SUPLEMENTO CULTURAL
No. 96 - 15 DE ABRIL DE 2013 - AÑO 2
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
“Un ingeniero de minas, un cura y un constructor filmando en formatos caseros su historia personal en el estado de Zacatecas entre 1930 y 1950. Es probable que hubiera algo en común entre ellos tres, por ejemplo, el origen de su afición a filmar recuerdos”. Dentro de la programación del 33 Foro Internacional de la Cineteca, el 12 de abril se estrenó la película La vida sin memoria parece dulce, el más reciente trabajo del director zacatecano Iván Ávila Dueñas. [Pág. 6 y 7]
15 DE ABRIL DE 2013 / AÑO 2
96
I El pasado viernes 12 de abril tuvo lugar el estreno mundial del más reciente trabajo cinematográfico de nuestro querido amigo Iván Ávila Dueñas (Zacatecas, 1965): La vida sin memoria parece dulce, en el marco del 33 Foro Internacional de la Cineteca. Esta película fue una de las tres, de origen mexicano, seleccionadas para participar en este prestigiado foro, de entre todas las películas producidas en nuestro país. Las 18 películas que conforman la programación de este foro llegarán a 20 ciudades de provincia –muy pronto se darán a conocer las fechas en las que podremos ver la programación completa en la Cineteca Zacatecas-. De estas 18 películas, 13 son óperas primas y sólo 8 están habladas en español. Se realizó un trabajo muy minucioso para su selección, por lo que nos llena de orgullo que Iván Ávila esté dentro de la programación. Gracias a que la tecnología ahora nos brinda la oportunidad de estar más cerca de la gente, realizamos una entrevista al Dir. de La vida sin memoria parece dulce, misma que aparece en páginas centrales de esta edición. La película tuvo tres funciones -12, 13 y 14 de abril-, y éstas fueron musicalizadas en vivo por Ónix Ensamble, Iván Ávila dice que esto se planeó así porque “De alguna manera la película está basada en la experiencia que se vivió en el origen del cinematógrafo, cuando no había sonido y se musicalizaba en vivo, ya que el material fílmico que estamos manejando corresponde a esa lógica; pero a diferencia de la época silente, donde la música acostumbraba ser condescendiente y narrativa, nosotros estamos trabajando con una visón sonora muy actual, interviniendo las imágenes desde el plano sonoro, desde nuestro punto de vista actual”. La respuesta del público la noche del estreno fue muy favorable, y la sala de exhibición de la Cineteca tuvo un lleno completo. Felicidades, Iván.
II En Torreón, Coahuila, el mismo viernes por la noche, César Encina, otro zacatecano talentosísimo, tuvo una magnífica actuación como solista en el Concierto para clarinete de Copland, en el Teatro Nazas, con la Camerata de Coahuila bajo la dirección del austriaco Manfred Huss -director de la Sinfonietta Haydn, de Viena, y Dir. invitado para este concierto-. César Encina nació en Zacatecas en 1973 y realizó sus estudios de clarinete en la Escuela de Música de la UAZ; Luis Humberto Ramos fue su maestro y siempre ha tenido palabras elogiosas para él, a quien considera uno de sus alumnos más destacados y talentosos. Desde hace años, fue invitado a formar parte de la Camerata de Coahuila como clarinetista principal. Enhorabuena, César. III “El Milenio visto por el arte” es un proyecto encabezado por Avelina Lesper, en el que 34 artistas de diferentes partes del país fueron invitados a participar para integrar esta colección que se exhibirá primero en la capital del país y en diversas ciudades del interior después. Dos de estos pintores son zacatecanos: Manuel Felguérez –Valparaíso, 1928- y Alfonso López Monreal –Zacatecas, 1953-. El sábado pasado tuvimos la oportunidad de platicar con ella sobre los detalles de este proyecto y la entrevista saldrá publicada próximamente en este espacio. Espérela. Iniciamos así la semana, con muchas buenas noticias. Nos sentimos muy felices de que estos artistas zacatecanos sean reconocidos por la calidad de su trabajo creativo. Que disfrute su lectura.
Los naufragios del aire: dos voces escuchadas en algún lado por Gabriel Luévano Gurrola
La Thatcher como ícono gay por Iván Martínez
La ciudad en las venas por Paco Pacheco Poema para no querer decir adiós por Roberto Galaviz
Iván Ávila La vida sin memoria parece dulce por Jánea Estrada Lazarín
Del acto de escribir I por Eduardo Campech Miranda El espejo del apartamento por Fernando Cuervo
Desayuno en tiffany’s, mon ku. por Lluna Llecha y Carlos Belmonte Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria
El Picaporte por Simitrio Quezada Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas
Te quiero aunque no tengas superpoderes por Edgar Khonde
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Ciudad ciclópea por Guillermo Samperio
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
15 de abril DE 2013
Los naufragios del aire: dos voces escuchadas en algún lado Por Gabriel Luévano Gurrola mis manos, su cuello, nuestra miseria, si ella podía, siendo un número tímido que me sumaba y restaba lágrimas a consciencia, responder a la cuestión de qué tanto le faltaba para quererme de veras. Mariana. Casi siempre, después del acto de amor, se quedaba recostada boca arriba viendo el descascare del techo, la mirada como otro pezón erguido y al momento trémulo tras los mordiscos. Entonces la cama parecía un pretexto para su desnudez, hasta el punto de que parecía sostener su silueta a todas horas. Ella en el jardín o en casa de los padres y su línea completa, mimetizada en las colchas de leones, a guisa de daguerrotipo desolado. Los brazos extendidos bajo las caderas gorditas. Muy alta era Mariana. Y yo enloquecía cuando la tomaba de improviso en la cocina, preparando el arroz o friendo inimaginables cosas sacadas de no sé dónde para calmarnos el hambre. Era lo que más me gustaba de ella. Sabía que era una diosa y se rascaba una nalga por fuera del vestido ceñido con un breve y púdico movimiento de los dedos. Dulcemente. Y seguía cocinando y a los pocos segundos ya estaba en la cama con un olor de frutas en el cuerpo. Le mordía un pezón y me recordaba a una fresa grumosa, luego el otro y la lengua se me llenaba de consomé salado. De ahí bajaba toqueteándole feliz el vientre como si fuera un tambor contenido, las piernas, el sexo. Ésa era Mariana y su silueta. Ahora ya no tengo ni a Mariana ni silueta. Dicen que llevó una flor verde al féretro al momento de sonar “Serenata sin luna”, mi canción favorita, y que la vieron llorar tranquila, con los párpados bajos y acariciándose el pecho. No alcancé a presenciar tal espectáculo. Todavía me encontraba asimilando esta condición de brisa trotamundos. Afortunadamente la muerte me respetó la memoria y mi lugar. Desde el techo descarapelado aún veo a Mariana desnudarse, pero ahora con otros hombres: viajeros de otras tierras que ella invita y hace que le besen los pezones con ternura, sin dejar lo salvaje. Cuando se queda estática en la cama, viéndome sin saberlo, presiento su mirada triste y sé, en el fondo, que me extraña. Mariana tiene los pechos pequeños, y eso es lo único que importa...
