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Labor de concientización a todos los niveles (fragmento)

Fernando Cardenal

Recuerdo que ya cerca de media noche todavía concedí una entrevista a un canal de televisión, explicando lo que estábamos haciendo, y luego ya nos acostamos todos en el atrio, en el suelo. Tenía un gran dolor en las piernas por tantas horas de haber estado de pie, pero me dormí en un segundo. Menos de media hora después nos despertamos con un ruido espantoso y con un trepidar del suelo, e inmediatamente caímos en la cuenta de que era un temblor extraordinario, como nunca lo habíamos sentido antes, y nos tiramos todos hacia la plaza, frente a la catedral. Se trataba del terrible terremoto del año 72 que produjo en unos segundos diez mil muertos en la ciudad; hay quienes calculan que veinte mil, pero nunca se sabrá. Miles de heridos, y todo el centro de Managua, unas seiscientas manzanas, completamente destruidas. Nosotros en la plaza nos abrazamos, muchos llorando, mientras veíamos los incendios por todos lados, pensando que Managua se había terminado para siempre. A los pocos minutos llegaron muchas mujeres con sus hijos, que trabajaban en el día y dormían en la noche en el mercado San Miguel. Nos abrazamos con ellas, casi todos llorando, las ayudamos a calmarse y las consolábamos unidos en medio de aquella pavorosa tragedia. Yo intenté entrar en el Club Plaza para ver si ayudaba a aquellos jóvenes que pasaron burlándose de nosotros pero era imposible, la inmensa losa de concreto inclinada que formaba el techo del club se había venido abajo íntegra sobre las mesas; sólo con un equipo especial se podía penetrar. No creo que hubiera quien saliera vivo de allí, había dentro un gran silencio.

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El ayuno tenía otros objetivos además de promover la toma de conciencia sobre la Navidad: una Navidad igual para todos, y una Navidad sin presos políticos. En unos pocos segundos el terremoto hizo que lograran los dos objetivos; pasamos todos una Navidad igual, en medio del dolor por los familiares, los parientes, los amigos que habían muerto, sin ninguna posibilidad de celebrar nada; y al mismo tiempo se habían caído los muros de las cárceles de Managua y habían salido huyendo los presos políticos junto con los demás presos.

Consideramos que era muy peligroso irse cada uno a su casa atravesando la ciudad de noche. Como estaba comenzando un gran incendio en una gasolinera que estaba casi en la esquina de la catedral, nos pareció prudente que todos los jóvenes se fueran a la orilla del lago, frente al teatro Rubén Darío. Yo me quedé en la plaza de pie para poder orientar a familiares que pudieran presentarse esa noche buscando a sus hijos. De pie me podrían identificar y preguntarme dónde estaban sus hijos. Me había acostado con un gran

Referencias

Cardenal Martínez, F. (2009). Junto a mi pueblo, con su revolución. Editorial Trotta. Madrid.

Cuadra Cardenal, P. (1974). Fronteras y rasgos de mi comarca literaria. Editorial El Pez y la Serpiente. Managua.

Ramirez Mercado, S. (1983). De tropeles y tropelías. Editorial Nueva Nicaragua. Managua.

Extendemos un especial agradecimiento al Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA) por facilitarnos digitalizado Apocalipsis con figura, de Leoncio Saénz, expuesto al reverso de la hoja.

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