La Gualdra 387

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 387 /// 3 DE JUNIO DE 2019 /// AÑO 9

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Juan Carlos Villegas. Ocho Gualdreño. Óleo / Tela. 34 x 24 cm. 2019.

El ocho es un número mágico que alude a lo infinito, a la justicia, a la música y a la perfección humana, a la armonía del sonido y lo visual, a la estructura del borobudur, a uno de los números de Fibonacci, al Hombre del Vitruvio, al año 8 del siglo pasado cuando Severo Amador publicó su libro Carbunclos; pero también al cine de Fellini, al chavo que vivía en un barril, a las patas de las arañas, a las novelas publicadas de Harry Potter, al tiempo que el jinete debe permanecer sobre el toro en los rodeos, a las columnas de la plana principal de los diarios, al Beato queiche fido amor -de Beethoven-, a los pulpos, al grupo de poetas al que pertenecía Roberto Cabral del Hoyo, al tigre que -según López Velarde- es el soltero que escribe ese número “en el piso de la soledad”. Hoy La Gualdra cumple 8 años: estamos de fiesta.


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LA GUALDRA NO. 387 /// 3 DE JUNIO DE 2019 /// AÑO 9

La Gualdra No. 387

Editorial

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Eight days a week I love you. eight days a week is not enough to show I care. The Beatles

stamos contentos: esta semana cumplimos 8 años de hacer La Gualdra, y digo “cumplimos” porque La Gualdra la hace un gran equipo de colaboradores del país y del extranjero. Desde aquel 6 de junio de 2011 cuando salió nuestro número 1, tenía yo la idea de que esta aventura tenía que estar encaminada a conformar una red de personas interesadas en el arte y la cultura, en transmitir conocimiento y en compartir lo que más nos gusta con el otro, con los otros. Reitero nuevamente que somos una comunidad, una comunidad gualdreña unida por la palabra y la imagen, por la reflexión, la creación y la crítica. Nombramos cosas, las leemos, hacemos que un universo de significados coexista en un espacio de 8 páginas cada semana. Leía hace unos días una entrevista realizada al paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, quien decía que la vida “no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado. Eso no puede ser. Esa vida no es humana. Tiene que haber algo más pero aquí, en esta vida. Y esa otra cosa se llama cultura. Es la música, la poesía, la naturaleza, la belleza… Es lo que hay que apreciar y disfrutar porque, si no, esto es una mierda”, no puedo estar más de acuerdo con eso, porque creo firmemente en que el tiempo que nos es dado para estar aquí debe ser, ante todo, disfrutado. En ese sentido soy muy afortunada, coordinar este espacio editorial me ha dado la oportunidad de conocer a muchas personas, de leer y releer a poetas y narradores de varios rincones del país y allende las fronteras, de conocer la obra de artistas plásticos y visuales, filósofos, historiadores, arqueólogos, dramaturgos, gestores y periodistas culturales, quienes me han abierto las puertas a mundos que no me imaginaba que existieran; he viajado de la mano de ellos a través de sus textos, de sus pinturas y fotografías y el viaje ha sido enriquecedor y placentero. Hacer un suplemento cultural en estos tiempos, sin embargo, es todo un reto: hemos tenido que remar en contra de una corriente que parece marcar el rumbo hacia otros lares, distanciados de

la belleza, el arte, el conocimiento y los intrincados y apasionantes vericuetos de las manifestaciones culturales. Cuando todo parece apuntar a que “lo que vende” es la nota roja, los dislates en la política, la inestabilidad económica y el clima hostil de la violencia, nosotros nos hemos mantenido tercos en nuestra misión de difundir la narración y la poesía, la belleza de la imagen en la naturaleza, el cine, la pintura, la fotografía... y aquí estamos, 8 años después, agradeciendo nuevamente la generosidad de todos nuestros colaboradores y la asiduidad de nuestros lectores. Muchas gracias a todos. El ocho es un número mágico que alude a lo infinito, a la justicia, a la música y a la perfección humana, a la armonía del sonido y lo visual, a la estructura del borobudur, a uno de los números de Fibonacci, al Hombre del Vitruvio, al año 8 del siglo pasado cuando Severo Amador publicó su libro Carbunclos; pero también al cine de Fellini, al chavo que vivía en un barril, a las patas de las arañas, a las novelas publicadas de Harry Potter, al tiempo que el jinete debe permanecer sobre el toro en los rodeos, a las columnas de la plana principal de los diarios, al Beato queiche fido amor -de Beethoven-, a los pulpos, al grupo de poetas al que pertenecía Roberto Cabral del Hoyo, al tigre que -según López Velarde- es el soltero que escribe ese número “en el piso de la soledad”. Un 8 de mayo se inauguró el Museo Pedro Coronel; el 8 de septiembre se celebra el nacimiento de la virgen, el aniversario de la fundación de Zacatecas y el de la inauguración del Museo Francisco Goitia; 8 es el día de diciembre que nos recuerda el nacimiento de Jim Morrison, Lucian Freud, Jean Sibelius, Manuel M. Ponce, Ramón Ayala y Diego Rivera; y también el fallecimiento de John Lennon... y así podríamos seguirle con las veces que aparece este número en nuestras vidas. Yo les doy las gracias 8 veces, una por cada año que nos han acompañado en este periplo gualdreño, a los colaboradores que han participado en él -y a quienes participan en este número especial-, a La Jornada Zacatecas -nuestra casa editorial- y a ustedes, por su acompañamiento. Que Dios reparta suerte: hoy iniciamos con el año 9. Que disfrute su lectura.

