EDITORIAL
177.503 sonrisas
E
n unos tiempos tan extremadamente difíciles como los que globalmente nos ha tocado vivir, se antoja tan necesario como reconfortante hallar espacios para compartir noticias positivas y esperanzadoras. E, indudablemente, que en un –desgraciadamente– histórico 2020 hayamos logrado batir el récord de aportaciones anuales destinadas a nuestro programa de cooperación internacional ‘Viña Ardanza Solidario’ es motivo de enorme alegría y, no lo ocultamos, de orgullo como bodega. El alma de una empresa se alimenta de una enorme cantidad de factores. Y es en aquellos momentos más exigentes cuando quedan especialmente fijados muchos de esos pilares esenciales que determinan cuáles son sus señas de identidad. En las nuestras, desde hace varias décadas, sobresalen el compromiso con la naturaleza, base primordial de nuestra labor, y también nuestra responsabilidad como personas y como bodegueros.
Hoy, cuando celebramos nuestra reciente inclusión entre las 50 casas bodegueras más admiradas del mundo, sabemos que un capítulo relevante de esa designación también se lo debemos a ese sincero compromiso que adquirimos en 2007 de destinar parte de nuestros beneficios a interesantes proyectos sostenibles vinculados con la agricultura en países en vías de desarrollo. Una necesaria ayuda que, además, complementamos con las aportaciones a título personal de quienes también forjan ese alma de nuestra casa: accionistas, empleados, clientes, proveedores,… Cinco iniciativas en R.D. Congo, Tanzania, Sierra Leona, Camerún y Perú fueron el destino de esos 177.503€ finales que han constituido nuestra semilla en un año maldito en el que la pandemia, además, ha supuesto la derivación de muchos fondos solidarios internacionales hacia otras prioridades. Soñamos con que, cada uno de esos euros, se haya transformado en una emocionante sonrisa.