La Gualdra 639

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Lemus. Las moras deAtenea. Óleo, acrílico y esmalte / lona de algodón. 180 x 180 cm. 2024. MAAMF.

“Más que romper nuestras mentalidades, la inercia que contienen los trazos que se presentan en la exposición Reconstrucciones, del artista plástico Omar Lemus, nos brindan un escape de los mundos ordinarios que habitamos para instalarnos en un imaginario por completo nuevo, novedoso y rompedor de nuestros hábitos cotidianos. Hallamos, ciertamente, una caracterización de un nuevo cielo, ya no los renacentistas con nubes rosáceas o aquellos cielos cinematográficos einsesteinianos figueroanos de volcanes, azules profundos y blanquísimos nimbos, o los nueve que el poeta Virgilio le muestra a Dante en su Divina Comedia”. Sergio Raúl López

[Más de la exposición Reconstrucciones, de Omar Lemus, en esta edición]

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Omar

La Gualdra No.

El sábado 12 de octubre dará inicio el Festival Internacional de Teatro de Calle, uno de los festivales favoritos de Zacatecas; qué bueno resulta que el escenario principal de este festival sean las calles y callejones de nuestra ciudad capital y mejor aún resulta que sus habitantes se re-apropien de su espacio, este maravilloso espacio cuya arquitectura y traza urbana funcionan perfectamente para recibir a las compañías nacionales e internacionales que se darán cita, como cada año y desde hace varios años. En esta ocasión se llevará a cabo la edición número 21 del FITC. El día 12, previo a la inauguración oficial, se presentará a las 6 de la tarde, en la Plazuela Santo Domingo para terminar en Plazuela Miguel Auza, Cornisa 20, compañía teatral de San Miguel de Allende que presentará una intervención escénica itinerante de nombre “Encantados”, bajo la dirección de Roberto Avendaño: “Explora la interacción entre el arte de las estatuas vivientes y el público. En esta obra, estatuas vivientes de distintas épocas cobran vida en las calles, creando un entorno lúdico y surrealista. A través de un juego de encantamiento, estas figuras inmóviles establecen dinámicas interactivas con los espectadores, transformando el espacio urbano en un escenario de fantasía y misterio. Los personajes inmortalizados en piedra o bronce en su contexto original ahora se convierten en agentes de interacción, rompiendo la barrera entre el arte y el público”.1 Al día siguiente iniciará en el mismo lugar, pero a las 5 de la tarde y concluirá en la Plazuela Goitia.

Ese mismo día 12 de octubre, la compañía Close-Act Theatre, de Países Bajos, presentará el espectáculo itinerante “Malaya Parade”, dará inicio en la Av. Hidalgo y concluirá en la Plaza de Armas para dar paso a la inauguración formal del FITC con la obra “Malaya”, que tendrá una duración de 60 minutos e iniciará en punto de las 8 de la noche.

La compañía teatral Close-Act Theatre fue fundada en 1991 en Países Bajos, Holanda; de acuerdo con lo estipulado en el programa de mano “es un colectivo que fusiona la creatividad de diseñadores, actores, bailarines, coreógrafos y músicos para ofrecer experiencias únicas de teatro callejero interactivo. Bajo la dirección artística de Hesther Melief y Tonny Aerts, CloseAct destaca por su estilo visual distintivo, que se desarrolla en, entre y por encima del público,