Directorio

Contenido 8:00 p.m. Por Armando Salgado Mi regalo de cumpleaños Por Fátima Sánchez Mesa para ocho Por Lucía Medina Suárez del Real

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Marcado con el número ocho Por David Pérez-Becerra Las ocho patas de la araña Por Francisco Javier González Quiñones Los números de la Providencia Por Juan Antonio Caldera Rodríguez Sortilegios del 8 Por Javier Aranda Luna Ocho nutricio Por Maliyel Beverido El número ocho y la esencia numérica de la naturaleza Por Maritere Espinosa

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Resurrección Por Humberto Mayorga Ocho por Radio (Silvestre Revueltas) Por Mauricio Flores La Banda del Ocho Por Pilar Alba

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Ocho razones para amar una película Por Adolfo Nuñez J. Desayuno en Tiffany’s, mon ku Ocho películas vistas en el Festival de Cannes 2019 Por Sergi Ramos Infinito vertical Por Roberto Galaviz

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8 por La Gualdra Por Alfonso Vázquez Sosa Como un muñeco de nieve Por Eduardo Campech Miranda 8 PM Por Fernando Cuervo 8 escenas de una noble princesa Por Rossalina López

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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3 DE JUNIO DE 2019

8:00 p.m. Por Armando Salgado t

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Mi regalo de cumpleaños

Por Fátima Sánchez

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as travesuras son adrenalina pura cuando se tienen ocho años de edad, contrario a lo que se pudiera pensar, éstas no llevan consigo una carga de malicia, sino que están configuradas de ingenio, creatividad pura e irrepetible. Son estas características las que han acompañado a una pequeña inquieta bautizada como La Gualdra, así, en femenino, como su creadora, ella, quien la ideó y la hizo realidad, ella, una amiga de la ciudad, ella, una amiga de los zacatecanos: Jánea Estrada. Imagino que semana a semana Jánea planea sus travesuras con La Gualdra, que las disfruta, seguramente algunas veces tendrá desacuerdos con ella, pero la ha dejado crecer, ser ella misma y conseguir que con sus ocho años de niña, sea ya madura, parte de la historia del periodismo

/// Federico Martínez. Ocho silos.

cultural de esta ciudad, de este país. Con ello, nos ha dado la oportunidad de reconocernos como sociedad a tra-

Por Lucía Medina Suárez del Real t

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en la creciente, al tiempo que en Morelia un diluvio demolía postes de luz, letreros gigantes y rompía tuberías. Habitar los aguaceros, en nuestro interior, hace que el mundo exterior se colapse. Llegamos a la habitación, nos quitamos los zapatos mojados, acomodamos los recuerdos que la tormenta descolgó de nuestra pared. Cerramos los ojos y respiramos aquellos días donde un soplo de vida tiene la misma consistencia que los ríos. Al dormir, la misma corriente se enroscó en nuestro desvelo, cientos de barcos diminutos rodearon las costuras de esta nueva edad. Despertamos y la lluvia continuó su viaje, dentro y fuera, hacia los relojes de otras ciudades.

l instinto gregario tienes sus bemoles. Ponerse de acuerdo con otros siete para compartir el sagrado momento de comer es una odisea. Paladares distintos, culturas gastronómicas diferentes, ortodoxias nutricionales variables y hasta diferencias presupuestales se interponen entre nosotros. Tres jóvenes en los últimos estertores de la adolescencia y todavía asumiendo que la defensa de sus gustos es la defensa de su identidad, hacen frente unido contra la gerontocracia. No es que entre ellos no haya diferencias, pero saben que éstas serán

vés de sus textos, de los poemas, de las reseñas y de las fotografías que sus colaboradores aportan religiosamente

Mesa para ocho menores de las que podrían tener con los más adultos. Aún así difieren. “¡Pizza!” dice una, “¡tacos!” exclama el otro, y la tercera de ellos -nutrióloga de profesión- respira hondo y da por perdida la batalla por buscar comida sana. Su madre es un ejemplo de diplomacia. Populista por convicción, es capaz de cocinar para todos todo con tal de evitar inconformes. Pero no hay poder humano ni presupuesto que haga esto posible. Maromea entonces tratando de satisfacer a todos mientras

incentiva la capacidad de adaptación de todos. Para la más fifí de la familia cada reunión es una celebración de estar juntos que merece lo extraordinario. Comer donde no suele comerse, vestirse como no se suele vestirse, ir a donde no suele irse. Pero esto contrasta con el patriarca que es de gustos tan sencillos que rayan en lo rupestre. Un caldo de res, o una sopa de fideos preferentemente caseros le bastan. A todos escucha la matriarca, la

/// Alejandra Celis Almanza. Un 8.