Literatura
He soñado con el infierno... Desde que tengo memoria no sueño demasiado. Mis noches son sólidas. Monolíticas empezando por la dura nuez dentro mi cabeza, en trance de tronarse, al final piedra dolorosa. Sólidas las noches, sin parecido alguno al mar o al viento en el que habitan la mayoría de mis prójimos: volando sobre bosques, nadando entre delfines de azúcar y besos de amantes perdidas en el tiempo. No. Mis noches son aburridas, pero cuando sueño, cada mes, o dos, tres, aprecio el infierno en su verdadera forma. ¿Se me ha vedado la posibilidad de tener una cosmovisión propia? ¿Acaso perdí desde siempre el salvoconducto que permite soportar al mundo? Tampoco. Y no sé si debería colorearme una sonrisa zote en el rostro. Realmente duele soñar eso. ¿Que les describa cómo es en realidad? Admiro a Dante. Me parece uno de los seres, artistas más apreciables, dignos, majestuosos que ha regalado el destino. Pero según mi experiencia onírica, el infierno dista de ser un río congelado: Cocito fallido. Porque el hielo es carámbano que enfría los pensamientos y yo más bien lo he percibido como un derrumbe ígneo, espumoso de llamas y sangre. En este tesón, estaría más cerca al círculo-remolino de los lascivos. Es una explosión constante, cayendo a algún abismo, la materia que escupen los volcanes. Muy en sus adentros, los muertos desesperados prorrumpen en un alarido compartido, insoportable. Ahora, Milton habló de un pandemónium donde los diablos se reúnen a proyectar la caída de Adán y Eva. No hay diablo ni nada. Y eso es grave, porque estando despiertos y vivos, nos hallamos igualmente solos, sin embargo tenemos la esperanza de un orbe paralelo o posterior en que la vida será hermosa al fin y el tiempo nos dará la dicha de regresar y solucionar los errores del pasado. Soñamos despiertos en ese paraíso. En el infierno, contrariamente, uno está solo y se ha dado cuenta que ése es el fin. Todo acabó, no hubo salvación: frustrados desde el designio cansado de Dios. Agrego, no es eterno, mas se perpetúa. La explosión entre tierra, huesos machacados y flores de ónix dura un instante. Luego se despierta la cabeza en la almohada. Abre los ojos, seca las lágrimas al sol por la
Ivan Aivazovsky, Después del naufragio
ventana. Hay que ir a la fábrica. Dura un instante, cada vez. Aunque la intermitencia de la pesadilla es amplia, ha minado mi ánimo hasta volverme algo muy cercano a un loco. He querido por lo tanto, dar punto final a la falacia y salvar a los hombres de su martirio. Lo declaro por las mañanas, destrozada la mente y creo que ese día tendré por fin el valor de tomar una herramienta, un formón y trepanar el espacio donde eclosionan los gritos de ayuda, la explosión perpetua. Pero sé que valdría bien poco mi inventiva. No me queda más que vivir con tamaña responsabilidad, ir a la ladrillera, callarme la vaharada de huesos triturados que me empaña los sueños. No me queda sino esperar el minuto de la muerte en el que pase de mi lecho arrebujado a la explosión que será pertenencia de otro durmiente. En este momento, en el que leen el periódico, en el que escribo o sueño, los condenados se mecen y acunan la carne entre el volcán, la catástrofe creada y descreída. Los condenados se mecen y yo al acostarme, cada mes los veré. Y nadie (sólo a us-
tedes se los confío), sabrá nunca lo que es conocer el infierno de antemano. 2 Mariana tiene pechos pequeños, como dos terrones de lodo o dos tortuguitas inmóviles. Pelo negro, mejillas somnolientas, boca cerrada la mayor de las veces. Origen del origen: una voz que es al igual bautizo, condena mortuoria, sentencia de vida. Piernas largas y delgadas ocultas bajo calcetas blancas, emergentes de vestidos apretados, con estampas de hojitas verdes. ¿Por qué verdes? Le preguntaba cuando jugaba con sus pezones ligeros en la boca. Ella reía, no me contestó nunca. A pesar de los múltiples trabajos que desempeñé para mantenernos, mi verdadero oficio era cortejarla. Y me jacto de haberlo hecho siempre con los mismos versos de Neruda: Oh dueña del amor, en tu descanso fundé mi sueño, mi actitud callada... / Con tu cuerpo de número tímido, extendido de pronto hasta cantidades que definen la tierra... Luego le pedía me dijera cuánto valía mi esclavitud, mis ojos,
LA GUALDRA NO. 96
La Thatcher como ícono gay
Personajes
Por Iván Martínez*
En 1897, al salir de prisión tras haber sido castigado por “sodomía”, Oscar Wilde nos dejó esta frase: “Yes, we shall win in the end; but the road will be long and red with monstrous martyrdoms”. Una de esas batallas ganadas, la descriminalización de la homosexualidad en Inglaterra y Gales, se ganó el 21 de julio de 1967. Entre los poquísimos conservadores que ayudaron a ganar ese campo, se encontraba una parlamentaria de incipiente pero ya fascinante carrera, que veinte años más tarde mandaría en su patria desde el más recalcitrante conservadurismo, que marcaría el rumbo de la política internacional con sus duras posiciones en contra del socialismo y que hoy hace una semana, nos despertó con la noticia de su muerte: Margaret Thatcher (1925-2013). Su muerte, como su vida, dio muestra de la amplia y decidida contrariedad que existe entre quienes han opinado y entre quienes la vivieron. Pocas figuras como ella, atrapadas entre el amor y el odio.
