sainz El novelista enseña al lector a aprehender el mundo como pregunta. En un mundo edificado sobre verdades sacrosantas, la novela está muerta. Gustavo Sainz
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l azaroso siglo xx sacudió los fundamentos de la vida humana con múltiples consecuencias. El arte en particular sufrió una metamorfosis al alterarse su proceso evolutivo que, a pesar de diferencias específicas y variedad de estilos, mantenía características estables. En la creación literaria se produjo un rompimiento con los patrones tradicionales de estructura y modos lingüísticos: tanto poesía y teatro como novela y cuento experimentaron un cambio significativo en expresión y forma. La literatura en español pasó por una doble coyuntura: la revelación internacional de los escritores latinoamericanos y la eclosión de autores que se apartaron del paradigma narrativo. Obviamente este proceso tuvo un factor editorial, en el caso de México el medio se vio ampliado por nuevos proyectos editoriales entre los que sobresalió la editorial Joaquín Mortiz –fundada en 1962 por Joaquín Díez-Canedo después de su salida del Fondo de Cultura Económica– que pronto ofertó un catálogo donde se podían encontrar libros de escritores reconocidos, como Paz, Arreola o Fuentes y notables traducciones de narradores europeos, como Günter Grass o Samuel Becket, pero que también apostaba por una nueva generación de autores mexicanos como José Emilio Pacheco, Ibargüengoitia, García Ponce, Sabines y un largo etcétera. Algunos de estos escritores noveles produjeron obras que claramente se desmarcaban del camino literario trazado por autores como Rulfo, Paz o Fuentes. Nos referimos a los que Margo Glanz denominó “la literatura de la onda”, que tenía entre sus exponentes a José Agustín, Gustavo Sainz y Parménides García Saldaña. Estos escritores noveles, ajenos a los ambientes rurales postrevolucionarios, se enfocaron en retratar literariamente un medio urbano confuso y dinámico, escenario cotidiano de una juventud que se encontraba a punto de ebullición. Su presencia en el panorama literario supuso una ruptura generacional porque fragmentaron la compacta estructura narrativa y temática que les precedía e introdujeron nuevas formas de desarrollar historias diferentes, prescindiendo del relato lineal y las voces únicas. Abrieron otra vía para hacer literatura que en la actualidad se amplifica con las posibilidades digitales. Entre las obras realizadas por estos escritores hay una que se puede considerar, tanto por su repercusión como por su contenido, la piedra de toque que confirmó
la realidad de esta nueva época para la literatura mexicana: Gazapo. La novela, publicada por Joaquín Mortiz en 1965, tuvo en un año tres ediciones y fue traducida a varios idiomas. Gazapo es el primero de los diecisiete libros que integran la controvertida obra literaria de su autor, Gustavo Sainz.
BÚSQUEDA El problema de un escritor joven es encontrar su voz. Gustavo Sainz
Gustavo Sainz (1940-2015) cuenta que desde niño estaba interesado en escribir: “Yo sentí la necesidad de ser escritor al oír las radionovelas; a los 10 años de edad, cuando cursaba el cuarto año en la escuela primaria, ya hacía un periódico impreso en offset.” (Entrevista con Martha Paley-Francescato, Hispamérica, 1976). A través de una compañera de clase conoce al escritor español, exiliado republicano, Simón Otaola (1907-1980) que lee unos cuentos de Sainz y se convierte en su asesor de lecturas. Le presta libros de Borges, Faulkner, Carson McCullers… “Me tomó bajo su protección y me prestó los primeros libros serios que leí. Yo tenía 16 años.” En esa época frecuenta a otros jóvenes que luego se convertirían en escritores: “Cuando estaba en preparatoria conocí a mis primeros amigos escritores, hoy famosos, como Carlos Monsiváis, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y José de la Colina” (Entrevista con Ivonne Sánchez, Perfiles, 2009). Sainz se convierte en un lector pertinaz y encuentra tres autores que marcan su obra: Henry Miller, del que heredó la pasión por la temática erótica; Lawrence Durrell que, a través de su obra El cuarteto de Alejandría, le descubrió la posibilidad de relatar una historia desde diferentes punto de vista; y James Joyce, que le enseñó a dar trato literario al diálogo interior de un personaje. Esos escritores tuvieron en la narrativa de Gustavo Sainz una resonancia reconocida por el propio autor: “Yo comienzo a escribir un poco a imitación de Lawrence Durrell y de Henry Miller, que también fue para mí un baño absoluto de ideología, de moralidad, de todo” (Francescato, 1976). “Buscaba copiar la energía y el cinismo de Henry Miller, la melancolía de Lawrence Durrell, sobre todo los pasajes líricos de Justine, libros que estudiaba concienzudamente.” (Autoentrevistas, Conaculta, 2007). “Para escribir después de Joyce habría que extenderse en todas direcciones […] Después de Joyce ya no deberían existir simplificaciones narrativas.” (“Libros de cabecera”, 2004). A través de esas lecturas el joven escritor se da cuenta de que lo importante es buscar un estilo personal, encontrar una voz propia. “Descubrí que cada escritor
Gustavo Sainz y Josefina Estrada en la presentación de Compadre Lobo, noviembre de 1977
Gustavo Sainz es un investigador del lenguaje literario porque experimenta con la palabra escrita, con su ritmo y sus interpretaciones. debe escribir como es él mismo. Y yo me puse a escribir como un muchacho de la Colonia del Valle, una colonia de clase media idiota, con una lengua que me habían enseñado en la escuela marista y a ser lo más honesto, sincero y directo que pudiera. Y así empecé a hacer mi novela Gazapo.” (Sánchez, 2009). En principio produce una treintena de cuartillas que publica en la revista Cuadernos del viento, dirigida por Humberto Batis; el texto aparece con una nota, “Fragmento de novela”. Gustavo Sainz cuenta: “Entonces el editor de Joaquín Mortiz me llama por teléfono y me dice: ‘Oiga, cuando acabe esa novela yo se la publico, me interesa mucho’.” Tres años tardó en terminar el primer manuscrito y se lo llevó a Díez-Canedo; Sainz relata aquel encuentro: “Le pregunté si me la publicaba. Y me dijo: ‘Claro, se la publico’; dije, ‘bueno, a ver si le gusta’. Y él me respondió, ‘aunque no me guste’.” (Francescato, 1976) Así nació Gazapo, novela que ya apuntaba las características que marcarían su obra: textos autobiográficos
narrativas de
6 de diciembre de 2015 • Número 1083 • Jornada Semanal
GustavoSainz
que tratan sobre relaciones personales, juventud, sexo y literatura. También apostaba por la experimentación, dando al lenguaje urbano coloquial un estatus literario que no tenía, e introduciendo recursos que le permitían la creación de múltiples puntos de vista. Sainz consigue una beca de la Fundación Ford en la Universidad de Iowa donde gesta su siguiente novela: Obsesivos días circulares (Mortiz, 1969). En ella vuelve a desarrollar los mismos temas con un dejo de crítica política y social. El personaje principal lee el Ulises, de Joyce, durante el tiempo narrativo y el texto tiene un final insólito: una frase cantinflesca se repite y crece durante trece páginas. Con su tercera novela, La princesa del Palacio de Hierro (Mortiz, 1974), Sainz logra el reconocimiento, vende miles de ejemplares y recibe el Premio Xavier Villaurrutia. El autor comenta que tenía la intención de dar una voz diferente a cada capítulo y envió uno de ellos a la revista Plural, dirigida por Octavio Paz: “En ese momento está Juan Goytisolo en México y le gusta mucho el capítulo; comemos y me habla de los hallazgos de este ritmo coloquial.” (Francescato, 1976). Ante ese comentario, Sainz desiste de su proyecto primitivo, articula toda la novela con la voz exclusiva de la protagonista y el contrapunto, al final de cada capítulo, de fragmentos de poemas de Oliverio Girondo. El relato se convirtió en un monólogo donde “la princesa” hace gala de una verborrea coloquial frívola y desinhibida. Sainz prendió a los lectores al lograr fundir el lenguaje hablado con la palabra escrita en una obra que ha quedado como un hito en la historia de la literatura mexicana. La novela es relevante y actual, sobre todo por esa coexistencia filológica y el “ventaneo” al modo de vivir y relacionarse de un estrato social que parece persistir después de cuarenta años.
EXPERIMENTACIÓN
heresiarcas (Mortiz, 1992), un mosaico de imágenes literarias y referencias encubiertas alrededor de personajes que vivieron una época oscura de la Colonia; La muchacha que tenía la culpa de todo (Ediciones Castillo, 1995), un texto donde cada frase es una pregunta; La novela virtual (1998), un libro abierto de trazos postmodernos que, según su autor, “está escrito bajo la estética del pulsador electrónico.” (Entrevista con César Güemes, La Jornada, 29/03/1999); y A troche y moche (Alfaguara, 2002) que, como su título indica, reparte sin medida ni orden aparente, citas, aforismos, datos de todo tipo y elucubraciones. Mención aparte merece A la salud de la serpiente (Grijalbo, 1991), una recapitulación histórica de la masacre de Tlatelolco escrita desde la distancia física y temporal. Un “proyecto narrativo” hipertextual, donde Sainz enlaza noticias de prensa, cartas y un discurso personal en tercera persona, para reflexionar sobre arte y literatura. El autor cierra un círculo serpentino sobre sí mismo y los escritores de su generación, enmarcado en los hechos que relata. Gustavo Sainz es un investigador del lenguaje literario porque experimenta con la palabra escrita, con su ritmo y sus interpretaciones; es un escritor consciente de la hegemonía del lenguaje y lo hace protagonista de todos sus textos. Su manera de escribir invita a la participación del lector porque en la mayoría de sus novelas la situación narrativa es ambigua, equívoca. Quizás quiere que apliquemos a su obra el método de lectura que nos comparte en Compadre Lobo (Grijalbo, 1978): “Leer es elegir ciertos puntos privilegiados de los textos, vamos a decir, los nudos del tejido. Y frente a autores que no se ofrecen sino hasta una segunda o tercera relectura, acepto que leer es también trastornar el orden aparente en el que se constituyen los libros, acercar las partes alejadas, descubrir repeticiones, oposiciones y gradaciones.”
La literatura es desafío, es
EL SUJETO CORAL
quebrantar todas las reglas, es
Pero dime/ –si puedes–/ ¿qué haces/
experimento, es
allí, sentado/ entre seres ficticios/ que
obra abierta.
en vez de carne y hueso/ tienen
Gustavo Sainz
letras/ acentos/ consonantes/ vocales?
