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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 16 de agosto de 2015 ■ Núm. 1067 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

Vigencia de

Teilhard de Chardin

Cartas de viaje y textos de H ugo G utiérrez V ega , Sergio López Rivera y José Steinsleger

Entrevista con A ntonio R isério

Elogio de lo inútil, F abrizio A ndreella


16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

BAZAR DE ASOMBROS ANTONIO SEDANO, ZAPATA Y CÉSAR CHÁVEZ (ii y última)

“En este momento de revisión de muchos aspectos del hombre y la cultura, conviene regresar a un pensador que con su sensatez, su sinceridad y su rigor científico, nos entrega una visión equilibrada del fenómeno humano”: con estas palabras, nuestro director Hugo Gutiérrez Vega se refiere al filósofo, científico y Foto: Luis Humberto González/ La Jornada Sedano con Zapata una de sus obras, 2015

paleontólogo francés Teilhard de Chardin, autor de una obra originalísima en la que busca la armonía entre el rigor científico y el pensamiento religioso. Fallecido hace sesenta años, el descubridor del célebre Sinanthropus u Hombre de Beijing es un magnífico ejemplo de cómo pueden caminar juntos el pensamiento más riguroso y el humanismo más profundo, y a él van dedicados los textos de Sergio López Rivera y José Steinsleger, que acompañan una pequeña muestra de las Cartas de viaje del propio De Chardin. Completan el número una entrevista con el antropólogo, historiador y ensayista brasileño Antonio Risério, así como una breve reseña de Ingrid Suckaer sobre el trabajo de tres jóvenes artistas plásticos mexicanos. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

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a siguiente etapa de la lucha campesina tiene aspectos que dificultan un análisis directo, pues se involucran en la aplicación de la Refor­ ma Agraria establecida por la Constitución fuerzas de todo tipo, incluyendo a los hacendados temero­ sos de perder su tierra, a las partidas de bandoleros disfrazados de cristeros que tomaron parte en la segunda Cristiada y a las defensas agrarias que in­ tentaban proteger los derechos de los ejidatarios. Es indudable que la primera Cristiada tuvo un carác­ ter de Guerra Religiosa con su mezcla de fanatismo y sinceridad. Antes de que Gorostieta se hiciera car­ go del ejército cristero comisionado por la liga de la defensa religiosa, los cabecillas cristeros, especial­ mente los curas Vega y Pedroza, así como el Catorce, dieron muestras de una feroz crueldad. El Ejército contestó con crueldad similar y, por lo tanto, resulta muy difícil intentar una postura objetiva para anali­ zar esos terribles excesos. La llamada segunda Cris­ tiada, que describe admirablemente don Guadalupe de Anda en su novela Los Bragados, tuvo las caracte­ rísticas del puro bandidaje, pero también registró la presencia de los hacendados que patrocinaban a las partidas cristeras con el objeto de impedir la for­ mación de los núcleos de población que debían an­ teceder a la organización del ejido. En esta terrible “Segunda” se dio el desorejamiento de los maestros socialistas mientras que los cristeros colgaban como macabros racimos de los postes de telégrafo. Es nuestro principal estadista del siglo xx , el ge­ neral Lázaro Cárdenas, quien echa a andar la Refor­

Hugo Gutiérrez Vega ma Agraria. Cumple la primera etapa del reparto y titulación de la tierra, dejando pendiente la segun­ da etapa que debía ser la de la irrigación y la del crédito suficiente, barato y oportuno para los eji­ datarios. Esta segunda etapa debía haberla cubier­ to el general Mujica, lógico sucesor de nuestro es­ tadista, pero el imperio se interpuso y, en su lugar, ocupo la Presidencia el general Ávila Camacho y se detuvo el proceso revolucionario. Por esa epoca aparece la Unión Nacional Sinarquista, movimien­ to campesino y católico que llega a alcanzar una peligrosa popularidad, toma Morelia con 50 mil hombres a caballo y funda en Baja California Sur la colonia de María Auxiliadora, que curiosamente estaba muy cerca de la Bahía de Magdalena. Las investigaciones de este ambiguo fenómeno de­ muestran que en el proyecto de La Colonia aparen­ temente utópica andaban pegando brincos la fa­ lange española y el imperio Nipón. Recordemos que la bahía podía recibir a la entera flota japone­ sa que siempre mantuvo el plan secreto de atacar a Estados Unidos por la retaguardia. No en balde el presidente Ávila Camacho nombró al general Cár­ denas secretario de la guerra y éste levantó su cuar­ tel principal en el puerto de Ensenada. El movimiento campesino nuevamente pierde fuerza y se refugia en la cnc , que es uno de los sec­ tores del Partido Único. Tenían su cuota de sena­ dores y diputados pero, en comparación con la po­ derosa c tm era un sector secundario . De alguna manera lo sigue siendo. De acuerdo con el pensamiento pictórico de Se­ dano, el movimiento campesino vuelve a aparecer con gran fuerza en el sur de Estados Unidos y bajo el liderazgo de César Chávez. Por eso en el libro que hemos venido comentando aparecen retratos de ese líder continuador del espíritu zapatista y de sus compañeros de lucha, Fred Ross, Dolores Huerta y otros estadunidenses y mexicanos que participa­ ron en las luchas campesinas del estado de Cali­ fornia y de otros puntos del sur de Estados Unidos. De esta manera, Sedano establece ese sutil lazo de unión entre Emiliano Zapata y el movimiento de César Chávez. Ambos sembraron sus ideales en la tierra de los hombres

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16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

Fabrizio Andreella fabrizio108@yahoo.com

Elogio de lo inútil

La gruta de Lascaux (detalle), tomado del documental del mismo nombre. Fuente: youtube.com

¿LA FELICIDAD ES EL DESTINO FINAL DE LO UTILITARIO? ES PRECISO IMPEDIR QUE LA ECONOMÍA IMPONGA SUS REGLAS A LA EXPERIENCIA HUMANA.

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n un momento histórico dominado por términos económicos como deuda, recorte y austeridad, celebrar lo inútil parece una actitud sacrílega. Sin embargo, solamente reivindicando y viviendo con intenso placer lo inútil podemos salir sin consecuencias mayores de la difícil situación en la cual nos hemos hundido al arrodillarnos a la divinidad de lo útil con una fe que roza o encarna la superstición. El jubiloso ejercicio de lo inútil une al niño y al monje zen. Todos los demás –misterio aparentemente insoluble– nos concentramos siempre en “lo que sirve”, sin preguntarnos si lo útil tendrá realmente como destino final la felicidad. A diario escudriñamos el mundo buscando cosas útiles que hacer, aun cuando tenemos mucho tiempo a disposición. Siempre existe algo que nos parece oportuno hacer en tanto útil. Inclusive el así llamado tiempo libre, el tiempo que hemos liberado de las actividades laborales, se ve fagocitado por el fervor de la utilidad. Diversión, deporte, entretenimiento, viajes... hoy en día los vivimos con el convencimiento de que nos resultarán, de alguna forma, útiles (para la salud, para lucir con los amigos, para que la pareja no se aburra, para evitar el espejo de la realidad presente). Sin darnos cuenta, dejamos que nuestras acciones sean guiadas por una mente que carga problemas para poder tratar de resolverlos y que se llena de expectativas para poder huir en el futuro. La causa de esta actitud neurótica es la perspectiva económica que tenemos. Aprovechar la fantasía y la imaginación es algo que, al contrario, nos sumerge en el placer primordial de gozar de nosotros mismos a través de la creatividad. La prác­t ica de lo inútil es esa manera de actuar que pone en primer plano el gozo de lo que se está haciendo, sin importar lo que la mente proyecta como consecuencias imaginarias en el futuro. Gozar de las pequeñas cosas, descubrir el júbilo interior emancipado de la acción productiva, explorar la emoción del momento, son actitudes que nos ofrecen espejos inéditos donde mirar imágenes olvidadas y durmientes. Cultivar lo inútil nos lleva a experimentar el placer de existir, el simple y monumental placer de ser lo que somos (origen perenne y oculto de toda experiencia de amor que se siente por un ser humano, por el arte, el conocimiento, la justicia), sin necesitar un “más” o un “sí, pero”. He aquí por qué el ejercicio de lo inútil nos ayuda a comprender la perfecta y natural armonía entre nosotros y el mundo. Para evitar equivocaciones, hay que decir que lo inútil nada tiene que ver con la pereza, actitud que en su inercia resulta orientada a testimoniar la supuesta inutilidad de la actitud pasiva. Al contrario, lo inútil es ese espacio que el hombre siempre ha llenado de sueños, energías y exploraciones. Escalar una montaña, recorrer una región desconocida, esperar una mujer que no llega, contemplar la sonrisa de un viejo, demuestran cómo lo inútil es una necesidad y una conquista, la ofrenda de sí a algo más allá de sí. El mismo concepto

de Dios es un salvavidas para mantenernos a flote en el áspero mar de la utilidad y seguir inhalando lo inútil. La acción de representar artísticamente el mundo exterior o interior es una manera para reaccionar a la dictadura de lo útil. El amor es la experiencia que más nos hace ver cuán triste sería un mundo organizado solamente alrededor de lo útil. El anhelo de justicia es ese sen­timiento que revela la codicia como una miserable fra­gilidad del poderoso y rico frente a lo útil. Arte, amor y justicia están entre las más importantes invenciones del hombre (o de origen divino, si prefieren) para escapar a una vida utilitarista que nos torna seres biológicamente clausurados en los instintos. Otra aclaración necesaria es que la inclinación a lo inútil no nace con la riqueza económica y la satisfacción previa de todas las necesidades. Al contrario, se alimenta de la imposibilidad de acceder a lo necesario a través de lo útil. O también del deseo de rebelarse al yugo de la utilidad. Sin embargo, para defender actividades que no tienen un retorno económico, a veces tratamos de justificarlas señalando una cierta utilidad. Es decir que renunciamos a testificar la necesidad y la belleza de lo inútil afirmando que, por ejemplo, el estudio de las lenguas muertas es útil para abrir la mente, la oración es útil para aligerar el alma, la poesía es útil para conocer lo indecible, el arte es útil para apreciar la belleza, etcétera. Estas justificaciones, aun cuando son verdad, son equívocas. Aceptar el parámetro de la utilidad para defender el placer de lo inútil es condenarnos a cultivarlo con vergüenza, como si fuera una concesión a una debilidad humana. Hay que afirmarlo sin temor: lo inútil es necesario en cuanto inútil, no porque tenga una utilidad velada que debe ser manifestada. Gozar de lo inútil, de algo que no tiene un fin en un más allá temporal, es algo innato en el hombre. La belleza que no puede ser poseída, sino solamente Street art en París gustada, es la más poderosa. La belleza del momento presente, que no necesita dinero, inteligencia o fuerza para poder disfrutarla, es la belleza que no tiene un fin diferente al de existir. Está allí, siempre accesible, y es completamente inútil. Las pinturas rupestres de Altamira o Lascaux no eran útiles en el Paleolítico, cuando la sobrevivencia era el reto de todos los días. De esas pinturas podemos decir que fueron realizadas para detener el tiempo, para atestiguar la vida vivida o para dejar un legado. Podemos interpretarlas en mil formas, pero todas son explicaciones a posteriori. Lo que sí estimuló a esos hombres a dibujar caballos, toros y hombres con diferentes colores, formas y dimensiones no fue la utilidad imaginada: fue el placer de hacerlo. Nada más. En la inutilidad se fundamenta el verdadero placer, es decir: si el placer fuese útil, no sería tan placentero. Por eso, en época de crisis, no dejemos que la economía dicte sus reglas a toda la experiencia humana. Que las llamas de un atardecer y la risa de un niño sigan siendo la riqueza inútil de todo mundo. Inclusive de un mi­ nistro de Economía. Paso a lo inútil


entrevista con Antonio Risério

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Leonardo Cazes

La mujer en la RISÉRIO ES ANTROPÓLOGO, HISTORIADOR, ENSAYISTA Y POETA. CON MÁS DE QUINCE TÍTULOS EN SU HABER, ES AUTOR DEL CÉLEBRE LA CIUDAD EN BRASIL.