De mi acercamiento a su figura en la última semana, me quedo con una frase del multifacético teatrero Sergio Zurita, “Justo lo que más admiro de la Thatcher es que es incanonizable. Es la antipopulista por excelencia”, y con mi descubrimiento de la Dama de Hierro como ícono gay. Esta imagen, criticada por la “moderna” corrección política y por el activismo ultra que demoniza cualquier idea contraria a su dogma que dicta que toda derecha es homofóbica y que toda izquierda es amigable (y según se ve hoy en día, es equivocado), ha sido reforzada de tanto en tanto por políticos y activistas de derecha británicos abiertamente gay; el caso más notable, Brian Coleman. Coleman, quien no debería minimizar la probable bandera progay thatcherista desde su premisa más fuerte, la individualidad (“there is not such thing as society”), basa más su propia admiración y la fijación de muchos homosexuales que se sumaron al partido conservador en los tiempos de
la Thatcher en su perfección femenina, su elegancia y su fuerte determinación de cambiar a la sociedad. Tras la caída de su gobierno, dice Coleman, su figura como ícono gay se reforzó, al incluirse en la lista de mujeres exitosas socavadas por el hombre: “In the pantheons of gay icons, abused by straight men, that includes Marilyn Monroe and Judy Garland, Margaret Thatcher has it all, beauty and brains”. Es verdad que la década de los 80, la que le tocó gobernar, no fue fácil para nadie. El tema del SIDA salió a la luz y con la ignorancia de los primeros años, la crisis vino acompañada de fuertes olas moralistas y homofóbicas que dejaron estigmas por todo el mundo y que hoy, en no pocas regiones, siguen tan presentes como entonces. Sin embargo, su respuesta -o más bien, su silencio y discreción- no fue tanto la esperada de una mujer que rondaba los 60 años, que fue educada en la tradición y que añoraba las costumbres victorianas. Con su indiferencia a los temas de la vida privada,
hizo más; aunque la pura afirmación vuelva locas a las representantes del activismo paranoico de hoy, ése que ve homofobia y falocentrismo hasta en la hora de tomar el té. Si bien suele mencionarse el famoso “Artículo 28” como principal prueba de su homofobia, lo cierto es que el contenido de ese episodio hacia el final de su mandato (1988) nunca fue claro: prohibía a “autoridades municipales” el “fomento intencionado de la homosexualidad”. Difícilmente se puede hablar de persecución, en lo legal y mucho menos en la práctica. Más cierto es que, ante las naturales protestas y preocupaciones, sobre todo en las escuelas, su propio gobierno a través de la oficina de educación aclaró que la ley no prohibía la discusión objetiva de la homosexualidad en escuelas ni mucho menos el apoyo a “alumnos preocupados por su sexualidad”, aunque sí se hubiera propiciado la autocensura en los grupos académicos y clubes de alumnos. Son más, de hecho, las circunstancias que rebaten la falsa idea de una Margaret Thatcher retrógrada o, en todo caso y más importante, de una Primera Ministra preocupada por inmiscuirse en la vida privada de sus gobernados. A su gobierno, en el que se descriminalizó la homosexualidad en Escocia e Irlanda (1981 y 1982), y en el que se rehusó a darle un tinte moral al tratamiento de la naciente epidemia del SIDA, le antecedía una carrera parlamentaria en la que se había enfrentado con sus pares conservadores al apoyar nuevas leyes a favor de la mujer (en el mismo 1967 votó por la legalización del aborto). Fue en su gobierno, también, en el que se rodeó de más homosexuales que la acompañaron en varios de los más altos cargos de su gabinete. El caso más notable, por su temprana y sonada muerte: el de Nicholas Eden, Conde de Avon. Hijo menor del ex Primer Ministro, Anthony Eden, murió por enfermedades relacionadas al SIDA en 1985. Conocedora mayor de la ópera, género a la vez conservador e icónicamente gay, fue visitante frecuente de la Royal Opera House, donde disfrutaba del escarnio fino a diletantes y poseurs. * ivanmartinez@lorfeo.org
15 de abril DE 2013
La ciudad en las venas Por Paco Pacheco A Perla Schwartz
II Aires de megalópolis recorren este texto (y que conste que no digo poema porque aquí, como allá, todo es prosaico). Tanto aquí como allá diremos: “Disculpe las molestias que esta obra le causa”. Aquí y allá hay calles con un solo sentido, con doble y ejes viales; señalizaciones de: “Sólo tránsito local”, “Se prohíbe dar vuelta en U”, “Ir en reversa” (aunque no las respete nadie.) Ni allá ni acá se ha podido evitar al vendedor de chicle, al tragafuego, al que le limpia el parabrisas… pero aquí y allá hemos abierto pasos a desnivel y rápidos accesos para llegar al corazón de la urbe donde, en un tiempo mítico, hay un águila devorando una serpiente, porque acá, como allá, unificamos lo terrestre con lo aéreo: mutable piel y piel que rompe gravedades. Aquí y allá suenan los cláxones, hay colectivos y peceras que por módico precio lo conducen desde la periferia al núcleo (aunque bien puede, como en el metro, recorrerla por un solo pasaje –mas lleven cinturones de castidad las vírgenes; suficientes condones quienes quieran una aventura pasajera…). Tanto aquí como allá, puedo certificarles la existencia de vibradores (no hacerse ilusiones: son para excesos de velocidades), baches, dobles sentidos (y sentidos dobles –doblemente sentidos–) que bien pudieran conducirnos a callejones sin salida, a calles que no existen en los mapas, a ciudades perdidas (a perdidas que no son ciudades, pero ahí, fuera del SIDA…). Aquí y allá nos asfixiamos en un exceso de habitantes (y autos) que aunque hoy no circulan, hoy sí contaminan. Para dejar esta ciudad (y este texto) use vías alternas porque en las horas pico –que son todas– usted comprobará que no existe paraíso sin manzana y gusano. III Arácnidos ciclópeos, las ciudades… Quiero llegar al centro del telar de la araña que dejamos crecer en sinsentidos… Uno de tantos hilos de su gula viene del pino a la palmera naufragada. Un horizonte de metales y de cristal esmerilado multiplica la palma hasta la náusea. Sobreviviente de Ur y Babilonia, exploradora del desierto: ¿Has venido a matar aquí tus vástagos?
V Cuando todos ustedes son responsables, se diluye la culpa, queda la certidumbre de que no existen transgresores. Yo quiero ser absuelto: comparta el homicidio de estas vastedades. El esqueleto de lo negro promulgan los obuses. Crepúsculos enanos se disfrazan en tugurios minúsculos. Un sagrado derrumbe de palomas sobre la ausencia de los campos es el ombligo de la náusea. Decretamos, por tanto, el ciclópeo sollozo de los autos, el punto suspensivo de los hombres. VI En el cónclave gris de veloces ataúdes, en el curso lisiado de esta línea, certificamos los umbrales. La desprendida hoja, el carbón, la escritura, sustituyen el gesto de la tierra, del agua cabalgando por la pauta veloz que marca el aire… Por la pauta veloz que marca el aire la ceniza reclama sus pupilas; humo y asfalto, su epidermis: El sitio donde un hombre muere muere en el hombre.
Por Roberto Galaviz
[Leerse mientras se escucha: Thierry Amiel] I Nadie ha dicho que un simple poema quiera detener hoy tu partida (tu maleta está ya junto a la puerta) , he visto la forma en que tus ojos deshabitan lento este lugar , esa triste canción francesa que me diste, será cada vez menos francesa y mucho más triste, cuando tenga que abrazarla a ella y no a ti -a veces hasta puedo pensar que tú y yo existimos¿sabes? Trato de ensayar el momento en el que habrás de irte lo hago cada vez que te acercas (como ahora, que duermes aquí justo a mi lado / y tengo que escribir este poema en el teclado con una sola mano, pues también te abrazo) II Espero que un viento del norte no te amarre a su vuelo un día pensarás, que debimos quedarnos quietos, esperar la tarde como un par de niños esperan (sin saberlo) su muerte propia es demasiado tarde para adivinar que volverás algún día simulo tu partida quizá para irme un poco contigo o al menos, para que no te vayas del todo nadie ha dicho que un simple poema quiera detener hoy tu vuelta
Paul Klee, Nubes sobre Bor, 1940
pero sólo tú sabes, cómo terminar este poema.
Río de palabras
I ES LA CIUDAD una de aquellas latitudes donde –dice el profeta– se concentran los aires de escorpiones, de cobras, de cicutas y los nocturnos fétidos de membrana y sonar de los murciélagos. Es la ciudad una de aquellas latitudes donde el aire sostiene no esculturas de sal, sino de plomo.
IV Por las mañanas carbonizábamos el aire; calzado en plomo lo poníamos al borde del infarto. Escalaba el estrépito el erizado poro de las hojas, descendía a las plantas de las plantas y en ellas se enroscaba: Cuerda en el cuello de los condenados. Sol colapsado, la ciudad abreva encendidos caballos y manadas de lobos. Tiempo y espacio esperan sólo obsidiana.
Poema para no querer decir adiós
LA GUALDRA NO. 96
Iván Ávila*
Por Jánea Estrada Lazarín
Cine
La vida sin memoria parece dulce “Un ingeniero de minas, un cura y un constructor filmando en formatos caseros su historia personal en el estado de Zacatecas entre 1930 y 1950. Es probable que hubiera algo en común entre ellos tres, por ejemplo, el origen de su afición a filmar recuerdos”.