para mantenerla viva. La tarea de informar y orientar al público es ardua y cuando va enriquecida del análisis, reflexión y crítica hecha por un intelectual o por un artista, ya sea de sus propias obras o de un tema que orbite en determinada circunstancia social, se convierte en un estímulo a debatir, a ser personas activas en el registro de la historia cultural de una sociedad, de ahí la importancia social, estimado lector, de las páginas que tiene entre sus manos. Gracias por dejarme ser cómplicelectora y cómplice-colaboradora de las travesuras que emanan de la imaginación entre Jánea Estrada y su niña madura e intelectual de ocho años. Felicidades a La Jornada Zacatecas por ser la casa de La Gualdra. ¡Vengan muchos años más! Mi regalo de cumpleaños, un atardecer…

brújula, la que tiene la última palabra. Su cabildeo es tan fascinante que ni siquiera lo nota. Teje tan fino que ni ella ve las puntadas. No tiene opinión porque lo de ella es la decisión. Le cede a alguien el qué y compensa al otro con el dónde, acomoda el cuándo a territorio neutral y con disimulo jala a todos hasta llegar al “a qué horas”. ¿Y yo? A mí los años me han enseñado a elegir batallas. Guardo silencio y confío sabiéndome en buenas manos. Hago de voyeur, y espero la decisión final. Estamos juntos y es todo lo que importa. La felicidad se resume así “señorita, mesa para ocho, por favor”.

Aniversario 8 Gualdreño

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yer llovió en Cuernavaca. Un fragmento —un soplo de memoria—, trajo a mis ojos la corriente de aquellas aguas uruapenses. Cuando tenía ocho años, llovía por más de tres días consecutivos. El puente “Canoa Alta” y el río Cupatitzio crecían. Además, la vida se acostumbraba al bullicio de los charcos, el agua rodeaba los bordes de las casas y las lámparas intuían los enjambres de polillas. Al dormir, la misma corriente se enroscaba en mis sueños y veía cientos de barcos diminutos rodeando los adobes de esa pe-

queña edad. Al despertar, la lluvia continuaba su marcha. El chocolate en agua con pan y mantequilla, el hambre dorándose sobre el comal, la llovizna enredada en nuestro pelo, hacían de la cocina un refugio cálido. Mis hermanos reían y nuestros padres acomodaban sus diminutas preocupaciones en el trastero. Nadie sabía que esos instantes jamás volverían, que hay porciones de agua que no podrán olvidarse y que, aunque llueva de la misma forma, nada recupera su peso. Mientras llovía en Cuernavaca a las ocho de la noche, tomé a Gorety de la mano. Corrimos por la banqueta y rodeamos charcos. Éramos una niña y un niño dejando nuevos barcos de papel


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Marcado con el número ocho Por David Pérez-Becerra

Aniversario 8 Gualdreño

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arcado por el número ocho, él tenía la virtud de creer en lo oculto. Anotaba en su móvil cálculos inauditos; por ejemplo, descubrió que la sombra del edificio nouveau de la calle Molina, proyectada justo a las 4 de la tarde, durante los primeros ocho días del mes de agosto, era un octavo de la sombra de la torre de Iván el Grande, esbelto y elevado campanario octagonal que durante siglos había coronado el Kremlin moscovita. El sexto término de la sucesión de Fibonacci le había fascinado desde la infancia hasta rayar en una manía que le llevó incluso hablar en un curioso ritmo octosilábico y a buscar incansablemente ese número en virtudes numínicas y matéricas: en el movimiento eterno de la eclíptica y en el analema solar, en el estampado de las alas de la Diaethria anna y en las puntas de la estrella tartésica, en los huesos del oído humano y en el arcano de la justicia, en los electrones de valencia y en los brazos de Vishnú.

Pero en sus oníricas visiones descubrió que era menester desatar aquel intrincado lazo unido por algún conjuro del Emperador Amarillo, pues estaba convencido que, tras esa relación de simetría, de aquella semejanza, se ocultaba un gran secreto. Una mañana despertó con la sensación del vacío, pues había alcanzado la solución a aquel problema: lo que parecían dos circunferencias unidas por un mágico aglutinante, era en realidad una sola confrontándose al espejo, a aquella ansiada redención que no hace más que aprisionarnos en el único lugar donde el poder se manifiesta en su desnudez: el diálogo. Emocionado como quien descubre la noción más grande, salió de casa para encaminarse al único santuario que conocía: la Liga de la Corte Sagrada. Ante los ocho jueces él develó que aquello que siempre se había creído sólido, no era más que una frágil construcción que se sostenía por el finísimo hilo de la comunicación. Pero este desencantamiento del mundo no gustó a los Achten, quienes terminaron por condenarlo a ser marcado por el número ocho.

/// Javier Manrique.