A partir de entonces la obra de Sainz se centra en un camino de experimentación constante. A las novedades temáticas, lingüísticas, gráficas y tipográficas de sus primeras novelas, añade re cursos inéditos y ensayos narrativos en sus siguientes obras, que terminan siendo textos corales neobarrocos saturados de citas. Entre sus libros podemos apuntar: Retablo de inmoderaciones y
Oliverio Girondo
En sus libros, Sainz aplica el método del punto de vista múltiple. Para conseguirlo, utiliza el hipertexto e incorpora voces diferentes al convencional narrador único, en primera o tercera persona. Los personajes y medios utilizados para relatar la historia, el sujeto coral, son peones y herramientas del autor para construir un relato poliédrico que nos acerca a la ver-
Foto tomada del blog de Gustavo Sainz: gustavosainz.blogspot.mx
dad ficticia del hecho narrativo y genera en el lector inquietudes que la visión exclusiva no provoca. Estas polivoces narrativas de Gustavo Sainz se manifiestan en casi todas sus obras. El autor se vale de personajes, cartas, grabadoras, medios de comunicación, citas textuales o implícitas, conversaciones telefónicas, diarios personales, letras de canciones, ideas y reflexiones, para dar entrada a un coro de voces que son interlocutores de sus experimentos literarios. Sainz se lanza a una aventura narrativa que casi siempre va más allá del territorio explorado. En Fantasmas aztecas (Grijalbo, 1982) nos deja un ejemplo de esas polivoces: un narrador introduce el libro, el narrador-autor lo relata, el protagonista nos lo cuenta y un personaje femenino nos da su versión de los hechos. En su última novela, El tango del desasosiego (Atemporia Narrativa, 2008) Sainz usa de nuevo la doble voz: el diálogo interior del protagonista con esa entidad ambigua que a todos nos habla desde el fondo de la mente y unas veces nos reprende, otras nos adula o justifica pero casi siempre nos engaña. Gustavo Sainz supo entender que había dos formas posibles de escribir, “una que pretende devenir precisamente escritura, en configurarse literariamente, en representar la mente pensando, en fragmentarse, en autodestruirse; y otra feliz en sus limitaciones, que se desarrolla con inocencia informativa, sin pretensiones de bien decir, diciéndose, dejándose decir sin atacar la lengua, sin convulsiones de ninguna especie” (Sainz, 1998). Gustavo Sainz optó por el camino difícil, el de representar la convulsión de la mente pensando, nunca se traicionó a sí mismo y se mantuvo fiel a su audacia literaria hasta el final, algo que pocos escritores hacen y que sus lectores debemos de admirar, disfrutar y, sobre todo, agradecer
6 de mayo de 2004. Foto: Roberto García Ortiz/ La Jornada
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El Estado Is mitos y
Fabrizio Lorusso Un musulmán indio sostiene una pancarta durante una protesta contra ISIS, después de los ataques del viernes en París, 18 de noviembre de 2015, Nueva Delhi, India. Foto: AP/ Manish Swarup
HISTORIA, CULTURA, RELIGIÓN Y PODER, ALGUNOS DE LOS ELEMENTOS INSOSLAYABLES PARA ENTENDER QUÉ ES EL ESTADO ISLÁMICO. INTERESES GEOPOLÍTICOS Y ECONÓMICOS, NEOCOLONIALISMO E INTERVENCIONISMO SON LOS PRINCIPALES VÍNCULOS DE OCCIDENTE CON EL EI Y LA SITUACIÓN ACTUAL.
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os atentados del 13/11 o 13- n en París estremecieron a la opinión pública mundial, pero en 2015 han sido muchas más las matanzas con firma islamista radical difundidas por los medios, aunque con diferente énfasis: de Siria a Kenia, de Turquía a Egipto y Beirut se ha cernido una estrategia de terror. Sólo entre julio y septiembre, el Estado Islámico de Irak y Siria (iSiS ) y sus afiliados cometieron mil 86 atentados, doce por día, con un saldo de 2 mil 978 víctimas, casi todas en países musulmanes. Medio Oriente parece un escenario de la Guerra Fría en pleno siglo xxi , con Rusia y Estados Unidos al mando de “bloques de intervención” e intereses geopolíticos contrastantes. Gobiernos y medios occidentales justifican cierres de fronteras en Europa y más bombardeos en Siria para apoyar, dentro de la guerra civil iniciada en 2011, a los opositores del presidente-dictador Bashar al-Assad y debilitar al iSiS . Rusos y chinos sostienen a Assad contra los rebeldes y Rusia ha enviado cazas para golpear al iSiS y apuntalar el régimen sirio. Asimismo, los gobiernos de Irán e Irak están con Assad. En medio está la población civil indefensa: en cuatro años ha habido más de 4 millones de expatriados, 8 millones de refugiados internos y trescientos mil muertos, sobre un total de 22 millones de habitantes. Se ha vuelto a hablar de “choque de civilizaciones”: la occidental judeocristiana vs. la árabe-musulmana, pero se trata más bien de “choques dentro de una civilización” en los que irrumpen reiteradamente potencias externas, que pelean directamente o arman a grupos por sus propios objetivos, y fundamentalistas con aspiraciones hegemónicas. Así, siguen los conflictos entre gobiernos y comunidades sunitas, que representan al 87% de los musulmanes, y chiitas (13%); árabes y no-árabes; judías, musulmanas y cristianas; proccidentales y antioccidentales, etcétera. El incendio de Mesopotamia llega a Europa, en donde hay centenares de ciudadanos que militaron en el iSiS como foreign fighters: 500 del Reino Unido, mil 200 de Francia, 450 de Bélgica, 500 de Alemania, 800 de Rusia, 100 de Italia. Pocos, comparados con los 20 millones de musulmanes totales de la Unión Europea, pero potencialmente muy peligrosos. Tras el ataque al semanario Charlie Hebdo en enero y el 13-n , emociones encontradas y cegueras belicistas ofuscaron la reflexión acerca de contextos lejanos y los vocablos que los describen. Por ejemplo, la ideología o el movimiento político del yihadismo viene de yihad,
Imagen de televisión que muestra a la iraquí Sajida Mubarek Atrous al-Rishawi abriendo su chaqueta y mostrando un cinturón de explosivos. Foto: Jordano TV/ AP
que muchos identifican sólo con “guerra santa”, aunque su significado es “esfuerzo” y es un concepto complejo con distintas interpretaciones: puede significar “resistencia a la opresión”, “obligación de fe” o “lucha” personal interna, pacífica o hasta armada. En este sentido se habla de alas yihadistas combatientes como el iSiS , dentro de la corriente salafista sunita que promueve una versión tradicional-radical del islam. La palabra islamismo ha cambiado su significado: en el siglo xix equivalía a islam o mahometismo, pero desde la década de 1970 describe movimientos, partidos e ideologías que pretenden adaptar la política a los preceptos del islam. El islamólogo francés Bruno Étienne define su versión dura, el “islamismo radical”, como “uso político de temas musulmanes en reacción a la occidentalización, considerada agresiva hacia la identidad árabe-musulmana”, y “protesta” contra la modernidad y la laicidad. Sharia, traducible como “camino a la paz”, es la “ley islámica”. Representa un código de conducta integral que va más allá de la religión, aunque se funda en el Co-
rán y en las sentencias del fundador del islam, Mahoma, después de cuya muerte (632 d. C .), a consecuencia de conflictos doctrinarios y políticos surgieron dos ramas del islam, la sunita y la chiita. La sharia puede incluir muchos aspectos de la vida y ser incorporada en el derecho de los países. En un “Estado Islámico”, la autoridad emana de la ley islámica y el islam es religión oficial. Es el caso de Irán (chiita), Arabia Saudí (sunita) o de iSiS .
MITOS ALREDEDOR DEL ESTADO ISLÁMICO Los musulmanes aman al EI por radical. El poder del EI viene de la política, no de la religión. El EI quiere instaurar un “estado” o “califato” sunita en Oriente Medio. En 2013 y 2014 fue instalándose en el Norte-Oeste de Irak, a lo largo del corredor entre Fallujah y la frontera siria, pasando por Ramadi, y en las ciudades de Mosul y Tikrit, así como en Siria, donde avanzó sobre Palmira, Dayr Az Zawr y Raqqah. Su jefe es el califa iraquí de cuarenta y cuatro años, Abu Bakr al-Baghdadi. Aunque es rechazado por la mayoría de los árabes y de los musulmanes (dos conjuntos que no coinciden), ha
Rebeldes de isis marchan después de tomar una ciudad siria
Si por un lado es cierto que proyectan al mundo imágenes terribles, de “locos”, por otro tienen objetivos claros y estrategias racionales. Pretenden crear un califato sunita basado en la ley islámica y en interpretaciones radicales del Corán.
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slámico, realidades
Niñas desplazadas debido a los enfrentamientos entre el Estado Islámico y otros grupos insurgentes, al este de Kabul, 22 de noviembre de 2015 Foto: AP/ Mohammad Anwar Danishyar
ganado cierto consenso en Irak entre comunidades sunitas y militantes del partido Baaz Árabe Socialista, hoy proscrito, del fallecido Saddam Hussein. En efecto, este dictador y su gobierno eran sunitas, y tras la invasión estadunidense de 2003 se instaló en Irak un gobierno chiita que operó una represión contra los sunitas. También Assad, de Siria, es chiita y gobierna sobre una población mayoritariamente sunita. iSiS , entonces, ocupó regiones en donde hay minorías sunitas importantes que fueron privadas del poder y acorraladas en el pasado. El EI es un Estado. EI es una entidad autoproclamada no reconocida, aunque sí tiene ciertas prerrogativas de un Estado: un territorio del tamaño de Bélgica, que va achicándose conforme siguen los bombardeos sobre sus baluartes y las victorias en el campo de batalla por parte de sus rivales (kurdos sirios e iraquíes, rebeldes sirios, mercenarios chiitas e iraníes, ejército regular de Irak); un pueblo de referencia, o sea de 30 mil a 50 mil milicianos (diez por ciento de ellos europeos), tribus sunitas y parte de la población bajo su control; cobro de impuestos y monopolio de la fuerza; una ideología nacionalista y de rescate popular, totalitaria y confesional. No se trata de un Estado-nación moderno, sino de un proyecto teocrático que guarda semejanzas con modelos medievales absolutistas y hasta con el nacionalsocialismo. Están locos y no tienen estrategia. Si por un lado es cierto que proyectan al mundo imágenes terribles, de “locos”, por otro tienen objetivos claros y estrategias racionales. Pretenden crear un califato sunita basado en la ley islámica y en interpretaciones radicales del Corán. Los pobladores, sunitas como los del iSiS , aunque no extremistas, han sido víctimas de represiones y discriminaciones por parte de gobiernos chiitas como el iraquí y el sirio. El EI sería el menor de los males. Además, el EI fomenta y explota un sentimiento antioccidental difuso que tiene origen en un largo historial colonial y neocolonial de potencias injerencistas en la región: Rusia, Estados Unidos, Turquía y varios países europeos. Nadie los puede vencer. En el último año perdieron la cuarta parte de sus posesiones. El EI retrocedió en Siria, en donde los kurdos mantienen bajo su control Kobane y la provincia de Rojava, en la cual están construyendo una república democrática y popular con el apoyo de combatientes y movimientos progresistas del mundo entero, y lo mismo ha sucedido en Irak, donde los pobladores del Kurdistán autónomo iraquí han defendido sus territorios y avanzaron sobre Sinjar en noviembre.
