La Gualdra 150

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 150 - 26 DE MAYO DE 2014 - AÑO 3

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Shinzaburo Takeda, imagen de portada de la revista Luna Zeta en su edición del 15 Aniversario

Shinzaburo Takeda (Japón, 1935). “En 1978, en la Mixteca oaxaqueña, el artista fue seducido por la enorme riqueza, social y cultural de la entidad. Como descendiente de campesinos y artesanos, experimentó una irresistible empatía con las culturas de Oaxaca, hasta afincarse en el territorio, donde aprendió de un chamán inesperadas perspectivas para su vocación creativa”. Jorge Pech Casanova, en el No. 32 de la Revista oaxaqueña Luna Zeta. [Revista Luna Zeta: 15 años como editorial independiente. Gráfica en Oaxaca. Foto-galería en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 150 / 26 DE MAYO DE 2014 / AÑO 3

La revista oaxaqueña Luna Zeta acaba de publicar su número 32 con el que celebra sus primeros 15 años. Bajo la dirección editorial de Abraham Nahón, esta publicación quinceañera es de carácter independiente; desde su fundación, una de las principales motivaciones de este proyecto editorial ha sido, de acuerdo a su director: “evidenciar y analizar los vínculos –visibles y soterrados– entre el arte, la literatura, la sociedad y la vida cultural”. Luna Zeta es una publicación con la que compartimos objetivos editoriales, por lo que nos sentimos muy honrados en presentar a ustedes en este número de La Gualdra, dos proyectos emanados de esta organización editorial oaxaqueña: el primero, la presentación del libro Fotografía Contemporánea en Oaxaca, un proyecto iniciado por la revista Luna Zeta y coeditado con el FONCA-CONACULTA, Marabú Ediciones y el CFMAB. Los fotógrafos participantes son: Alberto Ibáñez, Alejandro Echeverría, Antonio Turok, Baldomero Robles, Cecilia Salcedo, Daniel Weinstock, Domingo Valdivieso, Edson Caballero, Eleuterio Xagaat, Eva Lépiz, Francisco Toledo, Graciela Iturbe, Ivan Alechine, Jorge Acevedo, Jorge Luis Plata, Jorge Luis Santiago, Juan Carlos Reyes, Judith Romero, Luna Marán, Marcela Taboada, María José Silva, Nadja Massun, Rame Cuen, Rubén Leyva y Vittorio D´Onofri. Los textos que acompañan el libro son de Jorge Pech y Abraham Nahón; la curaduría estuvo a cargo de Ruben Leyva y de nuestro paisano Pedro Valtierra; y el diseño editorial es de Rubén Leyva y Judith Romero. Este libro es un catálogo de más de 150 imágenes que de acuerdo a su coordinador editorial “revalora a la fotografía como testimonio documental y como medio artístico para expresar la complejidad existente en la entidad”. Es, sin duda, un ejemplar de colección que todas aquellas personas amantes de la fotografía deben obtener. El segundo proyecto de Luna Zeta incluido en este número gualdreño es el relacionado con el No. 32 de esta revista oaxaqueña que para celebrar su XV Aniversario, logró conjuntar un grupo significativo de artistas

gráficos -oriundos de Oaxaca o que trabajan y viven ahí-. En su artículo editorial, podemos leer lo siguiente: “La peculiaridad de gran parte de las expresiones gráficas que se realizan en Oaxaca es aún más destacable dado que involucra no sólo a un nutrido número de jóvenes creadores, sino también a importantes maestros impresores y a reconocidos artistas. Estos trabajos creativos, surgidos en distintas temporalidades y contextos, se han fortalecido a partir del movimiento social del 2006 y, en muchos de los casos, se hallan actualmente en un proceso de consolidación”. Una selección de estas imágenes aparece en páginas centrales, en las que podrá constatar por qué Oaxaca es uno de los estados del país más importante en cuanto a producción y calidad en artes visuales. Nosotros celebramos nuestro número 150 gualdreño, festejando los logros de la revista Luna Zeta. Desde aquí felicitamos a todo el equipo de trabajo que la conforma: a Abraham Nahón, su director; a Judith Romero, su diseñadora; y a los integrantes de su consejo editorial: Alfonso Gazga Flores, Judith Romero Ramírez y Jorge Pech Casanova. ¡Enhorabuena! A propósito de celebraciones, el próximo lunes damos inicio con las ediciones del año cuatro de La Gualdra. Cumpliremos tres años de compartir con ustedes lunes a lunes este suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, nutrido de las colaboraciones de nuestros generosos amigos, gracias a los cuales estamos y seguimos aquí. Para festejar nuestro tercer aniversario, el próximo día 7 de junio, en punto de las 20:30 Hrs., en la Plaza Miguel Auza, los invitamos a que nos acompañe en el concierto que ofrecerá el grupo mexicano de blues Real de Catorce, cuyo líder, José Cruz Camargo Zurita -músico y compositor excepcional-, es también colaborador y amigo gualdreño. Que disfrute su lectura.

