SUPLEMENTO CULTURAL
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DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
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LA GUALDRA NO. 400 /// 17 DE SEPTIEMBRE DE 2019 /// AÑO 9
La Gualdra No. 400
Editorial Llegamos al número 400 y nos sentimos muy felices; a decir verdad, cada semana nos llena de emoción recibir las colaboraciones que le dan vida a este espacio editorial, pero llegar al cuarto centenar de gualdras es motivo de un júbilo más grande. 400 fines de semana hemos pasado frente a la pantalla de la computadora seleccionado los artículos y las imágenes que dan vida a cada uno de los números que impresos y en versión digital compartimos con nuestros lectores. Regresé por pura curiosidad a las primeras ediciones para ver cómo es que hemos ido transitando por este mundo editorial y me dio mucho gusto constatar que con el pasar de los años -ya más de 8 a estas alturas- una parte muy importante de la familia gualdreña ha permanecido con este afán semanal de compartir con quienes nos leen el registro de actividades relacionadas con promoción y gestión cultural, con la academia, la investigación, la creación literaria, plástica y visual. Muchos colaboradores de diferentes partes del país se han ido sumando también a este equipo conformado por personas a quienes les apasiona tanto el mundo del arte y la cultura que desean compartir con los demás las experiencias, las lecturas y el conocimiento que -de la mano del placer que ocasionan- van adquiriendo todos los días. A todos quienes se han sumado en diferentes momentos a esta familia gualdreña, mi agradecimiento permanente por ayudarnos a construir todas las semanas una Gualdra cada vez más sólida. En días pasados comenzamos a celebrar, y es que pareciera que el destino tenía reservada una serie de acontecimientos que nos llenaron de alegría. Todavía con la sensación de oquedad ocasionada por la muerte del maestro Toledo, llegó el jueves 12 de septiembre y con él la celebración universitaria para uno de nuestros artistas zacatecanos más queridos, me refiero al fotógrafo fresnillense Pedro Valtierra, quien recibiera -por decisión del Consejo Universitario- el Doctorado Honoris Causa, la más importante distinción que la Universidad Autónoma de Zacatecas puede otorgar a las personas por su trayectoria profesional. Pedro Valtierra dijo sentirse muy emocionado por recibir este re-
conocimiento y sobre todo porque se lo otorgaba la universidad en Zacatecas, su tierra: “Soy un fotógrafo que me he comprometido con la imagen... nos hemos comprometido a apoyar a los jóvenes, difundiendo la fotografía, trabajando con los jóvenes en la fotografía y también recuperando -como lo estamos haciendo en la Fototeca de Zacatecas- todas esas imágenes de la historia”, habló también de la necesidad de preservar la memoria histórica: “Una memoria que forma parte de la sociedad... es importante que la fotografía nos muestre cómo fuimos”. Concluyó con algo que debe quedar también en nuestra memoria, afirmó que seguirá trabajando como lo ha hecho siempre “No por necesidad o por vanidad... voy a trabajar porque siento que en este país también hay gente que se preocupa por el resto de la gente y bien, que la cultura -y el arte en general- es un elemento indispensable en estos momentos de crisis, que es muy importante que los jóvenes se acerquen al arte a través de la fotografía, a través de la pintura, a través de la música”. Alguien me dijo un día que era muy notorio cómo en Zacatecas queremos y respetamos a nuestros artistas... ¿Cómo no los vamos a querer cuando hay quienes, como Pedro, que además de talentosos están siempre comprometidos con hacer una comunidad más justa y armoniosa? Felicidades, Pedro. Tu felicidad es nuestra también. Al día siguiente fuimos al concierto del TRI, el grupo de Alejandro Lora está festejando ya 50 años y nosotros fuimos a celebrar con él... pensé que era momento también de festejar ahí de manera anticipada este número 400 que -como dije al principio- nos llena de alegría, y como si me leyera el pensamiento, cantó “Oye, Cantinero” y “Perro Negro”, dos de mis canciones favoritas. Luego, el domingo vimos la transmisión del Grito de Independencia desde el zócalo de la CDMX... eso sí que me llenó de entusiasmo para seguir trabajando, haciendo esto que es lo que más me apasiona. Y aquí seguimos, como dijo Lora... “En el rock and roll”. Gracias a todos. Que disfruten su lectura.