Las ocho patas de la araña Por Francisco Javier González Quiñones t

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ajo el impulso de sus ocho patas, la araña vagabundea sobre la mesa del taller de carpintería, pero ante la intempestiva entrada de Geppeto desaparece en el primer escondite que encuentra, uno de los orificios de la nariz de Pinocho. Entre el temor, el cosquilleo y el orgullo, la marioneta quiere estornudar, pero su condición de muñeco se lo impide. Sólo le queda esperar a que Geppeto termine su bizcocho y que se quede dormido. Lo cual sucede horas más tarde. Entonces un tremendo estornudo lanza por los aires a la araña, hasta

que ésta, finalmente, aterriza en el viejo reloj que cuelga sobre una pared. Oculta entre las sombras del atardecer, la araña logra llegar hasta el techo y colgada de una de sus vigas de madera empieza a descender ayudada con el hilo de seda que va generando. El tic-tac del desvencijado reloj retumba en el silencio del taller y justo cuando sus manecillas anuncian las ocho de la noche, el número que marca esa hora se desprende de su carátula y queda recostado sobre su borde inferior. Sintiéndose infinito, este número sueña con la eternidad y empieza a juguetear con las posibilidades del tiempo. El escenario está puesto, colgada a una Gualdra de

/// Jesús Happy Romero. Tiempo.

ocho anillos y meciéndose en su hamaca de seda, la araña entreteje, al octae-

dro ritmo de sus patas, los lienzos en los que deben plasmarse las palabras, los

colores y la imaginación de escritores, pintores, cineastas y poetas.


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Los números de la Providencia Sortilegios del 8

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lgo debe tener el número 8 que la música se desplaza en octavas -el intervalo más consonante de todos-; 8 son los versos iniciales de un soneto y el octosílabo la columna vertebral de las canciones. El pulpo, el animal más complejo e inteligente del mar que conozco tiene 8 brazos y en el Tarot es la carta de la Justicia, un Arcano Mayor. El Arquitecto Marco Vitruvio, el favorito de Julio César, inspiró con su teoría de las proporciones a Leonardo da Vinci cuyo hombre con 8 extremidades extendidas en un cuadro marca el camino del círculo y de la divina proporción. Dice Jean Chevalier que la interpretación de los números es una de las ciencias simbólicas más antiguas y Pitágoras afirmaba que todo en el universo estaba dispuesto según los números. Dios está en todo como la unidad en los números escribió Angelus Silesius y a otro místico, admirado por Borges, y estudioso de las matemáticas, Emanuel Swedenborg, tal vez le ayudaron a hablar “con los ángeles en las calles de Londres”. Yo dudo un poco esa afirmación del poeta argentino porque en esa ciudad de humo y espléndidos jardines resulta imposible que intercambien ahora -y entonces- con un desconocido. Como sea, todo número es un señuelo del misterio, un sortilegio del tiempo. El del 8 tiene que ver con el futuro que no cesa. Según la Biblia en seis días creó Dios los cielos y la tierra y el séptimo descansó. El octavo es la cifra del futuro. El 8, dicen algunos, es el número del equilibrio cósmico, el de las direcciones cardinales, el de la rosa de los vientos y los pétalos del loto que conoció Buda. 8 son los años de La Gualdra, una ventana que nos ha permitido ver cada semana la diversa complejidad de la cultura y permitir que vean en otras partes la nuestra. Gracias, Jánea Estrada.

H

uelga decir que celebro el aniversario octavo de La Gualdra, suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, a cuya cabeza está una persona siempre imaginativa, creativa y crítica: Jánea Estrada. Va a contarse el octavo año [en octubre, el octavo mes] de que aporté un texto para el número 20 del suplemento. El texto giraba en torno a la obra poética y a la vida de don Roberto Cabral del Hoyo, en el marco del décimo segundo aniversario de su muerte, es decir, hace ocho años, en 2011. Justo en estos días se le recuerda al poeta Cabral en el vigésimo aniversario de su muerte. También en este año de 2019 estamos conmemorando el centenario de la primera edición de un libro fundamental para la moderna poesía de México: de Zozobra, del jerezano universal, Ramón López Velarde. El poeta tenía 31 años cuando vio impreso su libro, el que, como su anterior, de 1916, La sangre devota, daría de que hablar. “Es el poeta del futuro”, dijo alguien. Dicen que la numerología del vate se basa en la cifra 3. Más

/// Juan Carlos Basabe.

de alguno ha hecho su carta astral. Su signo es el número 3 del Zodíaco: nació bajo los Dióscuros, símbolos de la dualidad. Nació en el año de los 3 ochos, 1888; murió en 1921, guarismo cuyos números finales suman 3; nació en Jerez, en una

Ocho nutricio t

Por Maliyel Beverido

Para estar alerta, positivo y dispuesto ¡tome jugo V8! Ocho tiene La Gualdra y ocho nuestro brebaje. Con los nutrientes que requiere para el cuerpo y para la mente. Contiene tomate, zanahoria, lechuga, apio, espinacas, betabel, berros y perejil. Sin endulzantes y sin hervir. Ocho son, ocho de rigor, para que todo le funcione mejor. ¡Sírvalo, frío, sírvalo caliente!, para la anemia, para el embarazo, para combatir la grasa y la fatiga. Damita, caballerito, paria o potentado, profesionista o nini, para prolongar el vigor y la lozanía, para que no le salga la letra torcida. Beneficios todos reales; vitaminas y minerales, elíxir para divas y tónico para ídolos, sin maltratos animales. Ocho de buena suerte. Ocho de corazón. Ocho nutricio, ocho glotón que se nos hace vicio.