La fotografía en Oaxaca, una narrativa visual contemporánea por Abraham Nahón

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Fotografía Contemporánea en Oaxaca / Luna Zeta (foto-galería)

Luna Zeta: 15 años como editorial independiente por Jorge Pech Casanova

Revista Luna Zeta: 15 años como editorial independiente Gráfica en Oaxaca [Foto-galería]

El hípster y la bohemia posmoderna [hacia una sociología del hípster y otras linduras del mainstream] por Esther Mariela Consuegra Dávila

Juan Villoro Mientras haya necesidad de encontrar otras manos… por Mauricio Flores

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Julián por Pilar Alba San Benito por Edgar Khonde

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

La mosca por Alberto Huerta Poema para ser leído entre los 9 y los 12 años por Roberto Galaviz

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


26 de mayo DE 2014

La fotografía en Oaxaca,

una narrativa visual contemporánea Por Abraham Nahón* En estos últimos años, la fotografía contemporánea en Oaxaca ha combinado la utilización de técnicas fotográficas que no sólo se remiten a lo análogo, explorando, por ejemplo, a través de la fotografía digital otras posibilidades y maleabilidades que reconfiguran nuestra relación con la memoria, con la interpretación de la “realidad” y con la instantaneidad. Las imágenes trasminan cierta musicalidad de nuestro tiempo y algunas de ellas han sido dotadas por las múltiples perspectivas que la cinematografía y el video nos han legado. Son imágenes contemporáneas donde se fraguan diversas intencionalidades y subjetividades, bajo una creatividad que despliega o concentra algunas contradicciones pero también desafíos. Ante tal efervescencia creativa, surgió la idea de editar el libro “Fotografía Contemporánea en Oaxaca”, el cual es un proyecto iniciado por la revista Luna Zeta y coeditado con el FONCA-CONACULTA, Marabú Ediciones y el CFMAB. Para la edición se contó con la curaduría de Pedro Valtierra y Rubén Leyva. Contiene ensayos de Jorge Pech y Abraham Nahón, y el diseño estuvo a cargo de Judith Romero y Rubén Leyva. En esta publicación, artistas de amplia experiencia y reconocimiento muestran la riqueza de su oficio al lado de un grupo de fotógrafos que ha desarrollado un trabajo de calidad que desafortunadamente ha sido escasamente difundido. Bajo este esfuerzo editorial colectivo, se logra presentar una narrativa visual y estética enriquecida por la confluencia de generaciones y de sucesivas miradas. Fotografías con dosis de movimiento y de reflexión, con tiempos clarificados o condensados que nos obligan a detener la marcha acelerada de nuestros días y a volver a pensar y reflexionar sobre las imágenes. Anular por un momento el frenesí vertiginoso del consumo virtual y darnos cuenta que más allá de la mirada guelaguetzeana y burocrática que mutila las profundas vivencias que yacen detrás de las fachadas, hay un Oaxaca distinto, narrado bajo esta asombrosa cartografía que revela las entrañas de la ciudad, pero también otros horizontes del interior de Oaxaca: Teotitlán, Etla, Cuilapam, Huajuapam, Juchitán, Tlacochahuaya, Amatitlán, San Blas Atempa, Salina Cruz, Mitla, Suchilquitongo, Zaachila, Zimatlán, Capulalpam, la sierra mazateca, la región triqui, Ixtlán, etc. etc. Como bien señaló Walter Benjamin, las propuestas estéticas ligadas al potencial de reproductibilidad de la fotografía han ocasionado cambios en los modos de significación

Libros

La fotografía en Oaxaca ha permitido hacer emerger algunas de las (micro) historias invisibilizadas que desde sus breves espacios de enunciación confrontan la historia dominante que día a día intenta arruinar lo heterogéneo de nuestra cultura. Incluso, no faltará quien piense que en esta entidad telúrica (convulsa social y políticamente), la fotografía también puede convertirse en su sismógrafo más eficiente. Y tiene razón. El conflicto social de 2006, nos permitió revalorar a la fotografía como testimonio documental y como medio artístico para expresar la complejidad existente en la entidad. La revista Luna Zeta publicó algunos dossiers de fotografía en 2006 y 2007 referidos al tema. Después, en el 2008 se publicaría el libro Memorial de Agravios, Oaxaca, México, 2006 (Marabú Ediciones), integrando en sus páginas a 25 fotógrafos de diversa procedencia. La difusión nacional e internacional lograda a través de este libro, que incluyó diversas exposiciones, demostró el poderío de las imágenes para mantener la memoria latente ante los actos brutales del poder político mexicano. Pero la fotografía también ha explorado otras perspectivas. Y Oaxaca, desde la segunda mitad del siglo XIX, ha sido revelada por viajeros, arqueólogos, antropólogos, fotógrafos y artistas gráficos. La aproximación arqueológica, antropológica o artística, ha ido resaltado rostros, revalorando la arquitectura (mesoamericana), acentuando paisajes y elementos culturales, trastocando lenguajes estéticos o (re)inventando formas para ahondar los límites visuales y los imaginarios de lo que representa la entidad y sus habitantes. En el siglo XX, imprimiéndole a sus propuestas visuales el espíritu de la modernidad, destacados creadores visitaron Oaxaca: Edward Weston, Tina Modotti, Manuel y Lola Álvarez Bravo y Henri Cartier-Bresson. Además de las miradas antropológicas y poéticas de: Rosa Rolanda, Juan Rulfo, Nacho López, Mariana Yampolsky, Rafael Doniz, Graciela Iturbide, Flor Garduño, Pedro Meyer, Pablo Ortiz Monasterio, Eniac Martínez, Maya Goded, Mary Ellen Mark, entre otros. La creación del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, fundado en 1996 por Francisco Toledo –con la colaboración de un grupo de fotógrafos que incluiría a Cecilia Salcedo, Jorge Acevedo, Vittorio D´Onofri y Jesús Márquez– potencializó el trabajo fotográfico realizado en la entidad y permitió formar a una nueva generación de artistas vinculados a la lente.