haciendo que cada espectador forme parte del espectáculo”.2

Con respecto a la obra inaugural, nos dicen que “Malaya” es “un montaje que promete envolver al público en un torbellino de emociones, transformando lo irreal en una experiencia vívida y memorable [es] Un viaje surrealista a través de sueños y pesadillas. La narrativa visual comienza con un carro impulsado por un globo metálico, acompañado por criaturas plateadas futuristas que exploran su entorno con prismáticos. A medida que avanza la obra, una enorme rueda de metal se mueve lentamente, añadiendo un elemento de misterio y movimiento. El espectáculo se despliega en un mundo de ficciones intensas, donde las visiones cambian rápidamente y se mezclan locura, agresión, belleza y tentación para explorar los sentimientos más profundos y compartidos del ser humano. Un oráculo actúa como guía, deslizándose entre los sueños y sugiriendo la realidad. La experiencia culmina en una fusión simbólica de tiempo espacio, luz y movimiento, creando una reflexión profunda sobre la realidad y el destino. Malaya busca provocar emociones auténticas y compartidas, llevando al público a experimentar un círculo vicioso de historia sin fin en un entorno onírico y evocador”.3 El domingo 13 repite función. El domingo 13, además de los señalado anteriormente, se presentará otra intervención escénica, “Altares festivos”, a las 17:00 horas, en la Plazuela de la Caja, a cargo de “La primera” Colectivo Teatral integrado por los egresados del “Diplomado de Teatro de Calle, Visión Latinoamérica”. La función se repite en el mismo escenario, a la misma hora, al día siguiente. Ese domingo, antes de la función de Plaza de Armas, se presenta uno de mis grupos favoritos, El Carro de Comedias de la UNAM, con la obra “El alma buena de Sezuán”, de Bertolt Brecht, bajo la dirección de Gabriela Ochoa; la función será a las 18:00 horas en la Plazuela Miguel Auza. Hasta aquí la información del siguiente fin de semana. Les invitamos a asistir al festival.

Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

1 Ver el programa completo aquí: https://www.calameo.com/read/0052574360df309007c9f

2 Ídem.

3 Ídem.

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La Gualdra
Adolfo Castañón: La sombra y su vuelo Por Mario Eraso
Rebel Ridge, de Jeremy Saulnier Por Adolfo Núñez J.
A 200 años de la Constitución Por Mariana Terán Fuentes
Cuestionar el pódium, Gustavo Villagrana Por Tamara Flores Soto
Reconstrucciones, de Omar Lemus en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez Un espejeo de la otredad: criaturas, mundos y cosmos Por Sergio Raúl López

Cuestionar el pódium, Gustavo Villagrana

El poder es un condicionante, la experiencia de la libertad desde el límite y la paradoja. Michel Foucault explica la tecnología del poder en tres fases: La Soberanía, que proporciona su lectura de arriba hacia abajo sin intermediación. La Legislación, ejercida mediante la ley como certeza con intermediarios y el Disciplinario, que es el poder como dispositivo de automatización y costumbre. Gustavo Villagrana ha sido conocedor del signo durante toda su carrera, por ello en pódium muestra de manera fotográfica, simbólica y objetual distintas escenas que plantean convivencia de personajes teriomorfos alienados con el poder desde diferentes perspectivas relacionales con acciones como: ostentar, ingerir, y otorgar... Un juego alrededor del símbolo en posiciones que legitiman y connotan jerarquía. Podemos notar cómo la figura del falo permea como base constante en la construcción semiótica del poder, pero al mismo tiempo aparecen elementos de carácter importante como la batea de madera, la cuchara de oro, y las distintas dinámicas donde los personajes contemplan, exaltan, alaban y discuten por estos elementos. El poder evoca deseo, tiende a generar status quo, sobre ello provoca transgresión por la lucha de mantenerlo.

Estas composiciones que forman los unos a los otros entre sí y frente a él

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(colocando la batea como elemento focal), también lo sirven y custodian, creando una disputa. Premisa social que habitamos como especie más allá del siglo XX. Sin embargo, cuando se cuestiona la noción del poder llevamos consigo una redistribución del orden. ¿En dónde está concentrado en este momento?

En el transcurso del siglo XXI el poder ya no radicaba en ningún lugar, ya que la globalización modificó la relación entre poder-territorio para trasladarlo hacia la producción transnacional. Sin embargo, a la fecha en la que se escribe esta nota curatorial nos estacionamos paulatinamente en el Maoísmo Digital y nos exploramos dentro de la idea que propone el Tecnofeudalismo, como un nuevo orden económico en el cual vamos en transición.

El mercado ya no es alimentado por un banco central, sino que los verdaderos beneficios se concentran en compañías de carácter digital de consumo. Las dinámicas de interacción que han creado estos medios son un brinco que hemos dado como humanidad y modifican nuestras dinámicas de poder e interrelación, ya que generan un beneficio sin actividad laboral o compensación económica. De esta manera desde la clase obrera concluimos nuestra jornada pero continuamos produciendo y generando datos de beneficio para dichas plataformas. Hay tanto poder

en ello que se evidencia a través del capital económico que incrementa a la par del capital de información con la explotación de datos, mientras que atravesamos una recesión post pandemia, nomadismo digital y sobrellevamos el colapso de un capitalismo desquebrajado que vislumbra hacia un nuevo modelo económico con tendencias a la hegemonía.