Contenido Terribles 400 / Magníficos 400 Por Lucía Medina Suarez del Real Cuatrocientos pesos Por Pilar Alba
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400 Por Mariana Terán La novia viuda Por Antonio Bautista Ka Por Armando Salgado Cuatrocientos… Por Eduardo Campech Miranda Cuerpos flotantes (Después de 400 días) [Fragmento de la obra de teatro] Por Rossalina López 400: el número innumerable Por Maliyel Beverido Un arcoíris de 400 colores Por Francisco Javier González Quiñones Recordando Los 400 Golpes Por Adolfo Nuñez J. 400 Por Mauricio Flores
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Las 400 de la resaca dorada del cine mexicano Por Carlos Belmonte Grey
Del vértigo al sueño Por Bernardo Araujo
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Terribles 400 / Magníficos 400 6 Por Lucía Medina Suarez
del Real
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Magníficos 400 Cuatrocientos números de La Gualdra, cuatrocientas oportunidades de dar voz a quien tiene algo que decir, algo que compartir. Cuatrocientas oportunidades de darse un ligero chapuzón en la reflexiones de poetas, filósofos, historiadores, artistas, escritores, promotores culturales, etcétera. Cuatrocientos ejemplos de libertad creadora y creativa, de generosidad intelectual. Cuatrocientas ocasiones para concurrir entre amigos, para encontrarse como vecino de página de intelectos de admiración.
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uatrocientos años se cumplieron el martes 10 de la llegada de los primeros esclavos africanos al territorio que a la postre se convertiría en Estados Unidos. Ese país, icono como ninguno otro del continente en la deuda histórica con los pueblos de origen africano es también uno de los máximos beneficiarios de sus aportaciones culturales. Cuatrocientos años se cumplieron de que se incorporaran a la historia de ese país, los lamentos esclavos que derivarían en el blues, los tambores que despertarían los ritmos corporales, y las voces potentes que romperían esquemas. Cuatrocientos años han pasado y aún permanece la deuda. No sólo en ese país, también en el nuestro, donde apenas ahora se reconoce legalmente a los pueblos afromexicanos, su cultura y sus tradiciones.
/// Un dibujo religioso del siglo XIX muestra a varios africanos capturados conducidos a la playa para esperar los barcos que los llevarían a través del océano y hacia la esclavitud. Getty Images.
Cuatrocientos esfuerzos de dejar huella en la historia de la cultura de Zacatecas. De hacer permanecer en el recuerdo las visitas de personajes entrañables que más pronto que tarde abandonan estos territorios. Cuatrocientos números son muchos, y sin embargo, son insuficientes para dar cuenta del quehacer cultural cotidiano. Esperamos otros 400.
Cuatrocientos pesos 6 Por Pilar Alba
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alió con cuatrocientos pesos en la bolsa, los contó dos veces antes de cerrar la puerta. Tal vez usted piense: ¿qué tantos pueden ser cuatrocientos pesos?; pero él en su inocencia pensaba con optimismo: De seguro sí me alcanza; y se fue haciendo cálculos en la mente: Treinta pesos para el camión y me quedan trescientos setenta, muy buenos para comprar todo lo que quiero. Ya estando en la parada del camión pensó mejor irse caminando: Sirve que ahorro unos pesos y aprovecho para hacer un poco de ejercicio. De camino a su destino se le presentaron varias tentaciones: primero el señor de la fruta, luego el de la nieve y el de los churritos; en cada encuentro pensaba: Aún puedo gastar treinta pesos si me regreso caminando, me quedarían los trescientos setenta que ya tenía planeado gastar. Su fortaleza le impidió caer, antes de salir había
almorzado bastante bien previendo no andar por la calle con hambre. Resuelto a no dejarse convencer por las suculentas tentaciones continuó su camino. Tenía cuatrocientos pesos en la bolsa, lo que podría hacer con ellos: comprar un nuevo pantalón, un video juego o un tanquecito de guerra de colección. Cuatrocientos pesos en sus manos representaban una fortuna. Fortuna que no le alcanzó para pagar ni la mitad del pantalón, que no fue suficiente para pagar el video juego, ni hablar del tanque de guerra que al ser de colección triplicaba en su precio a lo que tenía. Resignado regresó a su casa, compró unos churros, una nieve, un vaso de fruta; se dio el lujo de regresar en taxi. Compró, además, una revista y un refresco. Al llegar a su casa sacó los setenta pesos que le quedaron en la bolsa. Tenía usted razón: ¿qué tanto eran cuatrocientos pesos? Ahora él también lo sabía perdiendo con ello la inocencia.
