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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 21 de septiembre de 2014 ■ Núm. 1020 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

¿Quién le teme a Sigmund Freud? (a 75 años de su muerte) Antonio Valle

NicaNor Parra, un siglo de humor Las Crónicas parisienses de alfoNso reyes Cartas de JuaN de la cabada a José MaNcisidor Con ustedes, los rolliNg stoNes


21 de septiembre de 2014 • Número 1020 • Jornada Semanal

bazar de asombros NOTAS SOBRE LA HISTORIA DE LA PRENSA (ii de iv)

Hugo Gutiérrez Vega

Tres cuartos de siglo después de su muerte, ocurrida el 23 de septiembre de 1939, la obra de Sigmund Freud forma parte consustancial del saber colectivo, hecho que se demuestra lo mismo en la vigencia del psicoanálisis, su principal creación, que en la intensa reacción en su contra tanto de detractores como de continuadores de su escuela, e incluso en una trivialización popular que, pese al desconocimiento y distorsiones, en buena medida nutre su imaginario en la fuente freudiana. El ensayo de Antonio Valle aborda esa notable vigencia y expone los nexos del célebre austríaco con la literatura y la filosofía de todos los tiempos. Completan este número un texto que festeja los cien años del poeta chileno Nicanor Parra, un artículo sobre las Crónicas parisienses de Alfonso Reyes, una breve relación de las cartas que Juan de la Cabada escribió a José Mancisidor desde un campo de concentración durante la Guerra civil española, así como una semblanza del fotógrafo peruano Martín Chambi. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

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l año 1440 marca el inicio de lo que Marshall McLuhan llama la “Galaxia gutenbergiana”. Gracias al invento, las hojas manuscritas por los rapportisti ampliaron su esfera de circulación y de influencia. Las primeras hojas impresas tuvieron funciones diversas; algunas se limitaron a propor­ cionar noticias para enriquecer a sus impresores, mientras que otras buscaron difundir las nuevas ideas y proponer al público temas de reflexión sobre la realidad sociopolítica. Las ideas de reforma de Lutero encontraron en las hojas impresas un mag­ nífico medio de difusión. El perfeccionamiento de los sistemas postales permitió a los impresores recibir y transmitir noti­ cias con una eficacia mayor. Las gazzete y los zeitung, unidas al correo, ampliaron sus servicios y lograron llegar a un público más amplio. Salvo contadas excepciones, lo que en un prin­ cipio había sido un simple negocio de impresores que recibían noticias y la imprimían en hojas (ga­ cetas) que circulaban entre los comerciantes y las personas interesadas en conocer el desarrollo de las guerras, se convirtió muy pronto en objeto de la atención más despierta de los poderes políticos. En torno a las pequeñas gacetas se crearon rudimenta­ rias, pero muy eficaces, oficinas de información. En el siglo xvi , la república de Venecia contaba con corporaciones de scrittori d’avisi que se dedicaban a recabar noticias sobre asuntos políticos y comer­ ciales; a redactarlas, imprimirlas y distribuirlas am­ pliamente entre los miembros de los distintos gre­ mios mercantiles y las personas deseosas de enterarse de los acontecimientos políticos. En 1631, durante el reinado de Luis xiii , Teophraste Renaudot fundó La Gazette y organizó una red de correspon­ sales que le enviaban informaciones desde la mayor parte de las ciudades francesas. El imaginativo mé­ dico, amigo del cardenal Richelieu, inventó de esta manera el funcionamiento de las agencias de no­ ticias. La Gazette demostró muy pronto su impor­ tancia en materia de orientación de la opinión pú­ blica. Así lo comprendieron primero Richelieu y, más tarde, Mazzarino. Luis xiii le otorgó carácter oficial y la usó para divulgar informes útiles a sus intereses políticos. Más tarde, convertido ya en La Gaceta de Francia, se dedicó, hasta 1914, a dar a conocer los puntos de vista de las autoridades francesas.

En los primeros años de la prensa, el poder real estableció un estricto control de la información a través del otorgamiento de permisos y concesiones exclusivas a los impresores dóciles a la política del Estado. En 1605, el archiduque Alberto de Amberes concedió al impresor Verhoeven el derecho de “im­ primir y grabar en madera o metal, y vender, todas las noticias sobre asuntos de la guerra, victorias y toma de ciudades”. Gracias a una concesión similar, apareció en Alemania en 1609 el primer periódico que registra la historia, el Avija Relation order Zeitung. Palgunov, en su libro La prensa y la opinión pública, hace una relación de las publicaciones perió­ dicas que precedieron a las ya citadas; entre otras figuran las siguientes: Ordinari Wochenzeitung, de Basilea (1610); Frankfurter Journal (1615); Niewe Tydingen, de Amberes (1616); Kuranti, de Rusia (1621); el inglés The Weekly News (1622); La Gazzeta Pubblica, de Italia (1640); La Gaceta, de Madrid (1661); El Mercurio Volante, de México (1693) y el Stanford Mercury, de Inglaterra (1695). Todas estas publicaciones, que aparecían gracias a la concesión de los monarcas, se limitaron en gran parte a difundir las ideas políticas de la aristocracia y a reforzar las normas de con ducta propuestas por los Estados absolutistas. La Ga ceta de Leyden, que luchó en contra de la dominación española en Holanda, es una excepción a la regla y el primer ejemplo de periodismo impugnador del sistema establecido. Las gazzete y corantos pusieron interés en la pu­ blicación de noticias de actualidad, mientras que los “mercurios” se dedicaron, preferentemente, a publicar artículos de opinión y comentarios sobre acontecimientos culturales y políticos. Limitados por el poder real, a través de las concesiones o de gravosas cargas fiscales, procuraban huir de las posiciones críticas. La competencia comercial hizo que algunas de estas publicaciones inventaran no­ ticias y se inclinaran por la publicación de informa­ ciones sensacionalistas. Los Papas lanzaron contra ellas múltiples condenaciones, y Ben Jonson cen­ suró a los periodistas embusteros en su comedia La tienda de noticias

(Continuará.)

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Portada: El sabio de Viena Collage digital de Marga Peña

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Ta rj eTa po sTal 1

Ca r t a s d e J u a n d e l a Ca b a d a a J osé M ancisidor

Perpignan, 1/iii /39 Manci querido:

Ta rj eTa po sTal 3

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tra vista del campo de con centración de Argeles. 1 Lo s criminales fascistas que aquí en Francia encabezan Dalad ier y Bonet 2, no han podido, a pe sar de sus métodos repres ivos, abatir la mo ral de los he roi co s sol da do s esp añ ole s qu e a gri to pid en ir al centro a luchar. 3 En este cam po mueren de cuarenta a setenta diario s. Hay un a ep ide mi a de sar na . Pio jos en ab un da nc ia y un no venta por ciento de los ref ugiados padecen disenter ía am ebiana. Las bo mb as de ag ua est án co loc ad as a 15 me tro s de l ma r y de ést a be be n. No les de jan lle ga r L´H um an ité 4 y sí los pe rió dic os fas cis tas. Viven co mo be sti as. Lo s cas tig os en el cam po son tre me nd os. Ha y var ios “ho yo s” ind ivi du ale s de 1.5 me tro s de diá metro por 2 de profundid ad, teniendo en la superf icie un a alambrada y una pareja de sen egaleses. En estos fosos me ten a quien protesta y pide mejor tra to. A los enfer mos de disen ter ía…

l do mi ng o sal dre mo s pa ra Par ís. Me voy en un o de los co ch es de la embajada. El coronel Tejada 6 también sale. Hoy fui mos con él al cam po de co ncentra ció n de Sai nt- Cy pri en . Est án las au tor idades francesas organiza ndo en unidades a los refug iados militares vista a una fuerza que sir va a Francia en un futuro no lejano. La gu err a se vie ne y ést a ser á an tes de l ve ran o. Est a op ini ón es de unos generales franceses . En las unidades que se est án for mando los mandos son en esta pro porción: un cuarenta por ciento franceses y un sesenta por cie nto restante españoles. Eso ha mejorado un po co la alim entac ión pe ro sig ue el ma l trato. 29 mi l sol da do s españoles se han alistado en el Tercio Extranjero de Francia. Juan

Ta rj eTa po sTal 4

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Campo de concentracion

Perpignan, 1/iii /39

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... ue hacen sus necesida des en la orilla del campo y quienes por de bil ida d y el suf rim ien to se pri van , es de cir, pie rde n el co no cimiento, son canallescame nte “violados” por los coc hin os senegaleses. Ha habido var ios mu ertos por esta causa. Pero pese a todo esto, rep ito, la mo ral de los com batie nte s es for mi da ble. Un sar ge nto de asa lto mató a un ne gro po r esto y lue go se sui cid ó con la mi sm a na vaj a de ba rba . Mé xic o. Mé xic o pid en tod os an te la imposibilidad de que los llev en al centro. Toda es gente campe sina y trabajadora. Gamboa y Su sana 5 siguen sacando a alg unos camaradas. Tengo temor que alg ún día ellos se queden. Lo s trabajadores de México deben hacer algo, cuando menos organ iza rse para ha cer fre nte al fas cis mo, qu e all á se est á org an iza nd o en for ma alarmante. El PC español com o siempre. Como lo que es. Muy grande. Muy sufrido y sostenien do en sus banderas las rei vin dicaciones humanas. Abrazos.

Argelès-sur-Mer

Querido Manci: jal á qu e est a foto pu die ra ser pu bli cad a en Ruta. 7 Po r ell a se dará usted cuenta de la for ma en que viven los heroi cos solda do s esp añ ole s en los cam po s de co ncentra ció n. Ya ma nd o infor mes. Lo abraza

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Juan Me encuentro en Perpign

an. Gran Hotel.

Ta rj eTa 5

Campo de concentración

de Argelès-sur-Mer

L

os soldados españoles víc timas de la traición arroja dos en este playón completamente a la intemperie. Son 150 mi l . Los vigilan árabes y negros. 8

Juan NOTA S . Campo de concentració n de Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia. 2 . Se refiere a los gobernant es franceses Edouard Dalad ier (1884-1970), jefe del gob francés, y Gérard Bonnet ierno (1889-1973), ministro de Asu nto s Exteriores (1939), ambos tes del Par tido Radical Soc mil itanialista. 3 . Par a sal ir de los cam po s de con cen tra ció n los ref ug iad os esp año les se pre voluntarios a la Légio Etr sen tab an angère para defender Fra nci a de la invasión alemana. 4 . L´Humanité, diario del Par tido Comunista Francés. 5 . El pin tor y lue go mu seó gra fo me xic ano Fer nan do Ga mb oa y su com pañ era nid ens e Sus ana Ste el (m est adu as con oci da com o Sus ana Ga mb oa) , tra baj aro n par a el con de Mé xico en Par ís y Ma rse sul ado lla con el cón sul Gil ber to Bos qu es en la libe rac ión de ref ugi ado s 1

esp año les de los cam po s de con centra ció n fra nce ses y env ío po ste rio r en los Me xiq ue, Ipa nem a, etc éte barcos Sin aia , ra, a Mé xic o. 6 . Ad alb ert o Tej ada Oli var es (18 83- 196 0), em baj ado r de Mé xic o en Fra nci a (19 y en Esp aña (19 37- 193 9). 35- 193 7) 7 . Ruta, México, 1938-1939 . Revista dirigida por José Mancisidor. Tuvo como red Ermilo Abreu Gómez, Efr actores a aín Huerta y José Revueltas . Co laboraron, entre otros, Oc Carlos Pellicer y Alfonso Rey tav io Paz, es, así como Louis Aragon , V. Mayakowski y Pablo Ne 8 . Los vig ilan tes ára bes y neg ruda, etcétera. ros era n mie mb ros de la gen dar me ría y del ejé rcit ori gin ari os de Arg elia y o fra ncé s el Pro tec tor ado fra ncé s de Ma rru eco s y de la ant igu a col on Sen ega l. ia del


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Crónicas parisienses

de Alfonso Reyes Alfonso Reyes. París, 1924

Vilma Fuentes

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o sabía –o lo olvidaba– que la muerte, siempre esperada, es siempre inesperada”, dice Octavio Paz en un prefacio inédito a la edición en Francia de las Chro­ niques parisiennes, de Reyes. Antecede esta frase la información siguiente: “Un telegrama de México me anunció la muerte de Alfonso Reyes. La noticia me pareció irreal, como si anunciase la muerte de otra persona.” Esta recopilación de sus crónicas de París fue ideada por las ediciones de la Librairie Séguier para incitar la curiosidad en Francia por este escritor enciclopédico, amigo de Paul Valéry, Jules Supervielle, Valéry Larbaud, Jules Romains y otros notables escritores y artistas de la primera mitad del siglo xx en Francia. En 1991, la aparición de estas Chroniques, traducidas al francés por Brigitte Natanson-Guland, con la autorización de Alicia Reyes, la Librairie Séguier señala: “Reyes, sin embargo, sigue siendo prácticamente un desconocido en Francia, a pesar de ser el promotor por excelencia de una cultura hispanoamericana… Siempre atento a la voz de Francia en el concierto universal, durante y más allá de sus misiones diplomáticas en este país. Recordemos, a título de ejemplo, que cubrió con su autoridad intelectual y moral la creación y el desarrollo de las Alianzas Francesas en México.” Después de narrar en dos palabras su último encuentro con un Reyes mortalmente enfermo, Octavio Paz describe, con su brío y su brillo acostumbrados, a la persona y al escritor. “En un mundo que ha perdido por completo el sentido de la forma al extremo de que la frase hecha, después de haber conquistado periódicos, parlamentos y universidades, se ha vuelto el medio de expresión de poetas y novelistas, el amor de Reyes por el lenguaje, sus problemas y sus misterios, es más que un ejemplo: es un milagro.” Paz traza en seguida los vasos comunicantes entre la vida de este humanista –hijo de un general ministro de guerra de Porfirio Díaz y hermano de un polemista conservador como su padre– y la obra poética más lograda de Alfonso Reyes, según Paz, Ifigenia cruel. En este poema, el autor mexicano introduce “un elemento que no aparece ni en Eurípides ni en Goethe: Ifigenia ha perdido la memoria”. En la tragedia griega y la versión alemana –como en la de Racine que Paz olvida o quiso olvidar– cuando Ifigenia debe ser sacrificada para calmar la cólera del viento, Artemisa le salva la vida y la conduce a Táuridas, donde la consagra sacerdotisa de su templo: Ifigenia debe inmolar a todos los extranjeros que aborden esta isla. Un día ella reconoce entre los náufragos a su hermano Orestes.