Antonio Risério. Fuente: globo.com

Antonio Risério es uno de los intelectuales brasileños más importantes de la actualidad. En su más reciente libro, Mujer, casa y ciudad, el antropólogo traza grandes arcos históricos que van de la Antigüedad al mundo contemporáneo, para reflexionar sobre la tensa relación entre la mujer y la ciudad. Por un lado, destaca la nula presencia urbana en la obra de Murasaki Shikibu, novelista japonesa del siglo xi y, por el otro, reflexiona sobre la contribución decisiva de tres arquitectas brasileñas del siglo xx . A raíz del lanzamiento de este volumen, en el que retoma algunas observaciones de su elogiado libro La ciudad en Brasil, se realizó esta entrevista.

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sted sostiene que la casa es el punto de partida del urbanismo. ¿Por qué? –La casa tiene que ser pensada en función de la ciudad. Es ella la que construye la ciudad. No hay ciudad sin casa. Es necesario tener una visión del sitio ur­ bano, del entorno, lo que aquello significa históricamente. El error estuvo en que la arquitectura, principalmente a partir de los megaproyectos europeos, se alejó de forma insensata de la antropología, la sociología y el urbanismo, y formó un matrimonio monógamo con las bellas artes. Cada arquitecto quiere hacer su escultura. Pero uno vive en la ciudad, no en una escultura. Paulo Mendes da Rocha dice que el arquitecto no debe hacer una casa que responda a “la cara del cliente”. Si el tipo se muere de aquí a cincuenta, sesenta años y la casa va a durar trescientos, la casa tiene que tener la cara de la ciudad. Yo coincido totalmente. –La mujer es el tercer vértice de su libro, junto a la casa y la ciudad. ¿Cómo entra la mujer en esa ecuación?

–Este es el problema central. La mujer entra en la casa para habitar, no como constructora. Las mujeres comenzaron a construir hace muy poco. Las primeras ingenieras de Brasil, como Carmen Portinho, son del siglo xx , los proyectos de Lina Bo Bardi también. Entre los indios, la mujer nunca construyó nada, lo mismo en la Antigüedad clásica. En el Renacimiento no hay una arquitecta. En el barroco brasileño no produjimos ninguna “Aleijadinha”. Las mujeres fueron puestas a un lado para ocupar un lugar construido por el hombre. Dentro de ese espacio ella creó lo doméstico, la intimidad doméstica, la idea de confortabilidad. Esa noción de lo reconfortante viene del hecho mismo de cuidar lo que la mujer parió. En algunos períodos históricos no tenían voz activa sobre nada, como en la casa medieval. Cada vez más han ido conquistando y definiendo ese espacio. –Eso tuvo consecuencias incluso en la producción literaria, tal como usted lo muestra. –La mujer no tiene una experiencia de ciudad como el hombre. Mi hipótesis es que la mujer fue confinada al espacio doméstico y eso provocó que no viviera intensamente la ciudad. Y eso se refleja en la creación literaria. Uno recorre libros y libros de mujeres y nada. La ciudad no tiene densidad, no se concreta. Y no es algo sólo de Occidente. Pienso en Murasaki Shikibu, del siglo xi , que escribió un libro de mil y tantas páginas y no tiene nada sobre la ciudad japonesa. Ella era de Kyoto, capital del imperio Heian. Safo no habla de Mitilene, que era la ciudad más importante de aquella época (siglo vii ac ). La ciudad marca poderosamente la producción textual masculina, pero no la femenina. La mujer viaja dentro de la casa y dentro de sí misma, principalmente. –¿De qué forma la sociabilidad de la mujer en la ciudad es diferente a la del hombre? –El hombre es el rey del espacio público, del cual las mujeres fueron excluidas durante mucho tiempo. En el Brasil colonial, las mujeres eran encerradas dentro de la casa. Gilberto Freyre dice que la casa y la calle eran enemigas. Las mujeres no podían ver a las visitas que llegaban. Cuando comienzan a hablar y pensar en el espacio público, los hombres de inmediato les hablan del peligro, no del placer. La conquista de ese espacio a manos de la mujer es reciente. –¿Cuál es la clave para entender esa permanencia? –La clave está en toda dominación masculina sobre las mujeres. La mujer en las sociedades indígenas era un bien de intercambio. En los pueblos árabes tampoco pintaba nada. El gran cambio para el mundo es el movimiento feminista. Eso va a cambiar algo que viene de milenios. El tema de igualdad entre hombre y mujer es una invención moderna. En Brasil, las mujeres comenzaron a salir de la casa en el reinado de Pedro ii. Me refiero a las mujeres ricas, porque las pobres nunca tuvieron eso. También está esa enorme distinción. Las mujeres negras y pobres circulaban por las calles de Brasil por miles. Si miramos algo más reciente, es de la clase media para arriba que la calle cons-

tituyó el problema, no para las clases populares. Como no existe una literatura de las clases populares, excepto de manera más reciente, no vemos la experiencia femenina. –Usted dedica tres textos a Carmen Portinho, Lina Bo Bardi y Lota de Macedo Soares. ¿Cómo nos interpelan hoy sus trabajos? –Todas ellas tienen algo en común muy interesante, que es crear espacios de convivencia. El Parque Flamengo (de Lota) es un lugar de convivencia extraordinario. Claro que la sociedad acabó en la violencia y las cosas se complicaron, pero son lugares para convivir. El Sesc Pompeia, en San Pablo, una de las creaciones de Lina, es un gran lugar de convivencia. Y Carmen se empleó en la construcción de conjuntos habitacionales populares complejos, que tienen escuela, áreas de ejercicio, espacios culturales. Era el conjunto habitacional de la dictadura del Estado Novo de Getulio Vargas. Eso es escandaloso, Brasil no tuvo nada igual en arquitectura popular. El proyecto del Conjunto do Pedregulho es de su marido, Affonso (Reidy), pero ella lo construyó. Es curiosa esa voltereta también. Ella es la ingeniera que comanda a los peones. Era la preo­ cupación social de la vanguardia arquitectónica mundial reflejándose en Brasil. Vargas llamó a la vanguardia para hacer las cosas, una intuición fantástica porque él mismo no entendía nada de eso. Había allí una preocupación por vivir bien y por tener una vida comunitaria, todo muy bien engranado con la ciudad. No había nada de eso de Mi Casa, Mi Vida (mcmv ), que lanza lejos a la gente, sin la menor infraestructura, sin el menor vínculo con la ciudad. Están construyendo hoy las favelas de mañana. –¿El programa actual muestra que la casa está siendo pensada como algo desvinculado de la ciudad? –Mi Casa, Mi Vida es una porquería de proyecto. Apenas entregan las casas y ya están llenas de cuarteaduras, filtraciones; todo lo que visité es un absurdo. Compáralo con el Pedregulho. Un programa social es lo que la dictadura de Vargas hizo: habitación mínima, popular, digna, decente. Hoy todo eso se perdió. Dilma habla de habitación digna. ¿Cuál? ¿Ella va a vivir allí? Getulio supo hacer las cosas, congeló el precio de la renta, hizo la ley de inquilinato. Nadie echaba a nadie. Los conjuntos eran propiedad del Estado, eran rentados. Él vio de inmediato que no podía dejarse el problema de vivienda en manos del mercado. El caso de mcmv es escandaloso, las constructoras son dueñas de los terrenos en las ciudades y deciden lo que será barrio de lujo y barrio pobre. Quien dicta la política urbana en Brasil hoy son las inmobiliarias, no el gobierno. –Usted dice que es necesario buscar una narrativa común para las luchas de mujeres, negros y gays. ¿El derecho a la ciudad puede ser esa narrativa? –Tiene que serlo porque todo pasa por ahí: transporte, discriminación, las propias disparidades de clase que dificultan la realización plena del derecho a la ciudad. Es necesario un eje. Es el derecho a la ciudad lo que puede unir todo. Esos movimientos tienen su especificidad, pero pue-


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Trans-lúcido:

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ciudad

tres estaciones Ingrid Suckaer

Con una narrativa curatorial sustentada en la transparencia que contiene la obra de tres artistas, Trans-lúcido devela el fundamento originario en la identidad artística de los autores que comprende este escrito.

PÉREZ-PAVÓN Y EL ESCENARIO INTERNO

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n esencia, la obra de Claudia Pérez-Pavón se caracteriza por la exploración pictórica y conceptual; mediante sus pinturas y los variados soportes que emplea, se percibe su refinado escenario interno. Además de ser transgresora a través de reflexionar con rigor acerca de sus propios cánones plásticos, Pérez-Pavón busca la creación ex profeso de imágenes híbridas que, a su vez, responden a una multiplicidad de búsquedas, de acuerdo con lo que le requiere cada obra. Dicha postura, sumada a su inclinación por practicar la llamada pintura-pintura, caracterizada por subrayar el peso del dibujo y la configuración precisa del espacio pictórico, dan cuenta del tipo de artista que es. Así es como sus obras, creadas con gran minuciosidad, devienen sobresalientes muestras de la mejor pintura contemporánea de México.

FLORES Y LA PERCEPCIÓN VITAL

C Murasaki Shikibu, 1876. ©Dominio público/ fuente:commons.wikimedia.org

den encontrar puntos en común. Yo me manifiesto por la liberación de la mariguana y por la preservación de los canales de la Vila Madalena en San Pablo. Esas cosas no se ex­ cluyen. Si uno quiere transporte público de calidad, tiene la lucha contra el automóvil, eso interesa desde la favela hasta los condominios de lujo. Lo difícil es encontrar esos elementos comunes en una ciudad completamente dividida. Nadie vive en los mismos espacios. En una ciudad que excluye, que segrega, ¿cómo quieres que el individuo se identifique con ese cuerpo cívico? Eso hay que construirlo. –¿Cómo ve el avance conservador que se vive hoy en Brasil? –Nos engañamos. En términos culturales, de comportamiento, Brasil avanzó mucho menos de lo que pensábamos y ahora nos asustamos con la ola conservadora. El país no avanzó como soñamos. Estuvimos bailando tres compases adelante de la música. Y otra cosa: las personas no agreden a un gay en la calle para no ser encarceladas, no porque lo hayan aceptado. Los derechos tienen que ser empujados desde abajo en nombre de la cultura liberal democrática. Uno no se puede engañar y tiene que continuar avanzando centímetro a centímetro, como en la década de los setenta. No creas que las personas están aceptando las drogas, la homosexualidad, porque el grueso de la población no lo ha aceptado. Una cultura no cambia en una, dos, ni en tres décadas, se necesita un siglo. Pero yo hablo desde el punto de vista de alguien más viejo. Es obvio que algún avance ha habido. Claro que hay un avance. Desde que tengo memoria, Brasil ya se fue al caño varias veces. Y aquí sigue

Traducción del portugués de Georgina Mejía e Iván García

on la intención de explorar el cristal en tanto materia plástica, Héctor m . Flores realiza impecables obras que conllevan en sí una poética visual que materializa con belleza el modo en que se comportan la luz y el cristal. Con base en largos años de estudio y experimentación con la física y la óptica, a través de sus esculturas el artista hace palpable la agudeza con la que desarrolla dos tipos de investigación: la plástica y la científica. Aunada a su perfección estética, las esculturas de Héctor m . Flores hacen evi­ dente que los horizontes del arte actual han tendido puentes transdisciplinarios que superan lo puramente artístico e involucran otras maneras de percibir no sólo el arte, sino la vida misma.