Dentro de la programación del 33 Foro Internacional de la Cineteca, el 12 de abril se estrenó la película La vida sin memoria parece dulce, el más reciente trabajo del director zacatecano Iván Ávila Dueñas. Jánea Estrada: ¿El material fílmico de La vida sin memoria parece dulce, es parte de lo que reuniste cuando estabas recopilando información para Zacateco? Iván Ávila: Sí, totalmente. Esa bendita convocatoria… JE: ¿Bendita pese a todas las complicaciones institucionales? IÁ: La convocatoria de materiales fílmicos familiares fue noble, la institución es una farsa… JE: ¿Es material fílmico de qué años? IÁ: De1930 a1970 es toda la película. JE: Tengo entendido que la película se divide en dos partes ¿es correcto? IÁ: Sí, la primera es una historia que habla de tres personajes que están relacionados de alguna manera: son 3 archivos que ficcioné y monto como una posible secuela de acontecimientos; este material es el que se filmó entre los años 1930-1950. El resto del material, que se amplía hasta 1970 es utilizado para la segunda parte de la película que es una reflexión sobre la memoria… JE: ¿Sobre lo que se queda en la memoria del espectador o la memoria fílmica en sí? IÁ: Sobre las similitudes que existen entre la manera que tiene de funcionar nuestro cerebro con la percepción visual, la manera de almacenarla y la importancia en esto del hipocampo; trato de establecer las las semejanzas entre el hipocampo y la cámara de cine… JE: ¿De dónde surge la idea de trabajar con estos dos temas en un solo proyecto? IÁ: La idea general de trabajar así proviene de un texto de Arnoldo Kraus. Cuando lo leí se me quedó en la cabeza y los textos de la película los basé en
ese artículo; luego lo busqué, lo invité a colaborar y los textos finales son de él. JE: ¿Él colabora contigo en el guión, ambos lo construyen? IÁ: Los textos están basados en sus propias ideas y en cosas que yo escribí… Kraus trabajó mis textos y los suyos, pero hay un par de citas gloriosas que no podríamos adjudicarnos ni él ni yo. Necesitábamos las citas de Chris Marker y de Walter de la Mare. Marker dice: “Los recuerdos no se distinguen de los otros momentos vividos, sólo los reconocemos después, por sus cicatrices...”; y De la Mare, por su parte dice: “El silencio del pasado es lo que resulta intrigante”. Digamos entonces que la ficción, la que habla de la historia de estos tres personajes en la primera parte de la película, la escribí yo; los textos de la memoria, los de la segunda parte, entre Kraus y yo, pero los textos finales afortunadamente son de Kraus -él es un médico a la vieja usanza, un humanista-. JE: El material fílmico le da voz al pasado, un pasado que cobra tal vez más sentido para ti porque el material es de tres personajes zacatecanos... ¿es así? IÁ: Sí, la película trata de ser una narración normal, que habla de una época con pequeñas señales para llevar al espectador en un hilo conductual; pero cada tanto, el tema va cambiando para detenerse en la memoria y particularmente en cuestiones como por qué nos gusta dejar recuerdos filmados, por qué filmamos, qué nos provoca compartir impulsos lumínicos que forman parte de la memoria del que filma para convertirlos en una película… y así los dos temas van conviviendo. JE: El de la historia y el de la memoria... IÁ: Sí, y básicamente porque nunca he podido caminar mucho tiempo sobre una línea recta.
15 de abril DE 2013
JE: ¿Es intencional o esto se va dando en el proceso? IÁ: Son de las cosas que no planeas, pero termina por imprimirse tu manera de hacer las cosas. Cuando hicimos Adán y Eva (todavía) teníamos un chiste Diana Lein y yo para los Q&A, decíamos que habíamos partido de la idea de hacer una comedia romántica, pero que eso precisamente era lo que no había terminado saliendo… [ríe] JE: Incluso la de Zacateco tiene esa “vuelta” que mencionas... ¿Podríamos decir que tu lenguaje está cada vez más definido? IÁ: No sé si está definido, uno siempre busca herramientas dentro del lenguaje que maneja, pero mi preocupación mayor siempre tiene que ver con qué más vas a contar además de la historia… JE: ¿La metahistoria? IÁ: Aparte de la línea narrativa tiene que esconderse algo más que cuente por qué te interesa ese tema o esa anécdota, porque en realidad eso es lo quieres transmitir: la metahistoria. Y siempre debes estar en la búsqueda de ese gesto o ese rasgo que pueda comunicarlo… JE: La belleza del gesto... Iván, me parece que la nostalgia, la pasión por el retorno, de alguna manera está presente siempre en tu trabajo ¿tengo algo de razón? Y no me refiero sólo a la nostalgia por tu tierra... IÁ: La nostalgia es un buen punto, pero siempre me interesa más la parte oscura de la emoción, la melancolía, por ejemplo. Hubo épocas históricas en las que a los melancólicos los encerraban. O incluso los beatificaban... JE: Incluso se confundía la melancolía con la locura... IÁ: Totalmente, era muy probable que ambos terminaran en un manicomio. JE: ¿A dónde quieres llevar tus historias? ¿A dónde pretendes llegar tú a través de ellas?
IÁ: Yo sólo necesito sacarlas, me da igual a dónde ellas quieran ir después. Como decía mi mamá: “Se mandan solas”... [ríe] Mira, la verdad es que en el cine mexicano no puedes pretender demasiado. Hacer el cine ya es en sí un viaje tortuoso como para cargarle milagritos, siempre queremos que las cosas hagan o provoquen... yo creo en la importancia de que existan. De hacerlas existir… JE: ¿Por qué tortuoso? IÁ: Porque no es fácil hacerlo, porque las vías son escasas y el tráfico es harto. Porque la expresión personal está pasada de moda. Porque el público mexicano se ha acostumbrado a la estupidez como discurso. Porque hay instituciones que no cumplen sus compromisos, por ejemplo. Afortunadamente la vida es más grande que Zacatecas y acá las instituciones sí cumplen. JE: Más claro ni el agua... Aun así sigues haciendo tu trabajo con mucha honestidad, digamos que a contracorriente, porque ahora lo de “moda” es darle a la gente lo que pide, todo digerido... Y le pones atención a todos los detalles. Hablemos ahora de la música de tu película, ¿El ensamble Ónix se encarga de musicalizarla? IÁ: Sí, la película tiene música de compositores mexicanos contemporáneos; Jorge Torres Sáenz, Horacio Uribe, Luis Jaime Cortez, Hebert Vázquez y un compositor ecuatoriano muy joven llamado Ángel Elizalde. De hecho, el viernes 12 se hizo el estreno con música en vivo. De alguna manera la película está basada en la experiencia que se vivió en el origen del cinematógrafo, cuando no había sonido y se musicalizaba en vivo, ya que el material fílmico que estamos manejando corresponde a esa lógica; pero a diferencia de la época silente, donde la música acostumbraba ser condescendiente y narrativa, nosotros estamos trabajando con una visón sonora muy actual, interviniendo las imágenes desde el plano sonoro, desde nuestro punto de vista actual. Parte de la música es repertorio de Ónix, el resto es score compuesto por Ángel Elizalde y él utiliza algunas pistas digitales que conviven con la interpretación acústica. Además participa Omar Juárez con el diseño sonoro, así que la música en vivo convive con pistas digitales.
