■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 9 de agosto de 2015 ■ Núm. 1066 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
Heinrich Böll
en traje de clown
Ricardo Bada y Lorel Manzano
Entrevista con Sergio Mondragón
• Martí Soler: Variaciones de voz y cuerpo • Selva Almada y la violenta claridad del lenguaje
9 de agosto de 2015 • Número 1066 • Jornada Semanal
BAZAR DE ASOMBROS ANTONIO SEDANO, ZAPATA Y CÉSAR CHÁVEZ (i de ii) A mediados del pasado mes de julio se cumplieron treinta años de la muerte del enorme narrador alemán Heinrich Böll, nacido en la ciudad de Colonia en 1917. Merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1972, el autor de Opinio nes de un clown, El tren llegó puntual, ¿Dónde estabas, Adán?, El pan de los años mozos y El amor perdido de Kathari na Blum, entre muchos otros títulos, goza de prestigio entre conocedores y asiduos de la literatura europea en general y alemana en particular, pero esa buena fama no alcanza a la generalidad del público lector. Los textos que presentamos aquí, uno de los cuales incluye la transcripción de la entrevista radiofónica que Ricardo Bada le hiciera a Böll en 1995, buscan paliar en alguna medida ese desconocimento, por medio de la implícita invitación a conocer de primera mano la obra de un escritor fundamental de Occidente. Publicamos además una entrevista con el poeta y editor mexicano Sergio Mondragón, así como sendos textos sobre la escritora argentina Selva Almada y el poeta y editor catalán avecindado en México Martí Soler. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
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l libro de Antonio Sedano, que contiene retra tos muy originales y vigorosos así como citas de cronistas, historiadores y poetas muy acer tadas y precisas, me llevó a reflexionar sobre la pin tura, la poesía y su relación con las luchas sociales tanto campesinas como obreras. Walt Whitman, Octavio Paz, López Velarde, Gel man y Rulfo son los poetas que cita e ilustra Seda no. Todos ellos glosan a su manera la fuerza de las luchas sociales representadas por Emiliano Zapata, Gandhi, Martin Luther King, César Chávez, Fred Ross, Dolores Huerta y los intentos comunitarios de Chicago, Los Ángeles y California en general. Todas esas reflexiones me hicieron recordar la idea de Marx sobre el arte considerado como una dimen sión esencial de lo humano. El libro me llevó también a hacer una serie de con sideraciones sobre la participación de los campesi nos en la lucha revolucionaria en México y en el sur de Estados Unidos. La presencia obrera se da como prolegómeno del levantamiento revolucionario en la huelga de Cananea y de Río Blanco. Pero est e intento es rápidamente combatido por el gobierno de Díaz y son los campesinos los que, respondiendo al llamamiento de Madero en el Plan de San Luis, se levantan en armas en el norte de México y, muy pron to, obligan al régimen de Díaz a renunciar y a dejar el país. La democracia maderista fue un momento esencial de la lucha revolucionaria, pero le quedaron pendientes las reivindicaciones de los campesinos. Así se lo recordaron los “colorados” de Pascual Oroz co en el norte (su confuso movimiento tenía algunas ideas sobre la reforma agraria. Les recomiendo leer la novela de Rafael f. Muñoz que se titula Vámonos con Pancho Villa) y, fundamentalmente, Emiliano
Hugo Gutiérrez Vega Zapata, que siempre hizo presente a Madero su idea de la reivindicación de la lucha campesina bajo el lema: “La tierra es de quien la trabaja”, que mantenía la exigencia justiciera del campesinado. Análisis es pecial merece el caudillo Francisco Villa, en cuyo pro grama de acción figuraban la reivindicaciones en la propiedad de la tierra, pero que muy pronto convirtió su movimiento en un ejército bien organizado (así lo demuestra la presencia del general Felipe Ángeles), participó en la Convención de Aguascalientes y entró a Ciudad de México al lado de Emiliano Zapata que, con característica humildad campesina, le cedió la silla presidencial (así lo prueba la fotografía de Ca sasola) y le dio el lugar preferente en las ceremonias de toma de posesión del gobierno convencionista encabezado por Eulalio Gutiérrez. Otros personajes importantes en la lucha de los campesinos por la propiedad de la tierra fueron Panfilo Natera y Pablo González, pero la antorcha que guiaba al campesi nado nacional la llevaba en las manos el movimien to zapatista (recuerden que la prensa vendida a los empresarios y a los conservadores, en general, lla maba a Zapata “el Atila del sur”). Carranza compren dió que el verdadero peligro de la estabilidad de la democracia burguesa a la que aspiraba era el za patismo. No olvidaba que el grupo más radical de la Convención de Aguascalientes fue el encabezado por Antonio Díaz Soto y Gama que estrujó la bande ra nacional en un acto celebrado en la sede de la Con vención y la llamó “trapo inútil” siguiendo las ideas del pensamiento anarquista. La muerte de Zapata en Morelos desorganizó, en buena medida, los movimientos campesinos, y des pués de la promulgación de la Constitución de 1917 en Querétaro, la preocupación principal de los lla mados gobiernos revolucionarios fue el control de la clase obrera y el desmantelamiento y liquidación de los ejércitos que comandaban los distintos “se ñores de la guerra” en algunos estados del país. De esta manera, el obregonismo inició la conso lidación de un régimen presidencial centralista y de mano dura
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(Continuará.)
Foto: Luis Humberto González/ La Jornada Sedano con Zapata una de sus obras, 2015
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MartíSoler
Variaciones de voz y cuerpo José María Espinasa POESÍA EN ESTADO PURO
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razar un retrato de Martí Soler como poeta es complejo. Hay demasiadas lengua, un poeta chino del siglo tres antes de Cristo, pongamos como ejemplo, cosas que estorban. Cómo olvidar, por ejemplo, su constante labor como aunque supongo que entonces y allí no se fechaba así la duración. Pero también editor en el Fondo de Cultura Económica en dos diferentes etapas, en la noción de poesía o poeta impuro es un absurdo, porque ese género y ese Siglo xxi , Umbral (su propio sello editor) y en innumerables proyectos de difegesto sí reclaman una condición de pureza. rente calado, incluida una longeva revista en catalán –Pont Blau– que consiguió Leámoslo entonces como un poeta chino de hace dos mil años. El libro se abre mantener viva hasta hace unos años. La historia de la edición mexicana de los con un poema en catalán con traducción del propio poeta, “D´ocasions”, en el últimos cincuenta años tiene en él una figura central, de ésas que, como su conestilo del poema alterno de Tablada, mismo que fija a la vez una estética de lo temporáneo Gerardo Deniz, no sale todos los días en los periódicos pero sin las cotidiano y una formal, diálogo no sólo entre versos, sino cruzado el medianil, cuales los periódicos no saldrían todos los días. No puedo decir cuándo entre lenguas. Los psicólogos del lenguaje dicen que no se puede pensar conocí en persona a Martí Soler, pero en mi recuerdo como editor simultáneamente en dos lenguas, en todo caso sólo sucesivamensiempre estuvo ahí, presente, como el maestro siempre te, y que en esa incapacidad reside la dificultad que se tiene generoso y dispuesto a compartir los secretos de un ofipara hablarlas (en sentido amplio). Los poetas, y de macio que compartimos. nera subrayada los poetas catalanes que escriben en ¿Y como escritor? Recuerdo bien un delgado México, dicen lo contrario. Pero, recuerda, si quieres libro de poemas escritos en catalán, en un papel ser consecuente, que en la China de hace veinte amarillo ya ajado que leí y releí cuando durante siglos no se había inventado (o sí) la imprenta un tiempo trabajé en un proyecto frustrado: ni existía todavía el catalán. los poetas catalanes en México, basado en la Cambiemos de estrategia: Martí es un poehipótesis de trabajo de que, en nuestro país, ta de reciente aparición ante los ojos del leclos escritores catalanes que llegaron con el tor, un poeta joven de la nueva hornada que exilio, desde los ya famosos, como Josep nos habla de su vida, sus amores, sus hijos, su Carner, pasando por los que adquirieron oficio. ¿Qué edad tiene un poeta sino la de los fama en México, como Agustí Bartra, hasta años en que publica? Una curiosa modalidad los más jóvenes como Ramón Xirau y Martí de las ediciones de poesía del fce es no dar Soler, que se hicieron en México, pero conserinformación sobre el autor, como una manera varon el catalán como lengua para su poede sacarlo del tiempo y acercarlo a la imposible sía, de que aquí la relación con el español no fue pureza de una escritura fuera del tiempo. Pero la la de la lengua enemiga, ni siquiera la de la lengua poesía de Martí está plenamente unida al tiempo, alterna, sino la de la lengua visible junto a la subtea su tiempo, por eso entran en la escritura el señor rránea, de la cual se abrían las puertas cada que intenGaramond y la línea linotípica. Así, lo que su poesía retaban escribir poesía. construye es la pertinencia de la mirada de un hombre sobre Ese libro, que ahora he buscado y no encuentro, estaba desu mundo. Así, a la respuesta a mi pregunta sobre si seguía escridicado a mi padre, unos años mayor que Martí, también llegado con Foto: Roberto García Ortiz/ La Jornada biendo, el poeta contesta que sí, aunque no publique, o incluso aunque el exilio español, y dejó en mi recuerdo una huella perdurable. Lo cual me llevano escriba, si entendemos por eso poner sobre la página palabras, pero que no ba a preguntarle cada vez que lo veía si seguía escribiendo poesía, a lo que respuede dejar de mirar el mundo escribiéndose en el acto de vivirlo y habitarlo. pondía con un gesto que podía significar cualquier cosa. En todo caso, yo no había Por eso Variaciones de voz y cuerpo es un libro de poemas de amor, porque la vuelto a leer nada de poesía suya hasta que hace unos años me dijo, para que ya voz y el cuerpo del título no son metáforas o ecos sino realidades. La poesía ca no le preguntara pensé entonces, que ya había entregado al fce un libro de talana tiene esa marca muy profunda, la del amor, ya en la Provenza y Occitania poemas. Yo, que soy además de necio un poco impertinente, todavía me atreví a medievales, cuando era sólo una posibilidad dentro del latín, y algo de esa condipreguntar si escritos en catalán. Y hace unos meses ese libro apareció con el tíción de amor está también en la poesía mexicana del siglo xx , a la que esos poetas tulo de Variaciones de voz y cuerpo. se integran plenamente. Martí Soler, por ejemplo, tiene que ser incluido ya en la Cuando lo leí traté de olvidarme del Martí editor y amigo para juzgarlo sólo llamada generación hispano-mexicana. como poeta. Imposible, inútil el esfuerzo, y además vano e innecesario, porque la De esta manera, las dificultades para leer su poesía se van allanando con fa idea misma del poeta puro es tan absurda como la de la poesía pura. No es que cilidad al aproximarse, hasta volverse el mismo rostro los bocetos hechos por el la pureza sea un defecto (o una virtud), es que es una quimera. De la misma manetiempo. Sus lectores, los que lo lean como un escritor chino –sinónimo de catalán– ra uno no es nunca un lector puro y está siempre atravesado por experiencias y o como un joven poeta mexicano, encuentran en esas variaciones lo que llegaron sentimientos, incluso cuando lee a un escritor muy distante en el tiempo y en la a buscar, lo imposible: poesía en estado puro
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El lugar de
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entrevista con Sergio Mondragón Ricardo Venegas
Foto: María Melendrez Parada/ La Jornada
Sergio Mondragón nació en Cuer navaca, Morelos, en 1935. Estudió periodismo e hizo estudios de lengua y literatura japonesa en la unam . Ha sido editor de varias
revistas culturales, entre ellas El Corno Emplumado, Japónica, Memoranda, Revista de Estudios Budistas y, actualmente, de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, que publican la Editorial Eón y la Universidad de Texas. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, del Conaculta. Es autor de tres antologías de poesía: hispano americana, mexicana y estaduni dense, y coautor, con Átsuko Tana be, de Un rebaño bajo el sol, poesía japonesa moderna, así como de seis libros de poesía. En 2010 obtuvo el Premio Internacional de Poesía Zacatecas, y en 2011 recibió el Premio Xavier Villaurrutia de escritores para escritores.