La ley de la sangre impone su razón a la del destino. En la Ifigenia cruel, de Reyes, ella no sabe quién es ni de dónde viene. Sabe sólo que es “un montón de cólera desnuda”. Me pregunto, ¿no es esta frase, en su brutalidad y su prístina esencia, anunciadora de la respuesta dada por Rulfo sobre la identidad de Pedro Páramo: “un rencor vivo”? En Reyes el destino se impone a la ley de la sangre: entre conservadores y gobierno revolucionario, el joven Alfonso va a elegir este último. “No, no estamos hechos para la muerte”, dice don Alfonso a Paz, y de este “caballero errante de mayo”, el poeta de Piedra de sol aclara: “no que se rebelase en forma estéril contra la idea de la muerte, pero porque morir no le parecía ser una idea, es decir una razón, algo que tuviera sentido”. Texto precursor, clarividente, de Octavio Paz, escrito en 1960, un año después de la muerte de Reyes. Prólogo de Chroniques Parisiennes que concluye con una reflexión digna de Muerte sin fin cuando escribe: “La muerte es la única proposición irrefutable, la única realidad que es imposible negar. Al mismo tiempo, quizás a causa de este exceso de realidad que manifiesta, de esa brutalidad con la cual nos dice que la presencia es ausencia, la muerte da un aire de irrealidad a todo lo que vemos, comprendida esa muerte que velamos. Todo está ahí, y al mismo tiempo no está ahí. Nuestra última realidad no es sino una definitiva irrealidad. Podría decirse, modificando ligeramente un verso de Borges: la muerte minuciosa en la irrealidad. Reyes está ahí, y no está ahí. Lo veo, y no lo veo. Como en su poema, Pasa, el caballero del aire Sobre su jumento fresco, Y no pasa, está en la sombra, Haciendo sonar sus espuelas…

Reyes y Paz se hallan para siempre unidos por los lazos aún más estrechos que los del maestro y el discípulo, el padre y el hijo espirituales: su unión es la de la amistad entre dos hombres que tienen una diferencia de veinticinco años de edad. Amistad viril de mutua admiración. Sin celos ni envidias. Se reconocen mutuamente en su pasión por la lectura y de ella se alimenta su conversación. El resto, la crítica, la obra creativa, se dará por añadidura a esa alta pasión. En las setenta crónicas seleccionadas para este volumen en francés, Alfonso Reyes lee y enseña a leer, no sólo los libros, también las calles, los amigos como Larbaud, los barrios de París, el “aduanero” Rousseau visto por Paul Morand en los paisajes del tren en que viaja a Veracruz, la librería de Adrienne Monnier, Montaigne y la mujer, su pasión –la suya, la del hombre mesurado–, exaltada y exaltante pasión por Mallarmé, a propósito de quien escribe: Sobre el escarabajo egipcio, el cual trabaja con los residuos de una catástrofe vital, recuperamos esta imagen de la creación. En el orden funcional de la naturaleza, hasta donde nos es dado comprender, toda creación es el resultado de una catástrofe anterior. Por ello, Mallarmé comienza por bajar hasta los remolinos del naufragio. El penacho, la pluma de la toca sobrenadan apenas. ¿Va a hundirse para siempre? No: de lo alto de su abismo giratorio, lanza sus dados como lazos de gaucho. ¿Podrá atrapar algún día las piernas furtivas del Azar que siempre persiguió?

Las Chroniques Parisiennes son una muestra de las perlas de inteligencia del mejor de nuestros críticos. Alfonso Reyes transmite el vicio de la lectura. Atención al contagio de esta enfermedad incurable. Termina por leerse una flor, un relámpago, una sonrisa, no sólo un libro. Todo se vuelve escritura, signo vivo, augurio

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Familia de Ezequiel Arce con su cosecha de papas

Martín Chambi, un fotógrafo fundamental Hugo José Suárez

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artín Chambi nació en 1891 en Coaza, departamento de Puno, en el altiplano peruano, cerca del Lago Titicaca, en una familia campesina. Vivió en Arequipa –donde trabajó con el fotógrafo Max Vargas– y Cuzco, donde instaló su estudio. Realizó varias exposiciones en Arequipa, Puno, Cuzco, Lima, La Paz, Santiago de Chile, Viña del Mar. Ganó la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Bolivia en 1925. Murió en 1973. El ambiente político cultural que le tocó vivir fue de particular creatividad intelectual, con la idea de lo indígena en el centro de la discusión. Recuérdese que José Carlos Mariátegui publicó en 1928 por primera vez su ya clásico texto Siete ensayos de interpre­ tación de la realidad peruana, y su revista Amauta era una referencia de la discusión de la época. Cuzco se encontraba en el debate, surgían varias corrientes y grupos, y el estudio de Chambi se convirtió en uno de los espacios de intercambio cultural. Tal vez por eso la mirada de Chambi es autónoma, creativa e inteligente. Se retrata a sí mismo y su contexto. Su intención es tan política como etnográfica: “Llevo en mi archivo más de doscientas fotografías de diversos aspectos de la cultura quechua. He recorrido y recorreré las regiones andinas en esta peregrinación. Sobre todo, he escudriñado con la lente de mi cámara fotográfica todos los rincones de palacios fortalezas de Cuzco […] Me siento como un representante de la raza; ella habla en mis fotografías.” (Publio López, “La magia de Martín Chambi”, Martín Chambi, Lunwerg Editores, Barcelona, 1994. Entrevista con Martín Chambi publicada en Hoy. Santiago de Chile, 4/iii /1936). A diferencia de la foto colonizadora de la época –particularmente europea– que “descubre” al indio al mismo tiempo que lo hace con las excentricidades africanas, Chambi muestra el mundo complejo de la vida rural, de la cual él mismo forma parte. No se monta en el paradigma liberal del progreso, propio de algunos gobiernos e intelectuales latinoamericanos que veían en lo popular

un impedimento para el desarrollo. No exalta romántica, ingenua o folclóricamente lo indígena, sino retrata su cotidianidad y fortaleza cultural en múltiples dimensiones. Por ejemplo, una serie de imágenes retoma la grandeza de Machu Picchu mucho antes de que se convirtiera en un lugar turístico. Tanto las vistas panorámicas de los complejos urbanos como el detalle de la Piedra de los doce ángulos o el Muro de las cinco ventanas de Wiñay Wayna (1941), enseñan cómo tecnología y cultura fueron las que forjaron al lugar y su gente. Chambi no busca una postal, un indio de museo. Lo fotografía en el estudio y en el campo, en la fiesta y en la montaña, en la escuela y en la comunidad. En la imagen Campesina de Combapata (Cuzco, 1934), en el Grupo de campesinos de Tinta (1930), o en la maravillosa Fami­ lia de Ezequiel Arce con su cosecha de papas, todos –padres hijos y hermanos– están sentados en una pirámide de papa que es el fruto del trabajo y de la tierra. No miran a Chambi, sino al futuro y al pasado a la vez. Cuerpo, comunidad, cultura y naturaleza. Pero también se ocupa de lo sagrado: en la foto El hermano cura (1933), no denuncia la confrontación religiosa, sino la convivencia del familiar que opta por el sacerdocio sin dejar de formar parte de los suyos. En similar dirección, la Ceremonia de los cirios en el templo de Ayaviri (Puno 1938) o en la Proce­ sión del Corpus Christi en la aldea de Andahuaylillas (1932), refleja las complejas maneras de convivencia –sincrética o superpuesta, dejamos la reflexión a la sociología de la religión– de universos simbólicos que convergen. Y más: en Fiesta de la cruz (1930), un grupo de campesinos levanta una cruz enorme ayudados de sogas; todos la sostienen, la tocan, la cargan; los custodian al fondo varias banderas peruanas. Aquí fiesta, religión, cultura y nación convergen en una imagen. Ante la cámara del fotógrafo también posa la élite cuzqueña, sus fiestas, sus mansiones, sus bodas y hazañas. Pero no los exalta, tampoco los ve desde abajo. Los reconoce, los muestra, les asigna un lugar. Los monta en

Fotos: www.martinchambi.org

la tecnología, en el automóvil, en la moto, en el tren. Pero no los contrasta con el mundo rural, no los contrapone, no hace de ellos los responsables de una promesa de modernización. No jerarquiza su medio poniéndose a él mismo en la escala inferior; sólo dibuja los distintos rostros de una compleja colectividad. El fotógrafo va más lejos, reflexiona sobre los límites de la experiencia humana. Frente a su lente posa el Gi­ gante de Paruro (Cuzco, 1929), que muestra los caprichos de la naturaleza; el Matrimonio por conveniencia (1929), donde el señor –un abuelo, sentado con el atuendo que confirma su lugar ganado con los años y el capital– se casa con la casi niña –parada, de blanco, apoyada en él que parece doblarle en estatura y en edad. También está la Señorita torera (1932), que en el estudio levanta el sombrero y la capa con el orgullo de dedicarse a un oficio masculino por tradición; ahora el capricho es el de la personalidad. O finalmente el Niño mendigo (1934) que revela las contradicciones socioeconómicas de todos los tiempos. En varias imágenes aparece el propio Martín Chambi, en su estudio o en el campo, solo o acompañado. De todas ellas me quedo con el Autorretrato de 1923. Con un impecable manejo de la luz, Chambi mira su propia imagen en una placa fotográfica. Es una metáfora de todo su trabajo. Mira y se mira. Retrata y se retrata. Sus fotos muestran con especial talante a un fotógrafo que supo conjugar cultura y universalidad, tiempo y trascendencia


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Homenaje póstumo Verónica Volkow

A Guillermo Tovar de Teresa

El color negro mira desde el negro y sangra o arde en ala el color rojo y un azul en azul busca su cauce como agua en agua, ya serena y mansa; mira la rosa sólo como rosa y teje sol y un cosmos entre pétalos. Desde una forma y sus límites miramos universos, como pasos del ojo hacia un dios que siempre escapa o hundidos peces de un muy amplio cielo. Ávido el ser bailarín teje mil formas y se vive jardín, se vive fuente; pero sólo el amante al ser entero enraiza en Dios y en Dios al mundo precipita.

Aquí

Thorkild Bjørnvig

Aquí en la oscura torre de mi hombría alto en el aire y sin perspectiva, las imágenes de la memoria disueltas en la sangre, que fluye como fuerte deseo sombrío Aquí donde todo es certeza cortante y no hay esperanza, acción exitosa ni fe, escisión y sin fragante sueño de reunión Aquí donde no puedo entender cómo es que llegué aquí, sólo sé una cosa: mover lentamente mi enorme torre, mi torre de conquista en noches en vela, mañanas grises, en las pausas entre la risa y el trabajo, las pausas sin expresión, intercambio, abrazo, las pausas en que percibo un escalofrío de otro modo imperceptible avanzar lentamente hacia una fortaleza inexpugnable, desconocida y tenaz como mi destino.

Her Her i min Manddoms mørke Taarn højt til Vejrs og uden Udsigt, Erindringens Billeder opløst i Blodet, som strømmer med dystert stærkt Begær – Her, hvor alting er bidende Vished og intet Haab, Handling, som lykkes og ingen Tro, Spaltning og uden balsamisk Drøm om en Sammenføjning – Her, hvor jeg ikke begriber hvordan jeg nogensinde er kommet her, véd jeg kun een Ting: Langsomt at rykke mit svære Taarn, mit Erobringstaarn i Vaagenætter, graa Morgener, i Pavserne mellem Latter og Arbejde, Pavserne uden Udtryk, Udveksling, Favntag Pavserne, hvor jeg mærker en ellers umærkbar Rystelse – langsomt at rykke frem mod en uindtagelig Fæstning, ukendt og min Skæbnetvangs Lige.

