La Gualdra 221

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 221 - 9 DE NOVIEMBRE DE 2015 - AÑO 5

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

La exposición Arte en Resistencia se encuentra en exhibición en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas y permanecerá hasta el 21 de noviembre. Ésta es una excelente muestra de lo que se está haciendo actualmente en diferentes talleres de grabado de nuestro país; artistas de diferentes estados participan en esta propuesta que pretende manifestar, a través del arte, una postura clara con respecto a diversas situaciones de vulnerabilidad e injusticia vividas en México. Arte en Resistencia es una exposición que vale la pena visitar. No se la pierda. [Más de esta exposición en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 221 / 9 DE NOVIEMBRE DE 2015 / AÑO 5

Mundanal e Imaginario es el título de la exposición de Juan Carlos Villegas que este próximo viernes se inaugurará en el Museo Zacatecano, a las 19:00 Hrs. Juan Carlos Villegas Cosío nació en Potrero de Gallegos, una comunidad del municipio de Valparaíso, al suroeste de Zacatecas, en 1971. La exposición que se inaugurará esta semana está dividida en dos núcleos temáticos; el primero de ellos, Mundanal, nos muestra dos series que se entrelazan porque son parte de una misma historia, en este primer núcleo conviven lo figurativo con lo abstracto: los personajes femeninos y los diferentes escenarios en los que éstos conviven nos señalan los múltiples, accidentados y azarosos caminos por los que las niñas han tenido que pasar. Un texto alusivo a Mundanal fue escrito por el poeta michoacano Armando Salgado para esta exposición. El tiempo para concluir esta serie fue largo, le llevó a Villegas por lo menos cinco años concluir esta colección que muestra obras realizadas en diferentes momentos dentro de este periodo. Por otro lado está el segundo núcleo temático, Imaginario/Imaginaire, conformado por la colección de 12 retratos hechos en papel amate que fue exhibida en Francia por primera vez durante 2013-2014 y que ahora se presenta en Zacatecas. Juan Carlos Villegas creó una serie de personajes relacionados con la cultura mexicana, en su sentido más amplio de expresión, tomando en cuenta que el arquetipo tradicional del mexicano se modifica constantemente en un contexto de multiculturalidad e interculturalidad; de ahí que los personajes creados sean simbólicos, más que representativos, de un México en constante evoluciónconvulsión. Doce escritores participan en este proyecto: de Zacatecas, Pilar Alba, Joel Flores, Oscar Edgar López y Alberto Huerta; del D.F. Edgar Khonde, Guillermo Samperio, José Cruz, y Gabriel Reyes; de Puebla, Fernando Cuervo; de España, Lluna Llecha; y de Francia, Pierre Thiollière y Aurélie Deny. Sin tener más que la imagen y el nombre de la misma, se convirtieron en intérpretes de lo plasmado por Villegas:

se relacionaron con el mundo de la obra analizada, interpretaron los textos-obras a su manera y tradujeron todo en un nuevo discurso, en cosmovisiones diferentes. Es éste un imaginario colectivo, en el que llama poderosamente la atención la fuerza de los relatos; hay una coincidencia general al dotar a los personajes de una vida triste y solitaria. La vulnerabilidad es una constante. ¿Será éste el reflejo de una sociedad imaginaria solamente? ¿O será que una profunda soledad nos acecha, nos corroe entre tanta gente? De pronto, a la vuelta de la vida, ahí estamos también como espectadoreslectores para crear mundos alternos y para sentirnos menos solos en nuestro propio mundo imaginario. La tarde de la inauguración será presentado el catálogo de esta exposición que forma parte también de los festejos por el 20 Aniversario del Museo Zacatecano. Los textos de imaginario incluyen la traducción al francés realizada por Chantal Chevillard, Aurélie Deny, Geoffroy Huard, Pauline Jobard, Lluna Llecha, Verónica Portillo, Pierre Thiollière y Pablo Ortiz, bajo la coordinación de Carlos Belmonte Grey, quien también fue el coordinador del proyecto en Francia. Créame cuando le digo que en este proyecto se ha tejido una red muy interesante de colaboradores, coordinados todos por Julieta Medina, directora del museo, quien de manera muy profesional ha hecho hasta lo imposible para que esto salga a la perfección. Gracias a todos quienes nos han ayudado para llevar a cabo esta exposición. Ojalá tenga la oportunidad de asistir a la inauguración. La exposición permanecerá hasta el último día de febrero del próximo año; pero sería muy gratificante contar con su asistencia el viernes a las 19:00 Hrs., en el Museo Zacatecano. La siguiente semana compartiremos con ustedes una selección de algunas imágenes de la exposición, por si acaso la distancia de impide estar con el autor ese día. Que disfrute su lectura.

