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Cada veinte de agosto
from GACETA CULTURAL 24
by lanc nocr
Ma. Verónica Valarezo Carrión
ada veinte de agosto Loja recibe a su Patrona. Nuestra Churonita llega acompañada de millares de feligreses que cumplen sus promesas ante la milagrosa venida de nuestra madre; llegan con cánticos, con flores y ofrendas. Llegan alegres, afianzado el cansancio en su fe; caminan descalzos, acompañados o solos, hambrientos o muy llenos. El movimiento de personas implica la perfecta ejecución de que la fe mueve montañas.
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Cada veinte de agosto, en cada caminata de fe, veía en la fría madrugada del trayecto Catamayo – Loja, peregrinación correspondiente al último y más largo y agotador tramo, los ojos llenos de lágrimas de gratitud que piensan y oran por la grandiosidad de la Churonita. Es indescriptible, o muy difícil de plasmar en papel y letras la verdadera emoción y el profundo regocijo y tranquilidad que representa encomendarnos a nuestra Virgencita de El Cisne.
Hoy, que vivo la tan esperada venida de la Virgen desde lejos, tengo en mis adentros una especial tristeza. Hace años, con mi mamá hicimos la promesa de acompañar su llegada, por supuesto en la medida de nuestras posibilidades. En cada paso que daba, cuando concentraba mis palabras y encomendaba mi corazón, siempre pedí lo mismo: “Virgencita, te pido por mis papás, mi hermano, mis
abuelitos, mis tíos/as, mis primos/as, mis amigos/as y sus familias, dales mucha salud y permíteles ser felices”. Tal vez parecía una oración bastante común; pero la fe que tenía cada palabra fue y es tan profunda que, al día de hoy, mi Churonita me permite tener una familia sana y completa incluso pese a lo difícil de estos C últimos años; mis papás felices viendo a sus hijos crecer profesionalmente, mis abuelitos fuertes como robles, mis tíos felices, orgullosos y llenos de triunfos, mis primos y amigos sanos, felices y con muchísimas ganas de comerse el mundo. Yo, en esta introspección de fe y espiritualidad me pregunto: cómo la fe puede mover montañas, cómo la fe y nuestra tradición más bella y sublime puede movilizar a ríos de personas por cumplir promesas a la Madre de Dios; y, cómo es que la fe puede mantener intacta todas mis convicciones, que se mantienen intactas frente a tanta adversidad. Yo me pregunto cómo esta tradición de mi tierra es una de las que más nostalgia me causa, y todo lo que daría por acompañar la peregrinación una vez más. Cómo caminar 36 kilómetros me puede traer tanta paz, tanta alegría, y tanto orgullo de tener en mi casa, en mi tierra, a nuestra Reina por más de dos meses; esto, cada veinte de agosto. La venida de la Virgen de El Cisne a la hermosa ciudad de Loja es por mucho una de las tradiciones más hermosas que nuestra tierra nos ha regalado. Agradezco el milagro que representa haber nacido en tierra lojana y ser hija directa de nuestra Churonita. Que la fe nos permita vivir con fe, gratitud y amor esta existencia que nos pone a prueba diariamente. Gracias Churonita, y bienvenida a Loja, tu hogar.