Versión de OsValdO rOcha

Thorkild Bjørnvig (1918-2004), poeta central en la literatura danesa de postguerra, estudió literatura comparada en la Universidad de Aarhus, donde escribió su premiada tesis de maestría sobre Rainer Maria Rilke y obtuvo el doctorado con un estudio sobre Martin A. Hansen. Con Bjørn Poulsen fundó la revista Heretica (1948-1953), publicó catorce colecciones de poesía y una serie de ensayos y libros autobiográficos y fue miembro de la Academia Danesa desde 1960. Tradujo, entre otros, a Hölderlin, Benn, Hesse y al mismo Rilke, obteniendo con ello el premio de traducción de la Unión Europea, Aristeion, en 1996. Fue también conocido por su conflictiva amistad con la autora Karen Blixen, sobre la que escribió El pacto (Pagten, 1974). Este poema se incluye en su poesía reunida (Samlede digte: 1947­93), publicada por Gyldendal en 1998.


Nicanor Parra,

un siglo de humor José Ángel Leyva Huifa, ay ay ay./ Córrele que ya te agarra/ Nicanor Parra.” Luego Nicanor agregaría: Corre que ya te agarra Violeta Parra. Esa complicidad y admiración mutua quedaría patente en su escrito “En defensa de Violeta Parra” y en su libro La cueca larga. Una de las imágenes más conmovedoras en la biografía del poeta es el descubrimiento que hiciera de él Gabriela Mistral cuando era profesor de física y de matemáticas en un liceo de Chillán, su ciudad natal y cuna también de otro grande de la poesía, Gonzalo Rojas, fallecido a una edad avanzada. Para entonces había escrito su primer libro, Cancionero sin nombre, en 1937, bajo la clara influencia del Romancero gitano, de García Lorca. Pronto se sacudiría la impronta del andaluz y buscaría su propia voz en Poemas y antipoemas, 1954. Gabriela Mistral había visitado Chillán antes de ser Premio Nobel (1945) porque el liceo donde laboraba Parra –el oscuro liceo de provincia que evoca así en un poema– le rendía un homenaje a la maestra y poeta. Parra leyó un poema que arrancó la admiración de la homenajeada. “Si esta es la joven poesía de Chile, estoy con los poetas jóvenes de mi

El antipoeta arribó a los cien años de edad el pasado 5 de septiembre

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finales de junio de 2009, a unos meses de cumplir noventa y cinco años de edad, en su casa de Las Cruces, Nicanor Parra narraba cómo el Premio Juan Rulfo de la FiL de Guadalajara había llegado como una bendición, luego de perder su hogar a causa del fuego. Con el dinero del premio pudo construir una nueva casa en ese hermoso balneario del Pacífico. Con ironía preguntaba si estábamos de acuerdo en que Roberto Bolaño, según la opinión de su hija Colombina y su nieto Cristóbal, fuera el nuevo Cervantes. Paradójicamente a Parra le concedieron, en 2011, el Premio Cervantes de Literatura, que recogió su nieto en representación suya. El antipoeta arribó a los cien años de edad el pasado 5 de septiembre, y ha alcanzado en vida la celebridad y la celebración junto con otros coetáneos ya fallecidos. Jaime Quezada, uno de sus biógrafos más cercanos, afirma que Nicanor está “vivito y coleando”, y lo único que no hace ya es conducir su escarabajo, o sea su vocho. “Pero todo lo demás, lo hace.” En una conversación reciente con el también poeta chileno y experto en la vida y la obra de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, entre otros, sostenía que Parra en verdad vino a revitalizar la poesía de Chile con su humor y su ironía, desolemnizando la lírica y poniéndola en contacto con los sectores populares e intelectuales sin distinción. El origen familiar dice mucho: su padre fue un profesor rural de escuela primaria, y su madre una cantante popular de casa. Parra es ante todo un poeta conversacional, su obra se sustenta en el habla de la calle, pero la impulsa un lenguaje poético. Su desfachatez le da una voltereta a la lírica convencional. Cuenta Quezada que Nicanor vivió en un barrio muy cercano al cementerio de Chillán. Esa vecindad dejó una marca en su escritura, pues aparecen a menudo expresiones funerarias: “mis zapatos parecen ataúdes”, “Pido que me nombren director del cementerio general”. Toma en cuenta el sentido trágico de la vida, pero lo adereza con el humor popular, pues él, además de formar parte de una familia de artistas, convivió durante su infancia con personajes alcohólicos, folcloristas, bohemios, gente de barrio proletario. De los nueve hijos, Nicanor fue el único que estudió. Ni siquiera Violeta hizo una carrera, los escasos recursos estaban destinados a la formación académica del hermano mayor, que estudió en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, allá hacia finales de los años treinta. Desde muy chicos sus hermanos se dividieron en circenses y músicos, artistas todos. “Los Parra asumieron su pobreza, su extracción social sin resentimientos, pero con una fuerte conciencia de clase y una gran capacidad creativa, que los pone aún hoy en día en el centro de las dinámicas culturales de nuestro país”, sentencia Quezada. Desde hace años, Nicanor afirma que ya sólo es el hermano de Violeta. Pero esta cantautora, incorporada también en las antologías de poesía chilena, decía en la famosa “Cueca de los poetas”: “La vida, más lindos son los poemas/ La vida, de la Gabriela Mistral./ Huifa, ay ay ay/ Pablo de Rokha es bueno/ pero Vicente/ vale el doble y el triple. Dice la gente/ Huifa, ay ay ay/ Dice la gente sí/ No cabe duda/ que el más gallo se llama Pablo Neruda/

país”, cuenta Quezada. Era 1938, y pocos años después Parra se trasladó a Santiago, donde continuaría estudiando y se incorporaría a la docencia universitaria con la cátedra de Mecánica Racional, que seguramente inventó el propio Nicanor, y que impartió durante cincuenta años en la Facultad de Física y Matemáticas de la Universidad de Chile. “Asistí algunas veces a su cátedra como oyente –recuerda Jaime Quezada–, aunque yo no tenía nada que ver con esa facultad. Iba motivado por la curiosidad y por el influjo de Nicanor. Eran lecciones de un poeta en el ámbito de la ciencia. Parra entregaba a la asistencia sus escritos sobre el tema a tratar, y no me cabían dudas, eran poemas extraordinarios más que ejercicios mentales, porque allí se advertía el trabajo de un lenguaje literario, poético, instalado en las dimensiones de la racionalidad física y matemática.” Parra estudió en Londres y no fue insensible a la poesía en lengua inglesa; también fue receptivo a la poesía clásica española y a los poetas tutelares de Chile y de América Latina. Pero en esa larga tradición chilena dominaba la solemnidad; con su humor y su ingenio, irrumpió desacralizando dicha tradición, dio un giro al canon y propició un espacio para la iconoclastia, para la ingravidez, con Los vicios del mundo moderno (1969), Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Hojas de Parra (1985), entre otros, tal como lo hizo Efraín Huerta en México con su Estampida de poemíni­ mos (1980)

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que hasta entonces era patrimonio exclusivo de las mujeres. Freud sólo contaba con la “electroterapia” –especie de engañifa para ingenuos que sigue aplicándose– y con la hipnosis, técnica que empleó para explorar y definir algunos de los síntomas que bullían en el inconsciente. Sin embargo, ante la indiferencia de sus colegas, se dio a la tarea de explorar en su propio inconsciente.

literAturA y psicoAnálisis Se dice que los griegos inventaron los mitos por un exceso de salud. Fue en ese mundo perdido y plagado de referentes hermenéuticos donde Freud encontró las primeras claves con las que fundó el psicoanálisis. Ya en el prólogo de La interpretación de los sueños, publicado en 1911, el maestro de las profundidades escribe que muy pronto habrían de vincularse, todavía de manera más estrecha y radical, la poesía, los mitos, los usos –o ciencias– del lenguaje y el folclor, para tratar las relaciones del sueño con las alteraciones mentales. Otto Rank, uno de sus más brillantes colaboradores, en una edición subsecuente dio a conocer los ensayos “Sueño y poesía” y “Sueño y mito”, en los que demostró que lo sueños no sólo eran caprichos –o verdaderas obras de la ars poetica romántica– sino una materia densa pero plena de sentido. En El mito del naci­ miento del héroe, el mismo Otto Rank aplicó el método psicoanalítico para analizar, entre otras historias tanto oficiales como underground, las vidas de Moisés, Edipo, Paris y Jesús, destacando la importancia que tenía abordar la novela familiar para acceder a los complejos entramados en los que se debatían los pacientes afectados por padecimientos emocionales.

unA intervención oníricA Para explorar las motivaciones profundas que yo mismo tengo con respecto a este texto, me permito mostrar algunos elementos de la técnica de Freud, para, como suele decirse ahora, intervenir al mismo y así ejemplificar con un sueño el proceso de escritura del argumento que ahora tiene frente a sus ojos. Voy a ubicar dicha “intervención” a partir de la noche en que me fue solicitado que escribiera esta vaina sobre Freud. Por la preocupación que me provoca escribir sobre el tema esa noche tuve el siguiente sueño: “Frente a mí se extiende el mar en calma. El color de las aguas es idéntico al de los ojos de mi padre. Camino entre un tío que ha muerto recientemente y su esposa. También nos acompaña un extraño personaje tan pálido que parece salido de ultratumba. Nos introducimos en una insólita sala de cine que edificaron bajo el mar. Como la película que proyectan es para niños, abandono la sala acompañado por el ‘muerto viviente’. Hablamos de la asombrosa arquitectura que diseñaron para edificar esta Atlántida ondulante. Acto seguido, encuentro una salida que da a la plaza central donde se halla la escultura de un barco realizada por Francisco Corzas. Me maravillan las estructuras rojas que sostienen a la magnífica ciudad.” Dice Freud que es conveniente descomponer al sueño en sus elementos para pesquisar el trasfondo y descubrir así su sentido y, enseguida, avanzar a través de una cadena de asociaciones libres. 1) Recuerdo la vivencia nimia que detonó este sueño, cuando por la noche mi esposa me habló de La isla de la pasión en la que un pirata escondió un tesoro. 2) El hecho de que mi padre se llame Francisco tiene que ver con que el barco restaurado fuera diseñado por Francisco Corzas, pintor mexicano autor de Los trashuman­ tes. 3) El hecho de negarme a ver un filme para niños que ya he visto varias veces se relaciona, por un lado, con la ansie-

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xisten obras universales que explican los motivos por los que algunos pueblos y civilizaciones han vivido en la gracia o en la desgracia. Por ejemplo, en la Biblia se habla de regiones y períodos idílicos maravillosos pero también de ciclos de inmensa pesadumbre. Otro libro, igualmente traducido a muchas lenguas, es Don Quijote, cuyo personaje enloquecido tal vez le haya servido a millones de seres alienados. De esa materia literaria –humana, demasiado humana– en la que muchos hemos abrevado –y de la que seguimos hablado hasta el cansancio– en realidad sólo poca gente tiene (para la dimensión del problema de salud mental) alguna idea de su importancia ética, cultural y espiritual. Por aquí y por allá se citan versos del Génesis, del Cantar de los can­ tares o del Apocalipsis, de la misma forma que se aclama al Caballero delirante que no deja de vagar por La Mancha apoyado por la metáfora de Dulcinea entre aparecidos, espejos y molinos. Si de por sí toda cita es sacada de contexto, como dice Derrida, las opiniones caprichosas suelen fatigarnos hasta el cansancio. Lo mismo sucede con la obra de Sigmund Freud, que asediada por el lugar común ha devenido en una especie de manual de chistes y desprestigio. Tal vez por eso todos los diablos, pobres o ricos, ortodoxos y conversos, fieles, ateos o apóstatas, estériles y fecundos, malditos o sublimes; es decir, prácticamente todos los hombres y mujeres de la tierra en algún momento de nuestra maravillosa o depresiva existencia, hemos sentido el temor que nos provocan los libros de Freud y sus vislumbres abismales. Las feministas, por ejemplo, lo acusan de falócrata irredento; los judíos de laxo ante religiones cercanas o lejanas; artistas y escritores de reduccionista (además de que –dicen– suele recurrir a sistemas fantasiosos de interpretación poco ortodoxa); algunos psiquiatras sádicos –a los que les quitó buena parte de la chamba– no lo bajan de embustero. Por su parte, los psicólogos conductistas y los abundantes terapeutas de la new age lo acusan de ser adicto a las complicaciones de las profundidades; los “curas” (y otros administradores religiosos) lo aborrecen por haber inventado un “maleficio” lleno de “pulsiones” llamado psicoanálisis; y por supuesto, los maestros de la guerra –como los define Neil Young en una canción piadosa– lo acusan de exponer descaradamente sus negocios vinculados a instintos asesinos; mientras que algunos sectores pacifistas lo incriminan de impiedad por asegurar que pulsiones violentas son consustanciales a la especie humana. Es increíble la cantidad de grupos y personas de procedencia antagónica e incompatible que, desde distintas realidades psíquicas, profesionales, políticas o culturales, intuyen –o se saben cuestionados y aludidos– por la obra de un hombre al que, ¡oh, paradoxa extrema!, no le perdonamos haber estudiado, sistematizado y revelado los problemas de la mente para ayudar a una humanidad que ha sufrido horrores múltiples per saecula saeculorum. ¿Servirá de algo todavía recordar que el maestro Freud, gracias a las lecturas de Darwin y de Goethe, decidió dedicarse a la medicina y estudiar el sistema nervioso? ¿Que algunos de sus pacientes sufrían debido a cierto tipo de dolencias que tenían que ver más con su historia moral, ética y sexual que con el funcionamiento de sus intestinos? Freud pudo darse cuenta de que fueron los poetas románticos alemanes quienes, en sus poemas, daban testimonio de una especie de caja de Pandora escondida en alguna zona psíquica. Entonces, como hoy, algunos médicos y autoridades sanitarias descalificaron sus hallazgos, reclamándole por atreverse a sostener y a publicar semejantes “disparates”; por ejemplo, abordar temas tan escabrosos como la histeria masculina, enfermedad emocional