Los financian Occidente y sus aliados árabes. Sí y no. El EI puede pagar a sus tropas mejor que los rebeldes sirios o el ejército regular iraquí y no depende de dinero del extranjero. Tiene sus fuentes de riqueza: venta de petróleo a través de la frontera turca y de electricidad a Siria, extorsión de la población, impuestos, expoliación de bancos y ciudades conquistadas, financiaciones de Qatar, Arabia Saudita, Kuwait (aliados de Estados Unidos). iSiS no es financiado directamente por potencias occidentales, aunque el tráfico de armas procedentes de estos países y de hidrocarburos lo ha reforzado. Al Qaeda, de la cual se desprendió iSiS , fue una criatura de los servicios de inteligencia estadunidenses ( Cia ) contra la ocupación soviética de Afganistán entre 1979 y 1989. Son insurgentes sirios. En iSiS hay sirios. El EI combate en Siria, pero su origen es iraquí. En febrero de 2014 fueron expulsados de la rama Al Qaeda-Irak por ser demasiado violentos y desobedecer las órdenes del sucesor de Osama Bin Laden, al-Zawahiri. Al Qaeda en Siria opera con la célula Jabhat al-Nusra, que ahora también es enemiga del EI. Las bombas de la aviación francesa, la inglesa y la estadunidense sobre posiciones de iSiS fueron el motivo que esgrimieron los terroristas para atacar París y ganar más adeptos entre los sectores radicalizados del islam, incluso en Europa. Asimismo amenazaron Moscú, pues también Rusia los bombardea en Siria. El EI se ha vuelto el enemigo común de rusos y occidentales que, por ahora, arrinconan sus diferencias en Siria para golpearlo. Pero el 24 de noviembre un avión caza turco derribó un bombardero ruso, poniendo en riesgo esta “colaboración”. La Turquía del presidente Recep Erdogan, país miembro de la otan , mantiene ambigüedades con el EI, al permitir su paso y el contrabando de petróleo por la frontera con Irak. Con la excusa de la “lucha contra el terrorismo” Erdogan reprime poco a iSiS y más a sus eternos enemigos, los kurdos, es decir, los únicos que han vencido al EI por tierra. isis y Al Qaeda son lo mismo. El EI está realizando el sueño que Al Qaeda no pudo concretar. Ni bajo el mando del saudí Bin Laden ni, tras su muerte el 1 de mayo de 2011 en un operativo estadunidense en Pakistán, bajo el control de su sucesor, el egipcio Aymán al-Zawahiri, los qaedistas habían conquistado un territorio-base para el futuro califato. Al Qaeda, dentro de una estrategia revolucionaria, deseaba derrocar a gobiernos del mundo árabe para tomar el poder y cambiarlos según su ideología extremista, pero sin apoyo popular masivo no podía ganar.
Un niño musulmán sostiene una pancarta en una manifestación organizada contra ISIS. India, 26 de noviembre de 2015. Foto: REUTERS/ Shailesh Andrade
El atentado a las Torres Gemelas (11- S 2001) pretendía suscitar en Estadon Unidos una reacción excesiva que a la postre favoreciera a los terroristas. Así, Bin Laden atacó países occidentales, Estados Unidos y sus aliados invadieron países musulmanes y el círculo se cerró con la radicalización de parte de la población que ya veía en el islamismo una alternativa. Tras la penetración militar occidental en Afganistán (2001) e Irak (2003), crecieron las resistencias armadas internas, Al Qaeda aumentó sus filas y decidió reducir los actos terroristas en Occidente, pues no quería sacar a los invasores sino ampliar la lucha contra ellos en los países árabes. Así creció “Al Qaeda en Irak”, dentro de la cual nació en 2006 el Estado Islámico de Irak, precursor de iSiS /EI. Sus objetivos no han cambiado, pero desde 2010 con al-Baghdadi a la estrategia terrorista se le sumó la de conquista territorial, facilitada por la crisis de Siria y los huecos de poder en Irak. Así las cosas, en la galaxia yihadista radical hay dos “transnacionales” rivales: Al Qaeda y el EI. Son nuevos y modernos. Se presentan como “novedad” y “duros” con respecto de Al Qaeda y otras facciones. Son modernas sus armas y propaganda. Su “yihad 2.0” vive del manejo de tecnologías y medios actuales, de internet y redes sociales para el reclutamiento de soldados en muchos países y la emisión de comunicados, pero en realidad iSiS es una fuerza tradicionalista y regresiva. Son portadores de un proyecto político-religioso con epicentro en el mundo árabe para la construcción de un Estado inspirado en el califato islámico que tuvo su apogeo en el año 750 dC . ¿Están en guerra contra Occidente? Ciertos países occidentales están metidos en la guerra civil de Siria y contra el EI en Irak y Siria. Éste pelea en un entorno complicado, rodeado de enemigos árabes (sobre todo musulmanes-chiitas), kurdos y occidentales. Fuera de Irak y Siria ha ido ganando el favor de islamistas radicales, como los kenianos de Boko Haram. Hay células que se adhieren a iSiS y salen de Al Qaeda. Su estrategia de terror se ha desplegado más dentro del mundo árabe que en Occidente, a pesar de la distinta relevancia que a sus acciones le asignan la prensa y la televisión. Sin embargo, intolerancia y xenofobia aumentan en el Viejo Continente como en tiempos de guerra, alimentando las expectativas electorales de la ultra derecha y las prácticas antidemocráticas de los gobernantes. De esta forma, el EI gana adeptos en Medio Oriente y surte efectos en una Europa que se blinda, quizá de modo permanente, limitando la libertad de expresión, circulación y manifestación y promulgando leyes especiales y liberticidas. Aunque el califato sucumba un día, el futuro es incierto y no será con bombas como podrá despejarse
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Terrorismo
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Fabrizio Andreella fabrizio108@yahoo.com
NI IZQUIERDAS NI DERECHAS RETROCEDEN EN SUS PRETENSIONES AMBICIOSAS Y DESTRUCTIVAS. EL PERIODISMO INTIMIDATORIO HACE TAMBIÉN SU APORTE A LA VIOLENCIA.
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Foto: Menendj/ CC BY-SA 2.5. Fuente: pt.wikipedia.org
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hora que unos atentados terroristas han sacudido la tranquilidad de esa gran dama, rugosa y anémica pero bien maquillada, que es Europa, todo mundo tiene claro lo que hay que hacer. La derecha dice: “Hay que bombardear todo lo que se pueda.” Sus voceadores gruñen en todos los medios el fanatismo del odio más necio para rastrear adeptos entre los asustados que piensan con las vísceras. La izquierda gubernativa cavila: “En situaciones graves como ésta, el pacifismo oficialmente profesado hasta ayer debe humildemente dar un paso atrás.” Sus intérpretes, con un uso funambulesco de la lengua, señalan suspirando que la intervención bélica debe ser firme pero leve, eficaz pero legal, vehemente pero justa. Por su parte, la izquierda de oposición que tiene espacio en los Congresos y en los medios, sin tener la valentía para proponer una acción concreta, derrama una virginal oratoria de principios abstractos que ilumina a quien la declama y a quien la reclama. Los periodistas, por su parte, inyectan miedo y rabia con titulares sobre lo que ha pasado, escritos no para informar sino para aterrorizar, y sobre lo que podría pasar, que son conjeturas casi astrológicas: hablan de la muerte del periodismo. La gente común, más impresionada, embebida de televisión y opiniones de los omnipresentes todólogos, se desahoga gritando su intranquilidad en forma de resentimiento violento o de miedo patógeno.
El terrorismo del sedicente Estado Islámico ha puesto un horrible espejo frente a la sociedad occidental. La reacción es la de siempre: protegerse poniendo otro espejo aún más horrible frente al espejo islamista.
