SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 379 /// 8 DE ABRIL DE 2019 /// AÑO 8
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Armando Vega-Gil. Foto de Pascual Borzelli Iglesias.
“Además de su particular sentido del humor, Armando poseía una gran calidad humana. Fue uno de los miembros fundadores de Botellita de Jerez y también un escritor reconocido que editó una treintena de libros, algunos de estos dirigidos a las niñas y los niños. Hizo música infantil con El Ukulele Loco, proyecto motivado por su reciente paternidad. Él quería heredar un mundo mejor para su hijo y por extensión, para los niños en general. Fue fotógrafo, dirigió cortometrajes, hizo videos y guiones para películas, apoyó organizaciones en causas nobles, dio talleres literarios y sobre todo, sembró un gran cariño en muchas personas. Así lo queremos recordar y nos gustaría que los demás lo hicieran, como la persona que realmente llevamos en nuestros corazones”. Botellita de Jerez
[Posicionamiento del grupo Botellita de Jerez ante el lamentable fallecimiento de Armando Vega-Gil, en pág. 3]
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LA GUALDRA NO. 379 /// 8 DE ABRIL DE 2019 /// AÑO 8
La Gualdra No. 379
Editorial Para Armando, Armambo, el Cucurrucucú Vega-Gil
A
penas el lunes pasado publicamos aquí un fragmento de “El entierro de los muertos”, de T.S. Eliot, a propósito de la traducción de Tierra Baldía hecha por Homero Aridjis y que dice así: “Abril es el mes más cruel; engendra lilas de la tierra muerta, mezcla memorias y anhelos, remueve raíces perezosas con lluvias primaverales”. Yo no sé si abril sea el mes más cruel siempre, pero el que recién ha iniciado ha llenado de tristeza a la comunidad artística; primero por las acusaciones hechas por mujeres que denunciaron haber sido vulneradas, luego por los mecanismos sin control utilizados para hacerlas. Me refiero a esa delgada línea que hay entre la libertad de expresión y la difamación, que, al romperse, daña no sólo a los señalados y acusados que son inocentes -también hay culpables y la ley debe hacerse cargo de ellos-, sino a un movimiento que de entrada debió legitimarse por todos y todas porque exige justicia y ésa hay que exigirla siempre; desafortunadamente los mecanismos no fueron los adecuados y una vez más las redes funcionaron como un propagador de odio sin control. Recuerdo ahora una película estrenada en 2012, del director danés Thomas Vinterberg, Jagten -traducida al español como La cacería o La caza-. La trama es brutal: un trabajador de un kínder es acusado por la hija de sus mejores amigos de que él abusó de ella al cometer actos de lascivia indescriptibles; ella es una niña de menos de 6 años, la obligación de la directora en primera instancia fue creerle a ella y eso es comprensible. Es la palabra de ella contra el adulto y hay que proteger a los niños. Él se sorprende, todos en la comunidad se sorprenden; no hay más prueba que lo dicho por la niña y sin embargo, la comunidad entera hace un frente contra él que comienza en rechazo y crece hasta convertirse en violencia: se niegan a venderle comida, no lo escuchan, avientan piedras a su casa, matan a su perra... aunque él es inocente. Terrible. La impotencia lo invade. El final es una alegoría del perdón fingido, del olvido no otorgado, de injusticia. Pero... es una menor de edad quien lo acusó; en el desarrollo de la película se nos muestra que incluso en las indagatorias hubo falibilidad y yerros humanos, porque no