Si saltamos la estructura de orden, como especie llevaremos consigo también un cambio evolutivo.

En 2022 Villagrana presentó la exposición La Grieta y La Nube en la Galería de Arte La Obrera, en ella, como en Hikuri (otra producción del autor que muestra bodegones contemporáneos del semidesierto), insiste en llevar al ojo del espectador un agudo apelamiento por lo vital, elemental y humano. También por el conocimiento ancestral mexicano y no eurocentrado donde la sociedad actual se identifica por hombres sobreestimulados y con poca capacidad de retención de información.

Por el carácter del trabajo del artista, el análisis de la realidad humana podría ahora proponer concentrarse en la sensaciones, la naturaleza y los modos en que el hombre reacciona ante ellas como una manera distinta de comprender nuestra relación con el entorno, el poder y la realidad social.

Reconstrucciones, de Omar Lemus en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez

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Un espejeo de la otredad: criaturas, mundos y cosmos

“Dentro del universo hay cosas que son conocidas y hay cosas que son desconocidas. En el medio de esas cosas hay puertas”.

Más que pensar en la profundidad casi cósmica de los tonos oscuros que inundan en el fondo los cuadrángulos de estas piezas, pienso en la amplitud así como en la inmensidad de un infinito incoloro y permanente, en un orbe de inquietante estabilidad y quietud dinámica que sirven como base, como lecho, como firmamento sobre el que se erigirán, a su vez, otros trazos de distintos colores, intensidades y formas.

Más que mirar una forma central o una estructura trazada por encima de aquel fondo inabarcable, lo que encontramos es una serie de mundos vivos, de criaturas informes pero con una geometría y una lógica interna tan clara que casi podríamos armarles una categoría propia de una zoología fantástica distinta de las especies terráqueas más vivas, ignoro si respiren o mantengan cierta circulación ya no sanguínea o metálica sino mineral o energética, poseedora de un organismo completamente funcional aunque lejano a nuestros paradigmas mentales.

Más que romper nuestras mentalidades, la inercia que contienen los trazos que se presentan en la exposición Reconstrucciones, del artista plástico Omar Lemus, nos brindan un escape de los mundos ordinarios que habitamos para instalarnos en un imaginario por completo nuevo, novedoso y rompedor de nuestros hábitos cotidianos.

Hallamos, ciertamente, una caracterización de un nuevo cielo, ya no los renacentistas con nubes rosáceas o aquellos cielos cinematográficos einsesteinianos figueroanos de volcanes, azules profundos y blanquísimos nimbos, o los nueve que el poeta Virgilio le muestra a Dante en su Divina Comedia. Aquí hallamos el más alto o empíreo -como se titulan algunas de estas obras-, sino que nos enfrentamos a firmamentos tan elevados que prácticamente carecen de atmósfera o si la tienen, no es el oxígeno ni el carbono de este mundo, sino que está constituido por metales pesados o tierras radiactivas.

Más que pensar en el resultado pictórico de una mezcla de acríli -

cos, esmalte y óleos sobre lona de algodón, más que calificarlas como piezas abstractas, imagino estos cuadros como metáforas de dimensiones tan inalcanzables e imposibles de conocer que apenas resultan sugeridas, apenas representadas con cierto aire de similitud, recreadas con los bastos elementos con que

contamos en este mundo pero que en realidad nos conducen a galaxias, a organismos y a existencias de las que no tenemos nociones ni posibilidad de mantener contacto en cercanía, pero que existen y, quizás, en estos cuadrados y rectángulos, nos miran y escuchan, nos sienten en estos espejos de creación pura que

nos comunican con aquello que no comprendemos ni imaginamos, pero que está presente. La reconstrucción realista, pues, de otros inimaginables organismos/ mundos/dimensiones mediante la arte humana tan frágil y limitada como grandiosa y elocuente en sí misma. Quizás eso sea.

William Blake

Exposiciones

Nació en Fresnillo, Zac., en 1978. Desarrolla su formación académica a través de diversos talleres y cursos de pintura, dibujo, cerámica, escultura, grabado en sus diferentes técnicas, talla directa en mármol de Carrara y técnicas contemporáneas, con maestros de México y el extranjero (Italia, Francia). Fue fundador y director del Taller de artes plásticas “La Nochería” (de 2001 a la fecha). Coordinador de exposiciones en el Festival de Cine en Fresnillo (de 2020 a la fecha). Ha impartido también algunos talleres y cursos de pintura, grabado y cerámica.