“Hay que actuar con urgencia, no es tiempo de reflexiones”, dicen los que inflan el pecho orgulloso frente a los muertos. Me gustaría saber cuándo tuvo lugar el tiempo para la reflexión, porque creo que me lo perdí. Total, que en este aquelarre de verdades ostentadas, no sé que pensar y renuncio a tener una opinión clara, acogiéndome a la docta ignorantia renacentista. Me estremece ver que todo mundo sabe todo, tiene bien entendidas causas y soluciones, habla como si la solución fuera sencilla y al alcance de todos. Por lo tanto, me quedo fuera del Coliseo mediático donde los gladiadores postmodernos exhiben sus proezas intelectuales, y me contento con sumergir mi mirada en lo que está muy atrás de todas esas palabras enérgicas y resueltas. El terrorismo islamista ha vomitado su paranoia brutal sobre Europa, que no comprende y no se percata de tanto odio. “¿Cómo es posible –se preguntan los representantes oficiales de Occidente– agredir a la civilización que exporta la democracia, la libertad y el bienestar?” “¿Cómo es posible que no se den cuenta de que Occidente es una madre generosa que se sacrifica por todos sus hijos en el mundo entero?” Bueno, si no usamos una crueldad similar asesina para analizar ese odio y si no nos liberamos de la venda narcisista que tenemos puesta, nuestra posibilidad de entender la situación actual es prácticamente nula. Para Occidente, las demás civilizaciones son recursos para explotar cuando sirven, o basureros donde amontonar sus desechos cuando no sirven. Esta arrogancia es, a final de cuentas, ceguera e ignorancia, y es una lastima que un sistema cultural tan importante para la historia del planeta sea culpable de tanta torpeza. Solamente liberándose de su sumisión a la lógica del mercado, emancipándose de la dictadura acéfala de la tecnología, rechazando la supremacía de los intereses de pocos sobre los valores y los derechos de todos, solamente así Occidente puede asumir su parte de responsabilidad, por considerable o escasa que sea, en los conflictos que destrozan el mundo. ¿Pero cómo hacerlo? El papel de taller de la innovación es monopolio de la tecnología y del mercado económico y financiero, es decir, de mecanismos acéfalos que se mueven solamente para perpetuarse y que para eso utilizan y subyugan inclusive los valores éticos elementales del conjunto humano. Por otro lado, el hori-
zonte político no va más allá de las próximas elecciones y el quehacer político se reduce a la gestión administrativa de lo existente. Por lo tanto, es inútil pensar que hoy la política pueda ser el instrumento adecuado para realizar un cambio profundo que germine de la reflexión sobre la identidad de la propia civilización. Transformar efectivamente la realidad necesita del esfuerzo para imaginar alternativas a lo existente, así como de tiempos más largos que los de la política, que hoy es simplemente la que tutela lo que otras fuerzas ponen al centro de la vida social. Tomar conciencia y asumir la responsabilidad propia frente al terrorismo es un trabajo largo y también difícil, porque es necesariamente cultural y colectivo, y ya sabemos que cultura y colectividad son conceptos que la sociedad en la cual vivimos no ama, o más bien aborrece. La cultura como interrogante, la reflexión interior como búsqueda de lo real, la contemplación de la verdad como acción –es decir, el legado socrático que hemos abandonado y las enseñanzas toltecas, hinduistas, budistas e inclusive islámicas que hemos desdeñado–, hoy en día son posturas marginadas y que sirven solamente de vez en cuando para que parezca que somos una civilización sensible e ilustrada. Es cierto que la cultura, como la política, tampoco tiene la posibilidad de influir directamente sobre la realidad –que va rápidamente por su cuenta hacia la nada–, pero sí puede influir mucho sobre la percepción de la realidad misma y sobre la conciencia de los valores compartidos. La honestidad y la hospitalidad, que hoy son simplemente dos palabras ornamentales, dos conceptos que sirven de aderezo para la ensalada de los césares económicos y financieros, serían extremadamente necesarias en este momento de grandes movimientos migratorios mundiales. El griego antiguo, al ver llegar un extranjero, le decía: “Primero ven a comer el pan y a beber el vino de esta casa. Luego me dirás tu nombre y qué quieres.” Recuperar esta sociabilidad contra el señorío de la sospecha, la ira y el miedo, sería hoy indispensable, porque cuando los instintos substituyen los valores de un hombre, algo de su nobleza y humanidad está en peligro. Sin embargo, las respuestas bélicas que damos al terrorismo islamista no nos distancian de lo que denunciamos y el lenguaje de la agresión se derrama en todo el diccionario de las respuestas posibles. Esta ciega im-
y guerra:
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n espejo frente a otro
Un militante del Estado Islámico llevando la bandera del grupo Fuente: YouTube
Protesta contra ISIS, después de los múltiples ataques a París, 18 de noviembre de 2015, Nueva Delhi, India. Foto: AP/ Manish Swarup
pulsividad –emblema de la cual es la guerra contra Irak, motivada por las ficticias armas de destrucción masiva después del 11 de septiembre– no hace más que tornar la protección contra el terrorismo en otra agresión igual de infernal, y nunca en la historia se ha visto que la oscuridad de la guerra encienda la luz de la paz. 2 Desde el siglo pasado, las naciones organizadas por la democracia, el libre mercado y la comunicación masiva han tenido la posibilidad, estimulada por la apología del progreso, de desear objetos y situaciones que prometen el placer y hasta la felicidad. Antes de la Gran Recesión que empezó en 2008, la casi totalidad de la gente que tiene más de cincuenta años de edad vivía en condiciones materiales mejores que las de sus padres. Era convicción común que, trabajando y adquiriendo nuevos bienes, el futuro siempre se perfilaría como algo mejor que el presente. Para el desenvuelto optimismo liberal, la historia parecía la celebración del progresivo e inexorable avance económico del capitalismo y, hasta 1989, a la amenaza ideológica del comunismo se le oponía el bienestar como realidad cuando era posible, y como esperanza cuando resultaba inverosímil. En otras palabras, el materialismo y la imaginación del capital eran más seductores que la ambición comunista para realizar una sociedad de iguales bajo la severa vigilancia de una minoría privilegiada al mando del pueblo. A final de cuentas, el deseo de mejorar la condición de vida personal y familiar resultaba ser la aspiración más digna y noble, útil inclusive para el progreso de la sociedad entera. Empero, ya desde la década de los años ochenta el deseo empezó a ser algo más que uno de los elementos propulsores del consumismo económico, tornándose en un estilo de vida y en la forma más común de relacionarse con el mundo. La libertad del ciudadano pasaba por la reivindicación y la satisfacción de sus deseos.
Si los valores de los fundamentalistas islámicos son horribles e inhumanos, los nuestros son debilísimos y vacíos. Los valores que deberíamos defender son: el bombardeo de poblaciones civiles para acabar con los terroristas.
No cabe duda de que en la sociedad occidental el deseo se ha puesto, conscientemente o no, al servicio de su protegido más oculto, que es también su propulsor más confiable: el aparato productivo y mediático de la sociedad del libre mercado. La prueba es que hoy en día la mayor parte del tiempo libre lo ocupamos en ¡comprar! ¿Cómo? Cultivando el deseo con los paseos por los centros comerciales o la navegación en internet, donde los productos y las relaciones cosificadas se exponen para seducirnos. Si el tiempo es una función del consumo, la única trascendencia que nos queda es la trascendencia del dinero. De hecho, el dinero es la única descripción de la realidad que no está manchada por la bajeza de la realidad que el dinero mismo crea. Así las cosas, la crisis económica –que genera el desempleo, justifica la reducción de las prestaciones sociales del Estado y recrudece la imposibilidad de ascenso social para los más necesitados– nos ha obligado a sumergirnos en la desolación actual. Encauzando todo el potencial aspiracional del ciudadano exclusivamente
hacia la adquisición de bienes materiales, hemos puesto a las nuevas generaciones y a quienes migran a tierras que parecen prometer nuevas oportunidades, como Estados Unidos y Europa, frente a un desierto moral y existencial: si no hay riqueza disponible o posibilidad de ascenso social, ¿que hacen con todo el deseo estimulado por la propaganda económica y así acumulado en seres humanos que, por no tener el dinero para abrazar el consumismo, no saben dónde verterlo? Fundamentalismos de diferentes tipos –desde el fanatismo religioso de iSiS al totemismo del sexo de Charlie Sheen, las opciones para el sometimiento son muchas– ofrecen magnificas obsesiones que substituyen al único ritual que ha sobrevivido en el mundo occidental: la compra de productos o la participación en un evento que se torna en producto, como formación de la propia identidad. Provocan una risa embebida de tristeza las declaraciones de periodistas y políticos sobre la necesidad de defender los valores occidentales frente al ataque de iSiS , porque no hay valores que hayan resistido a la marcha triunfadora del consumismo. Si fuesen semánticamente honestos, más que de valores deberían hablar de intereses. Si los valores de los fundamentalistas islámicos son horribles e inhumanos, los nuestros son debilísimos y vacíos. Los valores que deberíamos defender son: el bombardeo de poblaciones civiles para acabar con los terroristas, la explotación de recursos naturales que pertenecen a Estados controlados por dictadores financiados por nosotros, la posibilidad para las nuevas generaciones de niños y adolescentes de sepultar el sol de su libido bajo el mantel negro de la pornografía online, la compra de un coche nuevo como medicamento contra el tedio personal, el derecho individual de tener armas y disparar cuando nos dé la gana contra quien odiamos, la desinformación sobre lo que contradice nuestras verdades colectivas, la libertad de considerar a quienes no se asimilan a nuestro sistema cultural como simples recursos para explotar. Esos pequeños ejemplos son las traducciones concretas y frecuentes de liberalismo, laicismo, amplitud de miras, igualdad: palabras que los orgullosos almuecines de la sociedad capitalista y de los valores del mundo occidental cantan incesantemente. El terrorismo del sedicente Estado Islámico ha puesto un horrible espejo frente a la sociedad occidental. La reacción es la de siempre: protegerse poniendo otro espejo aún más horrible frente al espejo islamista. La guerra y el terrorismo, los dos espejos, se reflejan uno en el otro. Ninguna imagen aparece en ese espacio vacío y de muerte. ¿Para qué sirven dos espejos que se reflejan a si mismos? Hay que tener el valor de darles la vuelta, para que cada quien conozca su cara, sus cicatrices y su sonrisa. Solamente así la historia del ser humano puede seguir teniendo la ilusión de nunca acabar
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VOZ INTERROGADA
6 de diciembre de 2015 • Número 1083 • Jornada Semanal
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Violencia e islam ESTA ENTREVISTA FUE PUBLICADA POR EL DIARIO FRANCÉS L’HUMANITÉ EL PASADO 18 DE NOVIEMBRE, APENAS TRANSCURRIDOS CINCO DÍAS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA. “SIEMPRE ESTARÉ EN CONTRA DE UNA RELIGIÓN INSTITUCIONALIZADA E IMPUESTA A TODA UNA SOCIEDAD”, SOSTIENE ESTE PIONERO DE LA POESÍA ÁRABE MODERNA. Mariusz Kubik/ CC BY-SA 3.0. Fuente: commons.wikimedia.org
entrevista con Adonis Sophie Joubert
Nacido en Al Qassabin, en Siria, en 1930 –lo cual significa bajo el “mandato” que Francia mantuvo en aquel país durante
-¿C
uáles son para usted las raíces del terrorismo? –El islam es al mismo tiempo un Estado y una fe. La fe y la vida cotidiana, aquí y más allá, están unidas. Se fundamenta en tres pilares: el Profeta es el último de los profetas; el creyente no puede modificar nada, debe conformarse con obedecer, y las verdades dichas por el Profeta son incuestionables. Quisiera añadir que el musulmán no tiene derecho a renunciar al islam, salvo muerto. Si llevamos al extremo esta lógica, Dios mismo no tiene nada más que decir, porque su última palabra está en su último profeta. El otro no existe a menos que sea musulmán. Es un mundo cerrado.
una larga temporada–, Adonis escribe en árabe y tiene doble nacionalidad, libanesa y francesa. Además de poeta y ensayista, autor entre otros títulos de Violence et islam. Entretiens avec Houria Abdelouahed (Violencia e islam. Entrevistas con Houria Abdelouahed, 2015) y Sufismo y surrealismo (este último traducido al español), Adonis es una de las voces intelectuales más respetadas del mundo árabe, algunos de cuyos textos han sido publicados en este suplemento. En esta ocasión reproducimos la entrevista que concedió al diario francés L’Humanité para hablar acerca de los recientes y trágicos hechos acaecidos en París.
–Sin embargo, hay numerosas lecturas de un texto sagrado… –Sí, y el texto es también una lectura. Hablo de la lectura mayoritaria, la del wahabismo, que domina hoy en día. Muchos musulmanes no la comparten, pero no representan la mayoría de los creyentes. El núcleo del problema es el poder. Desde 1950 los árabes no hicieron nada por cambiar la sociedad, ni hablaron de cambiar el régimen. Se puede combatir una dictadura, pero no un régimen religioso, el más peligroso de cuantos existen, porque niega al ser humano. Es necesaria una ruptura radical para liberar a la mujer de la ley religiosa, fundar una sociedad laica que respete la ciudadanía y dar al ser humano la libertad de crear y pensar. Todo lo que pasa actualmente puede conducir a regímenes aún más radicales. –¿Cuáles son las fuentes de la violencia en el islam? –La violencia es parte constitutiva de nuestra historia y de nuestra vida cotidiana. A la muerte del profeta Mahoma siguió la fundación del primer Califato y la transformación del islam en un régimen político. La gente que estuvo alrededor del Profeta pasó por divisiones y guerras.