400 6 Por Mariana Terán
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a Gualdra, suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, cumple su número 400 con una reconocida convocatoria. En sus páginas se han encontrado escritores, pintores, músicos, escultores, arquitectos y uno que otro historiador despistado. De ser un suplemento cultural se convirtió con el correr de sus publicaciones semanales, en una fuente ineludible para todo aquel interesado en el arte y la cultura de los siglos XIX, XX y XXI. De reciente factura la dedicada a Rafael Coronel, a Manuel Felguérez y más atrás a Alfonso López Monreal. El conocedor y los que apenas nos tanteamos en ese te-
/// 400. Foto de Juan Carlos Villegas.
rreno, en “la fuente gualdreña” podemos encontrar síntesis biográficas de quienes han hecho del arte, la más fecunda pasión de sus vidas. En mis notables desequilibrios motivados por injustificados gustos, herejías y pasiones, confieso que soy de las que creen, y seguirán creyendo, que el arte y la cultura en general, es la mejor ruta para edificar el humanismo, el mismo que se topó con el renacimiento, con la Ilustración, el mismo que fraguó las revoluciones y los existencialismos en plural. Mi reconocimiento a La Jornada y con toda dedicación, a mi querida Jánea, que de amante de las artes, se volvió una de las más convincentes hermeneutas del orden cultural en Zacatecas.
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La novia viuda La Gualdra 400
6 Por Antonio Bautista
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ada noche se despedían con un abrazo en la mejilla y ella le daba la bendición con la mano que él besaba con devoción. Al darle la espalda, él ya no vio las pocas lágrimas que resbalaban por las mejillas de Iso. Unas horas antes habían ido, como cada domingo, a misa de seis. Al ver la decoración interior de la iglesia, las casablancas en los floreros, la música que surgía desde lo alto, la gente que volteaba a verlos como si estuvieran esperándolos, el saludo por parte del cura, Iso imaginaba el día de su boda. No escuchó la misa, se la pasó divagando en esa fantasía. Por eso cuando salieron y él le invitó unos esquites, ella no quiso. Entonces le invitó unos plátanos fritos, pero tampoco aceptó. Qué te pasa, estás muy rara, le dijo él; pero Iso parecía no escucharlo, caminaba como si los pies le vinieran ligeros. En su cara se iluminaba una sonrisa de ensueño. Apolonio no se quedó con las ganas y pidió unos plátanos sin crema. Se los comió sentado en la misma banca que los había acompañado en tantas otras ocasiones. La misma banca en donde se dieron el primer beso y donde también le dio el sí. Pero no el sí a ser desposada. Iso pensó soñaba con la idea salir en la sección de sociales del periódico zacatecano. Boda de la hija de don Herminio González. Excelente recepción en casa de la familia González y frases así flotaban en su mente. El hecho es que nunca se casaron. De regreso a su casa. Apolonio fue víctima de un engaño. La muchacha que vendía los plátanos y que siempre miraba a Iso con ojos de envidia, le había puesto veneno para ratas y los retortijones en el estómago fueron el inicio de una muerte prematura. Mucha gente fue al funeral. Iso fue acompañada por sus padres, vestida impecablemente. Jamás imaginó cambiar el blanco de su vestido por el negro de luto por su amado. Aunque demostraba una entereza digna de ser admirada, por dentro se sentía deshecha. La gente y los vecinos comenzaron a llamarla en secreto la novia viuda. Pensaron, además, que ella era como un mal agüero. Así que nadie se le acercaba. Jamás volvió a tener novio. Ni amigos. Cuarenta años después, continúa yendo a misa, pero en las mañanas, ataviada con
6 Por Armando Salgado
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maginé la ilustración, era la estampa número 400 del álbum del zoológico. Tenía a un mono albino sobre un árbol y alrededor decenas de melones. Ka me dijo que si agitábamos la estampa tres veces, antes de darnos un beso, todo lo que estaba dentro se volvería real. Después me besó. No había imaginado que esa sensación recorrería mis labios como si fuera un tren bala y que al mismo tiempo sería lenta, como la niebla que atrapa las casas cuando atardece, así sospeché que era. Estaba tan abstraído en guardar ese momento que no percibí ciertos gruñidos. —¿La agi-
/// Artemisia Gentileschi. Judit y su doncella. Palacio Pitti, Florencia, It. 1619.