Antonio Valle

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AcusAdo e imperdonAble

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dad que me provoca caer en los lugares comunes al escribir el texto (que quizá sólo apreciaría un público infantil), y por otro con el hecho de que, como mi tía acaba de iniciar un proceso terapéutico para elaborar su duelo, y como yo la he acompañado a sus primeras sesiones psicoanalíticas, he pensado abandonar esa terapia para dedicarme a escribir este breve ensayo. 4) Me doy cuenta de que el muerto viviente es idéntico a Robert Smith, líder del grupo The Cure (La Cura). Curiosamente, esa noche “posteé” en Facebook una fotografía de Robert en la que escribí: “Personaje que debió inventar e . a . Poe. Como Orfeo, el poeta vuelve del inconsciente con su música para liberarnos.” 5) La razón por la que las aguas azuladas de mi inconsciente están en calma se debe a la cooperación que estableció “mi padre”, con el pintor Francis/co/Corzas. Por cierto, ahora me doy cuenta de que siempre he omitido decir que mi primer nombre es Francisco, cosa significativa porque gracias a la cooperación que establecí con mi padre “hemos” logrado restaurar la antigua embarcación que naufragó en la Isla de la pasión. Ese lugar, como toda isla, es un centro espiritual por exce-


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(a 75 años de su muerte)

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Freud pudo darse cuenta de que fueron los poetas románticos alemanes quienes, en sus poemas, daban testimonio de una especie de caja de Pandora escondida en alguna zona psíquica.

Collage digital de Marga Peña

lencia y se encuentra –como el tesoro del trashumante– en el mismísimo corazón de la ciudad sostenida abajo por la Atlántida y arriba por poderosas estructuras fálicas color rojo de clara procedencia volcánica y erótica. 6) Gracias a la técnica de la libre asociación propuesta por el doctor Freud, descubro que garabateé estas notas sobre hojas sueltas que apoyé en la cubierta de una publicación ilustrada con un mapa del cabo de Buena Esperanza, cartografía que Guillaume le Testu dibujó hacia 1556, fecha todavía cercana al día en el que el emperador Moctezuma hizo traer a varios ciudadanos que habían soñado con casas flotantes frente a las costas de su imperio. Como los sueños de los ciudadanos aztecas le confirmaron que sus propias pesadillas y presagios hacían inevitable el “fin del mundo”, Moctezuma ii mandó a que los asesinaran en caliente. Seguramente en los días precedentes esos trágicos soñadores de México-Tenochtitlan tuvieron noticias del retorno de un dios antiguo y traicionado. Hasta aquí el sueño.

postdAtA El Icnocuícatl, o canto de huérfano o de angustia, fue el género poético más importante con el que se expresaron los antiguos mexicanos. Orfeo, además de ser hijo de Calíope, musa de la poesía épica, es el dios de las artes musicales. Robert Smith, Edgar Allan Poe y el mismo Orfeo –como algunos poetas románticos, oscuros y malditos– buscaron encontrar “la Cura” realizando increíbles viajes iniciáticos al inframundo (inconsciente), ya sea para recuperar a la madre, a la amante, a la virgen o a la musa –todas ellas imágenes reales o espectrales de lo femenino, lo ominoso o lo sagrado. La canción “Just like heaven”, de Robert Smith, de clara procedencia onírica, ilustra, al obligar a que fulgure esa imagen femenina fantasmal, toda la melancolía del romanticismo en estos versos: Muéstrame cómo haces ese truco; o: Abrí los ojos/ y me encontré a mí mismo…/ sobre el creciente mar que robó a la única chica que amé. Esta canción de Robert Smith, inspirada en un relato de Poe, es antítesis y paradigma de la aventura que tiene Dante en la Comedia, en la que gracias a los oficios de Beatriz el poeta sale bien librado de su recorrido por el inconsciente. La ausencia de la figura materna ha provocado –además de complejos y trastornos psíquicos de variada intensidad– la aparición de una miríada de poetas “solitarios”, de maestros de la lira, que experimentando el Icnocuícatl han creado relatos y figuras inolvidables de la gran literatura de todos los tiempos y de todos los lugares: Aurelia de Nerval, Catherine Earnshaw de Emily Brontë, Eurídice de Gluck, la madre de una parte sustancial de los poemas de Paul Celan, Lady Madeline de Poe (en la casa de Usher), la Yocasta del Edipo de Sófocles; Gertrudis y Ofelia de Shakespeare en Hamlet, La dama del lago del Rey Arturo, la Isolda de Tristán en la leyenda, y también en la ópera de Richard Wagner. Lo mismo sucede con el deseo sublimado de Don Quijote por Dulcinea del Toboso. Tendríamos que mencionar también a Bamby, a la madre de Oliver Twist de Charles Dickens, a Nadja, la paciente desquiciada de la novela autobiográfica de André Breton y, finalmente, a la inolvidable Suzanne de Leonard Cohen. Estas impresionantes figuras femeninas que viven y alimentan a la galaxia literaria, son la Matrix inconsciente y propiciatoria de la tragedia y la poesía, de la violencia y el psicoanálisis, de la comedia y de la cura. Esta es sólo una de las múltiples vertientes que ha explorado el psicoanálisis ¿Es necesario seguir preguntando por qué diablos le tenemos tanto miedo a Sigmund Freud, o en el fondo todo se reduce a gozar del síntoma antes que a The Cure?


LEER El misterio de la orquídea calavera, Élmer Mendoza, Tusquets, México, 2014.

¿NOVELA PARA JÓVENES?

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Narcotráfico, corrupción y Estados. Cómo las redes ilícitas han reconfigurado las instituciones en Colombia, Guatemala y México, Luis Jorge Garay Salamanca y Eduardo Salcedo-Albarán, Debate, México, 2012.

SERGIO GÓMEZ MONTERO

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s difícil, de entrada, escribir para un determinado grupo de edad, porque siempre se parte de supuestos muy lábiles y cambiantes, explica en uno de sus libros Walter Benjamin. Por eso, en el caso de esta novela, a la que su autor, el sinaloense Elmer Mendoza, califica como “novela para jóvenes”, le cuesta a uno, de entrada, definir el porqué del carácter que le atribuye. ¿Porque es una novela de aventuras, ligera, sin grandes complicaciones? ¿Cuál es la razón? Es decir, si bien policíaca (¿o sólo relativamente policíaca?), esta novela desarrolla, de manera paralela a la principal, una segunda anécdota (otro libro, pues) que se desprende de la lectura de un libro inventado también por el autor. Es decir, la lectura no es lineal sino, desde un principio, paralela (uno, al mismo tiempo, está leyendo dos libros), lo que le otorga al acto de leer un relativo grado de dificultad. En otras palabras, todo comienza con el libro donde se narra el secuestro del padre de quien es el personaje principal de la acción (el Capi Garay, quien tiene dieciocho años); pero por el otro lado está la trama de un segundo libro –al inicio casi del primero– cuyo título es el mismo de la novela que uno está leyendo. En este seg u n d o l i b ro e l p e r s o n a j e principal es Edward James, quien es histórico y quien pasó buena parte de su vida en la Huasteca Potosina ( X i l i t l a , e n donde se desarrolla la acción de esta novela) y en donde, precisamente, se encargó de crear un “jardín del Edén” que aún existe y en el cual aún se platica de las muchas cosas misteriosas que se describen en el libro que lee el Capi Garay, mientras intenta resolver el secuestro de su padre. Ambas tramas paralelas implican altibajos sensibles, pues si bien las dos están cargadas de un misterio que sólo se resuelve al final de ambas historias, esto no conlleva suficiencia para sostener el interés de la lectura, ya que, a ratos, o la trama se complica innecesariamente o bien se pierde el hilo de las historias, pues en algunos casos el Capi Garay es un personaje carente de realismo o lo que se describe en torno a James deja de ser creíble más de una vez. En fin, más que novela para jóvenes, es una novela, si bien no fallida, sí fuera de las líneas temáticas y estilísticas preponderantes del autor; al mismo tiempo que es una novela que se lee con dificultad por las razones ya esgrimidas, lo que implica esperar que el escritor sinaloense retome su línea original de escritura (la policíaca) y que ojalá pronto llegue a definirse qué es lo que los jóvenes esperan leer en la época actual •

EL ANÁLISIS DE REDES SOCIALES MANUEL MARTÍNEZ MORALES

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as ciencias se enriquecen continuamente con la creación de nuevos métodos, pues hay que admitir que no existe tal cosa como “el método científico”, es decir un método único de aplicación general. A lo largo de su historia, las ciencias particulares han creado y desarrollado sus propios métodos, derivados de –y ajustados a– la naturaleza de sus objetos de estudio específicos. Es verdad que, en ocasiones, los métodos empleados en alguna de las ciencias encuentran luego aplicación en otras disciplinas, con la condición de ser debidamente adaptados. Ha sido la matemática – por su carácter tan general y abstracto– la ciencia que ha generado métodos universales, esto es, que se pueden aplicar a casi cualquier fenómeno: mediante las matemáticas y su metodología pueden modelarse diversos aspectos de los objetos investigados, independientemente de su naturaleza (física, biológica, social o psicológica), enriqueciendo así la investigación científica. Entonces, no resulta sorprendente que una rama de las matemáticas surgida hace mucho tiempo, conocida como “teoría de grafos”, y considerada como un área eminentemente abstracta, haya encontrado una multitud de aplicaciones en diversas ciencias. En particular se aplica al análisis de redes de todo tipo, en especial, de las redes sociales. Podemos imaginar una red social como un conjunto de “agentes” (individuos, instituciones, empresas, etcétera) entre quienes se establece algún tipo de relación (de amistad, de negocios, de intercambio de información, etcétera). En un grafo –o gráfica– los agentes son representados por puntos, y la relación que guardan entre sí por líneas que unen los puntos cuando entre los agentes, representados por estos puntos, existe la relación. Los puntos en el grafo son llamados “nodos” y las líneas que unen los nodos se denominan “arcos”. Una vez comprendidos los elementos básicos de la teoría de grafos, es posible aplicarla al estudio de fenómenos de gran complejidad, como sería el caso de las redes sociales que se establecen entre integrantes del crimen organizado, el poder público y el sector empresarial, situación por demás conocida pero poco analizada desde la perspectiva de las redes sociales. Este tipo de análisis es precisamente el que ha aplicado un equipo de investigadores bajo la coordinación de Luis Jorge Garay Salamanca y Eduardo SalcedoAlbarán, cuya metodología y resultados se presentan en el presente volumen. Llama la atención este estudio, no solamente por los resultados que arroja respecto al tema central, sino porque constituye un modelo de cómo puede aplicarse el análisis de redes sociales al estudio de fenómenos complejos, de tal forma que, siguiendo paso a paso la manera en que estos investigadores desarrollan su análisis, no es nada difícil aplicarlo a otros problemas. Aunque, en el contexto de su investigación, los autores se han visto en la necesidad

de ex tender el método, añadiendo procedimientos de lo que ellos llaman “análisis de redes sociales para el diagnóstico institucional”. Para vislumbrar el valor de este tipo de métodos, conviene remitirse a lo que los propios autores expresan: “En el presente libro se aplican algunos procedimientos del análisis de redes sociales para modelar e ilustrar el intrincado mundo de las relaciones que establecen criminales, servidores públicos, agentes en el sector privado y líderes políticos. Lo anterior permite evidenciar un conjunto de reglas de juego y de individuos/agentes sociales ‘grises’ que facilitan una hibridación entre lo legal y lo ilegal para avanzar en la realización de intereses socialmente ilegítimos e incluso abiertamente criminales. Se aplican algoritmos de gráficas para visualizar de distintas maneras la organización de cada red ilícita, se calculan dos indicadores de centralidad para identificar a los individuos/agentes sociales más importantes de cada red en términos de concentración de relaciones sociales y arbitraje de información, se analiza la direccionalidad de las relaciones establecidas entre agentes sociales. Estos procedimientos se complementan con otros de índole cualitativa para entender las causas y las consecuencias asociadas con cada red, por ejemplo, su alcance e impacto en instituciones del Estado.” Con este fin, los autores introducen conceptos como el de “Captura del Estado” y “Reconfiguración cooptada del Estado” que les permiten establecer con mucha claridad las conclusiones de sus estudios. Se investigaron los casos de Guatemala, Colombia y México. Mediante algoritmos computacionales, el grafo puede ser analizado desde distintas perspectivas y, por ejemplo, determinar también si la red es estable, si tiene subredes, quiénes las integran y cómo se enlazan con la red principal. Más que los resultados y conclusiones alcanzadas en este estudio, lo que interesa destacar es el empleo del análisis de redes sociales como un potente método de investigación. La metodología de análisis de redes sociales permite “desmenuzar” las relaciones establecidas entre los agentes y determinar diversas propiedades de la misma. La metodología es novedosa, sobre todo para los estudiosos de las ciencias sociales •

@JornadaSemanal La Jornada Semanal

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LEER

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La reinvención del olvido. Antología personal, Jean Portante, La Otra/Instituto de Cultura de Durango, México, 2014.