Merecedor en dos emisiones de la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECAZ-CONACULTA). Primer lugar en escultura, Fresnillo, Zac. 2013. Mención honorífica en el Concurso estatal de fotografía, pintura y escultura Fresnillo 2009 y en el Concurso “La virgen del Tepeyac”, Fresnillo 2009.

Ha realizado 15 exposiciones individuales y más de 300 exposiciones colectivas (presenciales y virtuales) en diversas instituciones, centros culturales, festivales, museos y galerías de México y el extranjero. Actualmente se exhibe su obra en la exposición colectiva “Vino y Rosas”, en el Campo Real Vinícola Tierra Adentro 2024. Coordinador y participante en la Exposición Colectiva “In

Memoriam”, noviembre 2022, en El Tunal Centro Cultural, en el marco del 14 Festival de Cine en Fresnillo. Ha sido jurado en concursos municipales y estatales, convocados por diversas instituciones como el PECDAZ y el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes. Fue también invitado en 2018 por el Campo Real Vinícola Tierra Adentro, para intervenir una barrica, la cual forma parte del acervo del Museo de la Barrica.

En 2017 fue invitado por el gobierno de San Piero Patti, de Sicilia, Italia para realizar un mural, el cual se encuentra ubicado en el antiguo barrio árabe. Fue también seleccionado en 2022 por La asociación Schegge D´arte para que una de sus obras sea parte del acervo del museo de San Piero Patti.

En 2021 fue invitado por el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez para formar parte de la exposición colectiva “Herencia Abstracta en el Mineral. Homenaje a Francisco Javier Almaraz” y en 2022 se integra a la Muestra de la Sala de Los Zacatecanos para formar parte del acervo permanente de este espacio.

En julio de 2024 es invitado a formar parte de la muestra colectiva que conforma el Museo de Arte Contemporáneo Ágora José González de Fresnillo, Zac., donde se exhibe su obra de manera permanente.

Literatura

Adolfo Castañón: La sombra y su vuelo

Para Adolfo Castañón la escritura es la gran sombra. Como crítico, como lector, como poeta, creo que le inquietan los pasos por los cuales esa gran sombra se transforma en algo más real que lo real, aunque a veces esa sombra de sombras se diluya, se licue o se queme; en tal sentido, puede despertar su obsesión el juego de imágenes opacas que una letra proyecta sobre otra, pero también el que se yergue de una línea, una hoja, un autor o una época. América sintaxis tiende a ser una de las manifestaciones de ese juego, porque allí Adolfo Castañón muestra que quien quiera escribir sobre América, está obligado a escuchar una pluralidad de voces, entremezcladas en un conjunto de ecos, de secretos y de figuras tan o más antiguos que el idioma. Desde 1507 es lugar común de la historia aceptar que con la palabra “América”, usada para nombrar a todo un continente, se rinde homenaje al viajero italiano Américo Vespucio; pero el poeta colombiano William Ospina piensa que es probable que esa palabra, “América”, ya existía en antiguas lenguas de este lado del mundo antes del encuentro de civilizaciones ocurrido en 1492, y significaba “El país del viento”. Es evidente que con esta conjetura Ospina no pone en duda la veracidad de la historia sino que, por el contrario, quiere reforzar la memoria de los habitantes de América con una imagen más auténtica y, por qué no decirlo, más hermosa. Si nacimos aquí somos hijos del país del viento.

Otro tanto acontece con el aliento latinoamericanista que impregna la escritura de Adolfo Castañón, convirtiéndose poco a poco ante nuestras miradas en un acontecimiento que comienza a parecerse a la sabiduría, porque, tal vez, la sabiduría es una transparencia oscura que queda cuando el corazón del viento ha sido desdoblado y las obsesiones errantes se han manchado, se han ido o se han cocido con las palabras. Así, cuando él habla en su libro de Gloria Posada, añade que “el poeta en la lucha con su sombra” es quien, finalmente, puede respirar al otro lado del poema -el poeta y con él, el lector-, siempre que antes haya confrontado en soledad a su soledad. ¿Contra quién combate el escritor cuando escribe? La silueta del peleador solitario evoca el comentario de Charles Baudelaire sobre Constantin Guys.1 Con todo, no es extraño que José Luis Martínez, en su discurso por el ingreso de Adolfo Castañón a la Academia Mexicana de la Lengua, haya señalado su predilección

por el poema “Aires de cocina”; ¿no es, acaso, el arte de cocinar uno de los juegos más solitarios y, al mismo tiempo, de los más comunitarios; un combate vital de sombras que se cuecen y se evaporan, de elementos que saltan y vuelan, de muertes que se transmutan en vidas?