Amor, entusiasmo y algo de obsesión Un curador y una artista del siglo XXI Por Violeta Tavizón

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Diplomado El Renacimiento: la era del maquiavelismo, la utopía y el quijotismo Por Rebeca Mejía López y David Valerio Miranda Don Quijote y el uso de la prudencia I Por Rebeca Mejía López

Celosa, exigente, absorbente, la literatura Por Mauricio Flores

Arte en Resistencia

Memoria del cáncer Por Gerardo del Río El Picaporte Por Simitrio Quezada Experto en el tema Por Roberto Galaviz Nueve puertas para invocar a Belcebú Por Carlos Flores Castillo de sal si puedes Por Esther Cárdenas Me voy Por Alberto Huerta

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Back to the Future Por Edgar Khonde Perlas Por Pilar Alba

MUNDANAL o la manera de alejar melancolías

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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9 de NOVIEMBRE DE 2015

El Templo de las Musas

Por Violeta Tavizón*

Hans Ulrich Obrist y Marina Abramović, http://www.fsgworkinprogress.com

El revolucionario curador Harald Szeemann, quien sentó las bases de la curaduría contemporánea, mencionaba que el curador ofrece a los artistas ideas de cómo presentar su obra, es un inventor de temáticas y que lo que en verdad importa de su trabajo es hacerlo con entusiasmo, con amor y con un toque de obsesión. En la actualidad cada vez más es reconocido el papel que el curador juega al lado del artista. El escritor David Balzer ha investigado sobre la historia de la curaduría y comenta que la palabra curador es una derivación latina de cura que significa “vigilante”; de ahí, que como él mismo menciona, el curador se encarga de cuidar los objetos y hacer de éstos un foco de atención. Para el siglo XXI el curador utiliza una combinación de conocimiento enciclopédico que navega entre el arte y la filosofía, mostrando desafiantes y sorprendentes exhibiciones que cambiarán paulatinamente la manera de ver el arte. Ejemplo de lo anterior es el curador suizo Hans Ulrich Obrist, quien ha trabajado con numerosos artistas, galerías y museos y que dirige actualmente la Galería Serpentine en Kensington Gardens en Londres. Éste es un centro de arte contemporáneo en donde se proponen ideas novedosas, principalmente en el rubro del performance. En el artículo que D.T. Max escribió sobre este personaje para la revista The New Yorker, menciona que la pregunta que frecuentemente hacer Obrist a los artistas es: ¿Tienes algún proyecto

irrealizable o inalcanzable? Para Obrist, el arte es como la ciencia, el taller del artista es un laboratorio de contante experimentación, por ello, él considera que además de las técnicas tradicionales como la pintura o la escultura, el artista debe valerse de otras manifestaciones para complementar sus propuestas como lo son la danza, el teatro, el juego o la ciencia. Desde muy joven Obrist se interesó por el arte, antes de cumplir los diecisiete años comenzó leer sobre estilos artísticos y a visitar las exposiciones; así también inició una colección de postales de sus obras de arte favorito, a la cual llamó su “Museo imaginario”, premisa que ha sido el título del libro Le musée imaginaire, de André Malraux. El periodista de la revista The New Yorker, relata que cuando Obrist se sintió preparado para montar su primera exhibición, decidió hacerlo en la cocina de su departamento. Esto no fue una casualidad, ya que su colega, Szeemann en la década de 1960 utilizó por primera vez en la historia de la curaduría, la cocina de su casa para exhibir arte contemporáneo. Obrist rescató la misión que tuvo para Szeemann dicho suceso: mostrar que en un lugar ordinario y común para cualquiera, obras de arte que a partir de un discurso curatorial se convierten en algo especial. Ésta fue la exposición que le abrió las puertas al mundo del arte, ya que en los tres meses que estuvo abierta, uno de los treinta visitantes que tuvo fue el curador de la Fundación Cartier, quien lo invitó a París a hacer una residencia en dicha institución.

Obrist comenzó ahí su carrera como curador y en la década de 1990 conoció en Edimburgo a la artista serbia Marina Abramović. Sus caminos se juntaron cuando comenzaron a trabajar proyectos de performances que ella puso en escena y que fueron concebidos en el Instituto Marina Abramović- (MAI) en Hudson, Nueva York. Este curador se ha enfocado en trabajar en particular con Abramović y con otros artistas del performance, ya que considera que en un mundo interconectado, el artista del siglo XXI no puede únicamente conformarse con colgar cuadro. El último proyecto que en 2014 la pareja Abramović–Obrist trabajó fue 512 horas. La propuesta fue realizar un performance en un espacio de exhibición abierto de 10 am a 18 pm, por seis días consecutivos en el centro de arte Serpentine Galleries. Antes de entrar los visitantes tuvieron que despojarse metafórica y literalmente de sus pertenencias: bolsas, abrigos, equipos electrónicos y de telefonía, cámaras y todo lo extra que llevan consigo. El reto era ingresar a un espacio circular y vacío, donde la artista se encontraba sola dispuesta a proponerle al público que a partir del material que les daba o de las actitudes que les proponía hacer, crearan algo inmaterial para ellos mismos: una experiencia. La mancuerna Abramović–Obrist es un ejemplo tangible de cómo el curador no puede ser una isla, debe de nutrirse de la experiencia de otras disciplinas y de otros profesionales. * Curadora.