El número ocho y la esencia numérica de la naturaleza El número es la sustancia de todas las cosas. Pitágoras

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casa marcada con el número 33, y murió a los 33 años. “La suave Patria” está formada por 183 endecasílabos dispuestos “en 33 combinaciones estróficas”. El ocho es en el pitagorismo el símbolo de la armonía. Ramón parece ignorarlo y no, cuando escribe en su inquietante “Obra maestra” que un tigre traza ochos en el piso de la soledad, que su movimiento es tan maquinal como repetitivo, es decir, infinito: “traza ochos en el piso de la soledad” y que para prolongarse necesita procrear o anularse. ¿Enigma de la armonía o enigma de la fatalidad? Opta por lo segundo, la anulación. Cosa rara, él, el poeta que amó al Rabí poeta: el número del Cristo es el 888 que significa Resurrección y Vida. Sin embargo, el poeta encontró su emblema: “me revelas la síntesis de mi propio Zodíaco: el León y la Virgen”, [la potencia y la quietud], y una imagen aérea, volátil, fiel a su signo de aire: “el viudo oscilar del trapecio” y una mística: “judío errante sobre sí mismo, que describe el signo del infinito, con tan maquinal fatalidad”. La zozobra, siempre la zozobra, fue su estigma, no su cifra cabalística, el 3, del Equilibrio.

Por Maritere Espinosa

E

l filósofo Pitágoras es considerado el padre de la numerología moderna, propuso un sistema de vibraciones numéricas de base fundamental en la serie de números 1 al 9, cuya finalidad sería posibilitar conocer el propósito de la vida en el individuo. Es decir, que el sistema filosófico que desarrolla permite a cada uno estudiar la propia naturaleza que ayude a desplegar los hábitos de ponderación, reflexión y rectitud de juicio, las convergencias y cualidades para indicarnos el camino más apropiado a la vida. Enseñaba Pitágoras a sus discípulos que los números gobiernan el mundo, por eso todos los fenómenos que ocurrían en la tierra, en el aire, o en el agua, luego podían ser expresados, valorizados y previstos por medio de números. Es decir, el número era el principio de todas las cosas y si los seres materiales eran dotados de alma, qué alma sería ésa, se interrogaba

/// Susana Salinas. Su carta. 30 cm. diámetro. Óleo sobre tela.

Pitágoras, su respuesta es contundente: “El número es el alma de las cosas”. Pensaban que el mundo estaba configurado según un orden numérico, donde sólo tenían cabida los números fraccionarios. Los pitagóricos

/// Rossalina López. Entre las musas.

asignaban también sexo a los números, así todos los números pares son femeninos y los impares, masculinos. El número ocho en el orden pitagórico es un símbolo de poder y armonía. Mostraban especial veneración pues en su misticismo numérico el 8 representa la ley natural primitiva y sagrada que prescribía la igualdad absoluta entre los hombres, de esta manera eligieron el número ocho como el símbolo de la igualdad. Así, tenemos que para su escuela representa: poder, responsabilidad, riqueza y reconocimiento. En su lado más meritorio proponen: eficiencia, prestigio, suceso, perseverancia, pero también disciplina, perspicacia, comprensión, autoridad, ambición. En tanto que en su lado negativo presenta: ambición excesiva, sed de poder, materialismo, intolerancia, arrogancia, deshonestidad, injusticia y autoritarismo, insistencia. El ocho tiene como misión, según la propuesta pitagórica, el uso correcto del dinero y el poder pues está directamente relacionado por el censo de justicia. Es un número que conforma la Tetraktys (Τετρακτύς en griego) o Tetoakutes, la figura triangular que consiste en diez puntos ordenados en cuatro filas, con uno, dos, tres y cuatro puntos en cada fila, todos ellos formaran un símbolo místico y sagrado de gran relevancia para comprender la esencia numérica de la naturaleza y por ende de la vida humana.

Aniversario 8 Gualdreño

Por Javier Aranda Luna t

Por Juan Antonio Caldera Rodríguez t


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Resurrección Por Humberto Mayorga

Aniversario 8 Gualdreño

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uiste la Venus de Milo, yo puse el mundo en tus brazos. Escucho por octava ocasión las estrofas de una balada mientras contemplo el viejo casete que gira al lado contrario de las manecillas del reloj. Las manecillas caen, ruedan como en el surrealismo de Dalí mientras los tímpanos golpean la piel. La noche no tiene estrellas y en vano salgo a buscar la luz. Soy el aullido del lobo en celo, despojado, hambriento del deseo. Ahora y aquí te quiero, te quiero así, en la eternidad. Recuerdo la noche de los ocho días después del desvelo. El crucifijo, la imagen, tu imagen en el cristal con el suplicio más por favor. Doy más, todavía más complacido. Te habito. Llega el sueño.

/// Jesús Happy Romero. 8 piernas.