En Adolfo Castañón prevalece una visión sagrada, porque cocinar, leer o escribir pueden ser una manera de consagrar el mundo. Escribir es convocar. Y así como la cocina es la habitación más añorada de la casa, un lugar de encuentro y comunión, el sitio donde se develan los misterios de la familia, la página en blanco es la antesala donde se ordenan las sombras: “El mundo es un gran libro hecho de símbolos y el poeta ha sido llamado para dar fe de él [...]. A partir de ahí, la tarea es aparentemente sencilla: ordenar esos símbolos, organizar con los datos de la experiencia una morada para el hombre”.2 La idea de orden puede ser útil para comprender la imaginación creativa de Adolfo Castañón; su amor inamansable por los libros, esa energía bibliomántica que lo ha llevado a practicar su re-colección como si éstos fueran miniaturas radiactivas del árbol de Diana, es la otra cara, menos real si se quiere, de su peregrinación por la escritura. Dice Adolfo Castañón que la intención de Luis Cardoza y Aragón fue, “rescatar y restaurar el caos milagroso y absoluto de las sensaciones”.3 Es posible que es la de todos los poetas: aprender el alfabeto de las sombras para vislumbrar el universo, su centro, sus lindes o lo que está más allá o más acá del laberinto. Adolfo Castañón acepta esta lección, pero creo que ha aprendido a frotarse los ojos para irse anudando a otra. Concebir, por ejemplo, una casa adentro de una biblioteca donde se desbordan o se entretejen todos los folios (los escritos, los soñados, los que se están escribiendo, los que se escribirán), es una idea fantástica e imperfecta, pero no menos cautivadora que escribir poesía. Por lo mismo, al comienzo y al final de este juego de apariencias, de apariciones y de desapariciones, que va de la cocina en que arden los recuerdos a los contornos quijotescos de la Biblioteca Adolfina, de la traducción a la política del anti-robo, de los pasos a los repasos, de probar a aprobar o reprobar, de la colección a la recolección, de la ilusión a la sanación, del estoicismo al epicureísmo, y que se hace desde la pasión por la lectura, se despliega la poesía de Adolfo Castañón. La suya tiene levedad, aunque es proporcional a la quemadura de su vuelo:

[…]

Así cada quien recibe su apellido embalsamado en el fuego. Nos hacemos polvo en la fragua de nuestro nombre, el nombre, a su vez, ceniza en la gratitud. Gratitud por el sol que nos aplasta, por las espinas en el corazón, por la tierra que derrumba nuestro paso, por este silencio donde las palabras yerguen sus raíces como objetos en un cuarto oscuro. Aullamos ---al cielo llega una canción. La danza dibuja nuestro eclipse. Pedimos ayuda sin saber que damos gracias por el peligro.

“La otra mano del tañedor”4

Lenguaje ávido de claridad y de intimidad. Aunque ahí nada haya de ingenuo. El poeta sabe que debe desconfiar del lenguaje para dominarlo y que ésta, a su vez, es una afirmación temeraria: las palabras difícilmente obedecen y, muchas veces, terminan por devorar a quien desea transformarlas. Así, pues, la poesía es una experiencia mental, un ensayo de iniciación que no consiste en buscar o descubrir, sino en gravitar en una celda cuyas ventanas están inclinadas, fundidas al techo de una biblioteca:

Estoy aquí y, ¿les parece increíble?, creo que siempre he estado aquí. Aquí con uno. El de ayer también. Aquí y ¿mañana? las voces se van secando como cangrejos yertos sobre la roca. Esta pared de farallón que se escala con la palabra ¿baja?, ¿sube?, ¿está siquiera en el camino? No sé adónde voy porque ni siquiera sé si me muevo. Quieto en el asiento de un tren desbocado o en un trono de roca ante el mar mientras el planeta divaga por el espacio como una pluma sobre el agua. Dicen que uno conoce su nombre. Pero ¿cómo se llama el que conoce mientras sube la marea? [“¿Vacas o fantasmas?”, p. 308]