Héctor M . Flores, Fuego

PICALLO Y LA ESENCIA INDIVIDUAL

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n las obras de Bertha Picallo nada es producto del azar. Su intención artística la lleva a la creación meditada de piezas relacionadas con su propia vida. Detrás de su trabajo hay historias complejas donde la autora, mediante el atinado manejo del vidrio soplado y fundido, se vuelve su propia modelo. En ese sentido, cabe señalar que por medio de elementos formales y conceptuales, cada obra es una representación de su piel. A partir de su postura estética y existencial, Picallo logra que cada una de sus obras adquiera una esencia individual; de esa manera comparte con el espectador atmósferas íntimas en las que se reinventa a sí misma por medio de fragmentos que reafirman la posibilidad de transformación del ser. He ahí el origen de ese aire inescrutable que posee su trabajo y que deviene en una sana ambigüedad semántica

Bertha Picallo, Fósil, escultura en vidrio


Teilhard de

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ENTRE OTROS LIBROS, EL RENOMBRADO CIENTÍFICO Y PALEONTÓLOGO ESCRIBIÓ EL FENÓMENO HUMANO, QUE DEBE SER LEÍDO COMO “UNA INTRODUCCIÓN A UNA EXPLICACIÓN DEL MUNDO”. EL UNIVERSO ES UN FENÓMENO TEMPORAL.

Sergio A. López Rivera

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la muerte, en 1955, de este científico y renombrado paleontólogo, su prestigio y fama eran ya del conocimiento mundial, sobre todo por haber di­ rigido las excavaciones en Chou Kutien, cerca de Beijing, en las que se encontraron restos del famoso Sinanthropus u Hombre de Beijing. Para su formación teológica y religiosa, como miembro de la Compañía de Jesús, no era suficiente ni definitivo registrar los hechos como tales, sino trascender a una realidad más profunda que él denominaba “sentido de la plenitud”, lo que lo llevó a interpretar los hechos y encontrarles un sentido, actitud que después de sus cincuenta años de paleontólogo le permitió tener una visión del cosmos, de la vida y del hombre que jamás pretendió que fuera metafísica, pero que obligadamente era ultrafísica. De manera tal que, como otros científicos renombrados –Poincaré, Einstein, Jeans–, insensiblemente pasó de la ciencia a la filosofía. Fue esto lo que provocó el gran debate alrededor de su obra desde sus primeras publicaciones en revistas es­ pecializadas, en las que la originalidad y profundidad de su planteamiento, la seriedad y hondura de la observación y el análisis de los hechos, ejemplo de impecable rigor lógico, provocaron y fueron objeto de apasionados debates en diversos niveles del conocimiento general, y que demostraron que Teilhard siempre procuró, y logró, ser uno y el mismo. Hay que señalar que una de sus ideas principales es que la evolución, al igual que en la obra de otros autores como Bergson y Le Roy, constituye la dimensión temporal de lo real y, por lo tanto, el universo es en sí mismo una historia, en la que la cosmogénsis, la biogénesis y la antropogénesis son capítulos de la misma. En la evolu-

El equipo de Chu Ku Tien, de izq. a der.: Pei, Young, dos estudiantes, Teilhard de Chardin, Davidson Black y George Barbour, 1929 Fuente: teilharddechardingrupodeestudio.org

ción, constreñida entre los dos infinitos tradicionalmente aceptados, lo inmenso y lo ínfimo, se presenta de forma constante el infinito de la complejidad. Gracias a esta complejidad, la materia llega a ser capaz de recibir la vida y la vida llega a ser capaz de recibir el pensamiento, en ese fenómeno que llamamos evolución, la cual es dirigida, irreversible y constante. Las obras de Teilhard de Chardin tratan del desarrollo y demostración de esas tesis fundamentales y es en ellas que debemos estudiar los argumentos con que demuestra su validez no sólo científica, sino también ultrahumana, pues para él, con la aparición del ser humano con conciencia y reflexión, al igual que un sentido inmanente de la trascendencia, comienza la autoevolución en la que se llega a la noósfera y a lo ultrahumano, mediante la complejidad social que tiene su destino final en el punto Omega, polo de la evolución entera que atrae a todo el universo. Teilhard fue un ser humano que se adelantó a su época y por lo mismo no fue totalmente entendido y comprendido en su pretensión científica y ultrafísica, en virtud de lo cual quiso ser, y lo logró, tanto hijo del cielo como de la tierra, y nunca tuvo duda alguna de que para ser cristiano y religioso tuviera que renunciar a lo humano que representaba su quehacer científico. Esta actitud le valió la censura vaticana y la prohibición de publicar más cuadernos y artículos en su vida crepuscular, relegado al silencio en el que murió, para después ser altamente reivindicado en el Concilio Vaticano ii .

LA LEY DE LA RECURRENCIA En su opúsculo La vida cósmica, el autor señala que el mundo está construido bajo el imperio de la ley de la recurren-

En la cuenca de la Pasiega, Pierre Teilhard de Chardin (derecha al frente) con M.C Burkitt. Nels C. Nelson y Paul Wernert

cia, en virtud de la cual la materia, al analizarla, es considerada como una agregación innumerable de centros que se ligan y dominan, de modo que estructuren, por sus combinaciones, centros de orden superior cada vez más y más complicados (1916). Posteriormente, en 1923, en su obra La hominización, introducción a un estudio científico del fenómeno humano, aclara que lo que se propone es expresar una visión, tan objetiva y espontánea como sea posible, de la humanidad considerada en su conjunto y en sus conexiones con el universo, como un fenómeno. Posteriormente, y por completo fiel a su posición científica, afirmará siempre, como en su obra Ensayo de un universo personal, que jamás ha introducido, ni explícitamente ni de manera implícita, la noción de “lo mejor absoluto” o la de “causalidad” o “finalidad”, (en Obras, 1937). En 1942, en su ensayo El lugar del hombre en el universo, reflexiones acerca de la complejidad, advierte:


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Chardin

Colmillo encontrado por Teilhard de Chardin en 1913

y el sentido de la evolución

Queda pues claramente expresado en su pensamiento y en su intención como paleontólogo y hombre de ciencia, que siempre pretendió mantenerse en el campo científico de la observación, en el cual se considera solamente la sucesión y la interdependencia de fenómenos, por tanto, una Ley Experimental de Recurrencia y no análisis ontológico de las causas. En su libro El fenómeno humano, quizá el más importante de toda su obra, junto con El medio divino, advierte a los lectores que deberá ser leído no como una obra metafísica ni como un ensayo teológico, sino única y exclusivamente como una memoria científica, como sin duda alguna anuncia ya su título: ante todo, nada más que el fenómeno, pero también todo el fenómeno. Es por tanto claro que en el mismo debemos buscar y encontrar no una explicación, sino solamente una introducción a una explicación del mundo. Lo que Teilhard pretende es, indiscutiblemente, establecer en torno al hombre, elegido como centro, un orden coherente entre consecuentes y antecedentes; descubrir entre los elementos del universo, no un sistema de relaciones ontológicas, sino una ley experimental de recurrencia que exprese su aparición sucesiva en el desarrollo del tiempo. Sigue advirtiendo Teilhard al lector que, más allá de esa primera reflexión científica, el terreno queda abierto a las reflexiones más hondas del filósofo y del teólogo, terreno en el cual advierte que ha evitado escrupulosamente aventurarse. Teilhard delimita constantemente su punto de vista como un esfuerzo por ver y hacer ver lo que llega a ser y exige el hombre, si se le coloca, todo entero y hasta el fin, en el cuadro de las apariencias, desarrollando así una perspectiva homogénea y coherente de la experiencia general y extensiva del hombre, sin buscar, bajo ningún pretexto, una explicación última de las cosas, o sea una metafísica. Es por ello que algunos estudiosos consideran a su obra una “fenomenología”, pues así es como se expresa él mismo, señalando que esa ley de recurrencia cimenta y domina toda la experiencia, es decir, la “ley de complejidad conciencia”. Nuevamente Teilhard advierte de la natura-

leza puramente científica de su esfuerzo, en su curso impartido en La Sorbona, denominado “El grupo zoológico humano, estructura y direcciones evolutivas”, al declarar que no pretende dar una definición exhaustiva del hombre, sino que busca sencillamente fijar las apariencias fenoménicas, en la medida en la que lo humano puede ser mirado legítimamente por la ciencia, como prolongación y coronamiento de lo viviente y que, por tanto, el objetivo de dicho curso consiste en intentar definir experimentalmente lo misterioso humano, su posición actual en relación con las otras formas que ha tomado en torno nuestro el material cósmico en el transcurso del tiempo. Por ello resulta importante considerar que en la época en la que Teilhard de Chardin vivió y concibió su obra, su punto de vista equivale a lo que Aristóteles definía como Física y los escolásticos como Cosmología, o sea que su

Su punto de vista equivale a lo que Aristóteles

Queda bien entendido que en lo que sigue, me confino yo, como es pertinente, en el terreno de los hechos, es decir, en el dominio de lo tangible y de lo fotografiable. Discutiendo, como científico, las perspectivas científicas, debo atenerme, y en realidad me atendré estrictamente, al examen de la disposición u orden de las apariencias, esto es, a los fenómenos. Me ocuparé con ahínco de la vinculación y sucesión que manifiestan estos fenómenos y no, en verdad, de su causalidad profunda. Tal vez, me aventuraría hasta una ultrafísica. Pero no busquéis aquí ninguna metafísica. No hay en ello por tanto ninguna síntesis apriorística geométrica a partir de una definición del Ser, sino una Ley de Recurrencia experimental, verificable en el campo fenoménico y convenientemente extrapolable a la totalidad del espacio y el tiempo, nada de una metafísica abstracta, sino una ultrafísica realista de la unión.

definía como Física y los escolásticos como

Cosmología, o sea que su

obra trata de lo real desde

el punto de vista objetivo, es decir el de la ciencia.

obra trata de lo real desde el punto de vista objetivo, es decir el de la ciencia.

EL SENTIDO DE LA EVOLUCIÓN

La evolución enseñó a la humanidad lo que significa el tiempo, dado que lo real no sucedió de una sola vez sino que surgió y sigue surgiendo a través de millones de años, lo que hizo señalar a Teilhard que nos encontramos en un proceso no terminado, sino en uno de cosmogénesis, que entendió perfectamente como un proceso dentro del tiempo y el espacio. Esta característica evolutiva del universo y todo lo que en él se encuentra, ha sido la gran evolución que comenzó con Darwin y aquellos que afirmaron el proceso de evolución desde el siglo xix. Es este significado de la evolución el que nos dice que el universo es un fenómeno temporal,

que está siendo creado, no algo ya finalizado, sino un proceso creativo. Nuestro autor así lo da a entender cuando afirma: “La evolución no es creadora, sino la expresión en el tiempo y en el espacio de la creación, en los cuales hay una unión orgánica para tejer el conjunto de la trama del Universo.” En ese contexto, y sin pretender hacer metafísica, se plantea la cuestión del sentido de la evolución. En la obra de Teilhard se trasluce que la mera lectura científica del fenómeno en sí, representa una investigación del sentido, que no deja de ser la originalidad de toda su obra de investigación. Toda su obra científica se caracteriza por ser un esfuerzo para leer, en la misma realidad, el sentido de la evolución. Así lo afirma cuando dice: “Nos encontramos frente a un problema de la naturaleza, descubrir, si en realidad existe, el sentido de la evolución, se trata de resolverlo sin abandonar el terreno de los hechos científicos. Esto es lo que trataré de hacer aquí.” (Esbozo de un universo personal, 1937). Posteriormente refuerza su convicción cuando en El fenómeno humano señala: “La ciencia en sus ascensiones y hasta, como lo demostraré, la humanidad en su marcha, están estancadas, porque los espíritus vacilan en reconocer que hay una orientación precisa y un eje es­pecífico de evolución.”