Arte

Amor, entusiasmo y algo de obsesión Un curador y una artista del siglo XXI


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Diplomado El Renacimiento: la era del maquiavelismo, la utopía y el quijotismo

Literatura

Por Rebeca Mejía López y David Valerio Miranda El Renacimiento, fue un movimiento cultural que se produjo en la Europa Occidental durante los siglos XV y XVI, es un periodo de transición entre la Edad Media y el mundo moderno. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El nombre “Renacimiento” se utilizó porque este movimiento se remontaba a ciertos elementos de la cultura clásica, griega y romana. El término se aplicó originalmente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza. El Renacimiento es un periodo muy amplio, esta etapa planteó una nueva forma de ver al mundo y al ser humano con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto antropocentrismo. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Gobierno del Estado de Zacatecas, a través del Instituto Zacatecano de Cultura, “Ramón

López Velarde, la Asociación Zacatecana de Estudios Clásicos y Medievales (AZECME), en coordinación con la Unidad Académica de Filosofía de la Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” y su cuerpo académico “Fuentes y discursos del pensamiento contemporáneo” le invitan al diplomado El Renacimiento: La era del maquiavelismo, la utopía y el Quijotismo. El diplomado se llevará a cabo los sábados, a partir del 7 de noviembre al 5 de diciembre. En el Museo Zacatecano, Sala Wirikuta en un horario de 17:00 a 20:30 hrs. Con un valor curricular de 25 horas. Con una cuota de recuperación de $350.00 para público general, 50% de descuento para estudiantes y socios de AZECME. En las sesiones se abordarán los siguientes temas: “Nicolás Maquiavelo y Alfonso de la Veracruz: dos humanistas del Renacimiento”, Dr. Ambrosio Velazco (UNAM); “Una utopía femenina del Renacimiento: Cristina de Pisan y la ciudad de las damas”, Dra. Diana Arauz (AZECME –UAZ); Primera parte: El género literario en la utopía del Renacimiento y Segunda Parte: Magia Natural en el platonismo

renacentista, Dr. Víctor Hugo Méndez Aguirre (UNAM); “La naturaleza del poder político: Maquiavelo y Moro”, Dr. Antonio Núñez Martínez (AZECME –UAZ) y “Donde se cuenta cómo Don Quijote y Sancho vivieron lo utópico y lo

maquiavélico en la ínsula de Barataria”, Dr. Luis Felipe Jiménez (AZECME –UAZ). Lo invitamos, estimado lector, a dedicar las tardes sabatinas del mes de noviembre en el maravilloso mundo renacentista.

Don Quijote y el uso de la prudencia I Por Rebeca Mejía López Cuando estaba en preparatoria, una de mis clases favoritas era filosofía. Y, aunque ahora pienso que en realidad entendía poco de la materia, hubo una ocasión en la que el maestro puso una tarea que jamás olvidé, y que recientemente pude poner en práctica yo misma con mis alumnos. Se trataba jerarquizar valores. Entre ellos se encontraban la amistad, el amor, la tolerancia, la libertad, el respeto, la solidaridad, la honestidad, la prudencia, entre otros. La clase siguiente, el maestro revisó la tarea, los primeros lugares los ocuparon valores como la honestidad, la tolerancia o la solidaridad. Por ahí, una compañera sugirió que habían sido acomodados como nosotros los usábamos en la vida diaria. Resultó que nadie había contestado de manera correcta el ejercicio, según nos explicó el maestro, de acuerdo con Aristóteles, el valor más importante es la prudencia. La moderación como forma de vida, que permite distinguir además, hasta dónde hay que aplicar los demás valores, entendidos éstos como actitudes, cuándo y por qué. (Habilidad que muchos llaman ahora “inteligencia emocional”). El Quijote encierra una clara influencia aristotélica, pero

sólo la ingeniosa pluma de Cervantes podía hacer una parodia de la prudencia. En el capítulo XXII de la primera parte de su obra; De las libertades que dio don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir, encontramos una situación en la que, don Quijote se vale de la prudencia para aplicar la justicia caballeresca. Don Quijote y Sancho divisaron en el camino doce hombres, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas en las manos; venían asimismo, escoltados por dos hombres a caballo y dos a pie con escopetas. Los individuos encadenados, por sus delitos cometidos, debían ahora servir al rey en las galeras por fuerza. Don Quijote está en desacuerdo y decide rescatarlos argumentando que: “Pero, porque sé que una de las partes de la prudencia es que lo que se puede hacer por bien no se haga por mal, quiero

rogar a estos señores y comisarios sean servidos de desataros y dejaros ir en paz, que no faltarán otros que sirvan al rey en mejores ocasiones, porque me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres”. Sobra decir, estimado lector, que don Quijote no pudo lograr esta hazaña por las buenas, sino por las malas. Entonces, ¿la prudencia puede ser usada para respaldar la justicia más descabellada? * Twitter: @RbkMej