Creo que en sus poemas en prosa, Adolfo Castañón logra atisbar las huellas sutiles que va dejando la poesía. En todo caso, ellos prueban la germinación de la semilla, el tránsito por el cual se tantea en lo oscuro para atraer a la luz. Fasto y hermetismo pueden ser sus cualidades negativas; sin embargo, esto no impide que, tras la lectura de estos fragmentos donde brilla la memoria de los ancestros y se concilian las sombras fraguadas en los viajes, en el amor, en la amistad, el lector alcance a percibir la intención de una voz combativa que se extiende, se hace palpable para acercarse, como si las albas encontraran desnudo a su autor, cubierto por hojas blancas, sueltas, transparentes:

El Viejo del Agua viste un tronco que es un bosque en sí mismo, una fronda que se ensancha selvática a raudales, una sombra que avanza y dibuja en el aire un palacio ameno y fresco. Porque el árbol gigante en cuyas ramas podría descansar un pueblo, es un ser hospitalario, un añejo amigable atlante que abre los brazos a los niños y deja que aves y pájaros de toda algarabía y plumaje vengan a revolotear entre sus hojas. […] Y, si se mira bien, en alguna rugosidad de aquel enroscado pliegue, entre aquellas vetas arborescentes, verás inscrita la figura de tu ciudad, grabado tu rostro en el jeroglífico de una mancha, tu cuerpo en el coriáceo anagrama de una veta porque, en verdad, sólo, somos un trazo de corteza, una escena del maderamen sagrado que desde siempre se alza como un río esmeralda hacia el cielo. Pero yo sé que el sabino de laberíntica edad difícilmente remontable no es a su vez más que un chico que juguetea a la sombra de las montañas envueltas en niebla. [“Árbol Atlante”, pp. 288-289]

La reinterpretación de este aleph vuelve a ser inquietante. Cada árbol solitario es todos los árboles, una sola sombra larga que concentra las fuerzas del pasado, el presente, el futuro, y también los puentes, las ascendencias, las descendencias a que tiene derecho cada ser por el hecho de estar vivo y saber entregarse a la contemplación. Entre los pliegues del árbol y los repliegues de su sombra se proyecta el primer libro leído, que, tal vez, puede ser el último en ser escrito. “Carta a Francisco Cervantes” es, en este sentido, una poética. Al final del párrafo que la concluye, resuena el espíritu guerrero del endecasílabo:

De casi nada vale preguntar hacia dónde crece un árbol, dónde tiene incrustadas sus raíces, si un libro se lee de fin a principio, si una ciudad se camina de izquierda a derecha o si es preciso navegar o escribir. Saber para curar es la pretensión de quien practica el arte de la poesía. En su comentario sobre Álvaro Mutis, dice Adolfo Castañón que el poeta es “el enfermero que da nombre a las cosas”. Para seguir las huellas de esta incertidumbre habría que agregar que el poeta no tiene escapatoria: un segundo o todos, un día o ninguno, ahora o siempre, y de súbito las imágenes comienzan a arder y de lo profundo del fuego se alza una bendición: el monograma de la claridad. Aprender a salir de la casa puede ser la primera condición para enseñar a cantar en las afueras; la última, hacer memoria para limpiar las heridas que quedan, allí donde la imaginación poética ha luchado a muerte contra la desolación:

Dentro de la casa, donde un hueco en el techo hace pensar que se trata de un observatorio, el lector cierra los ojos, siente las sendas que se pierden en su mente, reconoce dentro de sí ciertas figuras voluminosas que a veces le parecen nubes, a veces, cascadas. […]. El sabor de la boca seca es áspero y la lengua parece empedrada. Tan seca que casi duele. Hay una llaga en mitad de la lengua y en la garganta un erizo, una fruta metálica hecha de alfileres que producen una música incomprensible. Tal vez por eso el lector calla. Sabe que sólo tras días y noches de acecho puede empezar a cantar el árbol que crece en su interior. Cuando el árbol que le crece adentro empieza a hacer sonar su fronda, se debilita el viento que viene de las calles. El árbol danza y hace volar su sombra al compás de la cornamusa. El árbol crece alimentado por el agua de la danza. Crece insensiblemente dentro del cuerpo, las hojas de su copa empiezan a salir por la coronilla.