Fuente: teilharddechardingrupodeestudio.org


Vigencia de

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Teilhard d EN EL MEDIO DIVINO, DE CHARDIN PLANTEA LA RECONCILIACIÓN DE LA CIENCIA CON EL PENSAMIENTO RELIGIOSO. VIAJERO INCANSABLE Y UN HOMBRE Pierre Teilhard de Chardin en los debates en el Congreso de Filadelfia Fuente: teilharddechardingrupodeestudio.org

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ice Claude Aragonnés que Pierre Teilhard de Chardin fue un gran viajero sobre la Tierra. Su pensamiento mantiene una total vigencia y nos sigue sorprendiendo con su originalidad, su profundidad científica y su ac­ titud mística. El sacerdote jesuita francés fue un profesional de las ciencias de la Tierra, y un especialista en geología y en paleontología chinas. Viajó por todo el mundo, realizó extensas investigaciones, participó en excavaciones y coleccionó piezas y testimonios invaluables para la investigación sobre la presencia del hombre en la Tierra. Su investigación más memorable fue el descubrimiento del famoso Sinanthropus, el hombre fósil de China en 1929. Nuestro antepasado fue encontrado en un lugar cercano a Pekín y pronto se convirtió en uno de los acontecimientos fundamentales de la paleontología del siglo pasado. Teilhard de Chardin escribió numerosas obras. Sobresalen, entre ellas: El fenómeno humano, La visión del pasado, El medio divino y La activación de la energía humana. Su libro titulado El grupo zoológico humano tuvo una importancia esencial en el desarrollo de los estudios sobre la evolución. Aragonnés recuerda una caricatura del padre Teilhard en un congreso celebrado en Filadelfia en 1937. En ella aparece rodeado de científicos y sosteniendo en las manos el cráneo de Chou-Kou-Tien. El científico describe a nuestro antepasado, cuya antigüedad se evalúa de acuerdo con un múltiplo de cien mil años. Él insistió mucho en la necesidad de que se constituyera una ciencia nueva: la antropogénesis, que se dedicaría al estudio de los orígenes humanos y del desarrollo de la humanidad. Su obra tiene una importancia fundamental en la conciliación de la ciencia con la mística. Siempre estudió los trabajos relacionados con la evolución humana y manifestó su respeto al pensamiento de Darwin y de su libro fundamental, El origen de las especies. Esta postura le trajo problemas ante sus superiores e hizo que las narices tumefactas del Santo Oficio olfatearan golosas las pági-

HECHIZADO POR EL MUNDO.

Pierre Teilhard de Chardin al frente

nas de sus libros, especialmente las de El fenómeno humano. Afortunadamente tuvo algunos defensores y salió adelante frente a las acusaciones. Esto le permitió viajar nuevamente por todo el mundo y ampliar sus investigaciones, que llegaron a su punto de mayor altura en el libro El medio divino. En esta hermosa obra, tan perseguida por la feroz Inquisición, por el Santo Oficio y por los enemigos del progreso humano, reconcilia a la ciencia con el pen­ samiento religioso. En las manos de Teilhard se encontraban las pruebas de la evolución humana. En esas manos se encontraba también la presencia de la divinidad en el principio del largo y prodigioso proceso de la evolución. Teilhard de Chardin viajó durante muchos años por los territorios de China. En una de sus cartas afirma que la “las ideas de evolución y de duración han invadido incluso la física de la materia y nos invitan a construir sobre el espíritu sus explicaciones del mundo experimental”. Esta afirmación lo llevó a formular la idea de una cosmología espiritual, no metafísica, de la persona. Su pensamiento místico parte de la inmortalidad del alma y de la personalidad que “pierden su aspecto de verdades interesadas o antropomórficas y adquieren una significación esencial en la estructura del mundo”. El científico habla del cráneo del hombre de Pekín y se entusiasma al encontrar a varios homínidos que tienen una “dentición completamente humana, forma de la mandíbula típicamente simiesca y cráneo de dimensiones completamente humanas”. Estos hallazgos, según Teilhard, dan el tiro de gracia a los adversarios del “transformismo extendido al hombre”. Reproducimos en estas páginas algunos fragmentos de la abundante correspondencia del padre Teilhard de Chardin. Sus cartas fueron dirigidas a sus parientes, compañeros de la orden, amigos científicos y escritores franceses, como Claudel, Duhamel y Mauriac. Creo que es urgente releer la obra de Tresmontar sobre el pensamiento de Teilhard de Chardin, así como las biografías del cien­ tífico y del religioso escritas por Cuénot y De Lubac. Sus Cartas de viaje testimonian su aventura científica y espi­

En las manos de Teilhard se encontraban las pruebas de la evolución humana. En esas manos se encon-

EL SACERDOTE JESUITA FUE UN

traba también la presencia de la divinidad en el principio del largo y prodigioso proceso de la evolución.

Réplica de cráneo del Homo erectus pekinensis, en el Museo Paleozoológico de China

ritual; muestran su entusiasmo ante los paisajes del mundo y la belleza de la creación. El padre Teilhard de Chardin murió en Estados Unidos el 10 de abril de 1955. Hechizado por el mundo al igual que Quevedo, sintió con intensidad la presencia de Dios en el origen del largo proceso evolutivo. Su trabajo en laboratorios y excavaciones le permitió alcanzar un pensamiento ordenado y riguroso, y relacionarlo íntimamente con una intensa experiencia mística. En este momento de revisión de muchos aspectos del hombre y de la cultura, conviene regresar a un pensador que con su sensatez, su sinceridad y su rigor científico, nos entrega una visión equilibrada del fenómeno humano

Hugo Gutiérrez Vega


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de Chardin Cartas de viaje Teilhard de Chardin Mi querido Max Bégouën:

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eo en mi cua dern o que no le he escr ito desd e fine s de abri l. Dur ante esto s seis mes es de silen cio he esta do casi inin terr ump idam ente por los caminos: del 10 de mayo al 10 de juni o en Manchuria (hasta el límite de la Transbaikalia); del 20 de junio al 20 de septiembre en el Chansi occidental y en Che nsi sep tent rion al, en plen o país del gran Loe s. Esto s dos viaj es, realizados en calidad de miembros del Servicio Geológico Nacional de China, con un chin o, han esta do llen os de un trab ajo duro, pero con bue nos resultados: Paleolítico (en piezas aisla das) sobre una gran área nueva y una contrib ució n imp orta nte a la estratig rafía del Terc iario sup erio r de Chin a. Tod o el mes de octu bre lo he pasa do en Peip ing (Pek ín) en el “Sur vey”, en donde ahora tengo mi office (sin esta r ligado por ningún contrato). Con un chino he preparado allí el primer info rme geológico y paleontológico que se haya hec ho sob re el fam oso yaci mie nto de los siná ntro pos de Chu -KuTien. Todo esto es muy interesante. Aho ra descanso un poco en Tientsin por necesidad de reposo moral y para ayud ar a Licent en su museo. Pero preveo un invierno en el “labo” (Tientsin y Pekí n) y algunos viajes al oeste en primavera. ¿Veré París en 1930? Todavía no lo sé. Pero intentaré aparecer por Occidente, al menos por un poco tiempo. Ya ve usted que sigo sin saber a dón de me lleva mi vida. Empiezo a creer que siempre sucederá lo mismo y que me cog erá la mue rte erra ndo, com o siem pre he vivi do. En el fond o creo que prefiero esto a terminar anclado. Pero acaso sea vanidad de mi parte. Su larg a cart a del 20 de sept iem bre (rec ibid a sólo hace pocos días ) me ha dad o una alegría gran de y le estoy muy agra dec ido. Natu ralm ente hay una cosa que me fastidia, saber que siem pre lleva tras sí a b . Pero, en el fondo, bien poc o sign ifica esta inco mod idad en com para ción de la plen itud inte rior a la que está uste d lleg and o; en parte, ¡pro bab lem ente por hab er sido heri do! En uste d mism o tien e la verd ade ra riqu eza: un alm a eng randec ida y nue va. Vele por ella y, para esto, con fíe plen ame nte en la Gra n Pres enc ia sup erio r que le ha dad o. Es natu ral que esta fuer za quie ra que tenga a toda costa prolongaciones en usted y una aplicación. Deseo que la vida le rese rve la gran alegría de caer en una zarz a com o una chis pa (sicut scintilla in arundineto, dice en algú n luga r la Escr itura ). Pero si quie re con servar la plenitud de su paz y de sus fuer zas, recuerde que su existencia ya está justificada, aun cuando no llegue a expandir el fuego que hay en usted hasta donde usted mismo querría. Tod os nos pasamos la vida esperando el gran día y la gran bata lla o la acci ón pod eros a. Esta con sum ació n exte rior no está dada a muchos. Tampoco es nece saria. Que nuestro ser se halle tenso y ardiente hacia lo que en todo es el espíritu, y este espíritu se manifestará bajo nuestro esfuerzo oscuro y anó nimo. Esta es la confianza tenaz que ha de dominar y cubrir las fuer zas que usted siente y aun cuando estuvieran destinadas a permanecer por siempre encerradas en usted mismo o en un círculo restringido, ya es mucho –es esen cial– que hayan nacido en usted y que lleven a Dios el homenaje del mun do.

Car

d de Char ta de Teilhar

e Bar bour din a G eorg ard.com ilh Fuente: te

(A Max Bégouën) A bordo del Aramis, 6 de mar zo de 1933

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lega mos mañ ana a Saig ón. Es el mom ento de prep arar la cart a que les lleve noticias mías a usted y a mi querida Simone. Los diez primeros días de travesía los alegró para mí la pres enc ia de Breu il que esta ba en su mej or form a. Y me ha deja do un vací o al que dars e con Vern ert al cuid ado de Mon freid, que se acercó al Aram is en su barc o con su trip ulac ión de som alíes, para rego cijo de todo el pais aje. Espe ro que la caza sea sign ifica tiva para Breu il. Océano Índico, liso como un lago; Ceil án, Penang, Singapur, radiantes en las noc hes calie ntes, bajo sus cúp ulas de flamboyants en flor, claro es que he acabado por casi no mirar estos pais ajes, pero los siento siempre intensamente en torno a mí. Pasajeros poc o numerosos, pero interesantes o curiosos: hasta Port-Said, Doumergue y su esposa, familiares y comunicativos; hast a Yibu ti, un min istro abis inio y su prol e; hast a Sing apu r, un grup o de pari sino s en trip de plac er cam ino a Java , entre los que he hec ho algu nas ami stad es bue nas. En Saig ón nos que dam os casi en blan co. Que darí a, sin emb argo, la fam ilia del alm iran te Bert helo t, uno s belg as muy simp átic os y, en fin, un importante político chino extremista, el honorable x , que vuelve, no se sabe por qué. Como todas estas gentes brillantes ocu pan la primera clase, a donde no paso sino con discreción, me queda tiem po para trabajar en mi cabina, fres ca, esp acio sa y en don de viaj o siem pre solo. He apro vech ado para reda ctar algunas páginas, bajo el título La estru ctura del espíritu, de ideas que me hab ían sug erid o las con vers acio nes de este otoñ o [...] Aho ra emp iezo a mirar con curiosidad hacia Pekín. ¿Qu é situación voy a encontrarme, con la amenaza de que caigan Jehol y el dóla r americano? ¿Ser ía posible trabajar? Este es el momento de “pegarse” al prop io destino o, si se prefiere, a la mano de Dios, para no fallar ante la invitación de las cosas. sigue