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osé Agustín dijo: “en México se dieron pocos beatniks. El más connotado de todos fue el poeta Sergio Mondragón, quien [...] fundó El Corno Emplumado, una excelente revista literaria, bilingüe, donde publicó la plana mayor de los poetas beat de Estados Unidos.” Por años usted impulsó esa revista ya legendaria. ¿Cuál fue su experiencia como editor de una publicación que hizo historia? –El poema que escribí al término de mi participación en la revista, la cual publicamos durante siete años, podrá quizás dar respuesta a esta pregunta: Con esta fecha quedo separado (y unido) Corno emplumado, letanía de siete años, uno por cada día de la semana, uno por cada nota de la escala, por cada uno de los colores después de la lluvia, siete planetas, siete perfumes, siete palpitantes corazones pendientes del collar de Coatlicue, siete glándulas que tiritan de impaciencia, siete años de tu (mi) vida, corno emplumado, siete años y tres niñitos, una esposa, un jardín de muros calientes y buganvilias, de ceremonias entre los prados; ahora comienza otra aventura, cabroncito, hijo mío, papi mío, llegó la hora de tomar la mochila y partir, dios te bendiga, dios nos agarre confesados, corno emplumado, gracias por las palizas, por los amores, por tanto jazz, gracias por llenarme de amigos las espaldas, por colmar de cartas mis gavetas, de poemas mis mañanas, corno emplumado, joven navío blanco que zarpa en la clara mañana, corno emplumado, me voy en el avión del mediodía, no olvides saludar con cortesía, corno emplumado, no te comas las uñas, corno emplumado, sé dócil y no hagas esfuerzo alguno, corno emplumado, déjate llevar por el viento de abril en cualquier época del año, corno emplumado, nunca te olvidaré, corno emplumado, pero ahora mismo le tuerzo el cuello a tu recuerdo, corno emplumado, ya nos exprimimos suficiente, ya nos amamos bastante, corno emplumado, adiós.
Este poema lo escribí en 1968, luego de la represión que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz ejerció en contra del movimiento estudiantil en vísperas de las Olimpiadas de aquel año, y que El Corno denunció en el editorial de su número 28, de octubre de 1968. La revista fue el resultado de la convergencia que se dio en México –un encuentro fortuito, no planeado, una manifestación de la casualidad, esa hija de la causalidad que rige nuestras vidas– de poetas estadunidenses y sudamericanos con poetas mexicanos a principios de los años sesenta. La ciudad, el país, era entonces un her videro de inquietudes y movimientos populares. Había un sindicalismo vivo en esos años. El pintor Siqueiros, el líder de los ferrocarrileros Demetrio Vallejo, el profesor Othón Salazar, el luchador social Valentín Campa, los telegrafistas y los líderes de médicos de los hospitales del gobierno, entre otros, encabezaban movimientos sindicalistas y populares que tenían a México de pie, pidiendo democracia real, distribución justa de la riqueza, en fin, una vida mejor, más libre y más justa para todos los mexicanos. Muchos países de América Latina eran sacudidos en aquel entonces por feroces dictaduras militares y violentos gobiernos oligárquicos. En ese ambiente de inestabilidad social se daba también un movimiento de renovación de las artes. Se oía el jazz en las tiendas de discos y en los bares de Ciudad de México. En el radio sonaba el rock and roll, novedades recién llegadas a nuestro país, mientras por su parte los pintores se revelaban en contra del famoso dogma “no hay más ruta que la nuestra”, proferido por los “tres grandes” de la pintura mural: surgía ahora el trabajo y las actitudes y trazos libres de “los hartos”, Cuevas, Goeritz, Friedeberg, y de otros artistas plásticos que incursionaban en el arte abstracto y no figurativo. En la literatura sucedía algo parecido. Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Salvador Elizondo, José Agustín, Gustavo Sainz, dejaban atrás una forma lineal de narrar y abrían espacios nuevos entre nosotros. En la poesía fulguraba ya el nombre de Octavio Paz y refulgía su libro La estación violenta. Y Marco Antonio Montes de Oca marcaba el camino de la nueva poesía, al lado de Sabines y Efraín Huerta. Retomando el trabajo iniciado por los poetas estridentistas de décadas anteriores, manifestaban todos ellos el ritmo del verso asimétrico, irregular, libre de trabas como la de la rima. La poesía de los años sesenta se abrió a la obra de los nuevos poetas: Homero Aridjis, José Carlos Becerra, Gabriel Zaid, Thelma Nava, José Emilio Pacheco, los muchachos de “La espiga amotinada”, entre muchos otros.
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VOZ INTERROGADA
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los encuentros EDITOR DE LA REVISTA LITERARIA EL CORNO EMPLUMADO. FUE EL MÁS CONNOTADO BEATNIK MEXICANO
–Al leer sus poemas es posible advertir que no se es el mismo después de leerlos. Javier Sicilia lo confirma: “Una poesía así trabajada desde lo más íntimo, nos transforma o no sirve para nada.” –Es una lectura extremadamente generosa y abierta la que hacen Sicilia y usted de mis poemas. Se lo agra dezco mucho. Por mi parte diré que la poesía nos ayuda a conectarnos con aspectos inéditos del mundo y del lenguaje. Y eso enriquece nuestras vidas, amplía nuestra comprensión de la realidad y nuestra percepción de la profundidad y belleza de todo lo creado. Esa es quizá la transformación a que se refiere Sicilia. –En su obra hay meditación. ¿Podría hablar del impacto del budismo zen en su obra? –El budismo nos enseña, entre otras cosas muy importantes, a percibir la interdependencia que existe entre todos los fenómenos de la naturaleza, de la creación entera. Y naturalmente, de nosotros como individuos for-
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Alberto Blanco, José Agustín Ramírez, José Agustín, Sergio Mondragon y Emiliano López después de transmitir el último programa de la serie La cocina del alma, en las instalciones de Radio unam , 30 de enero de 2004. Foto: José Antonio López/ La Jornada
La poesía nos ayuda a conectarnos con aspectos inéditos del mundo y del lenguaje.
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En esa atmósfera de renovación nació El Corno Emplu mado, una revista que como usted dice “hizo historia”, aunque nunca se propuso hacer historia, nada más alejado de sus intenciones. Fueron muchas las revistas que “hicieron historia” documentando aquella aparición de la nueva poesía: Pájaro Cascabel, que editaron Thelma Nava, Luis Mario Schneider y Dionisio Morales; El Rehi lete, con Margarita Peña; la Revista Mexicana de Litera tura, en fin, muchas otras. De Argentina llegaba Eco Contemporáneo; de Venezuela, El Techo de la Ballena; de Cuba, Casa de las Américas; de Nicaragua, El Pez y la Serpiente. El movimiento era continental. La nueva poesía circulaba por todos nuestros países. Mi experiencia como editor de la parte en español del Corno fue la de estar en el centro de un trabajo intenso, al lado de Margaret Randall, que era la editora en inglés (en el primer número hubo otro coeditor: Harve Wollin). Había que seleccionar el material que se publicaba, contestar el correo –en ciertos momentos unas quince cartas diarias, procedentes sobre todo de Estados Unidos y de Latinoamérica–, buscar los patrocinadores económicos, hacer antesalas, redactar solicitudes, leer manuscritos, más el trabajo de imprenta, corrección de pruebas, y la distribución: enviar paquetes de revistas, recorrer las librerías de la ciudad. En muchas ocasiones los amigos poetas que pasaban por la casa nos echaban la mano en tales tareas. Y paralelamente a todo ello, ganarnos la vida haciendo traducciones y otras talachas intelectuales. Esto es algo de lo que teníamos que hacer como editores del Corno.
mando parte de esa red interdependiente e interrela cionada que se extiende a través del tiempo y el espacio. Esto se llama “el principio de la dependencia original”. O sea que ninguna cosa, ser, o idea, puede llegar a la existencia independientemente. En el instante en que una cosa existe, tiene necesariamente conexiones con otras
cosas que existieron en el pasado y que van a dejar de algún modo su huella en el futuro. Es esta visión de la estructura interconectada de todas las cosas la que modela la comprensión budista de nuestra relación con los seres humanos y con los fenómenos pasados, presentes y futuros. Esto lo he aprendido en mi contacto con el budismo zen, primero, y luego con el budismo laico Reiyukai, que practico actualmente, el cual sin duda ha influenciado todo lo que escribo y, más importante, todo lo que vivo. –¿Qué es la poesía para Sergio Mondragón? –La poesía es la quintaesencia del lenguaje, de la expresión. Y no sólo de la expresión humana, sino expresión de la naturaleza en general, alguno de cuyos des tellos adquiere luego expresión escrita, nivel literario. –¿Nos podría hablar de sus proyectos actuales, qué escribe actualmente? –Escribo poemas en prosa y en verso, proyecto un libro con ese material, que se llamará Seres que no pesan. –En su Reencuentro con una amiga dice: “Pongo una fecha/ la recuesto en el tiempo/ vibra una hoja/ en la boca del libro/ bosques de calendarios/ se dan cita a las cinco/ sopla el viento de siempre/ vuelan los años atareados/ en fila hacia el encuentro/ surgen escenas desterradas/ al desván olvidado/ mientras corro a buscarte.”¿El poema sigue siendo el lugar de los encuentros? –Sí. Lo dice usted muy bien. El poema sigue siendo el lugar de los encuentros. El lugar en que me encuentro conmigo mismo
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Latinoamé
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Ricardo Bada “NOSOTROS TAMBIÉN FUIMOS COLONIA”, AFIRMABA EL AUTOR DE OPINIONES DE UN CLOWN
Heinrich Böll en 1937. Fuente: www.johnnydepp-zone
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llá por el otoño de 1992 me llamaron de la Fundación Heinrich Böll, entonces domiciliada en Colonia, para ofrecerme un sueño: hacer una antología de la obra de su titular. Conviene precisar aquí que la fhb no es literaria sino política. En Alemania, cada uno de los partidos políticos representados en el Bundestag, el Parlamento federal, dispone de su propia fundación. Todas ellas orientan sus respectivos trabajos en orden a sus ideologías respectivas y mantienen representaciones, a veces muy influyentes, en el extranjero. Y cuando el partido de Los Verdes llegó al sanctasanctórum de la democracia alemana, una de sus primeras medidas y providencias fue la de institucionalizar una fundación propia, solicitando de la familia Böll la autorización, que les fue concedida, para titularla con el nombre del escritor. En su trabajo, la fhb mantiene relaciones con otras homólogas, en el mundo entero, que como ella están comprometidas con temas ecológicos, educacionales, fe ministas... Pero hete aquí que de la aipe , la Asociación de Instituciones de Promoción y Educación, en Bolivia, les llegó un mensaje descorazonador: el de que Heinrich Böll, a pesar de la indiscutible vigencia de su nombre y de su magisterio, era un ilustre desconocido en América Latina, o al menos lo era en Bolivia. Entre otras muchas causas porque, excepto la primera vez, que fue en Argentina (El tren llegó puntual, Guillermo Kraft, Buenos Aires 1955), el resto de la obra de Böll se había publicado en España y casi no tuvo distribución en Latinoamérica. Eso además de que los libros españoles, un producto de importación, eran caros, inasequibles al bolsillo del lector común. Por lo mismo, la A aipe sugirió a la fhb la publicación cofinanciada de una antología, la fhb consultó con la familia de Böll, y René, el mayor de sus hijos, y quien vela por la publicación de la obra de su padre, estuvo de acuerdo, pero no sólo eso, propuso además que fuera yo quien llevase adelante aquel proyecto. Con lo que volvemos a las dos primeras líneas de este artículo. De inmediato puse manos a la obra y procedí, para comenzar, a hacer una selección de textos donde resistí la tentación de incluir algunos fragmentos de sus novelas; una selección donde se incluían cuentos largos y cortos, artículos, conferencias, escritos autobiográficos, un radioteatro, cinco poemas. Aceptada que fue, por la familia y por la fhb , constaté que casi dos tercios de la misma ya estaban traducidos a nuestro idioma. Fue entonces
preciso revisar esas traducciones para tratar de obviar los errores que hubiera, y también para homologar conceptos y expresiones. (En esa revisión rescaté para los lectores la frase llena de faltas de ortografía y de sintaxis (“El que madruja dios le halluda”) que aparece al final del cuento “Recuerdos de un joven rey”. Aún tenía presente la impotente rabia del malogrado José Moral cuando descubrió, al ver publicadas sus traducciones de los cuentos de Böll, que un sabiondísimo corrector de estilo le enmendó la sintaxis y la ortografía de esa frase, sin darse cuenta –¡¿será posible?!– de que ambas eran las del joven rey, castellanizadas congenialmente por Pepe Moral. Y es que hay gente bien bruta en este mundo, incluyendo en ella a los correctores de estilo. Pero sigamos.) Rescaté asimismo párrafos que algún despiste o una excesiva comodidad habían dejado de lado. Y me tomé la libertad (perdón por la ironía) de tratar de ajustar al original los títulos de dos o tres de esas traducciones. Por último estandaricé en todas ellas, y en las mías –puesto que yo mismo traduje el tercio que aún no lo estaba–, la mención de América Latina: al igual que muchos otros europeos, Böll propendía al uso de la expresión “Sudamérica”, no siempre, pero sí las suficientes veces como para que resultase desconcertante en el contexto. Aquí debo señalar que en la selección, además de por un zoom personalísimo, me dejé guiar por una óptica que llamaré hispanoamericana, y así, entre los treinta y tres trabajos elegidos, figura una decena que guardan relación con América Latina y con España. No son, desde luego, los únicos textos suyos donde se encuentran referencias a nuestro mundo: puedo acordarme al menos de otra decena en donde son constantes las menciones de Sal vador Allende, el Che Guevara, Ernesto Cardenal, Camilo Torres. Hay, además, un dato anecdótico interesantísimo acerca de la relación que el autor de Opiniones de un clown mantenía con Latinoamérica, y es que el departamento de radioteatro de la wdr [Radio Colonia], le encar gó allá por 1979 la versión radiofónica del drama incaico Ollantay: Böll se limitó a elaborar un “borrador de trabajo” de sesenta y dos páginas (del que poseo una copia) sobre el cual no volvió nunca; era evidente que no le satisfacía el final feliz del viejo drama y no veía modo ni manera de reestructurarlo sin falsear el original. Así, pues, en mi antología, que es la única integral que existe de la obra de Böll en castellano, y que vio la luz en La Paz, Bolivia, en 1995, pueden leerse el ya citado cuento “Recuerdos de un joven rey” (donde el depuesto monarca, que se ha unido a una tropa circense, descubre en un museo de Madrid, en una vitrina dedicada a su dinastía, un
cuaderno escolar suyo con aquella frase plagada de faltas de que hablé más arriba); y se puede leer también el precioso cuento “Viajas demasiado a Heidelberg” (cuyo protagonista tácito es el exilio chileno en Alemania durante la dictadura del felón Pinochet); y el texto titulado “Re cordando a Las Casas”; y el prólogo al libro Si se me per mite hablar... Testimonio de Domitila, mujer de la zona mi nera boliviana (editado por su hijo René en una pequeña y valiente editorial que fundó por aquellos años, el sello Lamuv); y un poema dedicado a Ernesto Cardenal cuando éste cumplió sesenta años. And last but not least, mi antología incluyó el texto completo de una entrevista que le hice el 26 de noviembre de 1982, para la Radio Deutsche Welle, donde me desempeñé como redactor cultural desde 1965 a 1999, ambos inclusive. Ocurre que allá para 1982 Böll ya estaba muy cansado de todo, hastiado, descorazonado, de reflexionar acerca de la evolución general del mundo, pero sobre todo acerca de la de Alemania de un modo harto personal. No dejaba de aparecer en las grandes manifestaciones contra el estacionamiento de ojivas atómicas, ni de solidarizarse con Los Verdes (partido que acababa de iniciar su andadura), ni de emitir su opinión sin andarse por las Heinrich Böll y su familia. Fuente: www.johnnydepp-zone
rica en los ojos de
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Heinrich Böll ramas cada vez que lo pedían las circunstancias... pero eludía las entrevistas y casi no concedía ninguna. Fue justo en esos momentos que un día, conversando con René y su esposa ecuatoriana, Carmen Alicia, le dije a él: “Tu padre ya no concede entrevistas y me parece muy bien, porque debe de estar harto, y con razón. Pero Don Enrique [como siempre lo llamé, y así se titula mi antología] es uno de los pocos escritores europeos que sabe algo, y que lo sabe a fondo, de América Latina y de la literatura
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Tengo la impresión de que lo religioso, quizás incluso lo católico, regresará purificado a nosotros algún día, desde América Latina, ese continente cruelmente evangelizado.