el rebozo sobre la cabeza para cubrir las canas. Salió de la iglesia y fue directo a comprarse una gelatina de jerez con vainilla que acompaña
con rompope. Se sentó en la banca y cerró los ojos. Imaginó el beso de Apolonio sobre su mejilla. Al llegar a casa, abrió el periódico. Vio que el suple-
Ka taste? Ella me dijo que estaba atónita y que sus ojos esperaban más. Levanté mis manos y toqué una pared invisible. Aparentemente nos encontrábamos dentro de la estampa. No era la primera vez que sucedía algo así. Cuando Ka tenía cinco años, inundó el interior del departamento de sus papás. Cierta vez cambió el sentido de las calles de toda la ciudad. Si ella estaba triste llegaban cien-
tos de gaviotas a la fuente del centro, yo las escuchaba desde mi casa. —¿Cómo vamos a salir de aquí? Le pregunté. Ka tocó sus labios y extrajo nuestro beso, lo pude sentir y lo comenzó a doblar como si fuera una figura de origami, eso me dijo. Después se lo comió. Percibí varios gruñidos provenientes de su estómago, como si tuviera un zoológico dentro. En un pestañeo nos encontrábamos
mento cultural conmemoraba la edición número 400 y en la última página encontró un cuento. Se titulaba “La novia viuda”. Comenzó a llorar.
fuera. Escuché que Ka recogió la estampa del piso, la partió en dos dándome una mitad. —Así sabremos que fue cierto. Me dijo. Meses después se fue a Puebla. Cada que puede me envía una carta junto a un cachivache extraño. Los he coleccionado todos, hasta los pelos amarillos de una vaca. Ka me contó que esa vaca llega a dormir bajo el peral afuera de su nuevo hogar. Le creo. Así como le creí que yo podía atravesar paredes, no porque estuviera muerto, sino porque tengo otras características que no todos poseen. Por eso me gusta tanto, así como sus cartas que describen todo lo que no puedo ver, y que mi abuela fallecida, me lee, por las noches.
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Cuatrocientos…
6 Por Eduardo Campech
Miranda
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6 Por Rossalina López El horizonte es desolador entre colinas de ropa sobre el escenario, la destrucción masiva ha dejado cuerpos calcinados y a un sobreviviente, el asesino Job, quien entra cargando un costal de ropa.
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ob: Puercos, son todos unos verdaderos puercos, quemaron todo lo que encontraron, cenizas, hicieron cenizas ladrillos, almas, voces, cucarachas, trastos viejos, fotos. Escarbé y escarbé toda la mañana y sólo un overol, un suéter, dos bufandas. Mira nada más, el único abrigo está todo agujerado, tres, cuatro, diez agujeros… está muerto, cinco, ocho, veinte agujeros… es polvo, toda una cacería, fue una enorme cacería, total cinco mil agujeros. No cabe duda a los humanos nos gustan los agujeros, nos gusta estar y ser un enorme agujero. [Ríe y observa los cuerpos quemados]. ¡Óscar! ¿Dónde te has metido? Mira lo
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os siglos que los judíos pasaron en Egipto. Los hombres que acompañaron a Esaú cuando se encontró con Jacob. Profetas reunieron, en momentos distintos, Elías y Josefat. Hombres iban con David en su huida. Son los pueblos campesinos mexicanos que desnudos luchan por sus derechos. Metros corrió Ana Gabriela Guevara para robarnos la respiración en 2004. Conejos representan un mezcal. Son las millas de Daytona. Es un juego en línea. Enemigos perseguían a la madre de Huitzilopochtli cuando estaba embarazada de éste. Es el valor de la letra hebrea Tav ()ת. Es la estabilidad, de acuerdo a la numerología. Es el código de un error cibernético. Se representa como CD en el código romano. Codos tenía el muro que derribó Joás. Moros que, según Sancho Panza, le aporrearon. Metros de propaganda que desplegaban las casas de la Victoria en 1984 de Orwell. Florines toma como rédito un prestamista en la Feria de Leipzing, según Marx. Kilómetros por hora hacen las “111” en Por quién doblan las campanas. Huevos semanales establecía el contrato de venta suscrito por Napoleón, con intersección de Whymper en Rebelión en la granja. Dólares contenía el sobre que Humbert Humbert a Lolita para convencerla de irse con él. Años siguió Jorge Figueirêdo a San Jorge. Años que pasó el genio del cuento “El pescador y el efrit” cuando decidió conceder tres deseos a quien lo liberase. Dinares regaló el rey al pescador que le llevaba pescados de colores. Genios, doscientos varones y doscientas mujeres, acompañaron al rey Nassr en su nuevo trono. Jóvenes mamalik adquirió el comerciante que se hacía pasar por el califa en el cuento “El falso califa”. Palos debía dar Ahmad-latiña a uno de los compadres que encontraría en un callejón. Números a los que llega felizmente La Gualdra.