JE: Para hacer esta película requeriste de un trabajo colaborativo muy especial. ¿Qué hay con eso? IÁ: ¡Es muy importante! Colaboraciones importantes en este trabajo: Cineteca Nacional, comenzando por su directora: Paula Astorga; ella conoce el proyecto desde la primera idea, de hecho, en buena parte ella provoca que esto suceda. La Cineteca tiene un programa que se llama Archivo Memoria dirigido al rescate y preservación de los archivos fílmicos familiares y lo que nosotros queríamos hacer era principalmente rescatar esos archivos que estamos usando y reutilizarlos: ahora todo el material que usamos está resguardado en condiciones de preservación: una parte en la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra y otra en la Cineteca Nacional. En Cineteca también ha sido muy importante la participación del personal de Acervos y Preservación. La participación y colaboración de Ónix y los compositores; cada uno de ellos accedió a que usáramos su música; muy particularmente la gran colaboración de Alejandro Escuer, director artístico
Cine
JE: ¿A qué te refieres con eso? IÁ: A que mi narración no es lineal, no puedo hablar sólo de una historia, siempre termino complicándola, buscándole una vuelta…
de Ónix Ensamble y de Rodrigo Macías, director musical del proyecto. La continuidad laboral con Omar Juárez, el diseñador sonoro con quien vengo trabajando; su estudio, Encoresound hace una gran colaboración para este trabajo. Y todo el trabajo de post producción de imagen a cargo del estudio Muu!, bajo la dirección de Juan Ignacio Sánchez. Y, quizá lo más importante: la gente que filmó en Zacatecas estas pequeñas historias familiares, sin pensar que algún día alguien las fuera a retomar para destrozarlas con una historia inverosímil… JE: ¿Estás satisfecho con el resultado, Iván? IÁ: No es algo que pueda dar por resuelto, las películas se construyen con pequeños ladrillos acumulables. Cada día conseguimos sumar ladrillos preciosos que al incluirlos parecen imprescindibles, pero que el día anterior no estaban. El objetivo final es que la gente sienta la construcción y se emocione con ella, y pase por alto los ladrillos…
* Iván Ávila nació en Zacatecas en 1965. Realizó sus estudios de comunicación en la Universidad del Valle de Atemajac; cursó Apreciación y Guión Cinematográfico en la Universidad de Guadalajara. Recibió la beca Cine, video y multimedia de la Fundación Rockefeller y McArthur. Publicó el libro El cine mexicano de Luis Buñuel. Estudio de los argumentos y personajes, para CONACULTA e IMCINE. Ha realizado 7 cortometrajes como director y guionista, entre ellos Escaleras y Vocación de Martirio, que recibieron premios internacionales. Ha dirigido los largometrajes de ficción, Adán y Eva (todavía) y La sangre iluminada; y el documental Zacateco (labor vincit omnia), los cuales han participado en numerosos festivales internacionales y recibido reconocimientos.
LA GUALDRA NO. 96
Del acto de escribir I
Promoción de la lectura
Por Eduardo Campech Miranda Aquella mañana cuando regresé de Tlaltenango y acudí a mi oficina, la sorpresa fue grande. Un joven bastante alto y corpulento estaba sentado en mi silla, frente a mi escritorio. No esperaba que él, ni nadie estuvieran ahí, puesto que mi oficina permanece, regularmente, cerrada con llave. Cuando le pregunté quién era, qué hacía en mi oficina, respondió con mucha seguridad: “Vengo a que discutamos cómo podemos formar lectores”. Volví a preguntar: “¿Para qué quieres formar lectores?”, volvió a responder: “Para hacer mejores personas”. Interrumpí: “Hitler fue un excelente lector”. Rectificó: “Para tener mejores políticos” (aún no aparecía la triste anécdota de los tres libros que marcaron la vida de alguien de cuyo nombre no quiero acordarme). “Salinas de Gortari es muy buen lector”. Nerudianamente se quedó callado y ausente. Era un chico que iba comisionado a la biblioteca. Y como había manifestado constantemente que escribía poesía, lo mandaron conmigo. Le invité a que leyera dos libros: Como una novela, de Daniel Pennac, y Cómo
acercarse a la biblioteca, de Ana María Magaloni. Toda la jornada laboral estuvo leyendo. Al día siguiente, volvió a abordarme para responder la pregunta inicial. Quería formar lectores para que la gente aprendiera. “¿Leíste todo el libro de Pennac?”, le dije. “Sí”, respondió. Pues tu lectura fue bastante deficiente, le contesté. Después continuó leyendo los manuales de operación de la biblioteca. Siempre me hablaba de su poesía. De las musas que lo abordaban y no lo dejaban en paz. De cómo su amor platónico era el leit motiv de su escritura. Mi instinto de policía ministerial me llevó a indagar: “¿Acostumbras revisar tus textos?” -Me los revisa mi maestra de Introducción al Estudio de Derecho. “¿Y quién más?”, -Pues los han leído mi mamá y mi hermana. Un día después los llevó para que hiciéramos lo propio. Así sucedió y cuando me encontré frente a los textos, no pude dejar de verme en ese joven inquieto y entusiasta, pero perezoso. Tomé el primer poema, y no alcancé a llegar más allá de la primera estrofa. Eran seis
versos. Le solicité suprimiera los adjetivos. Después los sinónimos. Quedaron dos versos. Y a partir de esto tenía que construir el nuevo texto. Se resistió. Entonces, le hice ver cómo su texto estaba lleno de lugares comunes: “El mirar de tus ojos…”, “El besar de tus labios…”, “El acariciar de tus manos…” Al tratar de indagar acerca de sus influencias, me dijo que sólo había leído a Gutiérrez Nájera, y tres poemas nada más. Planteé la siguiente cuestión: “¿Cómo le dirías a una mujer que le deseas hacer sexo oral sin usar una sola palabra altisonante?”. –Quiero besar
tus labios, dijo. Referí que la anatomía femenina tenía partes que repiten el nombre (y el placer); que lo maravilloso de la poesía es decir cosas que todo mundo pueda decir pero con palabras distintas. Hizo su esfuerzo, muy encomiable por cierto, pero el resultado se parecía más a un albur que a una metáfora. Así fue como le leí el poema “Besos” de Tomás Segovia. Y le conté mi historia con la escritura en general, y con la poesía en particular. Pero ésas son palabras de la siguiente colaboración. Hasta la próxima.