había más pruebas que las versiones de la presunta víctima -que llega a desdecirse, pero ya no es escuchada- y que, dicho sea de paso, hace gala de una imaginación desbordada. El lunes pasado por la mañana, cuando supimos que Armando Vega-Gil había decidido quitarse la vida comprendí en primera instancia que lo había hecho para evitar el jagten, esa “cacería” que previó se desataría contra él con el pasar de las horas. Una noche antes conversé con él y le dije que no se apresurara a predecir catástrofes, que había formas de demostrar su inocencia. Él me contestó que estaba con su abogado preparando una denuncia para defenderse por vía legal, y agregaba: “De cualquier manera siento que el daño es irreversible para mi carrera de músico, fotógrafo y escritor. Niego rotundamente este hecho y pido una disculpa a cualquier chica que haya ofendido de cualquier manera, que alguna acción o palabras mías pudieran ser malinterpretadas al grado de ofender. Las mujeres tienen derecho a alzar la voz para cambiar este mundo podrido”. Le mandé un abrazo y él me mandó otro. Nos dijimos adiós, pero no pensé que fuera para siempre. Al principio empecé a leer las respuestas que daban a su carta póstuma, luego, cuando llegué a la parte en la que varias mujeres le pedían que se matara, dejé de hacerlo y recordé lo último que me dijo, sí, las mujeres tenemos derecho de alzar la voz para cambiar este mundo podrido, pero no tenemos derecho a contribuir a que se incremente su podredumbre. Ni hombres ni mujeres debemos seguir contribuyendo a que el diálogo, la cordura y la búsqueda de la justicia desaparezcan. No sé en qué momento nos erigimos como máximos tribunales en las redes sociales, lo que sí sé es que este mes de abril ha estado lleno de crueldad; sé también -como ya lo dije- que Armando Vega-Gil fue un artista muy querido, fue un ser humano imperfecto, como todos, pero era bueno y de ésos quedan muy pocos. El Cucurrucucú hizo honor a su apelativo e imagino con tristeza cómo sus últimas horas “nomás se le iban en puro llorar” y pido por eso y por el de todas las víctimas que han sufrido violencia que intentemos reconstruir racionalmente este escenario, que hagamos lo conducente para que vuelva la paz y la justicia sea posible. Paz para él y para todos. Hasta siempre, Armando, hasta siempre.
Directorio
Contenido Posicionamiento del grupo Botellita de Jerez ante el lamentable fallecimiento de Armando Vega-Gil Por Botellita de Jerez
Zapata: imagen y representación a cien años de su muerte Por Maritere Espinosa
Burning de Lee Chang-dong Por Adolfo Nuñez J. Los bustos de Juárez, AMLO, la animación a la lectura y la formación de lectores Por Eduardo Campech Miranda
Lucia Berlin Desde la profunda noche oscura del alma Por Mauricio Flores
Desayuno en Tiffany’s, mon ku La vida no tiene sentido [Dos series de la década pasada. Primera parte] Por Paula Markovitch con la colaboración de Adriana Jiménez Fotografía Por Pilar Alba Muchos más Por Alberto Huerta
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Posicionamiento del grupo Botellita de Jerez ante el lamentable fallecimiento de Armando Vega-Gil pueden ser lamentables y sin sentido, perpetuando la violencia irracional en que nos seguimos sumergiendo. Nosotros, quienes hemos conformado Botellita de Jerez, reivindicamos el feminismo y las nuevas masculinidades que se afanan en lograr la equidad de género. Como sujetos históricos nacidos en la segunda mitad del siglo XX, nos oponemos a los fundamentalismos, vengan de donde vengan, ya sea desde la violencia machista recalcitrante o de individualismos pseudofeministas de corta memoria y alianzas frágiles. Estamos en desacuerdo con los discursos de odio y a favor de las coincidencias y disidencias en un ámbito de respeto, sororidad y solidaridad. Busquemos puntos de encuentro, respetando nuestras diferencias. Además de su particular sentido del humor, Armando poseía una gran calidad humana. Fue uno de los miembros fundadores de Botellita de Jerez y también un escritor reconocido que editó una treintena de libros, algunos de estos dirigidos a las niñas y los niños. Hizo música infantil con El Ukulele Loco, proyecto motivado por su reciente paternidad. Él quería heredar un mundo mejor para su hijo y por extensión, para los niños en general. Fue fotógrafo, dirigió cortometrajes, hizo videos y guiones para películas, apoyó organizaciones en causas nobles, dio talleres literarios y sobre todo, sembró un gran cariño en muchas personas. Así lo queremos recordar y nos gustaría que los demás lo hicieran, como la persona que realmente llevamos en nuestros corazones.