de ese continente. Y jamás se le ha hecho una entrevista sobre esos temas, ¿no te parece que es una pena que no quede reflejo de lo que él piensa sobre ellos?” René estuvo de acuerdo conmigo y me prometió hablar con su padre al respecto. Un par de días más tarde me llamó por teléfono a la redacción y me preguntó: “¿Puedes venir el viernes a casa, a eso de las seis de la tarde, con una grabadora?” De aquella entrevista transcribo acá, para cerrar este artículo, un par de fragmentos que creo que se cuentan entre las reflexiones más originales que se hayan hecho, por un europeo, acerca de lo que es América Latina. La traduje de manera absolutamente literal, e íntegra, razón por la cual en ella se advierte cómo es que Böll pesa y mide lo que dice, no le importa repetirse, pero sobre todo, sobre todo, siempre desea saber al final si su interlocutor ha entendido lo que quiso decir. Jamás en la vida olvidaré la mezcla de esperanza, de humildad y de asumido escepticismo que se encerraba en cada uno de sus “¿Me comprende?”: –Hace poco, en su última estadía en Alemania, Borges repitió por enésima vez que los latinoamericanos, en el fondo, son europeos de Ultramar. ¿Qué piensa usted al respecto, cómo cree que ello –si es que fuera verdad– ha influido sobre la literatura de América Latina? –Creo que en ella existen elementos europeos, di gamos que impuestos –en el sentido de inserción for zosa– por la colonización, por la evangelización. Pero pienso que se ha desarrollado algo muy, muy propio, muy genuino, que no es europeo ni tampoco tiene que ver con problemas europeos. Mi impresión es que en ella se mezclan bastantes elementos, pero que la dominante es específ icamente latinoamericana. Por cierto que los europeos también somos hijos de una colonización. Nosotros, los alemanes, lo somos de todos modos, y los de esta zona de la Renania de una manera muy especial. Somos el producto final de la colonización romana, que fue dolorosa pero que hizo que fuésemos lo que somos. En realidad somos colonizados, y el nombre de la ciudad en la que nos encontramos ahora es algo que lo dice expresamente: Colonia, fuimos una colonia. En ello no veo nada denigrante, y después de cuatro, cinco siglos de colonización de América Latina, no es la influencia europea un elemento perjudicial para lo específico latinoamericano de la literatura del continente. Sucedieron cosas que fueron terribles, dolorosas: la Conquista y, vinculada a ella, la cruel evangelización. Y sin embargo, también llegó forzosamente de Europa lo que con seguridad era digno de ser asimilado, de ser integrado. ¿Me comprende?
–Sí, pero no sólo llegó aquello que era digno de ser –para emplear su misma expresión– “transportado”, también otros elementos muy negativos, por ejemplo el militarismo, el machismo, tan españoles, y ahora tan latinoamericanos. –Sí, ya dije que no sólo veo cosas buenas en ello. La ridiculez, la absoluta ridiculez de la parafernalia militar es (diría yo) una España simiesca, ¿me comprende?, si-mi-es-ca. ¡Cuando veo cómo discurren esos desfiles! ¡Y esos uniformes!, como una función de marionetas..., eso también es europeo. Pero con el idioma europeo, con el español, llegó igualmente al otro lado el espíritu español en lo que no era negativo. Del mismo modo que nuestro idioma está lleno de palabras latinas, del mismo modo asimilamos también algunas cosas absurdas de los romanos. Por ejemplo, la destrucción del derecho germánico, que comparado con el romano era mucho más democrático. Todas esas son cosas que las hemos incorporado a través de la colonización. –¿Por qué le parece que es tan difícil encontrar un sentimiento religioso en los autores latinoamericanos?; ¿por qué, cuando se enfrentan a la problemática religiosa, lo hacen casi siempre desde un planteamiento satírico? –Me parece que, teniendo en cuenta la historia de América Latina, es algo inevitable. Quienquiera que se considere vinculado al continente, formando parte de él, no puede aceptar el papel desempeñado por la Iglesia hasta hace, digamos, unos diez años. Pero tengo la impresión de que lo religioso, quizás incluso lo católico, regresará purificado a nosotros algún día, desde América Latina, ese continente cruelmente evangelizado. Lo que veo, lo que oigo de los pocos sacerdotes y obispos verdaderamente comprometidos de América Latina, me da la impresión de que el cristianismo tal vez comience algún día. También aquí. ¿Me comprende? –Creo que sí. Y usted, ¿cree usted posible que se produzca alguna vez una influencia de la literatura latinoamericana en la europea? –Sí, cuando se conozca de veras acá, podría llegar a tener más influencia que la que ejerció sobre nosotros, después de 1945, la literatura estadunidense. Naturalmente estuvimos influidos por Hemingway, Faulkner y todos los grandes; Dos Passos también. Fue una suerte para nosotros, una especie de liberación de una literatura alemana cuyo carácter era bastante penoso. Y si la literatura latinoamericana es tomada en serio, como se merece, creo que puede llegar a tener esa eficacia liberadora
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9 de agosto de 2015 • Número 1066 • Jornada Semanal
Heinrich
Lorel Manzano
CRÍTICO MORDAZ DE LA SOCIEDAD ALEMANA DE POSTGUERRA EN 1972 RECIBIÓ EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA
olicías disfrazados de jeques y de bailarinas españolas, un joven sospechoso de terrorismo, reporteros amarillistas y una bella empleada doméstica recorren las calles de Colonia durante los días de carnaval en la novela El honor perdido de Katharina Blum, de Heinrich Böll. La historia de la señorita Blum comienza, y al mismo tiempo se cierra, en una fiesta de carnaval, cuando se enamora del posible terrorista. Los jeques la detienen al considerarla sospechosa de complicidad del sospechoso y los cargos que no pueden conseguir por vías legales, los consiguen los periodistas con artículos sensacionalistas en los cuales la acusan de ser una “roja” acostumbrada a “recibir continuas visitas de caballeros” en su departamento. Katharina Blum pierde su honor y Heinrich Böll responde con esta novela a la campaña negra que emprendió el periódico Bild en su contra: había cuestionado los artículos de esta publicación que tenían por único objetivo el linchamiento mediático y por consigna o tradición tergiversaban las noticias de manera grotesca. En tono de burla llamaron a Böll “el buen hombre de izquierdas”. Tenían razón: era un buen hombre, un escritor profundamente católico que no dudó en ayudar a otros, a veces arriesgando su propia inte gridad; y también un rebelde, un crítico mordaz de la sociedad alemana de postguerra, del consumismo masi ficado, de la doble moral del catolicismo institucional. Para Marcel Reich-Ranicki, Böll fue un predicador alemán con ademanes clownescos, un bufón con dignidad sacerdotal, un maestro como nunca antes tuvo Alemania. En su autobiografía Mi vida, Reich-Ranicki recuerda la visita de Böll a la Literaturhaus de Varsovia, en 1956. Un grupo de escritores polacos organizó la presentación, pero de los cincuenta autores invitados asistieron unos seis o siete. Böll, un escritor alemán que había peleado en la segunda guerra mundial, no era bienvenido. Quienes asistieron deseaban conocer la historia reciente del invitado: si había intentado exiliarse o desertar, si había estado en la cárcel o en un campo de concentración o, al menos, en un batallón de castigo. Entonces, “lo que él relató, sólo hechos, no nos pareció interesante –apunta ReichRanicki– sin embargo, sus palabras nos tocaron muy hondo, incluso nos espantaron”. Böll había sido obligado a marchar al frente al comienzo de la segunda guerra mundial, su infancia y juventud transcurrieron entre la pobreza y las armas: nació en 1917, sufrió el período de entre guerras, vio con horror el ascenso de Hitler al poder, cayó herido en cuatro ocasiones, huyó y regresó al frente por temor a ser fusilado. Cuando Alemania capituló, caminó entre escombros de regreso a casa, a Colonia, “la ciudad donde Hitler fue bombardeado con macetas de flores y donde se tomó públicamente a chacota al verdugo fatuo que fue Göring”, apuntó en uno de sus ensayos autobiográficos. Böll recordaba el bullicio del barrio pobre donde
creció, los aromas a madera del taller de su padre car pintero, la ropa en los tendederos y los años del marco alemán estabilizado: “mis compañeros de clase me pedían durante los recreos que les diese un trozo de bocadillo, porque sus padres estaban sin trabajo. Desórdenes, huelgas, banderas rojas cuando iba al colegio en bicicleta y atravesaba los barrios más populosos de Colonia. Unos pocos años después volvieron a encontrar trabajo los desocupados, que se convirtieron en policías, soldados, verdugos y obreros de la industria de material bélico. El resto pasó a los campos de concentración”. Al final de la guerra el paisaje alemán estaba conformado por ciudades destruidas y pueblos donde reinaba el hambre. Los sobrevivientes pusieron coronas a sus muertos sobre los escombros, viajaban en vagonetas de escombros porque era el único medio de transporte urbano; tomaron el pico y la pala. Comenzaba la “literatura de escombros”. Bajo la impronta de la guerra, Böll escribió sus primeros textos. Desde 1946 comenzó a publicar sus relatos en distintos periódicos. En 1949 apareció El tren llegó puntual, al año siguiente su libro de cuentos Caminante, si vienes a Spa…., después las novelas ¿Dónde estabas, Adán? y Y no dijo ni una palabra, gracias a la cual alcanzó cierta estabilidad económica: había vendido alrededor de 17 mil ejemplares, un suceso extraordinario en la época de postguerra, una alegría para la editorial Kiepenheuer & Witsch y una gran oportunidad para Böll, quien dudaba si debía continuar escribiendo o buscar un trabajo mejor remu nerado para mantener a los tres hijos pequeños que tenía con Annemarie Cech. La favorable recepción de esta novela se relacionaba en parte con su experiencia en la guerra, una suerte parecida a la de tantos miles de jóvenes que habían sido obligados a tomar un fusil. Böll, a pesar de las granadas y los campos sembrados con cadáveres, no narraba con afectación, no había en él melodrama, sino la sonrisa de un clown, de un escritor renano que integró en su obra la atmósfera de carnaval y las imágenes de los barrios populosos de Colonia. Dostoievsky marcó su juventud. Para imaginar la desesperación de Katerina Ivanovna, o de la pequeña Sonia, sólo necesitaba echar un vistazo a la ventana. Sus personajes estaban en la calle, de ahí provenían, aunque algunos críticos descalificaran su obra por los ambientes de pobreza donde se desarrollaban las historias o por la extracción social de sus perso najes. “Si un lavadero no es un lugar digno para la lite ratura, entonces ¿cuáles son los lugares dignos para la literatura?”, cuestionó en su ensayo “En defensa de los lavaderos” y con su peculiar sentido del humor renano apuntó: “también mi madre lavaba la ropa (¡qué circunstancia tan humillante!), la lavaba en el lavadero, generalmente el lunes por la mañana. En todo el ancho mundo, a última hora de la tarde del lunes, ondean en los tendederos cami sas y sábanas, pañuelos y lo indecible, y esa vista nunca
