1 minute read
REGRESANDO AL FUTURO
EDITORIAL
La pasada campaña 2021 iniciamos un proyecto novedoso y, a la vez, apasionante: la búsqueda, localización y adquisición de los que hemos denominado nuestros ‘Viñedos Artesanales’.
Son, en suma, reductos en peligro de desaparición de lo que antaño fue la viticultura tradicional de Rioja: pequeñas parcelas perfectamente integradas en el paisaje, ubicadas en parajes singulares estratégicamente escogidos, que no han sufrido alteración alguna con el paso de los años y donde las viejas plantas, de retorcida, correosa y vetusta fisonomía, ahondan sus raíces buscando el agua y el alimento que el suelo les ofrece, en una dosificación casi homeopática.
Tan magra es su alimentación –el sol es prácticamente su único alimento– que las plantas solo pueden responder dando cosechas modestas, granos pequeños y racimos sueltos. No dan para más. Una escasa cantidad pero, eso sí, de una calidad excelsa.
Predomina el Tempranillo –obviamente en vaso con multiplicidad de morfotipos– pero le asisten, en atinada minoría, otros vidueños (o “vidaos” que dirían orgullosos los más viejos del lugar) que aportan una necesaria gracia: Viura, Calagraño, Malvasía o Rojal, Mazuelo, Albillo...
Así, hemos dado un paso atrás en el tiempo. En algún caso el que media entre cinco generaciones, de tatarabuelos a tataranietos, queriendo recuperar la sabiduría del viticultor ancestral, auténtico y emular su quehacer respetuoso y artesanal. Porque estamos convencidos de que, lográndolo, se abrirá ante nosotros un futuro prometedor y lleno de satisfacciones.