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16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

6 de mar zo de 1933 La travesía ha continuado en perfecta calma. Aguas índigo del Océano Índico. Aguas verde jade del estrecho de Malaca. Paisajes para mí tan familiares, que apenas los miro, pero me gus tan hondamente. Llegamos a Penang al final de la tarde, bajo un cielo tormento so, cobre y tinta. Es la primera vez que he pod ido obs erva r cóm oda men te este luga r para disí aco. Con Leja y y dos ami gos belg as hem os reco rrid o en auto las bell as carr eter as roja s, entr e bos que s de coco tero s, cab aña s sob re pilo tes y gran des árbo les en sombrilla, cubiertos de flor púrpura, más apretadas que sobre un parterre. La noche llegó antes de lo que deseába mos. Aye r, esca la en Sing apu r, con pere grin ació n al Jard ín Botá nico, cen telleante de colores y poblado de monos en libertad. La caída de Jehol y la otra caíd a del dóla r es pos ible que mod ifiqu en sing ular men te mis plan es futuro s, pero confío en mi destino. 10 de mar zo ... Salimos mañana por la mañana de Saig ón. Esta noche, cena con el gobernador general Pasquier y conferencia a los saigoneses con Lejay. De buena gana no iría. Empieza a hacer calor, pero siempre me dejaré seducir por las flores, ¡y hay tantas aquí! Pekín, 26 de mar zo de 1933 Des de ante ayer esto y, por fin, en Pek ín. El fina l del viaj e no ha sido dive rtido : barc o vací o, asce nsió n hac ia el frío. .. Lo he abre viad o lo más pos ible : dos días en Sha ngá i, dos días en Tien sin. Aqu í me sien to al térm ino del viaje. ¿Qu é dec ir de la situ ació n gen eral ? Polí tica mente el país pare ce bastant e des con cert ado y muy divi dido . En Pek ín no se ven cam bios , salv o una ley mar cial que obli ga a enc erra rse en casa ante s de las onc e de la noc he (lo que me vien e divi nam ente ). Pero el tem or, prob able men te infund ado de que los japo nes es entr en en la ciud ad, asus ta a los pod eres . Las cole ccio nes de los mus eos han sido enc erra das en caja s y env iada s a las con cesi one s de Sha ngh ái.

(A Joseph Teilhard de Chardin) Tientsin, 5 de septiembre de 1936 El golp e de la mue rte de Guite me lleg ó amo rtig uad o por el hec ho de que ya se prev eía, y de que hac ía mes es que no tení a noti cias dire ctas suya s. Pero sien to que en mi vida se ha prod ucid o –o más bien en el mun do en torn o a mí– un vací o gran de del que cad a vez tend ré más con cien cia [...] El único modo de hacer tolerable la vida es amar y adorar lo que la anima y la dirige en el fondo. Invitado a participar en el symposium sobre el Early man (el hombre fósil), que deberá celebrarse en marzo de 1937 en Filad elfia, el p. Teilhard envía su adhesión, después de consultar a sus superiores y sabiéndoles conformes. Desde el punto de vista estrictamente personal, 1937 se me ofrece como un año pesado y complicado, y mi vida en general, como un peregrinaje sin fin. Pero claramente veo que sería por mi parte una infidelidad no tomar el bordón y no aceptar el régimen de sepa raciones perpetuas. Pekín, 23 de octubre de 1936 A pesar de todo, siempre el presente y el futuro humanos son en el fondo mi verdadera preocupación y mi interés verdadero. Desde este punto de vista , lamento a veces hallarme hundido en Extremo Oriente cuando la partida se está juga ndo en el Oes te. Lo que me sorp rend e es cóm o los acon teci mie ntos develan el fondo de las almas: no hay uno de mis corresponsales que no man ifies te con clar idad en sus cart as en qué sen tido se incl ina, si hac ia ade lante o hac ia atrá s. Se elig e. Para disim ular mi inacción , voy a inte ntar plasmar mis impresiones en unas pág inas que ofreceré a Etudes. Me parece que, por enc ima de las corr ientes con fusa s de la dem ocra cia que term ina, del com unis mo y de los fasc ismo s nac ient es, y tam bién de un viej o crist ianism o desa rraig ado, se pod ría agru par a los “ele gido s” que está n dec idid os a con stru ir la tier ra sob re las tres “col umn as” sigu ient es: univ ersa lism o, futu rism o y pers ona lism o. La con cen trac ión ya se ha real izad o entr e los fragmen tos de la religión que se roza n. En el sent ido del con flicto soci al se pod ría con side rar efic azm ente el prob lem a de los med ios técn icos más ade cua dos al fin que se dese a con segu ir. Esta convers ació n pue de pare cer una utop ía. No obs tant e, pare ce ser la con dici ón sine qua non de una superv iven cia de la hum anid ad. Aho ra bien , no me pare ce que la hum anid ad pue da pere cer

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Dos poemas Aurora

No es de sorprender

Nadia Escalante

Pedro Serrano

Los escuchaste mientras dormías, en la carretera hacia Tampico. Detuvieron el autobús de madrugada, lo desviaron de su ruta; no creíste en la premonición de que el sueño a veces amenaza El ruido blanco del monte, los somníferos que tomaste para el viaje los ocultaron en la niebla, pero escuchaste el contorno de sus voces, las líneas duras del metal permanecieron a tu lado. Te despertó una época en que es difícil regresar a casa hacia el norte por la carretera del Golfo. Las noches, antes, eran sólo eslabones viejos y oxidados, lentos para abrirse al día. Ahora te ha alcanzado lo real y se ha encadenado a tu sueño con argollas de voces, acentos familiares que ordenan descubrir rostros, contestar preguntas y abandonar el viaje. Uno tiene un solo sueño para resguardarse, pero ahora vigilan los caminos. Uno tiene un solo cuerpo a donde regresar en la vigilia. Un cuerpo oscuro y precario parecido a otros miles que han dado la cara, forzados, al ruido blanco del monte.

Una estrella en el animal dormido sube y baja. Colectiva como la respiración, la pesera, el tránsito opacado y criminal. —¿Dónde queda el culpable? Bajan y suben los bonos, los pagos, alzan el lomo hirsuto los asiduos a las comensalías, al jugo mismo, al caldo. —¿Dónde se cuece el mal? En el dedo índice sin melancolía, en las vísceras expuestas como pescado, en la amañada comezón de los pies de tales jueces, sudosos, sudokis, equis… Es de sorprender, dícese con sorpresa, cómo el escandalo, la voz alzada, los desgarros y las vestiduras, vienen de aquellos, los mal cocidos. —¿No éramos (o eran) entonces los predestinados? Sí, desde afuera visto el amasiato, el vituperio, el verbo inflado, la taimadura. Soplones. El cerdo sube como pez globo, goteando, escurridizo, votado. ¡Qué indiscretas maneras, el modo de hacer daño y salir como si nada! Nos lo propusimos, dicen. —¿Nos lo?... No hay cuadratura para este cúmulo virtual, para este círculo de grasa, química orgánica, asco. Una respiración se alza y renueva la manutención, la asistencia, el tú con el otro. Una respiración y las ganas de no ceder, de arrejuntar el caldo y el jugo y la grasa, y acercarla a los labios del desdén y darles de comer, ¡pitanza! y que se vayan.

Bajaron a dieciséis para dejarlos tirados sobre su propia sombra, lo supiste cuando en Tampico escuchaste las noticias.

en nuestro próximo número:

El nacimiento del melodrama y la muerte de la tragedia Gustavo Ogarrio Flannery O’Connor, la parábola y la escritura • El viandante y los escritores

La Jornada Semanal @JornadaSemanal jsemanal@jornada.com.mx


ARTE Y PENSAMIENTO ........

16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

Jair Cortés jair_cm@hotmail.com @jaircortes

Felipe Garrido

bitácora bifronte

MENTIRAS TRANSPARENTES Finezas Con algunos trabajos, logró asirse de un poste, al lado de la puerta, frente a mí, aunque un par de metros adelante. Alzó el rostro y sacudió la cabellera y siguió hablando con sus compañeras –habían subido en tropel– y en un momento cruzamos las miradas. Me escurrí entre los pasajeros y me sentí afortunado, pues pude acercarme lo suficiente para contemplarla. Cuerpo ondulante, faz blanca, cabello oscuro. Le hablé en secreto. Le dije Luna de nácar, Botón de rosa, Brillo de escarcha. La imaginé iniciada en refinamientos eróticos. La vi en el corazón de la noche, prodigándome las caricias del ritual de los sufíes... Una túnica color de aguamarina cubría su cuerpo, que empezaba a codiciar. Sentí un ansia vehemente de morder sus labios, de calmar en su boca el ardor que me consumía. Bajó en Portales, con sus amigas. Alcancé a aspirar su perfume y la seguí vorazmente con los ojos. Escuché su risa y su voz. Le dijo, no sé a quién, Ya, wei, no mames •

Rogelio Guedea rguedea@hotmail.com @rogelioguedea

AL VUELO Homenaje a Coetzee Día triste, aunque canten los pájaros y salga, allá detrás de la montaña, un sol redondo. He perdido la exigua correspondencia que atesoraba con Coetzee. Cinco o seis correos electrónicos que no tuve la prudencia de imprimir, siquiera. Mi cercanía con él no sólo es estética, sino, más aún, cabalística. Él publicó su primera novela, Desgracia, en 1974, el mismo año de mi nacimiento, cuando Coetzee tenía treinta y cuatro años. Desgracia es una novela de la violencia, pero también de la solidaridad. Yo publiqué mi primera novela, Conducir un tráiler, en 2008, con igual edad, una novela también sobre la violencia y la solidaridad. Este simple hecho, para muchos sin importancia, era para mí un sostén, materializado en esa exigua correspondencia con Coetzee, quien, en una de ellas, me había deslizado la promesa de venir a Otago a dar un par de conferencias. Ahora todo está perdido, sepultado en uno de los tantos cementerios que hemos construido en la virtualidad. Para que no duela, voy a convencerme, en los próximos días, de que todo fue una mentira, incluso ésa de que yo nací en 1974 •

Wikipedia: menos lectores, más escribas

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odría pensarse que internet es la realización virtual que imaginó Borges en uno de sus más famosos cuentos,“La biblioteca de Babel”: “Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera.” Sin embargo, conforme pasan los años y una legión de cibernautas da forma a ese universo virtual, internet ha pasado de ser una fuente inagotable de información y conocimiento confiable, a un espacio de caos y confusión en el que se da un fenómeno parecido al que se suscita en el cuento de Julio Cortázar,“Fin del mundo del fin”, en donde los lectores comienzan a extinguirse para dar paso a los escribas, quienes escriben sobre lo ya escrito, muchas veces deformándolo, enriqueciéndolo, corrigiéndolo, colmándolo de erratas o cambiando totalmente su sentido: “Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas.” Las veinticuatro horas del día se está “escribiendo y reescribiendo” nuestro mundo, los lectores son muy pocos en comparación con los infinitos escribas que saturan internet desde todas las opciones posibles: redes sociales, blogs o páginas web. Cada vez más, se pone en duda la veracidad de los contenidos encontrados en la red, el ejercicio del copy-paste y la paráfrasis de éste se convierten peligrosamente en “interpretaciones” apresuradas, en nuevas versiones de la realidad. Como ejemplo, Wikipedia, en donde cada artículo es cargado de información (verídica o falsa) vertida por una “colectividad” de autores que se escudan en el anonimato y cuya información se reproduce, al infinito, con sus respectivas mutaciones de contenido y forma. ¿Quiénes consultan Wikipedia? Millones de personas que, por pereza o ignorancia, no buscan aprender sino tener acceso a información de manera rápida, aunque terminen por sacrificar años o siglos de investigación. “Wikipedia la hacemos todos”, podrían responder los defensores de este servicio, pero ni somos todos ni quienes la administran o fungen como voluntarios son especialistas en los temas que se abordan, y existe un infinito número de errores en sus artículos que, aunque fuesen corregidos, ya han sido reproducidos una y otra vez en otros sitios de la red e incluso publicados de manera impresa. Tanto Borges como Cortázar imaginaron universos bibliográficos físicos; sin embargo, la proyección virtual de sus imaginarios se ha convertido en una incontrolable ola de datos que amenaza con cambiar la forma en la que percibimos y traducimos al mundo, pues es innegable que a cada minuto hay más escribas que lectores, más gente hablando que tratando de escuchar •

Disuasión de un crimen

Stelios Yeranis

¿La mato? Y qué hermosa –Dios mío– es desnuda como un amanecer en mi cama. Cuando levanto el cuchillo y cae el sol en el metal me distraigo y admiro los reflejos Pero he decidido matarla. ¡Oh! los juegos de la luz con mi espada cómo me hacen oscilar en las olas para que un crimen –el único de mi vida– no pueda cometer.