El silbido de un tren me despierta. Son las ocho de la mañana. Bostezo. Los fragmen-

tos del sueño sin sentido se pasean por la habitación. Han pasado ocho días y todavía

Ocho por Radio (Silvestre Revueltas) t

Por Mauricio Flores

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cho ya, pregunto. Sí, ocho, contesta pronto el interlocutor y en la mente aparece el título, Ocho por radio, con el que Silvestre Revueltas signara esa vibrante y fresca pieza musical salida de su genio a petición expresa, hacia principios de los treinta, para ser ejecutada como cortinilla en la naciente radio mexicana. Ocho por radio, sonidos para ocho ejecutantes que nos remiten como en un torbellino lento, no mayor de ocho minutos, acariciando los sentidos todos, cinco, tal vez ocho en una nueva dimensión, la que trascienda lo hasta ahora experimentado. Ocho… como entrando a un hoyo negro apenas descubierto. Ocho por radio, tres movimientos del genio revueltiano, recordará el oyente, tantas veces vibrados en uno y otro sitio, que en 1899 nació y en 1940 murió, y que en otra data con terminación ocho, la de la década de los treinta, escribió, la música por dentro: …y seguí soñando con música y países remotos…, después toqué el violín…, he tenido muchos maestros…, ahora, después de muchos años, sigo estudiando, sigo teniendo maestros, escribo música, sueño con remotos países, y a veces doy tamborazos en una tina de baño. Así escribió Silvestre. Silvestre. Ocho veces absuelto, diría su hermano José, y es que era, detalla, la condenación misma, su propio cuerpo del delito, la condenación en estado de gracia concebida sin pecado original, definitiva y pura, y no había nada que absolver más allá del hecho

sigo aquí: brazos extendidos, palmas abiertas incrustadas a la madera. Ensangrentado, tengo el rostro adolorido, vista al oscuro cielo, pies cruzados. Qué bien se siente despertar al fin en domingo. El frío golpeó tanto como en otros años, sigo a gusto en mi sitio. Dormido. Me arrullan los silencios prolongados, de vez en vez mi corazón delator palpita, aún con al agujero de la lanza venenosa insertada aquel triste domingo. La luz golpea las rocosas cortinas. Domingo, domingo. Siguen siendo las

ocho de la mañana. Antes ya había despertado. Se hace silencio… y entonces... Las gotas de la lluvia se clavan por la ventana, construyen una sinfonía. Nunca las nubes me han causado nostalgia, puedo verlas a través de mis ojos, ojos que buscan justicia, mirada al infinito. Ya se acerca una figura de balanza. La lluvia me recuerda las inmensas ganas de vivir, conocer los misterios de la vida, de algunas personas. Perpetuamente en domingo. Sueño, luego duermo, me digo.

Vuelvo a cobijar mi cuerpo con la sábana blanca que desprende todavía el perfume del largo olvido. En la oscura habitación, la sábana antes blanca abre paso al nuevo camino. Desnudo comienzo el trayecto, pausado hacia la miel ofrecida, que me dan tus ojos: clara, luz de armonía, mientras la roca cae a cielo abierto. Escalera abajo, regreso a tomar tu mano: limpia, en la espera de escribir un eterno destino. Somos caminos cruzados dispuestos a comenzar el nuevo día, al fin contigo.

La Banda del Ocho Para Matilde Alba

t /// Lydia Lozano. 8.

justísimo y aterrador de ser Silvestre el condenado, de estar condenado a ser Silvestre. Un Silvestre, un Revueltas, como hubo varios, el mismo José, Fermín, Rosaura, Cuca…, que a ocho años de haber compuesto Ocho por radio encuentra la muerte, esa música tantas veces soñada, acompañado de dos de sus hermanos, Consuelo y José. Otra vez la escritura de José, quien, despedazado, destruido, se aproxima a contemplar el rostro de Silvestre, al que nunca recuerda haberlo visto ni tan bello ni tan puro. Dulcemente quieto y en reposo, después de haber combatido por última vez, escribió José. Ocho por radio.

Por Pilar Alba

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icen que asolaban a la región, que todo mundo comentaba de ellos por las atrocidades que solían cometer. Sus fechorías eran realizadas por las tardes o en verano durante todo el día, en esa estación era cuando no se daban ni un descanso. Dicen que al llegar el crepúsculo todo mundo se sentía a salvo porque los llamados desde las ventanas hacían que los miembros de la banda se dispersaran. No había animal, jardín o puesto callejero que se salvara de la maldad de la Banda del Ocho. A veces tenía en efecto ocho integrantes, otras más, la mayor parte

del tiempo menos; a veces era sólo una persona la que asolaba, bajo ese nombre, a las casas vecinas. El ocio y la curiosidad infantiles pueden en ocasiones causar atrocidades tremendas: animales con la cola quemada por petardos, flores destrozadas para ser convertidas en coronas de reinas o reyes, para ser transformadas en un gran banquete. Castillos de lodo, ventanas destrozadas, cercas caídas, pollitos y gallinas desplumadas o con las cabezas cruelmente cercenadas. Todo lo que la curiosidad y la inocencia mezclada con imaginación se les ocurriera a los integrantes de la aterradora Banda del Ocho.


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3 DE JUNIO DE 2019

Ocho razones para amar una película t

Por Adolfo Nuñez J.

Infinito vertical

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Ocho películas vistas en el Festival de Cannes 2019 t

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Por Roberto Galaviz * La ciudad encendió bajo un cielo naranja sus luces ámbar la noche apareció de pronto, tan de pronto que parecía que la noche misma acababa de inventarse los insectos alrededor, orbitan tus piernas; -pensarán que eres el universoy, quizá lo eres 8 segundos tú -luego8 segundos yo, nos quedamos callados, todo está en calma: la música de la vida, -nada más¿en qué piensan los que aman y nada se dicen con palabras? pensarán que con su silencio inventan la noche y con ella, una forma, una idea de infinito posible la música exacta de la vida -nada más-

/// César Ramos. Un 8.

Por Sergi Ramos

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oce días en Cannes dan para ver muchas películas, y una doble página se queda corta para contarlo todo. Aprovecho este octavo aniversario gualdreño para señalar ocho películas que se quedaron en el tintero y que hubieran merecido mejor trato. Nina Wu (Midi Z, Taiwán): El primer thriller postWeinstein. Una inexperimentada actriz pasa un casting para conseguir el papel principal de una película de espías ambientada en el Taipéi de los 60. El trabajo se convierte en una pesadilla para la actriz y en un viaje alucinado para el espectador, con reminiscencias de David Lynch. Para amantes de lo barroco. La famosa invasión de Sicilia por los osos (Lorenzo Mattotti y Thomas Bidegain, Francia): película de animación con los dibujos del gran ilustrador italiano Lorenzo Mattotti basada en un cuento para niños de Dino Buzzatti. Hermosa parábola que cuenta la historia de la imposible convivencia de los osos con los humanos, y de los estragos que supone cualquier acercamiento al poder y la ambición. Perfecta para el público infantil, le falta algo de acidez para los adultos. He perdido mi cuerpo (Jérémy Clapin, Francia): otra película de animación, premiada en la sección de la Quincena. La idea inicial explota las propiedades del cine de animación en su libertad para alejarse de la realidad. Una mano cortada cobra vida y escapa de la morgue para volver a encontrar a su dueño. Lástima que el guion vaya cayendo en los estereotipos del cine de toma real. El traidor (Marco Bellocchio, Italia): vuelve el veterano director italiano con un biopic sobre Tommaso Buscetta, el hombre que provocó la caída de una buena parte de la Cosa Nostra en los 80. Crónica notable con algunos bajones. Libertad (Albert Serra, España): el catalán Albert Serra decide adaptar al marqués de Sade y ponerlo en escena en la penumbra de un bosque en el siglo XVIII. Si el

/// Javier Manrique.

relato oral de las perversiones sigue creando malestar, su visualización se queda a medias. Sibyl (Justine Triet, Francia): una sicoanalista con problemas personales está fascinada por una de sus pacientes, una actriz muy inestable. Comedia francesa que consigue encontrar el punto justo entre cine popular y de autor. Little Joe (Jessica Hausner, Austria): Premio a la mejor actriz (Emily Beecham). Unos científicos intentan crear una flor que aporte la felicidad a su propietario. La puesta en escena aséptica acaba contaminando la película, algo decepcionante algo en sus planteamientos de cienciaficción. La Gomera (Corneliu Porumboiu, Rumanía): el cineasta rumano se aleja de su habitual cine de autor para montar un negrísimo cine thriller con saltos temporales y mucho humor que ofrece un retrato poco halagador de la Rumanía actual.

Aniversario 8 Gualdreño

L

a principal razón para amar una película es que nos permite ver la vida de maneras que en la vida misma no podríamos hacerlo. Podemos ver los años pasar en un par de segundos, podemos saber lo que otra persona piensa o siente porque la música en una escena suena de una manera determinada. Otra razón es porque despierta nuestros sentidos y nuestras emociones. No sólo es el oído y la vista, hay escenas y encuadres que casi podemos tocar. Hay películas que nos hacen sentir que flotamos en el aire, o en el agua. El cine es un reflejo de lo que somos como individuos, como seres humanos y como sociedad. Hay películas en las que nos encontramos a nosotros mismos, en un personaje, en un diálogo o en un encuadre, que nos recuerdan quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos. Por otro lado, también las hay que nos ayudan a escapar de la realidad, que nos muestran lugares que sólo existían en nuestra cabeza o en nuestros sueños y que nos hacen olvidar nuestros problemas por una hora o dos.

El cine es un recordatorio constante de qué tan lejos podemos llegar, de lo que somos capaces de manera individual y general, y también de por qué el arte es tan importante y debe estar presente siempre en nuestras vidas. Hay directores que nos hacen querer filmar nuestra propia película. Otras veces cuando vemos una película con un gran soundtrack, buscamos la canción que sonó en una determinada escena, lo mismo cuando un actor interpreta de una manera tan convincente su papel que buscamos sus otras películas para ver más de sus actuaciones y de su carrera. Las películas también son valiosas cuando tienen un discurso o subtexto detrás de su narrativa. A veces uno sale de la sala de cine con tantas ideas y pensamientos en la cabeza que sólo quiere comentar con la persona que lo acompañó. Al final, amar una película se resume a todo lo que nos puede provocar, qué tan estimulante puede ser y con cuánta facilidad uno le puede dar forma y lograr externarlo, porque uno siempre va a compartir el cine que ama con las personas que lo rodean.


8

LA GUALDRA NO. 387 /// 3 DE JUNIO DE 2019

8 por La Gualdra t Por

Aniversario 8 Gualdreño

Sosa

Alfonso Vázquez

A

lo largo de ocho años hemos leído en este espacio una gran cantidad de poemas, cartas, historias, y todo tipo de material vinculado a las artes. Tal vez la menos abordada aquí ha sido la música, por eso, aprovecho la oportunidad para hablar de una de las obras mexicanas más enigmáticas precisamente por incluir

en su título al número ocho. Se trata de una pieza musical que dura aproximadamente ocho minutos, compuesta para ser interpretada por ocho músicos transmitiendo en vivo durante un programa de radio. Al menos eso es lo que se deduce al revisar diversas historias y versiones que se han publicado al respecto. Se dice que fue estrenada el 13 de octubre de 1933 pero no se sabe si efectivamente fue transmitida en vivo por radio cerca de ese día.

El manuscrito no tiene fecha ni firma, pero sí una dedicatoria a Guillermo Orta y su grupo de radio. Juan Arturo Brennan nos muestra que el autor incluía textos relativos a sus obras realizados con sarcasmo y sentido del humor. Sobre esta pieza escribió: “Ecuación algebraica sin solución posible, a menos de poseer profundos conocimientos en matemática”. En inglés se le denominó Eight musicians broadcasting, pero el título en español es solamente Ocho por radio. Una composición

Como un muñeco de nieve t Por

Eduardo Campech Miranda Como un muñeco de nieve disfrazado de son jarocho. Anticipándose al nueve, siendo árabe, es morocho. Parece que siempre se mueve zigzagueando cual teporocho. Los días en los que nos llueve le miran con botas y pocho. Celebremos este octavo año, compartiendo bizcocho, cortando orejas y rabo, tirando la casa, el vocho, por la ventana, al centavo. Bienvenido sea el ocho.

que se dice, Silvestre Revueltas recibió el encargo para realizarla a toda prisa para ser transmitida en un concierto radiofónico y la escribió para los únicos ocho instrumentos de los que disponía para la ocasión: 2 violines, violonchelo, contrabajo, clarinete, fagot, trompeta y percusión. Sirva el octal pretexto entonces para invitarlos a escuchar esta singular obra de música de cámara del gran Silvestre Revueltas y felicitar a La Gualdra por su octavo aniversario.

8 PM t Por

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Fernando Cuervo

Has pensado en eso que te dije? Musitó mientras se acercaba la taza a los labios. Bebía un café cargado y levemente le temblaban los dedos. Tan finos como ella misma. No haremos nada por ahora, le dijo el hombre que había llegado esa mañana al departamento. La sala apestaba. De hecho, toda la casa olía terrible. Pero justo en la sala había pasado aquello, en la madrugada. ¿Quieres tomar algo? Preguntó ella con una voz que podría quebrarse en cualquier momento. Él la miró con violencia y no dijo nada. Cerraron las cortinas, desconectaron el teléfono, se lavaron por cuarta vez las manos y los antebrazos. Era un edificio viejo y casi olvidado, pero la ansiedad les secaba la boca. Repasa-

ban mil cosas en el pensamiento y parecía que nada conducía a un buen sitio, como un camión que perdiera los frenos en plena carretera. Ellos llevaban años saliendo. Se separaban por breves lapsos porque ella siempre lo aceptaba después de cada pelea. Un desastre. Hace unos días habían discutido tan fuerte que ella se encerró en el baño hasta que él se fuera. Durante ese tiempo un primo se encontraba en la ciudad y fue a visitarla. Y como suele ocurrir en su vida eso sólo provocó más tragedia. Conozco a un tipo que nos puede llevar lejos de aquí, dijo sin mirarla. Tira todo lo que esté sucio y espérame. A las 8 tocaré el claxon y bajarás sin hacer ruido, me estacionaré en la otra esquina. Ella asintió clavando sus ojos azules en él, como si esas palabras representaran

la salvación. Se levantó bruscamente, dio unos pasos y la tomó por el brazo: no hables con nadie o... No terminó la frase y se fue. Cuando llegó la hora pactada ningún coche había dado pistas de sí. Ella temblaba por dentro, castañeaba los dientes. Esperaría una hora, dos, tres más, las que hicieran falta. Pero eso nunca iba a ocurrir: él ya estaba muy lejos. En el departamento aquel olor ya era insoportable, no pasaría mucho para que alguien abriera esa puerta. Ella seguiría allí sentada en la sala con una taza entre las manos. La noche fría inundaba todo con su oscuridad y al parecer lo único que brillaba en ese departamento era su primo que yacía en el piso, la mancha circunscrita a él y los ojos dilatados de ella que no podía dejar de verlo.

8 escenas de una noble princesa t Por

Rossalina López

Escena 1 Entre las bolsas de basura surge una princesa. Escena 2 Una princesa que observa su reino. Escena 3 Las nubes acarician su rostro y ella contempla en silencio, mientras escucha el paso de los insectos. Escena 4 Suspira y piensa en lanzar un hechizo. Escena 5

Un hechizo que haga de su reino un lugar menos árido y solitario. Escena 6 Entonces pide al viento su canto, y hace bailar a la basura, transformándola en aves, flores y riachuelos. Escena 7 Su risa deja escapar un remolino plagado de seres extraordinarios que acompañan a la existencia que se creía desaparecida, muerta o dormida. Escena 8 La princesa baila complacida, mientras el remolino se aleja y su figura soberana se fuga por la pradera.

/// Rossalina López. 8 escenas de una noble princesa.


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