El espejo del apartamento Río de palabras
Por Fernando Cuervo Estaba frente al espejo pensando, simplemente pensando, no más. Veía sus contornos de la piel arrugada y respiraba hasta llenar de vaho el vidrio. En la habitación contigua se escuchaban algunos quejidos de un viejo que agonizaba desde siempre. Cuando él llegó a rentar en ese lugar se percató de que el anciano gemía de dolor, al preguntarle a la casera lo qué pasaba, le dijo que era normal, entonces él se acostumbró. Observaba sus ojos que intentaban penetrar en los del espejo, como si el que estuviera ahí fuera otro hombre que exactamente en ese momento decidió mirar de frente sin moverse. Con la barba de una semana y el pelo desaliñado, se perdía en la imagen mientras pensaba en lo ocurrido. Su jefe lo había despedido y él deseó golpearlo hasta hacerle vomitar sangre. Pero no lo hizo; sólo tomó sus cosas y se fue. Había bebido toda la tarde en el bar que estaba a dos cuadras de su edificio. Fue cuando llegó a su reducido apartamento, que se quitó
la camisa, se echó agua en la cara y detuvo a remirarse en el espejo. El viejo de a lado no dejaba de quejarse, repetía sus interjecciones dolosas a intervalos de al menos medio minuto. Recordaba las palabras de su antiguo patrón, las confundía con otras similares que le habían gritado en otros despidos. Tanta ginebra le ardía el pecho mientras los ruidos de la ciudad le agujaban la cabeza. Pero los quejidos del anciano de junto, le recordaban los insultos del hombre que lo echó de la oficina donde contaba y restaba números en una lista que después otro revisaría y volvería a contar. De pronto los ruidos cesaron y él se despabiló. Empezó a buscar algo extraño, quizá otro ruido o un grito. Alguna señal que le dijera qué había pasado con su vecino. Como nada ocurrió o nada pudo ocurrir, se apartó del baño, salió del departamento y tocó en la puerta contigua. Era de esperarse que nadie abriera y así ocurrió. La curiosidad le hizo abrir la puerta,
Salvador Dalí, Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos, 1972
sin necesidad de forzarla. Al entrar, un pútrido olor se le coló por las fosas nasales y dentro sólo se percibían las siluetas de algunos trastes sucios y ropa tirada. Sin embargo no divisaba al hombre moribundo. Caminó a tientas hasta que llegó al pequeño dormitorio y lo vio. “¿Está bien?”, pero no hubo respuesta. Se acercó para ver su rostro y masculló un insulto. Sus ojos estaban completamente abiertos, eran azules e inmutables, como si lo único que deseara ver fuera el techo. Al verificar los movimientos ascendentes de su respiración decidió salir de ese lugar que le
provocaba náuseas. “No se vaya aún… bueno, está bien… gracias por venir…” “Hijo de puta…” volvió a maldecir por el susto cuando oyó las rasposas palabras que salían apenas audibles de la boca del anciano. Sus ojos seguían estáticos hacia arriba. “Como veo que estás bien me largo” le dijo disponiéndose a salir. “Está bien, joven, ya me siento mejor, ya no tengo pesadillas. Ya no…Todas las noches el mismo hombre se aparecía en mi espejo sin dejarme de observar. Pero ya no más… gracias por venir, joven. Que tenga una buena noche… no más…”.
15 de abril DE 2013
Desayuno en tiffany´s, mon ku Por Lluna Llecha y Carlos Belmonte
El conflicto israelí-palestino se remonta a la creación, en 1948, del Estado de Israel y la paulatina invasión a una Palestina que hasta la fecha no ha podido conseguir el reconocimiento como Nación ante las organizaciones internacionales. Con ese conflicto como tema, la directora quebequesa Anaïs Barbeau-Lavalette ha filmado Inch’Allah (Dios lo quiera), su segundo largometraje que desde el tres de abril ha salido a cines franceses. Radicada en Jerusalén, Chloé (Evelyne Brochu, Café Flore, 2011), una doctora quebequesa, cruza la frontera para ir al campo de refugiados de Ramallah en Cisjordania, en territorio ocupado por las tropas israelitas, a trabajar en un hospital en donde atiende a mujeres embarazadas. Por razones de su cotidianidad en Ramallah comienza a formar amistad con una familia palestina quien la invita a comer, a ver la tele, a tomar el té y a verlos trabajar en un tiradero de basura localizado justo al lado del muro fronterizo patrullado continuamente por el
ejército israelí que controla, como es de suponer, el paso entre ambas naciones. Los niños que mendigan en el basurero ven con desesperación y furia su situación de sometimiento, al grado de lanzarse a las tanquetas israelís para cuando menos descargar su odio con insultos, a riesgo de que les pasen, literalmente, por encima. El film es una cruda crónica de ocupación militar de una población y del anonadamiento en que ésta ha caído ante la impotencia de verse invadidos poco a poco y perder su territorio dejando del otro lado de la frontera sus lugares de infancia. Sin dar explicaciones políticas sobre el conflicto el film lanza una gran pregunta moral y social, ¿se puede justificar el terrorismo en su forma, en este caso, como la inmolación de los hombres bombas? Que quede claro, la pregunta no es explicita sino sutil. Y es que la doctora se convierte en cómplice de un ataque a un café en donde morirán lo mismo gente inocente que miembros de la milicia y policía del invasor.
La respuesta, al menos en las sensaciones exhaladas por el film es: un quizás, sí. Aunque Ava (Sivan Levy), vecina de Chloé, que es una militar israelita encargada de controlar el cruce de gente en la frontera, obliga a matizar nuestra respuesta. Y justo en este punto está lo maravilloso de la cinta. La exposición de los diferentes niveles de una guerra: el del conjunto político-militar de los dirigentes que suele reducir el enfrentamiento a dos bandos, cada uno de ellos como unidades bien coherentes en sus objetivos como la defensa del nacionalismo. Y el nivel humano, el del contacto social del día a día que lima o desconoce las fricciones nacionales, que no es ajena a la crueldad de la guerra pero que es también impotente de cambiar su curso sin importar el bando al que pertenezcan. En el cine los espectadores no se movían de sus asientos al finalizar la película y la vuelta de la luz, quizás como nosotros, no consiguieron digerir las sensaciones de ahí surgidas. Un film à ne pas manquer.
Por Mateo Estrada Gaviria Martes: Comenzamos la limpieza de la folletería. Marco vino para mirar las “novedades”. El señor Castrillón abrió una botella de tinto y la bebieron. Los vendedores son “los nietos del gobernador Caraveo”. Viven en San Luis. Leí con calma el poemario de Jacobo Glantz [Vaticinio]: “Dicen que los pájaros cantan por atavismo y su coro viene de los antepasados. ¿Pero quién lee el follaje en que su canto queda escrito?” Estoy en Saint Germain. Desde aquí se mira la ventana de la recámara de Antonio. Tengo ganas de marcarle. Pero no tengo pretexto… PD. Ganó la tentación. Le marqué. Aceptó ir a Las Quince. Para no ser obvio, le propuse nos encontráramos allí. Me sentí bien, porque unas loquillas miraron que no siempre soy de chacales. Él: tres palomas con Real de Jalpa. Yo: tres coronas con chisguete. Sospecho que las mariposas despiertan. Lo triste es su homofobia. Miércoles: Antonio ordenó suspender la compra del periódico Milenio. El que llega es impreso en León. Es una edición regional mediocre y sin suplemento cultural [Laberinto]. En la caja de la folletería venía una carpeta de hojas duras plastificadas [era de media carta. El estampado dorado indica su procedencia: obsequio de la revista Selecciones. Reader’s Digest]. La carpetita estaba forrada con estampas y plástico. Al frente cuatro imágenes femeninas. Tres eran recortes de revistas. La otra era el testimonio de “profesión perpetua de sor María del Rosario de Lourdes”. Estaba datada en Guadalajara, agosto 15 de 1980. La imagen era el rostro de la Inmaculada de Murillo. La carpeta no era de una mujer, porque la cuarta de forros contenía una imagen de Augusto Pinochet. También era un recorte de periódico. El anverso de la imagen tenía un texto de Ethel Krauze, era una reseña de Jaime Sabines. En el interior estaba un recibo, por el pago de la iniciación masónica de Eulalio Caraveo. La logia era de Concepción del Oro.