La guerra de sucesión duró cincuenta años. Los Al-Ansar fueron excluidos en beneficio de los Quraysh [la familia de Mahoma en un sentido amplio; nota de la redacción francesa]. Los cuatro primeros califas fueron asesinados. La violencia continuó con los omeyas y los abásidas. El islam se convirtió en una guerra ideológica y el Corán fue interpretado en función de los conflictos de intereses. –Pero la violencia existe también en la Biblia… –El Corán es una versión de la Biblia, así que la violencia es también bíblica. Hay dos tipos de violencia: teórica y práctica. Hay que leer lo que está asociado al infierno en las suras del Corán: los castigos impuestos a los desobedientes son inconcebibles para un imaginario moderno. Esta violencia celeste, divina, se ejerce hoy en la Tierra, como si el hombre representara a Dios. Esto explica por qué no conocemos la democracia; ésta no existirá mientras no haya una idea de ciudadanía, de individuos libres. Hablamos la lengua de la Edad Media. –Usted dice en su libro [Violencia e islam] que Daesh es el final del islam, como el estertor de una flama que se apaga. ¿Por qué? –Un pueblo tiene una presencia en el mundo cuando crea y participa en la construcción del futuro. Todas las civilizaciones tienen un ciclo, un fin. Puede ser que Daesh sea el signo de este fin. Para mí, los árabes ya son parte de la historia. Sus regímenes enfrentan los problemas modernos con una mentalidad atrasada. –¿Diría usted que no se adaptan a la modernidad? –Sí. Pero insisto: aquellos que dominan hoy en día y leen el texto coránico de una manera literal no tienen nada que ver con los árabes, los musulmanes extraordinarios que hay en todo el mundo. Hay grandes poetas, novelistas, médicos, arquitectos. El individuo no es
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Tres poemas Adonis
el problema, es la comunidad, el poder. Los dirigentes no permiten que los demás interpreten el texto corá nico en un sentido moderno, sólo les interesa permanecer en el poder. No conocen realmente el texto. Todo texto, sobre todo el divino, es polisémico. –En su opinión no existe un islam verdadero y un islam falso, no hay un solo islam, que lleve en sí mismo la violencia. ¿Eso significa que cada uno es libre de interpretarlo? –No estoy en contra de la fe individual, es un derecho. Pero siempre estaré en contra de una religión institucionalizada e impuesta a toda una sociedad. Lo que está en el poder es el wahabismo, la Arabia Saudita adinerada y la complicidad de Occidente. Se ha transformado y negado un espacio extraordinario de civilización en Irak, Libia y Siria. Europa no ha entendido que es responsable, que su política está únicamente ligada a intereses económicos y que debe repensar las cosas. –¿Cómo ve usted que los jóvenes, algunos de ellos criados en Francia, se hagan explotar en pleno París? –No sé qué respuesta dar, porque no soy un político, pero creo que está relacionado con el recuerdo de la colonización, con los argelinos heridos. La religión y la cuestión social están relacionadas, son más peligrosas y complejas. Entre nosotros, en el mundo árabe, las diferencias religiosas se manifiestan con guerras. Estos jóvenes practican el islam como un mensaje y desean convertir a todo el mundo, incluso a Francia. Para ellos la muerte es la puerta de entrada al paraíso. ¿Cómo un ser humano puede pensar y actuar de esta manera? Desde hace cinco años en Irak y Siria han encerrado a las mujeres en jaulas, han degollado, han destruido museos, obras de arte... ¿cómo explicar que una estatua puede ser considerada un enemigo? Para ellos la única cultura posible es la coránica.
Por mi tierra... Por mi tierra yo hiero estas venas malditas. Por mi tierra escondí entre mis heridas mi mañana y mis vientos.
Por última vez Por una sola vez, por una última vez,
sueño que estoy cayendo en el espacio. Que vivo en una isla de colores. Que vivo como el hombre,
reconciliándome con los dioses ciegos y los dioses lúcidos. Por una última vez. De Canciones de Mihyar el de Damasco, 1961. Versiones de Pedro Martínez Montávez.
–¿Por qué considera que la poesía es incompatible con el islam? –Ningún poeta ha escuchado el texto coránico, afortunadamente. El islam ha rechazado la poesía, como Platón en otro lugar. Pero en nuestra historia no ha habido ningún poeta creyente que se compare a un Claudel, gran poeta y católico practicante. Todos los poetas han sido antirreligiosos. Existen también místicos que han llevado a cabo una gran revolución y que han cambiado el concepto de Dios. Contrario a lo que piensan los orientalistas, ellos no formaron parte del islam, fueron apóstatas, algunos de ellos fueron crucificados. Tampoco existe filosofía árabe religiosa. Del islam se tomó la revelación y de Grecia la razón, y se hizo de ambas una síntesis
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Traducción del francés de GeorGina Mejía e iván García
Mi tierra es pitonisa y amuleto.
Mi tierra está borracha. Sus hombros son dos príncipes de perlas, un crimen.
Espejo de una pregunta Pregunté y me dijeron:
la rama cubierta de fuego es un pájaro, y me dijeron que mi rostro era una ola y el rostro del mundo espejos, suspiros de marinero y faro. Y vine.
Tinta era el mundo en mi camino
y cada estremecimiento una frase. No sabía que entre nosotros
había un puente de hermandad, de pasos de fuego y profecía. No sabía que mi rostro
era un barco navegando en una chispa. De El teatro y los espejos, 1988. Versión de María Luisa Prieto.
nota: estos poemas fueron publicados originalmente en el número 840 de La Jornada Semanal, 10/IV/2011.
en nuestro próximo número:
La intensa percepción de
Roland Barthes
Xabier F. Coronado y Antonio Valle
La Jornada Semanal @JornadaSemanal jsemanal@jornada.com.mx
ARTE Y PENSAMIENTO ........
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Jair Cortés jair_cm@hotmail.com @jaircortes
Felipe Garrido MENTIRAS TRANSPARENTES Una mirada Entornó la puerta y vio a la mujer: pequeñita, regordeta, oscura, doliente, con una niña medio escondida entre las faldas gastadas y un niño dormido en el bolso que formaba el rebozo terciado en la espalda de la madre. Otro niño –¿cinco, seis años?– estaba en la banqueta, acuclillado, golpeando una piedra con otra. El tráfico era intenso y el sol calaba en la calle dura, una piedra más. –Obleas, siñor. ¡Cómpreme! Siempre le tomaba dos, tres paquetes. Diez pesos cada uno. Y alguna moneda que regalaba a los niños. Metió la mano al bolsillo y sintió que no traía cambio. Sacó un billete y lo miró de reojo: cincuenta pesos. Se sintió generoso. –Dame tres, así está bien –dijo mientras alargaba el billete y el niño se ponía de pie y veía el sombreado jardín –una profusión de flores y helechos y árboles– que se extendía a sus espaldas y luego le arrebataba el billete y lo miraba como si lo retara y él leía en sus ojos un futuro que no tenía esperanza •
Rogelio Guedea rguedea@hotmail.com @rogelioguedea
AL VUELO Copas Los objetos que atesoramos, aquellos que ocupan un lugar de privilegio en nuestro buró, escritorio o cocina, parece que también padecen, gozan y mueren con nosotros. En ellos nuestro mal tiempo se ve reflejado, en ellos recae también el peso de nuestra dicha. Lo digo porque ayer mi mujer sacó aquellas copas que tienen nuestro nombre grabado y que nos fueron dadas el día de nuestra boda, y, al mirarnos en ellas, las encontramos justo a nuestra medida. La de mi mujer: más brillante, intacta, con su nombre sin ningún rastro de estropicio. Qué maravilla, dijo. La mía, en cambio, con el cristal pálido, rota de la boquilla y agrietada de la base. Qué diferencia, ¿no?, dijo mi mujer. Esos objetos, decía, que atesoramos, parece que también padecen, gozan y mueren (para bien o para mal) con nosotros. En ellos nuestro mal tiempo… Mientras esto me repetía, le dije a mi mujer que sí, que había una gran diferencia entre su copa y la mía, pero que la única cosa buena que yo encontraba era ésta: que todavía, felices, podíamos brindar con ellas •
bitácora bifronte La literatura like y la fama
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Quién se burla de la fama, cuando todo el mundo la desea?”, nos dice el poeta John Hudgins a propósito de esa necesidad imperante en cada individuo que lo empuja a buscar el reconocimiento y la aprobación de los otros. Este deseo de fama encuentra en la dinámica de las redes sociales el cauce perfecto para crecer y desbordarse como una inundación mediática sin precedentes. Hace unas semanas, Twitter sustituyó la acción “favorito” por el “me gusta” para marcar las publicaciones que a los usuarios les parecen más relevantes. Aclaro que el “me gusta” (like en inglés) es uno de los iconos más representativos de Facebook, que ha modificado la forma en la que nos relacionamos como sociedad. Mientras Twitter vio nacer la llamada “tuiteratura” (flashazos encorsetados en ciento cuarenta caracteres, cercanos en forma al aforismo pero distantes de éste por la profundidad reflexiva que logra en comparación con el “tuit”), Facebook se ha convertido en la cuna de una “literatura like", una forma de escritura que, al no tener un límite de extensión y apoyarse en imágenes, se difunde con el objetivo de ganar likes. Esta “literatura” puede resumirse, a manera de manifiesto, en los siguientes puntos: 1. A la literatura like no le importa la literatura sino el like, 2. La literatura like no tiene lectores, tiene admiradores, 3. La literatura like es la fotografía de su autor y, por último, 4. El like es el futuro de la literatura like. Sus autores persiguen los “quince minutos de fama” expulsando contenidos que no asimilan en espera de que alguien los elogie antes de comprenderlos. Es cierto que hay una democratización de los medios en los que se puede difundir una obra, una idea o un puñado de frases; sin embargo, ahora los “lectores” son estadísticas que se miden en likes o en seguidores; los costos de esta “nueva democracia” son la banalización del ejercicio literario, la pereza intelectual, la modificación de las funciones de la memoria, la imagen como sustituto de la palabra, la abolición de la ortografía, la imposibilidad de leer (y escribir) textos extensos que exijan de los lectores atención y una postura crítica. En pocas palabras, el lector y el escritor están mutando. Estamos frente a un cambio de sensibilidad (nacida de una nueva tecnología), como lo apunta Nicholas Carr en su libro ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Superficiales. El medio, dice Carr, no se circunscribe a ser una simple herramienta sino que modifica profundamente la manera en la que pensamos como civilización. Deberíamos preguntarnos: ¿se avecina un cataclismo cultural o es sólo un escalón más en la historia? ¿Ascendemos o descendemos? Por el momento, la fama y el like van unidos por el deseo de exhibición y aplauso, aunque muchas veces los lectores no lean y los escritores ya no escriban •
Nocturnos iii Dimitris Papaditsas
Todos los que se fueron dejaron en silencio sus ojos Y su disposición a orar en el bosque Y me pareció que tú diste a luz un árbol Yo era el montón de piedras No para construir un templo Sino para que las tomaras y lapidaras al enemigo Los árboles en la noche no tienen corteza Esperan a dar vestido al martirio del hombre El martirio del hombre es como el amor Ofrece ropaje a quienes tienen frío.
