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Congregarnos alrededor de lo que nos importa

Literatura

Música Congregarnos alrededor de lo que nos importa

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6 Por Maliyel Beverido

El 9 de junio periódicos y noticieros de México y el mundo anunciaban que los ganadores del prestigiado Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020 eran la FIL Guadalajara y el Hay Festival of Literature & Arts. Este premio reconoce, desde 1981, a quienes (personas, grupo de personas o instituciones) aportan de manera relevante a la cultura universal mediante su labor creadora o de investigación, por lo que ha sido concedido a tan variados sujetos como

Les Luthiers, la National Geographic Society,

Umberto Eco y Vaclav Havel.

La revista Vuelta, el Fondo de Cultura

Económica, la UNAM y la periodista Alma

Guillermoprieto son los mexicanos que habían, hasta ahora, recibido el galardón de la fundación Príncipe de Asturias en el rubro

Comunicación y Humanidades.

En cuanto a su edición 2020, el presidente del jurado, Víctor García de la Concha, dijo que la FIL Guadalajara se había “convertido en un fenómeno literario universal con una enorme resonancia popular y una participación masiva”.

Sin duda el regocijo ha sido grande, porque reconoce a una de nuestras ferias del libro como un acontecimiento editorial y literario de talla internacional.

6 Por Pascual Borzelli

Iglesias

Muere en las horas del Jazz. Temprano, el amanecer, pero temprano. Sobre todo, para quien disfruta del tiempo donde la mayoría intenta descansar y los otros, los del encuentro, los del clan, los del grupo, los diferentes se reúnen para ser, para entregarse a sí y a los otros, momento difícil para ocultar y ocultarse. A esas horas, en la soledad, en su soledad, Vitillo tocó su última nota. Estaba en la casa, la de ella, desde hace poco tiempo también era suya; casa de su niña, la que provocaba el brillo de sus ojos; ella, que heredó el talento y toque musical en su voz que expresan las notas que tanto le escuchó decir a su papi. Ejecutó con maestría y perfección, su sello, la última nota de su existencia; su vida desde esa madrugada permanecerá con ella y con todos los que tuvieron el privilegio de estar cerca de Vitillo. Víctor Ruiz Pazos era conocido como Vitillo.

Nació en Veracruz en los albores del siglo XX, ciudad de la que salió en su segunda década a conquistar un lugar en la música; esta lo llevó a recorrer el mundo y en México, con maestría, creación y sonidos con el contrabajo en la música popular y el jazz moderno, tuvo un destacado y bien ganado lugar.

Durante casi 4 años, los domingos, participamos en el programa Picadillo Jam, de Andrés

Sin embargo, en tiempos de Covid-19 resulta un gesto particularmente significativo porque distingue no solo a uno sino a dos eventos que se caracterizan por su convocatoria, por mover a los públicos, por ser momentos de reunión, de concordia, de humanidad. La FIL y el Hay son instituciones, claro, dado que implican un equipo que los prepara y ejecuta, pero también se trata de Rosales, al que llegaba con la puntualidad de la música, nunca antes ni después, siempre en el momento. Compartimos tiempos y charlas sobre sus dos pasiones: la música y las mujeres; de igual intensidad los otros: la comida y las bebidas. Dice Andrés, su más entrañable amigo de los últimos años, al recordarlo: “sus palabras parecían cursos, enseñanzas de los diferentes tipos musicales, de la historia de su desarrollo en nuestro país; las anécdotas contadas, como se dice en términos culinarios, eran con mucho sabor y sazón.

En el programa de radio convivimos -solo por mencionar a algunos personajes- con Ricardo Benítez, flautista de origen cubano; Roberto Arballo, Betuco, arreglista, director musical y guitarrista; y con Héctor Infanzón, pianista, quien afirmó el día que Vitillo murió: “… es un día muy triste... ha partido un grande de la música en México. Nos deja un enorme vacío en el medio musical y en nuestro corazón”.

Para el periodista Víctor Manuel Torres, es el músico que tocó con Pablo Beltrán Ruiz y Luis Arcaraz y con otras orquestas, fue llaacontecimientos que son ofrecidos en el espacio y tiempo para que en ellos coincidan las personas.

En este umbral de nuevos comportamientos, en el que se apela a una normalidad tan nueva que todavía no es normal, ese tipo de eventos parece condenado a la desaparición, o por lo menos a una metamorfosis severa. El premio es como un llamado de mado el mejor contrabajista de México en su momento, y participó, como músico de estudio, acompañando a María Medina y José José. Enrique Gil, programador de la estación de radio Horizonte, con quien compartió grandes atención, como un recordatorio de la necesidad de los seres humanos de congregarnos alrededor de aquello que nos importa.

Ignoro si los jurados fueron conscientes de esto, si lo hicieron deliberadamente, pero yo espero que otros como yo hayan escuchado ese llamado.

Sí, todo con el tiempo se transforma, pero el virus ha orillado brutal y repentinamente al sector cultural a conformarse con webinars, ciber-teatro, conciertos en streaming y tertulias literarias por zoom, todos ellos (y otros más) sin duda valiosos ejercicios, alternativas que hay que conocer, aprovechar y explorar como herramientas, pero que no deben suplantar de manera definitiva la reunión, el intercambio vivo, la comunión.

Se desconoce incluso de qué manera se va a llevar a cabo la entrega del premio. Hasta ahora se ha otorgado en una solemne ceremonia que se realiza anualmente en el Teatro Campoamor de la ciudad de Oviedo, es decir en un acto social. ¿Se va a imponer la infame distancia? ¿Los laureados se van a conectar por internet? ¿Van a brindar su discurso a una pantalla?

Desde tiempos inmemoriales los seres humanos se congregaron alrededor del fuego. Luego fue el libro un fuego metafórico que nos reunió. Salvemos ahora ese fuego

Víctor Ruiz Pazos. El silencio del sonido de la última nota

/// Víctor Ruiz Pazos. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

que nos une. momentos, comenta que sus pasiones eran la charla, las anécdotas con estudiantes y de su labor en el sindicato de músicos, su defensa permanente; además en su interés no solo estaba la música, la mujer, la vida... allí la comida y la bebida ocupaban un lugar preponderante: salir a comer con Vitillo, fuera a un restaurante o puesto de antojitos, era un agasajo por las anécdotas que relataba. En el ámbito internacional destacan sus actuaciones con figuras del jazz, como Chilo Morán, Louis Armstrong, Henry Mancini y Wynton Marsalis. En el 2013 realizó un disco con temas de su autoría y con el acompañamiento de amigos y profesionales del jazz titulado Víctor Ruiz Pazos.

Mención especial merece Paloma Ruiz, su hija, me la presentó en abril del año 2017. Percibí desde ese momento en la mirada de Vitillo el cambio en sus ojos; al solo mencionar su nombre, Paloma, brillaban con más intensidad. Para ella, Vitillo, su padre, fue su “razón de ser, de estar, de vivir...”. Descansa en paz, Vitillo.

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