[“El señor pasea por su casa”, p. 343]

Había una vez un hombre; en el hombre, unas manos; en las manos, un libro; en el libro, unas palabras; en las palabras, una caricia; en la caricia, un niño; en el niño, unas sombras; en las sombras, un pájaro.

Adolfo Castañón. Foto de Rodrigo Rojas Mackenzie

1“Maintenant, à l’heure où les autres dorment, celui-ci est penché sur sa table, dardant sur une feuille de papier le même regard qu’il attachait tout à l’heure sur les choses, s’escrimant avec son crayon, sa plume, son pinceau, faisant jaillir l’eau du verre au plafond, essuyant sa plume sur sa chemise, pressé, violent, actif, comme s’il craignait que les images ne lui échappent, querelleur quoique seul, et se bousculant lui-même (Le peintre de la vie moderne” en: 0euvres complètes, II, texte établi, présenté, et annoté par Claude Pichois, Gallimard, Paris, 1976, p. 693).

2 “Eliseo Diego: Brindis y recuerdo”, América sintaxis, Aldus, México, 2000, p. 219.

3“Luis Cardoza y Aragón: Fábula de la imagen”, ibid., p. 298.

4La campana y el tiempo (poemas 1973-2003), Mosca azul, Lima, 2003, pp. 80-81. Las citas de los poemas son de esta antología; a continuación, consigno en el cuerpo del texto, entre paréntesis, el nombre del poema y su ubicación.

Surge de tanto en tanto en el horizonte para orientar nuestras caravanas. Hoy apareció en sueños cuando todo el pueblo dormía y nos despertamos para saludarlo. Ha desaparecido y deja en nuestras manos, como recuerdo, un libro que es cuatro libros, un libro de tierra, aire, fuego y agua. Navegaremos en él, lo incendiaremos, le daremos la intimidad de nuestra respiración y luego sembraremos la tierra con sus frutos. Tal vez así se cure nuestra sombra. [p. 341]

Cine Historia

Rebel Ridge, de Jeremy Saulnier

6 Por Adolfo Núñez J.

Con el pasar de los años, Jeremy Saulnier se ha posicionado, con cierto grado de mesura, pero con enorme seguridad, como uno de los cineastas claves en el cine norteamericano de la última década. El realizador no ha tenido dificultad al momento de mostrar el lado más oscuro, violento y casi inherente de algunos habitantes en el país vecino. Como resultado, se ha forjado una carrera que incluye trabajos memorables como Blue Ruin (2013) y Green Room (2015), entre otros.

La violencia que Saulnier muestra en pantalla, aunque se vuelve difícil de ver, jamás resulta gratuita ni existe por el simple shock value. En todo caso, lo potente de sus imágenes sirve para retratar las complejidades éticas y morales en el carácter de sus protagonistas, dentro de un contexto que los reprime de manera constante. Con Rebel Ridge (2024) su más reciente filme, existe una inmersión similar dentro de un entorno cruento y poco amigable, en este caso el sur de Estados Unidos.

En los primeros momentos del filme se nos presenta a Tyler Richmond (Aaron Pierre), un ex marine afroamericano que viaja a toda velocidad en su bicicleta deportiva. La razón de su apuro es llegar a la alcaldía de Shelby Springs, en Louisiana, para pagar la fianza de su primo, el

A 200 años de la

6 Por Mariana Terán Fuentes

¿Por qué es importante que el pueblo de México recuerde la Constitución promulgada el 4 de octubre de 1824, exactamente hace doscientos años? Por varias razones. Porque tenemos un pasado común que nos ha hecho nación, porque esa Constitución logró armar una república que fue capaz de integrar los suelos tostados de Veracruz con el esplendoroso desierto de Sonora; porque esa Constitución unió lo que estaba a un paso de separarse y logró sobreponerse a contrastantes geografías, sociedades y culturas. Veníamos de un pasado virreinal donde la Nueva España era parte integrante de la monarquía española. Con la consumación de la Independencia, el Imperio no logró formar una constitución. La monarquía mexicana no sobrevivió, sin embargo, el poder no conoce vacíos. El poder fue asumido por las provincias y éstas se movilizaron. Las cuatro provincias más radicales entre las que se cuentan Oaxaca, Yucatán, Jalisco y Zacatecas decidieron que la forma de gobierno debía ser la república federal para asegurar su autonomía. En 1823 quedó dibujado el federalismo. Con el Acta Constitutiva

cual se encuentra detenido por posesión de mariguana. Aunque se trata de un delito menor, las autoridades locales planean mandarlo a la prisión estatal. Durante su trayecto hacia dicho destino, Tyler es interceptado por una patrulla con dos policías (Emory Cohen, David Denman). Ambos argumentan que la bicicleta con la que el protagonista se traslada se reportó como robada. Aun sin tener pruebas que corroboren dicha denuncia, consideran que es razón suficiente para justificar una detención. Como resultado de esta supuesta revisión 'de rutina', el dinero para la fianza es incautado.