Dimitris Papaditsas (Samos, 1922- Atenas 1987) estudió medicina en la Universidad de Atenas, pero debido a la guerra con Italia y a la Ocupación, no se recibió sino hasta 1958. De 1943 a 1947 trabajó en la Cruz Roja y de 1951 a 1967 como médico y cirujano ortopédico en varios hospitales de la capital y de provincia. Fue director del Instituto Nacional de Rehabilitación de Grecia. Es autor de trece libros de poesía; obtuvo dos veces el Primer Premio Estatal de Poesía (1963 y 1980) y sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, húngaro y flamenco.
Véase La Jornada Semanal, núm. 963, 18/ viii /2013 Versión de Francisco Torres Córdova
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Jornada Semanal • Número 1083 • 6 de diciembre de 2015
Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain
La belleza, de David Olguín, reinvención del canon
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EBE SER FASCINANTE COMO director tener ese paisaje de lealtad artística y amorosa complicidad al momento de construir ese poderoso concierto escénico que está en escena en El Milagro y que se titula La belleza. Así de simple el nombre de una propuesta interpretativa, de pensamiento, literaria, sobre un capítulo ominoso que atravesó nuestra geografía y un territorio muy amplio del imaginario periférico a la extrañeza. Con un mínimo de actores, David Olguín construye una pluralidad de voces, escenarios, acontecimientos capitales. Actores que pueblan la escena y no se dejan habitar por un material convencional de desecho. Esos pobladores del escenario son un conjunto de intérpretes poderosos que se agitan en distintos niveles de realidad, que habitan en la mente creadora de un demiurgo que escribe y dirige la obra: el mundo de la historia, la historia de una pasión amorosa, erótica, la mirada sobre esa entidad mínima del sujeto, las distintas posibilidades de intercambio en ese rompecabezas imperfecto de los roles y las atribuciones genéricas invertidas o en reversa: la belleza en el ojo que la crea. En la información del programa se indica que esta obra retoma el caso de Julia Pastrana (1834-1860), “una mujer sinaloense del siglo xix, quien padecía el Síndrome de Hipertricosis Lanuginosa, que la hizo portadora de rasgos simiescos en el rostro y pelambre a lo largo de todo su cuerpo. Estas características, aunadas a la personalidad e intereses de su dueño y mánager, la llevaron a exhibirse en ferias tanto en Estados Unidos como en Europa”. El empresario circense (el freak bussines del xix ) Theodore Lent (Laura Almela) aceptó la oferta de comprarla y se la llevó a Nueva York para exhibirla como la mujer más fea del mundo. Esa consideración, realmente comercial e
LA OTRA ESCENA hipócrita, no impidió que la convirtiera también en la esposa más fea del mundo y se la llevara a Europa, donde Charles Darwin la examinó para ver si era el eslabón perdido; con estos elementos se construye la primera escena extraordinaria que establece las líneas de esa travesía luminosa por la extrañeza, lo periférico, el mundo de lo excéntrico. Si en la cincuentena de lugares disponibles en El Milagro tocan las butacas 47 o 48, uno se puede dar una idea aproximada del placer que debe provocar la operación de esa hermosa maqueta que diseñó Gabriel Pascal y que hace irrenunciable la atmósfera teatral, porque lo que hace esta compañía es Teatro con mayúscula: es el auténtico mundo de la representación vestido con sus juguetes escénicos que crean líneas divisorias de espacio y tiempo.
Musicalidad, telones, telas enmarcadas en pesada madera (el trabajo impecable de Gabriel Pascal) que recuerdan la nave utópica de Gericault en un proceloso mar y sinuosa tierra donde se exhibe sin/con miramientos la mayor sutileza espiritual de Pastrana, decorada con un pelambre quimérico que no le va nada bien, a pesar de su porte aristocrático, en el sentido griego del término. Trágico, porque detrás de la ambigüedad que propone Olguín, el personaje tiene un puerto de llegada en su propio vientre oscuro que está a tono con lo que significa la maternidad en su tiempo: muerte, duelo anticipado en ese viaje de nueve meses que no garantiza un puerto sin tormenta. La actuación de ese latido, esa fibra muscular, ese acorde enorme que es Laura Almela, es conmovedora porque tiene todo esto que describo. La manera en la que traza lo convincente de su personaje tiene que ver con la palabra, desde luego, pero sobre todo con la música que tejen las entonaciones, las expresiones más frontales y hasta las sutilezas que son un andarse por las ramas de la época, de la historicidad a la que Olguín obedece para no perder la consistencia anecdótica, que le da asideros a esa entidad imprevisible que llamamos público. Con la mayor carga de belleza y aplomo, Mauricio Pimentel interpreta a Julia Pastrana, “la mujer más fea del mundo”, pero también a la más intensa, en quien Olguín ha introducido un discurso que viene de los márgenes y rompe la centralidad de las convicciones de belleza, simetría, esfericidad, para trazar sobre la escena uno de los tránsitos más conmovedores y finos que he visto en el teatro reciente. Pimentel da la apariencia de un oficiante que mide cada paso en una ceremonia de gran riqueza escénica. El espacio es breve, pero hay que decir que la polifonía actoral de Rodrigo Espinosa da rumbo y sentido a esa belleza malabar. La belleza está en la mirada del Otro/otro •
Alonso Arreola @LabAlonso
Finalmente, el documental sobre Jaco Pastorius
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ACE VARIOS AÑOS, en un Festival de Jazz de Montreal, el primer biógrafo de Jaco Pastorius, Bill Milkowski, nos dijo que estaba por hacerse la película dedicada al gran bajista estadunidense, y que éste podría ser encarnado por Johnny Depp. No ocurrió. Tiempo después seguimos escuchando rumores sobre la cinta (incluso que podría estelarizarla James Franco), pero seguía sin salir a la luz. Hace unos tres años, empero, conversamos con Armand SabalLecco (bajista africano que tocara con Paul Simon), quien nos confirmó que sí habría un filme dedicado al legendario músico de Fort Lauderdale, Florida. Lo que más llamó nuestra atención fue que el productor ejecutivo sería el mismo fanático que ayudó a la familia Pastorius a recuperar su antiguo bajo conocido como Bass of Doom, robado en 1986, cuando sorpresivamente salió a la luz en el año 2006. Hablamos de Robert Trujillo, encargado de las cuatro cuerdas en Metallica, con quien Sabal-Lecco tiene el proyecto Mass Mental. Y sí. Finalmente sucedió. Este diciembre de 2015 se lanza en dvd y blu-ray el documental Jaco (también su soundtrack), presentado con bombo y platillo en el festival South By Southwest de Texas, en donde Trujillo compartió sus pensamientos sobre Pastorius: “La primera vez que supe de él era sólo un nombre sin cara, pues no había internet. Era un misterio entre los músicos. En ese tiempo escuchabas a alguien pero sin conocer su rostro. Para mí el primer momento musical revelador fue la pieza ‘Teen Town’ de Weather Report. Cuando pude verlo en vivo en 1979, transformó mi vida. La audiencia que lo seguía era diversa. Había gente del metal, del glam de Los Ángeles, del punk… Todos estábamos asombrados por su energía. No importa con quién tocara, su sonido era único.”
BEMOL SOSTENIDO Otro que ese día compartió su sentimiento sobre el filme fue el hijo de Jaco, John Pastorius:“Hacer esta película fue la conclusión de un viaje que comenzó cuando lo perdimos. Ha sido una catarsis necesaria para poner las cosas en su lugar y explicar la verdadera historia de su vida y de cómo murió.” Así las cosas, y en espera de que llegue a nuestro país, se nos ocurre aprovechar el domingo para recomendar una discografía de Pastorius, más allá de los registros informales con los tríos de Brian Melvin, Mike Stern o Bireli Lagrene; más allá de las placas editadas en el mercado negro de Italia y Japón; más allá del Trio of Doom con McLaughlin y Tony Williams o de álbumes solistas como el Word of Mouth o Invitation. Creemos que las siguientes grabaciones representan los mejores momentos del bajista que muriera trágicamente en 1987. Con Pat Metheny, Bright Size Life (1976). Aunque inclinado al fino jazz del guitarrista, en esta placa el hacer de Pastorius todavía tiene reminiscencias del mundo funky que lo impulsó en sus inicios. Glissandos, notas muertas,
grooves serpenteantes y magníficas improvisaciones nos revelan el genio de sus veinticinco años de edad y se suman a tres álbumes bellísimos de Joni Mitchel en los que participaría a finales de los setenta: Hejira (1976), Don Juan’s Recklees Daughter (1977) y Mingus (1979). Desde la primera pieza que grabara junto a la cantante,“Coyote”, los armónicos y la expresividad del bajo inundan el oído con su fina presencia. Esta trilogía es muestra perfecta de esa personalidad incontenible y misteriosa que logra dialogar con la voz, pero sin abandonar su inquieta e impredecible naturaleza. Con Weather Report, Heavy Weather (1977). Para muchos este es el mejor disco que hiciera el grupo en la era de Pastorius y Alex Acuña (percusiones). La balada “A Remark You Made” quedó para la historia como uno de los más grandes momentos en la interpretación del bajo sin trastes. También está, por supuesto, el concierto 8:30 Live (1979). Acompañados por Peter Erskine (batería), Joe Zawinul, Wayne Shorter y Pastorius llegan al punto más alto de su fama con un repertorio en el que destacan “Birdland” y “Teen Town”. El mejor registro de la legendaria banda. Como solista, Jaco Pastorius (1976). Su disco debut cambió la forma de concebir al bajo eléctrico. Es un parteaguas por la unión desenfadada del jazz con el funk y el rock. Sus invitados conforman un equipo de ensueño y él está en el mejor momento. Sobresalen “Continuum”, por su mágica simplicidad, y “Donna Lee” por el atrevimiento de llevar al bajo el discurso del saxofón. Luego de eso, todos sus discos como solista son valiosos, cierto, pero como compilación total nos quedamos con Punk Jazz Anthology (2003), el más completo documento póstumo de su trabajo en solitario y como acompañante. Imprescindible por calidad y repertorio, una radiografía histórica que debe tener en su fonoteca, lectora, lector. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •
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tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch
Más que mil palabras
Testaferros idiotas
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NA DE LAS VARIANTES más ricas de la novela gráfica es la autobiografía. Desde la radiante aparición de Persépolis, de la iraní Marjane Satrapi, no he dejado de buscar y leer este tipo de libros pues satisfacen de una forma muy completa mi deseo de ver y leer, en una suma que me remonta a la infancia, con la añadidura del reconocimiento. Satrapi es una dibujante sobria, cuya línea elegante me recuerda a Aubrey Beardsley y que no se arredra ante asuntos como el acenso de Khomeini en Irán, la policía religiosa y el exilio, con un sentido del humor que no endulza nada y convierte al lector en un cómplice instantáneo. Un libro gráfico de memorias nos nutre con la imagen y el texto. Suelen contar concisamente asuntos intrincados apoyándose en el poder de la ilustración. En una