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uienes hasta el 2 de abril de 2019 hemos integrado al grupo Botellita de Jerez, deseamos hacer pública una serie de reflexiones en torno al doloroso deceso de nuestro compañero, el artista multidisciplinario Armando Vega-Gil. Respetamos la decisión que tomó en un momento crítico y muy agudo de su existencia, pero queremos enfatizar que ni la causa feminista ni el movimiento Me Too, son culpables de su suicidio. Como lo dejó en claro en su carta de despedida, misma que escribió con total responsabilidad y conciencia: “No se culpe a nadie de mi muerte”. Esta expresión no debe ser soslayada, sino asumida como un deseo genuino y patente de Armando. Reiteramos nuestra postura expresada en diversas ocasiones: Nos oponemos resueltamente a la violencia contra las mujeres, expresada en acoso, hostigamiento, violaciones y bárbaras expresiones de misoginia, como los nefastos feminicidios. Nos sumamos a ideas compartidas por muchos mexicanos y mexicanas: desterrar las violencias de género, superar los machismos de hombres y mujeres, favorecer la equidad de género y abonar a la construcción de una cultura de paz y buen trato. Hacemos un llamado a nuestros seguidores de ambos géneros a no caer en provocaciones y polarizaciones. Consideramos que la terminación del proyecto de Botellita de Jerez queda en un segundo plano con respecto a un tema fundamental: avanzar en los esfuerzos para deponer la violencia en contra de las mujeres. Análisis superficiales y maniqueístas consideran a parte de nuestro trabajo musical y literario, como glosa y apología de la violencia de género. Que nadie se confunda, algunas de nuestras canciones y algunos textos individuales de Armando, aluden a las violencias con un sentido crítico, sarcástico y de denuncia. Por ejemplo, nuestro celebrado tema Alármala de Tos es una aproximación crítica al amarillismo y al lenguaje des-
/// Armando Vega-Gil. Foto de Pascual Borzelli Iglesias.
calificador de algunos medios impresos mexicanos. Proponemos una seria reflexión en torno al suicidio en general. Privarse de la propia vida en sí mismo no representa cobardía o valentía; tampoco es una falsa salida, ni necesariamente es consecuencia de severas alteraciones emocionales. Es una opción extrema pero respetable. El suicidio de un personaje público no puede generar emulaciones ni un Me Too hombres. Respetuosamente invitamos a quienes estén apesadumbrados, tristes y enojados por el deceso de Armando
Vega-Gil, a buscar ayuda profesional. Principalmente deseamos reflexionar sobre los instrumentos mediáticos, plataformas y redes sociales en su papel de foros de denuncia de agresores sexuales. Reconocemos que, hoy por hoy, el anonimato de las víctimas es un recurso que las protege de nuevas agresiones y revictimizaciones. Somos conscientes que el aparato de impartición de justicia es deficiente, misógino y no ha funcionado a favor de las afectadas, sino al contrario. Por otro lado, consideramos que los espacios de denuncia
pública necesitan urgentemente de filtros, protocolos, normatividades internas y marcos éticos que garanticen el ejercicio de los derechos de presunción (de inocencia, verdad, justicia y reparación, logrando distinguir las venganzas oportunistas). No hacerlo nos coloca frente a un escenario de futuras imputaciones sin sustento, a la exhibición mediática de inocentes, linchamientos morales, estigmatización, descrédito y daño en la reputación de las personas señaladas y sus familias. Desde nuestra reciente experiencia les decimos: las consecuencias
Ciudad de México a 7 de abril de 2019. Francisco Barrios “El Mastuerzo”, Santiago Ojeda, y Rafael “Sr. González”. Que salga la luna Que salga el sol Que salgan las nubes Que salga el amor Que salga un cometa Que salga un volcán Que se abra una grieta Que salga la verdad Botellita de Jerez
Armando Vega-Gil 1955-2019
Por Botellita de Jerez t
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Artes visuales
Zapata: imagen y representación a cien años de su muerte Por Maritere Espinosa