Stelios Yeranis (Atenas, 1920-1993) es el seudónimo de Stelios Panayotópoulos. Es originario de Nueva Éfeso, en Asia Menor. Trabajó como auxiliar de contador, periodista y agente de aduanas. Es autor de once libros de poesía y del libro La poesía de Nikiforos Bretakos (1952). Fue editor y director de la revista Musa Neohelénica. Con su seudónimo estuvo al cuidado de la revista Ruta, fue jefe de redacción del periódico Guardián de la Democracia (El Pireo), y Filología, y miembro de la mesa de redacción del diario El Periódico de los Poetas, entre otras actividades editoriales. En 1975 recibió el Segundo Premio Estatal de Poesía. Fue miembro de la Sociedad Nacional de Escritores Griegos y presidente de la Sociedad de Artes y Letras de El Pireo. Véase La Jornada Semanal, núm. 907, 22/ vii /2012 Versión de Francisco Torres Córdova

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........ ARTE Y PENSAMIENTO

Jornada Semanal • Número 1067 • 16 de agosto de 2015

Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain

LA OTRA ESCENA

Daniel Serrano, creación y recepción crítica

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ACE CASI QUINCE AÑOS, Daniel Serrano recibió uno de los reconocimientos mayores por su calidad de dramaturgo. A fines de abril de 2001, fue a un Taller de Teatro en Mexicali al que asistieron “trece teatreros de Mexicali, Tijuana y Ensenada” durante dos días. Esos trece eran comandados espiritualmente por Ángel Norzagaray, que tenía Mexicali a secas y había promovido que en el teatro del imss se realizara un taller con Vicente Leñero, quien se refirió con gran humildad a sí mismo como un afortunado por la oportunidad de conocer lo que se hacía en ese confín. Algunos de ellos han destacado con puestas en escena y ediciones; por ejemplo, Bárbara Colio y Virginia Hernández. Entonces Leñero dijo y escribió: “Serrano es un experimentado teatrero tijuanense. Director, promotor, dramaturgo sobre todo, sus obras parecen surgir, más que de su cabeza, de un excelente oído para el lenguaje coloquial que invoca tramas aparentemente sencillas en su planteamiento pero derivadas luego, a fuerza de giros y vueltas de tuerca, hacia la expresión de un mundo sórdido, doloroso, inevitablemente pesimista. Teatro de situación el suyo, necesita de muy poco para extraer de una simple reunión, de un simple encuentro, una crisis siempre inesperada.” Leñero caracterizó, con su gran intuición y experiencia de maestro, algunos de los rasgos definitivos de ese teatro demoledor que reconcilia con la imaginación y explica de qué está hecha esa sustancia combinada de fe y fantasía que sostiene a personajes a punto precisamente de la demolición. Entonces, Leñero se refería fundamentalmente a una obra que prologó después: La conquista del gordo, que define la “redondez” y la eficacia de sus tramas.

Gabriel Trujillo Muñoz (La gran Bonanza, Crónica del teatro en Baja California 1856-2006, serie conmemorativa del 50 aniversario de la uabc en coedición con Miguel Ángel Porrúa) documentó ese paso de Leñero, y su lectura le da una interpretación a su impacto, que por fortuna queda inscrito más en una historia cultural que en un anecdotario de comensales que cruzaron un restaurante afamado por la moda, donde firmaron sus fotos. Trujillo Muñoz documenta que el paso de Leñero por el caen produjo dos antologías, una de textos de futbol titulada Once en la cancha (2002), con textos breves de trece autores; la otra es Al límite, antología de la dramaturgia bajacaliforniana (2002), de Olga Harmony, que como ella misma anotó el 9 de enero de 2003 en La Jornada, Tijuana no es sólo narcotráfico y maquila, aludiendo a la riqueza de la producción artística de la región.

Allí recoge La ruta de las abejas, una historia conmovedora de indocumentados escrita por Serrano. El viaje de los cantores, de Hugo Salcedo, premiada y conocida, es una estación en esa indagación permanente sobre el destino de los migrantes No es muy prolífica la recepción crítica de la obra de Serrano, aunque para un investigador atento, a lo largo de los últimos doce años hay señales claras de un talento emergente. Si bien las valoraciones sobre su trabajo son positivas, entran en un conjunto de adjetivaciones: en una pequeña nota se reseñan quince puestas en escena, como lo ha hecho Olga Harmony con las Muestras Nacionales de Teatro, que trataba de cubrir de manera exhaustiva pero apenas alcanzaba a dirigir dos o cuatro líneas a los trabajos más destacados, lo cual era a todas luces insuficiente, aunque atinado para llamar la atención sobre artistas descollantes. Así fue al referirse a Daniel como dramaturgo con El cazador de gringos, que dirigió Ángel Norzagaray y se presentó en la Muestra de 2009. En la del año siguiente vuelve a referirse a Serrano pero ahora como director, pues montó El hombre sin adjetivos, de Mario Cantú, “cuya inane sustancia no pudo ser salvada por la imaginativa dirección del tijuanense Daniel Serrano”. Una década después se visibiliza la obra de Serrano. En Roma al final de la vía, Olga Harmony se refiere a él como “el importante dramaturgo tijuanense que no es lo suficientemente conocido en estos pagos por culpa de la tremenda centralización cultural que padecemos, y quien la escribió originalmente para las actrices, también de Sonora, Emma Miorin y Eva Audelio”. Norma Angélica y Julieta Ortiz, bajo la dirección de Alberto Lomnitz, tuvieron un teatro lleno (“quizás se deba a las recomendaciones de boca a boca”, escribió Harmony). En Dramared hay otras aproximaciones que también muestran un proceso de focalización lento, con al menos quince años de rezago crítico •

Escena de El hombre sin adjetivos

Alonso Arreola @LabAlonso

En esta puta ciudad

F

ITO PÁEZ, NOTABLE DE la música argentina, está sentado al piano en la cabina de w Radio del Distrito Federal. Es 4 de agosto de 2015. A su lado, visiblemente excitado y frente a un micrófono, el músico y escritor mexicano Fernando Rivera Calderón revisa una hoja de papel magullado. Han pasado cien horas desde la masacre en la colonia Narvarte cuando ambos se lanzan sobre una canción clásica en el repertorio de Páez, “Ciudad de pobres corazones”, que originalmente comienza así: “En esta puta ciudad, todo se incendia y se va.” Sin embargo, para el encuentro entre ellos los versos se han transformado: “En esta puta ciudad, te matan, luego se van.” Un cambio que no tomará por sorpresa a quienes conozcan la juglaría política de Fernando en el programa radiofónico El Weso, pero que sí sorprenderá a quienes no imaginaban a un Fito tan solidario. Avanzando en la reescritura coyuntural y sardónica de la nueva letra, cabalgando su bien conocida melodía, Rivera Calderón respeta la frase que sigue,“matan a pobres corazones” (aunque su sentido ya es otro) y luego recompone: “En esta sucia ciudad, te mancha la impunidad, y ya sabemos las razones”, mientras la original dice: “En esta sucia ciudad, no hay que seguir ni parar, ciudad de locos corazones.” Después, ambas versiones dejan el “no quiero salir a fumar”, pero donde la argentina decía: “No quiero salir a la calle con vos. No quiero empezar a pensar quién puso la yerba en el viejo cajón”, la mexicana señala: “No quiero leer la noticia atroz. No quiero empezar a pensar quién hizo callar nuevamente una voz.” Llegando al momento más ácido, allí donde Fito sondeaba

BEMOL SOSTENIDO

inestabilidades mentales al son de “buen día al Lexotanil, buen día señora, buen día doctor. Maldito sea tu amor, tu inmenso reino y tu ansiado dolor”, Fernando se lanza a fondo: “Buen día señor presidente, buen día Javier Duarte, buen día procurador. Maldito sea el horror, tu inmenso reino y tu ansiado dolor.” Para este momento, lectora, lector, esperamos se note lo apreciable de la situación: un compositor sudamericano ha permitido que uno mexicano, en acto fraternal, transforme una de sus canciones más conocidas (búsquela en Youtube). No sólo confía sino que además comparte un sentimiento elemental en quienes han sufrido injusticias y desapariciones; en quienes no desean regímenes que cobijan la muerte de pobres corazones. Así que donde Fito protestaba:“¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué es lo que quieres saber? No me verás arrodillado”. Fernando prefirió: “¿Qué es lo que quieren aquí? ¿Qué es lo que nos ha hecho el pri? No nos verán arrodillados.” Donde uno clamaba: “Dicen que ya no soy yo, que estoy más loco que ayer”, el otro terminó:“Dicen que ya no soy yo, cada que muere alguien más. Me estoy cayendo a pedazos. Voy a salir a marchar y voy a exigir levantando la voz. No quiero empezar a pensar que estamos acostumbrándonos.”

Pionero de la sátira musical y autor de miles –literalmente– de piezas que se alimentan de noticias relevantes, Fernando no es el único que ha intentado la comedia desde la canción hecha al vapor o que, siendo famosa, se ve líricamente tergiversada. También se puede buscar en las redes lo hecho por Susana San José y Mauricio Díaz el Hueso para el noticiero de Cadena Tres (La canción del momento), así como los ligeros devaneos de Los Tres Tristes Tigres. Dicho eso, empero, el caso de Rivera Calderón acompañado por Fito Páez nos parece insoslayable, difícil de repetirse con autores –extranjeros o no– que prefieren mantenerse al margen de la historia para no arriesgar sus canonjías y prebendas. Finalmente diremos que Fito estaba en México promocionando un disco próximo a salir, De locura total, escrito junto al cantautor brasileño Paulinho Moska. Con uno al piano y el otro en la guitarra, acompañados por músicos de la talla de Marco Susano (percusiones) y Néstor Marconi (bandoneón), el trabajo fue grabado en Buenos Aires, Río de Janeiro y Miami. Según dijeron en distintas entrevistas, es el primer álbum popular folclórico hecho tanto en español como en portugués (edición para Brasil) que ve en el portuñol –la “debilidad” de uno cantando en la lengua del otro– un abrazo entre países que deberían compartir más historias y coincidencias. Estamos de acuerdo. Aquí parte de su letra, tan pertinente: “Cuando en la vida te perdés y te despiertas al revés, cuando comienza a oscurecer por la mañana, vos tenés que sobrevivir. Afuera, la calle a resistir, vamos a caminar, mi amor, sé que lo necesitas.” Ya escucharemos el resto de los temas. Mientras tanto, aplauso a Fito Páez por acercarse al dolor de ésta, nuestra puta ciudad. #JusticiaParaL xs 5. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •


ARTE Y PENSAMIENTO ........