Ilustración de Verónica Murguía
entrevista, Satrapi reconoció la influencia de los libros de David b ., un ilustrador francés cuyo libro La ascensión del gran mal, una narración sobre la epilepsia que padece su hermano, me impresionó mucho por la representación sensorial de los ataques. Otro ejemplo de enfermedad e infancia es Stitches, de David Small. El autor perdió la voz debido a un tratamiento de radiación hecho por su padre. El dibujo se convirtió en su refugio, el único lenguaje con el que podía expresar su dolor. Puede ser casualidad, pero a diferencia de las obras de Craig Thompson, David b. o David Small, las autobiografías de mujeres buscan ángulos inesperados y eluden el enfoque dramático de las cosas. Un ejemplo es Hyperbole and a Half, de Allie Brosh, un libro sobre la depresión que me hizo reír a carcajadas. Brosh dibuja con trazos bruscos, gruesos y aparentemente infantiles. Sus colores son primarios, escribe con profusión de letras grandes y signos de admiración. Todo tiene un aire pueril hasta que aparecen en escena los perros, que en este libro simbolizan la felicidad de existir. Los perros de Brosh son proporcionados y expresivos, mientras que ella se dibuja a sí misma como un pescadito envuelto en una sudadera con capucha. En una escena donde mira con rabia a la psicoanalista, Brosh dibuja la sudadera sucia, al pescadito laxo, con una mirada iracunda resuelta con unos pocos trazos. Una maravilla. En libro opuesto sería quizás Fun Home, de Alison Bedchel, una novela gráfica muy exitosa. Fun Home, a pesar del título (Casa divertida), no da risa. Es la historia de la infancia de Bedchel, el descubrimiento de la homosexualidad de
su padre y de su propia homosexualidad. Fun Home está dibujada con maestría y el texto es denso y cerebral, lleno de citas literarias, especialmente de la Odisea, aunque también menciona a varios poetas y novelistas. Los libros aparecen en manos de los personajes y las citas están dibujadas con una exactitud preciosista. Uno de los temas centrales es la dinámica entre el sueño y la vigilia, tema que Bedchel ilustra con gran fuerza poética. Un libro que reúne el humor con una narración inteligente, un dibujo extraordinario y una paleta rica en matices es De haberlo sabido antes… de la mexicana Elena Climent. Climent logra que nos riamos con ella de nosotros mismos sin dejar de comprender la tragedia inherente en la búsqueda de la identidad, la religión, México, los padres, el miedo, el arte, el amor y la maternidad. De haberlo sabido antes… comienza con un memento mori con su calavera jerónima y todo, que acompaña a la autora en sus reflexiones sobre la mastografía, el Papanicolau y las colonoscopías. Climent se pregunta si le gustaría vivir mucho tiempo e ilustra la cuestión con un dibujo del pasillo de un asilo, en el que se ve a los ancianos languideciendo con globos de helio atados a las sillas de ruedas. Pero no se crea que la cavilación filosófica es el único material de Climent: de lo general pasa a lo estrictamente individual con una soltura deliciosa. Su infancia en un barrio cercano a Las Águilas, la paradoja de su condición de hija de extranjeros en una calle sin pavimento en Ciudad de México, las idiosincrasias familiares, la lucha de los géneros y la gigantesca figura del padre, al mismo tiempo refugio y cárcel, son las líneas narrativas por las que discurre esta historia que la autora interrumpe cuando se muda de país. Quedé fascinada: Climent supo tratar temas muy densos y hacerme reír mientras reflexionaba sobre lo escrito. No me aguanto las ganas de leer el volumen que sigue. Ojalá salga pronto •
LAS RAYAS DE LA CEBRA
Verónica Murguía
ESDE UN PUNTO DE vista ético, ninguna de las “reformas” impuestas por el régimen de Enrique Peña Nieto debería tener vigencia por la elemental cuestión de haber sido decretadas de espaldas a la gente. Unas más onerosas y evidentemente privatizadoras que otras, quizá las más visibles (y condenables) sean la mal llamada reforma educativa y esa serie de modificaciones al marco jurídico nacional que abrieron la puerta a petroleras y mineras trasnacionales, comprometiendo no sólo las reservas de minerales e hidrocarburos sino la soberanía de nuestro territorio, dejando en vilo vastas riquezas naturales pero que son ecosistemas vulnerables como los litorales y allí, en peligro, arrecifes coralinos, santuarios de ballenas y sitios de arribazón de distintas especies de tortuga marina, todas en peligro de extinción; sitios que son parte primordial de nuestros ecosistemas pero susceptibles de ser convertidos en cuartos de hotel, campos de golf, depredación, contaminación, enajenación de tierras ejidales o comunitarias y toda esa lamentable parafernalia de los negocios que se esconde detrás del progreso. Pero si esas imposiciones absurdas y vendepatrias son contraproducentes o nocivas para el país, son peores algunas de corte social, como la evaluación a los maestros, que en principio suena bien, eliminar el absurdo y arbitrario rejuego de las plazas de los maestros, que se usaban como mercancía heredable y divisa para otorgarlas a quienes estén preparados adecuadamente para el magisterio, que mucho debe tener de vocación. Pero las formas equivocadas dan al traste con la mejor de las intenciones. Esto suponiendo que hubiera verdaderas buenas intenciones. Y en cuestión de las contrarreformas ultracapitalistas del gobierno mexicano, que parece habitado solamente por cabilderos de firmas trasnacionales y gobiernos extranjeros, las formas equivocadas no hacen sino evidenciar la trácala, el conflicto de intereses, los jugosos negocios y puestos ejecutivos que luego son dados como recompensa a esos funcionarios de retorcidas, ocultas agendas personales y particulares, a los que por lo visto el bien público les importa un pepino y ven en ello sólo ocasión de asegurar su futuro inmediato o incrementar alevosamente su patrimonio. Para esos funcionarios la cuestión moral no parece ser óbice. Pero la resistencia popular sí. Y entonces en el enanismo mental que caracteriza al gobierno y sus personeros no hay mejor manera de vencer esa resistencia que a macanazos, echando por delante a policías y funcionarios estatales convertidos para ello en simples golpeadores, esquiroles, porros, rompehuelgas; gente pobre que por sumisión o la más abyecta corrupción del uniforme llega a las protestas, las marchas o los plantones a re-
partir chingadazos a otra gente igualmente pobre. El gobierno busca así enfrentarnos a los unos con los otros. Contemplo encabronado, como muchos miles de mexicanos, esas escenas de videos en Ciudad de México, en Oaxaca, en Veracruz, en que uniformados y policías y agentes de tránsito (un comentario de un mando policíaco me confirma que sí son policías y agentes de tránsito) vestidos de civil echan montón a manifestantes aislados, desarmados e indefensos. En una escena cuatro o cinco tipos golpean y patean ya en el suelo a un manifestante. En otra aparece a cuadro un reportero con el rostro bañado en sangre, descalabrado por un macanazo de policías que además le quitaron la cámara con la que tomaba fotos de las agresiones. En otra, esos mismos tipos golpean en el suelo a una mujer, presuntamente una maestra. Esa es la lógica que exhiben Enrique Peña Nieto y alecuijes suyos como el exsecretario particular insaculado (¿a mérito de qué?) secretario de Educación: romperle la crisma al que no se deje, al que proteste, al que cuestione. Acallar el reclamo. Patear al disidente. ¿Desaparecer al opositor? Parecería que este gobierno busca encender la chispa de la guerra civil con las acciones de sus testaferros idiotas, sus tontos útiles y desechables, poniendo al final de todo las impostergables necesidades de millones de ciudadanos, las múltiples deudas históricas que mantiene este país con sus menos favorecidos, sean indígenas, estudiantes, campesinos, obreros, amas de casa o pensionados. Se hace evidente la avidez malsana por la coyuntura económica, y la ausencia de un verdadero plan de trabajo a futuro en pos del bien común: parece que solamente existiera el futuro para unos pocos. Que por lo visto no se cansan de tenerlo todo •
CABEZALCUBO
Jorge Moch
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Luis Tovar
Pura realidad pura
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ICIEMBRE ES UN MES puntuado por la Navidad. Sobre ese misterio cotidiano y sorprendente –un niño que, a causa del desplazamiento de su familia convocada al censo de Quirinio, nace en un establo de Belén y del que se afirma que es Dios encarnado– se fundó, nos guste o no, Occidente. La burguesía ha rodeado su celebración con la calidez de una buena cena familiar, acompañada de dulces y regalos, que hoy ha adquirido el rostro de un consumismo desmesurado. La fiesta, sin embargo, es lo contrario a esa malversación. Ese nacimiento, cuyo rostro es el de la pobreza y el desabrigo, tiene que ver con el amor que, a diferencia de lo que suponemos, no es el de la plenitud del ego, sino el del vacío y la renuncia. La tradición teológica le ha dado un nombre griego: la kenosis de Dios, cuyo signifi-
CASA SOSEGADA
Navidad y encarnación
AS ELEGIDAS (2015), coproducción entre México y Francia, ha participado en los festivales de Cannes, San Sebastián, Estocolmo, Zurich, Morelia y Los Cabos, y es parte de la actual Muestra Internacional de la Cineteca. Es el segundo largometraje de ficción de su realizador, el mexicano David Pablos –el primero es La vida después, del que se habló aquí en el número 1024, el 19/ix/2014. Originalmente pensado para ser la adaptación de una historia escrita por Jorge Volpi, el propio director ha declarado que el guión, y por consiguiente el filme, acabó siendo algo muy distinto de lo concebido por el citado narrador, opinador frecuente y conspicuo funcionario cultural. Por los asuntos que aborda y por la manera en que lo hace, Las elegidas está en las exactas antípodas de ese cine superficial, trivializante y olvidable que suele copar las pantallas, condición que seguramente hará de éste un filme indigesto para quienes quisieran que la cinematografía fuese un mero entretenimiento (paradoja de toda evasión, sobre todo mediática, esa tan frecuente que pretende exigir de las manifestaciones culturales una lejanía de la realidad a fin de cuentas impracticable, ya que hasta el más pulido ejercicio de fantasía o de antirrealismo abreva, a través del bagaje cultural y el subconsciente de quien lo realiza, en un contexto histórico determinado, por lo cual, a querer o no, acaba siendo un eco de éste).