como José Guadalupe Posada, Leopoldo Méndez, Adolfo Mexiac, Erasto Cortés, Arturo García Bustos, Ignacio Aguirre y el joven grabador Sergio Sánchez Santamaría realizaron impresos únicos, cuya belleza y propuesta estética conforman el universo de reinterpretaciones de un personaje icónico para la historia de las resistencias en México. Hugo Brehme y la agencia de Agustín y Víctor Casasola son de las fotografías que más se conocen y han sido también fuente de inspiración para la obra de otros autores. A cien años del fallecimiento de Zapata es necesario recordar su presencia en las artes visuales de México y otras latitudes en tanto que, no sólo se trata de abordar al personaje como signo, sino integrar su presencia plástica junto a los procesos históricos y sociales que marcaron su lucha, pensamiento y acción política y militar. Acierta Diego Rivera cuando nos propone un Zapata-historia; Zapata-tierra; Zapata-santo y Zapata-campesino e indígena, como nos refiere el investigador Alberto Híjar, al recordarnos las treinta y cuatro representaciones que Rivera realizara del héroe revolucionario, pero también del sujeto histórico, a fin de cuentas. ¡Zapata vive, la lucha sigue!, consigna que en tiempos recientes cobija otras representaciones del caudillo, desde la muy activa gráfica de ASARO (Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca), hasta las de los colectivos como Arte
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l llamado “Caudillo del Sur” nació en San Miguel Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879, su madre fue Cleofas Salazar, quien muere cuando Emiliano tenía 16 años; casi al año Gabriel Zapata su padre también fallece quedando en la orfandad. El 10 de abril de 1919 Zapata fue asesinado en la Hacienda de Chinameca, Morelos; al cruzar el dintel, tiradores escondidos en las azoteas, abrieron fuego contra el general y su escolta. Emiliano Zapata Salazar, es una de las figuras-símbolos más importantes de la resistencia campesina en la Revolución Mexicana, sus principales ideales se centraron en la justicia social, libertad, igualdad, democracia social, respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras que iniciaban su organización. En la producción artística, visual y gráfica Zapata ha generado toda una iconografía, se encuentra representado en obra mural, retrato, escultura, grabado y fotografía. Artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Juan O ‘Gorman, José Chávez Morado, Mario Orozco Rivera, Raúl Anguiano, Alfredo Zalce, Arnold Belkin, Alberto Gironella, Julio Galán y Germán Venegas tienen magníficas obras del caudillo, al igual que en escultura el maestro Adolfo de la Vega. Maestros del grabado
/// Arnold Belkin. Zapata. Acrílico sobre tela. 1978.
/// ASARO, Litografía, 2010.
/// Colectivo Hua. ra-che-Irwin Herrera. Zapata. Xilografía. 2015.
/// David Alfaro Siqueiros. Zapata. Litografía. 1931.
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/// Hugo Brehme. Zapata. Plata sobre gelatina. Ca. 1911-1913.
Artes visuales
Jaguar y Gráfica Urbana, entre otros vinculados a los movimientos sociales recientes. Artistas como Checo Valdez y Gustavo Chávez Pavón han realizado pintura mural para la comunidad de Atenco o en las zonas de la Chiapas zapatista. Al igual que sus predecesores plásticos, en estas manifestaciones artísticas continúa el Caudillo del Sur cabalgando, su legado sigue reproduciéndose bajo los más diversos lemas. “La tierra es de quien la trabaja” es otra consigna zapatista que se concreta en la representación gráfica utilizando muros, mantas, carteles, calcomanías o stickers, esténcil y graffitis, es también “lucha de clases en la imaginación” como tiene a bien señalar el investigador Miguel Ángel Esquivel a propósito de las reflexiones estéticas hijarianas y es para el caso del ideario zapatista un universo creativo inagotable, así lo atestigua la producción gráfica a cien años de su muerte.
/// Diego Rivera. Zapata (detalle del mural en la Universidad Autoínoma de Chapingo). Fresco. 1924-1927.
/// Leopoldo Méndez. Retrato de Emiliano Zapata. Linóleo. 1930.
/// José Clemente Orozco. Zapata. Óleo sobre lienzo. 1930.
/// José Guadalupe Posada. Zapata. Grabado en metal. Ca. 1911-12
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Burning de Lee Chang-dong
Promoción de la lectura
Cine
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Por Adolfo Nuñez J.
