La Gualdra 368

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 368 /// 21 DE ENERO DE 2019 /// AÑO 8

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Juan Carlos Villegas. Personaje BKX. Aguafuerte, aguatinta y barniz blando. 18 x 12 cm. 1994. Imagen de portada del libro La generación de la angustia... de Armando Salgado.

La generación de la angustia: poetas nacidos entre 1936 y 1985, es el título del nuevo libro de Armando Salgado, poeta michoacano nacido en Uruapan en 1985; el poemario está “escrito a manera de coro [...] Un tiempo y una geografía se definen en estos poemas: la angustia de ser diferente en un mundo hecho de apariencias”. Presentamos en esta edición gualdreña, un extracto de esta obra ganadora del Premio Internacional de Poesía Ramón Iván Suárez Caamal 2017 y de reciente publicación.


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La Gualdra No. 368

Editorial Era sábado, poco antes de las 10 de la mañana empezaron a llegar; me llamó la atención desde el inicio, más que su puntualidad la alegría con la que fueron apareciendo, uno a uno, hombres y mujeres de distintas edades, dando los buenos días antes de sentarse en las butacas del auditorio en el que ya se les esperaba. Era la primera vez, en muchos años, de acuerdo con los datos de una encuesta aplicada al inicio, que estaban reunidos todos ellos para recibir un curso; las expectativas eran muchas antes de iniciar la jornada, las preguntas eran más todavía. Después de las palabras oficiales de bienvenida por parte del director del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, empezó la primera de las sesiones. La encargada de dar el primer módulo fue la maestra Claudia Campos, quien es especialista en sensibilización y educación orientada a las artes. Las imágenes empezaron a aparecer: un elefante pintado en una cueva, otro dibujado en un cuaderno y uno más en una barda fueron el detonador de las múltiples participaciones de los asistentes, todos custodios de los museos de la ciudad de Zacatecas que estaban ahí, en el MAAMF, ahora como usuarios de un espacio cultural similar al que suelen pasar la mayor parte del día. Fue un inicio memorable, porque constatamos que ellos, a quienes vemos de manera cotidiana en las salas museísticas, vigilando, al pendiente de los acervos que ahí se exhiben, tienen mucho que decir, aunque en su labor diaria permanezcan callados. A las preguntas de qué son el arte y la cultura, qué diferencia hay entre el abstracto y el figurativo, entre el arte efímero y conceptual, las respuestas fluyeron naturalmente: la espontaneidad fue la constante, y es que ellos, acostumbrados como están a convivir con piezas artísticas, objetos históricos y artesanales, no dudan en manifestar cuáles son sus propios conceptos de belleza, de patrimonio, de responsabilidad. A propósito de patrimonio, el segundo módulo estuvo impartido por personal del área de investigación del Museo de Guadalupe, gracias al interés que la delegación Zacatecas del Instituto Nacional de Antropología e

Historia tuvo para participar en este curso organizado por el Clúster Turístico y Cultural de Zacatecas ante la invitación del IZC. Ileana Robles fue la encargada de hablar de conceptos que tienen que ver con el patrimonio, qué es y cuál es la diferencia entre el tangible e intangible, qué es lo que determina que algo sea considerado como patrimonio cultural y cuál es la importancia de la labor que realizan los custodios dado que tienen a su cargo el resguardo de lo que los museos contienen. Aquí la palabra detonadora fue el “mole” y con ella se jugó para que al final los alumnos alcanzaran el objetivo planteado. Luego la comida... después de eso hablamos de la historia de los museos; ahí me tocó compartir con los asistentes información sobre los artistas que dan nombre a los museos en los que trabajan; además, abordamos también características de las obras que ahí se exhiben y datos que deben conocer sobe ciertas piezas, de manera que puedan proporcionar información a los visitantes. Después de 7 horas seguidas de actividades, Lety Aguirre impartió la plática de cierre de sesión, enfocada a la educación para la felicidad. Lety logró meter en la dinámica a los más de 40 trabajadores del Instituto Zacatecano de Cultura que no dudaron en participar con la misma alegría y energía con la que llegaron ese día por la mañana. El curso terminó, para mi sorpresa todos cantaron al final y se fueron felices, en espera del siguiente fin de semana en el que habrán de volver a reunirse, esta vez con instructores diferentes. Quise compartir esta breve crónica porque me llena de mucha satisfacción constatar que se puede trabajar en equipo; que son verdaderas las intenciones de mejorar los servicios en los museos y que este año el IZC ha comenzado con determinación en la implementación de estrategias para lograr sus objetivos en este sector, el que tanto necesita, desde hace años, ser atendido. Que disfrute su lectura.