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Maritza M. Buendía

Celosa, exigente, absorbente, la literatura Por Mauricio Flores *

—¿Te consideras una escritora de entresiglos? —No. Me considero una escritora muy enfocada en su trabajo. A veces siento que cada vez más mi interés por la literatura se sale de los libros y va ganando terreno en otros espacios, en mi vida diaria. No es que pretenda llevar la literatura a mi vida o mi vida a la literatura, es que no hay alternativas. ¿Sabes? La literatura es así, como nuestra mejor amante: celosa, exigente, absorbente. Ante eso, no tienes más opción que rendirte. Y yo me rindo, claro que me rindo. Me fascina ese poema de Alejandra Pizarnik que dice: “Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo”. Ojalá. Qué empresa tan terrible y adorable. Creo que la misma literatura se desborda. Cuando menos te das cuenta, está ahí, a tu lado, acompañándote cuando manejas, cuando comes, cuando estás a punto de dormir. Por supuesto, eso tiene sus consecuencias: pocas veces me entero de lo que sucede en el día a día y eso me ha ocasionado multitud de momentos bochornosos. —¿Cómo transitas entre el cuento y el ensayo? ¿Cómo conformaste tu universo literario: el erotismo, la sensualidad, la pareja, etc...? —Se te dan. No sé si la palabra sea “don”, “regalo” o simplemente “cualidad”, o incluso “casualidad”, “azar”. Todos los seres humanos tenemos necesidad de expresarnos, de volcar aquello que llevamos dentro. Que algunos elijan escribir una novela y otros construir una casa u hornear un pastel, eso es lo que le da riqueza a la vida: justo, la variedad. En ese sentido, transitar de un género a otro me resulta como “un paso más”, no sé en qué dirección, no importa el rumbo (si es para atrás o para adelante), lo que importa es que es “un paso más”. Mis temas siguen siendo los mismos, el cuerpo, el erotismo y todo lo que eso conlleva, pero el trabajarlos desde distintos géneros me permite acrecentar mis recursos: en el ensayo busco la reflexión, la parte teórica y argumentativa en torno al amor y el erotismo. Y entonces me lleno de Bataille, Paz, Ortega y Gasset, Baudrillard, solo por mencionar a algunos. Ruidos de fondo “En los cuentos —abunda la también autora de

complejo mecanismo intelectual de fondo, que exploran nuestro anhelo de experimentar lo absoluto desde aquí, desde la tierra. “Ya lo dijo el Fausto de Marlowe mucho mejor de lo que pueda decirlo yo —concluye la voz de Buendía—: siempre fiel a mi deseo constante”. 000

Sueños, fantasías, delirios

Poética del voyeur, Juan García Ponce e Inés Arredondo— pretendo la certeza a través de la descripción, ahí me acompañan Juan García Ponce e Inés Arredondo, también la mirada de Marguerite Duras. Y no hablo de influencias, hablo de libros que me acompañan cuando escribo. Hablo de ruidos de fondo, de voces, de palabras como sonidos musicales. Siempre escribo en silencio: bastantes diálogos o imágenes entrecortadas perturban mi cabeza. Tengo un tiempo en que estoy abocada a la escritura de mi primera novela. La novela es generosa: concede tanto la reflexión ensayística como la precisa descripción que requiere un buen cuento, sin olvidar que el compromiso del autor va muy de la mano con la construcción de un personaje. Una novela ofrece, por lo menos, un pedazo de vida de ese personaje, y eso no es cosa fácil. Mis personajes me duelen”. —¿Hacia dónde crees que vaya tu ejercicio narrativo? —Sólo escribo. Quisiera que mi escritura, de alguna manera, tocara al lector. Mis expectativas son altas, quizá imposibles. Es literatura, no hay remedio, no tiene por qué haber remedio. No importa: me interesa lo auténtico (y lo auténtico no necesariamente se liga a lo autobiográfico), apuesto por una escritura que no se corrompa al servicio de ninguna editorial o a algún tema de moda, menos aún al oportunismo que habita en toda tragedia social. Solo escribiendo desde la entraña se puede tocar a los lectores. A través del cuerpo, sin olvidar que el cerebro es un órgano totalmente erótico, me interesa ahondar en aquellos registros que nos ponen a prueba, que vuelcan nuestras fantasías sexuales con un

El recuento de una aburridísima boda, en la nada despreciable zona hotelera de Cancún, donde la barra libre solo incluye caribe coolers. La cita de una célebre frase, atribuida a la Doña María Félix, donde la madre le dice al hijo: a mí no me importa que me quieras o no me quieras, a mí me respetas y punto. Una versión de la fiesta de la Candelaria, celebrada en el pueblo de Tlacotalpan desde hace muchísimos años, que termina en tragedia. Y muchas más. Son las historias que incluyen las veinticinco narraciones que conforman Emergencias. Cuentos mexicanos de jóvenes talentos, selección y prólogo de Carlos Chimal. Volumen armado a partir de reconocimientos tales como la pertenencia a un tiempo, la escasez de lectores, la diversidad de intereses temáticos y la calidad de su escritura, Emergencias da espacio a Miguel Cane, Daniel Krauze, César Silva Márquez, Susana Iglesias, Raquel Castro, Úrsula Fuentesberáin, Karen Chacek, Daniel Herrera, Ruy Feben, Iliana Vargas, Rodolfo JM, Arturo Vallejo, Jaime Muñoz de Baena y la misma Maritza M. Buendía, entre otros. Veinticinco cuentos que “hablan de la escritura y la vida, del acto mismo de contar” y que, adueñados por nuestras particularidades lectoras, nos refieren a “las dificultades de la vida real, el amor y las relaciones humanas”. Sueños, fantasías y delirios al alcance de cualquiera, nos convida en Emergencias Chimal. Emergencias. Cuentos mexicanos de jóvenes talentos, Selección y prólogo de Alberto Chimal, Lectorum, México, 2015, 200 pp. * mauflos@gmail.com

Libros

De entre las recientes antologías de cuento mexicano, medida de que en nuestra geografía el género subsiste próspero, me detengo en la también prologada por Alberto Chimal: Emergencias. Quizás por su perfil nada docto…, quizás por no topar en ella con los nombres obligados…, quizás por ser muestra de lo que escriben quienes rondan los cuarenta años…, quizás por su lectura rápida y amena…, quizás por ubicarla en casi todas las librerías…, quizás por reencontrarme en ella a Maritza M. Buendía (Zacatecas, 1974) y su cuento “La caída de los cuerpos”... Lo que me redime, esto último, de seguir forzando los ya muchos puntos suspensivos y quizás. Es con la propia Buendía —cuentista (La memoria del agua, En el jardín de los cautivos y otras narrativas en proceso)— esta pequeña conversación:


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Artes visuales

Arte en Resistencia*

La exposición Arte en resistencia, un nuevo frente gráfico que como tantos otros es en parte producto de miradas que están inmersas en una lectura histórica así como también en la propia experiencia de nuestro entorno social y político presente. México cargado de altos contrastes que irónicamente parecen invisibles para unos. […] Como éste, surgen distintos frentes independientes que se rehúsan a la inmolación colectiva. Y como se puede ver esta serie de imágenes se produce en gran medida a partir de un ejercicio individual de reflexión entre mezclado con un lenguaje visual propio del imaginario cultural mexicano que ha estado presente de distintos modos desde principios del siglo XX hasta ahora. Las confrontaciones son inevitables aunque intenten sofocarse, llegan y ahora estamos inmersos en una de ellas. Una confrontación de queja social con la misma sociedad. Han existido a lo largo de las últimas décadas, líderes derrotados, enmudecidos, apresados en un palacio negro, que ahora resurgen a través de la imagen estampada. Existe en México un mar de temas que van desde política fallida hasta hartazgo colectivo. Fuegos cruzados y un caos que ya no es ni divino ni ordenado. Mexicanos magos que hacemos milagros con el vacío. Irónicamente parece que a partir de este vacío la calidad de la grafica mexicana ha trascendiendo y traspasado fronteras importantes. Va narrando la inconformidad que aquí nos negamos a ver de frente. En este caso se toma un compromiso colectivo que ejerce una libertad de imágenes contundentes, una exposición de protesta visual que puede pasar de ser cautiva a convertirse en activa si se saca a las calles, en donde las protestas encuentran su lugar. Elisa Urías [artista visual] *La exposición Arte en Resistencia se inauguró en días recientes y estará en exhibición hasta el 21 de noviembre en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas.


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Artes visuales


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Memoria del cáncer Río de Palabras

Por Gerardo del Río Una sombra callada un viento estático transparencia subterránea árbol que canta ausencia floreciente el aroma de extranjería en el patio de la casa el palpitar nocturno de grillos la palidez lunar y el cintilar de luciérnagas estrellas fugaces una música enlatada y monocorde llega de lejos un eco nocturno que precede al horror con ella la terrible certeza de tu desdicha la espera en hospitales y estaciones frías ese peregrinar doliente y de luces votivas una punzante expiación que incrementa los temores y mengua las alegrías siento el temor en tu mirada la nota cruel en lo blanco del oncólogo tomo tu mano que es un pájaro extraviado siento este latir pesaroso deseo que la noche llegue con su virtud curativa y el sueño profundo en el insomnio sigo el camino lunar esta luna mancillada por la basura terrestre y la cursilería pero llena de dignidad y misterio

motivo del aullido profundo de los perros su luz ilumina tu rostro y veo las delicadas arrugas de la incertidumbre me abismo en tu respirar y me duelo de tus dolencias me cimbra esta memoria cardo que estalla en agonía en llanto en flor sangrienta somos este aire enrarecido el canario en la mina la oración que se decanta en lloro la soledad hospitalaria y el clamor un signo que interroga la semilla pasionaria así pasa la vida y sentimos la presencia de la muerte una muerte coronada de flores que resalta su eterna sonrisa la voz que nos convoca detrás del cortinaje se mueve nuestro tiempo como ruedas de molino el engranaje de la maquinaria celeste el lugar de nuestros cuerpos que la tierra reclama. 2 La filiación del acero niebla de invierno fluye vedando la mirada desdibuja los parques y sus amorosos

El Picaporte Por Simitrio Quezada

Juegos (y no fuegos) pirotécnicos Me comparten un horrendo boletín de prensa donde figura la expresión “fuegos pirotécnicos”. Vaya redundancia, comparable con “aguas líquidas”, “mocos acuosos”, “casa habitable” o “idiota estúpido”. En efecto, “pirotecnia” está formada por dos palabras griegas: “piros”, fuego, y “tecné”, técnica. Así que no tiene caso decir “fuegos de fuego”. (Al único que se le permitiría expresar algo así sería a Julio Cortázar, quien tituló a uno de sus cuentarios “Todos los fuegos el fuego”.) La confusión viene de confundir “fuegos” con la palabra “juegos”. Juegos pirotécnicos son los juegos de luces, colores, chiflidos y estruendos: recursos que, como escribió Octavio Paz en uno de sus ensayos, siempre se compran para las fiestas aunque ninguna familia ni gobierno tenga dinero para lo básico. A ver, repita: Juegos (con jota), no fuegos. * Lo invito a que envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

la grisura y el frío rigen la levedad del tiempo el matorral se incendia y su huella es ceniza la tiritación animal el animal que soy un gato sin rumbo en medio del boulevard las oraciones son el vaho divino la jaculatoria que siega oscuridades el cáncer tiene una memoria inmisericorde triza los brotes tiernos la placidez y el milagro que terrible profecía me deja fuera del agua soy un pez en el desierto Edvard Munch. La niña enferma. 1885-1886. National Gallery, Oslo. la aguja hipodérmica aja y mancilla la piel la carne viva y su palpitación desconecto el teléfono y encendí el dolor te doy mi consolación atraviesa el cristal el aullido de en el arrullo de la infancia una ambulancia el columpio en el mezquite y la noche se estremece la caricia tierna este clamor interior es un quebranto el sorbo de té abre el pozo del alma el acompañamiento de mis pasos torpes y pongo mi cuerpo a macerar al suave valsar de tu cuerpo mi voz interna golpea las horas abro la luz a las ventanas olas van y vienen un vaivén místico los pájaros y las rosas los giros de un sufí que la claridad sustente la casa hay ello una cadencia que invoca al amanecer que sea un muro contra la angustia y el vacío. queda el sedimento de las penas se diluye un grano de sal en las pupilas 3 y la ceguera del espejo He repetido como un mantra permanece el ahogo un ensalmo hasta el éxtasis el grito en la tiniebla toda la noche La Oración del Huerto el llanto lava y cicatriza.

Experto en el tema Por Roberto Galaviz Si me lo preguntas, podrías sobrevivir sin mí tú contigo sola o en compañía de otro, en cualquier caso provocarías un accidente cuántico piénsalo, decir no en lugar de sí respecto a nosotros rompe el destino hay dos versiones de ti y dos de mí desde ese punto hasta el infinito a una de ellas, jamás habrás de conocerla no existes, no existo y no existimos y tú influyes directamente –y sin remedio– en el mundo a partir de este momento si quieres la opinión de un experto

di que sí que sean las esquirlas de tu decisión las que impongan la melodía, el paso siguiente, el abismo o la cama en calma que nos seas tú y que no sea yo que sea el deseo, elemento básico del universo quien decida cuando digo experto, naturalmente me refiero a él a nosotros no, mucho menos a mí.


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Nueve puertas para invocar a Belcebú Por Carlos Flores

una hojeada que se convirtió en una inversión de tiempo en el sofá, en el baño o en el escritorio. Si bien no pude reemplazar el rostro del Corso literario y todo el tiempo imaginé al del celuloide, valió la pena la lectura pues me encontré con una obra al nivel de la espléndida y

erudita El nombre de la rosa. Lo primero que se disfruta es el vasto panorama de obra antiguas que versan sobre el diablo, así como por otro tipo de libros, como es el caso de los de Dumas. Te puedes enterar de cómo funciona el asunto de la venta de libros raros, de cómo se pueden falsificar y de cómo se empastan y, lamentablemente, de los escasos setenta y cinco años que pueden durar los libros modernos, antes de que sus páginas se tornen amarillentas y se desquebrajen. Por mucho, lo mejor del libro es el misterio que envuelve la impresión de De umbrarum regni novem portis, desde su origen, pues su creador e impresor, al parecer peregrinó por años en busca de conocimiento sobre las artes oscuras e, inspirado por el mítico libro Delomelanicon (del griego: delo, convocar y melas, oscuro) del cual incluso copia los grabados, termina por imprimirlo en París, donde será cogido y quemado junto con

Castillo de sal si puedes Wisława

Por Esther Cárdenas

Wisława Szymborska, una de las grandes poetas del siglo XX y de lo que va del siglo XXI, nació en Kórnik Polonia el 2 de julio de 1923 y murió en Cracovia Polonia en febrero de 2012. Es autora de nueve libros de poemas y en 1996 obtuvo el Premio Nobel. En su discurso de aceptación al final dice: “En el habla cotidiana, la cual no recapacita sobre cada palabra, usamos expresiones como ‘la vida común, los acontecimientos comunes…’. Sin embargo, en la lengua de la poesía, donde se pesa cada palabra, ya nada es común. Ninguna piedra y ninguna nube sobre esa piedra. Ningún día y ninguna noche que le suceda. Y sobre todo, ninguna existencia particular en este mundo. Todo indica que los poetas tendrán siempre mucho trabajo”. Wisława, poeta, traductora y periodista, en su poesía tiene un tono sobrio, coloquial, irónico, sencillo y elegante. Todo esto lo encontrarán en el poema que ahora comparto con ustedes.

Wisława Szymborska. Zdjęcie. Agencja Forum.

AGRADECIMIENTO Mucho debo a quienes no amo. El alivio al enterarme

que intiman con otros. La alegría de no ser el lobo de sus corderos. En paz estoy con ellos,

su trabajo. No obstante sobreviven tres ejemplares, y es aquí donde Corso entra en el juego, pues tiene que compararlos para establecer cuál es el auténtico. Y como si fuese un pueril juego gráfico de niños, donde se tienen que comparar dos dibujos y encontrar los errores, el cazador de libros irá trayendo a la luz, o a las tinieblas, como mejor les plazca, un extraño conjuro que se anuncia con sombras con vida propia y susurros entre los libros. Otro de los elementos que guiarán la construcción de la obra es la aparición de Lucifer, quien tuvo un papel importante en la impresión de la citada obra, y que sutilmente aparecerá a lo largo de la novela, para quejarse un poco de lo mucho que extraña el cielo y jactarse del enorme valor que debió haber tenido para enfrentar a dios. Sin duda, una obra que no puede faltar en las lecturas modernas.

y en libertad, dos cosas que el amor no puede dar ni sabe tomar. No les espero yendo y viniendo de la puerta a la ventana. Con la paciencia de un reloj de sol, comprendo lo que el amor no comprende, perdono lo que el amor jamás perdonaría. Entre una carta y una cita no transcurre la eternidad sino sólo días o semanas. Los viajes son siempre perfectos a su lado, los conciertos se escuchan, las catedrales se visitan y los paisajes se contemplan. Y cuando siete montes y ríos nos separan, son montes y ríos señalados en el mapa. Suyo es el mérito de poder yo vivir en tres dimensiones, en un espacio no lírico y no retórico, frente a un horizonte movedizo y, por tanto, real. Ignoran cuánto me entregan sus manos vacías. “Nada les debo”, diría el amor acerca de tan discutible cuestión. [Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski]

Literatura

La primera vez que oí hablar del libro de las nueve puertas, De umbrarum regni novem portis, fue en una película de Roman Polanski con ese título. El filme es una obra de arte que seduce al espectador, como casi toda su obra, incluso cuando el actor principal es Johnny Depp. La historia es por mucho muy atractiva: un cazador de libros tiene la encomienda de autentificar uno de tres libros que sobrevivieron a la Santa Inquisición, el cual al parecer guarda entre sus páginas la forma de invocar al mismísimo Satanás. Corso, el nombre del tratante de hojas, se va a topar con una serie de agresiones a su persona, así como con un misterio que supera por mucho sus expectativas. Al ver los créditos, me pude percatar que la cinta estaba basada en una novela de Arturo Pérez-Reverte que yo tenía en mis libreros, casi olvidada, El club Dumas. A la primera oportunidad le eché


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LA GUALDRA NO. 221


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9 de NOVIEMBRE DE 2015

Me voy A la memoria de Enrique Ballesté. Para Jesús Coronado.

Me voy. Me estoy yendo. Dice y escucha su voz: Por la calle voy hilando el collar de mi pasión / por la calle voy contando las monedas de mi amor / por la calle voy tirando la envoltura del dolor / por la calle voy volando como vuela el ruiseñor / por la calle voy cantando con mi traje mi canción… Se está cantando a sí mismo y atento se pone a escuchar. Como si fuera otro el que canta. Pero es él mismo. Esto de jugar a la vida / es algo que a veces duele / esto de jugar a la vida / es algo que a veces duele... Cierra los ojos. Los párpados le tiemblan. Entreabre los labios. Entre los dientes, con un hilito de aire silba la canción... En mi casa, mi familia se adormila en el sillón / en mi casa se ha quedado a vivir la tradición / en mi casa las paredes se respetan como a un dios / en mi casa hay una iglesia

Pablo Picasso. Retrato de Françoise Gilot, 1953.

que se llama comedor / en mi casa yo a mis padres les hablo con su voz / pero a veces en mi casa el silencio es lo mejor… Abre los ojos. Suspira. Despacio repasa con la punta de la lengua los labios resecos. Dormita. Clava la barba en el pecho. Se ladea la cabeza.

Back to the Future

Sus manos reposan sobre el tórax. Y de nuevo en la calle me remiendo la ilusión / y de nuevo en la calle yo me vuelvo aparador / Y me ofrezco en barata, sin abonos ni fiador / Y de nuevo en la calle yo me creo lo que soy / y cantándome de bueno voy cantando mi canción…

Abre los ojos. No tiene miedo. Se encuentra bien relajado. Su rostro refleja una inmensa tranquilidad. Está sereno… En los labios se le dibuja una leve sonrisa… —Me estoy yendo. Me voy, dice y el aliento se le escapa entre los labios.

Perlas

[3 de 4] I guess you guys aren’t ready for that yet. But your kids are gonna love it!

Por Edgar Khonde Los Cubs fueron arrollados por los Mets y no se cumplió la profecía. Tampoco Patricia destruyó México. Dice Peña Nieto que la fe salvó a los mexicanos. Alguien en algún momento del pasado modificó nuestra línea temporal para cambiar el desastre que somos y la historia se contó de otra manera. Lo que digo ya lo planteaba Isaac Asimov en su novela titulada El fin de la eternidad. Donde la eternidad es una corporación que modifica los distintos presentes con viajes al pasado y futuro para que la humanidad no se extermine. La eternidad vive fuera del tiempo y elimina a los agentes que puedan ocasionar crisis mundiales: liquida gente. Como la humanidad nunca entra en crisis, es decir, nunca se enfrenta a problemas reales (no, no tener el móvil de última generación no es un problema, y no saber qué ponerse, tampoco), o mortales, su permanencia dentro de una zona de confort ocasiona que no evolucione o avance como tendría que haberlo hecho. Enfrentarse a un problema y resolverlo o no, genera

Marty McFly

cambios en las personas, las hace más hábiles, sensibles y empáticas. En la ficción de Asimov, la humanidad casi vegeta y se extermina a sí misma por melancolía, depresión, flojera, tristeza, todos esos problemas cuasi imaginarios que padecen los que llenan los consultorios de los terapeutas. Tal vez Marty J. Fox es el causante de todas nuestras desgracias: sus saltos temporales posiblemente impidieron que nos desarrolláramos como comunidad y sociedad solidaria y más humana. O simplemente éste es el único mundo posible. No hay más. Somos el único planeta con vida, la única realidad, la única posibilidad. Somos únicos. Y la hemos cagado. Es lo que pasa cuando uno no entiende que individualmente se forma parte de un organismo llamado Tierra y tiempo y espacio, que son la misma cosa. Pero bueno, todos nosotros somos viajeros del tiempo, aunque nos pese. Como dice Javier Raya: “[vine porque] Me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal John Titor”. Por si no se han dado cuenta, éste es el futuro.

Quisiera ser perla fina de tus lúcidos aretes para estar en tus oídos y besarte los cachetes.

Por Pilar Alba Yo creo que sí, que es muy cierto, aunque usted me tache de frívola: a las mujeres nos gustan las joyas. Pulseras, anillos, collares, aretes. Cualquier objeto que brille, que llame la atención, que nos haga voltear a vernos unas a las otras; muertas de la envidia, con la cara llena de rabia por la impotencia por no poseer ese objeto deseado. Basta una joya para que nos sintamos un poco diferentes. Quiero aclarar que no estoy hablando de los anillos de bodas, de graduación o compromiso, ésos no cuentan, son objetos de uso. Lo que a nosotras nos gusta son las joyas, le digo, porque nos hacen distintas; nos recuerdan un pasado que quizás tuvimos en donde no lavábamos, no planchábamos, ni teníamos que ir

a las oficinas o cuidar los hijos. Un pasado glamuroso, un pasado lleno de fiestas, de ocasiones de gala en las cuales lucir los rubíes, las esmeraldas, los diamantes, las perlas. Nada más piense: un elegante collar de perlas acompañado con un abrigo de mink… La educación sentimental del cine mexicano. Ándele, usted sí sabe de lo que estoy hablando. De todas las piedras preciosas yo prefiero las perlas, las antepongo al oro y a cualquier otro de los metales. Tengo, sin mentirle: aretes, pulseras, collares, perlas negras, blancas y amarillas; de todos los tamaños, naturales y cultivadas. Finalmente, a quién le importa si su brillo es falso, como tantas cosas en la vida, con que sólo aparenten basta.

Río de Palabras

Por Alberto Huerta


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Artes plásticas

LA GUALDRA NO. 221 / 9 DE NOVIEMBRE 2015

MUNDANAL o la manera de alejar melancolías Juan Carlos Villegas en su primer pórtico de esta exposición titulada Mundanal anuncia prematuramente la inequívoca e inquietante sentencia: lo rojo es cuna del abismo. Quien reza dicha epifanía sabe de antemano que no hay vuelta de regreso, y que cada escalón no sólo permite descender a los bocetos de la angustia sino también a una caída sin final. La pintura es ese irse a fondo y no tocar orilla ni siquiera un trozo de horizonte. Villegas nos incrusta a su cinturón y nos lleva en su caída. Entre vértigo y descenso esta exposición es arpón en la carne del espectador y su envés: ¿ahí dentro quién salvará su permanencia?, ¿habrá mareo y piso firme? Mundanal nos pertenece, le pertenecemos. Este abismo tan contemporáneo lleva la cabalgata de la sangre para citar personajes surrealistas de un mundo que cada vez enloquece más. Villegas escenifica la extrañeza para recordarnos que no hay normalidad mínima en una época

donde podríamos desaparecer en cualquier momento: mejor forma de abstracción. Mijaíl Lifshitz decía que un mundo de ciudadanos-átomos uniformes e independientes teme a la vida porque cualquier movimiento real, cualquier manifestación de fuerzas e intereses vivientes, amenaza su equilibrio abstracto. Villegas y su Mundanal agitan la abstracción y nos despojan a un plano donde caer es lo mismo que soñar (y morir) dentro y fuera de nosotros. El arte consiente morir de numerosas maneras, no hay tiempo establecido para tal hazaña, al recuperar respiro, al abrir de nuevo los ojos todo cobra razón: el arte figurativo de Juan Carlos Villegas es el Mar Rojo y lleva la voz de todos los ahogados. La segunda sala de Mundanal perece y parece tener explicación: el abismo se ha materializado. Lo femenino en su conjunto adopta una actitud contra-displicente, diría Zygmunt Bauman, frente al rasgo primero

en los habitantes de la metrópolis, esa ciudad moderna-inmensa, multitudinaria para después arremeter contra la “realidad” misma. Mundanal no es anecdotario de violencia ni exposición cívica de seudo-valores humanos, es el músculo crudo de un matadero clandestino: ¿en él somos la mujer que lleva descalzos los ojos y una venda al corazón?, ¿llevamos ese muro que diseña nuestra melancolía para no tomar partido ante la infinidad de conexiones, sin quedar enganchado a ninguna como dijo Rolland Munro?, ¿es llevar encima un violador que sube y quema nuestras piernas? Hay una invitación perturbadora en esta serie pictórica: nos incita a pensar el mundo desde sus múltiples representaciones y hallar en él un punto de equilibrio, una tabla firme a la que podamos ceñirnos desesperadamente. Nos debemos ser melancólicos y no tomar partido en este sueño violento que cada día supera la realidad misma, ¿o es la realidad mancillada la que suplanta cualquier utopía? Esta insustancialidad es obligación-compulsión-adicción y Juan Carlos Villegas ofrece la piel de sus ojos en esta exposición para ver lo que todos padecemos: el frágil testereo en nuestra sangre que quiebra cualquier intento por saltar. Armando Salgado


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