LA GUALDRA NO. 96
age n da cult ur al MIÉRCOLES 17 y 24 Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Plazuela Miguel Auza 18:00 horas JUEVES 18 y 25 Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia / 19:00 horas VIERNES y SÁBADOS Leyendas de Zacatecas Frente a Catedral / 20:00 horas SÁBADOS 20 y 27 Sábados en la Cultura Danza, teatro música Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza 18:00 horas
ABRIL 2013
Restauración Virtual del Antiguo Templo de San Agustín 21:00 horas VIERNES 19 Inauguración de la exposición La ciencia en un click Colectiva Fototeca Zacatecas Pedro Valtierra 20:00 horas SÁBADO 20 Lectura en atril Más lectura, un mundo mejor Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza 17:00 – 18:30 horas Coordinan: Colegio del Centro e IZC MARTES 23 Bellas Artes a todas partes Lectura en voz alta: “Leo… luego existo”
FRANCISCA GUILLÉN – Actriz Sala Principal del Teatro Fernando Calderón Entrada libre / 19:00 horas XXXI ANIVERSARIO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA Del 20 al 29 de abril Dedicado a la Maestra Blanca Alatorre Sánchez Celebrando 50 Años de Trayectoria Sábado 20 Danza folclórica Grupo de Danza “Citlanextli” de Luchana, Coahuila Dir. Mtro. Abigail Panuco González Compañía Juvenil de Danza Folclórica “Mazatl Ollín” Dir. Profr. Manuel Hernández de Alba y Profr. Luis Fernando Amador Jáquez Plazuela Venustiano Carranza 17:00 horas
PROGRAMA ABRIL 2013, CINETECA ZACATECAS. La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos.
MUSEOS Y GALERÍAS ANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍN Mathias Goeritz en Zacatecas Permanencia: 30 de junio Admisión: $30.00 MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZ Abstracción Trece Colectiva de artistas de Baja California Norte Sala Temporal I Permanencia: 30 de junio Pasado Meridiano Obra de Teresa Velázquez Sala Temporal II Permanencia: 30 de junio
CICLO: PELÍCULAS INVITADAS MIÉRCOLES 17 18:00 horas UNA AVENTURA EXTRAORDINARIA Dir. Ang Lee EUA / 2012/ 125 min. MIÉRCOLES 17 20:00 horas DESPUÉS DE LUCÍA Dir. Michel Franco. México/ 2012/ 102 min. JUEVES 18 18:00 Hrs. ARGO Dir. Ben Affleck EUA/ 2012/ 120 min. CICLO: TRAS LAS REJAS JUEVES 18 20:00 horas EL APANDO Dir. Felipe Cazals México/ 1975/ 83 min. VIERNES 19 20:00 horas HISTORIA AMERICANA X Dir. Tony Kaye EUA / 1998/ 109 min. SÁBADO 20 20:00 horas CÁRCEL DE MUJERES
Dir. Miguel M. Delgado México / 1951/ 83 min. DOMINGO 21 18:00 horas EL SANTO OFICIO Dir. Arturo Ripstein México / 1963/ 130 min. CICLO: HOMENAJE INGMAR BERGMAN VIERNES 19 18:00 horas HACIA LA FELICIDAD Dir. Ingmar Bergman Suecia / 1950/ 98 min. SÁBADO 20 18:00 horas UN VERANO CON MÓNICA Dir. Ingmar Bergman Suecia / 1953 / 97 min.
MUNICIPIOS FRESNILLO Lugar: Auditorio del edificio nuevo, plantel 3 de la UAZ. Coordina: Cineclub Los tres chiflados y Cineteca Zacatecas ENTRADA LIBRE. FUNCIONES: 11:30 Y 17:00 horas Jueves 18 EL VIAJE DE CHIHIRO Dir. Hayao Miyazaki Japón/ 2001/ 123 min. Jueves 25 EL INCREÍBLE CASTILLO VAGABUNDO Dir. Hayao Miyazaki Japón/ 2004/ 116 min.
MUSEO ZACATECANO Variacosa Gráfica, ilustración y diseño Obra de José Esteban Martínez + Quetzal León Permanencia: 31 de julio CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE ZACATECAS Escultura Fragmentos Obra de Javier Marín Permanencia: 21 de junio
DÍA MUNDIAL DEL LIBRO Y DEL DERECHO DE AUTOR Martes 23
MATINÉ DOMINGO 21 12:00 horas ATLÉTICO SAN PANCHO Dir. Gustavo Loza México/ 2001 / 120 min.
MUSEO FRANCISCO GOITIA Reminiscencias Obra de Karla de Lara Permanencia: 30 de junio
Presentación del libro Una semana en lugano Autor: Francisco Hinojosa Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” 12:00 horas Lecturas: Selección de Poemas de Rubén Bonifaz Nuño y Los relámpagos de agosto de Jorge Ibargüengoitia Sala de Lectura: Tzahaja Mediadora: Brenda Corina Alvarado Torres CBTIS221 Concepción del Oro, Zac. De 12:00 a 13:00 horas Lecturas: Selección de Poemas de Rubén Bonifaz Nuño y Los relámpagos de agosto de Jorge Ibargüengoitia Sala de Lectura: Achtohui Tlahtolli Mediadora: Margarita H. Saucedo Cervantes CBTa 285 Villa González Ortega, Zac. De 12:00 a 13:00 horas
Lecturas: Selección de Poemas de Rubén Bonifaz Nuño y Los relámpagos de agosto de Jorge Ibargüengoitia Paralibros ZS03 Mediadores: Eduardo Campech Miranda, María de los Ángeles Valle López, José Luis Martínez Rodríguez y Alejandra Lara Edificio D, Ciudad Administrativa, Zacatecas De 12:00 a 13:00 horas Lecturas: Selección de Poemas de Rubén Bonifaz Nuño y Los relámpagos de agosto de Jorge Ibargüengoitia Mediadores: Víctor Hugo Lozano Zamora, Martha Alicia Mejía Ramírez y Mariana Aurora Calderón Mejía Auditorio del Centro de Actualización del Magisterio Zacatecas, Zac. De 12:00 a 13:00 horas Jueves 25 Presentación del libro La edad de la punzada Autor: Xavier Velasco Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” 18:00 horas
15 DE ABRIL DE 2013
El picaporte
Por Simitrio Quezada*
Por Ester Cárdenas
“Vinimos” y “venimos” Me pregunta un amigo cuándo se utiliza “venimos” y cuándo “vinimos”. “Venimos” es presente y “vinimos” es pasado, contestará alguien avezado en el manejo de los verbos en español. Sin embargo en la práctica ambas expresiones resultan relativas. Explico: “Hace dos días vinimos como trabajadores querellosos y hoy venimos como sindicalizados”. Aquí se aplica con claridad la diferencia entre pasado y presente. Aun así en cualquier momento puede entrar en juego la “relatividad” entre los tiempos al manifestar algo como: “Venimos (presente) desde hace dos semanas haciendo este trámite, y hoy vinimos (pasado) temprano para irnos pronto con las fotocopias”. “Hace dos semanas” es más “pasado” que “hoy”. Con todo, parece que invierto los tiempos. Es parte de la magia de nuestras palabras. * Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com
Pablo Picasso, Leyendo, 1921
Hace algunos años, una de las personas que más admiro, respeto y quiero, Francisco Sánchez, quien estaba terminando de armar su libro El cine nuevo del nuevo siglo (y otras nostalgias), me preguntó sobre mi película favorita para incluirla en un listado sobre cintas favoritas (valga la redundancia), la verdad me sorprendí ya que no tengo una peli favorita, son varias y de todos los géneros. Me dio un día para contestar y mi respuesta fue: Antes de la lluvia, ópera prima de Milcho Manchevski, una coproducción anglo-francomacedónica, nominada al Oscar como mejor película extranjera en 1995. La película está aparentemente dividida en tres episodios independientes encabezados respectivamente por los términos “Palabras”, “Rostros” y “Fotografías”. El primero y el tercero transcurren en los Balcanes, mientras que el segundo tiene lugar en Londres en teoría ajeno al con-
flicto, y en el que sólo unos pocos parecen tener una remota idea de lo que está ocurriendo en el otro rincón de Europa. De esta manera se entrecruzan tres historias: el amor imposible entre un joven monje y una chica albanesa, el profundo dilema personal de una editora fotográfica londinense y el regreso a la patria de un fotógrafo macedonio interpretado por Rade Serbdzija, un gran actor serbio nacido en Croacia que tuvo que abandonar su país tras varias amenazas de muerte. La belleza de esta cinta, radica no sólo en su tratamiento del misterio que supone continuar vivo ante el caos, sino también en su demoledor guión, en su extraordinaria banda sonora y esa sensación que nos deja luego de verla. Sus méritos fueron reconocidos con el León de Oro de la Mostra de Venecia. Esta película es difícil de conseguir, pero si pueden hacerlo, véanla, la cinta cumple su cometido con pasmosa perfección.