16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

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Jorge Moch Verónica Murguía

Control de daños

“E

E

L INFIERNO SON LOS otros”, afirmaba Jean Paul Sartre. En este momento me parece que tenía razón: el infierno son los otros, sobre todo aquellos que detentan el poder. Ya sea el poder político, en muchos casos obtenido con trampas, o el poder de las armas. Y quienes andan armados, lo mismo da si están de uno u otro lado de la ley. Usan la fuerza como conviene a sus intereses y la vida ajena no les importa. Jamás me he sentido especialmente orgullosa de México, con la excepción de la comida. Aborrezco el patrioterismo, la apatía, la misoginia, el machismo y todos esos defectos que, por algún motivo que se me escapa, se han convertido en parte de la caricatura que malamente nos representa. Según esta imagen, perpetuada por algunos publicistas, el mexicano es valentón –“¡Ándele, sea hombrecito!” rezaba un comercial reciente– y parrandero.Según esos mismos comerciales y las telenovelas, la mujer mexicana es una versión juvenil, “moderna” y “divertida” de la gemebunda heroína de las películas con las que crecimos. Desde niña esos dos estereotipos me parecen amenazantes y ridículos, pero a pesar del tiempo y los cambios del mundo, andan por ahí. Son parte del infierno, la parte indiferente que sólo se mira el ombligo mientras el país se hace pedazos. Hay una franja de la sociedad que se siente a salvo de lo que pasa. Creen que a ellos nos les sucederá nada. Son los que celebran las “hazañas” del narco, o que en el otro extremo del espectro llaman “revoltosos” a quienes se manifiestan. Son los que buscan razones para culpar a las víctimas de los crímenes, quienes manchan las memorias de los periodistas y activistas muertos, estudiantes, niñas de secundaria y migrantes. No me parece casualidad que un ser tan esperpéntico como Laura Bozzo se vanaglorie de su recién adquirida mexicanidad. Se ha de sentir como pez en el agua. Dice, vociferando que “México le devolvió la vida”. Me imagino. Si México fuera un señor –guapo, nomás hace falta ver una foto de Cozumel– ya me habría divorciado de él por incompatibilidad de caracteres. Y habría solicitado la custodia de todos los mexicanos que asistimos aterrados al espectáculo de la corrupción y la impunidad de quienes dizque gobiernan. No soy malinchista, pero estoy muy enojada, asqueada. Me dan ganas de que cada uno de los que no estamos de acuerdo con la violencia que el Estado ejerce o deja impune, salgamos, tomemos un pedazo de cartón y que a una formemos un letrero de ésos como los de las Olimpiadas de Moscú en 1980. Que diga sos-gobierno corrupto e ineficienteperiodistas en peligro-activistas en peligro-recursos naturales en peligro-país

en peligro. Dicho letrero sería visible desde la estratósfera. Todos los que usan Google Maps lo verían. Sería viral en el mundo. A qué le tiro cuando sueño, ¿verdad? No sé qué se necesita para que un gobernador sea depuesto. Mientras están en el poder se portan como sátrapas, hostigando hasta la muerte a periodistas, activistas, opositores. Lavan dinero, roban del erario. Protegen pederastas (Mario Marín); se construyen presas para ellos solitos (Guillermo Padrés Elías); endeudan a su estado (Humberto Moreira); se emborrachan y presumen de cuánto han robado y cuántos pares de zapatos tienen (Andrés Granier Melo); reprimen, hostigan, son cómplices de las muertes de indocumentados a manos de autoridades migratorias y se burlan de sus gobernados (Ulises Ruiz), etcétera. El etcétera comprende a representantes del pri, pan y prd . Se me olvida. Un gobernador fue obligado, a pesar del apoyo de su partido, a tomar licencia. Obligado por la opinión pública y por la prensa que hace su trabajo a pesar del peligro, Ángel Heladio Aguirre se fue. Cada uno de lo que marchamos por los estudiantes, tenemos algo que ver en ese resultado. No es lo mismo un millón de tweets pidiendo justicia por Nadia Vera, Rubén Espinoza, Yesenia Quiroz, Olivia Alejandra Negrete y Nicole, que un millón de ciudadanos en la calle exigiendo que se castigue a los culpables. Cuando la matanza de Charlie Hebdo salieron ¡cuatro millones! de franceses a las calles. Esa fue una toma de postura nacional más tajante que cualquier declaración del gobierno. Salgamos a la calle. Francia tiene 64 millones de habitantes. Nosotros somos casi 120 millones. El infierno son los asesinos. Pero los demás, los que no avalamos la violencia, somos, como dijo el poeta James Baldwin,“la única esperanza del otro” •

LAS RAYAS DE LA CEBRA

SOS

L SISTEMA POLÍTICO MEXICANO es tan corrupto y prevaricador que ha logrado convertir a no pocos periodistas en burdos corifeos de propaganda gobiernista. El periodismo en muchos lugares (y en multitud de planos y dimensiones del rejuego político) se ha convertido no en la búsqueda y democratización de la información relevante, sino en operación de control de daños mediático que le limpie la jeta a una cáfila de déspotas. El principal cliente de una operación de control de daños en medios es desde luego el presidente de la República y su proverbial, reiterada torpeza, famosa desde que era un gris candidato sin lecturas relevantes, pero también las solicitan alcaldes, diputados, secretarios de Estado, senadores y desde luego ese club de la élite criminal que alberga a no pocos gobernadores en

las capitales del interior, replicándose luego al nivel estatal y municipal proporcionales corresponsalías de diputados locales o simples síndicos. Políticos “pequeños” serán socorridos por medios pequeños, de ámbito e influencia locales; el tiraje o la cobertura son proporcionales a la relevancia del puesto público y al parecer siempre un politicastro ratero o simplemente descolocado tendrá a mano el recurso limpiador y cosmético de un periodista traidor. Traidor al oficio, a la justificación esencial de la existencia de cualquier medio de comunicación y sobre todo traidor al público. Por eso era tan importante rescatar el quehacer de una periodista crítica, de alta incidencia por la amplitud de su audiencia, como Carmen Aristegui. Por eso es imprescindible elevar la voz cuando un periodista, precisamente porque es la naturaleza de su trabajo ser incómodo al poder, es amenazado, hostigado, agredido o en el peor de los casos “levantado”, desaparecido o asesinado. Como en Veracruz, pero también como en casi todo el territorio nacional. Los ataques a la prensa crítica se multiplican por todos lados, desde Cancún hasta Tijuana. Siempre ha existido la prensa oportunista cerca de la ubre oficial (recuérdese el trato a medios –y la requisa del berrinchudo Luis Echeverría o los favores privatizadores del salinato a la parentela del sátrapa) pero es en últimos años cuando una mezcla de intimidación, coerción o simple compra de conciencias ha pervertido el sentido de operar de muchos medios, al grado de imponerse un cerco de autocensura tristemente operada desde dentro de esos medios. Precisamente porque de facto algunos medios, o más bien debo decir ciertos medios específicos, como las televisoras, pero más que nadie Televisa, se han arrogado com-

petencias gubernamentales. Mientras tanto, las oficinas federales y estatales de “comunicación social” suelen quedar reducidas a meras gestorías de nómina para periodistas, directivos y oportunos columnistas golpeadores o analistas a modo que han trucado la dignidad y el prestigio, donde lo hubo, por el pragmático jugo del cochupo. Acabo de ver parte de la conferencia de prensa que el lunes 10 por la mañana dio el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, a quien tanto se señala por la muerte de periodistas en su estado. La verborrea justificante de su discurso es tardía. O sea que además de la estridente y onerosa simulación en términos de resultados de las investigaciones policíacas de los crímenes de algunos de esos periodistas caídos, la campaña de control de daños ya es insuficiente. Pero lógicamente, desde la perspec tiva del rechoncho mandamás veracruzano, muy necesaria para paliar en algo la impepinable campaña de desprestigio en que no los medios ni las redes sociales, sino la inepcia y la corrupción de su propio gobierno, lo mantienen en baño constante de vituperios, convertido en receptáculo ideal de la furia colectiva y la sed de venganza. En realidad, a Duarte le importa un pepino su particular camposanto periodístico: lo que para gente como él está en juego es conseguir abandonar el poder sin tener que devolver algo al erario o, en un utópico extremo imposible en el País de la Impunidad, hacer mutis sin terminar en chirona. Primero tratará, como si lo rezara un canon, de aparentar que se trabaja en esclarecer los terribles (y sonados) crímenes contra periodistas en su estado. Si eso no funciona, pronto veremos que ruedan cabezas. Porque el otro subproducto de la política mexicana es precisamente el del cordero propicio: ahí vienen los chivos expiatorios… •

CABEZALCUBO

tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch


........ ARTE Y PENSAMIENTO

Jornada Semanal • Número 1067 • 16 de agosto de 2015

Luis Tovar

La enseñanza de la tragedia

Teoría del desencanto

S

D

I ALGO CARACTERIZA A la tragedia griega, además de ser la expresión del sobrepasamiento de los límites en los que lo humano debe vivir –la tragedia es hija de la desmesura–, tiene, además, un sesgo no sólo de protesta, sino de catarsis política capaz de transformar el orden social. Las troyanas (415), de Eurípides, por ejemplo, tenían, como nos lo muestra Georges Steiner, la capacidad no sólo de denunciar y reprobar las atrocidades que los atenienses harían en Melos (416), sino de cambiar con el tiempo la lógica depredadora que había acompañado siempre a los vencedores. Lo mismo sucede con Antígona (442), de Sófocles. La historia tiene que ver, como siempre, con la desmesura: Etéocles y Polinices, los dos hijos de Edipo, habían muerto en mutuo fratricidio. El primero había defendido la ciudad de Tebas ante el embate de Polinices que reclamaba, como habían pactado, su turno de gobernarla. Antígona inicia con Creonte que ha restaurado el orden de la ciudad y ha dispuesto las honras fúnebres para Etéocles, defensor de Tebas, y la putrefacción del cuerpo de Polinices el traidor. Antígona se opone y, contraviniendo la ley, entierra a su hermano. El conflicto que a partir de entonces surge entre ella y Creonte se da, como lo señala José Ángel Valente, entre la ética y la ley de la ciudad, es decir, entre el lenguaje poético, que va a la sustancia de las cosas y busca recomponer la desmesura del doble fratricidio, y la unilateralidad ciega y persistente del orden del poder que se basa en la exclusión y la repetición constante de su ritual. En nombre de él, Creonte condena a muerte a Antígona. Necesita destruirla, dice Valente, “porque [ella] va destruir la ley” como Polinices quería hacerlo al querer asaltar Tebas. Para Creonte, que en esa condena expresa la totalización de lo político, “la inflación del Estado, el chantaje del orden, la noción falaz del orden que detiene y degrada la historia”, Antígona “es la aberración peligrosa del espíritu, una manifestación de la conciencia libre del hombre en la materia de la historia”. Una presencia que, en su feminidad y su discurso, pretende destruir la armonía que –es la lógica del Estado– debe haber entre el poder y su expresión inamovible. “En cierto modo, al oponerse a la ley de la ciudad, [Antígona] se opone a una forma ya revelada del dios” o, mejor, se opone a una revelación de dios petrificada en ideología. Por lo mismo, trae consigo una revivificación del misterio que le devuelve su insondable vitalidad en la presencia de una proporción: todo ser humano tiene en su humanidad el derecho a ser honrado y amado. “Yo –dice Antígona a Creonte– no estoy hecha para compartir el odio, sino el amor.” Por encima de una revelación anquilosada –continúa Antígona en un lenguaje que podía aprobar la mística– están las leyes no escritas, inquebrantables de los dioses, cuyo poder no es de hoy, ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe desde qué luz resplandece”. Hölderlin, nos recuerda Valente, en sus “Observaciones sobre Antígona”, la llama, por lo mismo, antitheos (“semejante a un dios”), que para Hölderlin quiere decir: “el que, en el sentido de Dios mismo, actúa como contra Dios”. Su condena, que continúa la desmesura y, por lo mismo, la tragedia (el hijo de Creonte, Hemón, prometido de Antígona, a pesar de que Tiresias ha logrado revocar la sentencia de Creonte, después de atentar contra su padre se suicida al en-