EL POETA AFRANCESADO Y SUS DERROTEROS RICARDO GUZMÁN WOLFFER

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ablar de la importancia de la lengua francesa en México es retomar una parte de la historia nacional donde la alta burguesía hablaba en francés para distinguirse de aquellos que aprendían el inglés para iniciar esa relación vecinal que hasta la fecha no termina de ayudarnos. Hablar de la influencia de los escritores franceses en la literatura mundial es volver a nombres como Baudelaire, Rimbaud y muchos otros. Ahora se lee más a Lautréamont en ciertos círculos, sobre todo por su aspecto sombrío, esotérico por momentos. Hablar de Portante es hacer referencia a la lengua francesa en condiciones poco regulares: crecido en el Gran Ducado de Luxemburgo, donde se hablan tres idiomas, pero donde una población menor al millón de habitantes tiene el segundo mayor ingreso per capita del mundo. Se trata de un poeta, sin embargo, triunfante en Francia, donde hay miles de poetas sin la dificultad para publicar que en México tienen incluso poetas laureados. Portante nos retorna a las virtudes de la traducción. La mayoría de sus poemas apenas tienen una coma, las mayúsculas no van donde se esperaría, y la construcción de muchas oraciones es inversa. Esa falta de puntuación permite varias lecturas a sus construcciones, pero también obliga a leer con la imaginación despierta al detalle de la creatividad rasante. Las metáforas se invierten y en la traducción lo poético se realza por esa diversidad de significados, derivada del olvido de las comas y la permutación de los otros signos, lo que suena a gramática, pero con intención de ir más allá en la construcción de significados. En esta necesidad de presentar lo objetivo como lo irreal, donde la realidad colectiva se intercepta con la mirada distorsionada por la gramática del poeta que desdobla lo que descubre en lo inmediato, sobre todo en lo inasible, para reacomodar las palabras en el cuerpo del libro, en el cuerpo de la humanidad, que al salir del muro “se parece a una palabra asomada”. Dividido por series, algunas con título, el inicio constante de los versos al usar la misma entrada (“puesto que”, por ejemplo) marca el vaivén de la lectura. Lo mismo usa la parábola con base en objetos cotidianos (“y te puede matar una guitarra”) como en aquellos polisignificantes (“la ardiente y ciega rosa que no canto”), pero dota a ambos de su propia visión: esa guitarra es “la guitarra del morir” que es derrochada nota a nota por el hambre que “aleja la muerte”.

Este es un libro con trabajos maduros que retoman esa poesía que obliga al lector a poner su propio significado en los anzuelos puestos por el poeta que insiste, con éxito, en que la lírica apenas es una invitación a otras realidades: las propias del lector. Un libro que refresca el panorama editorial donde más mexicanos deberían estar ofertados; quizá tan sólo para comparar a este hacedor maduro con los muchos locales, tanto o más fieros en el arte de decir lo intransitable • Antes bien, no ser. De Edipo a Eatherly y más allá…, Asbel Hernández, Samsara, México, 2013.

UN TEXTO FRONTERA HELÍ MORALES

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l sujeto del inconsciente, el sujeto del psicoanálisis, es social o no es. Por ello se pueden abrir caminos de reflexión, apoyados sobre este sujeto, que permitan pensar de otro modo campos labrados y problematizados por otros saberes. El libro que aquí presentamos es una puesta en acto de esta radical apuesta del psicoanálisis. Es un texto que muestra al psicoanálisis en acto como artefacto, como saber crítico de desentrañamiento y problematización del mundo actual. Estamos ante un escrito que aborda la posibilidad de pensar, desde el psicoanálisis, el espacio de lo político, lo histórico y lo social. Todo ello sin perder el horizonte clínico. De esta manera, hace genealogía del saber que viene de la pluma de Freud y de la enseñanza de Lacan. Del Malestar en la cultura a la Ética del psicoanálisis, este libro se sitúa en una tradición de crítica y análisis social que es fundamento y letra del hacer psicoanalítico. Asbel Hernández presenta un abordaje de temas espinosos, complejos y actuales. Interroga la guerra, los campos de concentración, la lógica implacable de la mercancía, la violencia cotidiana, la injerencia alienante de los medios de comunicación y los tecnomedios, las muertes del narcotráfico y su intento de politización sexenal, las nuevas relaciones amorosas y sexuales en estos tiempos de destrucción e invitación al espejismo de una perversión privatizada, los movimientos de rebelión social y, de manera explícita y audaz, problematiza la alienación moderna y la des-ilusión postmoderna. Estamos ante una arquitectura textual de largos alcances. Nos encontramos ante un texto frontera. Más radical: litoral. A lo largo de las páginas que siguen, se realiza una vinculación problemática y fértil entre el psicoanálisis y la filosofía, la economía política, la literatura, la sociología, el arte pictórico, la música y las ciencias políticas •

Poemas prohibidos y amor, de amor Efraín Huerta, Siglo XXI Editores, México, 2014.

Hacen muy bien todos aquellos que tienen a bien volver a publicar al enorme y siempre gratamente recordado Efraín Huerta, con el feliz pretexto del centenario que se festeja este año. Si el Fondo de Cultura Económica ofrece ya la Poesía reunida, volumen indispensable para quien quiera preciarse de conocer completo a un autor de quien decir que es “insoslayable”, o “insustituible” viene resultando toda una perogrullada; y si en estos últimos días, semanas y meses han aparecido publicaciones onomásticas y celebratorias por todos lados –estas mismas páginas lo hicieron–, ponderando ya sea la vigencia del aliento poético de Huerta, o invitando a la lectura y a la relectura de su obra, de este lado la siempre atenta Siglo xxi apronta un volumen antípoda al del fce en cuanto a extensión pero igualmente necesario para la mayor y mejor difusión de la poesía huertiana: estos Poemas prohibidos y de amor, que vieron la luz primera hace cuatro décadas y un año, son parte fundamental del corazón mismo de la obra poética del entrañable cocodrilo. Ahí están, dando prueba del aserto, entre varios otros, once de sus famosísimos poemínimos, pero también los Testimonios americanos, Los soviéticos y Los de amor. No alcanza siquiera la centena y media de páginas el libro, precedido por las Explicaciones en las que el propio Efraín refiere la génesis y la naturaleza de la reunión poética convocada bajo un mismo título aquí, pero en tan apretado espacio el autor hizo caber una muestra de lo escrito a lo largo de las décadas que corren entre la tercera y la séptima del siglo pasado. Dicho clásicamente, el presente volumen cubre a la perfección la necesidad de seguir difundiendo –en ediciones al alcance de cualquier bolsillo, además de las otras ciertamente más costosas-- una obra, en este caso poética, sin la cual no sería posible entender qué ha sido y qué es la literatura mexicana contemporánea •

próximo número

LÁSZLÓ PASSUTH, el cronista insólito Edith Muharay M.

El ALMA sonora del Universo

Aristófanes y la sátira política

jsemanal@jornada.com.mx


ARTE Y PENSAMIENTO ........

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Naief Yehya

Ricardo Guzmán Wolffer

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DEMÁS DE GUERRA Y paz o Ana Karenina, el ruso León Tolstói (1828- 1910) también escribió sobre la judicatura y sus personajes en La muerte de Iván Ilich. A pesar de la distancia de más de un siglo, sus comentarios siguen vigentes. La muerte... narra la vida de Iván Ilich y cómo en la lenta y dolorosa muerte que padeció se refleja una duda esencial: ¿habré hecho lo correcto al tomar las decisiones importantes de mi vida? Iván sufre especialmente por haberse casado con una mujer que de pronto se dedicó a molestarlo, y que acentúa en la convalecencia de una indeterminada enfermedad causada por un golpe: sólo se sabe que los dolores aumentan

y que le llevarán a la muerte ineludiblemente. El desenlace es anunciado por la propia trama, pues la novela inicia con el sepelio de Ilich y los esfuerzos de la viuda por cobrar la pensión laboral. Los analistas de Tolstói hablan de La muerte como un desahogo autoral sobre el temor a la muerte: se narra la perspectiva del personaje. Es verdad que el final de la novela trata sobre las dudas, los dolores insoportables y la soledad ineludible de ese tránsito que es siempre subjetivo; pero la obra habla más de cómo vivió el joven abogado para llegar a la dolorosa soledad de la clase media, diríamos hoy: logra acomodarse en los trabajos judiciales halagando a sus jefes y promocionándose en el momento político adecuado, pero su meta será el dinero, no la justicia. Termina por formar parte de la Familia Judicial, como le dicen ahora. Parte de la descripción del funeral de Iván es la manera en que sus compañeros de trabajo están especulando sobre los cambios laborales y cómo se beneficiará cada uno. Igual que hizo Iván en su momento: la burocracia y sus mecanismos inclementes. Además, está el matrimonio. Elige a una mujer que era simpática y de cierta posición social, más que por estar enamorado, al suponer que eso le dará acceso a ese lugar donde la burguesía sobrelleva la existencia sin mayores complicaciones. Craso error: en el primer embarazo la mujer cambia y se dedica a molestarlo, gritarle y aislarlo, incluso de los hijos. Iván se refugia en su trabajo y con eso asciende: todo con tal de evitar a la esposa. Así podría haber vivido, pero se accidenta y los dolores serán implacables. Si bien vemos a un juez convaleciente lastimado por su mujer y luego por su hija, la duda central radica en la vocación judicial. Iván consigue su puesto con la ayuda del padre burócrata judicial; el hermano también tiene un puesto similar. Son de aquéllos que, a pesar de no hacer su trabajo, no pueden ser despedi-

dos:“obtienen puestos ficticios y sueldos nada ficticios”, narra Tolstói. En la burocracia mexicana se critica a los que sólo se presentan a cobrar los días de pago, pero en la rama judicial están los que van a diario aunque apenas trabajan. Además está el dominio que el burócrata tiene sobre los usuarios del “servicio de justicia”. Para Iván, cuando vivía soltero, esa autoridad era más importante que el sueldo:“la sensación de aquel poder y la posibilidad de atemperarlo constituían a sus ojos el principal interés y el mayor atractivo de sus nuevas funciones”.Ya con familia buscará ascender a un puesto con mejores ingresos: da igual dónde, lo que importa es el pago. Lo logra por los movimientos que siempre hay en la política, no por méritos laborales. Después, Iván triunfará en esos puestos judiciales pero sólo por huir de la vida familiar complicada y molesta que le ha tocado. La enfermedad le cae casi como un castigo. La mujer lo odia y le desea la partida, pero como eso la privaría del sueldo del marido, sigue con él, pero incrementando ese resentimiento por su dependencia. Iván terminará odiando al gremio médico al darse cuenta de que, como él hacía en sus juicios, anteponiendo el procedimiento al fondo del asunto, los doctores igual tienen sus formas para justificar sus honorarios. No importa que no curen al paciente, ni que le dejen el dolor. En carne propia vive Iván la indolencia laboral. Y peor, porque se traduce en dolor físico, ineludible, inmisericorde:“y se quedaba a solas con el dolor. Y no queda otra cosa que hacer sino mirarlo mientas el corazón se hiela”. En el recuento de su vida, Iván comprende la futilidad de la causa de sus decisiones y la gratuidad del dolor que le ha tocado. Esta obra de Tolstói es una crítica a la vida sin honestidad, con los objetivos personales equivocados. Al caso, en la judicatura y algunas de sus formas de evitar la justicia. ¿Suena conocido?

