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Cultura virreinal y arte prehispánico en algunas obras de Manuel Felguérez
Manuel Felguérez: In memoriam
Cultura virreinal y arte prehispánico en algunas obras de Manuel Felguérez
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6 Por Carlos Augusto Torres Pérez T arde lluviosa de un lunes que, quienes encontramos en el arte la forma sublime de tocar las fibras más profundas del espíritu humano, nunca olvidaremos; atmósfera de nostalgia en la bizarra capital. Vienen a nuestra mente imágenes de sus obras y la inconfundible silueta de un personaje imprescindible, una mirada afable, un rostro sereno, un saco de pana y… una pipa; todo esto mientras nuestro cielo cruel llora por la partida del maravilloso artista y extraordinario ser humano: Manuel Felguérez. Un cielo y una ciudad a las que por cierto él, alguna vez señaló como las principales causas y fuente de inspiración de la inagotable veta de artistas plásticos que han surgido de esta entrañable tierra.
Una semana ha pasado desde ese lunes 8 de junio; pocos saben que el maestro estudió un año la carrera de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México y que realizó una serie de proyectos inspirados en la cultura virreinal y en su admiración por el arte de los pueblos prehispánicos.
Felguérez desarrolló un proyecto de un retablo para el muro testero del antiguo templo de San Agustín, en el cual proponía una interpretación contemporánea de los retablos de la época virreinal, partiendo de la composición que caracterizó a estos elementos distintivos del periodo barroco a partir de una estructura desplantada sobre una predela y compuesta por cuerpos (horizontales) y calles (verticales) que albergaban pinturas y/o esculturas en los inter
6 Por Adina Cimet
La visita hace unos años a la ciudad de Zacatecas fue mágica. Las calles, las casonas, las iglesias y su arquitectura, la piedra en su rosado color sol, el adoquín de las calles, la comida, el trabajo artesanal de los indígenas... la ciudad toda rodeada por montañas azuladas centinelas del tiempo, de lo que se mueve, lo que no y lo que remueve, empezando por la visita a las minas del pasado indígena colonial. Este viaje nos llevó a los museos de la ciudad. ¿Quién imaginaria estos espacios colmados de sofisticación artística de los gigantes en una ciudad pequeña que hoy no es lo que fue el Zacatecas de antaño? Ahí está la muestra de la extraordinaria sensibilidad de los artistas zacatecanos escultores, pintores, experimentadores de vocablos nuevos que han elaborando sus cantos definiendo ideas que el pensar absorbe.
Pero Zacatecas está hoy de luto. El Maestro Manuel Felguérez no está ya.
Fue Felguérez el artista que en ese viaje nos inyectó comprensiones permitiendo el flotar de una sensibilidad que nos reconectó con ese su lenguaje que registra e inspecciona la magia y música pictórica en su arte. ¿Quién no conocía al maestro Felguérez? Lo que movió fue el reencontrarse frente a él en su museo y así reconocerlo.
/// Manuel Felguérez. La Cuatlicue. Óleo sobre tela. MAAMF
columnios. La propuesta de Felguérez recuerda a los que se produjeron en los siglos XVI y XVII, que combinaban ambas técnicas dominando el empleo de la pintura sobre lienzo o tabla; en su diseño, dispuso un gran “nicho” central para albergar una pintura abstracta que sugeriría las formas de un corazón, atributo iconográfico distintivo de San Agustín de Hipona.
Su obra inspirada en el arte prehispánico es más conocida; podría decirse que inició junto con el nacimiento del Museo Nacional de Antropología cuando apenas tenía 36 años y fue invitado para realizar el diseño de la celosía de la planta alta del patio central inspirado en el cuadrángulo de las monjas de Uxmal. El objetivo era recubrir la fachada de esta segunda planta con un profuso altorrelieve como los que caracterizan la arquitectura maya de la región Puuc. En su proyecto reinterpretó de manera simple una serpiente geometrizada y la materializó en aluminio anodizado, con lo que logró un elemento de gran dinamismo visual a partir de un juego óptico de serpientes que parecen ascender y descender y que adoptan diversos aspectos geométricos a lo largo del día según cambia la luz del sol. Desde el interior, el efecto que causa la celosía es en extremo interesante ya que contiene y al mismo tiempo abre la visual de las salas superiores hacia el patio central como una suerte de persiana estática.