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ongsu (Ah-in Yoo) sueña con ser escritor. Su autor favorito es William Faulkner porque, según dice, siempre que lee una de sus historias siente que le pertenece. Esto tiene sentido, ya que hay una enorme vaguedad en la vida de Jongsu, en sus relaciones con las personas que lo rodean y que sólo son mostradas como figuras ausentes que van dejando espacios en blanco. Un día Jongsu se topa en la calle con Haemi (Jong-seo Jun), una vieja amiga de la infancia y ambos deciden salir para recordar viejos tiempos. Cuando se encuentran en un bar, ella menciona que ha estudiado pantomima, y finge estar comiendo una mandarina de un modo tan convincente que Jongsu queda impresionado por el acto de ilusión. Ella dice que si te encuentras hambriento y deseoso por algo, puedes crearlo de esa manera, sin importar que lo que deseas no esté realmente ahí. Luego de algunos breves encuentros con Jongsu, Haemi se marcha a África, y a su regreso
vuelve en compañía de Ben (Steven Yeun), un misterioso y adinerado hombre por quien Jongsu
no siente la mínima simpatía ni confianza. Entre estos tres personajes se establece una compleja
geometría de sentimientos e incertidumbres, donde las fantasías difuminan una realidad que se percibe confusa y angustiante. Todos están hambrientos y deseosos por algo en Burning (2018) el filme más reciente del surcoreano Lee Chang-dong, que está basado de manera libre en el cuento corto “Quemar Graneros” (Barn Burning) de Haruki Murakami. Los protagonistas de esta historia se mueven con cautela, se buscan unos a otros con deseo y desconfianza, inseguros de sus percepciones particulares sobre lo que está sucediendo. Burning toma lugar en un sitio donde no hay fronteras definidas y donde la sensación de peligro latente jamás desaparece. Chang-dong logra confeccionar un relato de paranoia y misterio envolvente que plantea preguntas cuyas respuestas desaparecen en el aire como si hubieran sido escritas en papel y después consumidas por un fuego lento. Evitando cualquier tipo de complacencia o lugar común, el director obliga al espectador a pensar y reflexionar en los distin-
Los bustos de Juárez, AMLO, la animación a la lectura y la formación de lectores Por Eduardo Campech Miranda t
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n las últimas dos semanas el trabajo escultórico de Amado Montalvo ha sido objeto de burlas, críticas y asombro. Las develaciones de los bustos de Benito Juárez y Andrés Manuel López Obrador sacaron a Montalvo del anonimato. Sin embargo su celebridad no es nada honrosa, por el contrario, es seguro que pasará a la posteridad en una fama matizada por el ridículo. Creo que este caso nos puede dar mucha luz en torno a un tema que constantemente está en debate dentro de la formación de lectores: la animación a la lectura. Montalvo es un escultor, así lo deja ver su técnica y obra, hecho fuera de la academia, de la formación, del taller. Seguramente familiares y amigos celebran sus creaciones. Quizá las críticas que recibió en su círculo cercano son, como en algunos casos similares que conozco, producto de la envidia, mala leche y ese deporte nacional que es joder al prójimo. De manera paralela a Montalvo encontramos ejemplos en la formación de lectores. Personas con empeño, con
/// Busto de Benito Juárez del escultor Amado Montalvo. 2019.
ganas y cuya única herramienta es la animación a la lectura con un marcado sesgo hacia el juego. La animación a la lectura bien aplicada es, según Montserrat Sarto, una herramienta didáctica hacia el desarrollo de diversas habilidades que se ponen en práctica al leer: memoria, capacidad de relación y
asociación, pensamiento lógico, entre otras. Sin embargo, cuando se implementa una estrategia de animación a la lectura sin tener claros los propósitos cognitivos que se persiguen, es altamente probable que el juego sea el centro de la actividad, dejando a la lectura y al libro como dos elementos accesorios del primero. Tal situación ya ha
tos encuentros y desencuentros entre los personajes, así como la toma de decisiones de cada uno en determinadas situaciones que acontecen en un mismo espacio, pero sobre todo en la alternancia de presencias y ausencias. Hay una realidad que viven los personajes, y una realidad simultánea que cada uno forja en sus mentes, sobre lo que pudo o no haber sucedido. Este efecto desorientador está presente a lo largo de todo el filme, y la tensión como consecuencia de “lo que es” y “lo que no es” se vuelve evidente desde la primera secuencia, cuando Haemi explica su pantomima con la mandarina. Así pues, Burning se vuelve un relato que cuestiona el valor de las palabras, de los recuerdos, e incluso de lo que vemos con nuestros propios ojos enfocado en lo que no se dice y en lo ambiguo de la cotidianeidad. Es una historia repleta de confusión narrada con maestría y suspenso donde nada es lo que parece (o puede que sí lo sea) y donde se intenta volver comprensible lo que jamás se vivió.