Horrores reales y espejismos: el Ejército Islámico y sus tóxicos delirios de califato (i de ii) De la revuelta al caos La cortina de hierro se colapsó hace veinticinco años. Hoy son muy pocos los países del antiguo bloque soviético que pueden presumir de tener algo parecido a un régimen democrático y unos cuantos están hundidos en el caos. La Primavera árabe no ha cumplido cuatro años aún y ya la hemos declarado un fracaso y una desgracia. Probablemente nos estamos precipitando, pero no hay duda de que el derramamiento masivo de sangre, la represión indiscriminada, el sectarismo y el golpe de Estado egipcio no dan mucho espacio al optimismo ni a la paciencia. El problema del mundo árabe sigue siendo la incapacidad de los líderes de entender que la ley del todo o nada no tiene cabida en la democracia. Para los líderes árabes, desde Argelia hasta Omán, la oposición, de existir, tiene que ser un títere y cualquier cuestionamiento no sólo debe ser silenciado sino aplastado de inmediato para dar un ejemplo. El pluralismo es considerado como una amenaza existencial, una plaga que, de no ser exterminada, eventualmente corroería a las familias y grupos que tienen el poder. Con la excepción de Túnez y Líbano (que está lejos de gozar de tranquilidad), todos los estados árabes son monolíticos, paranoicos y en diferentes niveles grotescamente autoritarios.

la gran marcha Un elemento que ha venido a despedazar cualquier ilusión de cambio con justicia y dignidad, de renovación y apertura en el mundo árabe es la aparición del Estado Islámico en Irak y Siria ( isis ), una milicia que hace lujo de una brutalidad extrema y que en poquísimo tiempo ha logrado “conquistar” un territorio vasto entre Siria e Irak, además de que ha sabido utilizar los medios de comunicación digitales para magnificar sus triunfos, proyectar una imagen de crueldad insólita y reclutar a miles de fanáticos de diversas partes del mundo. Al fusionar sus dogmas medievales con una notable destreza para comunicar al estilo del siglo xxi se han convertido en una estridente, sorprendente y terrorífica amenaza para el Medio Oriente y para los intereses estadunidenses y europeos en la región. Washington insiste en que isis representa un peligro mundial real y presente. En parte tiene razón, pero la realidad es que esta milicia mediática no es como la pintan.

el problema sunita De al maliki surge aparentemente de la nada, como producto secundario de crisis mayores, pero con ambiciones de crear un califato que borre las fronteras arbitrarias establecidas por las grandes potencias europeas en la repartición del Medio Oriente que tuvo lugar al final de la primera guerra mundial. Sus triunfos en Irak están limitados a las zonas principalmente sunitas donde la población los apoya o no se resiste, y en ocasiones los ve como isis

una fuerza que podrá liberarlos del primer ministro chiíta, Nouri al Maliki, quien ha impuesto un régimen de abuso, marginación y opresión en contra de la población sunita. Al Maliki, quien se vio obligado a ceder el poder el 14 de agosto de 2014 a Haider al Abadi, no intentaba siquiera disfrazar su desprecio por el treinta y tres por ciento de la población; su régimen se caracterizó por arrestos injustificados, tortura, asesinatos, la negativa de distribuir los beneficios del petróleo, nepotismo, corrupción, la deliberada ausencia de una política de reconciliación nacional y el rechazo a reconsiderar la desbaazificación (que mantiene en el desempleo y marginación a todo aquel que fuera miembro de ese partido). Soldados iraquíes han abandonado la lucha en varios frentes, en parte por incompetencia y miedo, pero también porque no creen en su gobierno ni están dispuestos a sacrificarse por los delirios de otro tirano.

alianza De enemigos Más importante aún es que, si bien isis ha captado la atención internacional, está lejos de ser el único contendiente en esa zona infestada de organizaciones militantes, sunitas en su mayoría pero algunos, como el Comando Supremo para la Yihad y la Liberación, dicen contar con miembros chiítas y kurdos. Otras organizaciones que pelean al lado de isis son Ansar al Islam, Frente al Nusra, Consejo General Militar de Revolucionarios Iraquíes (formado por miembros de los servicios especiales de la era de Saddam) y numerosos grupos tribales. Organizaciones con muy distintos objetivos, orientaciones ideológicas y religiosas cuya alianza no puede ser más que temporal. No hay duda de que pronto se apuñalarán mutuamente, pero mientras eso sucede isis y sus aliados están causando muerte y devastación a niveles aterradores y estableciendo nuevos parámetros para la política de lo peor • (Continuará.)

JORNADA VIRTUAL

Tolstói y la judicatura

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........ ARTE Y PENSAMIENTO

Jornada Semanal • Número 1020 • 21 de septiembre de 2014

Germaine Gómez Haro

Alonso Arreola

Octavio Paz: correspondencias estéticas

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ENTRO DE LOS FESTEJOS que han tenido lugar este año para celebrar el centenario del natalicio de Octavio Paz, no podía faltar un gran evento alusivo a la pasión que profesó el poeta y escritor por las artes visuales. Sus numerosos textos inspirados en obras del arte universal de todos los tiempos fueron compilados en tres tomos, en la imprescindible publicación titulada Los privilegios de la vista (1987), nombre que dio lugar en 1990 a una soberbia e inolvidable exposición que se presentó en el desaparecido Centro Cultural de Arte Contemporáneo ( ccac ) de Televisa. El antecedente de esta muestra fue la exhibición pionera en el tema organizada por la Fundación Maeght en 1983 en St. Paul de Vence, Francia, sobre el Museo Imaginario, moderno universal y el arte mexicano. Paz de André Malraux, que cautivó a Paz por la escribió sobre arte a lo largo de casi seis correspondencia que sentía con el escritor décadas; sus pasiones y curiosidades estéfrancés con relación a las artes plásticas. ticas abarcan todos los períodos del arte Catorce años más tarde, el Museo del Pala- mexicano, desde el pasado prehispánico cio de Bellas Artes retoma la idea de festejar hasta los artistas de su tiempo; las corriena Paz con una magna exposición que pro- tes europeas desde el siglo xviii , pasando pone una red de vasos comunicantes que por las vanguardias hasta llegar a sus conpermiten al visitante hacer un recorrido por temporáneos; el arte estadunidense y las algunas de las pasiones estéticas del ho- creaciones eróticas de Japón e India, que menajeado. La presente exposición, titu- inspiraron algunos de sus escritos más enlada En esto ver aquello. Octavio Paz y el cendidos en torno a la pasión amorosa. Octavio Paz es tan crítico de arte como arte, está integrada por alrededor de 220 piezas provenientes de numerosas colec- poeta, siguiendo la brecha iniciada por ciones públicas y privadas del mundo. No Baudelaire. La revelación del “instante poéfaltará quien diga que es un “refrito” de tico” que se da en todas las artes es el hilo aquella más vasta y ambiciosa del ccac , conductor de esta muestra que propicia el pero en realidad hay que reconocer que se trata de un esfuerzo titánico que ha dado lugar a la afortunada conjunción de obras excelsas que difícilmente se pueden ver reunidas bajo el mismo techo en nuestro país. Es posible que algunos visitantes en primera instancia se sientan confundidos ante la diversidad de obras aparentemente inconexas que Héctor Tajonar ha entretejido en una inteligente trama curatorial, misma que sólo resulta congruente si el espectador la percibe como un itinerario visual que invita a explorar los luminosos textos del escritor. Después de visitar la exposición, el verdadero homenaje al poeta será leerlo –o reelerlo. Retrato de Octavio Paz El título de la exposición es acertado porque propicia la libertad de espacio de coincidencia entre lo inteligila mirada: “Esto nos deja ver aquello y, a ve- ble y lo sensible a partir del símbolo y de la ces, esto se transforma en aquello. Todas las analogía. Siguiendo al poeta:“El universo de símartes, lo mismo las verbales que las visuales son de esencia metafórica.” Así, siguiendo bolos es también un universo sensible. El los eslabones metafóricos de una larga ca- bosque de las significaciones es el lugar de dena, el espectador puede ir construyendo la reconciliación.” Octavio Paz muestra su voluntad de hasu propia visión del arte a partir de la interacción con extractos de los textos del escri- cer de su mirada una visión. Ya que la visión, tor que aparecen en pantallas interactivas. como él mismo lo explicaría años después, Para comprender, y por ende, amar el arte, “no es sólo lo que vemos. Es una posición, hay que verlo: los textos guían, pero la mi- una idea, una geometría: un punto de vista rada sensible juega el papel primordial. en el doble sentido del término.” “Presencia y presente: Baudelaire, crítico Agrega Paz: “ Para ver de verdad hay que comparar lo que se ve con lo que se ha vis- de arte”: “El objeto, aquello que se presenta to.” De ahí el diálogo abierto entre diferen- a los ojos o a la imaginación, nunca aparece tes épocas, culturas y lenguajes. Es impo- tal cual es. La forma de la aparición de la presible reseñar en este espacio los once sencia es la representación. El ser es invisinúcleos que conforman la exhibición, inte- ble y estamos condenados a verlo a través grada por dos temáticas principales: el arte de una ventana tejida de símbolos.” •

Cerati en el Séptimo Día

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Í, AHORA RECUERDO BIEN aquella fila. Ya investigué y mi hermano tenía razón: sucedió el 15 de noviembre de 1987, día de mi primer concierto “internacional”. Acababa de cumplir trece años. Fue en el salón Terraza Jardín del Hotel Crown Plaza de Ciudad de México. Formados con algunos amigos, escuchábamos atentamente los acordes de “El cuerpo del delito”. (Por esos tiempos comenzaba mi relación con el bajo eléctrico.) La línea de slap que tocaba Zeta Bosio nos impresionó. El sonido de la batería y los teclados –a cargo de Charly Alberti y Daniel

Melero–, también. De Gustavo Cerati sólo se escuchaba la guitarra, no la voz. Seguían probando sonido mientras la gente se agolpaba en la entrada. Era el debut de Soda Stereo en México, una suerte de cena show privado al que terminamos colándonos gracias a la mamá de un conocido. Mucho se hablaba en la radio y la televisión sobre este nuevo grupo montado en la ola del “Rock en tu Idioma”, etiqueta con la que varios sellos discográficos –principalmente b m g Ariola– consiguieron hacer negocio apoyando, insólito para entonces, a artistas hispanos de rock. Así, bandas mexicanas como Caifanes, Neón, Bon y los Enemigos del Silencio, Maldita Vecindad, Los Amantes de Lola, Kenny y los Eléctricos y Rostros Ocultos se sumaron a un movimiento liderado por grupos españoles (salían de una dictadura) como La Unión, Radio Futura, Los Toreros Muertos, Danza Invisible, Alaska y Dinarama, Hombres g, Nacha Pop y Duncan Dhu, así como por algunos argentinos (salían de otra dictadura): git , Miguel Mateos y Enanitos Verdes, entre otros. De todos, sin embargo, quienes más nos sorprendieron fueron tres músicos de Buenos Aires que unificaron como nadie el ánimo general de entonces. Sí, los de Soda Stereo. Dicho esto, despreocúpese la lectora, el lector del Séptimo Día. No me perderé en biografías ni en bagatelas personales. Sir va la introducción para establecer –sí, en primera persona del singular, lo siento de verdad– lo que este conjunto en general y Cerati en particular significaron en mi vida y en la de tantos melómanos que vimos en ellos la posibilidad de una escena que reflejara nuestra narrativa cotidiana con la energía y el glamur del rock, pero también con una inteligencia y un oficio ignotos para nosotros. Sí, Gustavo Cerati era un gran cantante e intérprete, un virtuoso de la guitarra y, además, un magnífico letrista. Sea en sus siete discos con Soda o

con los cinco que hizo en solitario, las joyas de su imaginación fueron constantes. Pienso ahora en piezas como “Ella uso mi cabeza como un revólver”. Homenaje a la etapa psicodélica de Los Beatles en sus arreglos de cuerdas y en su nombre (de allí la palabra revólver), dedicada a su adicción a la cocaína a través de una alegoría engañosa que parece contar una relación amorosa y enfermiza (“no creerías las cosas que he hecho por ella”). Pienso en la sofisticación de armonías como la de “Hombre al agua”, crónica de un suicidio que representa la fidelidad hacia el destino por encima del cómodo pasado, cuando la tonalidad de Mi Menor pertenece lo mismo al relativo Re Mayor (verso) que al relativo Sol Mayor (coro). Pienso en “El séptimo día”, construida en compás de 7/8 para enfatizar las penurias del domingo a la luz de referencias bíblicas y científicas. Claro, pienso en “Té para tres”, esa mesa en la que junto a su madre recuerda a su padre y alrededor de la cual ejecutó uno de sus mejores solos guitarrísticos (Confort y música para volar). Pienso en “Corazón delator” con la Orquesta Sinfónica de Buenos Aires en el Teatro Colón, parte de los Once episodios sinfónicos: “Ella parece sospechar, parece descubrir en mi debilidad los vestigios de una hoguera.” Pienso en la fuerza distorsionada de “En remolinos”: “Florecer mirándome a los ojos, perfección.” Pienso en los riffs de “Juegos de seducción” y “De música ligera”. Pienso en “Avenida Alcorta” y “Bocanada”. Pienso en todo esto y siento un vacío peculiar en el que ese niño de trece años, haciendo fila para su primer concierto “internacional”, se queda un tanto huérfano. Ese niño, detenido por siempre en el cuadrito de un calendario, aún no sabe lo que pasará ni cómo lo impresionarán aquellos peinados y esa furia elegante. No sabe cómo es que se decidirá su propio rumbo en las siguientes horas. Yo, que escribo esto acercándome a los cuarenta, ya sé lo que pasará: ese niño se hará músico profesional a los dieciséis y Cerati morirá a los cincuenta y cinco, luego de irse desvaneciendo en una cama de hospital. Ese niño le estará agradecido por siempre. Ese niño está por terminar una columna dominical para tocar su bajo en alguna ciudad furiosa. Buen domingo. Buena semana. Buen camino, Gustavo •

BEMOL SOSTENIDO

@LabAlonso

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ARTES VISUALES

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ARTE Y PENSAMIENTO ........