Contenido Hombres trabajando por Magdalena Okhuysen

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La generación de la angustia: poetas nacidos entre 1936 y 1985 por Armando Salgado

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Programa Nacional Salas de Lectura Por Eduardo Campech Miranda Para degustar un texto Por Carlos Flores

‘BlacKkKlansman’ de Spike Lee Por Adolfo Nuñez J. Desayuno en Tiffany’s, mon ku Roma de Cuarón el paneo del ángel en la pobreza romántica Por Carlos Belmonte Grey ¿Cómo le hago? Por Alberto Huerta Lugar favorito Por Pilar Alba

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Adán resucitado Por Manuel Sauceverde

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Hombres trabajando 6 por Magdalena Okhuysen

con suavidad y dio la vuelta para alcanzar al ciclista. Allá iba, entregado al viento casi dócilmente y, sin embargo, firme, como la vela de un barco que se desliza sin pensar en nada. Horacio quiso sentirse liberado de las preocupaciones del negocio, volver a sentir la vida como algo realmente suyo, como cuando alguna vez había estado en su casa, con su mujer, con todo su mundo en calma. Alcanzó al hombre de la bicicleta, pasó a su lado y, con la gracia suave de las puertas corredizas, lo dejó atrás. Pero en la esquina volvió a detenerlo el semáforo. “Qué fastidiosa carrera de obstáculos; qué gran maldición para la vida son estos aparatos…”. Como un remolino parloteaba y destacaba estas ideas; sentía el enredo pastoso de su incontrolable ansiedad, la dificultad para pensar con claridad, la imposibilidad de dejar de pensar... de pronto se sentía derrotado… “pero ¡no! ¡¡No!!”. Se recuperó considerando que a unas ocho cuadras estaba la columna esa que tanto odiaba ver aparecer todos los días camino al trabajo. Y pensar que se había estrellado ahí el tranvía no hacía mucho y que todavía no removían los cables que habían quedado a un lado de “la gran columna de Trajano”. Se escuchaba; disfrutaba la amargura de esa curiosa sensación que le mezclaban su orgullo y su sarcasmo fulminante. Desde el día del accidente del tranvía le había parecido que esos cables eran materia prima desperdiciada que podía ser útil para tantas cosas: “Energía, poder

pasivo al alcance de mis manos, como un regalo del destino. Y mira, hoy viene el destino muy a cuento”. La avenida estaba completamente despejada esa mañana de domingo. “Ni el Bóreas más benévolo podrá hacer que la nave Argos de este imbécil llegue a la columna antes que yo; nada podrá librar al centauro de su suerte”. Se hundió en el asiento, halagado por la fuerza extraña de este deseo y la respuesta del motor turbo de su Alfa Romeo. Aceleró con confianza y se internó en la soledad de la vía rápida; avanzó sin interrupciones dos, tres, cuatro cuadras. “Quién podría alcanzarme ahora; te espera, centauro, tu cita con el destino…”. Por el retrovisor alcanzó a ver un puntito: el ciclista del aire daba la vuelta en una esquina lejana. “Pero… ¡¿cómo?!”. Todo él giró, al compás de sus pensamientos en desorden, para comprobar que en efecto desde hacía mucho el hombre y su bicicleta se habían apartado de la ruta que se había trazado tan afanosamente… Como un trompo al que le sobran cuatro ruedas atravesó en uno y dos vuelcos más la calle, lanzando chispazos que se alzaban alrededor y ardían como ventisca de desierto. Le dolió sobre todo la mirada atónita de los “Hombres trabajando” en la remoción de los cables que habían quedado alrededor de la columna de Trajano y el hallazgo tardío de la señal urbana que le pedía cortésmente, derrumbada junto a él: “Disculpe las molestias que esto le ocasiona”.

Río de Palabras

H

oracio aceleró y consumió la vía en segundos. “Nadie en el mundo ha recorrido más rápido esta vía que atravieso a paso turbo”, pensó, orgulloso de su casi nave espacial, pero tuvo que detenerse bruscamente en la cebra para ceder el paso… ¡a un solo peatón! “Oh, sí, muy civilizada la gente; esperan la señal para cruzar la calle y lo hacen en la forma indicada, por la ruta indicada. El trazo de estas ‘cebras’ señala con su intermitencia los rasgos absurdos del ‘acuerdo social’. ¡A pudrirse todo!”. Se mantenía detenido; impaciente… La señal del semáforo le imponía un alto que empezaba a sentir casi eterno, cuando notó que el espejo lateral de su costado derecho dejaba aparecer la proyección de una bicicleta, un centauro posmoderno… que parecía desfilar en las fronteras del tiempo, deslizándose con candor casi azul, casi ofensivo. Hacía días, meses ya, años tal vez, que Horacio sentía en desorden sus pensamientos, como si casi pudiera verlos girar; le parecía su cabeza un trompo al que le falta el clavito, ese eje del equilibrio. Sin la cadencia y sensatez que tanto apreciaba en el impulso que daba vida a sus ideas, pensó abruptamente: Alea iacta est; y en la sensación de este súbito poder que el odio que sentía en ese instante por la especie humana le entregaba como una venda para sus ojos manchados de