Se trata de la trata cado es vaciarse, anonadarse, despojarse, deshacerse. La Navidad es así la revelación de un Dios que renuncia a todo lo que nosotros asociamos con el poder y sus prerrogativas para volverse impotencia pura en la contingencia. Blondel, un gran filósofo católico, comparaba ese acontecimiento con un suicidio, el suicidio de Dios. Hago una analogía un poco burda para tratar de acercarme a la inmensa gravedad de lo que esa celebración debe revelarnos en su escándalo. Imaginemos que abrimos La Jornada de mañana y leemos a ocho columnas: “Carlos Slim renunció a su inmensa fortuna. La repartió entre los pobres y se fue a vivir a una casa de cartón en el sitio más inhóspito de Ciudad Neza para servir a la gente de allí.” Nuestra primera reacción sería la incredulidad. Después, cuando el mundo entero hubiera confirmado la veracidad de la noticia, la siguiente reacción sería el insulto del escándalo: “¡Qué pendejo es Slim!” De ese orden de la pendejez, llevado al infinito, es el misterio de la Navidad. Nada, por lo mismo, más lejano a la manera en que una vez más nos disponemos a celebrarla. Nada, tampoco, más ajeno al mundo de la economía moderna cuyo fundamento es el poder, el dinero y el consumo sin fin, y cuya expresión más atroz son los cientos de miles de asesinados, desaparecidos, secuestrados, extorsionados y miserabilizados, de los que está lleno México. La Navidad, por lo mismo, no es algo que debemos celebrar. Es más bien un misterio que en las actuales circunstancias por las que atravesamos debe interpelarnos de manera brutal y profunda en el orden del amor. Amar es vaciarse de sí y de todas nuestras pretensiones. Es, por lo tanto, ir al encuentro del otro, en particular al de los más pobres y desheredados, las víctimas, sin otra cosa que nuestro vacío. Ni el progreso ni el deseo de la abundancia, que nos centran so-
bre nosotros, pueden escuchar a la víctima ni siquiera al otro, porque todo otro, dice Levinas, es rostro, palabra orden, súplica que nos obliga a salir de nosotros, a vaciarnos, para responder. Contra lo que contradictoriamente nos enseñan siempre incluso en el catecismo –Dios como omnipotencia y omnipresencia–, el Dios de la Navidad es debilidad y vacío que acoge; es, incluso, como todo verdadero amor, impotencia:“Tanto amor –escribía luminosamente César Vallejo en su poema “Masa”– y no poder nada contra la muerte.” Ese es el verdadero sentido de la Navidad y de la encarnación, su interpelación absoluta. El día que lo hayamos entendido y asumido como humanidad quizá entonces podrá hacerse realidad la vida que cualquier pretensión de poder, de posesión y de abundancia niega y con lo que el poema de Vallejo concluye. Lo reproduzco íntegro:“Al fin de la batalla,/ y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre/ y le dijo:‘No mueras, te amo tanto!’/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo./ Se le acercaron dos y repitiéronle:‘No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!’/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo./ Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando/: ‘Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!’/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.// Le rodearon millones de individuos,/ con un ruego común: ‘¡Quédate hermano!’/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.// Entonces, todos los hombres de la tierra/ le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;/ incorporóse lentamente,/abrazó al primer hombre; echose a andar.” Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado, y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, boicotear las elecciones, y devolverle su programa a Carmen Aristegui •
Resuelto a transitar la vía del más puro realismo, Pablos no escatima la crudeza en su relato: de lo que se trata es de plasmar, tan fielmente como sea posible, una de las mecánicas bajo las cuales hay en este país una cantidad, indeterminada pero de seguro inmensa, de mujeres menores de edad que son forzadas a ejercer la prostitución. Ubicada en la fronteriza ciudad de Tijuana, la historia arranca con una escena que, si el contexto fuera otro, bien podría formar parte de una trama distinta por completo: la pareja adolescente compuesta por Sofía (imborrable, Nancy Talamantes) y Ulises (Omar Torres, más que eficiente) está a punto de sostener relaciones sexuales, pero el coito no se lleva a cabo porque ella se siente “nerviosa”. Él no fuerza la situación –“no te agüites”, dice, en tono comprensivo– y, según parece, deja todo para un ambiguo después. Esa ambigüedad será la piedra de toque del filme entero: el aire romántico, con ribetes de confiada y sólo al parecer mutua ingenuidad, de esa primera secuencia que hábilmente Pablos armó de modo que diese la impresión de abrir un relato decididamente amoroso, no se extingue por completo cuando van incorporándose no los verdaderos, sino los
otros también verdaderos motivos de la seducción de Ulises. La contención en la forma, evidente en una muy afortunada y completa renuncia a la estridencia y al sensacionalismo de la brutalidad visual, es el vehículo estilístico del filme para arribar a una eficacia narrativa no sólo notable, sino muy probablemente de mucho mayor contundencia y memorabilidad que si se hubiera hecho de ésta una historia explícita en lo epitelial, para menoscabo del verdadero y más oculto trasunto. De suyo difícil, sobre todo al tratarse de un tema con tal cantidad de aristas éticosociales, económicas, psicológicas y hasta políticas, un tono de neutralidad más bien angustiante es el que pinta el discurso, lo mismo icónico que verbal, de Las elegidas, que por momentos alcanza, de manera sobrecogedora sobre todo en una de las secuencias, el duramente accesible grado de contar sin contar.
Una de tantaS Con ser bastante, no queda todo en la exposición casuística particular de la infortunada historia de Sofía. En virtud de la propia trama, el concepto de modus operandi aquí aplicado a la trata de menores, es expuesto con absoluta elocuencia: la cacería, la captura de las presas –en el terriblemente doble sentido de la palabra–, o peor aún, en boca de uno de los personajes, la selección y recolección de “la mercancía”, se revela como lo que tantas veces, desde siempre y en todas partes puede ser y efectivamente ha sido: la conjunción innoble, aberrante, bestializadora, de las emociones con un interés material, sea del tipo que sea; en este caso, uno de los más repudiables. Cine declaradamente antípoda y dígalo si no el amable lector, que si un día como hoy desea ver cine mexicano en cartelera, tiene como opciones Las elegidas o la memez inmerecida del traicionado Don Gato •
CINEXCUSAS
@luistovars
Javier Sicilia
ENSAYO
6 de diciembre de 2015 • Número 1083 • Jornada Semanal
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El estigma de la diferencia Renzo D’Alessandro Ilustración de Juan Gabriel Puga
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I on el paso de los días después de los atentados de París, en las redes se ha pasado de la solidaridad total a la acusación, de la persecución de lo musulmán a la legitimación de los bombardeos posteriores en Siria. La discusión sobre el futuro de los europeos ante el terrorismo ha pasado por ideas extravagantes, como transformar al próximo foro sobre el cambio climático de la c o p 2 1 , a celebrarse en diciembre en París, en una reunión internacional sobre terrorismo. Se ha pasado del miedo y la defensa de las libertades, al miedo y la seguridad como respuesta gubernamental. Se ha denunciado que detrás de las masas de desplazados de guerra hay un cardumen de terroristas infiltrados esperando a entrar a Europa. Se ha hecho manifiesto un patrioterismo exacerbado por lo francés a nivel global, que hace calcas discursivas propias de la extrema derecha. Sin embargo, todas esas lecturas de la realidad son esencialmente falsas, pues cada vez es más grande la incapacidad de percibir una realidad total, y ésta no es más que la organización de un cúmulo de datos, cuyo fondo es la interpretación de una interpretación que apenas si se filtra. Al final, lo que proponemos (o nos proponen como realidad) es un crisol que, además de opaco, es de acceso restringido. A pesar de ello, todavía hay recovecos mediáticos que se abren, como cuando Vladimir Putin denunciaba la existencia de relaciones comerciales por petróleo, de entrenamiento y capacitación, y de financiamiento para armas entre Estados Unidos y algunos países europeos con isis (pista por cierto ignorada por la mayoría de medios de gran alcance). Más allá de las especulaciones, la pregunta es: ¿cuál es y será el papel de la política exterior francesa ante una geopolítica mundial cada vez con mayores tensiones? Recientemente, Dominique Villepin, exprimer ministro francés en la era de
Chirac, anunció que a pesar de que Francia ha sido tradicionalmente una fuerza política conciliadora, hoy ha decidido apostar por un modelo de superpotencia atacante, aun sin contar en su territorio con las mínimas medidas de seguridad para combatir la mano invisible (no del mercado) del terrorismo. Villepin denuncia que el rol histórico de Francia como mediador de conflictos se ha perdido y hay que recuperarlo. Idea loable, pero vale la pena preguntarse: ¿acaso los ataques conjuntos de Francia y Rusia a isis no son un desmarque de la alianza de Francia con Estados Unidos? Pareciéramos estar ante una acción militar que pudiera colocar a Francia como una fuerza mediadora entre las tensiones Rusia-ChinaIrán con la otan . Si así fuera, ¿los atentados le dieron a Francia la holgura necesaria para ganar mayor autonomía en la escalada de un conflicto global que le asigne un papel como agente mediador, ante las futuras tensiones geopolíticas entre potencias? Preguntas cuyas respuestas evidentemente no tendremosa corto plazo.
II Nos encontramos ante la pérdida de un “piso” moral compartido. De hecho, todo se vale: al convencer a los franceses, pueblo con un alto capital cultural, de que la seguridad es un valor más importante que la libertad, se contribuye a construir una sociedad de otredades. ¿Estaremos, como supone Naomi Klein, ante el clímax de una obra dramática escrita por Milton Friedman? ¿Realmente somos los despojos de una clase media sin más horizonte que la próxima guerra que nos espera? Tal parece que sí, que en realidad nuestro papel es el de ser testigos mudos que observan la reacción iracunda de un ser que se mira al espejo y que no acepta ni reconoce que lo que ve es su propio reflejo, ¿o isis no es acaso un reflejo del occidentalismo bélico y radical en su más pura crudeza?
Hablar de valores comunes y de libertades compartidas en este contexto es una quimera: roto el vínculo como está actualmente, el reflejo entre las sociedades occidentales y orientales expone la vulnerabilidad del proceso de transmisión cultural originario. Se crea un ciudadano totalmente expuesto al modelo cultural instrumental, individualista y carente de todo sentido vital más allá de aquel que refiere a su capacidad de consumo. En el fondo, ante la crisis que vivimos es el sentido mismo de la vida lo que está puesto en duda. ¿Cuál ha sido el aprendizaje que podemos sacar del noviembre 13 parisino? Al menos, la posibilidad abierta de que una gran parte de la población que siguió la noticia pudiera visualizar la violencia directa de la sociedad globalizada. Muchos han podido atestiguar que los efectos fragmentadores no son exclusivos de su realidad, sino están presentes en todas las sociedades. Los atentados han sido un espejo para mirarse desde las diferentes geografías, y la injusticia es la moneda de cambio en todo el mundo. Sea en Asia, África o Europa; séase musulmán, cristiano o budista; séase rico, pobre o de una diferente casta, en cualquier lugar del orbe se siente el asedio del terrorismo continuo. No necesariamente el del fundamentalismo de los fusilamientos selectivos, como el de Francia o el de Kenia, ni el del genocidio silencioso mexicano, sino ante uno más complejo: el fundamentalismo del egoísmo, de la ignorancia que acompaña la condición de excluido, el de la ortodoxia sórdida de la violencia, el del dogma inquebrantable a causa de la inanición imaginativa, el de la marginación dentro de una democracia que no alcanza para nada más que el simulacro… Resquebrajados como están los principios básicos de cualquier derecho fundamental de lo llamado “humano”, yace sin fisuras el vínculo primigenio del poder que sigue anteponiendo al otro, el estigma de la diferencia •