“Traemos hasta su paladar los sabores del mediterráneo” Juan de Tolosa 104, Centro, Zacatecas, Zac. / 922 67 46 / Frente a la Fuente de los Conquistadores
LA GUALDRA 96 / 15 DE ABRIL DE 2013
Te quiero aunque no tengas superpoderes Por Edgar Khonde
Río de palabras
Subí al autobús cuando ya no había lugar para viajar sentado y tuve que transcurrir la travesía como estatua humana, dando tumbos mientras el chofer conducía con dos tragos de ron en su mirada. No supe, porque me quedé dormido, pero bajé en la estación terminal, con las piernas acalambradas y tos. La garganta seca y jodiéndome, apenas con la lucidez suficiente para decirle a un taxi llévame rumbo al centro, al kiosco. Podían haber pasado años, yo vi el paisaje de la ciudad coqueteando con el apocalipsis; a las fieras comiéndose las fieras y altos hombres acechando en los callejones para descubrir vírgenes qué adorar y ancianas qué ultrajar. Supe cuando consulté un diario que leí mientras esperé el bus, que el mar se estaba tragando China, Indonesia, que gran parte del continente europeo había perecido bajo montañas de radiación y que África se había llenado de zombis; y los astronautas extranjeros estaban aniquilando manadas de cebras para jugar ajedrez con sus pieles. Alcancé a escuchar mi destino, me dirigí al andén.
Estoy seguro de que no lo sabes, pero bordé tu nombre en la solapa de mi suéter para que no se me olvidara, o por si acaso me perdía, para saber dónde encontrarme. También estoy seguro de que no sabes que suelo acompañar mi desayuno con las noticias funestas del sur de América, que los noticiarios transmiten terremotos y huracanes, que con un poco de sangre, también crean policías y ladrones, y sicarios que disparan a bebés en sus cunas. He charlado con la intendenta de la tienda y con el barrendero y el vieneviene, los cuatro hemos coincidido que ni la Biblia ni ningún escritor de lo terrible maravilloso imaginó peor fin para nosotros, para esta maldita humanidad que muta en muerte y desespero. ¿Cuál fin? Éste muy nuestro. Este fin que nos dicta comernos unos a otros, que nos lleva a asesinar a los gatos para no tener miedo y usar sus patas como sortilegios, porque los conejos se han marchado junto con las ovejas y nos han dejado sin sueño. Llegué al kiosco y marqué el número del viejo, pero el viejo justo hace dos días que habíase ido al frente de bata-
lla, recordé tu olor y caminé hacía el bosque, y aquí me voy a quedar, solo. Porque ya pensé que no tengo nada que me vincule con el horror de saberme ciudadano de ninguna ciudad ni originario de ningún pueblo. Mientras llegan: o los zombis o los argonautas o las fieras o la policía o los sicarios, voy a escribir la historia humana en piedra, para que el futuro la recoja, y ojalá
la entienda, para que no vuelva a repetir este presente tan vil y horrendo. Creo que la humanidad necesita de un Linterna Verde, de un Batman, de más de 4 fantásticos y los Hombres X; creo que no fueron suficientes los ches, los gandhis, los subcomandantes, los vengadores y los kamikazes. Te quiero aunque no tengas superpoderes, y aunque nunca vayas a salvarme.
Ciudad ciclópea Por Guillermo Samperio Don Jaipur soñó que transitaba por una ciudad que era gigantesca, con edificios improbables de pensar en algún sitio del mundo; él vivía en un ayuntamiento que apenas empezaban a llamarle ranchería y los transportes eran jalados por caballos, reses y burros. Las mujeres usaban faldones con un adorno casi circular sobre las faldas. Miró hacia la ventana y al girar el cuello recordó que ese movimiento le causaba dolor en extremo. Don Jaipur vio que el día estaba amarillo intenso tal vez a causa de la luminosidad excepcional del sol. Le vino el ahogo ya tan experimentado por él; supuso que se le desvanecería rápido como en las otras muchas ocasiones. Pero el sistema respiratorio de don Jaipur no quiso, esta vez, hacer su máximo esfuerzo y se le detuvo en su totalidad. Los ojos del hombre se movieron hacia arriba como escapándose hacia el cielo y así se quedaron. Estuvo muerto casi medio día hasta que llegó el hechicero cuya magia no sirvió en absoluto de nada. Intentó cerrarle los ojos al muerto, pero esto
también resultó imposible. Así que se los remendó con un cordón un tanto burdo y luego colocó sobre ellos una hoja de eucalipto. Don Jaipur, ya en la otra vida, o muerte, seguía mirando aquella ciudad ciclópea. Se puso en pie, caminó sus buenos dos kilómetros; llegó ante una puerta de madera colorida. Le abrió un hombre de frac cuya piel era un poco sonrojada subido, como el de esas personas que les da el mal del pinto. Lo introdujo en un cabaret estupendo y le dieron la mejor mesa que la diablesa de minifalda pudo ofrecerle. Ella le hizo a don Jaipur un cariño en la mejilla izquierda y a él le resultó cálido; sin embargo, pensó en lo que vendría más adelante. No le importaba, se dijo, ya que me ha tocado esta suerte, morir en llamas, pero con una nena como la que me está atendiendo. Nunca he sido en extremo exigente. Nunca me imaginé que morir era venir al primer mundo, caray. Y yo que me le alejaba a doña Muerte cuando iba a espiarme desde debajo de mi cama. Vaya, pues, aquí se muere bien y bonito, caray.
Max Beckmann, Odiseo y Calipso, 1943