Daniel Weinstock, imagen del libro Fotografía Contemporánea en Oaxaca

y en la percepción sensorial, modificando la experiencia colectiva, las prácticas sociales y nuestra propia subjetividad. Las tomas aportan una subjetividad distinta y nos revelan el proceso de transformación que experimenta la sociedad, pero también el fotógrafo. La inmersión a comunidades oaxaqueñas, parafraseando aquel haikú de Basho, no implica solamente buscar el camino de los maestros, sino buscar lo que ellos buscaron. Y aportar una nueva mirada, que ya no sigue estrictamente fines científicos o que intenta completar el imaginario vinculado a las novedades expedicionarias, bajo una visión muchas veces teñida de colonialismo. Los fotógrafos locales y radicados en la entidad, identifican en estas imágenes rasgos culturales y estéticos, surgidos en la ciudad y en las comunidades, que van más allá del simple folclor: dignificando a los pobladores en su cotidianeidad, revalorando la vida comunitaria, atestiguando las fricciones entre tradición y modernidad, aportando imbricaciones entre géneros y disciplinas, y en general, destacando su permanente asombro ante las maravillas y tragedias acontecidas en esta compleja entidad. Podemos señalar que el libro ha contribuido a abrir la discusión so-

bre la fotografía en Oaxaca y afirma su carácter relevante para que, a partir de ahora, podamos analizar y tratar de entender desde las imágenes y sus autores, las socialidades y estratos socio-históricos implicados así como la construcción y expresión de nuevas subjetividades a través de estas exploraciones documentales y estéticas.1 Asimismo, hay que estar abiertos al carácter construido o escenográfico de las series fotográficas recientes, ya que a través de ellas se sugiere la emergencia de un nuevo carácter subjetivo, así como de nuevos actores de la experiencia social. La investigación y crítica fotográfica no sólo se enfrenta al reto de describir la superficie de lo fotográfico, sino de abordar la profundidad de su condición simbólica. Lo que nos permite poner nuevamente en tensión conceptos vinculados a la memoria colectiva y gráfica, la subjetividad y la expresividad implícitas en la imagen creada, la temporalidad y la actualización de los lenguajes estéticos en nuestra sociedad. Por ello, este libro ha cumplido con una breve contribución al mostrarnos bajo una narrativa contemporánea, algunas imágenes y preguntas que a partir de ahora nos tocará a nosotros investigar y develar.

*Abraham Nahón. Investigador social, poeta y editor. Actualmente estudia un Doctorado en Sociología, enfocado en el tema de Arte y Sociedad. Director editorial de la revista de arte y literatura Luna Zeta, editada en Oaxaca desde 1998. Correo electrónico: abraham.nahon@gmail.com 1 La presentación del libro se ha fortalecido con una exposición de 40 fotografías que incluye la obra de los fotógrafos participantes. Ha realizado una travesía por distinto foros, presentándose en El Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (Oaxaca), La Fototeca Juan Crisóstomo Méndez (Puebla), El Centro de la Imagen (Ciudad de México), en el Marco del Festival de la Primavera (Morelos), en el Centro de las Artes (San Luis Potosí), en la Casa de las Américas (La Habana, Cuba), entre otros.