Por esta razón, Tyler buscará, por todos los medios a su alcance, recuperar este dinero. Primero lo hará de manera amistosa y por la vía burocrática, pero, al no obtener una respuesta favorable, optará por tácticas, sino violentas, sí cada vez más directas y contundentes. Esto pondrá a toda la policía local en su contra, liderada por el tirano jefe Sandy Burnne (Don Johnson).

Si bien a primera vista el filme de Saulnier remite a historias de venganza como Rambo: First Blood (1982), el clásico de Ted Kotcheff protagonizado por Sylvester Stallone, el resultado general transita por diversos géneros y tonos, que van desde el thriller de suspenso, pa-

Constitución

del 31 de enero de 1824, la carta fundamental de octubre de aquel año y las 19 constituciones estatales, se dio vida a la república mexicana.

Con la república federal, los diputados constituyentes encontraron una fórmula novedosa, audaz, arriesgada, en la que las distintas entidades podrían encontrar su lugar. El nopal representa las partes que se decidieron por el pacto federal. “Ningún pueblo superior a otro”. Hemos recordado la guerra de insurgencia, las Leyes de Reforma y la Revolución de 1910, pero también es fundamental recordar los momentos en que nos hemos constituido y las actuales gestas de la transformación de nuestra vida nacional. Las jóvenes generaciones deberán saber que esto costó vidas, luchas, infinidad de debates por confirmar cuál sería la mejor forma de gobierno.

Es nuestro deber moral recordarlo porque este día, hace doscientos años, se dieron las bases para formar una nación, la nuestra. Mexicanos y mexicanas nos debemos a ese pacto federal, por él tenemos un gobierno representativo, por él se ha ejercido la división de poderes, la integración del territorio, a partir de

sando por el western revisionista y hasta el cine de denuncia. Se trata de un relato sobre un pueblo chico y la corrupción sistemática que en ese lugar impera. En el centro de este conflicto, el realizador confecciona secuencias de una tensión palpitante, que arranca desde sus primeras secuencias y que se detiene sólo hasta que los créditos empiezan a correr. La propuesta de Saulnier funciona, en mayor medida, gracias a la magnética interpretación de Aaron Pierre quien, de forma casi unipersonal, consigue el registro correcto para cada recurso narrativo y giro argumental que se muestra en pantalla.

En ese sentido, Rebel Ridge es una película que utiliza los modelos clásicos de un tipo de cine que existe desde los años 50, al mismo tiempo que subvierte y altera su estructura tradicional. Se trata de un ágil, intenso y potente recordatorio de los alcances tanto dramáticos como estilísticos que se pueden encontrar en el cine de género. Más allá de cualquier paralelismo con la realidad, lo que se cuenta aquí es un relato tan antiguo como la humanidad misma: la incansable lucha entre dos fuerzas opuestas, ya sea la civilización contra la barbarie, o el bien contra el mal.

él hacemos valer nuestros derechos y obligaciones ciudadanos; por ese pacto elegimos a nuestras autoridades y estamos puestos a la defensa de la soberanía nacional.

Nuestra república ha demostrado no sólo su viabilidad y consistencia, ha demostrado su permanencia, potencia cultural a nivel mundial. Por eso las campa-

nas deberán repicar, las salvas deberán sonar, los himnos deberán entonarse, todos los que vamos a pie debemos voltear a aquellos constituyentes de 1824 y reconocer su valía. El pasado está contenido en nuestro presente, lo que somos como nación, es lo que hemos sido a lo largo de nuestra historia.

Texto leído durante
Conferencia Matutina en Palacio Nacional, el 4 de octubre del 2024 en la CDMX; a invitación de Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
Mariana Terán Fuentes y la presidente Claudia Sheinbaaum.

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