21 de septiembre de 2014 • Número 1020 • Jornada Semanal

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Jorge Moch

Ana García Bergua

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NA ESCRITORA ESCRIBE SOBRE un escritor más que maduro, el cual escribe sobre un arquitecto más joven. El escritor, además, entabla una relación con una mujer guapa bastante menor que él, aunque no propiamente joven, y a pesar de estos talismanes que de alguna manera suenan familiares en esos casos, lo acechan las sombras de la edad y sus afecciones irremediables. Empecé diciendo “una escritora escribe”, pero no estoy segura de que Aline Pettersson, la autora de esta novela que se llama A la intemperie, sea la voz que narra, a manera de diario, las vicisitudes y vacilaciones a que se enfrenta un escritor (o escritora) en el momento de sumergirse en la creación de un personaje: “Pedro de la Serna está tomado de aquí y de allá. De la memoria de una vida –mi vida–. De gente a la que le he robado un rasgo o dos. No, no es nadie y, al mismo tiempo, es muchos o varios. Es quizá la observación de ciertas maneras de situarse en la escritura, los amores, el tiempo y, claro, la edad. Pero no, no debe ser nunca un portavoz de mi ansiedad. No, Pedro de la Serna precisa cobrar vida propia que lo lleve a sumergirse en sus obsesiones, placeres o disgustos, en fin, en su camino. Debe ser el propietario de su neurosis particular.” Quien dice esto podría no ser Aline Pettersson, la autora del libro, sino otro personaje a su vez de nombre “yo” (ese “yo” engañoso que nunca terminamos de ser cuando escribimos “yo”), de manera que A la intemperie se convierte en una caja china, una exploración sobre los desdoblamientos de la identidad en la escritura, pero también sobre el pensamiento en el laberinto de las palabras y un intento de atrapar el tiempo, el tiempo de la vida y el tiempo del libro. Ya Aline Petterson, en novelas anteriores como Tiempo robado, Círculos o Las muertes de Natalia Bauer había indagado en el tema del tiempo, las edades y la enfermedad. De alguna manera lo hizo también en La noche de las hormigas, en la que un médico acuchillado agoniza en un parque rememorando su vida. En esa novela, la autora aborda el tiempo entreverado con muchas otras cosas, entre ellas la permanencia del fondo de los mismos conflictos humanos a través de las épocas. A la intemperie es una novela corta y fragmentaria, no propiamente un diario si bien tiene el aire y un poco la forma del cuaderno de notas de un escritor en el que se van alternando la vida y la escritura siguiendo sus propias respiraciones. La escritura es, en este caso, una tabla de salvación y a la vez un espejo: a lo

largo de la novela, Pedro de la Serna va sintiendo que las fuerzas lo abandonan, y sin embargo se esfuerza por mantenerse de este lado de la orilla. Lo angustia esta mujer misteriosa y callada pero pletórica de energía y ansias de ser llenada, a la que no sabe si podrá satisfacer con la consabida pastilla. Lo angustia que las palabras y los recuerdos se le escapen de vez en cuando, o la posibilidad de que esa otra mujer, la página, se quede a medias. De alguna manera, el estar encarnando con palabras a un personaje más joven, lleno de energía, lo reanima: “Pedro entrecierra los ojos y se deja invadir por el sentimiento de excitación que le produce el ponerse a escribir. Es como salir del cuerpo y volar al éter. Ensanchar el tiempo, el gran lapso que le corresponde a él sumado a los cuarenta y dos años de su personaje. Es como percibir que los sentidos se le afinan y la agitación lo invade. Percibir un cosquilleo de ideas que va brotando desde sus honduras más remotas. Es dejarse habitar por otras palabras que se ocultan quizá el resto del día.” La escritura es para Pedro de la Serna el sentido de su vida, rodeada de todas las pequeñas cosas que nutren el ego y el prestigio de un autor ya establecido: los congresos, los viajes, las mesas redondas, la vida cultural acompañada de amigos. Tiene una hija y nietos con los que lleva una buena relación. Y sin embargo, conforme avanzan su vida y sus intentos de ser el mismo, Pedro de la Serna descubre que a pesar de todo algo en él se está apartando, una parte de su vida se desdibuja, hasta que ese blanco, ese lapso de la memoria lo desdibuja a él, lo detiene. Recapitulación, conjuro, exorcismo y a la vez una gran clase de economía narrativa, a la más reciente novela de Aline Petterson no le sobra ni le falta una palabra para expresar todo lo que la escritura guarda y arriesga en una vida, siempre al filo de la terrible nada •

Vana ilusión del televidente

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UE MÉXICO TENGA MÁS de dos televisoras abiertas ha sido un reclamo popular por mucho tiempo. Pero el anquilosado sistema político privilegió, desde la aparición del medio en México, allá por finales de 1949, un maridaje nauseabundo, primero con el imperio de la familia Azcárraga en Televisa y luego de una turbia privatización de la red gubernamental Imevisión, cuando nació tv Azteca curiosamente adquirida por un pariente del entonces presidente Salinas y, además, prestidigitando en garantía de adquisición un misterioso préstamo de millones de dólares sin recibos ni consecuencias fiduciarias, otorgado, otra vez de inexplicable manera, por el hermano del presidente (y así la cosa turbia esa quedó en familia). Quienes creímos entonces que t v Azteca rediseñaría los modos de hacer televisión en México nos quedamos con un palmo de pantalla por narices. La programación de Imevisión, que desde luego adolecía de cierta grisura, de un oficialismo sin matices, no mejoró. El oficialismo sin matices ahí siguió, sazonado con malas copias de los ya de por sí malos productos de Televisa, en no pocas ocasiones a su vez refritos de otras producciones televisivas del mundo y, para acabar de torcer el asunto, con una marea publicitaria que asfixia a la audiencia. Y así el carnaval de tanta porquería que hoy conocemos hasta el hartazgo. Una de las pocas cosas plausibles en una reforma en materia de telecomunicaciones en México sería entonces la competencia verdadera, la incentivación de nuevas firmas que aportaran variedad y frescura de contenidos, pero sobre todo llevaran implícita la obligatoriedad de un reto para las televisoras preponderantes: dejar de tratarnos a los mexicanos como imbéciles, dejar de tratar de manipularnos en pos de la agenda de un estamento político profundamente hipócrita y corrupto, y simplemente informarnos con veracidad a la par que se nos ofreciera entretenimiento verdaderamente de calidad, en cobertura masiva. Que las barras programáticas fueran un poco más como las de Canal Once, Canal 22 o tv unam y menos como lo que hacen Televisa y t v Azteca o sus símiles como Univisión; ah, la belleza de las utopías... Pero las experiencias de diversificación de mercado, salvo pequeñas, muy pequeñas pero honrosas excepciones, demuestran que el camino a seguir no necesariamente será el del enriquecimiento de los contenidos o el apego a las más elementales directrices éticas del periodismo, sino a los usos y costumbres de la podredumbre a la que malamente el público mexicano se ha acostumbrado al grado de aplaudir y pedir más mierda. Y el quid está en los candidatos y posibles tiradores a llevarse las concesiones de al menos dos canales de televisión abierta por venir. Algunos nombres permiten esperar una televisión más o menos seria, como sería el caso de Manuel Arroyo, de El Financiero, o Joaquín Vargas, de mvs ,

pero otros, como Olegario Vázquez, del Grupo Imagen o su tío, el sempiterno padrino de la cosa nostra olímpica en México, Mario Vázquez Raña, quien maneja la Organización Editorial Mexicana y a prensa eminentemente gobiernista –y de manera particular y dogmática inclinada al pri al grado de ser siempre su Pípila mediático– no harían sino rendir pleitesía al partido en el poder y cuidarle las espaldas y maquillarle las escaras a Peña Nieto por lo que le quede de mandato. Difícilmente –el escepticismo me viene de más de cuarenta años de atestiguar cómo las televisoras privadas parecen concentradas en la tugurización del gusto y la cultura de los mexicanos, empeñadas en hacer del amarillismo noticia y de lo banal espectáculo, mientras con trucos de cámara o francas mentiras esconden (o pretenden hacerlo) la inepcia y la estupidez de los hombrecitos que dicen gobernar este país desde hace demasiado tiempo dándonos la espalda y el esquinazo– unas televisoras operadas por actuales palafreneros gobiernistas –allí está claramente el ejemplo de Cadena Tres, del mismo Olegario Vázquez Raña, y los contenidos de sus informativos– serían capaces de enfrentar al sistema político corrupto que por algo les permitiría acceso al espectro radioeléctrico. Difícilmente surgiría, como alguna vez dijera Mony de Swaan, una “ bbc mexicana”. Difícilmente lograríamos deshacernos de basura televisiva como Laura Bozzo o Rocío Sánchez. Y creo, empero, que las veríamos multiplicarse. Qué horror. Porque está claro que el objetivo del sistema político mexicano no es la renovación, sino la perpetuidad. Y para ello necesita, desde luego, a la televisión •

CABEZALCUBO

De la vida de los escritores

PASO A RETIRARME

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........ ARTE Y PENSAMIENTO

Jornada Semanal • Número 1020 • 21 de septiembre de 2014

Orlando Ortiz

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UIENES ME CONOCEN ME acusan de pesimista. Admito mi proclividad al pesimismo, que en ocasiones –como ahora– se agudiza, y no por mero reconcomio. Hecho recientes me remitieron a las siguientes líneas, escritas por Fortún (Francisco Zarco) y publicadas en la Ilustración Mexicana, a mediados del siglo xx : “Con todo lo bueno se nos amenaza y nada más. Cada año esperamos tener siquiera un piso plano, y esto es imposible. Se nos ofrece alumbrado de gas, y el proyecto se frustró porque un particular tuvo miedo de quemarse… ¡Y luego dicen que las mayorías son opresoras!... ¡Mentira! Sobre todo en México, donde siempre, siempre, una insignificante minoría oprime al país entero.” Es fácil deducir que mi evocación de esas líneas se relaciona directamente con la aprobación, en el Congreso, de las leyes secundarias de las reformas constitucionales, en particular la energética, leitmotiv de la actual administración. Muchas fueron las voces que se levantaron, desde hace mucho, para pronunciarse en contra del en aquel entonces sólo proyecto; voces que señalaban la necesidad de estudiar con detenimiento el mejor camino para averiguar si debía darse el paso y hasta dónde podía darse sin que México acabara perdiendo. Todo fue inútil, la decisión estaba tomada “arriba” y los esbirros políticos del régimen acataron y ejecutaron ciegamente el mandato: reformar la Constitución, primero, y luego, orientar la reglamentación para beneficiar al sector hegemónico; pero desde luego que utilizando un discurso sofista, que disfrazara las intenciones del reformador. Se reforma, dirían, para beneficiar al pueblo; para que pague menos por la luz, por el gas, por la gasolina, para que haya más trabajo y mejores salarios, etcétera. Los esbirros políticos, tal vez llevados por sus propias palabras, y manejando números alegres, parecían estar convencidos de las bondades e inmensos beneficios que acarrearían las reformas. Sin medir sus argumentos casi prometieron que apenas se publicaran las leyes secundarias en el Diario Oficial, comenzaría el diluvio de riquezas y bienes, se iniciaría el descenso de los precios en la gasolina, el gas, la energía eléctrica, etcétera, lo cual no se conseguía desde ya por culpa de unos cuantos izquierdosos que no piensan ni se preocupan por el bienestar de los mexicanos, pues responden solamente a sus intereses ideológicos (antes decían: al oro de Moscú). Pocos días antes de que consumaran sus propósitos, algunos de los entusiastas defensores y paladines de las reformas empezaron a matizar las cosas y bajar de volumen sus voces. Los gasolinazos mensuales continuarán todavía por algunos meses, la reducción de