Böll
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en traje de clown me ha deprimido, más bien consolado, pues habla de la incansable energía de la humanidad para sacarse la mugre de encima”. El legendario “Grupo 47” le otorgó el premio de 1951 por su relato satírico “Las ovejas negras”. Durante la década de los cincuenta publicó Casa sin amo, título por el cual recibió el Premio Tribune de París dedicado a la mejor novela extranjera del año; el relato “El pan de los años mozos”, llevado al cine más adelante; El diario irlandés, Los silen cios del Dr. Murke y otras sátiras y la novela Billar a las nueve y media, gracias a la cual se hizo merecedor del Premio Charles Veillon. A su vez, comenzó sus viajes por Irlanda y sus numerosas traducciones en estrecha colaboración con su esposa Annemarie. El matrimonio Böll llevó a las editoriales alemanas más de cien títulos de autores de habla inglesa e irlandesa, entre otros, se encontraban Susan Cooper, o . Henry, Jerome David Salinger, Brendan Behan. En 1963 su novela Opiniones de un payaso escandalizó al segmento más conservador de la sociedad de la República Federal Alemana. En especial, la institución católica se sintió herida por la crítica de un clown a sus preceptos. Schnier, hijo de una acaudalada familia, decide no continuar con los negocios del padre, sino convertirse en payaso y llevar una alegre vida entre el coñac, los escenarios, los juegos de oca y el amor en unión libre con la extremadamente católica señorita Derkum. La contradicción resulta evidente. Bajo la influencia de un grupo ortodoxo, ella lo abandona. El héroe, rengueando a causa de un mal paso, la sigue a Colonia, la ciudad donde crecieron y se enamoraron. Una novela crítica respecto a una sociedad conformada por antiguos nazis, “el esbozo irónico y satírico de una época” que aún veía en el concubinato el camino al infierno. El escándalo, como sucede con frecuencia, le dio un gran impulso a las Opiniones de un pa yaso: se vendieron más de un millón de ejemplares en edición de bolsillo, tanto en Rusia como en Alemania se hicieron adaptaciones para teatro, y en 1975 el director checo Vojtech Jasny llevó la historia de Schnier al cine con las actuaciones de Hanna Schygulla y Helmut Griem en el papel clownesco. En 1967, Böll unió su nombre al de Georg Büchner al recibir el premio más importante para autores de lengua alemana. Más adelante fue elegido Presidente del centro pen de la República Federal Alemana y en 1972 se convirtió en Premio Nobel de Literatura. Esa época vio en Willy Brandt, candidato a la cancillería por el Partido Socialdemócrata, una oportunidad para otorgar al Estado una verdadera base moral. Así como Günter Grass y otros intelectuales, se sumó a la coalición a favor de Brandt para dar un giro a la política de la rfa . Era una forma más de intervenir en la realidad. En su obra subyace este anhelo, como en Retrato de grupo con señora, novela que tuvo una recepción extraordinaria. En poco tiempo fue traducida a más de veinticinco lenguas, gracias, como siempre, a los Collage digital de Marga Peña
laboriosos traductores de todas partes del mundo. En 1975, los directores Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta llevaron a las salas de cine El honor perdido de Ka tharina Blum. El público, así como el lector, podía sacar sus propias conclusiones en torno a la historia de la señorita Blum. En ese nivel, los detractores no pudieron responder. En opinión del Clown: “No es mero azar que en todas partes donde se considera al espíritu como un peligro se prohíba primero los libros y se someta a estricta censura a los periódicos, revistas y mensajes radiofónicos. En todos los Estados en que reina el terror, la palabra es casi más temida que la resistencia armada.” La literatura es peligrosa, decía Böll y sus palabras eran una provocación. A los lectores, a la sociedad, a la clase política. Y también a los Estados que bajo la careta de la democracia censuran a las voces incómodas y corrompen a los medios de comunicación para llevar a cabo costosas campañas de desprestigio en contra de quienes consideran enemigos de sus intereses. Böll incomodaba. Más de una vez utilizó su voz, arriesgando incluso la propia integridad, para abrir la discusión sobre temas como el papel de una sociedad aún nazi durante el llamado milagro alemán, sobre el terrorismo en la década de los setentas y el peligro de los medios de comunicación que por consigna o tradición utilizaban tanto los espacios impresos como los televisivos para llevar a cabo espectaculares linchamientos mediáticos. En 1972, Böll irritó al consorcio de Axel Springer, hoy uno de los más poderosos en el mundo, al criticar las noticias sensacionalistas del periódico Bild en torno al grupo Baader-Meinhof. Este grupo se conformó con algunos opositores a la guerra de Vietnam, a las armas nucleares, al rearme de la milicia alemana que años atrás había perpetrado el Holocausto. Muy rápidamente algunos de sus miembros se radicalizaron hasta el terrorismo. Según algunos especialistas, dos de sus líderes eran bastante ingenuos y no tenían idea de las reivindicaciones sociales ni mucho menos de un discurso articulado. Sólo Ulrike Meinhof, una periodista que se sumó al grupo más tarde, podía dar un verdadero sentido reivindicativo al movimiento. Sin embargo, fue rápidamente detenida y asesinada en una cárcel de alta seguridad. El consorcio Springer aprovechó la figura de Meinhof para desprestigiar a escritores e intelectuales críticos e influyentes. Böll criticó el carácter sensacionalista del Bild. Irritado, el señor Springer convocó al linchamiento: aseguraron que la policía no encontraba a los terroristas porque estaban tomando café en la casa de Böll, lo presentaron como líder intelectual del terrorismo, un hombre aún más peligroso que los terroristas mismos. En respuesta Böll escribió El honor perdido de Katharina Blum, una novela anclada a la época y a su vez completamente actual. Este julio se cumplen treinta años del fallecimiento del escritor alemán que hablaba con dignidad sacerdotal en traje de clown
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CREACIÓN
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Tres veces vi el alma, tres Taymir Sánchez Castillo
A
gua con olor a gasolina, keroseno, alcohol, pachulí, fósforo. Agua que rodé sobre su cuerpo para arrastrar lo inflamable, lo inmundo, la mala idea. Luego, la abracé, la desnudé, vestí. Estaba fría, asustada. Sentí tanto amor por ella, un amor sin lástima ni censura ni culpa, un amor como el que ella no podía sentir porque estaba fuera de sí, y quería desaparecer. Puse cuchillos, tenedores, tijeras, lápices, todo objeto con punta y filo lejos de su alcance, lejos de mi alcance, porque cuando me pidió los fósforos de aquel modo, como si una chispa pudiera salvarla, un fósforo para su cuerpo de alcohol con pachulí, sentí que la estaba condenando a lo que era bueno para mí, realizando mi deseo, desechando el suyo. Pero el cubo fénix estaba a mi lado y hasta entonces no lo vi, renaciendo de las cenizas de mi madre, el cubo donde orinábamos durante la madrugada porque el baño quedaba afuera de la casa, el patio no era seguro y era más cómodo levantarse y vaciarse ahí que encender la casa, quitar la tranca de madera de la puerta y atrave-
Óscar
sar la oscuridad para luego, sobre la losa fría del inodoro, no poder orinar por miedo a los insectos, reptiles y hombres que la noche resguarda. Y el cubo subió conmigo a la cama para derramarse sobre el cuerpo y las manos de mi madre aún extendidas aguardando por la cerilla que su ansiedad no le dejó ver encima de la cómoda, dos cajas de fósforos, una en la superficie, otra en el marco del espejo. Linda, suave, frágil. Acaricié pelo, brazos, dedos. ¿Cómo con esa piel podía pensar en morir? ¿Acaso no basta la belleza para desafiar a la vida? Me busqué en las cuencas de sus ojos, y casi toqué el fondo de su soledad cuando llamaron a la puerta. La mujer entrada en años estaba frente a mí, pero yo seguía en el abismo con el alma de mi madre, no quería volver sin ella, tenía que regresarla conmigo, pero la vecina me rozó y la imagen de mi madre soltando mi mano y cayendo al vacío me sobresaltó. Salí a la calle mientras extraños adoraban mi casa, parecían extraterrestres, y yo quería encontrar su nave, largarme de aquella calle que conte-
nía pasado y presente, dejar todo atrás, llegar a otra tierra sin cuerpos donde construiría un lugar para mi madre y para mí. Abrazos, besos, roces, me asqueaban tantas manos, tanta pena, humana miseria. Mi madre no era cobarde, ellos sí, que se escondían en su valor retando a la vida con sogas, tabletas, agujas y fósforos. Los dejé sentirse útiles, llamar a la ambulancia, ayudar a montarla, palmearme otra vez cabeza y hombros hasta que el camillero cerró la puerta y volvieron el silencio y la paz. Sostenía una jaba con chancletas, ropa interior, un peine y un cepillo de dientes; no hace falta más para reingresar a un hospital donde a nadie sorprenderá tu entrada porque no llegas: vuelves a tu segunda casa. Mi madre seguía con las cuencas vacías, el cuerpo frío, ignorando que la joven que acariciaba el brazo le había dado la vida que le quiso quitar. En menos de seis horas se la arranqué tres veces a la muerte. Ha pasado mucho tiempo, no recuerdo quién me abrió la puerta aquella tarde. ¿Acaso ella o estaba abierta? Sólo recuerdo los blísteres vacíos en el suelo y un cuerpo tendido en la cama.
Edgar Aguilar
U
n superior saluda a su inferior. Óscar renuente, murmura. Se inclina hacia él y en un discreto pero sonoro chasquido al oído le dice: “ten todo listo para las tres en punto”. “Sí, señor”, responde con aire altivo, “como usted diga”. Son las dos de la tarde, un calor espeso sacude la oficina. Las persianas están ligeramente corridas, las ventanas abiertas, sudando también. El ventilador no para de girar, aturdido con su propio zumbido más que los otros empleados. Óscar se levanta, se dirige a un garrafón de agua que reposa sobre un mueble gris, desprende un vasillo cónico de papel, y una y otra vez se sirve el vital líquido llevándolo a su boca pequeña, refinada, casi sensual, en un gluglú exasperante. Las miradas lo siguen, lo persiguen a cada momento. Cada movimiento suyo es para los demás, en realidad, algo irrelevante, sin la mayor importancia, pero causa cierta chismorrería. Después de unos tragos vivificadores, francos… medita: “¡Imposible!” Ilustración de Juan Puga
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LEER
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Eufórica (partituras para la guerra), Andrés Cisneros de la Cruz, Sikore Ediciones, México, 2015.