Por la tarde, ese mismo día, llegamos emocionados a la Galería Arroyo de Plata y Martín Ocampo nos acogió como huéspedes. Nos centramos en revisar un cuadro de Felguérez porque no había manera de distanciarse de él después de haber estado en su museo. Un imán nos jaloneaba a detenernos frente al lienzo que reconocimos, porque siempre se le reconoce, aunque nunca se le pueda anticipar. En la plática que tuvimos Martín nos contó que se presentaría pronto una exhibición completa del trabajo de Felguérez en la galería. Y así, por intuición (diría yo injustificada), Martín me invitó a escribir un texto introductorio para esa exhibición. Se logró. ¿Qué decir ante la pérdida de este gigante local causada por el virus que está cobrando tantas vidas y dejando tantísimo dolor a su paso? Pareciera que hay algo de confluencia entre este momento histórico que nos acecha a todos y lo que él plasmó en su arte final. La tensión perpetua en sus lienzos pictóricos se antoja hoy proyección profética. Todo lo desconocido y abstracto, lo obscuro al infinito parece tener contornos de formas conocidas; el esbozo terrenal de algunos trazos parece encontrarse con las enormes difusiones nebulosas y amorfas donde el fondo y trasfondo se tocan; quizá, y esto sería un deseo por re-encontrar un bálsamo de esperanza y alivio en este momento, esos coloridos maravillosos y los espejos de color flotantes son algo de la luminosidad deseada como contrapunto al momento actual.
Un adiós a Manuel Felguérez
/// Manuel Felguérez. Orden suspendido. Mural en el MAAMF. 2004
Hacia 1994, Manuel Felguérez produjo obra sobre lienzo inspirada en la Coatlicue, el gran monolito mexica. En junio de 2006 y en el marco de su aniversario número 50 de vida artística, pintó el mural Tierra Quemada, evocando “el clima desértico del norte del país y las culturas prehispánicas que ahí florecieron, en particular la propia zona arqueológica de La Quemada”. El lienzo fue donado al Museo Nacional de Antropología y hoy da la bienvenida a quienes visitan la sala de las Culturas del Norte.
En 2014, para conmemorar el 50 aniversario del mismo museo, diseñó la celosía Muro de calaveras, sobre el Paseo de la Reforma, un gran tzompantli geométrico y moderno en acero al carbón, una obra escultórica de más de 400 metros de largo, que simboliza la muerte y que junto con la celosía de serpientes mencionada, representa la dualidad de las culturas mesoamericanas tal como lo expresó el propio artista: “Si en 1964, para el interior, elegí la serpiente por ser un símbolo de vida importantísimo para todas las culturas de Mesoamérica, ahora opté por el cráneo, símbolo de la muerte, por la misma razón”.
Esta fue la última aportación de Manuel Felguérez para el Museo Nacional de Antropología, dotándolo sin duda de elementos artísticos que recogen el más profundo simbolismo de nuestras raíces prehispánicas reinterpretadas magistralmente en sus obras. Parte de su legado artístico convivirá por siempre con las piezas más valiosas de las culturas prehispánicas que habitaron las distintas regiones de México y que constituyen el acervo más valioso de nuestra cultura.
Descanse en paz, Manuel Felguérez.
Con respeto lo despedimos. Condolencias a la familia del maestro y a la ciudadanía zacatecana. Queda solo afianzarse a su legado; cuidarlo y ver por un futuro mejor para todos.