hastío, con la absurda confianza que le daba el proferir La suerte está echada en otra lengua, la lengua de ese otro Horacio de los siglos pasados y los siglos por venir, imaginó la caída de aquel ciclista desenfadado, saboreó su estrépito, y lo vio caer como se figuraba que podría caer una deidad que atraviesa el aire, lanzada al abismo por su grosera arrogancia, desgarrándose en su desplome desde más allá del cielo. Cambió por fin la luz del rojo al verde. Horacio reaccionó con furia y pisó el acelerador a fondo; al instante lamentó el rechinido violento y torpe de las llantas. Se detuvo con la misma impaciencia. “¡Vaya! Qué mérito agregar un nuevo trazo a las líneas de esta cebra, como si fuera adecuado que yo… ¡¡¡que YO!!! Acentúe las paradojas de la civilización y el buen salvaje”. El ciclista pasó a un lado y dio vuelta a la cuadra. Parecía no haberse inmutado; transitaba por la ciudad con parsimonia, como si, recorriendo un reino propio, fuera reconociéndolo y aprobándolo en silencio. Y él, Horacio, sí, él, desde la ventana de su auto se asomaba a un inmenso territorio que de pronto desconocía, como atrapado por esa pausa súbita. Después de segundos incalculables, imaginó su propio aspecto incrédulo y se sintió hirviendo tras un sonrojo ridículo que crecía hasta irritarlo. El auto de atrás empezó a tocar el claxon. “¡Maldición!”, se dijo Horacio cuando descubrió que se había quedado absorto, arrebatado por el desconcierto. Aceleró de nuevo; trató de hacerlo


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La generación de la angustia: poetas nacidos entre 1936 y 1985 Poesía

de Armando Salgado La generación de la angustia: poetas nacidos entre 1936 y 1985, es un libro escrito a manera de coro en donde la voz principal dirige a las demás voces (que son la misma voz, pero convertida en una parvada de poesía que busca su propio cielo). Un tiempo y una geografía se definen en estos poemas: la angustia de ser diferente en un mundo hecho de apariencias. “Algo de sanación habrá en estas páginas…”, dice el poeta al exponer los mecanismos que lo llevaron a construir este libro compuesto por máscaras que habrán de revelar los rasgos de un rostro que aparentan ser imaginarios pero que provienen de un hombre y un nombre reales. El recurso del heterónimo, utilizado brillantemente por Armando Salgado, resana una terrible condición manifiesta en La generación de la angustia: el poeta, que siempre está solo, a veces debe hablar como si fuera otro (otros) para poder escucharse a sí mismo. Ramón Iván Suárez Caamal

La generación de la angustia... [Fragmento] Thibault Mignon (1951) Puerto Príncipe, Haití [Traducción: Louis Green] LUGARES TURÍSTICOS 1. El vacío Qué decir de un barco sin cabeza o del mar sin brazos que palpa el dolor de la tormenta o la ventana desvencijada sin las manos de la madre que reconfortan. Óyelo querida, las cosas comunes están en la botella que lanzamos a diario al excusado. Esas notas de auxilio tienen el púrpura que encalla en los ojos del mar, y muchas veces nadie responde. 2. La angustia Lo sé: soy un hombre citadino, lo dices cuando escribo sigilosamente la palabra mierda, porque es una forma

/// Armando Salgado, poeta michoacano. Foto cortesía de él mismo.

de segregar eso que desgasta al dejar atrás la piedra en el cuello y su atracción por el fondo del excusado. ¿Acaso no hay placer cuando se grita toda la mierda que hierve en la garganta? Al ser pieza del mismo dolor, las palabras que no se mencionan se pudren junto al atún dentro de su lata. Se percibe cuando las pocas palabras en la despensa son para el hijo que no aparece en la lista de las compras. O cuando las venas son cables que pueden trozar

si no se paga a tiempo el recibo. Ante esta desazón mi ánimo se derrama en el pasillo, y a pesar de todo trato de sonreír cuando es necesario. Algo hiede y no es el amor. 3. La decepción No lo olvides: el culo de la precariedad es un hombre con traje.