LA GUALDRA NO. 150

Fotografía Contemporánea en Oaxaca / Luna Zeta

Artes visuales

(foto-galería)

Baldomero Robles

Alejandro Echeverría Juan Carlos Reyes

Cecilia Salcedo

Edson Caballero

Francisco Toledo

Iván Alechine

Eleuterio Xagaat

Judith Romero

Graciela Iturbide


26 de mayo DE 2014

Luna Zeta:

15 años como editorial independiente

Por Jorge Pech Casanova* Para Alejandro Santiago, amigo con quien tengo una conversación pendiente. Rocío González, sin dejar de invitarlos a que se solacen con todas y todos los poetas que en este ejemplar hallarán. Particularmente me interesa señalar las contribuciones ensayísticas en este número 32 de Luna Zeta. Los 15 años en que la publicación ha mantenido su apuesta por la escritura reflexiva y crítica, me parece que llegan a una culminación en esta entrega, pues su interés académico se equipara con su vigor literario. Resalta el ensayo de Eduardo Subirats sobre una inquietante película de Tomás Gutiérrez Alea; la relación del cine con la filosofía queda luminosamente establecida con este texto del pensador español. La filosofía y las artes gráficas, por cierto, es la relación que establece con intensidad el ensayo de Alfonso Gazga Flores, cuya aproximación a las artes visuales, mediante los postulados de la kantiana Crítica de la facultad de juzgar, resulta un revivificante estímulo para quienes –por la reluctancia del medio a dialogar con la inteligencia– solemos olvidar que el pensamiento riguroso no se aparta sino que acompaña al arte de consuno. Similar discernimiento produce la investigación de Abraham Nahón en torno a la gráfica actual en Oaxaca, desde la perspectiva de Walter Benjamin y Theodor Wiessengrund Adorno. Es muy esperanzador asistir a la entrada de un interés académico bien fundamentado en el terreno de la crítica de arte, y lo único desazonador es que ese trabajo se realiza desde esta revista y no desde la universidad en que funciona una escuela de Bellas Artes ya hace más de 60 años. A esta ebullición del pensamiento crítico con una expresión literaria sumamente disfrutable corresponde también el ensayo de Jorge Cortés Ancona dedicado a la historia de la gráfica en Yucatán. Este trabajo da cuenta de una producción gráfica de larga tradición y notables exponentes, que no suelen ser recordados fuera de Yucatán, y a veces ni en la propia entidad donde surgió esa producción artística. La presencia de la plástica yucateca en esta publicación oaxaqueña abre un diálogo de percepciones y prácticas en torno al arte que hace falta sostener y ampliar. En Luna Zeta confiamos en ese intercambio sensible y buscaremos reiterarlo, amplificarlo, beneficiarnos con la ruptura del aislamiento en que el centralismo político pretende enclaustrarnos. Por eso, también, es bienvenida la exploración académica de Itandehui

Revistas

Luna Zeta llega a su número 32 y a su decimoquinto año de existencia. Son 15 años de independencia sostenida en un medio en el que ese término se va volviendo sinónimo de sujeción a los capitales desmesurados y a los manejos de ciertos empresarios para apoderarse de los fondos que debieran ser para la comunidad. Frente a esas prácticas, esta publicación se adhiere a la necesidad de sostener la palabra con los actos, no con dinero ni con dádivas del tesoro público que se insertan en cuentas privadas. Es cierto que la palabra empresa proviene del latín “prehendere”, que significa atrapar, pero en estos casos la captura de recursos económicos adquiere visos siniestros. Prefiero considerar el proceso que nos ha llevado a 15 años con Luna Zeta como una empresa de tipo muy disímil: la clase de empresa que entraña riesgos, dificultades y trabajos desafiantes, que ha de ser llevada a cabo venciendo obstáculos. Era la noción que identificaba ese vocablo antes de que el capitalismo aplastara nuestra dignidad con el peso del oro. Como es usual desde hace varios años, la calidad de la revista es la principal meta de sus editores. No el lucimiento de entrevistadores de banqueta o de suntuosos juguetes arquitectónicos que se vuelven propiedad individual luego de haber sido durante siglos patrimonio público. Este año Luna Zeta llega cargada de arte, gracias a la colaboración de más de 80 artífices del grabado que colaboran en el número dedicado al innovador movimiento de gráfica colectiva oaxaqueña. Por una parte, la estética visual se congratula con esta reunión multitudinaria, pero no es la única belleza que este emisión de Luna Zeta congrega. Al abrir la revista y al cerrarla, sus páginas nos obsequian el recuerdo de dos de los poetas más queridos de nuestra época: Juan Gelman y José Emilio Pacheco. Ambos fueron aclamados en Oaxaca, como les sucedía en casi cualquier parte del mundo, pero aquí en particular demostraron ambos no conformarse con la fría distancia del escenario, sino buscaron el contacto generoso con los lectores que con devoción los recibían. Otras y otros poetas muy legibles comparten estas páginas de Luna Zeta, para fruición de quienes editamos este número. Entre ellas debo mencionar especialmente a Pura López Colomé, Blanca Luz Pulido y

Portada Luna Zeta No. 32

Franco, participante activa en el movimiento gráfico que ahora examina desde la perspectiva académica su propia experiencia y la de sus compañeros de viaje artístico. A estas contribuciones críticas he sumado mi propia investigación sobre la historia de las artes

gráficas en Oaxaca, que por ahora es incompleta. Espero completarla en un futuro libro cuya elaboración vemos como una necesidad urgente los editores y autores de Luna Zeta. Para concluir, reproduzco la conclusión del texto que elaboré y que podrán hallar en la revista:

Es necesario señalar que gracias a estos colectivos de gráfica, las artes plásticas en Oaxaca recobran una integridad que habían perdido con los manejos que situaron en el primer plano a los pintores de la discutible “Escuela Oaxaqueña”. Al cancelar la posibilidad de un arte realista o reflexivo, la tendencia mixtificadora de ese grupo oficialista no sólo desterró una posibilidad expresiva en la entidad; también agotó las de por sí limitadas posibilidades del propio discurso mixtificador (basado en consejas y leyendas de inferior nivel imaginativo). La recuperación de la conflictividad política y social como tema de la gráfica y la pintura mural permite al arte, en Oaxaca, ir más allá de las preocupaciones doctrinarias, y abre el paso a una expresión que debe resolver la interrogante de nuestra tardomodernidad herida de muerte por el desorden social. En el momento en que el internet y la experimentación genética transforman, por cierto, las nociones que durante milenios prevalecieron acerca de la unicidad de ciertas expresiones individuales (como la obra creativa), cabe preguntarse si la gráfica es el anticipo de un arte que no sólo admite sino reclama la multiplicación intervenible, en un ámbito que es, en realidad, un puro imaginario avasallante. * Yucatán, 1966. Su libro más reciente es V Aniversario (Black Coffee Gallery, 2013). También ha colaborado en Las artes plásticas y visuales en los siglos XIX y XX, tomo VI de la colección “El patrimonio histórico y cultural de México” (Conaculta, 2013). Es miembro del consejo editorial de la revista Luna Zeta.


LA GUALDRA NO. 150

Revista Luna Zeta

15 años como editorial independiente

Luna Zeta, 15 años

[Foto-galería]

Adrián Aguirre, Aguafuerte, 2012

Daniel Acosta, de la serie Eukarya, Aguafuerte, 2012

Daniela Saraí Ramírez López, El encuentro, Litrografía en madera, 2013

César Chávez, Xilografía, 2008

Enrique Gijón Luna, Hueledenoche, Xilografía, 2014

Irving Herrera, Dulcecocuyo, Xilografía, 2012


26 DE MAYO DE 2014

Venancio Velasco, Los compadres, Xiolgrafía, 2013

Sabino López, Colografía, 2013

Mercedes López, Árbol que camina en el manglar, Aguafuerte y aguatinta, 2012

Ricardo Pinto, De la serie Nodos Libres, Aguafuerte y aguatinta, 2011

Raúl Soruco, Transformación, Litografía, 2010

Misayo Tsutsui, Sabu, Xilografía, 2012

Luna Zeta, 15 años

Gloria Baldemar, Linóleo, 2013


LA GUALDRA NO. 150

El hípster y la bohemia posmoderna

Cultura y sociedad

[hacia una sociología del hípster y otras linduras del mainstream] Por Esther Mariela Consuegra Dávila En un mundo enfermo y triste el uso del concepto posmoderno como adjetivo, sustantivo y verbo es el comodín perfecto para encapsular todas nuestras angustias, dudas y definiciones en torno a lo social y al componente cultural de la identidad que actualmente se debate y se configura ansiosamente como la necesidad de pertenecer y desmarcarse de todo lo convencionalmente impuesto, para que justo en ese nicho surja el hípster y todas las posibles acepciones en su definición y aplicaciones prácticas. La posmodernidad y sus fetiches nos alcanzan en la conceptualización de lo que se palpa lo mismo en las grandes urbes que en la cotidianidad de la cómoda provincia, y es que la irrupción del hípster lo mismo atrae o genera la repulsa de muchos que ven en esta subcultura emergente un intento fallido, casi adolescente, de los jóvenes treintañeros que ansían y revaloran el pensamiento independiente, y que políticamente progresistas gustan de todo aquello relacionado con la contra- cultura y lo alternativo. Desde su concepción y uso, el término fue acuñado en los lejanos 40 por Paul Douglas en su libro Rise of a jazz art world en que da cuenta de los años maravilloso del jazz, sus intérpretes y seguidores, a quienes comenzó a llamarles hípsters o personas que gustan del hot jazz; pero más allá de la escena musical, lo hípster se monta en el viaje psicodélico de los 60 y toma como referente el movimiento hippie y sus banderas libertarias, veganas y amorosas para mutar en una tendencia silenciosa que más allá de lo ideológico se ha instalado como un estilo de vida de muchos jóvenes con mostacho, lentes de pasta -de preferencia sin graduar-, barba y pequeños sombreros de yute y estilo apolilladamente cool. Y es que el estadounidense Mark Greif, en su sociología sobre el hípster sitúa el término en un marco socioeconómico fundamentado en la tendencia a la pequeña burguesía de una generación joven insegura de su futuro estatus social. Es conocido como moderno aquél que se identifique con sus ideologías de origen bohemio y sus vestimentas desarrapadas. La moda cultural es indicativa de una estructura social con una intensificada ansiedad económica y una disminuida movilidad de clase.

Es así que, en este juego que todas y todos jugamos desde las representaciones, y la puesta en escena de lo social lo hípster es un buen asidero para todos aquéllos que viven con la añoranza hippie de sus padres y que van de la mano con las nuevas tecnologías para socializarlo; además de estas construcciones discursivas que confluyen con la cultura, el aparente rechazo a lo establecido y el consumismo como orden mundial y un desprendimiento material que intenta por todos los medios la autoafirmación de ser diferentes en la relación con la otredad. Las tribulaciones del hípster encuentran como asideros todas las adjetivaciones en torno a su vestimenta y la personalidad, acompasada con la moda retro o vintage como signo distintivo y que se combina con toques de prendas modernas conservadoras en una eterna negación o lucha del pasado con el presente, en que unas gafas de pasta y el aspecto desaliñado evoca aires de bohemia e intelectualidad además de una alta sofisticación en sus gustos musicales y literarios, aunque todo sea parte de

la farsa y del juego de la simulación que a todos nos gusta jugar en esta sociedad del espectáculo. Por ello, esta subcultura emergente como las otras que desfilan ya en el anecdotario de los visual y de la moda, encuentra junto con los otros ítems culturales el germen propicio para consolidar los objetos que ayudan a la construcción de la personalidad tan ansiada y difusa como el mismo contexto social y cultural que se nos ofrece actualmente, esta subcultura es también el anhelo de ese reencuentro con los orígenes, las culturas populares y todo lo que fue bueno pero que sufre anacrónicamente por esa nostalgia moderna. En ese contexto surgen preguntas claves para identificar o identificarse como hípster, tales como ¿Usas ropa vintage y gafas de pasta? ¿Te apasiona Sigur Rós y Murakami? ¿No te separas de tu bicicleta? ¿Te obsesiona su popularidad en las redes sociales y sólo usas Mac? Si es así, según un manual publicado en México, eres hípster aunque lo niegues, todas estas preguntas y sus respuestas se recogen en Hípsters, un manual ilus-

trado, libro del mexicano Jorge Pinto, que arroja luz sobre esta subcultura que nos invita a pensar en esta tan polémica forma de asumirse y andar por la vida lo mismo negando ser uno de ellos que autoproclamándose como tal. En el mundo del meme, como caricaturización y catarsis de la ironía colectiva reprimida, no es extraño encontrar en las redes sociales breviarios sobre los diez puntos para saber si eres uno de estos seres, o bien breves manuales sobre cómo engañar a uno, y que sobre todo ironizan sobre el hueco ideológico y poco politizado de este sustrato pensante o no, dado que su carácter rebelde se inserta desde una cultura alternativa dentro de la misma cultura del consumo, idea contradictoria que sin embargo atrae y genera aversión de muchos que irónicamente le guiñan el ojo, lo mismo al mainstream que a lo hípster.


26 DE MAYO DE 2014

Juan Villoro

Mientras haya necesidad de encontrar otras manos Por Mauricio Flores*

1. Ramón López Velarde es un clásico revisitado que ha contado con el dudoso privilegio de representar las esquivas esencias vernáculas; el poeta más y mejor leído de México que ha pasado de la temprana interpretación de Xavier Villaurrutia a las rigurosas ediciones de José Luis Martínez, pasando por los ensayos decisivos de Octavio Paz, Gabriel Zaid y José Emilio Pacheco. 2.

Autores de su generación o cercanos a ella como Luis Miguel Aguilar, Marco Antonio Campos, Guillermo Sheridan, David Huerta, Vicente Quirarte, Gonzalo Celorio,

Libros

Una biblioteca —sostiene el ponente de Conferencia sobre la lluvia, el nuevo libro de Juan Villoro (Ciudad de México, 1956)— es una lluvia que se detiene. Pero no por mucho rato —advierte de inmediato. Como también quien esto escribe, pues resulta que al título citado habrá que sumarle Balón dividido, donde el autor habla de temas futboleros, y que será oportunidad para volver a estas páginas gualdreñas. Los libros —abunda el monólogo de Conferencia…— siempre están en movimiento. Hay que encontrarles acomodo. Llega uno nuevo y debes desplazar todos los restantes. No sé si he pasado más tiempo leyendo o moviendo libros. Tengo el lumbago del erudito. El narrador, se entiende, es un bibliotecario señalado para hablar en público, y que, a la llegada a su comparecencia, se percata de que ha olvidado la impresión de sus palabras. En otro momento afirma: “la literatura es un lugar en el que llueve. He dedicado buena parte de mi vida a coleccionar chubascos literarios. No soy un profesor ni una eminencia, pero vivo entre libros y me gusta compartir hallazgos. Me he quemado las pestañas buscando citas. La frase es arcaica, lo sé”. ¿Su autor?, igual se entiende, un Juan Villoro presente en las letras nacionales desde principios de los ochenta, cuando publicó La noche navegable, y recientemente ingresado al Colegio Nacional. De sus palabras (lopezvelardianas tenían que ser) ante la institución, rescato las siguientes en estas tardes de lluvia y futbol.

Víctor Manuel Mendiola o Eduardo Hurtado han contribuido a mantener viva la flama de su poesía.

3.

López Velarde es un personaje central del relato de la modernidad mexicana que vivió en crisis con su país, pero cuyo destino fue similar al de José Guadalupe Posada porque murió en el anonimato sin saber que era un artista y de forma póstuma fue convertido en el precursor de una revolución en la que no creía. 4. La sangre devota y Zozobra y sus tres libros póstumos, Son del corazón, El minutero y Don de febrero, han sido suficientes para mitificarlo y desmitificarlo.

5. Convertido en estatua, santo milagrero, calle y sitio web, López Velarde no puede impedir que un tequila se llame la Suave Patria; mártir cristiano, héroe cívico, leyenda digna de un corrido, el hombre que murió a la edad de Cristo; se somete al fecundo placer de la lectura y a los equívocos de la adoración, al mismo tiempo se trata de un clásico hacia adentro que rara vez rebasa nuestras fronteras. 6. Mientras que López Velarde fue antiyanqui, James Joyce fue antibritánico, sin embargo, en la obra de los dos el flujo natural de la conciencia es una especie de estilo y que en el último capítulo del Ulises de Joyce, Bloom le narra a Dédalo los temas que le interesan: el celibato, la identidad, la patria, la literatura, la educación religiosa; los mismos temas que eran los que interesaban a López Velarde. De vuelta a Conferencia… (Almadía), una cita más: “Tal vez en el futuro todos los libros se descarguen en una tableta encendida y sus letras caigan como una lluvia solitaria, tal vez soy uno de los últimos prestamistas que unían a las personas a través de los libros. Supongo que no seremos totalmente prescindibles; no del todo. Los volúmenes impresos en papel obligan a que las personas se conecten; pasan de unas manos a otras. Mientras haya necesidad de encontrar otras manos, habrá libros de papel. Lo más importante de los libros son las manos que los entregan”.

Para leer a Villoro

Empezaría por sus cuentos: La noche navegable, La casa pierde y Los culpables. Después la novela: Llamadas de Ámsterdam, Materia dispuesta y, estando en Zacatecas, pues El testigo, que le mereció el Premio Herralde. No olvidar El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica y El libro salvaje. Ya futboleros: Dios es redondo y ahora Balón dividido. Adónde estarán las crónicas que publicó en El Nacional, junto con Jaime Avilés, en el Mundial de Italia 1990. Habría que recuperarlas…

* mauflos@gmail.com


LA GUALDRA NO. 150

La proyección de las películas se realiza de manera gratuita con fines culturales y educativos. Excepto ESTRENOS. Entrada general $30.00 Estudiantes con credencial y personas 3ª edad $20.00

PROGRAMA MAYO 2014 Miércoles 28, 18:00 Hrs. Entrada libre. VIAJE ÁCIDO Dir. Paul Mc Guigan Reino Unido / 1999/ 105 min. Miércoles 28, 20:00 Hrs. Entrada libre TRAINSPOTTING Dir. Danny Boyle Reino Unido / 1996/ 90 min. Jueves 29, 18:00 Hrs. Entrada libre 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO Dir. Stanley Kubrick Reino Unido / 1968/ 139 min. Jueves 29, 20:30 Hrs. Entrada libre TRAINSPOTTING Dir. Danny Boyle Reino Unido / 1996/ 90 min.

AGENDA CULTURAL MAYO 2014 SÁBADO 3 Temporada de conciertos Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas Dir. Arturo Cuéllar García Solista: Rusell Alan Brown Brown, Contrabajo Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Admisión: $30.00 SÁBADO 31 19:00 horas Sábados en la Cultura Teatro, música y danza Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín Y Plazuela Miguel Auza Coordinan: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde SÁBADO 31 21:00 horas Restauración Virtual del Antiguo Templo de San Agustín MARTES 27 19:00 horas Bellas Artes a todas partes Lectura en voz alta “Leo… Luego Existo” Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre MUNICIPIOS JEREZ MARTES 27 12:00 horas Bellas Artes a todas partes Lectura en voz alta “Leo… Luego Existo” Teatro Hinojosa Entrada libre

Viernes 30, 18:00 Hrs. Entrada libre ORLANDO Dir. Sally Potter Reino Unido / 1992/ 93 min. Viernes 30, 20:00 Hrs. Entrada libre 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO Dir. Stanley Kubrick Reino Unido / 1968/ 139 min. Sábado 31, 18:00 Hrs. Entrada libre EL COCINERO, EL LADRÓN, SU MUJER Y SU AMANTE. Dir. Peter Greenaway Reino Unido / 1989/ 123 min. Sábado 31, 20:15 Hrs. Entrada libre UN HOMBRE LOBO AMERICANO EN LONDRES Dir. John Landis Reino Unido / 1981/ 97 min.


26 DE MAYO DE 2014


LA GUALDRA NO. 150 / 26 DE MAYO DE 2014

Julián Por Pilar Alba

Río de palabras

Ya no quiero jugar con Adolfo, siempre me anda peleando. No quiere prestarme sus juguetes y esconde los dulces que mi mamá me deja en la tarde. Los sube hasta lo más algo del librero en donde yo no puedo alcanzarlos. Por eso a veces me la paso toda la tarde llorando, esperando a que mi mamá salga del trabajo para darle la queja, pero como llega muy tarde siempre me quedo dormido. Hoy sí la voy a esperar, hoy sí le voy a decir que Adolfo no juega conmigo, no me presta los juguetes, me esconde los dulces y también se come mi comida; que cuan-

do se enoja me pega y cuando vienen sus amigos me encierra en el cuarto y a veces me hago pipi porque no me deja salir ni al baño… me está dando mucho sueño… los ojos se me cierran… pero no puedo quedarme dormido; hoy sí, ahora sí tengo que decirle a mi mamá que ya no me deje con Adolfo, que no quiero que él me cuide, que mejor me quedo solo… yo mejor quiero que ella sea quien me cuide, eso le voy a decir… no le hace que no me compre una bicicleta, no tengamos que comer o nos quedemos pobres muy pobrecitos…

San Benito Por Edgar Khonde

Entré a la biblioteca municipal de San Benito. Estábamos de paso, mi mujer había decidido que pernoctáramos un par de días en el pueblo. La biblioteca de San Benito era famosa porque misioneros franciscanos en su tiempo reunieron en un libro llamado De cómo se comen las cosas de estas tierras, las recetas gastronómicas de la región. El libro abarcaba 14 tomos. Ignoro la razón de por qué el tratado no fue trasladado al archivo de la nación, por qué ningún museo lo había reclamado. Los tomos estaban llenos de hongos y cualquier estudiante bachiller podía tener acceso a ellos. Hojeé un par de ellos. Estaban escritos en un español del siglo XVI e ilustrados con destreza artística. Cogí un tercer tomo y de su interior cayó una hoja escrita por una sola cara. La hoja carecía de fecha, por supuesto no era parte del libro, sino que alguien la había dejado quizás por descuido dentro del libro. La caligrafía era impecable, la hoja ya amarilleaba. Leí: “El

único lugar donde me siento seguro es dentro de ti, le dije. Así que por la noche a la hora de la cena, después de haberme destazado, congelado y cocinado 300 gramos de mi carne, sonreía. Sonreía porque por fin de algo le había servido haber pasado tardes enteras leyendo los tratados de gastronomía de la biblioteca de San Benito”. Luego de devolver el tomo a su lugar, salí de la biblioteca. El par de cuadras que me separaban de la posada lo recorrí cavilando. Un desconocido me jugaba una broma o era una simple coincidencia. Dos semanas más tarde, y como lo tenía planeado, le corté el cuello a mi mujer; luego con la sierra eléctrica separé de su torso brazos y piernas. Metí en la congeladora todos los restos, envueltos en plástico. Dejé afuera una porción de muslo que cociné a las brasas. Elegí un Shiraz de Casa Madero para acompañarlo y como postre comí una natilla que había comprado esa misma mañana en el mercado.

La mosca Por Alberto Huerta

Al voltear la vista hacia la ventanilla del autobús, sobre el cristal, está la mosca. Inmóvil, como una calcomanía. No mueve –como es usual- las alas, la cabeza, las patas velludas, las alas membranosas, el abdomen… La mosca. Es una mosca grande, las alas de un color verde vidrio, tornasoladas, verde botella. Tiene la firme determinación de hacer el viaje hasta el centro de la ciudad… o hasta el otro extremo, de punta a punta. Embobada mira a través del cristal. Y sigue sin mover ninguna parte de su cuerpo. Se dirá que, hipnotizada mira cómo, afuera, la ciudad se desplaza. Nos abandona al subir una cuesta. Echa el cuerpo hacia atrás y sin batir las alas, se deja llevar por el viento…

Julian Opie, Julian Opie, 2005

Poema para ser leído entre los 9 y los 12 años Por Roberto Galaviz Me gustas, me gustas como decir la palabra princesa me gustas como doblar una hoja en cuatro partes y dibujar en pocas líneas una casa donde quepamos tú y yo. Me gustas como quedarme callado en el vértigo de un columpio al atardecer Lo confieso, me gustas, pero de un modo extraño y sutil. Me gustas porque pensar en ti -cuando no estáses igual que regresar del mar con arena en los bolsillos y extrañar, extrañar extrañar.


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