/// Diego Velázquez realizó ‘Adoración de los Reyes’ hace 400 años. Museo del Prado, Madrid. 1619.
Cuerpos flotantes (Después de 400 días) [Fragmento de la obra de teatro] que te he traído, una falda maravillosa, ven, la extenderé entre tus piernas ¡Mira, Beatriz, he encontrado una falda para Óscar! ¿Qué? ¿Tú también quieres una? Mañana saldré temprano a buscar muchas faldas, espero encontrar bajo los escombros de la calle de la Alambrada, tal vez corra con suerte y rescate algunos trapos sumergidos bajo el lodo, bajo la mierda, pero, faldas no lo creo, la mayoría de las faldas están quemadas, desechas, muchos hombres las hicieron trizas en la úl-
tima catástrofe. Pero su amado padre, su creador Job les traerá algo en cuanto encuentre el próximo depósito de basura, tal vez corramos con suerte y encontremos algunos zapatos con suela, peinetas o plumas de avestruz para adornar tu cabeza Matilde, pero debo advertirles que, tal vez, este depósito estará cargado sólo de uniformes militares; es lo último que quedó, puros viejos militares, nada de niños, ni de mujeres, sólo viejos y enfermos militares, así que usaremos los sucios
uniformes, mis queridos compañeros. Tal vez podamos hacer un ejército para levantarnos en armas contra la ausencia, contra el olvido y los bisontes… ¡Corran, que vienen los puercos! ¡Corran! que los puercos están furiosos, corran sálvense, crucen las piernas y no dejen que nada penetre sus mutiladas almas… ¡Preparen, apunten, fuego!, directo al pecho de cualquiera [Llora]. Se acabaron los cuerpos, Horacio; se terminaron, Matilde, ya no hay piel que acaricie nuestros días.
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400: el número innumerable La Gualdra 400
6 Por Maliyel Beverido
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l 400, en el mundo prehispánico, era la cifra de la profusión, del exceso, y equivale a decir “incalculable”. Por eso los Centzon totochtin, o “cuatrocientos conejos”, son en realidad el conjunto de deidades de las bebidas embriagantes, numerosas, desinhibidas y huidizas cual roedores. Éstos representaban las distintas y contradictorias facetas o personalidades del borracho: alegre, eufórico, pendenciero, temeroso, melancólico, aletargado, envalentonado, taciturno… La leyenda dice que los Centzon totochtin eran los hijos de la diosa Mayahuel, y que los amamantaba con sus 400 pechos rebosantes de pulque. La adicción al pulque, la bebida embriagante que descubrieron los huastecos y se extendió por toda Mesoamérica con la expansión mexica, podía apagar el tonalli, la fuerza vital de cada individuo, pero su libación controlada servía para ponerse en contacto con las fuerzas sobrenaturales. Por ello la embriaguez en el mundo prehispánico era un asunto ambiguo: el pulque era la principal bebida en los rituales de carácter religioso y político, y se supone que sólo estaba al alcance de los sacerdotes, pero la realidad es que también se consumía fuera de ese marco, a pesar de los castigos señalados en los códigos morales y legales. Así pues, ¡brindemos a la salud del 400 de la abundancia!