Pablo Vicente de Santa María (1949-1998) Valparaíso, Chile Oda al Yo Yo no soy Altazor. Aún así mi deseo es un aeroplano sobre tus muslos. No es mi piel la que sale a buscarte,

son tus caricias las que me encuentran. No escribo para nadie. Lo hago para escalar cualquier tipo de mierda y reciclar mi tristeza. Todas las brújulas del amor me señalan. Mis fracasos están bajo llave entre el color real de mi cabello. Creo en la vasectomía como otra estación del año. Prefiero la soledad. Mis amigos son un campo de envidia. Los jóvenes recortan mi imagen y la dejan en su cartera. La caspa del diablo es fortaleza en mi nariz. No tengo esperanza por un mundo mejor. Opto por la vanidad del dinero y la seguridad de una cuenta bancaria. No leo a mis contemporáneos ni pierdo el tiempo en los periódicos. Mi tabla de salvación es el silicón de un trasero suculento.


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Sé que la mentira es la mejor estrategia. No temas algún día morirás. Este cuerpo es un cofre que alguien desempolvará en otra vida.

Poesía

Recuérdalo: no somos la hoja somos el árbol.

Sofía Montealbán (1985) Antigua, Guatemala 1. La caravana zombi ir por la vida vestida de zombi sin arrebatos sin el goce de lanzarte a un río sin diferenciar el veneno de la carne procesada ni la porción dietética de la nueva ansiedad ir por la casa sin motivos sin color sin saber que dentro de una sopa no es posible ocultar el primer diente ni la úlcera recién descubierta ir por la vida inflando nuestros miedos y percibir que el disfraz de joven no tiene garantía y que es mejor deambular por la calle con celular en mano y el corazón entre los pies 2. Teatro sin personajes este tiempo no cabe en el bolso es mejor claudicar colgar la blusa elegir otro desvarío un mejor sello de cáncer no basta con esconder los sueños bajo la alfombra ir al parque perdernos en el vuelo de los pájaros esperar la lluvia o subir a un autobús para ver por la ventana letreros cansancio y sombras sin personas cuesta trabajo admitir que no soy la protagonista de esta película de carne y hueso que mis senos no son voluminosos y que es más fácil

/// La generación de la angustia: poetas nacidos entre 1936 y 1985, de Armando Salgado. Puertabierta Editorial / Secretaría de Cultura de Campeche, 2018.

cosechar llanto que una rama de fidelidad como si lo sincero no entrara en el escote y la vida sólo fuera —cada mes— un trozo de algodón con sangre

Fernando Nicolás (1968) La Paz, México Hotel principal, Bolívar 29. Casi la última y nos vamos Después de ver la eternidad, enciendo el radio invisible y subo mi cuerpo a la mesa: bailo para ella, para que sonría, para romper el trazo del escritorio en nuestros ojos, abrir la jaula y dejar salir a las palomas. No es cliché, a quién no le gustaría dejar de ser un simple hombre, aparecer en revistas de gran furor, rasgar una camisa, lanzar corbata y cansancio por este rascacielos, y bailar, simplemente bailar, bailar para ella y bailar para uno mismo, bailar al ritmo de hojas blancas formularios

tinta la fila del metro la tarjeta sin saldo semáforos ante el ritmo sempiterno de va a bajar en la siguiente parada y usted no es de aquí y la estación Hidalgo y Balderas y Bellas Artes frente a la lluvia y el pago de la renta y viajar al lugar de origen y el granizo y protección civil y el escritorio y el espacio resguardado y la zona de seguridad y la banqueta mojada y el cartón de papel en la entrada del centro comercial y el estrés y la inmensidad en una canción y la misma sonrisa y una mesa y un proyector y los libros ahora son digitales y el bar Covadonga y los taxímetros y la calle vacía como el transeúnte iraquí y excuse me metro! y oh lalà! y la plaza de la joyería en la Madero y los anillos y cuál es la diferencia entre oro blanco y oro negro y los dientes y la fruta sin cottage y el hotel sin agua y quéjese con el gobierno y hallar un departamento y verla reír porque a pesar de no haber nacido con alas abrimos nuestro corazón y juntos nos lanzamos al vacío:   En tiempos recientes no podemos hablar de definiciones únicas. Los cambios acelerados

y la apertura a múltiples maneras de pensar y de incidir en el mundo, hacen del lenguaje un medio para externar lo que nos atribula. Sé que la angustia no es un concepto novedoso, y la ansiedad y el estrés contemporáneos son medios convulsos que transforman nuestras relaciones, y que históricamente siempre han estado aquí. Este libro contiene esas piezas, y son atribuidas a personas que no existen. En cierta medida son el reflejo de las múltiples personalidades que somos a diario —en una época donde importan más las máscaras y los estereotipos—, lejanas de toda sinceridad. A pesar de estos vacíos, seguimos alrededor de la hoguera para compartir el pasado y el presente como un mismo alimento. Es cuando nos quitamos el antifaz para al menos una vez respirar de nuevo. Sea esta antología de máscaras el espacio para que cada lector se quite el antifaz y redescubra en su interior los viejos mitos que aún nos habitan. Algo de sanación habrá en estas páginas. Que el lenguaje no sólo sea un punto de encuentro, sino que sirva de puente para cruzar al otro lado donde la vida es más real que la ficción. Armando Salgado


