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Memorias y confesiones
from 01-06-2023
Entre las facultades que forjan nuestro ser, la memoria cumple el papel de registro, de acervo de lo vivido; brinda ella la posibilidad de revisitar los episodios, las resonancias y significaciones en los cuales reconocemos nuestra continuidad en el tiempo.
Acaso es admisible hacer una diferenciación en el interior de ese ámbito resonante de la memoria, si decimos que este alberga recuerdos y lo inolvidable. Los primeros regresan apenas un estímulo circunstancial hace presente lo pretérito; lo inolvidable, en cambio, corresponde a un contenido grabado con fuego en la piel de la memoria. Los unos van y vienen; lo otro, se apodera de un tono y de un énfasis de los que no es posible desentenderse.
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La escritora chilena Mónica Gómez ha publicado Memorias y confesiones de una niña triste (Bibliotheca Universalis, Rumanía, 2022), edición bilingüe acompañada de un interesante comentario del escritor Daniel Dragomirescu.
Obra a dos voces, o, si prefiere, en una voz memoriosa que se expresa en formatos y tonalidades diversas: verso y relato, infancia y adultez, de las cuales emerge la crítica a que somete lo vivido de una realidad inamistosa, signada por el rechazo experimentado en la familia troncal y por las vicisitudes de una historia, agria e implacable, que hiere con desafecto, aspereza y reiteración.
“Ante la burla o ridiculización de los adultos, nació la costumbre de huir, de no enfrentarse, de ocultar la tristeza como una forma de vergüenza, en un ropero que había quedado en la pieza abandonada…” (p. 21)
La zarandeada historia se comprueba, en este libro, en las mudanzas de casa y de país a que se ve sometida la protagonista. El habla interior acude a compartir lo privado con el desplante tan propio de una memoria confesa. El carácter confesional supone un atrevimiento mayor cuando es necesario aliviar la memoria al mismo tiempo de ejercer un conjuro a propósito de aquello que debe ser liberado.
La participación en los desajustes del exilio y el co-
JUAN ANTONIO MASSONE nocimiento que le deparara la conducta de muchas personas es, sin duda, un contenido desapacible. El diseño de diario de esta obra colabora a intensificar la denuncia, la corrupción de los ideales y los excesos negativos en los que se transforma el fanatismo político con efectos de aislamiento, de funa y de cancelación en perjuicio de quienes no se muestran obsecuentes con la arbitrariedad ni con el designio trazado por los militantes orgánicos. Un sentimiento de extrañeza y de extranjería queda expreso en las observaciones y recuerdos de la protagonista en su retorno a Chile, “un país donde se funciona más por la lástima que por la admiración” (p. 41) Intensidad y valentía son dos cualidades sobresalientes en el libro de Mónica Gómez. Conocerlo ofrece la posibilidad de atender, por su intermedio, otras historias verídicas de una etapa que urge mucho más de testimonios genuinos que de previsibles eslóganes, tan satisfechos como falaces. Libro bienvenido.
Parlamentarios enfatizaron que este beneficio conlleva otorgar certeza tributaria a los APR para que puedan seguir operando.
Asimismo, resaltaron la labor de estas cooperativas o comités, que llegan con el servicio de agua potable a zonas donde no llegan las empresas sanitarias.
Adicionalmente, el texto legal incluye dentro de esta exención del IVA a los Cuerpos de Bomberos y a Colegios Municipales que reciban el servicio de agua potable rural.
Con esta aprobación, la iniciativa pasa ahora al Senado y fue el diputado Juan Antonio Coloma quien solicitó a la Cámara Alta tramitarla con máxima celeridad, para que los APR puedan seguir operando.
“Los sistemas de APR cumplen una destacada labor donde el Estado no es capaz de llegar, por lo tanto es de toda lógica que sean eximidos del cobro de este impuesto, porque de lo contrario iban a ser directamente los usuarios los perjudicados”, dijo el parlamentario.
Ahora solo queda esperar para ver qué pasa en el Senado.
Día tras día, las noticias que llegan desde dentro del país como fuera de él, en su gran mayoría nos hablan de hechos tristes y lamentables: guerras, atentados, miserias, atropellos, injusticias. Y todos queremos, a la medida de nuestras fuerzas y capacidades, ir construyendo un mundo nuevo, mejor, más amplio, con mayores expectativas, una nueva sociedad, donde se proyecte y realice la civilización del amor y es un ideal que muchas personas tenemos, no importa la edad, ni la cultura, ni la religión, ni la ideología. Todos queremos y nos hace falta el amor. Pero, generalmente, chocamos con la cruda y cruel realidad: soñamos un mundo de hombres hermanados entre sí y la realidad nos muestra pueblos divididos por un pedazo de tierra o por una forma de pensar. Queremos que los más débiles sean tratados con respeto, pero nos encontramos que los pasamos a llevar muchas veces sin darles mayor importancia. Queremos que nuestros niños lleguen a ser adultos felices y nos encontramos con ellos en las cárceles, en la calle, sin atención médica, abandonados a su suerte.
Pareciera que el hombre ha olvidado su razón de ser. Da la impresión que los hombres nos estamos volviendo ambiciosos, interesados, egoístas, injustos, mentirosos, con odio e hipócritas.
Nos presentamos ante la sociedad con una máscara de hombre bueno, pero en nuestro interior estamos ahogando las inquietudes más profundas. En una palabra: nos hemos olvidado de amar. Estamos más preocupados de que si las encuestas favorecen o no a determinado político; si es procedente o no que se pague la deuda histórica a los profesores; si el conflicto mapuche tiene o no tiene justificación; o si tuvieron problemas un exfutbolista y una modelo, por una diputada. Eso es importante. El que un hombre incendie su casa con su mujer adentro, no importa tanto. El que la cesantía suba cada vez más, no es importante. El que aparezca un cuerpo descuartizado en distintos lugares de la ciudad, como que no nos conmueve. Y queremos construir un mundo nuevo, un mundo mejor. Pero lo queremos, egoístamente, solo para mí y los míos. Ya es tiempo que nos sacudamos y que empecemos hoy a construir nuevas formas de vida y civilización. Es ahora y no mañana, en que tú y yo comencemos a vivir lo que soñamos, aunque el mundo se ría y nos considere tontos e ilusos. Debemos tratar de cambiar el mundo por amor. Nuestra vida solo podrá tener sentido si la vivimos con una mirada amplia hacia el horizonte y tratemos de pensar primero en los demás, aunque nos cueste, aunque nos duela. ¿No cree?
SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN DEL DELITO