las tarifas de luz no puede llegar de golpe y porrazo… en fin, la solución inmediata a los problemas económicos que nos prometían, en el mejor de los casos no va a ser tan inmediata. Y se callan lo que sería el colofón: tendremos que seguir aguantando salarios reducidos, pérdida del poder adquisitivo, tarifas eléctricas desmesuradas y una nueva deuda que yo, pueblo, no contraje pero debo pagar porque así quedó establecido en la nueva legislación. La manipulación de los medios ha dado resultado: uno encuentra en la calles o en el Metro y otros transportes colectivos, a personas que están convencidas del discurso y las acciones de la actual administración prianista. ¿Seguirán opinando lo mismo dentro de algunos meses, cuando las promesas no sean cumplidas y se agudice el deterioro de sus condiciones de vida? Seguramente no. La inconformidad y disgusto de numerosos sectores sociales se va a poner de manifiesto de una u otra manera. No dudo que para evitar estallidos sociales el gobierno incremente sus programas de ayuda social, vía adquisición de empréstitos que comprometan cada vez más la soberanía nacional y no solucionen de raíz los problemas económicos y sociales. Deuda pública que acabaremos pagando los contribuyentes. Por lo pronto, ya la cfe se deslindó de lo prometido por el Ejecutivo y el Legislativo prianistas y puntualizó que la disminución en las tarifas de la energía eléctrica tardará en llegar (si llega, agrego yo) alrededor de dos años. Mi duda obedece a que el mismo “heraldo negro” apuntó que es necesario cambiar de tecnología, equipos, etcétera, para producir energía a más bajo costo, pero como los empresarios mexicanos siempre quieren recuperar de la noche a la mañana las inversiones que realizan, lo más seguro es que tales cambios de equipo y tecnología en lugar de reducir vayan a incrementar las tarifas. Y el secretario de Hacienda también… ¿para qué seguir? •

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Vayan unas por otras

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ON SER MENOS QUE poco el espacio que habitualmente se le “concede” al cine mexicano en la mexicana cartelera –y con tal actitud pasándose la ley vigente por la tabla de los merengues, como bien se sabe y aquí siempre se repite–, resulta que tan mínima rendija por la cual el público mexicano puede asomarse a la mexicana idiosincrasia cuando ésta es vertida en filme, suele permanecer ocupada por lo innecesario refilmado –verbigracia Hasta el viento tiene miedo, de la que algo mínimo se dijo aquí–, o bien por lo inane bien filmado –como Guten Tag, Ramón, de la que algo también mínimo se dijo aquí–, cuando no o, mejor

dicho tal vez, cuándo no, por lo insulso asimismo bien filmado y re-filmado, aunque no se trate de un remake y se llame como canción de Agustín Lara pero nada tenga que ver con el divino cursi –háblase de Amor de mis amores (Manolo Caro, 2014), de la que nada se hablará, al son aquel de la abuela que aconsejaba lo de “si no puedes decir nada bueno de alguien, mejor no digas nada”. Entretanto, para no variar ni perder costumbre, otras cintas hechas en estos lares y que de verdad hablan de cosas que pasan en los lares éstos, es decir de cosas de verdad, son mínimamente exhibidas, y eso si bien les va, en los festivales que no por ser cada año más numerosos tienen ni tendrán la capacidad de –ni están obligados a– suplir ausencias carteléricas originadas en la doble inercia de dos cabras que tiran cada una pa su monte: una rumbo a su montaña de dinero, y la otra camino a su montaña de indolencia. De esa otra montaña, la de filmes que no cuentan con la doble bendición torcida del que exhibe porque aquello parece medio gringo y la del que mira exactamente por lo mismo, hay una de la que deben decirse al menos unas cuantas líneas: se titula Los bañistas, la dirigió Max Zunino en 2013, fue parte de la programación del más reciente Festival Internacional de Cine en Guadalajara y este ponepuntos ignora honestamente si ha vuelto a ser exhibida en tierras mexicanas. Contada como a media voz y lentamente, la historia que se despliega en Los bañistas es una suerte de relato múltiple, o una pintura al fresco de los varios rostros que pueden tener la soledad y la solidaridad, en ambos casos no espontáneas sino consecuencia de alguna imposición: para la primera, de las condiciones de vida a las que suele terminar orillado un habitante de la urbe cuando no tiene a la mano recursos tales como familia o boyantez económica, sumado a una vejez imposible de experimentar como lo que debería ser Arriba: elenco de Los bañistas

y que en este país, en una urbe como Ciudad de México, es quimera inalcanzable para tantos: tiempo para el reposo y el repaso de lo que pasó. No, porque sigue pasando todo, comenzando por la urgencia de sobrevivir y la obligación de hallar por propia cuenta el cómo y el con qué, y entonces la otra consecuencia impuesta: una solidaridad surgida de la necesidad, no de la espontaneidad, que le sirve lo mismo al que da que al que recibe para mantenerse ambos a flote. En el otro extremo de la cuerda, jovencísima y con todo por hacer y conocer, la deuteragonista de la historia tiene en común con aquel viejo mucho más de lo que podría suponerse, comenzando por el sitio marginal que la sociedad y sus neoliberales lineamientos le asignan a los dos: si no generas lana no eres nadie, y a ver cómo te las arreglas. Solidaridad que anula soledades: la incipiente de la chava que a pesar de sus desplantes onda “a mí me vale madre todo” va entendiendo que sola no se llega casi a ningún lado; la del viejo que cede a los embates contra su mundo aparte, aislado y excluyente, cuando la realidad le enseña, y a sus años, que solo no podrá llegar tal vez ni al día siguiente, si es que quiere hacerlo con algo de comer entre las manos y, también y no menos imp or tante, con algo que decirle a alguien y con alguien para decirle alguna cosa. A propósito, los bañistas que le dan título a la cinta no son ellos, por cierto muy bien caracterizados por Juan Carlos Colombo y Sofía Espinosa, sino un montón de otros no tan solos tal vez pero sí muy solidarios. Queden los pormenores de la trama en el tintero para que se conozcan de primera mano y no por esta vía, cuyo cometido no puede consistir en contar tramas, aunque eso y ninguna otra cosa piensen Unoscuantos que es para lo que habla uno de cine, y que si no lo hace no hace bien, y menos si lo hace de algo que no está en el momento en cartelera, según esto porque entonces para qué •

CINEXCUSAS

Horizonte encapotado

Luis Tovar

PROSAÍSMOS

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ENSAYO

A

l hablar de rock, y en especial el que surgió en los años sesenta y setenta del siglo pasado, no se puede pasar por alto a los Rolling Stones, banda que, sin ser necesariamente la mejor, ostenta con dignidad ese gallardete, por haber sido y ser un g r u p o d e m ú s i c o s q u e s u p e r a ro n t o d o s l o s obstáculos impuestos por la sociedad de su época y los riesgos que significaba la fama, cuando ésta deriva, además de las innegables cualidades musicales del grupo, de una actitud peculiarmente rebelde que, en el caso de los Rolling, constituye su mayor atractivo. Lo mejor de los Stones no necesariamente está en sus piezas más difundidas; basta con echar un clavado en alguno de sus discos menos escuchados para darse cuenta de que cada una de las canciones tiene un sello inconfundible e incomparable producto del oficio y una madurez que sólo los años de trabajo pueden dar, todo ello siempre presente, inmutable, sin edad ni tiempo: es sólo rock and roll . El aparato publicitario que los rodea los convierte en una especie de espejismo. La gran hazaña de los Stones es haber permanecido, y lo han logrado con creces hasta nuestros días (apenas hace unas semanas, la banda anunció su siguiente gira, ahora por Sudamérica que se llevará a cabo a principios de 2015). Mucho se habló de los problemas de drogas de los Stones, en especial de Keith Richards y Mike Taylor, quien entró a suplir a Brian Jones tras la muerte del guitarrista, provocada por la letal combinación alcoholestimulantes, aunque también se habló de desavenencias con su amante o de un suicidio, ocasionado por una sensación de indiferencia del resto de la banda ante sus problemas. La muerte de Brian obligó al grupo a mantener a flote a la banda pese a la marea de acusaciones de la que fueron objeto; el gobierno de Londres los tuvo en la mira y fueron frecuentes visitas policíacas, arrestos, citatorios e interrogatorios respecto a sus nexos con narcotraficantes y personajes "non gratos" a la sociedad londinense. El gobierno de Japón les negó la entrada a su país y no fue sino hasta 1990 cuando fueron nuevamente admitidos. Lo mismo hicieron otros gobiernos, como el de Francia, que hizo todo lo posible por echarlos, pues los consideraba un grupo de drogadictos que había convertido a Francia en un campamento de “gitanos”, todo ello tras el éxito del álbum Exile on Main Street, tras del cual Mick, Keith, Bill, Charlie y Mike habían adquirido propiedades en

21 de septiembre de 2014 • Número 1020 • Jornada Semanall

la provincia francesa; la antigua casa de Pablo Picasso en Mougins; la mansión de Nellcote, en Villefranche-Sur-Mer y casas en Saint Antoine, Cevennes y Grasse, respectivamente. La dimensión exagerada que un juez francés atribuyó al "caso Nellcote" (una supuesta reunión de los Stones en casa de Keith, a la que supuestamente habían asistido narcotraficantes) ocasionó que el nombre de la banda fuera asociado de inmediato con drogas. De ahí en adelante empezaría una prolongada vigilancia sobre Richards, que no terminó sino hasta mucho después, cuando el gobierno de Canadá, con el cual Keith tenía cuentas pendientes, redujo su pena, de una posible cadena perpetua a un concierto gratuito a beneficio de invidentes. Hasta entonces, los Stones habían marcado la pauta a seguir en cuanto a rock and roll, al tiempo que otras corrientes nuevas que encabezaban músicos como David Bowie, T´Rex, Lou Reed y otras figuras, tomaban posesión de la escena; sin embargo, la personalidad de Mick y la flexibilidad de los Stones para adaptarse a las nuevas corrientes y sobre todo, aquel histórico debut en Nueva York de 1980 con dos apoteósicos conciertos en el

Con ustedes, los Rolling Stones... Juan Puga

Madison Square Garden, los situó en un lugar preponderante, difícilmente alcanzado por otros grupos. Baste decir que después de que apareció It’s Only Rock and Roll –su último álbum con Mike Taylor–, entre los posibles suplentes del guitarrista estuvieron Eric Clapton, Jeff Beck y Jimy Page; finalmente, el grupo se decidió por Ron Wood, ex guitarrista de Faces, quien sólo tenía algunos pendientes con su grupo anterior. Ya con Wood firmado, grabaron Made in the Shade, que contenía, versiones en vivo de las conocidas “Brown Sugar”, “Tumbling Dice”, “Happy”, “Wild Horses”, “Bitch”, “Rip this Joint” y otras. En 1976 incursionaron en el reggae con Black and Blue, un álbum en que colaboró Billy Preston. En 1977 apareció Love You Live, con versiones en vivo de “Honky Tonk Woman” y “Star,Star”. 1978 es el año de "Some Girls", con “Miss you”, “It’s Just My Imagination” y las muy escuchadas “Beast of Burden” y “Shattered”. En 1979 aparece una antología y no es sino hasta 1980, cuando sale a la venta Emotional Rescue, con la pieza que da título al álbum. En 1981 graban Tatoo You que incluye “Start me up” y “Waiting on a Friend” seguido de Still life, grabado en vivo durante el “American Tour”. En 1982 sale a la venta Undercover, que no recibió muy buenas críticas y pasó casi desapercibido. En 1989, después de un distanciamiento entre Jagger y Richards, que culminó casi un año después cuando los Stones ingresaron al salón de la fama, es lanzado Steel Wheels, un gran álbum que marcaría el regreso de los Stones a los escenarios y que también significó la más grande de sus giras hasta entonces: la "Steel Wheels Urban Factory". Fue el último álbum en que participó el bajista Bill Wyman. A la fecha, los Stones han producido, aproximadamente, veintisiete álbumes de estudio, quince álbumes en vivo y catorce recopilatorios, para un total de sesenta y cinco discos, más los confeccionados por su antiguo sello de grabación encabezado por su ex mánager, Allen Klein, de quien no han podido desligarse del todo. La gira oficial “14 on Fire” incluye fechas en Oslo, Río, Zürich, Tel Aviv, París, Berlín, Vienna, Dusseldorf, Roma, Madrid, Estocolmo y Roskilde. La muerte reciente de L’Wren Scott, prometida de Mick Jagger, ocasionó que se suspendiera la gira por un tiempo, pero recientemente se dieron a conocer las fechas para la siguiente serie de presentaciones en Australia en octubre de este mismo año, cuyas localidades están vendidas en su totalidad •

Ilustración de Juan Puga

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