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Programa Nacional Salas de Lectura 6 Por Eduardo Campech

Promoción de la Lectura

Miranda

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l Programa Nacional Salas de Lectura (PNSL) es una iniciativa que, pese a sus detractores, ha mostrado en más de un cuarto de siglo el motor de cambio que implica la participación de la sociedad civil en las políticas públicas, en este caso, la formación de lectores. Sin lugar a dudas hay varios aspectos susceptibles de ser mejorados, sin embargo, también es cierto que existen cientos de casos dignos de replicarse. Quizá lo necesario es darle más visibilidad, que no se queden en el anonimato o en la república de Salas de Lectura. Me permitiré compartir unos pocos botones de muestra. En un estado del norte del país, azotado como muchos por la inseguridad, una mediadora luchó por la plaza –literalmentecontra uno de estos grupos del crimen organizado. La mediadora realizaba sus sesiones sabatinas en la plaza principal de la comunidad. De unos tomacorrientes conectaba su equipo de sonido y compartía lecturas. Un día llegaron camionetas con hombres armados, quienes al amparo de sus fusiles y mayoría, desconectaron el equipo de sonido para dar paso a sus teléfonos celulares. En la disputa inmediata triunfó la mediadora, sin embargo, días después uno de sus hijos fue “levantado” y golpeado. Le mandaban una señal. Alguien podrá pensar que la decisión de esta persona no fue nada inteligente. Sin embargo, también muestra cómo mediar una sala de lectura propicia una fuerte noción de arraigo y pertenencia al espacio, a la comunidad, al entorno. Ignoro qué por-

6 Por Carlos Flores

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ara un lector con cierta trayectoria no existe nada mejor que disfrutar un buen libro, sumergirse en sus páginas y entrar en la historia para formar parte de ella, compartiendo las experiencias de los personajes, sus pensamientos, sus penas, alegrías, frustraciones; siendo cómplice de los crímenes, amoríos y locuras que ahí se narran; nada como conocer otras ciudades u otros mundos, otras costumbres, otras mentalidades, seres o artefactos. El disfrutar de un libro es convertir esa madeja de signos muertos en significados vivos, es darle vida a esa serie de ideas plasmadas en cientos de páginas que cobran vida al entrar en contacto con el lector. Para un lector con escasa trayectoria esa serie de signos impresos sobre la fina hoja no parece ser algo que se pueda disfrutar, pues los signos pasan por sus ojos y mandan señales al cerebro confusas, inciertas, mezcladas con un estado de ánimo que se cierra al disfrute del texto, ruido en la mente del temprano lector que no está acostumbrado a escuchar la voz del texto o su propia voz lectora. La mayor parte de los lectores prematuros encontrarán un grave problema: el texto no llega a la mente tan fácil, no puede mandar las señales correctas para que el lector pueda conocer lo que el texto le está diciendo.

centaje de ciudadanía se formó lectora con sus sesiones, cuánto mejoró el alumnado su desempeño lector en particular y escolar en general, lo cierto es que ese espacio público estaba siendo un detonante para el encuentro a partir de la palabra. Tampoco sé qué sucedió después, si volvió o no a esa plaza. Un caso paralelo se presenta en Colima. La intervención de un grupo de jóvenes comprometidos y preocupados con su localidad hacen un trabajo admirable en el barrio del Tívoli (considerado uno de los

más peligrosos de la capital colimense). Ahí por medio del deporte (el futbol) y luego diversidad de actividades han propiciado un espacio de seguridad justo en el corazón del barrio. No sólo es leer, pero sí están presentes constantemente la palabra oral y escrita. Me consta porque he visto y he sido partícipe de cómo a través de una cultura de paz han ganado terreno a la delincuencia. Sinaloa ha sido el estado que en los dos últimos años ha obtenido, a través de sus mediadores, el Premio Nacional de Fomento

a la Lectura y una más ha hecho que el diario El País volteé a ver el trabajo realizado desde el museo comunitario. Podría seguir, pero el espacio es limitado y las experiencias exitosas muchas. Pero sirvan estas líneas a quienes desde su trinchera (parque público, prisión, escuela, biblioteca, centro de trabajo, atrio de iglesia, etc.) ponen su granito de arena para hacer una sociedad más plural, diversa, crítica, participativa, incluyente. Falta mucho, pero ya están las bases.

Para degustar un texto

La relación entre ver y conocer es un proceso complejo cuando se aplica a la lectura. El ver es darle forma a esos signos que son las palabras escritas, dotarles de un sonido que permita formar ciertas imágenes en el cerebro, hilarlos de tal manera que configuren un sentido en la mente. Ver es un proceso interno. Las

palabras llegan al interior del lector, se filtran a través de sus ojos y entran en su mente para dotar de sonidos y significantes. Conocer implica otro proceso muy distinto. Cuando el lector se apropia de las palabras impresas, tiene que darles un significado, acomodarlas en su mente para construir una estruc-

tura que le permita darles sentido. Este proceso implica un desdoblamiento, pues el lector tiene que reconocer al texto como algo distinto de sí mismo, algo que le está hablando, que lo va guiando a través de esa estructura para llevarlo a un determinado momento. Para conocer el texto, el lector tiene que experimentar las relaciones que se establecen dentro del texto. Es un paso más allá del ver, pues ya no se trata de lidiar con los signos y su interpretación, sino de entrar en el texto y desenredar la trama, tratar de averiguar cuáles son los movimientos y enmarañados que se dan en el mismo, desde la interacción entre los personajes hasta las ideas que se plantean. Conocer es clarificar el hecho de la narración. Es tratar de discernir lo que en él se dice, encontrar un sentido en el mismo, lo cual conducirá a otro punto más arriba: la comprensión. Al llegar a este punto, las líneas del texto parecieran difuminarse y dar espacio a un escenario, una pantalla en blanco como la del cinema, donde se proyectarán todas esas palabras, pero no ya como signos, sino acciones, ideas, sentimientos, cosas que como por arte de magia se proyectan en la mente del lector.


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‘BlacKkKlansman’ de Spike Lee 6 Por Adolfo Nuñez J.

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Roma de Cuarón el paneo del ángel en la pobreza romántica 6 Por Carlos Belmonte

Grey

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e han escrito toneladas de artículos, reseñas y críticas que pareciera sin interés agregar un par de documentos más sobre la película Roma, de Alfonso Cuarón. Estelarizada por Yalitza Aparicio y Marina de Tavira, Roma ha ganado ya el León de Oro del Festival de Venecia 2018 y los Globos de Oro, entre otros más de 100 premios y 125 nominaciones en diversos festivales e instituciones; quizás hubiera ganado algo en el Festival de Cannes 2018 si la legislación francesa permitiera la incorporación de películas en competencia que no tendrán salida en salas de cine durante el año inmediato. Hay que recordar que Roma es distribución Netflix. La historia es la niñez de Cuarón en su casa de la Colonia Roma en la Ciudad de México y su relación y la de sus hermanos con su niñera. Es la vida de la “muchacha” de casa; su relación con la patrona, los niños y los eventos políticos (el Halconazo, principalmente). Es el cine como medio para hacer un pedazo de autobiografía con tintes de denuncia social y política; Elia Kazan en 1952 con su Viva Zapata hizo algo similar

para explicar su vinculación con la tormentosa etapa de la caza de brujas macartista (Joseph McCarthy). Dos elementos son a señalar en este breve comentario de la película: Primero lo más evidente, la historia contada por Cuarón es el vínculo y el de sus hermanos con Cleo, la “muchacha-sirvienta-niñera”. Se trata de un intento por, de una parte, dar visibilidad a capas sociales marginadas y, por otra, hacer una señalización al trabajo no legal en

México. Hablar de la pobreza y marginalidad tiene dos grandes vertientes en México: el naturalismo y el romanticismo. Para ponerlo en concretitos cinematográficos: del primero se trata de Los olvidados (Luis Buñuel, 1950) o De qué color es el viento (Servando González, 1972); del segundo están Nosotros los pobres (Ismael Rodríguez, 1948) o Lagunilla mi barrio (Raúl Araiza, 1982). Esta clasificación es de toda evidencia simplista y pasa por alto los matices de los discursos. Roma encajaría en el

tono del segundo grupo, en el de la solidaridad y la bondad de la gente, aunque, y éste sería un matiz, la amistad trasciende clases sociales, ya no son sólo los pobres inmaculados frente a los voraces burgueses. Las desgracias provienen de los hombres del gobierno pero la solidez de la familia nuclear extendida a la integración del servicio doméstico, permite vencer las adversidades en un edulcorado devenir. El segundo es el dispositivo fílmico de Roma basado en el uso del paneo, un elemento ya señalado por Alfredo González1 desde un perspectiva semiótica. Cuarón se sirvió del paneo para contar una historia desde un no personaje diegético sino recurriendo más a la mímesis, al arte de representar la realidad. Pretendiendo seguir lo que Cleo pudo haber visto, Cuarón integra una vista de ángel o “cámara ángel”, para retomar el término con que Jaime Rosales explicó su Petra durante la presentación durante el Festival de Cannes 2018: Un movimiento de cámara subjetiva que no pertenece a la visión de ningún personaje del cuadro sino, justamente, a un ángel omnipresente. Por eso planea por los espacios, cruza las habitaciones y está en donde no hay nadie e incluso escucha a través de las paredes. Roma se perfila a los Oscar favorita en varias categorías. La inclusión de los marginados, racial y económicamente, es un asunto que se apunta como prioritario ante las políticas de extremaderecha. Pero es debatible la manera en que las cámaras ángeles planean por las vidas de estos marginados, muy a pesar de los simpáticos intentos de incluirlos, siguen haciendo de ellos amalgamas de ternuritas. 1 Blog Disparadigmas “Roma y el recuerdo en paneo”, https://disparadigmas.blogspot. com/2018/12/roma-y-el-recuerdo-en-paneo. html?fbclid=IwAR1n0_UuqaQ9jcpufl2HsBNFRw7zzFNYJnLxgqFna9AYKWw8BOg6lgj-Swg

Cine

E

n BlacKkKlansman (2018) el director Spike Lee inicia y termina la conversación sobre el racismo y la xenofobia en el país vecino, y lo hace de manera incendiaria, sin reservas ni consideraciones. Co-escrita por el propio realizador, la cinta narra la inverosímil historia real de Ron Stallworth (John David Washington) un policía afroamericano lleno de determinación quien, contra todos los pronósticos, logra infiltrarse en la sede del Ku Klux Klan ubicada en el estado de Colorado. Debido a que el contacto inicial se da vía telefónica, Ron convence a su compañero Flip Zimmerman (Adam Driver), un judío veterano de la fuerza policial a interpretarlo cuando los encuentros con dicha organización se den en persona. Situada en el contexto de los movimientos sociales dados en la década de los 60’, en BlacKkKlansman el racismo es presentado como una enorme dicotomía entre el absurdo y el peligro, donde el humor intencional de la cinta y las risas que puede generar se quedan a medio camino atoradas en la garganta. Resulta destacable que el filme logre mantener un incisivo tono humorístico durante todo su metraje, así como un ritmo frenético y un montaje propio de un blockbuster de alto presupuesto, dentro del cual el talentoso director funde con acidez una narrativa detectivesca, un comentario políticosocial y una crítica al cine de explotación afroestadounidense.

Además de todos estos elementos, destaca la relación entre ambos protagonistas como columna vertebral del guion y que sirve para evidenciar una de las contradicciones más grandes del filme en lo que a incongruencias raciales se refiere. Como agentes encubiertos, Ron y Flip interpretan a la misma persona, uno lo hace por teléfono, el otro lo hace en persona. Es aquí donde Lee aborda la ya mencionada dicotomía: por una parte Ron interactúa por teléfono con David Duke (Topher Grace) el ‘gran mago’ y líder del KKK. Este último da por sentado que en el otro lado de la línea está hablando con un hombre blanco, y señala de manera absurda y discriminatoria las diferencias entre el habla de las personas de color y las blancas. Por otro lado, cuando Flip se reúne con el grupo supremacista local tiene que mantener su papel de hombre americano racista, aún y cuando debe escuchar las críticas antisemitas de sus compañeros y tiene que negar sus propias raíces judías. De este modo se plantea un interesante estudio de carácter, donde la identidad de los protagonistas está fragmentada entre sus creencias, sus raíces y lo que se espera de ellos como hombres de la ley en el cumplimento de su deber. Para BlacKkKlansman Spike Lee utiliza sus mejores recursos con el fin de introducirnos en un contexto de alta fricción, con conflictos que persisten hasta nuestros días. El realizador no es sutil para demostrar que los problemas de aquella época son el alarmante reflejo de los problemas del Estados Unidos de ahora, al construir una sátira histórica tan entretenida e incómoda como necesaria y actual.


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¿Cómo le hago? Río de Palabras

6 Por Alberto Huerta Si perdiera el arco iris su belleza y las flores su perfume y su color no sería tan inmensa mi tristeza como aquélla de quedarme sin tu amor… Piel canela. Canción popular.