sido advertida hace más de quince años por Graciela Montes. La práctica común de estrategias de animación a la lectura son, por lo general, tienen la siguiente secuencia: consulta del manual donde aparece la estrategia; lectura del fragmento literario o del texto a trabajar (sólo ese fragmento), preparación del material (fotocopias para colorear, acopio de colores, hojas, lápices, etc.). Una vez que se preparó la estrategia, el esquema es como sigue: actividad de presentación, actividad de lectura, actividad creativa (colorear, dibujar, recortar, bailar, pocas veces escribir), presentación de los trabajos y evaluación de la actividad, cuando la hay. En ningún momento se guió a los lectores por el camino hacia desarrollo de las habilidades mencionadas arriba. Cuando concluyen este tipo de reuniones, quien coordina muestra su satisfacción porque los asistentes “se fueron contentos”. Éstos mismos irán forjando una concepción de la lectura despojada de esfuerzos intelectuales, evitarán libros que exijan un conocimiento del mundo más amplio, un dominio léxico mayor, más referentes culturales y literarios. Al final tendremos una persona que lee, pero no es capaz de desarrollar un pensamiento crítico exigente, tampoco denotará en su persona todas las virtudes que se dicen de la lectura. Al final, igual que Montalvo, el producto será una caricatura de lo que se pretende.
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Lucia Berlin Desde la profunda noche oscura del alma Por Mauricio Flores* t
servo el sentido del humor”. Conducta que desde la perspectiva de hijo y de actor central de esa realidad, el mismo Mark explica: “Mucho se han cargado las tintas en su alcoholismo y ella tuvo que luchar contra la vergüenza de ese estigma, pero al final vivió casi dos décadas sobria, en las que produjo lo mejor de su obra, y además inspiró a buena parte de la nueva generación con sus clases. Eso
no sorprende, porque desde los veinte años enseñaba intermitentemente”. “Hubo momentos duros, incluso peligrosos. A veces se preguntaba en voz alta por qué no vino nadie a sacarnos de allí cuando éramos unos críos y ella tocó fondo. No sé, salimos adelante. Todos nos habríamos marchitado en un barrio residencial: éramos la banda de los Berlin [...]. Las madres se preocupan, y
Lucia era una gran madre. También sabía que yo sobreviviría, que continuaría escribiendo y creando”. En México Dos de estas recién editadas narraciones despliegan con más detalle el escenario y la trama mexicana en Berlin. “Una noche en el paraíso”, donde se recrean episodios de la filmación, en Puerto Vallarta, de la célebre La noche de la iguana; la de
Lucia Berlin, Una noche en el paraíso, Traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, Alfaguara, España, 2018, 282 pp.
* @mauflos
Op. Cit.
