6 minute read

La M\u00FAsica, ese lugar sin forma

POR BELÉN FOURMENT

FOTOS: JESSICA CONDE

Advertisement

“Vengo de todos lados”, dice Eli Almic, que en cuatro años logró instalar su nombre en la música independiente uruguaya. A días de presentar su primer disco charló con La Mirilla de su llegada al hip hop, la actuación, el tiempo, la canción, las influencias y de otras interrogantes.

Elisa Fernández termina perdiéndose en la mayoría de las respuestas que da, y tiene que volver a preguntar de qué se estaba hablando para encauzar el rumbo de la charla. “Me fui, ¿no?”, dice de vez en cuando, entre cosas que tienen que ver con los distintos elementos que hace algunos años la llevaron a ser Eli Almic, la rapera mujer que más popularidad ha conseguido en la reducida pero efervescente escena del rap en Uruguay. Dice que de chica, aunque en realidad no tan chica, que se dio cuenta que quería rapear. Pero no se lo tomaba demasiado en serio: de repente iba a una improvisación y probaba con algo que en general era en inglés, porque total nadie la iba a entender cien por ciento, y después por meses no repetía. A veces se grababa en su casa, para poder escucharse, mientras seguía entrándole al hip hop muy de a poco. “A mí esto me fue llegando”, asegura. Para 2012, cuando tuvo su primera presentación más o menos formal como rapera en el extinto Mundo Afro, no conocía a nadie (a excepción de la banda Dostrescinco porque eran de su barrio, Malvín) de la movida de hip hop en Uruguay. “Recauchuté beats de gente amiga”, recuerda ahora, cuando las cosas ya cambiaron bastante.

Para su segundo toque ya estuvo acompañada de DJ RC, quien en algún momento se le acercó para proponerle trabajar juntos en algún proyecto. “Y ahí fue cuando empecé a plantearme hacerlo en serio, porque me di cuenta que había gente que se interesaba en trabajar conmigo. Ahí dije: es ahora y es de verdad. Y no he parado”, afirma. Con RC, que se llama Rodrigo Chávez, Almic grabó el EP “Rara vez” y ahora acaba de lanzar su primer disco, “Hace que exista”. Lo presenta junto a él, la banda (Sebastián Gagliardi, Gonzalo Vivas, Miguel Nieto y Flavio Galmarini) y artistas invitados (el rapero chileno Dedos y el uruguayo Joaquín “Hurakán” Martínez, de AFC), el miércoles 28 de setiembre en Sala Camacuá. Las entradas se venden en Tickantel a 300 pesos. Las cosas, desde aquel show de beats recauchutados hasta ahora, han cambiado.

**

Antes de ser la rapera Eli Almic, Elisa Fernández ya era actriz. Egresó de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático en 2009, pero para ese entonces ya hacía un año que se había integrado al grupo independiente Invasivo Teatral, con el que continúa trabajando. “Ahora estoy actuando más que siempre”, reconoce, “pero eso se encontró con la música y es complicado. A veces me dicen que en algún momento voy a tener que elegir, si me empieza a ir rebien con la música… Y lo he pensado, por ahora no ha llegado a ese momento pero a mí me encantan las dos cosas”, dice. Las ve como complementarias (el teatro la ayudó a desenvolverse en el escenario) aunque eso depende de agendas y otros factores. También puede ser un lío ser cantante y actriz. Ahora no es momento de pensar en eso. De hecho, al momento de la entrevista Almic estaba a horas de irse unos días a Buenos Aires y sus principales preocupaciones eran otras: que tomáramos un té, que se le había hecho tarde para barrer, que tenía que atender al vidriero que hacía días estaba esperando que apareciera. Y de hecho ahora, además de en estas dos áreas artísticas que pueden ser o no compatibles, Almic también trabaja como instructora de pilates en distintos centros. Por ahora hay tiempos, aunque apretados, para todo. Entre tiempos apretados fue que editó el disco “Hace que exista”, que se gestó durante 2015, lanzó recientemente y presentará en días. Y tiene la particularidad, además, de que los samples fueron realizados en un MPC, “un aparato legendario que se usa con disquetes, así que ya ese hecho para los hiphoperos es algo emblemático y tiene toda una carga”. “La idea del nombre tiene que ver con hacer que exista, es como: tal cosa hace que yo exista, esa interacción, esa comunicación que hace que me sienta viva”, explica Almic sobre el concepto que desde el nombre atraviesa el álbum. “Y la idea del monstruito”, agrega en referencia al arte realizado por la diseñadora y música Phoro, “es simbolizar todos esos sentimientos, ideas, ganas de sacar”. “Ahora estoy recontenta por haberlo sacado, ya con ganas de grabar otro”, confiesa.