¿C

ómo le hago?, dime, Cielito lindo. Dime. ¿Cómo hago para que no me trates como un trapo viejo? No quieres verme ni en pintura… Dime nomás, sin darle tantas vueltas. ¿Qué hice? ¿Te maltraté? Lucero de la mañana. Lo que yo siento y pienso siempre lo has sabido, desde hace años, como si dijeras: dos más dos nos da cuatro. Chipi chipi invernal. ¿Cómo le hago? Te llevé flores, ramos de rosas, claveles, alcatraces, blancos y elegantes, tulipanes, margaritas, orquídeas

exóticas… ramitos de gardenias para que perfumaran tu dormitorio. Lucero de la tarde. Te desperté con el aroma intenso de café con leche y tostadas con nata… con nata, en una ciudad donde no se consigue la nata ni para remedio. Tacos de canasta con chiles jalapeños con zanahorias en escabeche. Y para que aliviaras los calorones de mayo te llevé Chaparritas del naranjo, jarras de limonada con cubos de hielo, aguas frescas de tamarindo, de limón, de sandía, de piña, en grandes vitroleros con trozos de hielo. Nieve de garrafa. Anda, dime… ¿cómo le hago? Aurora boreal. Te llené de música, boleros, nueva trova cubana, Lunita de octubre. En tu cumpleaños te llevé mariachis para que tocaran las mañanitas… Rosa de los vientos. Te compré una muñeca… no… dos… para que se hicieran compañía. Estrella po-

lar. ¿Qué quieres que haga? Todo el mundo tiene derecho de una segunda oportunidad… yo diría que hasta una tercera… Rocío mañanero. ¿Ya no se acuerda de lo mucho que disfrutábamos cuando estábamos juntos? Suspiro del alma. Desesperado he recorrido la casa de arriba abajo incansable hasta que las fuerzas ya no dan para más. Y me siento en alguna silla del corredor y me pongo a chiflar. Llovizna de mediodía… ¿cómo le hago? Para contarte con pelos y señales que me enfermé de insomnio, que no podía conciliar el sueño, que daba vueltas y vueltas sobre el colchón, que tenía bien fijos tus ojos de avellana, tus muchos lunares, tu risa, tus manos, tu voz, suavecita, como pidiendo permiso. Estrellita marinera… ¿cómo le hago para olvidar tantísimos recuerdos? Niñademisojos. ¿Así… nomás...? ¿Me olvido del pri-

mer beso que me diste en medio de la oscuridad de una sala de cine? ¿Y todos estos años recordando esa fugaz, húmeda, caricia en mis labios que se negaron a olvidar? Y el segundo una mañana ya bien entrada, en un salón durante la presentación de un libro. Estabas sentada en la audiencia y yo me acerqué a saludarte, y tú me besaste en los labios y yo ya no supe qué hacer, recuerdo que me salí a tomar el aire, mareado, sintiendo la tibieza de tus labios posándose en los míos. Y muchos otros, fugaces, húmedos… ¡Cristo crucificado! Ahí supe que no te iba a olvidar nunca, que no quería olvidarte… Y ya pasaron muchísimos años, y yo sigo en las mismas… No me da la gana olvidar… No quiero dejar de amarte… No… Chula de bonita… Terroncito de azúcar… Palomita… Ojos de papel volando… Capulín...

/// EL 20 de enero de 1913, falleció en la CIudad de México el artista hidrocálido José Guadalupe Posada. Imagen tomada de México Desconocido. Así lo recordamos en La Gualdra.

6 Por Pilar Alba

F

ue entonces cuando la instructora dio la orden: Piensen en su lugar favorito, trasládense mentalmente a él, relájense y respiren. Todos empezaron a pensar en sus lugares favoritos: el campo, la playa, una cascada desembocando en el río, una fuente o la orilla de un lago. En el ambiente habían puesto una música

Lugar favorito que evocaba la caída del agua. Yo hice todo por concentrarme, por seguir las indicaciones que nos había dado. Pensar en un lugar donde se encerrara el agua

o al menos las humedades: entonces, de repente me trasladé al cuarto de hotel, al olor clorado de las sábanas blancas, a la tibieza de tu pecho donde mi cabeza

Adán resucitado 6 Por Manuel Sauceverde A José Ángel Leyva 1 Tu lengua, verbo—

Adán resucitado: no tienes sombra 2 Toco tu hombro. Lo que soy te persigue— Volteas: nadie

3 Cada poema: ajedrez sin tablero— Tus versos, piezas 4 Dios primigenio:

reposa y cae sobre él de manera perfecta. Fue cuando comencé a respirar y relajarme por completo. Ahí lo supe: mi lugar favorito está en la humedad de tu cuerpo.

si me nombras, existo— En ti soy verbo 5 Adán afónico, ¿cuál dios muere contigo?— El primer verbo 6 Leo tus versos. No son voz sino eco— Es Adán: canta


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