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na noche en el paraíso, el segundo libro de relatos de la norteamericana Lucia Berlin (1936-2004) lo confirma: la autora escribió lo que vivió. Sus breves narraciones, alrededor de un centenar, recogen experiencias, gozosas y traumáticas, de una cotidianidad signada por la normalidad. Nada del otro mundo, aunque el suyo fue sin duda un universo bien marcado por la altísima sensibilidad, y que como sin proponérselo terminó anclada en la narrativa. Dos años después de que se revelara al lector en español la obra de Berlin, con la publicación de Manual para mujeres de la limpieza, circula ahora Una noche en el paraíso. Textos en verdad menos vibrantes a los previos, “en la profunda noche oscura del alma las licorerías y los bares están cerrados”, no por ello exentos de la humanidad de la misma autora, “ya sabes, limpias el piso, pides prestada una camioneta, colocas las estanterías, tomas cervezas, sacas las cosas de las cajas y te desplomas”. Narraciones que razonablemente representan a los espacios y los tiempos que Berlin transitó por este país, si bien, adelanta su hijo Mark en el prólogo a la edición, “vivir en México le daba terror”. “Escorpiones, lombrices intestinales, cocos que caían de las palmeras, policía corrupta y astutos traficantes de droga; pero como recordamos el día antes de su cumpleaños, de algún modo habíamos sobrevivido”, detalla Mark en “La historia es lo que cuenta”, texto de apertura de Manual… De vida errante, cuatro hijos, tres maridos y un alcoholismo que al paso de los años pareciera ensalzarse, Berlin pasaría temporadas en diferentes ciudades de México y en la frontera con Estados Unidos. “Vamos a ver, yo bebo. Jack Daniel es mi amigo. Pero aun así con-
Garden, Burton, Taylor, Huston. “El señor Huston volvió adentro y se sentó en «su» amplio reservado. Llegaron Richard y Liz. Allá donde iban era como si alguien lanzara una granada por la ventana. Estallaban los flashes, la gente gemía y chilaba, gritaba «¡Aaah, aaah!». Las sillas rascaban el suelo y se caían, las copas se hacían añicos. Correteos de aquí para allá”. Y “Sombra”, en la que Jane, “profesora retirada, divorciada, con hijos ya mayores”, será testigo de un drama por partida doble en la misma Plaza (de toros) México. Luego de veinte años de haber vivido en Oaxaca en compañía de sus hijos, Jane vuelve al país en calidad de viajante solitaria. “Pero ayer, en Teotihuacán, fue magnífico que hubiera querido decirlo en voz alta, confirmar el color del maguey”. “Había disfrutado cuando estuvo sola en Francia, poder deambular a su antojo, hablar con la gente. México fue duro. La calidez de los mexicanos acentuaba su soledad, el pasado perdido”. Es entonces que Jane se acerca a un grupo de turistas, en la recepción del Hotel Majestic, que acudirán esa tarde a una corrida de toros. “La plaza inmensa, la afición y los fanáticos eran demasiado que encarar el solitario. Imagina, cincuenta mil mexicanos que llegan puntualmente, mucho antes de las cuatro de la tarde, cuando las puertas están todavía cerradas. Por respeto a los toros, le dijo el conductor del taxi”. Avanzada la trama e incorporados los nuevos personajes, que junto a Jane experimentarán el drama, la narración lo dice: “Es un rito, pensó Jane mientras sonaba la trompeta. No una representación, sino una consagración a la muerte”.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku
Río de palabras
La vida no tiene sentido [Dos series de la década pasada. Primera parte] Por Paula Markovitch con la colaboración de Adriana Jiménez t
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l Doctor House House tiene una intuición casi paranormal para adivinar enfermedades misteriosas muchas de las cuales ni siquiera tienen un nombre, y también tiene una agudeza única para desnudar las mentiras... Es estoico, como “Xenón”: “no siempre puedes tener lo que quieres, pero si lo intentas puedes tener lo que necesitas”. También es cínico como Diógenes: “me masturbo por que es lo que puedo hacer con mi mano, si con acariciar mi estómago se me quitara el hambre también lo haría”. También es lúdico como Epicuro: “evitar el dolor a toda costa”, “ser más fuerte que tus necesidades para sacarle provecho a la vida”. Inspirado en estos tres filósofos griegos, marginales y excluidos, House sólo puede ser, también, marginal. El proyecto House se basó en el legendario Sherlock Holmes y su confusa relación con Watson... aunque también podría recordarnos al Quijote. House me parece más quijotesco, (confunde un lápiz de labios con una pastilla de “vicodín”)... La lucidez de House es más transgresora que la de el implacable Sherlock, quien al final del día sólo descubre algo tan limitado como “la verdad”. De ojos grandes, brillantes, irónico y seductor, el Doctor House no cree en la humanidad. Repite una y otra vez que todas las personas mienten y a lo largo de la serie, se dedica a cuestionar, y demostrar la falsedad de cualquier discurso utópico. Los enfermos llegan cargados de variadas ideologías. El doctor House les revela a ellos y a sí mismo, que cualquier convicción o ideal es un intento de proteger nuestra psique de una incómoda evidencia:
/// Dr. House.