LA SANGRE COMO TINTA RICARDO GUZMÁN WOLFFER
L
a labor de Andrés Cisneros va más allá de la creación poética: editor, promotor, agente cultural especializado en poesía, crítico del género y mucho más. Toda esa faena se aterriza en la propia tierra de libros bien sembrados y mejor cosechados: tanto manejar el verso ajeno, la metáfora profunda leída y diseñar lo inasible, se puede leer en los varios libros del autor y se refleja en esta recopilación donde el escritor va a la guerra armado de palabras. Eufórica recopila textos de Vitrina de últimas cenas, No hay letras para escribir tu epitafio, Como la nieve que dejan los muertos, Ópera de la tempestad y Fue catástrofe. De ahí la mezcla sutil de temáticas, muchas encaminadas a reconciliarnos con el sinsentido de los mundos que habitamos, especialmente el social, el que nos implica al otro para existir, pero sin dejar de evidenciar que el planeta interno puede ser abrumador. En Soliloquio ante un cristal rayado por un ser desconocido practica el ensayo poético dentro de su propia poesía, con el viejo truco de los pies de páginas que resultan ser pequeños tratados y que por ello no le impiden poner un segundo pie de página dentro del primero para hablar de los niños que depredan por haber sido depredados. Toda una serie de conceptos que se explican en términos poéticos y bien podrían dejarse a un lado (lo cual sería una pérdida), pues el t e x t o central funciona: “escribiendo/ en las paredes del Mundo, ‘no se dejen engañar ’, vivan”. Aprovecha para hacer catarsis con navajas inmisericordes: “Por eso renuncio a ti./ Renuncio a la paternidad de tus ideas./ Renuncio al dios padre que tanto amé de niño/ y que nunca existió.” En Vitrina de últimas cenas expone estampas sobre la fluorescencia y deja ver cómo la materia sólo puede ser desde lo conceptual: “la somnolencia de la realidad difuminándose/ que delimita cada cosa en radiantes partículas”. En Vitrina de amoroso alimento la comida es la herramienta para retomar lo metafórico dulcemente diluido en las vituallas elementales: “¿Quién se comerá este poema?” Este volumen es una recopilación de los universos habitados por un poeta dedicado a ser poeta, que apenas son el inicio de una particular y fructífera obra. Dispuesto el autor a explorar los formatos conocidos, pero con intenciones modernas, usando
incluso lenguajes de ciencia y cotidianidad, muestra que lo personal define lo global, incluso para quienes no se saben insertos en las letras de un autor con oficio y visión. “A veces los muñecos del pasado/ regresan/ a montar la farsa del recuerdo/ se abre la caja de sus tumbas/ se desanudan los hilos/ y se cuelgan del cuello de dios. –Concepto arcaico con el cual se buscaba reducir a la unidad –mínima– el mecanismo de renovación del pensamiento arquetípico de una sociedad, el cual se concibe a partir del individuo como partícula funcional de la persona con sus múltiples variables (roles y patologías), y por ende, sus auto-recons-trucciones.-” Cisneros de la Cruz ha dedicado muchos años a acercar al público experto y al neófito a la interiorización de la poesía. Con este libro muy disfrutable da un paso más en ese sentido. Ahora lleva sus propios versos como herramienta para evidenciar cómo lo inexistente puede dar sentido a todo lo existente • Calibán en cuestión. Aproximaciones teóricas y filosóficas desde nuestra América, David Gómez Arredondo, Ediciones desde Abajo, Colombia, 2015.
les) y su vigencia respecto del análisis colonialista, imperialista y eurocentrista. Igualmente, rescata la valía del arielismo de Rodó como símbolo de sensibilidad respecto del pragmatismo de un símbolo como Calibán, la importancia de la construcción y tratamiento de fuentes para el pensamiento prehispánico desde una historia de las ideas al modo de Gaos, la posibilidad de recibir en la región aspectos emancipadores de la tradición cultural occidental y la importancia que, en este punto, revisten la filosofía y la dimensión teológica (su lectura del Éxodo), así como también problemas y autores fundamentales del Caribe, tales como la corporalidad y su dimensión colonizada desde el discurso fanoniano en diálogo y debate con Hegel, o los saberes insulares del cubano Fernando Ortíz para un tratamiento transcultural de la nación. Todos estos puntos, magistralmente tratados por un autor de su talante, dejan sin duda distintos puntos de abordaje con un sentido creativo y crítico que harán imprescindible su lectura para una problematización de la propia realidad y su posibilidad de transformación liberadora •
PARA UNA CRÍTICA FILOSÓFICA DESDE NUESTRA AMÉRICA ORLANDO LIMA ROCHA
“F
ilosofar calibanesco”: es la expresión que el célebre filósofo nuestroamericano Horacio Cerutti Guldberg emplea para sintetizar el ejercicio que David Gómez Arredondo emplea en su libro Calibán en cuestión, recientemente editado. En efecto, la obra nos recuerda el ejercicio calibanesco ya presentado desde Shakespeare en La Tempestad (1611): Calibán, un sujeto esclavizado y presentado como salvaje y primitivo, que se rebela a su amo y lo maldice con el mismo lenguaje que éste (Próspero) le enseñó, lo cual ha sido resignificado críticamente desde nuestra América por varios autores desde fines del siglo xix . Pero es sobre todo el sentido que le da Roberto Fernández Retamar en su Calibán (1971) el que puede acercarnos mejor a los intereses, formas y objetivos de una lectura crítica de problemáticas de la propia realidad latinoamericana a partir de su abordaje filosófico: Calibán como símbolo de los marginados y excluidos en nuestra América. Calibán en cuestión pone sobre la mesa la problemática del colonialismo en su dimensión histórica que analiza en tres segmentos, a partir de la pluralidad y heterogeneidad de abordajes “poscoloniales”, a partir de su revisión historiográfica, cuestionando por eso mismo el supuesto final de las “teorías de la dependencia” (mentada por ciertos autores poscolonia-
En nuestro próximo número
. 13 ficciones del país sin soldados, Dorelia Barahona Riera, Literatura/Difusión Cultural unam, México, 2015.
De los trece autores convocados en esta antología deliciosa, una no nació en el afortunado país sin milicias, otra murió en México, otro más vive también aquí y se declara binacional, mientras el resto ve transcurrir sus días en aquella tierra entrañable de la pura vida. Sus fechas de nacimiento los hacen cubrir, en conjunto, un arco cronológico que abarca el siglo xx casi completo: la parteaguas y en muchos sentidos fundadora Yolanda Oreamuno nació en 1916, mientras Daniel Quirós, el más joven de los antologados, vio la primera luz en 1979. El presente volumen significa una magnífica oportunidad para recalar en una narrativa que le hace todos los honores a la segunda palabra de la que se compone el nombre del país y, con ello, subsanar en algo la inveterada costumbre mexicana de actuar como si la literatura hispanoamericana comenzara por estas tierras, hallando continuidad apenas hasta la sudamericana Colombia, y por lo tanto habiéndose brincado a una Centroamérica que tiene mucho que decir, no sólo lite‑ rariamente hablando, por supuesto.
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal
VIGENCIA DE TEILHARD DE CHARDIN Cartas de viaje y textos de Hugo Gutiérrez Vega, Sergio López y José Steinsleger
ARTE Y PENSAMIENTO ........ Naief Yehya
Agustín Ramos
L 2 DE OCTUBRE de 1968 ocurrió una refriega entre el Ejército y francotiradores desplegados por los asistentes al mitin. Y el 10 de junio de 1971 hubo un choque de facciones juveniles auspiciado por emisarios del pasado. No hay presos políticos sino delincuentes del orden común. Asumo toda la responsabilidad. Soy el primer indignado, Jacobo. Nuestra moneda ya no se devalúa, flota, se desliza o se ajusta en su paridad con el dólar.
Tímidas reformas en la era postSnowden El rechazo El martes 28 de julio pasado, la Casa Blanca rechazó la petición de perdonar a Edward Snowden, que había sido presentada desde hace dos años y firmada por más de 167 mil personas. El gobierno de Obama argumentó nuevamente que la “peligrosa decisión de robar y revelar información clasificada” de Snowden “había tenido consecuencias serias para la seguridad” estadunidense. Esta acusación, de entrada, es errónea, ya que Snowden no divulgó la información al público, sino que se la entregó a varios medios informativos para que éstos lo hicieran de manera responsable, depurando el contenido de posibles revelaciones que comprometieran la seguridad del Estado y de los agentes de inteligencia. Por otro lado, el régimen de Obama sigue sin explicar cuáles son las graves consecuencias que han tenido las acciones de Snowden. Obama llegó a la presidencia prometiendo transparencia y el fin de la era de espionaje y abusos de Bush Jr. Sin embargo, una vez en el poder se retractó de sus palabras, permitió que continuaran y se extendieran los programas de espionaje y hackeo, además de que se convirtió en el más severo represor de los informantes.
Los triunfos
y de la capacidad de reacción de las organizaciones civiles: no son ensayos estratégicos para la supresión absoluta de la libertad de expresión y comunicación. No. La persuasión masiva, que también se conoce como lavado de cerebro y que comenzó siendo un método propio del capitalismo de Estado, no está a la vista de todo el mundo, como la carta de Poe; no la contiene de ningún modo la propaganda comercial y política, la versión oficial ni, en consecuencia, la línea periodística mayoritaria ni la docilidad de quien con un solo tiro mata la verdad y los temores propios de los gajes del oficio. La mendacidad radica en mentir a sabiendas. La hipocresía es la variante que consiste en decir y aparentar lo contrario de lo que se siente o se sabe. Nada que no se pueda encontrar en los diccionarios, mas no en las autoridades. Las autoridades no recurren a la amenaza directa o indirecta, anónima o mediante emisarios; la intromisión en la vida privada y la oferta franca, ¿cuánto quieres?, la advertencia, ¿plata o plomo?, o el consejo: no se metan en problemas, ya supérenlo, pórtense bien. Si no fuera así, conforme se consolidara la impunidad y surtiera efectos la persuasión áspera o tersa, masiva o selectiva, personal o ambiental, se alcanzarían mayores grados de mendacidad e hipocresía. Y esto no sucede. Viendo las declaraciones de Rodolfo Ríos, Miguel Ángel Mancera y Javier Duarte, puede concluirse, sin género de dudas, que la responsable de los asesinatos de la colonia Narvarte fue Teté •
En cambio, debido a las revelaciones producto de la información obtenida por Snowden y publicada por The New York Times, The Washington Post, The Guardian y The Intercept (el sitio creado por el periodista Glenn Greenwald, quien fue vehículo para canalizar la información obtenida por Snowden), el 2 de junio de 2015 el Congreso de eu aprobó el usa Freedom Act, una ley que, si bien no desmantela al usa Patriot Act (puesta en vigencia después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001), por lo menos impone ciertos límites a la capacidad de espiar y recolectar masivamente información de la National Security Agency y otras agencias de inteligencia. Ahora, cuando el gobierno espía a los estadunidenses, debe especificar qué es lo que busca y de quién, por lo que debe contener su ambición de apropiarse de toda la información posible. Esta nueva ley exige que se asignen abogados con autorización de seguridad en los casos de privacidad que se juzgan a puerta cerrada y a los que antes no tenía acceso más que el personal del gobierno. Otro punto es que ahora el gobierno debe anunciar cuándo exige archivos a empresas privadas, y se permite a estas empresas anunciar al público cuándo y cuántas veces se les ha exigido entregar información al gobierno.
Los fracasos Lamentablemente, como escribe David Cole en su artículo “The New America: Little Privacy, Big Terror”, (New York Review of Books, 13/ix/2015) esta ley no limita en nada el acopio de información en líneas troncales de comunica-
ción de todo aquel que no sea estadunidense (ni siquiera cuando estas comunicaciones sean con estadunidenses). No impone restricciones en los sistemas clandestinos que operan fuera de e u con los que se “aspiran” cientos de millones de comunicaciones que circulan por internet diariamente. Es obvio que en tiempos de internet, el concepto de comunicaciones extranjeras no significa nada. Y tampoco se reconoce o prohíbe que la nsa siga hackeando sistemas e insertando vulnerabilidades de seguridad para espiar con facilidad (que luego son aprovechadas por otros para robar y explotar usuarios que no tienen nada que ver con el terrorismo). No se limita el uso de la información que generan los teléfonos celulares y que sirve para la localización física de cualquier persona. Siguen en pie viejas leyes que autorizan al gobierno a obtener el contenido de cualquier correo electrónico que un usuario (que lo haya enviado o recibido) tenga guardado por más de 180 días. Tampoco se penaliza a las empresas que recolectan, analizan, clasifican y venden nuestra información personal, como Facebook, Google y otros.
Los condenados Edward Snowden, Julian Assange y Chelsea Manning fueron “whistle blowers” o denunciantes que actuaron de acuerdo con su conciencia y se pusieron en gran riesgo al no existir canales para debatir, informar o manifestarse legalmente respecto de los abusos de Estados Unidos en su “guerra contra el terror”. Snowden vive escondido en Rusia (mientras la cia, el fbi y el Departamento de Estado lo acosan y tratan de tenderle una trampa para capturarlo), Assange lleva encerrado en la embajada de Ecuador en Londres más de tres años y Manning está preso en una cárcel de alta seguridad (de las verdaderas, no como la del Altiplano) con una condena de treinta años. Mientras tanto, el traidor confeso Jonathan Pollard, quien espió desde su posición de analista de inteligencia de la Marina estadunidense para Israel, está a punto de ser liberado de una cadena perpetua. Aunque el gobierno de eu lo ha negado, es claro que Pollard es parte del paquete compensatorio que Obama ofrece a Israel por el acuerdo nuclear alcanzado con Irán •
JORNADA VIRTUAL
E
TOMAR LA PALABRA
naief.yehya@gmail.com
Fue Teté
El problema Aristegui- mvs es estrictamente laboral. Todos somos Ayotzinapa. El respeto a los derechos humanos es prioridad de mi gobierno. No hubo una bancarrota tramada sino un error de diciembre; el autor de esta frase había asumido legítimamente, aunque tras un proceso electoral un tanto controvertido, la Presidencia de la República. El sucesor, que lo fue merced a un temor jamás inducido, observó una sana distancia con su partido postulante; por tal motivo y no por otra cosa, a él se atribuye la cesión temporal de la presidencia al panista que cumplió con echar a patadas al pri del poder y encarcelar a muchos peces gordos. El siguiente guardián de los intereses de la mayoría de los mexicanos supo de antemano que se colgaría la banda presidencial “haiga sido como haiga sido”, y el actual guardián cumple gracias a las reformas estratégicas que tienen a México en movimiento. No se descarta ninguna línea de investigación. Llevaremos la investigación hasta las últimas consecuencias. Daremos con los responsables. Caiga quien caiga y tope donde tope. Aplicaremos todo el peso de la ley. Se actuará conforme a derecho. Factores externos. Asesino solitario. Pugnas internas. Verdad histórica. Móviles ajenos al ejercicio profesional de la víctima. Resistencia al cambio. Unidad en torno al gobierno. Temor a ser evaluados. No se malbarata el petróleo, se flexibilizan las condiciones… Sea porque no le ha tocado de cerca o porque escarmienta en cabeza ajena, la gente no ve en el país ningún clima de terror, porque confía en que la compra gubernamental de armas es para proteger y no para reprimir, que las acciones policíacas y militares tienen por objetivo frenar la delincuencia y no aplastar a la oposición real (no a la electoral, que ésa como quiera se desgasta y se conforma). A la gente le consta que los gobernantes siempre dicen la verdad y no deforman ni ocultan nada mediante noticiarios y periódicos. Le queda claro que el enemigo principal son los delincuentes organizados y no quienes ponen en entredicho la verdad y la estabilidad con sus investigaciones, no quienes buscando justicia encuentran instituciones transparentes y eficientes, ajenas a la corrupción y a los intereses mezquinos de grupos de presión. La mortandad de periodistas auténticos, mucho más artera y letal que lo que aparece a la luz de casos como el de Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera y de los que se acumulan día con día de este mes de agosto de 2015, no constituyen mediciones de las fuerzas represivas
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Jornada Semanal • Número 1066 • 9 de agosto de 2015
........ ARTE Y PENSAMIENTO Alonso Arreola
germaine@casalamm.com.mx
@LabAlonso
Leonardo da Vinci: el dibujo del mundo (i de ii)
Celebración a la música de Guillermo Briseño
C
UANDO SE ORGANIZA UNA exhibición de Leonardo da Vinci, dondequiera que sea y con el tema que sea, siempre es motivo de celebración. Leonardo es uno de los creadores más sorprendentes de todos los tiempos y tener la oportunidad de ver su trabajo físicamente es un enorme privilegio ya que, por obvias cuestiones de conservación, sus obras no viajan fácilmente. Leonardo fue un artista sublime en toda la extensión del término. Un hombre en extremo sensible que hizo de la observación de la naturaleza su método para captar el mundo y traducirlo en dibujos, pinturas y maquinarias alucinantes. En sus trazos más simples y en sus obras más complejas, imprimió una
huella personal e inigualable que, cinco siglos más tarde, sigue despertando incógnitas con sus guiños misteriosos e inaprensibles, sus comentarios a un tiempo eruditos y lúdicos, y su lenguaje simbólico pleno de claroscuros. Pero sobre todo su impecable factura, que es el resultado de un extraordinario dominio de las técnicas y un conocimiento de la naturaleza y de la figura humana que no tiene parangón. Su pasión por el arte y por la ciencia como binomio indisoluble lo llevaron a desarrollar un inmenso corpus teórico que acompaña su trabajo y guía al espectador por los senderos más insospechados de la creación. La obra de Leonardo es compleja y de difícil acceso, aunque a primera vista no lo parezca. Más allá de la profunda belleza de sus pinturas y dibujos impe- 1492-1519. El dibujo del mundo. Fue el resulcables, subyace un universo críptico que, tado de un intenso trabajo de cinco años a cinco siglos de su creación, aún está por de investigación del equipo curatorial encabezado por dos de los historiadores descifrarse. Con motivo de la Exposición Universal del arte más reconocidos en el tema leoque se lleva a cabo en Milán, se organizó la nardesco: Pietro c . Marani y Maria Teresa exhibición monográfica más ambiciosa Fiorio. La exposición reunió más de dosde Leonardo que se ha realizado en Italia cientas obras provenientes de numerosos hasta la fecha. Tuve la oportunidad de vi- museos e instituciones del mundo que sitar esa muestra recientemente y la expe- difícilmente las ceden, como es el caso del riencia fue conmovedora. Contemplar Louvre, que envió tres de sus obras maesfísicamente el trabajo del artista florenti- tras: San Juan Bautista, la Anunciación y La no eriza la piel, acaricia el alma. Su extrema belle ferronnière, uno de los retratos más delicadeza en la búsqueda de una reali- hermosos de Leonardo y de todos los dad más allá de la inmediata en sus retra- tiempos. La belle ferronnière reúne todas tos, esculturas y dibujos anatómicos deja las virtudes plásticas leonardescas, inal espectador sin aliento. Al visitar la mag- cluyendo una compleja y ambigua interna exposición en Milán, me alegró pensar pretación del ethos del personaje, cuya que en México actualmente tenemos la extrema elegancia plasmada con trazos gran oportunidad de admirar algunas refinadísimos la hace absolutamente obras de este gran maestro, en la exposi- equiparable a su obra más celebrada, la ción del Museo de Bellas Artes –junto con Mona Lisa. El motor de la exposición –como se las del otro gigante del Renacimiento, Miguel Ángel– y saber que las taquillas menciona en su título– es el dibujo como están abarrotadas, pues es sin duda un piedra de toque en la creación de Leonarevento único en nuestro país y difícilmen- do y como la herramienta y pasión que lo define y acompaña a lo largo de toda su te repetible. La exposición de Milán, concluida hace trayectoria. Para los curadores, la verdadeunos días, se tituló Leonardo da Vinci ra innovación del artista hacia la modernidad está en su método dibujístico y de ahí la importancia de escudriñar sus finísimos trazos, en los cuales verdaderamente se puede leer entre líneas su pensamiento filosófico y teórico. Un capítulo de la extensa muestra que me pareció de gran relevancia es donde se exhibe el diálogo estético con su maestro, Andrea del Verrocchio, artista de gran valor que ha quedado en el tiempo algo opacado por la grandeza de Leonardo. La íntima correspondencia entre la escultura de Verrochio y la pintura de Da Vinci es el claro ejemplo del paragone, la discusión en boga en el Renacimiento sobre la supremacía entre las bellas artes. “Dibujar el mundo” para comprenderlo y aprehenderlo fue el objetivo de Leonardo da Vinci. Observar la naturaleza más allá de ella fue el método creativo para construir su universo metafísico • (Continuará.)
La Belle Ferronniêre; Arriba: Estudios para la cabeza de Leda
ARTES VISUALES
Germaine Gómez Haro
V
ER A GUILLERMO BRISEÑO tocando el piano es un privilegio tan grande como escucharlo cantar o como leer su poesía. También es privilegio platicar con él. Eso entendimos aquel jueves 22 de abril de 2012 cuando nos invitó a su programa de radio en Código df –estación por internet del gobierno de Ciudad de México– para, simplemente, conversar sobre lo que hacíamos entonces. Funes borgiano; aquella tarde y como siempre, Memo hilaba fino ante el micrófono evidenciando salones de memoria ventilados y luminosos, proyectando anécdotas a través de los ojos encendidos. ¿Que quién es este enorme artista?
En recuento superficial diremos que desde los años setenta Memo ha sido: líder de la Cosa Nostra (banda seminal de funk con la que viajó por varias partes del mundo), creador de El Séptimo Aire (al lado de Hebe Rosell, Sabo Romo, Juan Carlos Novelo y el Sopas), comandante de la Banda de Guerra y del Glorioso Magisterio. Que con ellos abordó distintos géneros manteniendo una personalidad diáfana gracias a su voz y sensibilidad. Que ha sido conductor de televisión y locutor en radio; colaborador de coreógrafos como Marco Antonio Silva y receptor de numerosos reconocimientos que aplauden su imaginería y labor en la escuela que fundara hace casi una década al sur de Ciudad de México. Sí, hasta donde sabemos Guillermo Briseño ha hecho eso y mucho más de manera honesta, ocupándose de serle fiel al espejo mientras atestigua con agudeza la historia que lo circun- menina; y el propio Juan Sosa en “Aquí da; una historia muchas veces doloro- estoy”, la más atrevida, lúdica y laberínsa y a la que intenta transformar a tra- tica del álbum. Para el cierre con “Viaje vés de lo que, pensamos, es la única al espacio visceral” suenan las voces de forma de cambiar al mundo: la educa- Juan Manuel Torreblanca y Tania Liberción y el poder de la lírica entendida tad, quienes asumen la vena progresino sólo como vehículo sino como en- va y retro desde un sabio terciopelo. Por supuesto que a esta lista se sugranaje del pensamiento, de una vocaman músicos que no podemos enlisción preocupada por los otros. Dicho esto, la razón por la que ha- tar con justicia, importantes todos en blamos de Memo Briseño este domin- la órbita del Sistema Briseño y de quiego, lectora, lector, es porque su hijo, nes señalamos virtuosismo pero sobre el talentoso productor, ingeniero y todo cariño. Es por ellos que Caricia multiinstrumentista Juan Sosa, aco- urgente sorprende y entretiene, que metió una empresa difícil –sentimen- saca sonrisas y provoca movimientos tal y materialmente hablando–, cuyo afirmativos de cabeza. Es por ellos que resultado presentó hace unos días en movemos el pie y clavamos la mirada la Fonoteca Nacional. Es Caricia urgen- satisfecha en algún punto entre la pate, celebración a la música de Guillermo red, el techo y la ventana. Hablamos de Briseño, un disco que tomó años hacer una colección encomiable en su motor para, con beca de Conaculta de por y sentido, sólida pese a las diferencias discursivas, impecablemente introdumedio, salir del horno al dente. Son once piezas, casi todas alberga- cida en sus notas escritas por la finísidas en la amplia discografía de Briseño, ma pluma de Frino: “Urgen pianos en a las que fueron invitados: Alejandro las calles/ y Briseños que los toquen,/ Lora en la poderosa y distorsionada urgen voces que retoquen/ la utopía “La escena me traspasa”; Andrés Cala- en los detalles.” Para terminar, y como dijera el promaro en “El eslabón perdido”, espléndido remanso bonaerense; Eugenia pio Memo aquel día en la Fonoteca, es León, Guillermo Vázquez y Betsy Peca- verdad que en pocos países como en nins en la mexicanísima y vibrante “La México se regatea tanto el talento de pobreza”; Saúl Hernández en la arries- la gente. Así que, aunque haya sido regada “María de mis alquimias”, que su- conocido y celebrado por varias genepo conmovernos vocalmente y con raciones, aún no se ha dicho ni publicalas cuerdas de Rosino Serrano; Cecilia do lo suficiente sobre la importancia Toussaint en la funky “Te quiero”, con de su persona para quienes continúan extraordinarios arreglos para alientos la tradición del rock y la palabra. Aquí de Irving Flores; Javier Calamaro en la nuestra pequeña contribución en sus bellísima “Caricia urgente”, oda al de- setenta años de vida, junto con una seo; Iraida Noriega en “Comparaciones”, petición final que estamos seguros para trío de jazz con toques a la Janis que él suscribiría: Justicia para Rubén Joplin; Sabo Romo en “La gata hidráu- Espinosa, Yesenia, Nadia, Simone y la lica”, donde toca y canta con humor cuarta mujer que los acompañó en entre fisgonas armonías; Hebe Rosell la muerte. Buen domingo. Buena semaen “Soy el agua”, licor de dignidad fe- na. Buenos sonidos • Dibujo de Juan Gabriel Puga
BEMOL SOSTENIDO
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ARTE Y PENSAMIENTO ........
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GPS
Repudio a la intolerancia (ii y última)
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I ESPOSO LE PUSO Encarnita, a causa de su ceceo a la hora de darnos órdenes: camina trescientos metros y dobla a la izquierda en Sola, toma la ruta a Sochimilco y avanza cuatrocientos kilómetros. Luego gira a la izquierda en Oasaca. Hace muchos años existió una doctora corazón en la madre patria que se llamaba así, Encarnita Sánchez. El tono protector y triunfal de nuestra Encarnita me hace pensar en ella: avanza cuatro mil kilómetros y habrás llegado a tu destino, dice. Yo a veces quisiera que Encarnita me guiara en otros aspectos de la vida, por ejemplo ¿dónde está la felicidad? A seiscientos kilómetros gire a la izquierda, me diría ella con su voz de quien sabe cómo son las cosas, ahí vive la pura dicha. No, esa expresión la emplearía
una voz nacional (la llamaríamos Lupe), domina nuestras vidas. También sabepero mi gps (el gepe ése, diría Encarni- mos recorrer calles enteras en reversa ta) es como el Anonymous: sólo habla ante la visión aterradora de una temien español de Badajoz. Lo más que po- ble vía rápida que, sabemos, nos depodemos hacer es cambiarle de sexo: lo sitará en Lechería si no reculamos a tiemllamaríamos Ignacio. po. Nuestro lema, cuando nos cambian Pero, volviendo a Encarnita, he de la ruta, es “te lo dije”, asestado con brillo confesar que a veces no le creo. Le pido triunfal en los ojos al desembocar en el que me ayude a llegar de la Roma a Co- mismo mar de coches que nos persigue yoacán y me manda hasta Tlalpan. ¿Por hasta en sueños. En realidad, todos nuesqué hace esas cosas? Porque, dicen tros atajos son intentos de desesperapor ahí, ha calculado el tráfico, la veloci- da huida existencial. Así las cosas, codad, las posibilidades de que caigan me- mo dicen por ahí, ¿cómo puede pensar teoritos en el camino, todo en suma, y Encarnita, emulando a Siqueiros, que no decidió que era por ahí. En veinte mi- hay más ruta que la suya? nutos llegará a su destino, pronuncia. Y de que lo he intentado, lo he intenUsa mucho la palabra destino, es toda tado. Me he puesto en brazos de Encaruna pitonisa. Yo me la imagino como a nita con la mejor voluntad y le he pedido esos señorcitos que cuando niños pen- que me conduzca a la Narvarte por donsábamos que vivían en la televisión, sólo de a ella mejor le parezca (nótense las que ella mora en los celulares, sentadita zetas), y a la hora de la hora no me he frente a una pantalla gigantesca en la podido aguantar y mi espíritu chilango que ve el planeta Tierra mientras se pin- ha dado el volantazo: ni madres, ¿cómo ta las uñas. Su ojo hiperpotente sobre- que hasta el Eje 3? Gire a la izquierda en vuela las nubes, el periférico, los ejes el Eje Morena, clama Encarnita con ejemviales y los segundos pisos, y no se le plar contención, dé vuelta en forma de u mueve un pelo de su peinado de chinos a trescientos metros, cecea con pacien(de rizos, diría Encarnita, distinguiendo cia maternal. ¿Cómo crees?, le ha responcon mucho cuidado la zeta de la ese), ni dido mi esencia chilanga y ha agarrado se le arruga su jumper de cuadritos, ni se por Xola y sus palmeras: ¡Ajúa! Ya van le despinta su bilé rosa pálido, ni se le dos veces que me pasa. Luego me digo: caen sus lentes de gato. Y así, con esa la próxima vez, cuando tenga tiempo convicción, esa prestancia, lo manda de perderme, me pondré en manos de a uno al fin del mundo. Tiempo de reco- Encarnita y seguiré sus instrucciones. rrido, diecisiete minutos, asegura, pro- Estoy segura de que ella lo sabe todo, nunciando el “diecisiete” con la punta de ella pinta de rojito los embotellamienla lengua entre los dientes blancos. tos, de amarillo el poco tráfico. Hasta Pero es que nosotros somos chilan- nuestro amigo psicoanalista sigue gos, pienso. Eso quiere decir que cree- sus instrucciones cuando le toca la mos conocer los caminos insospecha- ronda escolar (llega siempre). Pero, dos que nos llevan a todas las colonias ¿podré?, ¿no daré el volantazo a la mede esta ciudad. Corte por la colonia Irri- ra hora? Hay terapias que salen en la gación, le decimos al chofer del taxi nada televisión donde la gente se tiene que más para demostrarle que no nos enga- dejar caer de espaldas en los brazos de ñará, o rodee San Jerónimo. De los taxis- su pareja para probar la confianza: tas aprendemos mañas que consisten ¿me dejaré ir a los brazos de Encarnita, en dar vueltas por callecitas tortuosas y le creeré? Después de todo, nos trallenas de baches para desembocar en el jo con bien desde Oaxaca, eso hay que mismo, continuo embotellamiento que reconocérselo •
PASO A RETIRARME
Ana García Bergua
En memoria de Jaime y Daniel
A
RAÍZ DE ESAS LAMENTABLES expresiones de homofobia que se resumieron hace dos semanas en marchas que tramposamente llamaron sus organizadores (ligados a congregaciones tan autoritarias como el Opus Dei en Guadalajara) “por los niños” para tratar de incidir en lineamientos legislativos acerca del matrimonio entre personas del mismo sexo ya sancionado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sostuve varias discusiones con algunos de sus participantes y organizadores. Se ve que intentan de varias maneras disimular lo que
palpita al fondo de toda la parafernalia de protesta social con que disfrazan el verdadero motivo de su irritación: su propio tradicional rechazo a los homosexuales y lesbianas. Pero en el ínterin brotan expresiones que realmente me asombran.“Debemos rechazar culturas extrañas”, dicen unos, como si la homosexualidad en México nos fuera inoculada del extranjero. Y lo más preocupante es que hay quien lo cree de facto, sumando a sus incordios un chovinismo regionalista harto cuestionable y un componente xenófobo aberrante. “Debemos defender nuestras tradiciones”, dicen otros, como si el matrimonio igualitario fuera a atentar contra las peregrinaciones a la virgen de Zapopan o hacer que desaparezcan jericallas, tortas ahogadas o el lienzo charro. Como si la canción ranchera fuera feudo heterosexual (¿cuántos charros homosexuales habrá todavía en el clóset?). “Somos una sociedad clerical, con creencias fundamentalistas”, han llegado a afirmar, orgullosos de su pedestre cerrazón y un fanatismo obtuso de característica indolencia ante el conocimiento y refractario al pensamiento científico. Pero no creo que se trate mayormente del ideario fundamentalista, ni de la preservación de la cultura ultramontana, ni de la protección nacionalista contra los embates de la extranjería contracultural, sino de la simple homofobia tapatía que también llegué a ejercer cuando fui adolescente en Guadalajara. Allá según parece, el liberalismo del xix y las Leyes de Reforma pasaron de noche. Increíble que varios de los que acompañaron a Juárez en la dura tarea de quitar al clero del poder político llevaban en 1850 décadas de adelanto social a algunos de nuestros connacionales en pleno 2015. Creo que es mucho más importante la libertad humana que la opinión de una comunidad religiosa sobre cualquier asunto. Los homosexuales no andan buscando a la familia católica para perjudicarla en nada, es hora de dejar ya esa paranoia enfermiza. En cambio, quienes piensan en términos segregacionistas sí son una amenaza para ellos. Ahora son los homosexuales. Antes fueron los judíos, los ateos, los comunistas, los indígenas o los negros. Como fue el rock, el jazz, el pasodoble o el desnudo en el arte… A la reacción ultracatólica nunca le ha faltado el petate del muerto con que espantarse. Creo que no debemos quedarnos callados ante la constante injerencia de la Iglesia católica en asuntos que no le ata-
ñen. Así como la clerecía desde Roma se siente con ínfulas para meterse en la vida ajena y en la legislación de un Estado soberano, así tenemos también todo el derecho a opinar al respecto y defender los derechos que creemos que ese mangoneo constante del clero vulnera. Y si a la feligresía católica, mexicana, y particularmente la tapatía que todo les aplaude a esos clérigos metiches no le parece, pues es bronca de esa feligresía. Bienvenidas sus opiniones al respecto pero ojo: si la Iglesia católica se mete con los derechos ajenos, su injerencia se vuelve cosa pública y en ese terreno todo es debatible en dos vías, aunque a los católicos no les gusta que les repliquen. Si dejan el atrevimiento injerencista y se dedican a sus ritos en la seguridad de sus recintos, pues el asunto queda entre católicos. ¿Por qué siempre se ha sentido el católico con derecho a catequizar, por ejemplo, pero no soporta que ello se le cuestione? Como mi pensamiento no lo norma un credo religioso fundamentado en prejuicios al respecto, me niego a aceptar que sean ellos, los creyentes, quienes se impongan contra una agenda política que busca una visión más amplia e incluyente de la sociedad. Lo mismo con sus continuos embates a la educación laica, o su empecinamiento de enquistar capellanías religiosas, por ejemplo, en las fuerzas armadas. Precisamente combatir la intolerancia es un punto de partida para hacer, qué paradoja, un mundo más incluyente. Repudiemos el discurso del odio y reconozcamos su jeta detrás de velos blancos, encajes y globos de colores azul y rosa •
CABEZALCUBO
Jorge Moch
Jornada Semanal • Número 1066 • 9 de agosto de 2015
........ ARTE Y PENSAMIENTO Luis Tovar
Juan Domingo Argüelles
Twitter: @luistovars
S
I TOMAMOS EN CUENTA los extremos de 300 a mil 500, la tirada promedio de un libro de poesía en México es de unos 600 ejemplares, que tardan en agotarse entre cinco y seis años. Cuando es de 2 mil o mayor, es posible hallar ejemplares veinte años después. De los 2 mil de El jardín increíble (Jus, 1950), de Manuel Ponce, compré tres ejemplares, impolutos, treinta años después, en una librería de Morelia. De los 2 mil de La estación violenta ( fce , Letras Mexicanas, 1958) de Octavio Paz, adquirí un ejemplar nuevecito en la Librería Madero de Ciudad de México, en 1983. Incluso en las librerías de viejo se da la paradoja de encontrar libros nuevos de poesía. Podemos asegurar que son nue-
vos porque se encuentran intonsos o im- la amistad desde la Antigüedad clásica pecables, ajenos a toda pátina de dedos y concluye que “no es aventurado decir “lectores”. que la amistad desempeña un papel cruSin embargo, un libro nuevo de poesía cial en la concepción antropológica”. La del que no se han vendido ejemplares amistad es un vínculo parecido al amor y, puede tener entre diez y doce reseñas por lo mismo, no se rige por la objetividad elogiosas días o semanas después de su crítica. Los amigos no esperan que les dianodina “aparición”. ¿Cómo es posible tal gas la verdad y, tratándose de artistas y milagro? Porque las reseñas de poesía las escritores, lo que desean son elogios (o escribimos también los poetas que, ge- siquiera consuelo) para compensar el meneralmente, somos amigos o cofrades del noscabo, la insolencia, el silencio, y a veces poeta que publicó el nuevo libro que, ade- también la verdad, de sus adversarios. más, no compramos, sino que nos lo obseComo en cualquier otro gremio, es lóquió (autografiado) su autor. gico que los poetas vivan y convivan con Como en la poesía es casi imposible los poetas, pero la “amistad” entre poetas hablar de “negocio literario”, lo que hay suele ser moneda de cambio que se pierpuede calificarse de afinidades electivas, de cuando ésta no es redituable en la patrocinios, amistades, grupos, capillas y bolsa del egotismo. Si tu amigo poeta te cofradías. Ni siquiera llegamos al extremo dice, públicamente, que tu libro es made lo que Norman Mailer denomina (para lísimo, no encuentras razón alguna para la narrativa estadunidense) los “sindicatos que sigas siendo su amigo, y especialde escritores y críticos”: sociedades ma- mente en las letras (desde Cer vantes, fiosas de gestión capaces de convertir en Góngora y Quevedo), más vale enemigo príncipe a un mendigo (literariamente jurado que amigo reconciliado. Éste es el hablando). Estos grupos (más cerca de la drama de ese vínculo social e íntimo (sinfechoría y el dinero que de la literatura) cero o no) que se rompe con cualquier pueden lograr en Estados Unidos que cosa, con el menor roce, pues así de fráuna novela, buena o mala, se venda muy gil es su condición. bien o no se venda. En cambio, para el caso Gombrowicz afirmó que los escritores de la poesía, las reseñas favorables, aun- se alimentan, ansiosamente, del egotisque sean muchas, no inciden en la venta mo y el endiosamiento. Fustigaba espede los libros ni influyen, como publicidad, cialmente a los poetas y, en una anotación para el éxito “literario”. A los autores de de 1953, en su Diario, aconsejaba al lector: novelas que no se venden, no les duele “No te dejes arrastrar al juego que consiste tanto el ego como el bolsillo. Contraria- en que ellos ‘cantan’ mientras tú admiras. mente, los poetas, que saben de antema- Revisa tus lugares comunes.” Por otra parno que no venderán ni muchos ni pocos te, no se equivoca Joan-Carles Mèlich ejemplares, no se afanan en el negocio, cuando, en La lectura como plegaria, afirsino en el egotismo. La egolatría com- ma que “es peligroso tener la conciencia pensa lo que el dinero no da. Mailer, en tranquila”. Y lo es, especialmente, cuando cambio, sabía, cuando empezó a triunfar, uno cree merecer todos los elogios que que tener una reseña desfavorable en el recibe. Si se vive para el negocio literario, Times del domingo afectaba su billete- lo que te duele es el bolsillo cuando tus ra aunque su ego permaneciese relati- libros no se venden; si se vive para el egovamente intacto. tismo, lo que te duele es el amor propio, La “crítica” de poesía se mueve en el no porque tus libros no se vendan, sino ámbito íntimo de la amistad que se hace porque nadie, salvo tú, dice que son expública precisamente cuando una rese- traordinarios. Tal es la sociedad de los ña favorable se publica. Luigi Pizzolato poetas vivos. ¿O será mejor decir la socieha estudiado a fondo la importancia de dad de los poetas bobos? •
Guanajuato 18 (ii y última)
JORNADA DE POESÍA
La sociedad de los poetas vivos
A
FALTA DE ESPACIO SUFICIENTE para hacer algo más que una mera mención de lo mucho que pudo verse –e invariablemente de manera gratuita, conviene recalcar– en la decimoctava edición del Guanajuato International Film Fest (giff), los que siguen son algunos botones de muestra.