/// 400 Conejos
6 Por Francisco Javier
González Quiñones
Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Golpe a golpe, verso a verso...
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Antonio Machado, Proverbios y Cantares Joan Manuel Serrat, Cantares
as ideas siempre están por ahí, revoloteando y jugueteando con los rayos del sol, la brisa, el polvo y los soplos cotidianos de cada día. Las ideas, instante a instante, se desvanecen entre el calor y con la misma frecuencia resurgen entre la frescura de los pulsos de la vida. Cuando la límpida mirada de una persona atisba en el intangible mundo de la creatividad y sintoniza su asombro al aleteo de las ideas, éstas, acariciadas por el tacto de los sueños, se dejan atrapar y
Un arcoíris de 400 colores
sin reproche alguno van siendo transfiguradas amorosamente por las ilusiones de quien las arropa. Así comenzó la magia de La Gualdra, con una idea atrapada y preñada por un sueño en blanco y negro que con el paso de los días fue cobrando vida y color. Cuando una idea se comparte y encuentra eco en la empatía, la comprensión y el apoyo que brindan la amistad, la solidaridad y el amor, esta idea sigue creciendo y enriqueciéndose. Inmerso en esa fraternal resonancia, el pintor de los 1000 rostros, entusiasmado, plasmó con sobrios trazos la imagen de La Gualdra. Hoy, este suplemento cultural es como un arcoíris que transfiguró aquel sueño inicial en blanco y negro en una realidad de 400 colores. Un arcoíris que bordea el etéreo camino en el cual una persistente caminante va plasmando, golpe a golpe y texto a texto, sus huellas y las de numerosos peregrinos del arte: escritores, poetas, cineastas, pintores, críticos, músicos y filósofos.
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6 Por Mauricio Flores
6 Por Adolfo Nuñez J.
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uando uno piensa en palabras, objetos, o números, también en ocasiones piensa en películas. Cuando pienso en el número 400 y hablo de cine, no puede venir a mi cabeza otra cosa que no sea Los 400 Golpes (Les quatre cents coups, 1959), el primer filme de François Truffaut, director de cine reconocido por ser uno de los pioneros de la Nouvelle Vague, un movimiento cinematográfico francés que tuvo lugar entre la década de los 50’s y 60’s, y que a su vez es considerada una de las películas francesas más importantes de la historia. Los 400 Golpes se centra en Antoine Doinel, un pequeño cuya infancia no es la más alegre, pues su vida diaria está dividida entre el aburrimiento y la rebeldía de sus compañeros y con la que debe lidiar en la escuela, así como los deberes impuestos en su hogar por sus padres. Filmada en blanco y negro y con una puesta sencilla, la cinta brilla por sus elementos realistas, así como la crítica que plantea. Abordada
desde la perspectiva del joven protagonista, la película busca demostrar lo dura que puede ser la infancia, el aprendizaje ante momentos difíciles, así como la confusión entre las ilusiones que se tienen frente a una realidad dura y poco comprensiva y en cuyas expectativas los padres toman un rol significativo. De manera sobria pero concreta, la propuesta de Truffaut es generar un acto de empatía dentro de la audiencia, a través de los ojos de su protagonista y sus adversidades, en un personaje que experimenta emociones que no alcanza a procesar pues no cuenta con la madurez emocional para hacerlo. Como tal, Los 400 Golpes es una experiencia fílmica repleta de matices emocionales, y donde a partir de la perspectiva de un niño aborda una crítica social importante y que aún resuena en los tiempos actuales. Después Truffaut continuaría contándonos la vida de su protagonista en otros filmes (El amor en fuga, El amor de los veinte años, Besos robados y Domicilio Conyugal), pero ésa es una historia para otra ocasión y que en definitiva no tiene nada que ver con el número 400.