terarse de que ella también se ha suicidado en la cueva en la que ha sido encerrada; Eurídice, la esposa de Creonte, hace lo mismo al conocer la muerte de su hijo), devela, al mismo tiempo, no sólo “la naturaleza impositiva de los establecido, la reducción de la ley al mero plano de la eficacia” (Valente), sino también la forma de lo humano olvidada y despreciada por el poder. La fuerza poética de la tragedia tenía todavía la capacidad de cimbrar el lenguaje petrificado de la institucionalización del poder, su cristalización en ideología, dentro de la plaza pública. Esa fuerza hoy sólo surge, a veces, en las márgenes de la ciudad de tragedias inmensas e insondables que rebasan a la misma ley. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado, a Mario Luna y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, boicotear las elecciones y devolverle su programa a Carmen Aristegui •

Viñeta de Juan Puga

IRIGIDA POR JAIME ROSALES y coescrita por él mismo en compañía de Enric Rufas, Hermosa juventud (España-Francia, 2014) es otro buen ejemplo de cierta postura argumental fílmica europea que parece apuntar hacia lo que indica el título de estas líneas, de la cual otro ejemplo es Stokholm, aquí abordada recientemente. De modo paralelo a esta última, Hermosa juventud tiene como protagonista a una joven pareja heterosexual pero, a diferencia de aquélla, la cinta de Rosales no propone la fugacidad como sustrato de la vida cotidiana; por el contrario, aquí el meollo radica en la constancia o, quizá mejor dicho, en la tozudez no ilustrada, es decir desprovista de las herramientas necesarias para que la vida sea acto y no sólo potencia, de ciertos deseos, aspiraciones y planes. ¿Cuáles? Los más “normales”, si son vistos desde la perspectiva occidental contemporánea: en la primera escena del

filme, que pareciera un absoluto cliché romántico pero muy pronto revelará su carácter hábilmente tramposo, él habla de las cosas que quiere tener en el futuro: una casa enorme, un Ferrari, etcétera, todo lo cual habrá de suceder “cuando tenga mucho dinero”. Acto seguido, y provisto de un ritmo narrativo admirable en su capacidad para ir poco a poco deshojando los pétalos de una realidad bastante menos rosa de lo que postulaba esa primera escena de visos romántico-bucólicos, el filme se muestra inclemente a la hora de dictar la suerte de sus protagonistas, haciendo que todo gire en torno a eso con lo cual en realidad él sueña y ella requiere, y también al revés: dinero. No es ambición, empero, lo que padece la pareja; no es que ya tengan pero quieran más, sino simplemente que su nivel socioeconómico –o su clase social, para emplear ese concepto que el neoliberalismo ha venido encargándose de borrar por inadecuado para su encumbramiento como ideología dominante– condiciona, en términos absolutos, tanto la naturaleza como el alcance de esos sueños, requerimientos, deseos, planes y aspiraciones. Para seguir diciéndolo con expresiones de forzado anacronismo, lo que se plantean ellos no es formar una familia, realizarse como personas y como pareja, mucho menos ser felices; el entorno sociocultural en el que les ha tocado desenvolverse no les permite articular un discurso de esas características, y aunque tal vez se trate de anhelos subyacentes, en la superficie, que es el único plano en donde ellos son capaces de desenvolverse con habilidad apenas mediana, todo se traduce o más bien se reduce a tener o no tener recursos económicos. La que Rosales retrata, por consiguiente, es una clase media cada vez más pauperizada, ésa a la que hace algunos años, cuando España se incor-

poró a la Comunidad Económica Europea, más tarde elevada a Unión Europea, el gobierno local le prometió una bonanza larga y sin sobresaltos, exactamente del mismo modo en el que, hace veintiún años, el neoliberalismo a la mexicana nos aseguró que con el Tratado de Libre Comercio la abundancia de bienes materiales, y con ello una supuesta felicidad absoluta, estaba a la vuelta de la esquina. Una diferencia de grados, no de características, es la única que se aprecia al comparar ambos fenómenos: a la protagonista de Hermosa juventud le da por pensar que sólo yéndose a vivir a Alemania podrá obtener al menos algo de lo que desea, como le sucede a las decenas de miles de mexicanos que buscan irse a Estados Unidos, o a los africanos que intentan llegar a Europa. El punto álgido, de suyo cruel, es que en más de un sentido todos los que migran tienen razón, pues en donde viven jamás podrán cambiar el estado de su propia vida. En donde no aciertan es en la sempiternamente inalcanzable consecución de sus anhelos puesto que, todo lo más, el desplazamiento dará como resultado la supervivencia, de modo que a fin de cuentas es lo mismo España que Alemania que México que Estados Unidos o cualquier otro país: así lo demuestra él, que prefiere quedarse en España, pero también ella, que hará en Hamburgo más o menos lo mismo que hacía en Madrid. Las derivaciones específicas de ese desencanto, el modo de enfrentarlo y las consecuencias que dicho gesto del alma provoca en el ánimo de toda una generación, componen la materia de Hermosa juventud, filme de título claramente irónico, alejado de cualquier tipo de concesiones argumentales, cuya estética y resolución formal se corresponde bien con el carácter de sus personajes pero, sobre todo, con la atmósfera que los envuelve •

CINEXCUSAS

@luistovars

Javier Sicilia

CASA SOSEGADA

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ENSAYO

N

o hay devoto más necio que un ateo recalcitrante. Y viceversa. El uno piensa que el peaje al reino de Dios es negociable. El otro cree que negar su existencia es más fácil que pasar por el ojo de la aguja. El primero enaltece lo intangible, el alma, lo espiritual. El segundo, lo concreto, el cuerpo, lo material. Flojera de mollera que, en ambos, doblegan los atributos (¿divinos?) de su razón. Pero en el siglo pasado vivió Pierre Teilhard de Chardin (1885-1955), jesuita, científico (paleontólogo) y filósofo notable que, por su cuenta, planteó en el seno de la Iglesia superar el dogma de los soldados de Loyola. Que desde el Concilio de Trento (1541-1563) enfrentaban a los protestantes con el rancio pensamiento de Agustín de Hipona: Dios y el alma. Nada más. Formado en la inescrutable Compañía de Jesús (aunque tomando distancia de ella cuando la razón lo exigía), Teilhard de Chardin contribuyó a superar el dilema que atenazaba a millones de católicos: ¿era posible renovar la fe, y pensar sin obstinación? Sin querer, él sintonizaba con el satírico, influyente y católico escritor inglés g . k . Chesterton, quien decía que las ideas cristianas se habían vuelto locas. En todo caso, y como bien el marxista y politólogo argentino Rodolfo Puiggrós (1906-80), las ideas cristianas “ya estaban locas al quebrarse la unidad teológica de la alta Edad Media (desde la caída del imperio romano en 476, hasta inicios del siglo x i ), cuando la enajenación religiosa embargaba la totalidad de la conciencia del hombre, y no han recuperado su original correspondencia con la realidad social” ( Juan xxiii y la tradición de la Iglesia, Ed. Jorge Álvarez, Buenos Aires). Amurallada en los viejos dogmas, la Iglesia condenó a Teilhard de Chardin. Le impidió el acceso a cátedras y le prohibió escribir sobre filosofía. Dos años después de su muerte, el Santo Oficio decretó: “Sus libros deben ser retirados de las bibliotecas de los seminarios y de las instituciones religiosas, no se los debe vender en las librerías católicas, y no deben traducirse a otros idiomas.” Fue en vano. Los libros de Teilhard de Chardin no permanecieron quietos en los estantes. Tenían alas como los de Abelardo, dice Puiggrós. Así, la Iglesia no pudo evitar que “monjes, clérigos, feligreses, creyentes, ateos, buscaran en

16 de agosto de 2015 • Número 1067 • Jornada Semanal

el pensamiento del sabio jesuita respuestas a un mundo en crisis” (id. ant.). Entre ellos, Angelo Giuseppe Roncalli, luego Juan xxiii (1958-1963). Y uno más: el joven seminarista y técnico químico de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, a quien por un pelito de diferencia el Colegio Cardenalicio eligió Papa el 13 de marzo de 2013. Imposible asegurar que Bergoglio (luego Francisco), llegó al trono de Pedro gracias a su lectura de Teilhard de Chardin. No obstante, en Ilustración de Juan Gabriel Puga

“Las ideas cristianas se han vuelto locas”

De Teilhard a Francisco José Steinsleger

poco más de dos años parecería que su pensamiento sintoniza con las ideas del jesuita francés, en el sentido de que los hombres avanzan por etapas contradictorias. Y que si al orbe católico le interesa renovarse, debe comprender lo que sucede en el mundo, e ir al encuentro de las aspiraciones revolucionarias de las masas. Hijo legítimo de América, bien sabe Francisco que “la doctrina de la Conquista fue elaborada por los teólogos juristas españoles durante la crisis religiosa que dividió a los europeos en reformistas y contrarreformistas. Crisis que reflejaba la descomposición del sistema feudal y estimuló las tendencias hacia la monarquía absoluta, en desmedro del poder de los señores y con ventajas para la incipiente burguesía” (Puiggrós). Francisco está demostrando que la Iglesia se halla en una encrucijada: se renueva o muere. No es casual, entonces, que su evangelio incomode a los cardenales conspiradores d e l Va t i c a n o , q u e q u i e r e n h a c e r una nueva Santa Alianza guerrera y oscurantista, e incendiar el mundo en defensa de mezquinos privilegios con la única finalidad de la ganancia acumulativa. Dijo Teilhard de Chardin en El fenómeno humano (1950): El hombre se perfecciona por medio de su mayor capacidad de reflexión, mas no ya por la reflexión de un individuo sobre sí mismo, sino de millones de reflexiones que se buscan y se refuerzan. De ahí las estimulantes palabras que en días pasados Francisco dirigió a los movimientos sociales en Bolivia: “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está, fundamentalmente, en manos de los pueblos.” Resulta poco serio, por consiguiente, atribuir pontificados como los de Juan xxiii o Francisco a maniobras especulativas de la Iglesia para prolongar la vigencia de una institución con mil 500 años de existencia. En Francisco, los pueblos oprimidos encontraron a un nuevo y formidable aliado. Por ello, sus enemigos también son los nuestros: la mitad del Vaticano, el one per cent que posee las riquezas del mundo, y los devotos o ateos de pacotilla que, sintiéndose depositarios de la verdad absoluta o escudándose en el derecho a pensar distinto, practican la deshonestidad intelectual •

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