que estamos hechos de nada. House tiene una doble clarividencia. Por un lado, adivina las artimañas, las máscaras espirituales de cada uno de sus pacientes, y por el otro también es capaz de rastrear las misteriosas bacterias que habitan en sus cuerpos. House adivina el alma y el cuerpo de sus pacientes... y también comprende que ambos aspectos no guardan ningún tipo de correspondencia. Un sostén mal ajustado, una araña, el gato del vecino, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Un asesino puede tener una esplendida salud, y un cariñoso niño muere a consecuencia de la picadura de un mosquito. El Doctor House, parece conocer el alma engañosa de las personas tanto como sus cuerpos. Y además entiende que ambas áreas no tienen relación... al parecer no hay ningún tipo de justicia. Las enfermedades y las desgracias son bastante ridículas, y están repartidas de forma caótica entre la palpitante huma-
nidad. Bastante suerte hemos tenido con haber nacido… Pero House, no es un personaje oscuro y malhumorado. Lo fascinante de este personaje, es lo paradójico de su conducta: se trata de un ser cuyo escepticismo no tiene fisuras, pero que en sus acciones se revela como un ferviente idealista. Cuando es necesario, House abre su cerebro para extraer un recuerdo que pudiera salvar a su mejor amigo: descree del heroísmo, pero actúa como un verdadero héroe al final del día. House parece empecinado en develar, despertar a sus amigos y pacientes, de sus respectivas mezquindades y autoengaños. Alguien que está tan convencido de la naturaleza cobarde de la humanidad. ¿Por qué se esforzaría tanto? House parece reírse las tibiezas y los chantajes morales que le rodean. ¡Demasiado esfuerzo para quien no cree en nada! ¡Este anti-héroe... es la máscara de un héroe!
Fotografía t
Por Pilar Alba
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ivo dentro de una fotografía. Estoy dentro de ella como si fuera mi casa. Todos mis movimientos fueron congelados, reprimidos; atrapados por la alquimia de los químicos. Con un vestido nuevo y peinada
como si fuera ir a alguna fiesta; aquí me veo, impresa en este papel brillante que cuando refleja el sol lastima mi mirada; y me hace recordar, por momentos, el tiempo cuando estaba viva. Moro dentro de esta fotografía en donde me acompaña Lucho, mi perro, el que acalló para siempre sus ladridos cuando quedó junto a
mí atrapado. Como pueden observar también me rodean unas flores, la silla en la que estoy sentada y al fondo el auto de mi marido… él fue quien tomó la foto, quien quiso dejarme aquí encerrada. Habito una fotografía, porque las fotos son lugares, lugares que permanecen más allá de nuestros tiempos.
Como todos los héroes, es incomprendido, y su extrema lucidez lo lleva a veces a la locura. Su amor también es incomprendido: la doctora Codi, al final elige la comodidad, la “salud” social, con sus respectivas mentiras... House no soporta el dolor del abandono, y estrella su auto en el confortable living de la casa de su amada. En realidad, esta ruptura resulta un curioso alivio para nosotros, los espectadores, ya que ver a House convertido en un marido comprensivo y asimilado, nos hubiera desilusionado. House está solo, en las noches bebe un vaso de whisky después de haber salvado algunas vidas. El Doctor House, es escéptico, lúcido y antisocial. No cree en la eternidad, ni en el amor ni en el bien... Pero en mi opinión es un héroe, esperanzado y valiente, capaz de arriesgar su vida, por la vida.
Muchos más Por Alberto Huerta
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uentan los que cuentan cuentos que contaron y contaron. Mire nomás, ya los contamos y los volvimos a contar, por si acaso. Sí, los recontamos de a tres veces, y ¿qué cree? Todavía seguían faltándonos los cuarenta y tres. Pero espereme tantito, faltan más. Muchos más.