on muchas las semanas, ya. Muchos los meses y muchos los años, tantos como las datas de la emoción nos arrinconan muy al fondo del documento en blanco, el archivo aún sin nombrar, la memoria cada vez más llena. Cuatrocientos. ¿Se acuerdan? Los cuatrocientos de Truffaut. Esa película donde el pequeño Antoine Doinel, pequeño desertor, lo llamó años después Aute, corre y corre en solitario hasta encontrarse con el mar, una
mar grisácea, mejor en femenino, que lo arranca de las tribulaciones de una vida diaria y de ciertos sobresaltos que vulneran su identidad en construcción. Los llamados golpes de la vida. ¿Te acuerdas? Lo había resuelto antes, Dionel. Tumbado en el sillón y un cigarrillo en la mano, leyendo a Balzac. Escapar de todos, eureka, cómo no, si esos todos no se convierten en uno. Uno que mira, sala oscura y casi desierta, la primera de Truffaut en una tarde lejana y lluviosa, mira y mira los ojos limpios de Dionel a través de una cámara que se detiene, a uno mismo. ¿Recuerdas?
Las 400 de la resaca dorada del cine mexicano 6 Por Carlos Belmonte
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éxico produjo 401 películas de 1945 a 1949. Según los datos del historiador del cine mexicano, Emilio García Riera, se pasó de 82 películas en 1945 con una tendencia a la baja hasta que en 1949 repentinamente brincó 108 largo-
metrajes, 27 más que el año precedente. La explicación de este mágico salto fue el goce de los restos del apoyo de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Fueron los últimos años de esfuerzo del gobierno mexicano por mantener el ritmo de producción. Los Estados Unidos habían centrado sus esfuerzos en el conflicto y habían creado
departamentos de Estado y firmado acuerdos con su vecino del sur ofreciéndole su apoyo técnico e industrial con la condición
de que México filmara a favor de la unión de América y la promoción de la hermandad entre Latinoamérica y sus hermanos mayores del norte. La industria cinematográfica creció durante esos años, se forjó la idea de la época de oro del cine, se formaron las estrellas del cine mexicano y crearon los grandes estudios. Pero todo se derrumbó desde 1945 con el fin de la guerra, comenzó la carencia y las luchas sindicales y los estira-y-afloja entre productores, sindicatos y gobiernos. Estaba por terminar el sueño dorado de ser los primeros. La Gualdra festeja sus 400 apariciones y va por la 401. La Gualdra no ha pasado por su Época de Oro porque la sigue viviendo y sobre todo porque no depende del infortunio de nadie más sino sólo de ella, de sus colaboradores, de sus diseñadores, de La Jornada y de la jefa.
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Recordando Los 400 S Golpes
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LA GUALDRA NO. 400 // 17 DE SEPTIEMBRE DE 2019
6 Por Bernardo Araujo Cuatro Que el festejo independentista ahora sí es libertario. Que hay que devolverles el color a los héroes blanqueados por la historia oficial. Que las mujeres muertas arden en la noche del festejo nacional. Que sus hijos, si viven, empuñarán las armas del Estado. Las armas de la rabia “independiente”. Cero
/// Danaëe Koëtsiras. Cada foto vale por 100.
4.0.0 Que José Alfredo resuena a ritmo de rockpop. Y los grupos norteños hacen rap electrónico en videos estrambóticos. Que el reggaetonero de moda (infumable), ni se entera de que existe este agujero calado por históricos ladrones de metal. Que al ritmo de la banda y tamborazo se embrollan las conciencias. Estremecen la madrugada de las desportilladas figuras delirantes. Cero Desde el punto más alto, miraste
la ciudad aquella noche. Noche de fuegos y artificio. De celebración preconstruida por un nacionalismo meramente escolar. Tenías trece años y un costal de preguntas sobre la cabeza. En la noche del Grito tuviste la mejor vista del centro de la ciudad. Lo recuerdas ahora que arden los cohetones y las coronas multicolores estallan en lo alto. Nunca volverás a presenciar la ciudad desde aquel punto, alejado en el tiempo y en la conciencia de los días. Sentías inexplicable amor
profundo por las añejas calles que te vieron crecer. Tanto, que quisiste volar entre las luces de fuego. Dejarte caer, y planear, planear… sobre el aire infestado de una peste de guerra, de olor fiesta popular: alcohol, garnachas y pólvora quemada. Dejarte caer, ya ni siquiera era una idea. Fue casi un hecho, que desapareció de pronto como pretendías desaparecer tú, entre los adoquines. Regresarías alguna vez, como todo. Lo recuerdas ahora.