Para decirlo en corto Entre lo más destacable de la sección Cortometraje Internacional está La niña y los perros, coproducción danesa-finlandesa-francesa de 2014, codirigida por Selma Vilhunen y Guillaume Mainguet, que en quince minutos de admirable fluidez narrativa logran una combina- ciertos aspectos parecida a la que se ción, al mismo tiempo sutil y podero- vivió en México en aquellos ayeres, pesa, entre el más contemporáneo de los ro en ciertos otros aspectos por compresentes y el pasado remoto, a tra- pleto exclusiva de Turquía. Una vez vés de las protagonistas de la historia, vista esta película, que lo tiene a uno tres mujeres púberes que durante al- más al borde de la butaca que siete gunos minutos detienen el tren de su Tom Cruises juntos, conceptos como proceso cotidiano de ingreso al mun- “fusil”,“plagio”,“adaptación” e “interpredo adulto –vía artefactos electrónicos, tación”, entre otros afines, parecieran alusiones amoroso-sexuales, etcéte- significar algo más de lo que habitualra– en virtud de la irrupción súbita e mente se piensa. inesperada de los cadáveres de dos perros a la orilla del mar, lo que da pie Subtítulo a que una de ellas narre una hermosa Siempre habrá cinematografías de las y antigua leyenda septentrional acer- que se ignora casi todo; así, por ejemca de la creación del mundo. plo, las de Costa Rica y de Sudáfrica –o Por su parte, Rate Me (Califícame, diga el lector qué cintas de esos países Reino Unido, 2015), de Fyzal Boulifa, recuerda de botepronto. En la sección borda con desfachatada ironía en tor- largometraje internacional del giff fue no a la paradoja postmoderna de la posible ver dos gratas muestras de un identidad: todos saben y nadie sabe cine virtualmente desconocido pero quién es Coco, una adolescente que no por eso menos atractivo y de factupuede ser todas las siguientes cosas ra más que plausible. La costarricense o ninguna de ellas: prostituta, estu- Viaje (Paz Fábrega, 2015) recurre a una diante, “hija de familia”, edecán, “chica notable economía de recursos, que no de compañía”, más un etcétera que va minimalismo, para contar una historia emanando de las palabras, pero sobre que ágilmente va pasando de la supertodo de los juicios y prejuicios de quie- ficie a lo profundidad: tras conocerse nes la conocen o suponen conocerla. en una noche de farra, un hombre y No casualmente, la única que nada di- una mujer ejecutan la danza genérica ce acerca de sí misma es la propia Coco. intemporal de dos que se atraen, se Del país invitado buscan, comparten, cohabitan y tal vez, Para decirlo clásicamente, el Panora- aunque sea fugazmente, alcanzan a ma del Cine Turco Contemporáneo mirarse a sí mismos en los ojos del otro, no tuvo desperdicio: compuesto por aunque al final una y otro retomen por quince largometrajes de ficción y tres su lado el trayecto vital que seguían documentales, además de una mirada antes de la farra, el entusiasmo súbito a ciertos clásicos y algunas vistas anti- y el ejercicio inopinado del albedrío. guas, incluyó por ejemplo la muy herLa sudafricana Juventud de corbata mosa Érase una vez en Anatolia (Juri (Sibs Shongwe-La Mer, 2015) mezcla Bilge Ceylan, 2011), así como la intensa ficción pura y falso documental en su y eficaz Mustang: belleza salvaje (De- mosaico-retrato de esa juventud a la niz Gamze Ergüven, 2015), pero mere- que alude el título: una cuya corbata ce una mención particular el docu- no es de las que llevan nudo Windsor mental Remake, Remix, Rip-off (2014), precisamente, sino corredizo, y que no dirigido por un muy joven Cem Kaya, penden de un cuello sino de un árbol. que se dio a la tarea deliciosa de histo- El suicidio de una joven irrumpe, pariar en imágenes y palabras el peculia- radójicamente sin alterarla en lo esenrísimo fenómeno de la industria cine- cial, en la vida de quienes la conociematográfica turca de los años sesenta, ron y que, salvo las declaraciones ya setenta e inclusive ochenta del siglo confusas, ya ignorantes, ya desapepasado, cuya carencia de una ley de gadas, en las que hablan de la suicida, derechos autorales permitió la fabrica- están más interesados en continuar ción –quizá nunca mejor empleado sobreviviendo como han venido haeste término– de películas absoluta- ciéndolo, sin cambiar ni un ápice, en mente delirantes, generadas en medio un contexto social que parece indifede una vorágine de producción en rente a su presencia o su ausencia •
CINEXCUSAS
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Selva Almada y la violenta claridad del lenguaje
ENSAYO
9 de agosto de 2015 • Número 1066 • Jornada Semanal
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Luis Guillermo Ibarra
Nacida en Argentina, es autora de las novelas El viento que arrasa y Ladrilleros
A
pesar del esfuerzo de las editoriales independientes, la producción literaria en Latinoamérica sigue circunscribiéndose a su región de origen. Aún con los ilimitados canales que han abierto las redes, las compras de libros por internet, un enorme número de relevantes autores está aún demarcado por su suelo, sin concebir un diálogo mayor al de su país. El salto a otros territorios del continente se sigue dando desde España, conquistando los sellos ya acondicionados para un mercado y un circuito favorable de lectores. Incluso, entre estos mismos sellos, las fórmulas de fragmentación de su producción –por países–, han sido caldo de cultivo para ese aislamiento al que me refiero. El caso de Miguel Gutiérrez es sólo una muestra de esta reclusión editorial. A pesar de haber escrito una de las obras literarias más ambiciosas y mejor recibidas por la crítica literaria en Perú en las últimas décadas –La violencia del tiempo (1992)–, fuera de su país resulta un escritor con muy escasos lectores. Entre esta reserva de autores, el nombre de Selva Almada tiene un lugar muy particular. De sobra sabemos el reconocimiento que ha tenido en su país gracias a sus últimas publicaciones en la Editorial Mardulce. Sobre la escritora argentina, nacida en Entre Ríos en 1973, Beatriz Sarlo no ha dejado de resaltar sus méritos, considerando que se trata de una “literatura de provincia como la de Carson McCullers, por ejemplo. Regional frente a las culturas globales, pero no costumbrista. Justo al revés de mucha literatura urbana, que es costumbrista sin ser regional”. Selva Almada sabe penetrar en la historia de violencia contemporánea por medio de un
lenguaje configurado desde los abismos de sus personajes y los infiernos de sus complejidades humanas. Sus novelas son algo parecido a las microhistorias bien contadas. Viajes circunscritos a escenarios definidos, imposibles de romper. La vieja idea flaubertiana del conflicto que generan los sueños y los deseos está latente en sus novelas. Digo esto de conflicto, pero debo recalcar que también hay un tedio, una normatividad de los horrores, como si fueran el termómetro de todos los días. En la novela Ladrilleros (2013), el crimen demarca la sociabilidad o las desavenencias entre las familias del Litoral. Se respira de todo en ese pequeño mundo de provincia: muertos que no interesan, crímenes sin testigos y genealogías familiares arrastrando la marginación y el derrumbe, al compás de sus infinitas venganzas. Estos conflictos estarían ya presentes desde la publicación de su libro de relatos Una chica de provincia (2007). Quien se atreva a pensar en un libro de un estilo aparentemente sencillo y de una sórdida complejidad, no puede menos que recurrir a su primera novela, El viento que arrasa (2012). Selva Almada olvida las viejas tentativas de experimentación del lenguaje, que dieron como resultado una gran cantidad de obras de artilugios vacíos. Lo suyo es más bien el regreso, la misión de contar con una inocencia poética. En el arte de la novela es común dividir en bandos los estilos creativos. Unos, muy cercanos a los mecanismos de la prosa poética. Otros, los narradores capaces de hacer del arte de contar historias un termómetro de sobriedad entre la realidad y el sentido de las palabras; un realismo con variados matices que no cesa
de regresar. Es claro que a Selva Almada podemos situarla entre estos últimos; sin embargo –ahí está el detalle de su grandeza–, parece que a medida que nos vamos adentrando en sus historias, nos encontramos con una serie de hallazgos poéticos, concebidos en un lenguaje llano, en las posibilidades infinitas de esas palabras que habla la mayoría de los mortales, configurando así el ejercicio de una forma de arte narrativo que en mucho nos hace recordar de nuevo a Juan Rulfo. Las ciento sesenta páginas de la novela El viento arrasa son suficientes para mostrarnos ese camino. Una historia aparentemente sencilla, la del reverendo Pearson y su hija, los cuales hacen una pausa en su viaje por El Chaco para reparar su viejo auto, sirve de marco para mostrar los infiernos morales de la provincia. El peso de las obsesiones de esta moralidad está representado, sobre todo, en Pearson, al querer redimir la vida del personaje de un mecánico y la del hijo de éste. El reverendo asume, sin dobleces y con un fanatismo lento y afilado, “su misión en la tierra: fregar los espíritus mugrientos, volverlos prístinos y llenarlos con la palabra de Dios”. Mientras esto sucede, las digresiones en la novela le sirven a Selva Almada para mostrarnos la inexistencia de “paraísos perdidos a donde volver” y las formas vacías de la memoria. Después de Faulkner, Rulfo, Carson McCullers y Cormac McCarthy, Selva Almada puede seguir hablando desde las esferas de la soledad de los territorios humanos, condenados desde su misma génesis; de la “muerte” como una cosa “vacía y oscura”; puede seguir hablándonos desde los márgenes, con esa violenta claridad de su lenguaje •