“LA IDEA DEL NOMBRE TIENE QUE VER CON HACER QUE EXISTA, ES COMO: TAL COSA HACE QUE YO EXISTA, ESA INTERACCIÓN, ESA COMUNICACIÓN QUE HACE QUE ME SIENTA VIVA”

**

“Como no tenía mucha idea de qué era el hip hop, se me fue pegando solo. Creo que por mi personalidad, que a veces soy un poco…”, dice y piensa un rato. “No agresiva pero sí impulsiva en el decir, y a veces hasta me puedo llegar a zarpar un poco en el cómo, que es algo en lo que trabajo. Me identifiqué pila con el rap que busca maneras muy astutas de decir las cosas, y particularmente la manera de hablar rimado me parece reinteresante. El rap te obliga a usar más palabras entonces tenés que estar todo el tiempo poniéndote creativa”. Almic habla de una personalidad que puede resultar chocante mientras está vestida con colores pasteles en una sala que da directo a un cielo de intenso color celeste; una sala de paredes verdes, llena de plantas y con un gato que aparece para demandar algunos mimos. Claro, cuando rapea sí aparece esa aspereza a la que alude, que por momentos se camufla en su voz dulce pero termina ganando su espacio propio y necesario. Esa combinación le da una personalidad muy marcada a su disco, que además está atravesado por influencias claras del R&B y también del pop. Es un muy buen disco que se sirve del rap para ofrecer un repertorio de canciones, que pueden tener estribillos muy pegadizos como “Ese lugar sin forma”. “Yo soy más cancionera, es algo que no quiero ni puedo evitar”, explica. “Vengo de todos lados: creo que a los 15 empecé a escuchar buena música, me llegaron Led Zeppelin y Pink Floyd, mucho los Beatles, cosas con mucha melodía. Después conocí a Lauryn Hill y a Tiro de Gracia, y fue cuando dije: yo quiero hacer esto, combinado con lo otro. De hecho, tengo otra banda que se llama Atlántico Negro donde rapeo menos y canto más, porque el estilo me lo permite. Y a la gente le gusta más que yo cante más, siempre me lo dicen. A mí me gusta la conjunción pero también soy rapera y esa forma de decir, a veces violento y a veces no pero crudo, me interesa explorar. Todavía no lo he hecho”. “Y el lado pop no lo puedo negar porque escuché mucha música basura y no basura en mi vida. Tenía tipo nueve y escuchaba a Shakira, las Spice Girls y esas boludeces. Y estuve años imitando porque nunca supe cantar covers con mi voz: sólo sé cantar con mi voz mis canciones, y hasta por ahí, porque se me pega todo lo que escuché”, admite. -¿En qué momento crees que empezaste a encontrar tu voz? -Así como encontrarla del todo creo que todavía no la encontré. He escuchado pila a Anita Tijoux y a veces pienso que estoy haciendo algo muy parecido y me quiero correr un poco. Después entendí que de las influencias que vos mamás, es muy difícil salir. Haciendo tu propia música es el camino más directo de encontrar tu voz; no sé cuánto tiempo me va a llevar. Ahora me liberé de eso de no querer parecerme, sino que lo acepto. Pasa: la mayoría de los raperos de acá han aprendido a rapear con el rap de España, y los escuchás y sabés que ese no es su acento, pero no importa.

**

“A veces me pregunto: ¿será que va a existir otro género nuevo?”, dice Almic, después de hablar de cómo la influye el R&B, un género que está volviendo al primer plano en el mundo filtrándose en diferentes estilos. “A veces pienso que está todo hecho, pero espero que no”. De cualquier manera, admite que si trata de hacer “algo nuevo”, eso le funciona más como traba que como impulso. Por eso ahora, que todavía tiene un repertorio reducido de canciones y que está dedicada a ampliarlo, se da la libertad de trabajar una idea en un disco, como lo hizo en “Hace que exista”. Eso le permite que el que lo escucha se meta en el disco y no esté a bordo de un subibajas constantemente. “A veces las ideas se te repiten porque en la vida hay un pensamiento o una reflexión que se te repite, y lo vas diciendo de una u otra manera. A veces pienso: en cinco o 10 años, no sé cómo voy a hacer para no hacer siempre lo mismo. Igualmente el rap tiene eso muy repetitivo pero entrás en un todo que lo comparo, aunque no tiene nada que ver, con los mantras. Uno va aprendiendo a escuchar rap, porque al principio te puede cansar, y cuando lográs entrar ves que eso bastante sencillo es en realidad muy complejo”.

This article is from: